LA TERCERA JORNADA DE
ESTUDIANTES DE PSICOLOGÍA EN
ASUNCIÓN (1983)
THE THIRD CONGRESS OF PSYCHOLOGY
STUDENTS IN ASUNCION (1983)
JOSÉ E. GARCÍA*
Universidad Católica, Asunción, Paraguay.
* Dirección: José E. García, Casilla de Correo
1839, Asunción, Paraguay. Dirección
electrónica: joseemiliogarcia@hotmail.com
| NUEVOS PARADIGMAS | LIMA, PERÚ | V. 1 | No. 1 | PP. 9 - 20 | FEBRERO - JUNIO | 2016 |
Recibido: 12 de febrero de 2016 | Aceptado: 30 de febrero de 2016
RESUMEN
La Tercera Jornada de Estudiantes de Psicología fue realizada en
Asunción, Paraguay, en octubre de 1983, en seguimiento a dos ediciones
previas celebradas en Chile en 1981 y 1982. El evento constituyó el
primero de su género en el país y uno de los más antiguos en América
Latina. Aunque no figura entre las iniciativas estudiantiles más
recordadas en la literatura especializada, la Tercera Jornada resultó una
buena muestra de los intereses teóricos de la época y las orientaciones
dominantes en la psicología paraguaya. A partir de la compilación de
ponencias presentadas se ofrece un análisis sobre las temáticas,
problemas y preocupaciones que identificaron aquél encuentro,
valuando su significación para la disciplina a nivel local. El método
utilizado es histórico y descriptivo, con un análisis cualitativo de las
fuentes publicadas.
Palabras clave
Congresos estudiantiles; Movimiento estudiantil; Historia de la
Psicología; Psicología en Paraguay; Jornadas de Psicología.
ABSTRACT
The Third Congress of Psychology Students was held in Asunción,
Paraguay, in October 1983, following two previous editions celebrated
in Chile in 1981 and 1982. This meeting is the first of its kind in this
country and one of the oldest in Latin America. Although they are not
among the most remembered student's events in the specialized
literature, the Third Congress was a good sample of both the theoretical
interests at the time and the key orientations in Paraguayan psychology.
From the compilation of papers delivered at that event, an analysis is
made on the topics, issues and concerns that identified this meeting,
valuing its significance for the discipline at the local level. The article's
method is historical and descriptive, with a qualitative analysis of the
published sources.
Key words
Students congresses; Students movement; History of Psychology;
Psychology in Paraguay; Congress of Psychology.
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 JOSÉ E. GARCÍA
En décadas recientes, la tendencia de los
estudiantes de psicología a organizarse de forma
institucional ha ganado cada vez más fuerza y
preeminencia. Este movimiento exhibe patrones
muy estables con la formación de asociaciones
científicas, la celebración de congresos periódi-
cos y la edición de revistas cuyos objetivos
básicos apuntan hacia la participación prioritaria
de este segmento en la producción y difusión
sistemática de investigaciones originales (Arbai-
za-Bayona, 2012), así como en la discusión de
problemáticas atinentes a la profesión del psicó-
logo. Artículos y capítulos recientes como los de
Benito (2008), Gallegos (2009, 2014) y Salas,
Ayala, Jibaba & Nazaret (2014) sumariaron la
breve pero interesante historia y antecedentes de
la intervención de los estudiantes en las diversas
modalidades de aprendizaje y formación univer-
sitaria. Estas iniciativas encontraron sus expre-
siones iniciales en la constitución de grupos
institucionalizados y la realización de eventos
académicos con amplia convocatoria, como el
Primer Congreso Latinoamericano de Estudian-
tes de Psicología, celebrado en 1957 en México
(Gallegos, 2009), y que guarda evidentes reso-
nancias de pionerismo. La participación e involu-
cramiento activo de los estudiantes en acciones de
este tipo es un fenómeno interesante en sí mismo,
pues demuestra la fuerza que genera una toma de
conciencia sobre la importancia de estar presen-
tes en la promoción sistemática de su ciencia.
Estos procesos son claramente relevantes por sus
efectos. Además, demuestran la voluntad de los
alumnos en superar el rol pasivo y dependiente
con el que se los ha vinculado tradicionalmente.
En Paraguay, la organización estudiantil ha
dado frutos muy interesantes y prometedores. En
el tiempo actual, su ámbito de acción se halla
estrechamente relacionado con la realización de
varios Congresos Nacionales de Estudiantes de
Psicología (CONAEPSI) y de un Congreso
Latinoamericano de Estudiantes de Psicología
(COLAEPSI). Este movimiento con proyección
regional tuvo su inicio en el Perú, donde fue
instituido el primer COLAEPSI en el año 2007,
producto a su vez de la agremiación de los estu-
diantes peruanos que conformaron una entidad
denominada Sociedad Latinoamericana de
Estudiantes de Psicología (SOLEPSI). Al evento
del Perú siguieron otros del mismo tenor en
Paraguay (2009), Ecuador (2011) y Colombia
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(2013). Perú será de nuevo la sede para el congre-
so respectivo en el 2015. A partir de la primera
reunión quedó muy claro que las aspiraciones de
los estudiantes peruanos no se limitaban al
fortalecimiento de las actividades a nivel local,
sino que anhelaban una presencia latinoamerica-
na fuerte, clara y definida. Como resultado, se
estableció en Paraguay una formación de similar
alcance y espíritu, la Sociedad Paraguaya de
Estudiantes de Psicología (SOCIPEPS), que
aunque logró una integración muy plural en los
últimos años, tuvo su núcleo central entre los
estudiantes de psicología de la Universidad
Nacional de Asunción (UNA). La SOCIPEPS
debe mucho de su empuje y estímulo al entonces
estudiante de dicha institución, Antonio Sama-
niego Pinho, quien debe considerarse como su
principal mentor. El aporte de los congresos
organizados por este grupo para ciertas áreas
como la psicología de la salud, fueron comenta-
dos recientemente (García, 2015a). Otra entidad
que se mantuvo activa a comienzos de la década
pasada fue la APEP (Asociación Paraguaya de
Estudiantes de Psicología).
