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Antonio S Pedreira

San Juan, Puerto Rico (1898-1939). De padre español y madre puertorriqueña. Sus padres
mueren cuando él es todavía un niño y queda al cuidado de sus padrinos, en Caguas. En 1918
ingresa en la Universidad de Puerto Rico y comienza a publicar sus primeros artículos y a
escribir poemas.

En 1919 se une al grupo de estudiantes que acuden a la convocatoria del periódico El Mundo
para solicitar a la Cámara de Representantes que reclame la independencia para Puerto Rico, por
lo que es suspendido temporalmente de la institución. Este será el primero de los
enfrentamientos del autor con la Universidad, donde incluso años después, y siendo ya profesor,
es acusado de “bolcheviquismo” por quejarse del alto precio de los cursos.

En 1920 se gradúa de la Escuela Normal y comienza a enseñar como instructor de español en la


Universidad de Puerto Rico, donde prosigue sus estudios, y se gradúa de bachiller en Artes en
1923, así como de maestro en Artes por la Universidad de Columbia (Nueva York) en 1926. En
esta universidad continúa estudiando el doctorado en Letras; trabaja asimismo como instructor
de español allí y en el Brooklyn Institute of Arts and Sciences, así como de corresponsal de los
periódicos puertorriqueños El Mundo y El Imparcial.

En 1927 regresa a Puerto Rico, se casa con Marietta Negrón y es nombrado director del
Departamento de Estudios Hispánicos, cargo que ocupará hasta su muerte.
En 1928 publica De los nombres de Puerto Rico, y en 1929 funda la revista Índice, junto a
Alfredo Collado Martell, Samuel R. Quiñones y Vicente Géigel Polanco. En esta revista, bajo el
título de “Aterrizajes” verán la luz algunos de sus famosos editoriales, donde pone de
manifiesto el nacionalismo cultural por el que ya se había caracterizado en su época de
estudiante y tónica dominante en su literatura.

En 1930 publica Aristas y preside el Centro de Investigaciones Sociales hasta 1931. Viaja a
Madrid, donde se doctora en Filosofía y Letras en 1932, año en que regresa a su país y publica
Hostos, ciudadano de América y Bibliografía Puertorriqueña.

En 1934 aparece Insularismo. Ensayos de interpretación puertorriqueña, una de las obras más
importantes del autor, que se convertirá en texto canónico de las letras puertorriqueñas, lectura
obligada en la mayoría de las escuelas superiores de Puerto Rico, y ejercerá honda influencia en
las generaciones posteriores.

Entre 1933 y 1935 colabora como crítico literario en la sección “Aclaraciones y crítica” del
periódico El Mundo, y en este mismo año gana el primer premio del Ateneo Puertorriqueño con
El año terrible del ’87; publica La actualidad del jíbaro; es nombrado correspondiente de la
Sociedad de Altos Estudios de Argentina y del Ateneo Dominicano; y es elegido vicepresidente
de la Sección de Historia en el Ateneo Puertorriqueño.

Entre 1935 y 1936 ejerce como decano interino del Colegio de Artes y Ciencias de la
Universidad de Puerto Rico, y en 1937 publica Un hombre del pueblo: Celso Barbosa.

El 23 de octubre de 1939 muere en el Hospital Presbiteriano de San Juan, a consecuencia de una


enfermedad fulminante. Recibe honras fúnebres en la Universidad, el Ateneo Puertorriqueño
celebra una solemnidad literaria en su honor y su Revista le dedica un número homenaje.

