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América : Cahiers du CRICCAL

La ideologia regionalista en la revista peruana La Sierra (1927-


1930)
Carlos Dancourt

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Dancourt Carlos. La ideologia regionalista en la revista peruana La Sierra (1927-1930). In: América : Cahiers du CRICCAL,
n°4-5, 1990. Le discours culturel dans les revues latino-américaines de l'entre-deux guerres, 1919-1939. pp. 285-295;

doi : https://doi.org/10.3406/ameri.1990.991

https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_1990_num_4_1_991

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LA IDEOLOGIA REGIONALISTA
EN LA REVISTA PERUANA LA SIERRA (1927-1930)

Se considéra la revista peruana La Sierra, publicada en Lima entre los anos


1927 y 1930, como una revista indigenista (*). Mucho menos conocida que su
rival, la prestigiosa Amauta, la revista La Sierra présenta sin embargo con
aquélla algunos rasgos comunes : ambas fueron publicadas en Lima durante casi
exactamente el mismo perîodo, algunos de sus colaboradores fueron los
mismos @\ una y otra tuvieron gran importancia en la difusiôn nacional de las
ideas indigenistas en el Peru. Revista mensual, La Sierra alcanzô, en algunos de
sus 34 numéros, una tirada de 5 000 ejemplares y circulé por todo el pais,
llegando incluso a difundirse en Bolivia, en Argentina y en los grupos de
estudiantes peruanos de Paris @)#
Entre los anos 1927 y 1930, el movimiento indigenista en el Peru, surgido
en la region de la Sierra sur, alcanza su climax a nivel nacional. Ademâs de La
Sierra y Amauta en Lima, numerosas otras publicaciones indigenistas, de
menor difusiôn y duraciôn, aparecen en provincias ^\ Asimismo, en estos anos
se publican las principales obras de los indigenistas mas destacados. Es la época
también en que el gobierno de Leguîa, interesado en decapitar poh'ticamente al
civilismo y al gamonalismo, récupéra algunos temas indigenistas y al mismo
tiempo amplifica su difusiôn. Ahora bien, en este contexto de efervescencia
indigenista, entre La Sierra y Amauta se establece una rivalidad y hasta una
enemistad ideolôgica tanto mas fuertes cuanto que ambas no expresan el mismo
indigenismo ni tampoco ofrecen los mismos enfoques. Si el nombre de Amauta,
segûn la voluntad de J.C. Mariâtegui, traduce la adhesion a la raza india, el
toponîmico de La Sierra remite directamente a una preocupacion regionalista.
Amauta représenta el movimiento de extraversion del indigenismo hacia la
realidad y la inquietud mundiales, La Sierra, por el contrario, su introversion. La
primera es mas radical en los planteamientos sociales, la segunda mas
ambivalente.

Multiples factores originaron el surgimiento del movimiento indigenista en la


Sierra del Peru. Desde fines del siglo XIX, gracias a la construction de
ferrocarriles y carreteras, el capitalismo, en su forma comercial - comercio de
lanas para su exportaciôn esencialmente -, acelera su penetraciôn en la region

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ocasionando profundos trastornos sociales : el latifundio se expande en desmedro


de las comunidades indigenas, las que tratan de resistir provocando numerosas
insurrecciones ; paralelamente, las capas médias se ensanchan y de estas surgen
en el Cuzco nuevos intelectuales que van a disputar, en la Universidad y en los
medios de prensa, el poder ideolôgico a los représentantes de la oligarquia y del
gamonalismo regional. Contra la vieja retôrica metaffsica y el hispanismo
imperantes, esta nueva generation exalta al indio y a su region, los Andes @)m

