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PREVENCIÓN DE RIESGOS
LABORALES Y SALUD
LABORAL
TEMA 1
PREPARACIÓN OPOSICIÓN AUXILIAR DE SERVICIOS COMUNIDAD DE MADRID
I N D I C E
PÁG
Señalización de seguridad 21
Riesgos relacionados con la iluminación 22
Riesgos relacionados con el ruido 23
Antes de abordar los posibles riesgos que podemos encontrarnos al realizar el trabajo de
auxiliar de servicios, vamos a recordar cuales son las funciones básicas de esta categoría,
recogidas en el vigente Convenio Colectivo para el personal laboral de la Comunidad de
Madrid; para establecer, en base a esas funciones, las posibles situaciones de riesgo que
podemos sufrir.
Todo trabajador, con motivo de su trabajo, está expuesto, al menos, a dos tipos de riesgos:
Riesgos generales, relacionados con el lugar de trabajo: Son riesgos que tienen que
ver con los locales de trabajo, y
Antes de entrar en el detalle de los riesgos generales y específicos y cómo prevenirlos, vamos
a establecer, brevemente, qué debemos entender por accidente de trabajo, o laboral.
La mayoría de los riesgos asociados a estos puestos pueden evitarse mediante un adecuado
diseño del puesto, una correcta organización del trabajo y una información y formación,
adecuada, del personal de la cocina.
Conocer y detectar los riesgos asociados a nuestra actividad laboral es el primer paso para
evitar accidentes y enfermedades profesionales. Pero, para ello, lo primero que tenemos que
hacer es diferencias entre accidente y enfermedad:
Accidente de Trabajo: Es toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por
consecuencia del trabajo que ejecuta por cuenta ajena.
Los accidentes no surgen por casualidad, tienen unas causas que los producen. Por
tanto, actuando sobre dichas causas se pueden llegar a evitar.
La prevención de riesgos laborales tiene por objeto eliminar o reducir los riesgos derivados de
las condiciones de trabajo, y el primer paso para poder llevarla a cabo es detectar los riesgos
existentes en los puestos de trabajo, evaluando aquellos que no se puedan evitar y aplicando
medidas para que éstos no repercutan, negativamente, en la salud física, mental o social del
trabajador.
Por tanto, los trabajadores son la pieza clave para la detección y prevención de esas
situaciones de riesgo, y tienen el derecho de recibir una protección eficaz en materia de
seguridad y salud en el trabajo; pero, a la vez, tienen la obligación de velar por el cumplimiento
de las medidas de prevención que les sean de aplicación.
Los equipos de protección individual deberán utilizarse cuando existan riesgos para nuestra
seguridad o salud, que no hayan podido evitarse o limitarse suficientemente por medios
técnicos de protección colectiva o mediante medidas, métodos o procedimientos de
organización del trabajo.
Los equipos de protección individual deben proporcionarnos una protección eficaz frente a los
riesgos que motivan su uso, sin suponer por sí mismos u ocasionar riesgos adicionales ni
molestias innecesarias. Para ello, deberán:
En caso de que existan riesgos múltiples que exijan la utilización simultánea de varios equipos
de protección individual, éstos deberán ser compatibles entre sí y mantener su eficacia en
relación con el riesgo o riesgos correspondientes
Además, hay que tener en cuenta que los equipos de protección individual están destinados,
en principio, a un uso personal; por tanto, si las circunstancias exigiesen la utilización de un
equipo por varias personas, deberán adoptarse las medidas necesarias para que ello no origine
ningún problema de salud o de higiene a los diferentes usuarios.
a) Determinar los puestos de trabajo en los que deba recurrirse a la protección individual
y precisar, para cada uno de estos puestos, el riesgo o riesgos frente a los que debe
ofrecerse protección, las partes del cuerpo a proteger y el tipo de equipo o equipos de
protección individual que deberán utilizarse.