La reconstrucción cronológica de los movi-
mientos estudiantiles y los congresos y publica-
ciones que son sus resultados directos ha tenido
que enfrentar las dificultades originadas en una
información tremendamente fragmentaria, el
problema de establecer sucesiones temporales
coherentes y la completa desconexión entre los
acontecimientos que cabe considerar precursores
de esta modalidad participativa. Tienen mucha
razón Salas, Ayala, Jibaba & Nazaret (2014)
cuando señalan que pueden rastrearse varios
“primeros” congresos estudiantiles en América
Latina, lo cual es un indicador para esta gravitante
discontinuidad que mencionamos. El recuento de
los congresos de estudiantes de psicología en
Paraguay también adolece de esta falta de con-
ciencia temporal, así como de una articulación
histórica secuenciada. En efecto, también en este
país se localizan antecedentes muy significativos
que preceden a los esfuerzos más recientes de la
SOCIPEPS, la APEP y otras agrupaciones
semejantes. En este artículo estudiaremos uno de
tales eventos, el primero de cuantos se hayan
conocido con posterioridad, y que tuvo su escena-
rio en unas jornadas desarrolladas en el año 1983.
El propósito es discutir el contexto social y
político, así como los protagonistas y las ideas por
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ellos vertidas en el marco de este encuentro
académico. Al mismo tiempo, llenar lagunas en la
documentación de un acontecimiento de impor-
tancia singular en el pasado reciente de la psicolo-
gía paraguaya. Los presupuestos básicos que
impulsan este trabajo son: 1) Que la Tercera
Jornada de Estudiantes de Psicología es una
iniciativa académica que, pese a su relevancia,
permanece mayormente e ignorada y desconoci-
da en la literatura especializada; 2) Que la lectura
de los trabajos presentados en aquella jornada
otorgan elementos de juicio muy oportunos para
comprender las tendencias y problemas que
caracterizaban a la psicología paraguaya en los
comienzos de la década de 1980 y 3) Que la
discusión de los artículos contribuyen a una
valoración sobre los avances de la psicología
nacional en el lapso de los últimos treinta y dos
años. En el aspecto formal, la metodología
utilizada se fundamenta en el análisis y discusión
de las fuentes publicadas que conciernen a este
evento.
El contexto y los antecedentes
En 1983, la población paraguaya se encontra-
ba sometida al pesado influjo de la dictadura de
Alfredo Stroessner (1912-2006), que gobernó
con puño de hierro desde 1954 hasta 1989. Las
libertades civiles se hallaban drásticamente
conculcadas, la prensa libre era impensable y los
partidos políticos que tenían representación
parlamentaria se limitaban al gobernante Partido
Colorado, cuya legitimidad se encontraba
secuestrada y manipulada por el gobierno, más
dos facciones del Partido Liberal, ambas de corte
colaboracionista, y que tenían al sector mayorita-
rio de esa nucleación, denominado Partido
Liberal Radical Auténtico (PLRA), en la oposi-
ción y legalmente proscripto. La práctica de la
tortura a opositores políticos era frecuente. En sus
relaciones internacionales, el país enfrentaba un
creciente aislamiento. En ese momento habían
solo dos universidades en el país: la Universidad
Nacional de Asunción (UNA) que sufría el
control del poder fáctico, pero a la vez contaba
con sectores estudiantiles internos disidentes y
fuertemente reprimidos en algunas facultades, y
la Universidad Católica “Nuestra Señora de la
Asunción”, habitualmente vista como una
institución antagonista. Para completar el panora-
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ma, las relaciones del gobierno con la Iglesia
Católica eran muy tensas. El local central de la
Universidad Católica, situado a escasas dos
cuadras del cuartel general de la Policía de la
Capital, era objeto de una vigilancia y asedio
permanentes, y podía ser divisada a simple vista a
través de los espacios vacíos que dejaban los
arboles de una plaza pública que las separa
físicamente. Cualquier tribuna, asamblea, motín
político o actividad similar que se realizara en el
vestíbulo de la institución, y aun en sus espacios
interiores, podía ser respondida en cuestión de
minutos por numerosos contingentes de la fuerza
policial que se apostaban frente a la entrada.