En el piano teôrico, estos intelectuales encuentran en la obra de O. Spengler y


en la teoria del determinismo geogrâfico la justification a la rebeldîa y de su
sentimiento regional. En efecto, O. Spengler les ofrece una vision cîclica de la
"vida" de las civilizaciones y, por consiguiente, al mismo tiempo que la
"Decadencia de Occidente", la posibilidad de un resurgimiento del antiguo
esplendor incaico. La raza india, considerada como degenerada por la élite
intelectual criolla, se convierte asî, a través de una compléta inversion, en la
depositaria de la esperanza nacional. Del determinismo geogrâfico, teorîa que
ilustraron los trabajos del geogrâfo alemân F. Ratzel y del teôrico positivista
francés H. Taine, los indigenistas infieren el sentimiento telûrico que la geografïa
imponente de la cordillera de los Andes, cuna de una gran civilization, sera
llamada otra vez a desempenar un papel histôrico de primera magnitud.
Asi pues, los intelectuales cuzquenos de clase media émergente, movidos por
la ambition de expresar las aspiraciones de una region que sufre grandes cambios,
derivarân de estas teorîas los componentes temâticos del indigenismo : defensa,
estudio y exaltation del indio, de su raza, de su comunidad, de sus tradiciones, del
pasado inca, milenarismo, mesianismo, telurismo, reivindicaciôn autoctonista,
regionalismo, valoracion de la tradiciôn y de la cultura andina en la formaciôn y
en la renovacion de la nacionalidad peruana. Estos componentes se combinan de
modo inverso y varian en importancia, alcance y matiz segûn la orientaciôn
polîtica e intelectual de los diferentes autores o grupos indigenistas.
Como muchos de los estudiantes de clase media serranos de esa época, el
fundador y director de la revista La Sierra, el cuzquefïo Juan G. Guevara, viajô a
Lima en 1921 a cursar estudios en la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos. El propio Juan G. Guevara evoca el choque que le produjo su encuentro
con la sociedad limena y los motivos que le llevaron a crear una revista, en
colaboraciôn con su hermano Victor J. Guevara ^ :
"Durante el viaje a Lima, los amigos con quienes hice el viaje me iban
aleccionando acerca de la manera cômo debîa hablar en Lima, a fin de no
descubrir mi procedencia serrana y sirva esto de ludibrio y mofa (...)
Pasaron los meses y por experiencia propia pude comprobar que al serrano
se le trataba en Lima con el mayor desprecio. La reacciôn vino operândose
en mi ânimo (...) Naciô La Sierra para dignificar al serrano, para
enaltecerle, para imponer su pensamiento" (N°24, p. 4647).

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Este relato ilustra lo que querrâ ser fundamentalmente La Sierra : una