Para el desarrollo de las actividades propias de este puesto de trabajo será necesaria la
utilización de diferentes equipos en función de las tareas que se desarrollen en cada momento
ya que esta categoría tiene una polivalencia funcional. No obstante, para la mayoría de
funciones, podemos, de manera habitual, disponer de los siguientes equipos de protección
individual (Esta relación se complementa con otros EPIs que incluiremos a lo largo de este
mismo tema al referirnos a cada uno de los riesgos y sus medidas de prevención y al contenido
de algunos otros temas en los que también se hará referencia a estas medidas preventivas):
Partiendo de las funciones que hemos indicado como básicas en la profesión de auxiliar de
servicios, vamos a establecer, a continuación, los principales riesgos que pueden producirse en
el desempeño de esas tareas, algunas de sus causas y la manera de prevenirlos. Para hacer
más sencilla la identificación de estos riesgos y algunas de las medidas preventivas, los vamos
a asociar por bloques de contenidos, siendo conscientes de que algunos riesgos y su
prevención afectan a varias tareas desempeñadas; mientras que otros pueden ser específicos
de una determinada tarea o que tendrá matices en función de aspectos concretos (no es lo
mismo manipular una carga determinada que movilizar y trasladar a un paciente aunque
algunos de sus riesgos y la manera de prevenirlos son los mismos).
Calzado: Es necesario utilizar un calzado que sujete bien el pie y esté provisto de suela
antideslizante. No deben utilizarse zuecos sin sujeción en el talón.
Lugar de almacenamiento: En este caso, hay que observar las siguientes medidas
preventivas:
Colocar el material en las estanterías, sin sobrecargar las baldas y sin que
sobresalgan de los bordes de las mismas.
Reservar la parte más baja y más alta de las estanterías para los productos más
ligeros. Los productos más utilizados y los más pesados y voluminosos deben
situarse en las baldas más accesibles (a una altura entre la cadera y los
hombros).
Dejar libre de cualquier obstáculo los pasillos entre las estanterías y en las zonas
de almacenamiento.
Subir y bajar de cara, a los peldaños, con las manos libres de objetos para
sujetarnos en largueros de la escalera.
Evitar colocar la escalera en una zona de paso o frente a una puerta. Si fuese
indispensable, debemos señalizar la zona y/o bloquear la puerta de acceso `para
evitar que nos golpeen al abrirla.
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También debemos prestar especial atención a la prevención de las lesiones que podemos
causarnos por las malas posturas a la hora de manipular utensilios, cajas, productos de
alimentación, etc.; por lo que debemos contemplar los siguientes aspectos.
Intentar manipular las cargas frontalmente y con ambas manos para repartir el
peso entre los dos lados del cuerpo.
Mantener la carga cerca del cuerpo y evitar inclinar la espalda hacia un lado o
girar el tronco durante su transporte. Si tenemos necesidad de realizar un giro, es
más adecuado hacerlo moviendo los pies.
Debemos mover los carros desde la empuñadura y desde detrás, utilizando las
dos manos o, en su defecto, apoyando las manos sobre una superficie estable
que se encuentre a una altura cómoda.
Planificar el levantamiento:
Colocación de los pies: Separar los pies para conseguir una postura estable,
colocando un pie más adelantado que el otro, es decir un pie al lado del objeto y el otro
por detrás, y las rodillas flexionadas. El peso del cuerpo está concentrado sobre los pies.
Comenzar el levantamiento con un empuje del pie trasero.
Proteger la espalda. Una espalda derecha hace que la espina dorsal, los
músculos y los órganos abdominales estén en una alineación correcta.
Cuello y cabeza deben seguir la alineación de la espalda.
Se minimiza la compresión intestinal causante de hernias. Hacer buen uso de los
músculos más grandes y fuertes de las piernas para moverse y levantarse, ya que
no se fatigan tan rápido como los pequeños.
Agarrar firmemente: Sujetar con firmeza la carga empleando amabas manos. Dedos y
manos han de extenderse por el objeto para ser levantado con la palma de la mano.
Empleando solo los dedos se logra poca potencia y proporciona un agarre menos
seguro.
Evitar los giros; No girar el tronco, no adoptar posturas forzadas. Procurar no efectuar
giros, es preferible mover los pies para adoptar la posición adecuada. Para evitar la
torsión del cuerpo (causa más común de lesión de espalda), se ha de cambiar el pie
delantero en la dirección del movimiento.