En 1940 la revista Isla también le dedica un número, y aparecen sus obras póstumas: El
periodismo en Puerto Rico y Aclaraciones y crítica.
Tomás Blanco
(San Juan de Puerto Rico, 1896 - 1975) Escritor
puertorriqueño, miembro de la Generación del Treinta.
Como otros autores de su esa generación que vivió la
crisis de la Gran Depresión, su obra se vio marcada por
cuestiones políticas y sociales, especialmente por la
cuestión de la identidad nacional frente a Estados Unidos.
Sin duda el escritor emblemático en esa línea fue Antonio S. Pedreira,
cuya obra cumbre, Insularismo (1934), ofrece una interpretación sobre
la formación histórica y cultural de Puerto Rico. Siguiendo sus pasos se
encuentra Tomás Blanco con su Prontuario histórico de Puerto
Rico (1935). Licenciado en Medicina por la Universidad de Georgetown
(Washington), viajó por Europa y España y abandonó progresivamente
la profesión para consagrarse de lleno a la literatura.
En 1935 publicó el ensayo Prontuario histórico de Puerto Rico, en el que
rememora algunos episodios de la historia de su país, en busca de su
idiosincrasia e identidad cultural. Desde su punto de vista, la esclavitud
implantada por los conquistadores españoles y sus diferentes sucesores,
unida a la influencia de la Iglesia católica, favoreció la convivencia entre
distintas razas, dando lugar así a un proceso de mestizaje pacífico que
define un aspecto esencial pueblo puertorriqueño. Estas ideas,
expresadas en El prejuicio racial en Puerto Rico (1942), levantaron
cierta polémica.
El interés por el mestizaje condujo al ensayista a estudiar la poesía
afroamericana puertorriqueña. Gran amigo del poeta Luis Palés Matos,
contribuyó a su mejor conocimiento con Sobre Palés Matos (1950).
En Los cinco sentidos: inventario de cosas nuestras (1955), ofreció una
interpretación poética de los mitos antillanos. De su obra literaria
destaca la recopilación de relatos breves Cuentos sin ton ni son(1970),
en los que se percibe también su interés por la identidad puertorriqueña
y el mestizaje cultural, y la novela de corte autobiográfico Los vates,
embeleco fantástico para niños mayores de edad (1949), obra que
refleja la difícil adaptación del escritor y humanista al vértigo de la
modernidad.

Luis Palés Matos


(Guayama, 1889 - íd, 1959) Poeta y narrador
puertorriqueño, uno de los más altos exponentes de la
poesía negrista antillana. Luis Palés Matos pasó su vida
entre su pueblo natal y San Juan, la capital de Puerto
Rico. El ambiente literario de sus padres, ambos poetas
de la escuela romántica, influyó en su formación. Fue autodidacto y
poseedor de una extensa cultura.

La difícil situación económica de la época le obligó a abandonar la


escuela y buscar trabajo. Se desempeñó en diferentes ocupaciones:
ayudante de abogado, maestro rural y funcionario público. Como
periodista colaboró en varias publicaciones comerciales y literarias, y fue
fundador de la Revista de Indias junto a su amigo Luis Muñoz Marín.

Luis Palés Matos comenzó a escribir en la adolescencia, y a los dieciséis


años publicó Azaleas (1915), su primer poemario, que junto a El palacio
en sombras(1919-1920) y Canciones de la vida media (1925) se
inscriben en el estilo modernista. Ideó con José de Diego el
llamado diepalismo, movimiento vanguardista que preconizaba la lógica
de los sonidos y las expresiones onomatopéyicas.

En su madurez, Luis Palés Matos se adelantó estéticamente a los vates


cubanos y caribeños en el cultivo de la poesía negrista, uniendo la
sustancia de lo puertorriqueño con la cultura africana. En su celebración
de la estética corporal y artística de los pueblos del Caribe, habla con la
voz de las islas y al mismo tiempo con su propio e intransferible
lenguaje.

Su libro más representativo de este momento es Tuntún de pasa y


grifería (1937), con el cual obtuvo el primer premio del Instituto de
Literatura Puertorriqueña, y en el que sus mulatas se convierten en el
ser emblemático del mundo antillano. En Canción festiva para ser
llorada recorre las islas para entablar con ellas un diálogo erótico
pautado por el entusiasmo y una grandiosa celebración.
Completan la obra lírica de Palés Puerta al tiempo en tres voces y El
llamado, dos poemas alrededor de la figura literaria de Filí-Melé. La
mayor compilación de su trabajo poético se encuentra recogida
en Poesía 1915-1956 (1957). En prosa escribió una
autobiografía, Litoral (Reseña de una vida inútil), publicada en 1951.