afirmaciôn de la identidad serrana frente a la discriminaciôn étnica, cultural y
regional impuesta por Lima y los criollos a la poblacion de la region de la Sierra
del Peru. Por eso, aunque la revista acogiô colaboraciones de intelectuales
peruanos de diversa tendencia, como Luis E. Valcârcel, José Uriel Garcia, José
Carlos Mariâtegui, Emilio Romero, Hildebrando Castro Pozo, Jorge Basadre,
Abelardo Soifs, Manuel Ibérico, Manuel Seoane, Luis A. Sanchez, Victor Raùl
Haya de la Torre, César Atahualpa Rodriguez, para solo mencionar a los mas
conocidos, sin embargo su orientacion fue sobre todo de reivindicaciôn
regionalista. Esta perspectiva salta a la vista en sus editoriales y en la mayor
parte de sus artîculos, entrevistas, cn'ticas literarias, poemas, relatos, cuentos,
dibujos, grabados, fotografîas y canciones que figuraron en cada uno de sus
numéros. Esto signified que de la matriz temâtica indigenista, La Sierra
antepuso principalmente los aspectos relativos a la identidad regional serrana - los
aspectos raciales, telûricos, culturales o mesiânicos - a los que se refieren a la
condition social y econômica del indio, a su comunidad o a sus tradiciones.
"i El Peru es indio !", " La Sierra es la nacionalidad", habfa proclamado Luis
E. Valcârcel en su libro Tempestad en los Andes, reafirmando asi, después de
Manuel Gonzalez Prada, la preeminencia de la poblacion indigena y de la region
andina en la formation de la nacionalidad peruana ^\ En este libro también,
Valcârcel esboza ya, con el término "andinismo", la doctrina del regionalismo
serrano en la que confiere a la region de la Sierra la misiôn de renovar el Peru.
A imagen del andinismo de Valcârcel, la revista La Sierra, en concordancia
con su nombre, lanza su propia doctrina : el serranismo. Proclamada hasta la
saciedad en casi todos los editoriales y en muchos de los artîculos de la revista, la
doctrina del serranismo se basa, como el andinismo de Valcârcel, en la esperanza
puesta en el despertar étnico de la raza indïgena y en la fe telûrica que inspiran los
Andes. Asî, refiriéndose a estos dos aspectos, Juan G. Guevara, el director de la
revista, anuncia con acentos mesiânicos la venida al mundo del serranismo :
"Una fuerza energética que mueve nuestros miembros tullidos, que
despierta nuestras latentes energias, constituye el SERRANISMO, que
nace de la savia telûrica que alimenta nuestra vida (. . .) Las pétreas entranas
de los Andes han tremado de alegrîa al sentir "el mundo que nace", de esa
honda gestaciôn racial que es el serranismo, doctrina vital,
reivindicacionista de los valores eternos de la raza" (N° 29, p. 2-3 ;
subrayado en el texto).
Frente a la discriminaciôn de que eran objeto, los intelectuales mestizo-
provincianos de la revista afirman ahora abiertamente su identidad : "Se sentîa
vergiienza de ser serrano", confiesa Luis Velazco Aragon (N° 10, p. 47), pero,
agrega Juan G. Guevara en otro artîculo : "...la palabra "serrano" o "provinciano"
ya no es signo de estupidez o de inferioridad fîsica y mental (...) sino el grito de
liberation y de igualdad". (N° 29, p. 3).

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Segûn los indigenistas de la tendencia de Valcârcel, un dualismo étnico se


manifiesta en el Peru desde la conquista espafiola. En este dualismo se oponen
dos regiones : por un lado, la Costa, region étnicamente blanca y mestiza, donde
persiste el espïritu colonial ; por otro, la Sierra, de raza y cultura puramente
indigenas. Ahora bien, uno de los aspectos que distingue mas la revista La Sierra
de las demâs publicaciones u obras indigenistas radica precisamente en la
exarcerbaciôn de esta vision dualista. Invirtiendo completamente los términos del
discurso racista que los discriminaba, los intelectuales de la revista proclaman
ahora tajante y violentamente la superioridad del serrano autôctono sobre el
criollo costeno. En razon directa de la fuerza telûrica que despierta el marco
grandioso de la cordillera de los Andes, la region de la Sierra se afirma como
signo de "sana energîa viril" y de masculinidad. En cambio, la Costa, a causa de
la molicie de su geograffa y de su mayor apertura a la Europa décadente, patentiza
lo delicado, lo "femenil" y lo corrupto.
Pero, simultâneamente, los intelectuales migrantes de la revista La Sierra
desplazan los términos de la oposiciôn para dirigir su rencor sobre todo hacia
Lima, la capital. El antilimenismo se convierte entonces en uno de los rasgos
mâs acentuados de la ideologîa serranista. Lima encarnarâ "la pereza, la molicie,
el arribismo y la cobardîa" (Manuel A. Seoane N° 13-14, p. 60), "(lo) feble,
mediocre y femenil" (J. Eugenio Garro N° 7, p.27) segûn déclara uno de los
serranistas de la revista :
"Lima (...) la supervivencia espiritual del coloniaje ; el centro donde, por
reacciôn de todos los detritus culturales que eyaculan los paîses de Europa,
se corrompe y dégénéra todo lo que hay de sano y vigoroso en el pais" (J.
Eugenio Garro, N° 7, p. 26).
Asî, concentrando con gran virulencia sus ataques contra Lima (%\ los
serranistas orientan su doctrina hacia una reivindicacion mâs vasta : la
reivindicacion anticentralista. De este modo el serranismo va a converger con los
reclamos de todas las provincias del Peru, incluso las costenas. Asî se explica la
publication en la revista de articulos sobre los movimientos intelectuales de
Trujillo, Chiclayo, Arequipa, por ejemplo.
Ahora bien, al plantear el problema de la division étnica del Peru en términos
anticentralistas y regionalistas, los intelectuales de La Sierra demuestran que no
es su objetivo poner en tela de juicio la nacionalidad y el territorio peruanos.
Estos intelectuales migrantes no reclaman un Estado serrano ni tampoco rechazan
la nacionalidad peruana. Por el contrario, su pensamiento se inscribe de lleno en
la vasta reflexion sobre la peruanidad que domina la production intelectual del
Peru desde fines del siglo XIX. Lo que desean estos serranistas es una mayor
integraciôn y unidad del pais. Mâs aûn, estân convencidos que ellos, los serranos
autôctonos, son los llamados a realizar la transformaciôn social que renovarâ al
Peru. En este sentido, el director de la revista vaticina :
"La renovaciôn integral, la que se adentra en el aima de las razas y créa
nuevas formas de vida, vendra con los hombres de los Andes" (N° 1, p. 3).

