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Elogio de los intraducibles

Nunca me encontré con el lenguaje, sólo me encontré con lengua.


La mayoría de las veces hacen falta varias palabras para expresar una proveniente de otra
parte...[pone el ejemplo de logos]
Se necesitan por lo menos dos lenguas para hablar una y saber que es una lengua lo que
hablamos, puesto que hacen falta dos para traducir. Como dempostró con vehemencia
Antoine Berman, la idea misma de lengua no cobra vuelo sino con el latín, patrius sermo,
condición de apropiación de lo extranjero y "albergue de eso lejano" en que se convierte
entonces el griego.

El éxito del del imperialismo romano se debe, pues, a su manera de incluir la alteridad en el
lugar del logos, de inscribirla efectivamente en ciudadanos trilingües, el latín para la política, el
griego para la cultura, más lo vernáculo materno o grado cero de la lengua propia de cada cual.

Lo que la traducción debe hacernos sentir y experimentar de inmediato, a través de la


discordancia entre las redes terminológicas y sintácticas, es la fuerza e inteligencia de la
diferencia entre lenguas. Con la traducción, el "más de una lengua" de Jacques Derrida (yo
veremos que así define él su propio método filosófico) deviene condición trascendental de la
humanidad del hombre, en lugar del logos griego para el que conviene, en cambio, la
expresión que Lacan forja para la mujer, de "la/una" lengua. El logos griego, como la/una
mujer, se cree único siendo que es "no todo". Este universal excluyente resulta identitario a su
pesar, sin saberlo pero con su acuerdo.
Hablar una lengua, entonces, y no hablar la lengua. Pero el poder universalizador del logos se
vincula con lo que nosotros más queremos, una racionalidad compartida portadora de paz,
calculemos.
hace falta lo extranjero para traducir.
El diccionario de los intraducibles constituye un punto de partida y de llegada. Del hecho
primero e insoslayable de la diversidad de las lenguas, entendida como una pluralidad
diferencial de performances.

Los intraducibles son síntomas, semánticos y/o sintácticos, de la diferencia entre las lenguas,
no lo que se traduce, sino lo que no se cesa de (no) traducir.
El diccionario no ofrece la buena traducción del intraducible que fuere, sino que explicita las
discordancias, pone en presencia y en reflexión, es pluralista y comparativo en un gesto sin
cierre.
Más de una lengua: Derrida y Lacan, sofistas

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