Enrique A. Laguerre, escritor


Enrique A. Laguerre Vélez nació en Moca el 3 de mayo de
1906. Finalizada su enseñanza secundaria, siguió unos
cursos en Aguadilla, dirigidos por la prestigiosa educadora
Carmen Gómez Tejera, que lo capacitaron como maestro
rural. Ejerció la profesión en una escuela de la zona
azucarera de Puerto Rico y, al iniciarse la década de los
treinta, prosigue sus estudios de pedagogía en la Universidad de Puerto Rico. A la
vez, guiado por sus inquietudes literarias, escribe una serie de colaboraciones en
verso y en prosa, que verán la luz en varias revistas culturales - Ambito,
Brújula y Ateneo Puertorriqueño- y, culminando este proceso, aparece su primera
novela La llamarada(1935).

Finalizada su Maestría en Artes por la Universidad de Puerto Rico (1941), dictó


cátedra en la misma institución y, más adelante, realizó estudios doctorales en la
Universidad de Columbia. Muchas de sus novelas: Solar Montoya (1941), El 30 de
febrero (1943), La resaca (1949) y Los dedos de la mano (1951), La ceiba en el
tiesto (1956), Cauce sin río (1962), etc., fueron auténticos éxitos editoriales y
algunas, como El laberinto (1959) y Los amos benévolos, se han traducido en
versión inglesa.

Entre sus cuentos más conocidos figuran: El hombre caído, Raíces, El enemigo,
Pacholi y Naufragió. En el 1944 publicó una obra teatral, La resentida, y una buena
parte de sus ensayos se recogen en su libro Pulso de Puerto Rico (1956).

Toda esta labor, además de sus recopilaciones antológicas y colaboraciones


periodísticas, confirma a Laguerre como uno de los máximos escritores actuales
del país.

En 1985 la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades lo declaró Humanista del


Año.

En 1998, el Ateneo de Mayagüez propuso la candidatura de Laguerre para el


premio Nobel de Literatura, a través de una resolución que fue apoyada por las
principales figuras y centros culturales del país.

Título: La Llamarada

Explicación:

Ésta es una llamarada de odio. Llamarada que se incendió para consumir el alma y
los sentimientos nobles de las personas, para volver cenizas unos cuantos ideales.
Se reflejan los deseos de lucha y superación; el intento de la peonada de dar a
conocer sus derechos como seres humanos.

Manuel Méndez Ballester


(Aguadilla, 1909 - San Juan, 2002) Dramaturgo y
novelista puertorriqueño. Manuel Méndez Ballester
comenzó sus estudios de escuela superior en la ciudad
de Nueva York para luego terminarlos por libre en su
país: estudió técnica radial en Estados Unidos e intentó
cursar derecho en la Universidad de Puerto Rico, pero se vio obligado a
abandonarla por problemas económicos.

En San Juan se empleó en labores de actuación y dirección de


programas radiales en la Escuela del Aire del Departamento de
Instrucción Pública. Conoció los problemas obrero-patronales desde su
empleo en la Central Coloso; esta experiencia le inspiraría algunas de
sus obras dramáticas, como El clamor de los surcos y Tiempo muerto.
Su actividad como escritor había comenzado con colaboraciones en
algunas publicaciones periódicas de su pueblo natal. Junto con otras
personalidades de la escena, organizó una compañía rodante para
divulgar el teatro entre los campesinos de la isla y en algunas obras
actuó como aficionado. Durante este período escribió su novela Isla
cerrera en 1937; luego, en 1938, escribió El clamor de los surcos,
drama premiado por el Ateneo Puertorriqueño, y más tarde, Tiempo
muerto (1940), considerado lo mejor de su dramaturgia.
Otras obras representativas del comediógrafo son Hilarión (1943)
y Nuestros días, rebautizada como Este desamparo (1944). En 1946
redactó un libreto de zarzuela: El misterio del castillo (con la música de
Arturo Somohano). Después publicó Es de vidrio la mujer (1952), El
milagro (1957), Encrucijada (1958) y su pieza cómica Un fantasma
decentito (1950). De 1940 es Tierra, un magnífico cuento. En 1970
escribió los dramas La invasión y Jugando al divorcio, para proseguir con
su comedia Los cocorocos en 1975.