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Pero la ambiciôn del serranismo va mas alla : enardecidos por profecias de


Spengler y afianzândose en el credo telûrico que hace de la Sierra peruana, segûn
palabras del poeta César Atahualpa Rodriguez, "lo mas americano de America"
(N° 25-26, p. 20), los intelectuales de la revista extienden el proyecto serranista a
todo el continente. Asî lo proclama Juan G. Guevara : "EL SERRANISMO
pronto sera una corriente social americana, promisora de generosas
reivindicaciones autoctonistas" (N° 25-26, p. 2 ; subrayado en el texto). Desde
luego esta preocupaciôn continental de la revista se intégra en la gran
efervescencia latinoamericanista que recorre el continente a partir de la revolucion
mexicana y del movimiento de Reforma Universitaria. Tras los términos
"Indologîa" de José Vasconcelos, "Eurindia" de Ricardo Rojas e "Indoamérica" de
Victor Raùl Haya de la Torre, la revista La Sierra créa el término "Indolatinia",
muy repetido en todos sus numéros, para subrayar la base india de la realidad
latinoamericana y, por tanto, para convocar a la union de los pueblos del
continente (9). Es por lo que la revista abre sus paginas a los temas y a los
escritores latinoamericanos. Alfredo Palacios, Manuel Ugarte, Ricardo Rojas,
José Vasconcelos, Franz Tamayo, Diego Rivera, por ejemplo, colaboran a
menudo en La Sierra. Del mismo modo, la actualidad mexicana y nicaragiiense,
en particular, esta muy présente en la revista. Se comentan con simpatia la
experiencia mexicana de las escuelas de pintura al aire libre, por ejemplo de las
misiones culturales en la ensenanza y, en general, las reformas puestas en marcha
por la revolucion (N° 9 ; N° 11-12, p. 41-42 ; N° 15, p. 19-20 ; N° 16-17, p. 43
y 66 ; N° 19, p. 37-38). La resistencia de Sandino en Nicaragua también es
defendida y exaltada, sirviendo de motivo para denunciar la alianza entre el
imperialismo norteamericano y las oligarquias antinacionales y para predicar el
indiolatinismo (N° 20-21, p. 45-46 ; N° 25-26, p. 14-15).
En suma, llevados por una espiral de exaltaciôn amplificatoria, los serranistas
expanden continuamente la esfera de su ambiciôn regeneradora : la region serrana,
la naciôn peruana, el continente americano. Sorprende poco entonces verlos
confiarse a sî mismos la mision de salvar el mundo, ya que, por un efecto
profético, uno de los serranistas déclara :
"Del Ande saldrân cuajadas las utopîas mas atrevidas, en realidades
creadoras, porque el Ande es el asiento mâs propicio para todas las
renovaciones que se estan operando en el Mundo (...) La nueva cultura
tiene que surgir en la America, salvadora de la Humanidad" (C.A.
Espinoza Bravo : N° 11-12, p. 30).