La utilización de equipos eléctricos es muy habitual en las tareas relacionadas con esta
categoría y puede representar un riesgo de contacto eléctrico que debemos prevenir con las
siguientes medidas:
Equipos eléctricos:
Antes de utilizar cualquier equipo eléctrico hay que revisar su estado: en particular, el
aislamiento de sus cables de alimentación, conexiones y carcasa.
Enchufes:
Desconectar los equipos eléctricos de la clavija de enchufe, nunca tirar del cable.
Humedad:
En las inmediaciones de los fogones, hornos o lavavajillas las temperaturas suelen ser
elevadas; al igual que en espacios cerrados utilizando determinadas máquinas:
Intentar alternar tareas de mayor ritmo o esfuerzo físico con otras más ligeras.
Higiene:
Ventilación: Los productos de limpieza que son tóxicos por inhalación, deben
manipularse en lugares bien ventilados, si es necesario debemos abrir las ventanas. En
caso contrario, y cuando se trate de productos etiquetados como peligrosos, deberemos
utilizar mascarilla.
Envases: Siempre que sea posible, debemos conservar los productos de limpieza en sus
envases originales o en envases homologados a tal efecto, manteniéndolos siempre
bien cerrados. Nunca debemos intentar aflojar o quitar el tapón del envase con la boca.
Es preferible no reutilizar los envases para productos distintos a los que contenían
originalmente, dado que algunos productos al mezclarse pueden reaccionar
violentamente o desprender gases tóxicos. Si tenemos que reutilizar un envase,
debemos limpiar el envase donde vamos a realizar el trasvase para eliminar
cualquier resto anterior.
Mezclas: Utilizar los productos de limpieza de uno en uno y no mezclarlos, salvo que el
fabricante lo indique. En cualquier caso, nunca debemos mezclar lejía con amoníaco, ni
con productos ácidos (salfumán, productos antical…).
Riesgos derivados del manejo de las herramientas de mano, como los siguientes:
Riesgos con herramientas manuales (manuales y eléctricas): Cortes con objetos filosos,
golpes, electrocución, quemaduras, proyección de partículas, proyección de
herramientas, posturales y de sobreesfuerzo, etc.
Riesgos biológicos
En el caso del riesgo biológico, el auxiliar de servicios no sólo debe aplicar las normas de
seguridad para evitar la exposición a posibles microorganismos, sino para prevenir que ellos
mismos puedan transmitir infecciones. Para ello, debemos:
No trabajar nunca con heridas abiertas; debemos cubrir los cortes y heridas con
vendajes impermeables.
Para abordar en qué consisten este tipo de riesgos y sus medidas preventivas, debemos,
en primer lugar, que definir de qué estamos hablando cuando nos referimos a los residuos
biosanitarios y citotóxicos. Hay que significar que todo lo regulado sobre esta materia se
contiene en el Decreto 83/1999, de 3 de junio, por el que se regulan las actividades de
producción y de gestión de los residuos biosanitarios y citotóxicos en la Comunidad
de Madrid. En este decreto, se definen los siguientes conceptos:
Residuos sanitarios: Todos los residuos, cualquiera que sea su estado, generados en
centros sanitarios, incluidos los envases, y residuos de envases, que los contengan o los
hayan contenido.
c) Clase III o Residuos Biosanitarios Especiales: En esta Clase se incluyen todos los
residuos que pertenezcan a alguno de los 9 Grupos de residuos biosanitarios definidos
en el Anexo Primero y que relacionamos a continuación:
Los envases para acumular los residuos biosanitarios especiales deberán ser de
alguno de los siguientes tipos:
a) Envases rígidos o semirrígidos, que deberán cumplir como mínimo las siguientes
especificaciones:
Libre sustentación.
Opacos, impermeables y resistentes a la humedad.
Resistentes a la perforación interna o externa.
Provistos de cierre hermético.
No generarán emisiones tóxicas por combustión.
Señalizados con el pictograma de Biopeligroso y el texto asociado.
Si se trata de envases semirrígidos, su volumen no será superior a 60
litros.