Elegido miembro de la Academia Puertorriqueña de la Lengua en 1981,


en sus últimos años publicó varias columnas, a menudo de carácter
humorístico y satírico, en los diarios El Mundo y El Nuevo Día. Parte del
legado de este intelectual puertorriqueño se encuentra en la Sala Museo
Manuel Méndez Ballester, inaugurada en 1988 y que muestra la historia
de este creativo escritor y una amplia colección de sus obras literarias.

Julia de Burgos
(Julia Constancia Burgos García; Carolina, Puerto Rico, 1914 - Nueva York,
1953) Poetisa puertorriqueña. Julia de Burgos se graduó de maestra
normalista en la Universidad de Puerto Rico en 1933.
Julia de Burgos

En 1934 trabajó en la PRERA (Agencia para la Rehabilitación Económica de


Puerto Rico, por sus siglas en inglés) en Comerío, como empleada de una
estación de leche, lugar en que los niños de familias pobres recibían
desayuno gratuito. Contrajo nupcias con Rubén Rodríguez Beauchamp en
ese mismo año.

Al cierre de la PRERA, durante corto tiempo ejerció como maestra en un


barrio de Naranjito en 1935. En esa época escribió su famoso poema Río
Grande de Loíza. Durante ese año Julia de Burgos también conoció e hizo
amistad con Luis Llorens Torres, Luis Palés Matos y Evaristo Ribera
Chevremont, entre otros poetas boricuas.
Durante 1936 publicó su poema Es nuestra la hora en una hoja suelta.
Estaba comenzando a darse a conocer en el ambiente literario. En octubre
de ese año pronunció el discurso La mujer ante el dolor de la Patria, en la
primera asamblea general del Frente Unido Pro Convención Constituyente,
en el Ateneo Puertorriqueño. Escribe los dramas breves Llamita quiere ser
mariposa, Paisaje marino, La parranda del sábado y Coplas jíbaras para ser
cantadas.
En 1937 coinciden dos hechos significativos en la vida de Julia de Burgos:
la ruptura de su matrimonio con Rubén Rodríguez Beauchamp y la edición
privada de Poemas exactos a mí misma, que representa una de sus
primeras manifestaciones líricas, cuyo paradero actualmente se desconoce.
Al año siguiente conoció al médico y sociólogo Juan Isidro Jimenes Grullón,
quien habría de convertirse en su más acrisolado amor.
Publicó además, en 1938, su obra Poema en veinte surcos. En 1939 publicó
su Canción de la verdad sencilla, obra premiada por el Instituto de
Literatura Puertorriqueña. Un año después viajó a Cuba, en donde conoció
a múltiples intelectuales, entre éstos Juan Marinello, Juan Bosch, Raúl Roa
y Manuel Luna. Desde ese momento en adelante residió alternativamente
en La Habana y Nueva York, dedicándose al periodismo y a la creación
literaria.

El 18 de enero de 1940 llegó a la ciudad de Nueva York. A los quince días


de su llegada concedió una entrevista al periódico La Prensa, que se publicó
bajo el título "Julia de Burgos, poetisa puertorriqueña, en misión cultural en
Estados Unidos". El viernes 5 de abril de 1940 la Asociación de Periodistas y
escritores Puertorriqueños rindió un homenaje público a Julia y a Antonio
Coll y Vidal, en el Wadleigh High School Auditorium, en Nueva York. En
1941 se fue a vivir a La Habana. En la Universidad de esa metrópoli se
matriculó en cursos de griego, latín, francés, biología, antropología,
sociología, psicología, higiene mental, didáctica...

La relación con Juan Isidro llegó a su final en 1942. Tras esa decepción
amorosa decidió partir hacia la ciudad de los rascacielos, en donde
deambuló en busca de empleo. Durante algún tiempo trabajó como
inspectora de óptica, empleada de un laboratorio químico, vendedora de
lámparas, oficinista y costurera.