Desde el punto de vista politico y dejando aparté los aspectos en que se


manifiesta un espîritu lfrico y exaltado, comûn por lo demâs a muchos
indigenistas de la época, la revista La Sierra parece expresar pues una voluntad
bastante radical o progresista frente a los problemas que aquejan al Peru y a
America Latina, ya sea denunciando con vehemencia el centralismo y el espîritu
colonial de Lima, ya sea adoptando una posiciôn antioligârquica y

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antiimperialista. Pero si esta es la impresiôn que se desprende del enunciado de


los grandes principios serranistas, otra es la realidad de las posiciones concretas,
en particular sobre los problemas sociales mas candentes en el Peru de los
afîos 20. A decir verdad, reflejo de las diversas tendencias polfticas e intelectuales
que coexisten en la revista, las posiciones aparecen a menudo muy variadas y
contradictorias. Uno de los temas en que este carâcter contradictorio se manifiesta
mas es el que se refiere a lo que se llamô en la época "el problema indîgena".
En efecto, consecuentes con el ideario serranista e indigenista, algunos
editoriales y articulos combaten la actitud racista que veîa en el indio a un ser
degradado y glorifican la raïz india de la nacionalidad. Pero, paradôjicamente,
otros autores, y entre ellos Victor J. Guevara, el cofundador de la revista y
hermano de su director, pintan al contrario a un indio en decadencia, degenerado
por el alcoholismo, el cocaismo, la sifilis, la falta de higiene, la carencia de vida
social y cultural, el aislamiento, la ignorancia (N° 1, p. 6-10 ; N° 2, p. 8-10). En
otro artîculo, la raza india es vista como inferior por cuanto, afirma su autor :
"los lôbulos anteriores del encéfalo no han alcanzado aûn la plenitud de su
desarrollo" ; "su fisonomîa triste y severa (...) es la de un ser que révéla una
intelectualidad paralizada" (Luis Carranza N° 4, p. 14-15). En conclusion, escribe
otro articulista : "Hay mas de très millones de indios esclavos que constituyen el
peso muerto de la nacionalidad" (Elias Alvarado Z., N° 24, p. 19). Del mismo
modo, si algunos autores esperan que la fuerza teliirica de los Andes despierte el
espiritu adormecido de la raza indîgena, otros, menos fieles a las convicciones
serranistas, ven precisamente en esta geografîa descomunal un impedimento para
la redenciôn del indio. Por eso olvidândose por completo del pasado incaico, dos
articulistas aseveran : "Jamâs luchô (el indio) contra la naturaleza(...)vive
sometido a su dominio, sumiso, esclavizado. El medio lo transformé en un
vencido de la vida" (S. Nûnez Valdivia y Jorge E. Nùnez N° 3, p. 60). En
resumidas cuentas, en la revista, ora el indio sirve de emblema para la
revindication de una identidad serrana, nacional o continental, ora - al igual que
los teôricos racistas conservadores - el mismo indio es denigrado y discriminado .
Naturalmente, los remedios que se proponen para la solution del "problema
indîgena" son también contrarios. Por ejemplo, en materia de cultura y de
educaciôn, mientras Atilio Sivirichi y A.E. Delgado preconizan la formation de
maestros procedentes del medio indîgena y una ensefîanza en Quechua que respete
las tradiciones y las necesidades indigenas (N° 15, p. 6 ; N° 16-17, p. 41),
Victor J. Guevara, Elias Alvarado Z. y otros mâs exigen la occidentalizaciôn
forzada que cambie las costumbres, las condiciones higiénicas y hasta la
indumentaria de los indios (10). Mâs aûn, como muchos ideôlogos conservadores
de la época, estos autores recomiendan el cruzamiento étnico de los indios con las
"razas superiores" y, a semejanza de la institution inca de los mitimaes, la
trasplantaciôn en masa de pueblos indigenas hacia las ciudades, consideradas
como "focos de cultura" (N° 1, p. 6-10 ; N° 2, p. 8-11 ; N° 24, p. 21-22). Acerca
de esta ultima propuesta, dos autores escriben a la revista para manifestar su
desacuerdo con Victor J. Guevara ; dândoselas de Virrey Toledo y sin reparar en el

