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TUNJA
2019
Capítulo 1: Los primeros antecedentes metodológicos.
Una de las primeras propuestas metodológicas para la enseñanza fue originada por un hombre
de alta cualidad intelectual y moral. Sócrates planteó que el hombre tiene necesidad de
conocimiento, el cual permite abrir el alma a la revelación del bien y a conocer la virtud. siendo
la virtud el conocimiento del bien; las buenas acciones devienen del conocimiento verdadero,
por lo tanto todo acto de maldad es debido a la ignorancia. Visto desde un punto de vista
educativo, el docente toma esfuerzos por hacer que sus estudiantes o alumnos tomen
conciencia de su propia ignorancia y busca de diversas maneras motivar y despertar el interés
por el conocimiento y el desafío de conquistar la verdad.
Con el método socrático se pretende que el alumno se vuelva sobre sí mismo, sea crítico, auto
reflexivo, desempeñe un rol eminentemente activo al aprender, que su mente esté provista de
sólidos fundamentos y que a su vez posea el deseo de la sabiduría autentica.
A diferencia de Sócrates los sofistas se interesaron por la retórica y la erística, lo que los
convirtió en los primeros pedagogos en enseñar, el método que utilizaron fue el de pronunciar
extensas argumentaciones cuya finalidad era poner en evidencia las incoherencias en la
argumentación del adversario.
Frente al método de los sofistas Sócrates reivindica el valor del no saber, pues solo cuando se
es consciente de la propi ignorancia se puede soportar el esfuerzo que la adquisición del saber
exige.
La relación educativa se funda en el no saber del maestro valiéndose del dialogo, que
comprende dos momentos, uno es el denominado eléutica o ironía, que es el hecho de objetar
por parte del maestro. El segundo momento es la mayéutica que consiste en alumbrar en la
mente del alumno el verdadero conocimiento que expresa lo que la cosa es.
Algo que se busca cambiar es el hecho de que se evidencia en algunos casos un metódico
aprendizaje irreflexivo, repetitivo y acrítico, producto de una enseñanza cerrada, rutinaria y
rígida. Una educación de trasmisión mecánica y memorística. Que desde mi perspectiva, este
tipo de educación puede estar ligada con la poca habilidad pedagógica que llega a presentar
un docente en el aula de clase, o a una débil preparación profesional y carente interés de
transformación social.
Por otra parte, después del método socrático se pusieron en práctica dos métodos más. Uno es
el escolástico que sostiene como concepción la vida como imitación de cristo y el ideal de
perfección cristiana subordinando a la educación a fines de la iglesia. La segunda es el
humanismo que da luz a realizaciones nuevas en diferentes campos de la ciencia y el arte,
incluyendo a la educación, este movimiento reconoce en la humanidad o en la cultura el
principal factor educativo.
El humanista en educación Juan Luis vives expone en sus obras la importancia del método en
la enseñanza resaltando lo importante que es la observación y la contemplación como parte
fundamental de la experiencia, que permite probar la ciencia.
El maestro debe adquirir competencia científica y habilidad pedagógica que le permita saber
enseñar, esto implica la constante dedicación al adquirir nuevos conocimientos pedagógicos y
científicos que a la vez son más y más con el pasar de los días, teniendo en cuenta que el
proceso de enseñanza aprendizaje es dinámico. En su humanismo, la educación es para el
hombre la posibilidad de acceder a la sabiduría práctica y a una preparación para la perfección
moral que conlleva a la unión con dios.
Estos enunciados generales sintetizan una propuesta pedagógica que está caracterizada por la
riqueza conceptual de sus principios. De elementos renacentistas, ortodoxia cristiana de
fidelidad a la autoridad de la iglesia. Después de casi 40 años, en 1599 se concretó la Ratio,
sistema completo de estudios que constituye en el reglamento estable, obligatorio y definitivo
de todos los colegios jesuitas hasta la supresión de la compañía de Jesús en 1773. Con
respecto a lo didáctico, es posible afirmar que la Ratio, presenta una idea de didáctica cercana
a lo que se comprende como metodología, propia de una concepción pedagógica tradicional
cuya cualidad es la constitución tríadica de la misma, donde lo metodológico está sumido a la
idea de hombre y de fin.