Ese era el desfavorable ambiente en que se
concibió la Tercera Jornada de Estudiantes de
Psicología, por un grupo de alumnos de la Uni-
versidad Católica de Asunción. El clima político
era muy poco amigable y difería manifiestamente
del que presidió las versiones actuales como el
CONAEPSI, que se planificaron al amparo de
todas las garantías constitucionales y legales. En
aquél tiempo, idear un acontecimiento semejante
incluso podía resultar peligroso, habida cuenta la
extrema hostilidad que mostraba el régimen ante
cualquier proyecto que involucrase algún nivel de
discusión y pensamiento crítico, y la persecución
regular a los intelectuales y profesionales,
muchos de ellos psicólogos, igual que a los
gremios estudiantiles no alineados. El sitio donde
se desarrolló el evento era la quinta Ycua Sati
(fuente cristalina), un hermoso lugar cuyas
instalaciones se utilizan para convenciones y
reuniones similares desde 1970. De las presenta-
ciones y discusiones que se llevaron quedó un
pequeño volumen de ciento setenta y dos páginas
(Jiménez, 1983). El congreso en sí se realizó el
miércoles 19, jueves 20 y viernes 21 de octubre de
1983. La organización estuvo liderada por los
estudiantes del Grupo Jueves, representantes del
Departamento de Psicología de la Universidad
Católica y el apoyo del Centro de Estudios de
Comunicación Social (CENCOS). En el libro de
ponencias se reconocía la especial contribución
de algunas personas, como el entonces Vice-
Rector de la Universidad Católica, Laureano
Pelayo García, el decano de la Facultad de
Filosofía y Ciencias Humanas, neurólogo Héctor
Escribá y el director del Departamento de Psico-
logía, Carlos Luís Lafuente (1944-2000). Este
último tuvo una reconocida trayectoria en el
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 JOSÉ E. GARCÍA
ámbito de la psicología universitaria paraguaya
(García, 2000). El Grupo Jueves estaba integrado
por un grupo de estudiantes de la carrera de
Psicología de la Universidad Católica y su
denominación obedeció a que utilizaban ese día
de la semana para sus reuniones. Ellos se distin-
guieron por varias actividades importantes, como
la organización de coloquios y la edición de una
pequeña revista que se denominó Cuadernos de
Psicología, entre 1985 y 1986.
Como antecedentes directos de esta jornada
pueden mencionarse dos eventos realizados en
Chile durante los años previos. La Primera
Jornada Científica de Estudiantes de Psicología
tuvo lugar el 21, 22 y 23 de octubre de 1981 en la
Pontificia Universidad Católica de Chile. En esa
ocasión fueron cursadas invitaciones a más de
cincuenta escuelas de psicología de América del
Sur y participaron alrededor de 400 estudiantes.
Posteriormente se realizó la Segunda Jornada
Científica de Estudiantes de Psicología, en el
mismo país, pero esta vez auspiciada por la
Universidad de Chile. Las fechas fueron el 13, 14
y 15 de octubre de 1982. En la primera edición,
los estudiantes paraguayos asistieron solo en
calidad de observadores, pero en la segunda
presentaron un trabajo de investigación en el área
de psicología clínica (Jiménez, 1983). Como se
detalla en el libro de la jornada de Asunción, la
primera versión fue encauzada de acuerdo a cinco
objetivos básicos que igualmente primaron en las
siguientes: 1) Estimular la realización de investi-
gación científica por estudiantes de psicología,
aplicables a la realidad latinoamericana; 2)
Posibilitar el intercambio de experiencias de
investigaciones científicas en psicología
realizadas por estudiantes; 3) Difundir los
trabajos realizados por estudiantes latinoamerica-
nos; 4) Posibilitar un acercamiento entre estu-
diantes de psicología y promover un mayor
conocimiento personal entre los asistentes y 5)
Estimular futuros intercambios de esta naturaleza
entre estudiantes de Latinoamérica. Al término de
la segunda jornada, los representantes paragua-
yos solicitaron que la siguiente reunión de 1982
tuviese como sede a Asunción. La propuesta fue
aceptada y a partir de allí comenzaría la cuenta
regresiva para su concreción.
La comisión organizadora que trabajó en la
tercera jornada estuvo integrada de la siguiente
manera: Presidente: José E. Jiménez; Vice-
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Presidente: María Teresa Bravo; Tesorera:
Bettina Cuevas; Coordinador general: Arístides
Pereira; Secretaria: Patricia Alucín; Coordina-
ción de alimentación: Laura Kronawetter;
Coordinación de recreación: Teresa Martínez;
Asesoría de la Universidad Nacional: Digna
Cabral; Coordinación de documentación: Gabriel
Mosso; Coordinación de finanzas: Margarita
Araujo; Coordinación de recepción: Teresa
Rojas; Coordinación de metodología: Ramón
Corvalán y Coordinación de información:
Claudia Pacheco. Estas direcciones, a su vez,
contaban con numerosos estudiantes que actua-
ban como colaboradores de las comisiones
integradas. Es importante señalar que los respon-
sables de la jornada de Asunción se sintieron
motivados sobre todo al cumplimiento del
primero de los cinco objetivos anteriormente
delineados, es decir, estimular investigaciones
científicas por parte de los estudiantes de
psicología. En la preparación de este congreso se
procedió de idéntica forma que en las jornadas
previas, extendiendo invitaciones a alumnos de
instituciones extranjeras. Sin embargo, en el libro
de ponencias (Jiménez, 1983) se menciona que
muchas de ellas posiblemente no llegaron a
destino. Hay que recordar que en la época estas
comunicaciones se realizaban por el correo postal
ordinario, sin contar con la seguridad actual que
brinda la comunicación electrónica. Pero aunque
en el libro no se mencione, tampoco puede
descartarse que el régimen haya actuado como
censor de mucha de esa correspondencia, pues
durante la dictadura de Stroessner era normal que
las cartas, en especial la de algunos ciudadanos e
instituciones catalogadas como opositoras, fuera
interferida y sistemáticamente violada. Con la
organización de esta cita, hay buenas razones
para sospechar de ello. La tercera jornada tuvo un
carácter nacional con apertura a la participación
extranjera y contó con la asistencia de unos 133
participantes.