Los envases no deben arrastrarse por el suelo en ningún caso. Tampoco podrán
hacerse, bajo ningún concepto, trasvases de residuos de un envase a otro.
Todos los centros sanitarios deberán contar con protocolos de actuación para hacer
frente a incidentes como desaparición, pérdida, vertidos o derrames accidentales de
residuos biosanitarios o residuos citotóxicos, debiendo disponer de los equipos y
materiales apropiados a tal fin.
Aunque los riesgos generales, de alguna manera, han quedado reseñados al referirnos a
los riesgos específicos, vamos a resumir, aún a riesgo de ser repetitivos, esos riesgos
generales que se producen en el lugar de trabajo, independientemente de las funciones
desempeñadas por un trabajador:
Temperatura.
Humedad.
Ventilación.
Son un conjunto de estímulos que condicionan la actuación del individuo que los
recibe frente a las circunstancias que pretende señalizar.
Una iluminación deficiente lleva a fatiga visual y mental que puede a su vez, provocar fatiga
muscular y accidentes de trabajo. Hay que recordar que la ley marca unos niveles mínimos
de iluminación en función de la tarea que se realiza y del lugar de trabajo del que se trate.
Las medidas preventivas que podemos utilizar ante una situación de este tipo son:
Los riesgos más frecuentes que podemos encontrarnos y que puedan originar un incendio, son
el uso de aceites calientes; el contacto con equipos eléctricos (que puedan provocar un
cortocircuito) o el contacto del agua con un elemento eléctrico. A todos ellos nos hemos
referido ya en el capítulo anterior al hablar de los riesgos y sus medidas preventivas.
La forma más efectiva de luchar contra los incendios es, sin lugar a dudas, la prevención. La
mayoría de los incendios se producen por descuidos o acciones puntuales que es necesario
corregir. Las medidas preventivas más básicas para su prevención, son las siguientes:
No manipular la red eléctrica con el suelo mojado o con humedad en las manos
Observar, periódicamente, la llama del gas. Ésta debe se viva, estable, azulada y
silenciosa; si no se cumplen estas condiciones debemos llamar a un técnico de
mantenimiento.
Encender la cerilla, mechero, etc., antes de abrir la llave del gas a los quemadores para
evitar que se acumule este gas antes de proceder a encenderlo.
Si detectamos una fuga de gas, no encender ni apagar las luces, ventilar, al máximo
posible, la estancia y cerrar la llave de paso del gas.
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Mantener las vías de evacuación y salidas de emergencia libres de obstáculos; así como
el acceso a los extintores, bocas de incendio y pulsadores de emergencia.
Si, a pesar de esas medidas preventivas, se produce un incendio, debemos actuar de forma
rápida y ordenada y conocer las consignas de actuación que se recogen en el Plan de
Emergencia de tu centro de trabajo, y que debe facilitarte la dirección de tu centro.
Mantén la calma para evitar provocar el pánico entre el resto de los compañeros.
Nunca viertas agua sobre un incendio por grasa o líquidos inflamables. El agua hará que
el incendio se extienda. Tampoco la utilices si puede alcanzar instalaciones eléctricas
Para limitar la propagación del incendio, cierra, sin llave, puertas y ventanas, si es
posible, verificando que no quede ninguna persona dentro, y
Desaloja la zona.
Deja inmediatamente el trabajo que estés realizando, sin entretenerte o retroceder para
recoger objetos personales.
Dirígete, rápidamente, pero sin correr, al punto de reunión exterior o al espacio interior
seguro más próximo (zona de confinamiento segura), por la vía de evacuación más
cercana.
Espera allí hasta que se comunique que puede reiniciarse la actividad con normalidad.
Si, durante la evacuación, debes atravesar un ambiente con humo, sitúate lo más
próximo al suelo que se pueda y colócate un pañuelo húmedo sobre las vías
respiratorias.
Si te quedas atrapado/a, tapa con trapos todas las rendijas por donde pueda penetrar el humo
y haz notar tu presencia hasta que seas rescatado.
