Sunteți pe pagina 1din 2

“Guárdense de la levadura de los fariseos”

Introducción

Jesús advirtió a sus discípulos: “Guárdense de la levadura de los fariseos” En la Biblia, la


levadura se emplea a veces como símbolo de corrupción.

Al decir “guárdense de la levadura de los fariseos” está diciendo tengan cuidado con las
enseñanzas y la actitud de ellos

¿Cuales son estas actitudes peligrosas que Jesús quiere prevenirnos? Podemos
resumirlas en tres

1 Se creían más justos que los demás y trataban con desprecio a la gente corriente.

En una parábola, Jesús habló sobre las pretensiones de superioridad moral de estos hombres.
Dijo: “El fariseo y el publicano en el templo”. Jesus alabo la humildad del publicano.

Para reflexionar:

¿Reconozco que soy pecador y que mi salvación depende de la bondad inmerecida de Jehová?
¿O me considero mejor que los demás por mis años de servicio, mis responsabilidades en la
organización de Dios o mi talento natural?

2 Trataban de impresionar a los demás con exhibiciones de fervor religioso.


Les gustaban los puestos importantes y los títulos llamativos.

Jesús advirtió: “Todas las obras que hacen, las hacen para ser vistos por los hombres”

¡Qué diferente era Jesús! A pesar de ser el Hijo de Dios y un hombre perfecto, era humilde.
Cuando un joven lo llamó “Buen Maestro”, él contestó: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie
es bueno, sino uno solo, Dios” (Mar. 10:18). Y en otra ocasión les enseñó a sus discípulos
una lección de humildad lavándoles los pies personalmente (Juan 13:1-15).

El cristiano verdadero sirve de buena gana a sus hermanos en la fe (Gál. 5:13).

Para reflexionar:

¿Tiendo a esforzarme más en los aspectos del servicio a Dios que parecen traerme más
reconocimientos y elogios? ¿Procuro estar siempre por encima de los demás?

3 Inventaron muchas reglas y tradiciones, y convirtieron la aplicación de la Ley


en una agobiante carga para la gente común.

Los fariseos se encargaron de dictar varias leyes que no estaban especificadas. Jesús, por su
parte, siempre obedeció la Ley, pero nunca hizo caso de las arbitrarias normas farisaicas (Mat.
5:17, 18; 23:23). Él se fijaba en lo que había detrás de la Ley, en las razones por las que Dios
la había dictado, y comprendió la necesidad de ser compasivo.

No dejó de ser razonable ni siquiera cuando sus discípulos le fallaron. En una ocasión —la
noche en que lo iban a arrestar⁠— les pidió a tres de sus apóstoles que se mantuvieran
despiertos y vigilantes, pero ellos se durmieron varias veces. Con todo, fue comprensivo y
les dijo: “El espíritu, por supuesto, está pronto, pero la carne es débil” (Mar. 14:34-42).

Para reflexionar:

¿Tiendo a establecer normas estrictas y arbitrarias? ¿Convierto mis opiniones en leyes? ¿Soy
exigente con los demás?

SVM

Que la virgen nos ayude a cuidarnos de la levadura de los fariseos

S-ar putea să vă placă și