Los temas de la jornada
Pese a la importancia de las dos jornadas
realizadas en la capital chilena y la efectuada
posteriormente en Asunción, estas no reciben
menciones en varias de las revisiones previas
sobre los congresos de estudiantes en nuestro
continente (Gallegos, 2009, Salas, Ayala, Jibaba
 LA TERCERA JORNADA DE ESTUDIANTES DE PSICOLOGÍA EN ASUNCIÓN (1983)
& Nazaret, 2014). Gallegos (2014) alude al
encuentro de Asunción en un cuadro que incluye
los principales eventos estudiantiles por países,
aunque sin brindar mayores detalles en su discu-
sión del tema. Esto obedece, muy posiblemente, a
la gran dispersión y discontinuidad de la informa-
ción que hemos indicado previamente. En el libro
de la jornada se recogen catorce trabajos en total:
nueve son de profesores y/o profesionales
paraguayos, dos de profesionales brasileñas, una
de una estudiante de Paraguay, una de una estu-
diante de Uruguay y una de dos estudiantes de
Chile. Completan el volumen una relatoría de los
antecedentes y proyecciones en un artículo sin
firma, las palabras de apertura del decano Escribá
y las de clausura del Vice-Rector Pelayo García.
Una gran proporción de los capítulos fueron
grabaciones directas de las conferencias e inclu-
yen la transcripción de las preguntas y respuestas
hechas a continuación de las mismas. El formato
de presentación difiere agudamente en los
artículos respectivos, pues en muchos de ellos no
se incorpora ninguna bibliografía, mientras otros
la mencionan pero en un esquema de citación que
difiere del utilizado en las revistas de psicología.
Uno de los trabajos contempla el formato APA de
citación vigente en la época en sus mínimos
detalles. Esta disparidad refleja un hecho
importante que no logró subsanarse durante el
proceso de edición: la diferencia en las costum-
bres y prácticas académicas de los distintos
expositores que tomaron parte en la jornada.
En Paraguay, tanto en nuestros días y con
mayor agudeza en los años ochenta, la costumbre
de los profesores universitarios de escribir y
publicar era harto infrecuente, y resulta probable
que los responsables de la jornada, de haberles
solicitado preparar los artículos para luego
divulgarlos, hubieran tenido una escasa o nula
respuesta. Los trabajos presentados por los
estudiantes extranjeros, en cambio, provienen de
entornos académicos donde la producción
investigadora es una rutina elemental. Esa es una
de las diferencias principales que se desprenden
de la lectura del libro. La presentación y distribu-
ción de los capítulos de este volumen igualmente
plantea algunas incógnitas sobre los criterios. Los
escritos no se hallan agrupados por temas o por
alguna similitud discernible, aunque claramente
podrían agruparse en base a determinadas afini-
dades. Por ejemplo, se encuentran alocuciones
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entregadas por profesores de la universidad que
enfocan la formación de las áreas de énfasis en la
Universidad Católica y también se presentan
aportes de profesores pero que versan sobre temas
variados. Se incluyen reportes de estudiantes
nacionales, de estudiantes extranjeros y aun
investigaciones de psicólogos del exterior ya
graduados. Ante la ausencia de un criterio discer-
nible, podemos sentirnos tentados a suponer que
la disposición de las presentaciones obedece
quizás al orden en que fueron expuestos durante
las mismas jornadas. En la idea de no alterar lo
significativo de esta secuencia, iremos abordando
el contenido de los capítulos en el mismo sentido
en que aparecen en el libro.
En el primero de los capítulos, el psicólogo
Néstor Galeano (Galeano, 1983) exponía sobre su
experiencia en la prevención de la salud mental
con grupos de parroquias católicas de Asunción.
Remarcaba su apoyo en tres diferentes enfoques:
a) la teoría dinámica, b) la teoría de la comunica-
ción y c) la teoría de los sistemas generales. Su
exhortación a los alumnos era obtener una buena
formación clínica, un adecuado conocimiento de
la historia local y un manejo fluido de la lengua
guaraní para acometer sus objetivos con eficacia.
Galeano es uno de los primeros psicólogos
paraguayos que implementó la psicoterapia
sistémica y en aquel tiempo se desempeñaba
como director del Centro de Crecimiento Fami-
liar, una entidad privada en el centro de Asunción.
El segundo de los trabajos correspondió al
psiquiatra Carlos Arestivo, por entonces coordi-
nador del área de énfasis en Psicología Clínica de
la Universidad Católica y activo difusor de las
ideas de José Bleger (1923-1972) y Enrique
Pichon-Rivière (1907-1977), dos conocidos
exponentes de las vertientes neo-psicoanalíticas
en la Argentina. En su contribución, Arestivo
(1983) presentó la malla curricular en psicología
clínica que se había estado implementando desde
1978. Debemos recordar que el primer plan de
estudios abarcaba cuatro años de entrenamiento
general e inespecífico (García, 2003), modalidad
que dominó la carrera en sus primeros años.
Arestivo explicaba la concepción teorética
subyacente a la formación de los psicólogos
clínicos en su institución. Al mismo tiempo,
aseguraba que cada practicante utiliza el método
clínico, con independencia del área en que cada
uno se desempeñe o especialice. Significativa-
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 JOSÉ E. GARCÍA
mente agregó que “…todos los psicólogos, desde
este punto de vista, son clínicos…” (Arestivo,
1983, pp. 23). La afirmación, improbable de
sostener a la luz de las orientaciones modernas, se
hallaba fuertemente sesgada por asunciones
teóricas que no son universalmente compartidas.
En este caso, el valor de tales conceptos es que
transmiten una idea bastante clara de la instruc-
ción que los estudiantes recibían en aquella
época, profundamente anclada en el modelo
médico.
