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Herman Huisman, experto en residuos sólidos del Rijkswaterstaat (minambiente holandés), dice que
el secreto para diseñar este panorama en su país fue aplicar, como política pública, un concepto
básico: reducir (el consumo), reciclar y reutilizar. Una idea que, en Ámsterdam, Rótterdam, Utrecht
y otras ciudades, ya es una realidad y que, según un informe de la Unión Europea, ha hecho de este
país un territorio líder en Europa. Huisman estuvo en Bogotá esta semana y participó en
Exporesiduos, feria-seminario organizada por la Asociación Colombiana de Ingeniería Sanitaria y
Ambiental (Acodal).
Holanda es un país muy pequeño (es del tamaño del departamento de Casanare) y tener rellenos
sanitarios es desperdiciar espacio. Y como es un país que está al nivel del mar, muy bajo, depositar
la basura en el suelo nos vuelve muy vulnerables a la contaminación de las aguas subterráneas.
Se introdujeron impuestos sobre los bienes sanitarios. Se cobraban entre 10 euros ($ 25.000 ) y 110
euros ($ 275.000) por tonelada, para quienes arrojaban sus residuos en rellenos sanitarios. Aquí fue
clave la introducción de la responsabilidad extendida al productor, por ley, para que las empresas
que producen pilas, papel, residuos electrónicos, baterías, en fin, desechos tóxicos y de difícil
tratamiento, se vieran obligadas a diseñar estrategias para recoger esos productos cuando han
terminado su vida útil. Todo comenzó con procesos voluntarios, que hoy son obligatorios.
Aparte de un ambiente sano, oportunidades de empleo para unas 30.000 personas. Además,
estamos trabajando en el perfeccionamiento de la economía circular, que abandona el concepto de
comprar, usar y tirar, para que pasemos a diseñar productos que se puedan desmontar y sean muy
fáciles de reutilizar. Esto lo estamos trabajando, principalmente, para un tema que resulta muy
impactante y es el de los empaques.
Los residuos orgánicos se están convirtiendo en compost o en energía. Los residuos de construcción
y de demolición tienen una segunda oportunidad como materiales de construcción para hacer
carreteras. El granulado de las llantas se usa en azulejos, y el asfalto se usa como combustible en los
hornos de fábricas de cemento. El papel, el cartón, los plásticos y el vidrio son reciclados para nuevos
productos.
En Colombia, uno de los grandes retos es la disposición de escombros, que muchas veces se arrojan
en cualquier ambiente...En Holanda se reciclan entre el 85 y el 95 % de los residuos industriales, de
construcción y de demolición; muchas veces unas empresas reutilizan lo que otras desechan. Las
empresas tienen la obligación de prevenir la generación de esos residuos.
Es clave crear una infraestructura de recolección de residuos accesible. En Holanda, los hogares
recogen por separado papel, plástico y residuos orgánicos. Los contenedores para entregar el vidrio,
textiles, plástico y papel siempre están cerca de la ciudadanía. Las alcaldías están siempre dispuestas
a recoger grandes volúmenes de residuos y cada ciudad tiene las llamadas ‘calles ambientales’,
donde ciudadanos pueden entregar su basura separada. En cada supermercado debe haber un
contenedor donde los consumidores puedan entregar sus empaques plásticos.
Es una estrategia mixta: se debe educar, informar y concientizar, pero se debe combinar con
sanciones a quienes no se involucren. Aquí prima el interés general.
Los rellenos sanitarios no son una buena opción para deshacerse de los residuos, sobretodo porque
producen metano, un gas de efecto invernadero (a menos de que se use en la generación
energética). La incineración y la generación de energía con basura puede ser un camino, aunque
aquí hay considerar los costos; hoy la energía en Colombia es muy barata y hacerla con basura puede
ser muy costosa y no sería un negocio rentable. Por otro lado, la disposición de la basura en rellenos
es la más barata y por eso sigue reinando mientras no exista una opción mejor.