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carâcter irréaliste y hasta délirante del debate que ellos abren, estos autores
aconsejan la creation de nuevas reducciones para que, en vez de trasplantar al
indio a la ciudad, se lleve mas bien la ciudad hacia al indio, agrupândole (N°3,
p. 57).
Dada esta oposiciôn de visiones sobre "el problema indîgena", no es de
extranar encontrar también en la revista opiniones contrapuestas frente al
problema agrario. Por un lado, varios artîculos ponen de manifiesto la idea de
liquidar la feudalidad en el Peril expropiando los latifundios. El director de la
revista es de este parecer, ya que repetidas veces indica la necesidad, segûn sus
propias palabras, de "pulverizar el latifundio". Pero, por otro lado, la actitud de su
hermano es mucho mas conservadora, pues este se pronuncia tan solo por la
expropiacion y el reparto de las tierras no utilizadas por los latifundios (N°2,
p. 11). En un artîculo, hace incluso el elogio de la hacienda costena Chiclfn, de
propiedad de los latifundistas Larco Herrera, y termina declarando sin ninguna
intention comica :
"Si lo que ocurre al respecto de Chiclfn se realizara en el Peril, la
nacionalidad estaria salvada, ante todo la raza indîgena" (N° 8, p. 10).
Grande es pues la distancia que sépara esta vision racista y conservadora de los
bellos principios "serranistas" sobre el resurgimiento de la raza y la renovation
social del Peril. Lo curioso es que esta diversidad contraditoria no provoca
polémicas, aclaraciones ni rectificaciones en la revista. Al contrario, lo que
prevalece entre los redactorcs es mas bien el encumbramiento mutuo. La linea
polïtica e intelectual de la revista parace zigzaguear entre varios discursos
opuestos.
No obstante, es posible fijar algunas tendencias. Una de las mas évidentes es
su antimarxismo. En efecto, por mucho que Juan G. Guevara déclara que la
renovation del Peril vendra "de la fusion de las vigorizantes doctrinas serranistas y
de los mas avanzados idearios de la época" (N° 13, p. 3), numerosos editoriales y
artîculos - so pretexto de defender lo autôctono y lo nacional - rechazan
categôricamente el marxismo como ideologïa de la Europa décadente. A este
respecto, el principal bianco de los ataques pasa a ser J.C. Mariâtegui, director de
la revista rival, Amauta, quien es acusado de insinceridad, de limenismo
oportunista y charlatan y de comportarse como un traficante del indigenismo y
socialismo (N° 4, p. 4-5 ; N° 8, p. 43). Los insultos contra Mariâtegui arrecian
en el momento de la ruptura con Haya de la Torre, quien pasa a escribir en La
Sierra (N° 28, p. 11, nota). Se produce entonces un acercamiento entre los
serranistas de la revista y los apristas. Ambos coinciden en el anticomunismo, la
afirmacion de un discurso que prétende ser puramente nacional, la perspectiva
mesiânica, el tema antiimperialista.
Otra tendencia de la revista radica en el carâcter finalmente vago e
inconsecuente de su posiciôn regionalista. En efecto, el "serranismo" no concluye
en un proyecto politico regional, ya sea automista o federalista. Los "serranistas"
prefieren proyectarse hacia un futuro mesiânico - que harâ de ellos los salvadores
de su region, del Peril, de America y del mundo - a elaborar proposiciones