El tercer artículo era una presentación de la
psicóloga Josefa Britez de Airaldi, coordinadora
del área de énfasis en Psicología Educacional de
la Universidad Católica. Ella argumentaba que el
psicólogo educacional, por una parte, debe poseer
la habilidad para hacer investigación, y por otra,
la capacidad de ofrecer ayuda en forma individual
o grupal. Interviene sobre aspectos educativos
diversos y provee asistencia para el desempeño
normal de la personalidad de los alumnos. Otro
eje de la presentación era el uso del psicodiagnós-
tico educacional como herramienta. En otro
capítulo que corresponde a Ramón Lezcano
Torres, por entonces docente de la carrera de
psicología de la Universidad Nacional y diputado
por el Partido Liberal, se discutía el proyecto de
ley sobre el ejercicio profesional del psicólogo
(Lezcano, 1983). Esta puede considerarse una de
las conferencias más importantes. El documento
respectivo había sido presentado hacía solo dos
meses, el 18 de agosto de 1983. En el momento de
organizarse las jornadas, su estudio se hallaba en
una comisión del Congreso. Finalmente el
proyecto no obtuvo aprobación, lo mismo que
otros diferentes que fueron tramitados en fecha
posterior, con diferentes autorías y concepciones
(Britos, 1999, García, 2009). En el momento
presente, Paraguay aún carece de una ley del
ejercicio profesional, de modo que en este
respecto la situación se encuentra en los mismos
términos que hace treinta y dos años. Entre los
mayores problemas que Lezcano (1983) vislum-
bró para establecer criterios uniformes en la
profesión se encontraba la disparidad en la
estructura de la formación, ya que la Universidad
Católica otorgaba la licenciatura tras seis años de
carrera, pero la Universidad Nacional solo
requería cuatro. Al mismo tiempo, en esta ya
podía accederse al título de doctor cursando seis
años, mientras en la Universidad Católica, con el
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mismo tiempo de estudios, sólo se obtenía la
licenciatura. El autor subrayaba muy realistamen-
te que sin una mayor homogeneización en la
estructura curricular, cualquier legislación sería
muy difícil de lograr.
Además de los escritos que sumariaban las
áreas de formación y los aspectos legales que
conciernen a la profesión, también se encontra-
ban algunos donde profesores disertaban sobre
sus áreas de experticia. Este es el caso de José
Arias, psiquiatra que dictaba la cátedra de Semio-
logía Psiquiátrica en la Universidad Católica.
Arias es un autor muy productivo desde hace años
y en la actualidad continúa elaborando artículos y
textos que oscilan entre la psiquiatría, el psicoa-
nálisis y la psicología, además de problemas
vinculados al consumo de drogas entre los
jóvenes (Arias, 2013, García, 2006, 2015b). En
las jornadas se refirió a la adolescencia como
campo y objeto (Arias, 1983), dejando traslucir la
inclinación psicoanalítica en sus ideas y concep-
tos. Por otra parte, el artículo que se incluye en
sexto lugar es la primera contribución extranjera
del libro y corresponde a Mónica Roizner, quien
por entonces era estudiante de la Escuela Univer-
sitaria de Psicología en Montevideo, Uruguay, y
actualmente ejerce en los Estados Unidos. En un
escrito teórico, Roizner (1983) estudia la publici-
dad y sus influencias sobre el comportamiento,
repasando los posicionamientos psicodinámicos
y conductistas. Concluye que es necesario forjar
una conciencia crítica y reflexiva frente a las
noticias, promoviendo la capacidad de evaluar
correctamente las fuentes de información que
continuamente bombardean nuestros sentidos.
Este capítulo es el primero del libro en incluir el
estándar corriente de un resumen.
Tras este artículo se encuentra uno del
sacerdote salesiano italiano Pedro Chinaglia,
quien oficiaba como catedrático de Ética en la
Universidad Católica y de Filosofía en algunos
colegios secundarios de Asunción. Chinaglia era
muy conocido por sus textos sobre Antropología
e Historia de la Filosofía para uso en la enseñanza
secundaria. En su exposición se hacía varias
preguntas importantes, pero había una en particu-
lar que concentraba lo más relevante que podía
surgir entonces como un planteamiento abierto:
Segunda pregunta: ¿la psicología que damos
en Paraguay es fruto de una inculturación o, en
cambio, es importada del extranjero, de tal
 LA TERCERA JORNADA DE ESTUDIANTES DE PSICOLOGÍA EN ASUNCIÓN (1983)
manera que se preparan psicólogos pero no hay
un encuentro, una comprensión del hombre
latinoamericano y paraguayo? Es decir, nuestra
psicología ¿es una psicología que parte de la
experiencia del hombre paraguayo o, en cambio,
parte de libros de Estados Unidos y Europa?
¿Nuestro nivel académico-científico es un eco
retardado de la psicología de otros países o es algo
que nace de nosotros? ¿Hay un esfuerzo por
adaptarse también a la ciencia y no llegar con
algunas décadas atrasadas al camino de ella?
(Chinaglia, 1983, pp. 79-80).
Aquí el cuestionamiento iba dirigido al
delicado problema de adaptar el conocimiento
importado a las condiciones locales del entorno.
Este interrogante, aunque no aparezca con
frecuencia en los debates universitarios, plantea
un asunto fundamental: el de la validez cultural de
la psicología y la creatividad que requieren sus
producciones para considerarse auténticas
formulaciones explicativas del medio social al
que se proponen reflejar (García, 2015c). Pero
pese a esta destacable y lúcida toma de concien-
cia, la exposición de Chinaglia (1983) dejaba
traslucir algunos indisimulados resquemores. Se
delataba el deseo de salvaguardar el ámbito de la
fe y lo religioso del libre escrutinio de una investi-
gación no necesariamente comprometida con el
respeto a lo presuntamente sagrado, y que además
no reconoce la necesidad de imponerse restriccio-
nes arbitrarias. Esto resultaba notorio, por
ejemplo, cuando sentenciaba que:
El psicólogo no tiene que meterse en el
campo religioso, ni en el campo ético, ni médico,
pero tiene que quedarse en su campo. No puede
ignorar las otras áreas. No meterse y no ser
competente en ética o medicina no significa
ignorar los otros campos (Chinaglia, 1983, pp.