John Brubacher afirmo que en las escuelas jesuitas el éxito consistió en que sus métodos de
enseñanza superaron los de sus contemporáneos y los mejores de la antigüedad obteniendo
como resultado una irreprochable formación disciplinaria conseguida con flexibilidad y buen
ejercicio intelectual.
El progreso intelectual en el siglo XVII fue gracias a los progresos realizados en la filosofía, la
ciencia y la pedagogía, son el resultado de lo que se dio en llamar Revolución Intelectual que
se extendió hasta el siglo XVIII. El movimiento intelectual que produce este periodo tiene un
alcance de gran magnitud, y su más profunda expresión causal es la revolución científica y el
llamado de Francis Bacon a la instauración de la civilización occidental.
Al indagar los escritos de Comenio, se puede apreciar que no es solo un didacta, sino un
pedagogo, que, además de lograr sistematizar aspectos metodológicos, deja una verdadera
teoría de la educación. Su teoría pedagógica no solo es un sistema de preceptos para la
actividad del aula, es un saber amplio, complejo, que transluce una filosofía particular. Es una
doctrina de fines y de medios educativos derivados de una doctrina antropológica.
El ideal teológico para Comenio es Dios. La vida terrena es siempre transitoria pero
imprescindible para que el hombre se desarrolle de manera gradual. Las sensaciones son para
Comenio como sellos que dejan impreso en el cerebro la imagen de lo percibido, ya que nada
escapa a los sentidos, todas las impresiones se reciben, representan y retienen en el cerebro
de algún modo. Su teoría acerca del conocimiento tiene como punto de partida la realidad
sensible. Reconoce a los sentidos como órganos auxiliares de la razón, mediadores de la
relación del alma humana con el mundo exterior.
Comenio invita a un aprendizaje realista que en vez de libros muertos, abra el libro de la
naturaleza y que, en vez de sombras, presente al alumno las cosas mismas. El naturalismo,
pensamiento característico de esa época, pone todo su esmero en el conocimiento de la
naturaleza desde una perspectiva científica. Comenio concilia una clara visión cristiana con una
acentuada actitud naturalista. Comparó la realidad educativa de la época con una enfermedad
grave y dijo que era penoso y difícil y casi tenido por imposible, curar las enfermedades
crónicas. Sin duda alguna, el remedio para tal enfermedad es su didáctica. La analogía permite
afirmar que la organización estructural de la educación que existía hasta ese momento es
concebida como una enfermedad difícil de solucionar, pero no imposible. Su proposición
consiste en dar a las escuelas una nueva organización en todos los aspectos, basándose en
conceptos directrices de orden y de gradualidad que deben tomarse de la naturaleza y que
tienen sentido únicamente en relación al método.
En la base de la idea de método subyace la concepción de arte que nomina como arte
didáctica. Comenio se refiere concretamente al arte tipográfico, a esta didáctica le asigna el
nombre de didacografía, ya que afirma que es posible que las ciencias puedan inculcarse en
las inteligencias del mismo modo que se imprimen exteriormente en las hojas de papel. El
método de enseñanza que propugna, surge de acomodar las operaciones de este arte a las
normas de las operaciones de la naturaleza, de las cuales enuncia 3 fundamentos del enseñar
y el aprender que son.