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CARLOS DANCOURT

concretas sobre una nueva organization regional del Peru. Pero el desfase no es
solo de contenido, es también de tono. Parece que cuanto mas générales,
imprecisas y vacuas son las proclamaciones, mas declamatorio, altisonante,
pomposo y estridente se muestra el estilo. La frase se hincha constantemente
cargada de proclamaciones, de afirmaciones perentorias y de vaticinios. Esto se
verifica principalmente en los editoriales, en los artfculos de contenido
"serranista" y también en una série ininterrumpida de ditirambos dirigidos a
Victor J. Guevara por su proposiciôn de supranacionalizar las leyes relativas a los
medios de prensa, presentada como una de las mas grandes ideas que ha producido
el continente (N° 2, p. 21).
Sin embargo, cabe notar en la revista la presencia de estudios precisos y
rigurosos, de carâcter cientîfico, sobre estos temas referentes a la historia, a los
problemas sociales y econômicos, a la flora y la fauna, a las tradiciones, al arte,
al floklore y a la personalidad de la region de la Sierra sur del Peru. Escritos por
estudiosos brillantes como Hildebrando Castro Pozo, Luis F. Aguilar, Jorge
Basadre, José U. Garcia, Atilio Sivirichi y sobre todo Emilio Romero, quien
colabora a menudo en La Sierra, estos estudios constituyen, sin duda alguna, los
artfculos mas valiosos de la revista y, en todo caso, los que conservan mayor
actualidad. Asimismo, en esta vertiente rigurosa de la revista, habrîa que anadir la
realization de encuestas donde se formulan con precision algunas interrogaciones
sobre los problemas fundamentals del Peru de la época, como la naturaleza del
problema indigena, las caracterîsticas de la agricultura peruana, la expropiaciôn de
los latifundios, los proyectos de reforma agraria, la etapa de transition hacia el
socialismo (N° 1, p. 38 ; N° 29, p. 60). La Sierra obtuvo respuestas
interesantes, entre ellas dos de J.C. Mariâtegui.

Hay pues en la revista La Sierra una gran diversidad de enfoques, de


posiciones y de discursos contradictories. En cierto modo, esta diversidad debiô de
constituir una de sus riquezas. pero también su debilidad, tanto mas cuanto que la
doctrina serranista proclamada a gritos en todos los numéros de la revista aparece,
al fin y al cabo, como una construcciôn teôrica bastante vaga, forzada y desfasada
en relaciôn con la realidad regional peruana y sobre todo con la real situaciôn de
la poblaciôn indigena en el Peru. A este respecto, estamos lejos de la position de
J.C. Mariâtegui, quien desconfiando de las aspiraciones régionales imprecisas y
difusas que, en su opinion, coincidian mas bien con los intereses del
gamonalismo, relacionaba estrechamente la cuestiôn del regionalismo con la
soluciôn del problema indigena y del problema agrario (11). En definitiva, el
carâcter vago y contradictorio del serranismo parece corresponder a las
vacilaciones y tanteos de un grupo de intelectuales mestizo-provincianos de clase
media que emerge en el escenario politico e intelectual peruano en un perîodo en
que se producen grandes transformaciones a nivel regional y nacional y en un
medio donde la discrimination étnica imprégna todavîa las relaciones sociales.

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LA SIERRA (PÉROU, 1927-1930)

Con la caida del dictador Augusto B. Leguia y la crisis mundial de los


anos 30, un periodo histôrico culmina en el Peru. No ha sido abolido el
latifundio ni tampoco el trabajo servil del indio, pero los capitales extranjeros
han consolidado su penetraciôn, el aparato del Estado ha sido ampliado
acentuândose asî aûn mas el centralismo limeno, las clases médias urbanas han
crecido y adquirido importancia indigenista. Desaparecen conjuntamente La Sierra
y Amauîa y se extingue casi por completo la prédica indigenista. El regionalismo
sobrevive todavîa en la Sierra sur durante un lapso de corta duration a través del
Partido Descentralista. Pero ahora las luchas sociales se desplazan de la Sierra sur
a la Costa y del campo a la ciudad o los centros mineros. Otros migrantes
esperan su turno.