80).
De hecho, la psicología no ha “ignorado” los
otros campos, pues desde la época de la publica-
ción clásica de William James (1842-1919) sobre
las variedades de la experiencia religiosa (James,
1902) y los estudios de Stanley Hall (1846-1924)
sobre Jesucristo (Hall, 1917), hasta los textos
modernos especializados en psicología de la
religión (Hood, Hill & Spilka, 2009, Nelson,
2009), los investigadores se han “metido” con los
asuntos sacros. No para intervenir en el resbaladi-
zo -y posiblemente estéril- debate sobre cuál es la
“verdadera” fe, sino para estudiar el propio
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fenómeno religioso en cuanto tal, como una
expresión más del comportamiento. Este puede
ser entendible y conceptualizable en los mismos
términos que corresponden a cualquier otro
asunto estudiado por la psicología.
La formación del psicólogo en la Universi-
dad Católica se retoma en el siguiente capítulo,
pero esta vez enfocándose en la psicología
laboral. La exposición estuvo a cargo de César
Talavera, por entonces coordinador del área
respectiva. Los ejes principales eran cuatro: a) el
planteo de lo que denominaba el problema del
psicólogo laboral, b) la evolución histórica de
este campo, c) la psicología en el trabajo y d) el
trabajo en la psicología. Las influencias psicodi-
námicas que eran la marca dominante durante la
década del setenta y toda la primera mitad de los
ochenta en el Paraguay (García, 2011), se hacen
muy patentes en los conceptos examinados a lo
largo del capítulo. Por ejemplo, se sostenía que la
psicología consiste en buscar la expresión del
hombre, la realización del deseo, la expresión del
eros, y la búsqueda de la creatividad hacia algo
mejor (Talavera, 1983). Posteriormente, el
contenido de las jornadas giraba hacia el ámbito
neto de la antropología con la presentación de
Ramiro Domínguez, abogado, poeta y académico
que en fecha ulterior llegaría a ser decano de la
Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas. Su
libro más conocido es El valle y la loma (Domín-
guez, 1966), una obra que trata de los caracteres
antropológicos de los paraguayos. El contexto
temático era la inserción del psicólogo en el
ámbito campesino. Tras exponer sobre la forma-
ción de la nacionalidad paraguaya, Domínguez
(1983) sugería que el psicólogo puede ayudar a
comprender los perfiles diferenciales de las
poblaciones en el interior del país, estimular
formas individuales y grupales de reorientación, e
incluso intervenir como protagonista directo en la
recuperación y promoción de las áreas rurales. Al
mismo tiempo, el autor remarcaba que la partici-
pación de los psicólogos en las áreas campesinas
había sido prácticamente nula hasta ese momen-
to.
En el décimo y décimo primer capítulo
reaparecen las contribuciones de autores extran-
jeros, esta vez de psicólogas en ejercicio pertene-
cientes a la Universidad de São Bernardo do
Campo, en Brasil. En el primer caso, Ivette
Pellegrino Rosa y Mary Rosely B. G. Araujo
15
 JOSÉ E. GARCÍA
reportaron una investigación sobre disfunción
sexual y tratamiento de la anorgasmia utilizando
técnicas comportamentales como la desensibili-
zación sistemática, entrenamiento en asertividad
y técnicas cognitivas, además de la terapia
conyugal de Kaplan, Masters y Johnson (Pellegri-
no Rosa & Araujo, 1983). El trabajo es un ordena-
do reporte del procedimiento aplicado, con
profusa utilización de cuadros e inclusión de la
bibliografía correspondiente, aunque sin ajustar-
se de forma plena a los parámetros del formato
APA. En el segundo caso, Marines Santarioza
exponía sus hallazgos en una clínica-escuela,
basada en la recolección de datos aportados por
niños que asistían al lugar para efectuar psico-
diagnósticos (Santarioza, 1983). En su mayoría,
estos menores eran hijos de obreros con un nivel
socioeconómico bajo. La experiencia se apoyaba
en el uso de una gran cantidad de pruebas, aunque
la mayor parte poseían características proyecti-
vas. La autora concluía que el problema de la
psicología en Brasil y Paraguay era semejante,
pues los psicólogos no acostumbran dejar la
comodidad de sus consultorios para llegar hasta
los lugares donde se originan la problemática y
necesidades reales del pueblo. Es interesante
como apreciaciones de similar tenor se hacen
presentes en varias de las ponencias contenidas en
el libro y traducen el prototipo de las preocupa-
ciones dominantes en la jornada. La estudiante
Claudia Pacheco, residente en Paraguay y una de
las integrantes originales del Grupo Jueves,
presentó un informe de aplicación de técnicas
operantes para la modificación del comporta-
miento a una niña con hiperactividad y disturbios
emocionales (Pacheco, 1983). El trabajo expone
la información cuantitativa pertinente con detalle
y precisión. También constituye la única investi-
gación donde se utilizó el enfoque comportamen-
tal de todas las que se encuentran en el libro.
Un trabajo muy valioso de esta colección es
el ensayo del profesor Melquiades Alonso,
responsable por entonces de las cátedras de
Teoría de la Comunicación e Historia de la
Psicología en la Universidad Católica. En su
intervención, Alonso (1983) reflexionó sobre la
formación del psicólogo. Su estrategia no consis-
tía en dar soluciones terminadas, sino aportar
elementos para el análisis y la discusión. En este
sentido, expuso lo que llamó los “mitos” que
rigen el entrenamiento profesional del psicólogo.
