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Las personas se confunden un poco respecto a lo que es el cambio, piensan que si se mudan de

un lugar a otro, eso es cambio, pero para poder hacer esto, primero debes cambiarlo en
pensamiento.

Si vas a abandonar el pasado, primero debes abandonarlo completamente en tu mente,


abandonarlo conscientemente. Luego vas detrás de esa ausencia, y tu cuerpo te sigue. Cualquier
cosa que pienses, es como si ya la hubieras hecho, pues para mí, si has tenido el pensamiento,
has realizado la acción. No puedes ser hipócrita con respecto a la enseñanza de que conciencia
y energía crean la realidad.

Nadie debería interpretar erróneamente que lo que piensas es la base de todo el ser; lo es. Los
pensamientos son reales, son la única realidad, y lo que sigue después es un reflejo de sí mismos
en forma de energía. El pensamiento contiene la semilla de la realidad verdadera, y la energía
lo emula a través de la forma.

Lo que piensas en tu cerebro es en realidad quien tú eres. No se trata de dónde estés; se trata
de quién eres en tu cabeza. Para efectuar cualquier cambio, debe suceder allí, y allí debe llevarse
a cabo la Gran Obra. Debes saber que tus pensamientos son cosas y que se te conoce por ellas.
Esos son tus actos; no lo que haces con tus manos, sino lo que haces con tu mente. Eso es lo que
se pone en tu balanza a final de cuentas. Así que primero debemos abandonar el pasado por
medio del pensamiento y debemos darle un cierre. Debemos cerrar la puerta y alejarnos de ella.
Cuando insistimos cada día en referirnos sólo al «yo soy lo que soy ahora» del momento
presente, y no al «yo soy lo que soy debido a lo que me pasó en mi juventud», entonces lo único
que puede ponerse en mi balanza es quién soy yo en este momento.

Cada día debería ser ese momento presente, y cuando sea así, estarás lleno de una dicha
increíble. Para tu puro deleite, hasta lo más pequeño que te plantees y consideres se
manifestará, y las cosas maravillosas que deseas simplemente te sucederán, porque no hay nada
que se interponga en su camino. Estás aquí en el presente, las querías en el presente, y es en el
presente donde ellas te pueden encontrar. No te van a encontrar en el pasado. Tu deseo
presente no puede manifestarse diez años atrás. Lo que deseas no se puede manifestar en una
mente que aún sigue atrapada hace diez años, porque la manifestación no pertenece a hace diez
años, pertenece al ahora La salud sólo puede concederse al destinatario en el presente. La salud
no se te puede conceder cinco años atrás. Si estás atrapado en el sendero de hace cinco años
con la misma forma de pensar, la salud jamás te encontrará allí, porque su propósito nunca fue
ser parte de tu pasado; es sólo parte del presente.

La hogaza de pan que deseas en tu mano, esa hogaza de pan que manifiestes, no te encontrará
dos horas antes, cuando estabas muerto de hambre. Si todavía tienes hambre igual que hace
dos horas, estás viviendo en el pasado, y el pan no te encontrará. Sólo puede encontrarte en el
momento presente.

La alegría que deseas no era parte de tu pasado, así que, ¿cómo esperas obtenerla ayer? ¿No
entiendes cómo funciona la mecánica de la conciencia? La alegría nunca se concibió para el ayer,
se concibió para el ahora. El destinatario tiene que estar justo aquí en ese momento, sin huellas
que vayan hacia atrás, para recibir lo que se desea ahora.

El premio que deseamos ahora sólo lo obtenemos si somos el Ahora. Nadie puede
reemplazarnos. No podemos enviar a un sustituto, no podemos enviar a un guía, a un ángel o a
un profesor. No podemos enviar a nuestro amigo, al vecino, a nuestro amante. Somos nosotros
los que tenemos que estar presentes en el momento de recibir aquello que hemos pedido.
Se trata de lo que pensamos. Puede que tengas cincuenta o ciento cincuenta años y que tengas
un cerebro viejo y la energía agotada, pero aún estás atascado en tus veinte años con los
traumas que tenías a los veinte. ¿Sabes por qué aunque estés atascado en los veinte igual
envejeces? Porque te quedaste en el pasado. Aferrándonos al presente es como desafiamos el
tiempo; lo desafiamos.

Descubrirás que vas a decir: «Dios mío, qué sacrificio tan grande es renunciar a mi pasado,
renunciar a mi ego alterado, a mi arrogancia, a mi ignorancia, a mis celos, a mis limitaciones, a
mi sufrimiento, a mi naturaleza quejumbrosa, a mi envidia, mis robos, a mi deshonestidad y a
mi astucia, a mi arte de manifestar cómo engañar a la gente; me he convertido en un maestro
de eso. Estás pidiendo mucho de mí al decirme que renuncie a todo eso». Sí, así es, pero cuando
lo haces decimos que ya estás purificado, que eres puro de espíritu. Ante tu asombro absoluto,
serás analógico, y finalmente estarás en el lugar adecuado para recibir el obsequio de aquello
en lo que te estás enfocando.

