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RUPTURA DE LA PRESA BRUMADHINO

La ruptura de la presa de Brumadinho es un desastre ambiental que ocurrió el 25 de


enero de 2019 en el municipio de Brumadinho, estado de Minas Gerais, sureste de Brasil,
cuando un dique minero con aguas residuales de la mina Córrego de Feijão, propiedad de la
minera Vale S.A., se derrumbó y derramó miles de metros cúbicos de agua y barro
eventualmente tóxico sobre la región. Fue la segunda catástrofe protagonizada por la empresa
en menos de cuatro años, luego de la catástrofe de las represas de Bento Rodrigues. Hasta el 11
de febrero de 2019, se contabilizan 165 muertos y 150 desaparecidos.

Colapso
El colapso ocurrió a la hora del almuerzo y el lodo golpeó el área administrativa de la mina donde
cientos de empleados estaban comiendo. Nueve personas fueron encontradas muertas y para
el 26 de enero de 2019, hay al menos 300 desaparecidas, de las cuales 100-150 se encuentran
en el área administrativa cercana a la represa derrumbada, unas 30 en el área de Vila Vértico, al
menos 35 en la Posada Nova Estancia y de 100-140 en el Parque das Cachoeiras.

El Instituto Inhotim, el mayor museo al aire libre del mundo, ubicado en Brumadinho, fue
evacuado por precaución.

La avalancha sepultó las instalaciones de la presa, la mina de hierro y varias viviendas en áreas
rurales.

En esta mina, el hierro se extrae con agua. Los residuos líquidos se albergan en balsas o represas
alrededor de la mina para, en teoría, su posterior tratamiento.

La rotura de la presa en Brumadinho provocó la avalancha en las zonas colindantes, provocando


la catástrofe.

Después del accidente, los bomberos dijeron a la prensa local que la ruptura de la presa había
dañado la estructura de otras dos represas del mismo complejo minero.

Pero el presidente de Vale afirmó que solo una represa se había roto y que una segunda, pese a
haberse desbordado, tenía la estructura intacta.

Según la Vale, la balsa rota había pasado las inspecciones de seguridad en junio y setiembre del
2018 estableciendo que era una infraestructura segura.
Sin embargo, los expertos cuestionan los criterios de dicha aprobación.

Alessandra Cardoso, asesora política del Instituto de Estudios Socioeconómicos (Inesc), dijo a
BBC Brasil que el hecho de que la represa llevara inactiva hace tres años, sin recibir residuos,
habría desgastado la estructura.

Para ella, cuando una mina o represa paraliza sus actividades, "la tendencia es que la empresa
dé menos atención" a los criterios de seguridad.

Córrego do Feijão está clasificada como una estructura de pequeño porte pero con alto potencial
de daño.
El daño potencial se refiere al riesgo "de pérdidas de vidas humanas y de impactos económicos,
sociales y ambientales resultantes de la ruptura de la represa", según la ley brasileña en la
materia.

Algunas represas consideradas ‘inestables’ han continuado operando durante años, dijo Bruno
Milanez, un profesor de Ingeniería Industrial en la Universidad Federal de Juiz de Fora. Lo
preocupante, dijo, es que las estructuras que colapsaron en Mariana y Brumadinho fueron
certificadas como ‘estables’.

En Brasil, auditores independientes deben verifican la seguridad de las represas mediante


inspecciones regulares y el análisis de registros escritos. El problema, según expertos como
Milanez y Luiz Jardim, profesor de Geografía en la Universidad Estatal de Río de Janeiro, es que
las mineras eligen y contratan a los auditores. Son las mismas compañías las que les
proporcionan toda la documentación que analizarán.

Eso no ha cambiado en los tres años desde el desastre de Mariana, dice Jardim. El marco
regulatorio se ha relajado luego porque la caída de los precios internacionales de las materias
primas obligó a las mineras a reducir costos. Según los expertos, en algunos casos, eso significó
llenar las represas por encima de su capacidad, reducir presupuestos de seguridad y el fracaso
en establecer sistemas de emergencia. “Estos no son eventos excepcionales. Las represas se
rompen. Otras más lo harán”, dijo Jardim. “Ya sea porque el sistema de monitoreo es
defectuoso, o porque las compañías han encontrado la manera de manipularlo”.

Fabio Schvartsman, director ejecutivo de Vale, dijo que todavía investigan la causa de la ruptura
del 25 de enero de 2019. La represa de Brumadinho ha estado inactiva durante tres años y fue
certificada como estable en diciembre del año anterior.

Sin embargo, un representante de Ibama, la agencia federal de protección medioambiental,


advirtió entonces que las represas de Brumadinho no estaban libres de riesgo. “Se romperán
ante cualquier negligencia de quienes se encargan del manejo de riesgos”, dijo, según unas
anotaciones enviadas al New York Times. Los apuntes son de una reunión de diciembre del
consejo estatal sobre regulaciones mineras.

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