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DESCRIPCIÓN

Numerosos estudios epidemiológicos han puesto de manifiesto la elevada


prevalencia de los trastornos del sueño en diferentes culturas y grupos de
pacientes, se estima que alrededor de un tercio de la población presentará algún
tipo de disfunción del sueño a lo largo de su vida. 1-7 Este hecho ha dado lugar al
desarrollo de multitud de instrumentos psicométricos con la intención de facilitar
el diagnóstico de este tipo de problemas. Sin embargo, muchos de estos
instrumentos carecen de una validación adecuada y pocos miden la “calidad del
sueño”. Probablemente se debe a que la “calidad del sueño “ es un fenómeno
complejo, difícil de definir y difícil de medir con objetividad, en el que se integran
aspectos cuantitativos duración del sueño, latencia del sueño, número de
despertares y subjetivos del sueño profundidad, reparabilidad.

En 1.988 Daniel J. Buysse et al. diseñaron el Cuestionario de Calidad del


Sueño de Pittsburgh con la intención de disponer de un instrumento que
analizase la calidad del sueño y que pudiera ser utilizado en ensayos clínicos,
enseguida fue ampliamente utilizado y adoptado.

En nuestro país, fue adaptado, validado y utilizado en numerosos trabajos


de investigación y diferentes grupos de pacientes por A. Royuela Rico y JA
Macías Fernández en la década pasada.8-11
El PSQI es un cuestionario autoadministrado. Consta de 19 items
autoevaluados por el paciente y 5 cuestiones evaluadas por el compañero/a de
cama. Las cinco últimas cuestiones son utilizadas como información clínica, pero
no contribuyen a la puntuación total del PSQI. Los 19 items analizan los
diferentes factores determinantes de la calidad del sueño, que se agrupan en 7
componentes: calidad del sueño, latencia del sueño, duración del sueño,
eficiencia del sueño, alteraciones del sueño, uso de medicación para dormir y
disfunción diurna.

INTERPRETACIÓN

Cada componente se puntúa de 0 a 3. De la suma de los 7 componentes


se obtiene la puntuación total del PSQI que oscila de 0 a 21 puntos (a mayor
puntuación peor calidad de sueño). Buysse propone un punto de corte de 5 ( 5
malos dormidores).

Se trata de un cuestionario breve, sencillo y bien aceptado por los


pacientes. En población general, se puede utilizar como elemento de screening
para detectar “buenos” y “malos” dormidores. En población psiquiátrica, puede
identificar pacientes que presentan un trastorno del sueño concomitante con su
proceso mental. Es capaz de orientar al clínico sobre los componentes del sueño
más deteriorados. Permite la monitorización de los pacientes para: seguir la
historia natural del trastorno del sueño que presentan; la influencia de la
alteración del sueño sobre el curso de los procesos psiquiátricos; la respuesta a
los tratamientos específicos, etc.
Como instrumento autoadministrado puede ser difícil de aplicar en
pacientes con bajo nivel cultural. El PSQI ofrece una medida estandarizada y
cuantitativa de la calidad del sueño que rápidamente identifica a “buenos” y
“malos” dormidores, pero no proporciona un diagnóstico, aunque orienta al
clínico hacía las áreas del sueño más deterioradas.

PROPIEDADES PSICOMÉTRICAS

Fiabilidad:
En el trabajo original de Buysse se administró el cuestionario a 148
sujetos, divididos en 3 grupos: el primero lo formaban 52 individuos “buenos
dormidores”; el segundo constaba de 34 pacientes con diagnóstico de depresión
mayor; el tercero, estaba formado por 45 pacientes diagnosticados de trastorno
de iniciación y/o mantenimiento del sueño (TIMS) y 17 con diagnostico de
trastorno de somnolencia excesiva (TSE). La fiabilidad medida como consistecia
interna alfa de Cronbach, fue elevada tanto para los 19 items como para los
7 componentes, las puntuaciones de los items, los componentes y la global se
mantuvieron estables a lo largo del tiempo test-retest.

En el trabajo de Royuela y Macías la fiabilidad expresada como


consistencia interna fue elevada (alfa de Cronbach de 0.81).

Validez:
En el trabajo de Buysse, los datos de validez predictiva arrojan los
siguientes resultados: para un punto de corte de 5 ( 5 malos dormidores) la
sensibilidad era del 89.6% y la especificidad del 86.5%. La tasa de mal
clasificados fue del 11.5% para el conjunto de la muestra, del 15.6% para el
grupo de pacientes con TIMS, el 12% de los pacientes con TSE y 3% de los
pacientes con depresión mayor.

En el trabajo de Royuela y Macías, para un punto de corte de 5, se


obtuvo una sensibilidad del 88.63%, una especificidad del 74.99% y un VPP del
80.66.

BIBLIOGRAFÍA

Original:

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