Herbart confiesa no tener ningún concepto de educación sin instrucción pero tampoco conocer
una instrucción que no eduque, pues un gran círculo de ideas íntimamente unidas es sus
partes ha de fluir también en el carácter. Herbart encuentra en la ética, a la que llama filosofía
práctica, la ciencia básica de la pedagogía, porque le permite colocar como punto central de su
teoría el concepto de carácter moral. El fin supremo de la educación es el desarrollo del
carácter moral que se alcanza de un modo mediato gracias a la instrucción y de un modo
inmediato por la educación propiamente dicha.
Herbart postula que fuera del hombre existen cantidades de entes de los que desconocemos la
naturaleza propia, pero sobre cuyas condiciones externas e internas podemos adquirir
conocimientos que pueden aumentar hasta el infinito, Herbart da fundamental importancia al
conocimiento y se interesa por la manera en que el hombre puede aprehenderlo. El
conocimiento es posible cuando encuentra confirmación tanto en la experiencia interna o
entorno a lo psicológico y la externa en relación a la naturaleza. La experiencia brinda a sujeto
cognoscente sensaciones, representaciones, conceptos. El sujeto cognoscente atraviesa un
estado particular al que Herbart denomina escepticismo inferior, que sirve de paso intermedio a
un escepticismo superior, donde se genera la reflexión en búsqueda de soluciones, de
aclaración de los conceptos dados.
Herbart abandona la noción del alma ligada a sus facultades y operaciones, pero admite, como
Locke, que el alma al nacer no trae ningún contenido disciplinario, rechaza la existencia de
ideas innatas, la mente es una hoja de papel en blanco en la que no hay nada escrito.
Construye una nueva definición de alma, concebida como un ser simple, carente de facultades
originales, en la que todos los conceptos sin excepción son producto del tiempo y de la
experiencia.
Para Herbart la psiquis está desprovista de todo contenido, es algo vacío que irá adquiriendo
forma merced al aporte de la instrucción. El alma se identifica con su propio contenido. Los
sentimientos y los deseos no son independientes, sino estados variables de las
representaciones en las que moran. La libertad del hombre, es la acción dominadora de la
masa aperceptiva sobre las excitaciones y los movimientos de origen exterior.
Por otra parte, el interés es el elemento mágico del gran sistema de Herbart, pues se constituye
en condición esencial para que la instrucción sea positiva. Herbart distingue entre interés
directo e indirecto. El directo es aquel que brota de las sensaciones atrayentes, que produce la
atención involuntaria o espontanea que es primitiva y original cuando se arrastran impresiones
fuertes y es aperceptiva cuando se trata de impresiones más suaves pero repetidas. El interés
indirecto es provocado por medio de alabanzas o censuras, emulación, recompensa o temor al
castigo, y da lugar a la atención voluntaria o artificial.
Al igual que Comenio, Herbart no se reconoce adepto a una doctrina enciclopedista, para él, la
instrucción tiene que atravesar recta y velozmente el campo de la erudición, sin divagar en él
mucho tiempo. La metodología de la instrucción deviene de su doctrina de los pasos formales y
comprende diversas fases que se suceden de la siguiente manera, a) claridad, b) asociación, c)
sistematización u orden, d) método.
Herbart en relación con la teoría de los pasos formales, instituye una metodología particular
que consiste en mostrar, para favorecer la concentración que resulta del aprendizaje intuitivo y
tiende a la claridad, en enseñar, en el grado del sistema, y en filosofar, que es el procedimiento
del método. La pretensión de Herbart al igual que Comenio, fue que estos pasos didácticos
constituyeran un método para aplicar a la enseñanza de todas las materias. La generación de
una didáctica general, homogeneizadora y escéptica en su respuesta e incapaz de adecuarse
al objeto de cada ciencia derivó de un formalismo pedagógico.
Al igual que Comenio, no supo leer en el antecedente didáctico más destacado de la época del
humanismo pedagógico, el mensaje que los jesuitas expresaron, al reconocer como variable
relevante a tener en cuenta en la enseñanza, la subjetividad, que hace que cada educando sea
único e irrepetible y por lo tanto diferente.