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El punto de mira se sostiene sobre la disyuntiva de
priorizar la enseñanza o la investigación. Creía
que, en verdad, la formación debe incluir siempre
cuatro componentes, de los que se espera una
coexistencia armónica: 1) la educación, 2) la
investigación, 3) la formación profesional y 4) el
servicio. A la cuestión de si había que agregar
siempre un curso de psicología experimental
destinado a formar buenos psicólogos respondía
que, por sí sola, la enseñanza de la metodología
no convierte de inmediato a los alumnos en
investigadores. Sin embargo también remarcaba
que, en términos globales, o toda la psicología es
experimental o no es científica. Pero más allá de
lo que pudiera sugerir este aserto, su concepto de
la investigación no se limitó al uso de un solo
método privilegiado, es decir, no consideraba que
todo el avance psicológico se lograría exclusiva-
mente haciendo experimentos. Su visión de lo
comprobable era mucho más amplia. Por ello
afirma que la actividad investigadora se produce
en todo momento y es una parte esencial del
proceso:
La investigación es necesaria desde el
principio, justamente para formar ese espíritu
experimental para no caer en dogmatismos. Es
necesaria como un instrumento más de la forma-
ción. Falseamos cuando decimos “algunos nomás
van a hacer investigación” (Alonso, 1983, pp.
143).
Congruente con su apreciación de la discipli-
na, Alonso (1983) entendía que la función tradi-
cional del psicólogo de ayudar a los demás a
resolver sus conflictos, ese rol de restaurador o
arreglador, tenía que dar paso a otro más amplio e
importante, el de estimular el desarrollo personal.
También abordaba el problema de la unicidad
teórica, esto es, la convergencia de la psicología
hacia un punto de vista compartido u homogéneo,
que autores posteriores han discutido en los
términos de una crisis de desunión (Staats, 1991),
de la necesidad de unificación teórica (Henriques,
2011) o de una síntesis experimental del compor-
tamiento (Ardila, 1997). En un lenguaje conciso,
Alonso (1983) sugirió que el docente presentase a
los alumnos su propia integración, en la cual
pudieran distinguirse con claridad los aportes de
las diferentes orientaciones. Así se evitaría
enseñar las teorías de una manera secuenciada y
lineal, como sistemas esencialmente contradicto-
rios y que eluden toda síntesis, o bien exponer
 LA TERCERA JORNADA DE ESTUDIANTES DE PSICOLOGÍA EN ASUNCIÓN (1983)
opiniones parcializadas que explican apropiada-
mente solo una parte o un aspecto de la cuestión,
pero no la gran mayoría de los problemas. Reco-
nocía que los mitos enumerados posiblemente no
eran los únicos, y alentaba a buscar y debatir otros
nuevos.
El último de los trabajos recogidos es una
investigación de los estudiantes Rafael Núñez y
Adib Merlez, de la Pontificia Universidad
Católica de Chile, en Santiago (Núñez & Merlez,
1983). En una presentación general y de carácter
teórico, los autores discurren sobre los conceptos
matemáticos utilizados en la teoría del psicólogo
suizo Jean Piaget (1896-1980) concernientes al
desarrollo intelectual, particularmente los
atinentes a la estructura del álgebra abstracta y su
relación con la etapa de las operaciones formales
y los procesos cognitivos. Mediante el recurso del
álgebra, Piaget buscó representar la coordinación
de las reversibilidades, un aspecto de gran
importancia pues conduce al surgimiento de la
nueva organización que identifica al pensamiento
adulto (Núñez & Merlez, 1983). Entre las particu-
laridades formales de este artículo se cuenta que
es el único del libro que contiene un resumen
inicial y un listado de referencias en el estilo APA,
correctamente realizado. El libro de la Tercera
Jornada concluye con las palabras de despedida a
cargo del Vice-Rector de la Universidad Católica,
Laureano Pelayo García.
CONCLUSIÓN
Observada en una dimensión retrospectiva, la
Tercera Jornada de Estudiantes de Psicología
constituyó un evento de gran importancia para la
psicología paraguaya por varias razones diferen-
tes. Sin embargo, el escenario histórico en que se
produjo su organización resultaba extremada-
mente desfavorable. El evento coincidió con una
época en que prevalecía un sistema político con
escaso respeto a las libertades individuales,
apoyado en un estado de sitio vigente de manera
ininterrumpida desde hacía décadas, frecuentes
prácticas de persecución, hostigamiento y tortura
a los adversarios políticos, desconfianza y
hostilidad extrema hacia la disidencia, y sataniza-
ción hacia todo cuanto pudiera considerarse
izquierdista o comunista. Los contactos con el
exterior, a excepción de los países socialistas,
estaban permitidos, aunque muy controlados por
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el régimen. Cuando fuese posible, el sistema
trataba de desalentarlos abiertamente. La relación
con la iglesia católica, y por extensión con su
universidad, evidenciaban aguda tirantez, a causa
de la firme posición de crítica y defensa de los
derechos humanos que mantuvo el Arzobispo de
Asunción, Monseñor Ismael Rolón (1914-2010),
y varios obispos. La Universidad Católica se
encuentra situada a pocas cuadras de la Seccional
Colorada número 14, de la cual fue presidente
durante veintiocho años el ciudadano Ramón
Aquino, un hombre de escasa instrucción y
costumbres políticas violentas. Las seccionales
son centros de asistencia social a los afiliados del
Partido Colorado y se encuentran distribuidas
estratégicamente en todo el país. Pero durante la
dictadura se utilizaban también para ejercer un
control sistemático a la población civil que
habitaba en sus respectivas áreas de influencia.