Póstumamente se publicaron El mar y tú y otros poemas (1954) y Yo


misma fui mi ruta (1986). Bajo el título de Obra poética el Instituto de
Cultura Puertorriqueña recogió su lírica en 1961. Una muestra de sus
versos figura en la Antología de la poesía cósmica puertorriqueña,
publicada por Manuel de la Puebla en 2002 y en las grandes colecciones de
poesía hispanoamericana.

Julia de Burgos falleció en la ciudad de Nueva York, el 6 de julio de 1953.


Aún su muerte estuvo rodeada de misterio. Fue encontrada inconsciente y
sin identificación alguna entre la Calle 106 y la Quinta Avenida y falleció al
ser trasladada al Hospital de Harlem. Ante la falta de identificación, su
cuerpo fue enterrado en una tumba anónima. Posteriormente fue
trasladada a Puerto Rico y sepultada en el Cementerio de Carolina, el lugar
más cercano posible al Río Grande de Loíza que tanto la apasionó.

La obra de Julia de Burgos se caracteriza por su singular fuerza, que surge


de su apasionado romanticismo que la lleva a desarrollar de una manera
mística y metafísica la naturaleza y el amor. La hondura y calidad de su
producción poética, su extraordinaria capacidad para reflejar los problemas
de la mujer de su tiempo, así como las excepcionales circunstancias que
rodearon su vida y su muerte (envueltas en un halo de dolor, enajenación y
desarraigo que la había llevado a considerarse como una "desterrada de sí
misma"), han hecho de ella una de las figuras más fascinantes no sólo de
las letras puertorriqueñas de la primera mitad del siglo XX, sino de toda la
literatura hispanoamericana contemporánea.
Emilio S. Belaval, escritor
Nació en Fajardo el 8 de noviembre de 1903 y
murió en San Juan en 1973.

Se graduó de la Escuela de Leyes de la Universidad


de Puerto Rico (1927) y se distinguió como
abogado, ensayista, dramaturgo, periodista y
cuentista.

En el ámbito de las leyes, fue juez de distrito, juez


asociado del Tribunal Supremo y secretario del
Comité Hays, que tuvo a su cargo la investigación
de los hechos ocurridos en la Masacre de Ponce.

Su participación en el ambiente cultural de la isla lo llevó a presidir el Ateneo


Puertorriqueño y la organización Pro Arte Musical. Además, dirigió la sociedad
dramática Areyto y la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico. Fue miembro
del Consejo Superior de Enseñanza y de la Academia Puertorriqueña de la Lengua
Española. Su valía ha sido reconocida en el exterior cuando, en 1962, el Instituto
de Puerto Rico en Nueva York lo escogió 'Ciudadano del año'.

Desde muy joven sintió afición a las letras y sus primeros versos aparecen
en Puerto Rico Ilustrado, cuando apenas contaba 14 años de edad. Luego, se
dedicó al cultivo del cuento ?según Rosita Silva de Quiñones, en su Antología
puertorriqueña (1928), le calcula a Belaval la autoría de 385 narraciones? que se
recogen en dos libros iniciales: El libro azul (1918) y Cuentos para
colegiales (1922). Más adelante, en 1935, publica Los cuentos de la
Universidad, Cuentos para fomentar el turismo (1946), premiado por el Instituto
de Literatura Puertorriqueña, y Cuentos de la Plaza Fuerte (1963).

Como dramaturgo se le conoce, además de su participación como actor y director


teatral, por la publicación de la comedia en tres actos La novela de una simple
vida (1935), Cuando las flores de Pascua son flores de azahar (1939), Hay que
decir la verdad (1940), La muerte (1953), La vida (1959), La hacienda de los
cuatro vientos (1959), Cielo caído (1961), Circe o el amor (1962) y El puerto y la
mar (1965).

Sus ensayos, principalmente reunidos en el libro Areyto (1848), complementan y


amplían la visión e inquietudes de este autor.

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