Su importancia, desde el punto de vista médico, es que en algunos tipos de lesiones (como un
paro cardiorrespiratorio o hemorragias externas), la atención inmediata puede salvar vidas o,
cuando menos, evitar un mayor deterioro del estado de salud del accidentado.
Los primeros auxilios no tienen como objetivo solucionar de forma definitiva una lesión o
enfermedad aguda, sino la de generar las mejores condiciones para que el accidentado sea
tratado finalmente por los profesionales de la salud. En definitiva, con una actuación de
primeros auxilios pretendemos:
- Salvar vidas.
- Evitar más lesiones y perjuicios, y
- Proteger de los riesgos de infecciones y otras complicaciones
Cualquier accidente, del tipo que sea y producido en el lugar que sea, es una situación
imprevista por lo que nos genera sorpresa, incertidumbre, angustia y ansiedad; por tanto, es
primordial mantener la calma, no entrar en pánico ya que la salud del lesionado, inicialmente
(en ese momento crítico), está en nuestras manos.
Debemos recordar que la rápida actuación ante un accidente puede salvar la vida de una
persona o evitar el empeoramiento de las posibles lesiones que padezca. Ante cualquier
accidente debemos recordar la palabra PAS, que está formada por las iniciales de las tres
actuaciones clave para empezar a atender al accidentado: Protege, Alerta y Socorre.
2.- Antes de actuar, pensar y evaluar la situación: Analizar la situación, hacernos una
composición de lugar de lo sucedido.
3.- Examinar al accidentado: Será necesario saber qué le pasa, cuáles son sus más
graves o importantes lesiones y, en qué situación se encuentra. El auxilio deberá ser
adecuado a estas condiciones y circunstancias, empezando por lo más urgente y
dejando lo menos grave para el final. Si son varios los accidentados, atender siempre a
la persona que más lo necesite, no a la persona que lo pida con más fuerza.
5.- Dar órdenes claras y precisas con la finalidad de evitar la actuación de personal
incompetente y organizar los recursos humanos para solicitar la presencia de un
profesional sanitario, una ambulancia, etc.
7.- Empezar por lo más urgente: Hay que atender primero aquello que es primordial
para mantener la vida (respiración, latidos del corazón, detención de hemorragia, shock),
y dejar para más tarde otras atenciones no tan urgentes.
9.- Mantenerlo caliente: Hay accidentes que dan lugar a pérdidas de calor interno, lo
que agrava la situación de la víctima, a veces, hacia consecuencias fatales. Para
evitarlo, se debe arropar al accidentado con una manta.
11.- Evitar darle de beber: Esta norma debe cumplirse cuando el herido esté
inconsciente o semiconsciente, o cuando haya recibido un fuerte golpe en el vientre o
presente una herida en el mismo. Si la persona está consciente, se le puede dar de
beber a pequeños sorbos de té o café caliente.
Ante Contusiones: Las contusiones son lesiones producidas por un golpe o impacto
sobre la piel, sin llegar a romperla, por lo que no produce herida; y pueden ser leves o
graves, atendiendo a la profundidad del tejido que esté afectado.
Como norma general cabe destacar que la actuación ante las contusiones va
encaminada hacia la aplicación de frío (compresas, hielo…) y reposo de la zona
afectada.
Aplicar agua abundante en la zona quemada y cubrirla con una gasa o paño limpio
ligeramente húmedo.
Nunca debemos pinchar las ampollas que se hubiesen producido por efecto de la
quemadura, ni despegar la ropa adherida a la piel por efecto de la quemadura, ni aplicar
pomadas u otros ungüentos: solamente agua.
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a) Colocamos los dedos índice y corazón en el cuello, al lado y por debajo de la nuez.
b) Colocamos el oído sobre el pecho de la víctima.
c) Si no sentimos ni escuchamos los latidos de la víctima es que no tiene pulso, lo cual
implica parada cardiaca.
1.- Se coloca al paciente boca arriba, apartar el brazo que está más próximo a la
persona que presta los primeros auxilios y ponerlo cerca de la cabeza.
3.- Flexionar el brazo que gira para darle dos puntos de soporte, rodilla y brazo
4.- Girar al paciente desde la rodilla y el hombro hasta que descanse sobre la orilla
flexionada