Carlos DANCOURT
C.R.I.C.C.A.L.

NOTAS

1. Existio en el Cuzco, entre los anos 1909 y 1911 en su primera época y en 1921 en
la segunda, una primera revista que llevo el nombre de La Sierra y que fue el organo de
la Asociacion Universitaria que se ilustro en 1909 en el movimiento estudiantil
cuzqueno de reforma universitaria.
2. Por ejemplo : J. Basadre, J.U. Garcia, V.R. Haya de la Torre, M. Iberico, E.
Lopez Albujar, A. Orrego, A. Peralta, L. de Rodrigo, E. Romero, M. Seoane, L.E.
Valcarcel
3. Segûn datos de José Tamayo HERRERA, Historia del indigenismo cuzqueno, Lima :
Insituto Nacional de Cultura, 1980 ; p. 240-241.
4. Por ejemplo : Attusparia en Huaraz, Kunter y Vôrtice en Sicuani, Kosko en Cuzco,
Boletin Titikaka en Puno, Chirapu y Wanak en Arequipa, Serrania en Huânuco, Inti
en Huancayo.
5. A rafz del movimiento de reforma universitaria que se produjo en Cuzco en 1909,
una nueva generacion de estudiantes y catedrâticos abre la Universidad cuzquena al
estudio de la region andina y del indio. Se forma entonces la "Escuela Cuzquena" : un
grupo de jovencs intclectuales que da comienzo al movimiento indigenista en el Peni.
6. El historiador José TAMAYO HERRERA afirma que Juan G. GUEVARA dedico gran parte
de su fortuna personal a la financiacion de la revista; op. cit., p. 241.
7. Luis E. Valcarcel, Tempestad en los Andes, Lima : Editorial Universo 1927,
Rééd. 1972 ; p.112 y 115.
8. El odio contra Lima se expresa con tanta agresividad en la revista que algunos
intelectuales limenos, experimentando un gran sentimiento de culpabilidad, se ven
obligados a rencgar de sus origenes. Por ejemplo, Manuel A. SEOANE confiesa que ha

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lavado su limenismo y que adhiere al serranismo : "Creo que el Peru incontaminado, el


Peru con sexo(...) es el Peni serrano" (N° 13-14, p.59-61).
9. Los redactores de La Sierra afirman que ellos son los creadores del término
"Indolatinia", pero desde 1921 el adjetivo "indolatino" fue empleado en la revista
chilena Claridad . Véase al respecto la comunicacion de Luis BOCAZ : "La revista
Claridad en la historia cultural de Chile", publicada en este mismo volumen.
10. Asi Elias ALVARADOZ. "recomienda" lo siguiente : "Hay que dictar una ley amplia
para favorecer a esta raza, debiendo comenzarse por prohibirle el uso del alcohol, la
coca y el "poncho", que es complice de su desaseo. Despucs se debe legislar sobre su
eugenesia, su habitacion y si es posible hasta sobre el régimen de vida que debe de
llevar" (N° 24, p. 21-22).
11. José Carlos MARIATEGUI, 7 Ensayos de interpretacion de la realidad peruana,
Lima : Empresa Editora Amauta, 48a. edicion, p. 194 y 201.

294 AMERICA
INDICE DE LOS NUMEROS DE LA SIERRA

Numéro Mes Ano

1 Enero 1927
2 Febrero
3 Marzo
4 Abril
5 Mayo
6 Junio
7 Julio
8 Agosto
9 Setiembre
10 Octobre
11-12 Noviembre-Diciembre

13-14 Encro-Febrero 1928


15 Marzo
16-17 Abril-Mayo
18 Junio
19 Julio
20-21 Agosto-Setiembre
22-23 Octubre-Noviembre
24 Diciembre

25-26 * 1929
27 Marzo
28 *
29 *
30 *
31

32-33 * 1930
34 *

* Solo esta indicado el ano de publication.

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