¿En qué lugar necesitas trabajar más? Primero tienes que abandonar el pasado,
conscientemente, y entonces, cuando estás listo, lo abandonas físicamente. Tienes que hacerlo,
y sin arrepentimientos.

Así que esta es la clave. ¿Por qué yo puedo visitar mi pasado tan frecuentemente cuando estoy
contigo? Porque no me arrepiento de nada de mi pasado, y me encantó. Fue colorido, no fue
aburrido, fue desafiante, apasionante, poderoso, y mío.

Siempre obtenemos todo. Nos ceñimos la corona de reyes y reinas, empuñamos las grandes
espadas de los conquistadores, pero nuestro problema es que siempre los dejamos atrás por
cosas inferiores. Allí donde la gloria de Dios debería manifestarse siempre, nosotros nunca
estamos para recibirla.

Aprender a desafiar el tiempo: Aprender a desafiar el tiempo: la mente del verdadero maestro

Deja de pensar que se trata del tiempo lineal; no es así. Deja de pensar que esto significa
literalmente que te has ido a vivir con tu antiguo marido o tu antigua mujer. Eso no es lo que
estoy diciendo. Te estoy diciendo que la única realidad es el pensamiento.

La alegría ya existe dentro de ti. Es el fulgor del Espíritu de Dios que pasa a través de ti. Las
sombras del resentimiento, de la culpa, de la ira, las sombras del fracaso ante uno mismo y la
carencia son lo que bloquean su espléndida luz. Cuando las quitamos, la luz y la presencia del
Espíritu Santo están en plenitud. Eso es lo que llamamos ser puro de mente, puro de espíritu,
puro de cuerpo.

Cuando te desprendas de tu pasado y te niegues a dejar esas pisadas y a ir allí cada día, cuando
ya no lo visites, tal vez descubras que la infelicidad que sufriste todos esos años se perderá
repentinamente en el presente, y comenzarán a emerger una libertad y una alegría diferentes.
¿Por qué? Porque ya no hay viajes hacia atrás. Tal vez descubras que, en realidad, todo el tiempo
fuiste un alma feliz y necesitabas expresar eso.

Nunca te sanarás a ti mismo si vives resentido por lo que podría haber sucedido en tu pasado.
Nunca te sanarás a ti mismo, jamás. ¿Por qué nunca serás un sanador? Porque el odio a ti mismo,
encerrado en esas ridículas imágenes que sigues reviviendo todos los días a modo de excusa,
refuerza la enfermedad de hoy
La manifestación en el presente, entonces, es la única manera, la manera Divina, en que esto
sucede. Cuando tengas esa claridad, si te digo que hagas algo, no tendrás un segundo
pensamiento. ¿Sabes lo que es un segundo pensamiento? Referirte hacia atrás. Entender lo que
significa eso es sencillo: sólo piensa en los pensamientos que tienes cuando te pido que hagas
algo. Sé consciente de lo que piensas y te pescarás a ti mismo. Estás refiriéndote hacia atrás.
¿Cuáles son las ventajas de descubrir tu resentimiento y tu carencia? Que puedas deshacerte de
ellos, que puedas encontrar la honestidad en ti. Cuando eres honesto en tu interior, puedes
dormir de noche. Cuando eres honesto contigo mismo, tienes alegría en el momento presente.
No te hace falta ser astuto. No te hace falta ser diplomático. No necesitas decir mentiras. Eres
claro. Y cuanto más claro seas, más luminoso será el brillo de tu resplandor, porque te has
deshecho de ello. Nadie se merece que te enturbies por su causa, nadie, y ningún incidente de
tu vida vale tanto como para que te «pierdas en la neblina» por él.

Cuando ya no tienes el estorbo de los fantasmas del ayer, las obsesiones del ayer, los «qué habría
sucedido» del ayer, significa que te has vuelto sincero contigo mismo. ¡Gracias a Dios! Cuando
ya no te estorban, no te hace falta nada, porque eres tan claro que cuando aparece el deseo, la
necesidad se satisface.

No puedes ser hipócrita con respecto a la enseñanza de que conciencia y energía crean la
realidad. Los pensamientos son reales, son la única realidad, y lo que sigue después es un reflejo
de sí mismos en forma de energía. El pensamiento contiene la semilla de la realidad verdadera,
y la energía lo emula a través de la forma.

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