Aquino había sido calificado por el propio
Stroessner, en uno de sus infrecuentes contactos
con la prensa, como el moderador de la Universi-
dad Católica. En cierta ocasión irrumpió en el
predio universitario en compañía de civiles
armados y alcoholizados, popularmente denomi-
nados garroteros, agrediendo físicamente a
profesores y alumnos con total impunidad. El
atraco causó varios heridos sangrantes. Aunque
los conflictos de este tipo no eran persistentes,
conforman el telón de fondo en que se desempe-
ñaban las actividades de la Universidad Católica,
con mínimas garantías de seguridad y bajo
permanente amenaza de ataques, incluso fomen-
tadas desde el poder político. Desde luego, el
temor era la constante. Era este el ambiente que
primaba en la época de celebradas las jornadas.
Muchas personas, por temor o juiciosa
precaución, terminaron imponiéndose alguna
clase de autocensura. Era proverbial la recomen-
dación de no incurrir en actividades que pudieran
engendrar situaciones problemáticas con el
sistema. Esto afectó sensiblemente el avance de
las disciplinas universitarias. Los psicólogos no
fueron la excepción, y aunque el estilo de socie-
dad represiva en que se vivía no es razón suficien-
te para explicar el aislamiento en que se desempe-
ñaba toda actividad cultural o académica en el
Paraguay, es uno de sus elementos más condicio-
nantes. El intercambio científico o profesional
con el extranjero era escaso. La recepción de
información, revistas o libros tropezaba con el
17
 JOSÉ E. GARCÍA
obstáculo de la censura y el control estricto del
régimen, uno de cuyos puntos fuertes era el
monitoreo permanente del correo. Por eso la
inserción de la psicología paraguaya en el ámbito
latinoamericano fue tan reducida en ese tiempo,
lo mismo que en las entidades más representati-
vas a nivel regional, como la Sociedad Interame-
ricana de Psicología (SIP), por ejemplo (García,
2012). En una época anterior a la utilización
masiva de internet, la asimilación del conoci-
miento foráneo se hacía muy difícil. Esa fue una
de las razones para que la Tercera Jornada tuviera
un perfil más nacional, con una participación
reducida de estudiantes o profesionales del
exterior. El Paraguay simplemente no era un
destino atractivo para viajar.
Aun así, el evento dejó sus huellas. Y lo hizo
principalmente a través de la organización de
estudiantes que lo promovió, el Grupo Jueves.
Ellos, en los años siguientes, continuaron con la
organización de paneles, debates, e incluso
algunas publicaciones, como los Cuadernos de
Psicología, que puso en circulación cinco núme-
ros entre 1986 y 1987. No obstante, su paso por la
Universidad Católica, como sucede con todo
cuanto tenga relación al estamento estudiantil,
arrastró el signo fatal de lo efímero. Al dejar la
institución e insertarse en el mundo profesional,
su rastro desapareció y el camino quedó inconclu-
so. Nadie prosiguió de inmediato con sus aportes
y cualquier esperanza de continuidad pareció
trucarse. Es cierto que después emergieron otros
movimientos estudiantiles en la carrera de
psicología, como el que en la actualidad promue-
ve los encuentros de psicoparaguayología
(Quevedo, Melgarejo, Vera, Moreno & Muñoz,
2015), que también apunta a objetivos e iniciati-
vas muy importantes. Pero no guardan ninguna
conexión con el movimiento originado en los
años ochenta. Tampoco los Congresos Naciona-
les de Psicología de la SOCIPEPS son una
prolongación directa de la Tercera Jornada de
Estudiantes de Psicología. El evento que estudia-
mos, con todo y su importancia, se nos muestra a
la distancia como un suceso aislado en la psicolo-
gía paraguaya.
Examinar el libro de la jornada es una forma
de retroalimentación muy útil para conocer las
tendencias más resaltantes de la psicología
paraguaya en la década de 1980. Al mismo
tiempo, resulta sugestivo cómo muchos de los
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problemas allí mencionados, y varias de las
preocupaciones declaradas en sus páginas,
continúan vigentes en la actualidad. La más
evidente es la carencia de un ordenamiento legal,
que aún sigue pendiente. Pero aunque la psicolo-
gía nacional haya conseguido universalizarse
mucho más que en los mediados de la década de
1980, la apertura todavía es insuficiente. El perfil
de la psicología como una disciplina muy depen-
diente del conocimiento forjado en el extranjero,
y con poca atención a la cultura local, a las
poblaciones carenciadas y a las que viven aleja-
das de los entornos urbanos, es una realidad que
persiste. Indiscutiblemente, nuestra disciplina
tiene un gran potencial de servicio a la comuni-
dad, en la forma de actividad investigadora y de
aplicación de pericias expertas. Pero ese es un
camino que aún debe recorrerse para alcanzar
resultados de la mayor relevancia cultural posi-
ble. En el encuentro de Asunción, esta prospecti-
va se vislumbró como una posibilidad y una
esperanza, y en gran medida, lo siguen siendo.
Las palabras vertidas en las Terceras Jornadas de
Estudiantes de Psicología no han perdido vigen-
cia en el tiempo, y perduran como un elemento de
reflexión muy interpelante. Por ello, aunque en el
panorama de la conciencia estudiantil latinoame-
ricana no hayan obtenido toda la atención que
merecen, para el contexto de la psicología para-
guaya es indudable que constituyen un hito muy
significativo y un punto de inflexión que no debe
ignorarse.
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