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I El cine nos habla. Nos habla a va- divulgada, parte de la cual la ha " I r Ui I'VI. L!0n fr~n
t rias voces que constituyen los con-
trapuntos complejos y que .es nece-
sario que se comprendan. Esta obra
realizado en colaboración
Ouspenskl.
con B.A.
Estética y Semiótica del Cine
no pretende ofrecer una exposición
sistemática de los elementos que
forman el lenguaje cinematográfico,
sino únicamente una gramática del
, Colección Punto y Línea
cine. Su fin no es otro que el de ,¡
lo
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Yuri M.Lotman
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Título original
e EMV10H1 KA KV1 HO
V1 n PO 6 n EM bl K V1H 0:3 e TE T V1K V1
Introducción.
1. La ilusión de la realidad
7
17
••
••
(Semiotika kino i problemy kinoestetiky)
Sánchez
2.
3.
4.
El problema
Elementos
Naturaleza
del
y niveles
plano
de la narración
del lenguaje
Iílmica
cinematográfico
35
45
51
•....
•••,
'
5. La significación cinematográfica 59 eJ,
6. El léxico del cine 63
7.
8.
9.
El montaje.
Estructura
El argumen
de la narrativa
to en el cine
cinematográfica
67
87
91
E--1
,
.,•••
10. La lucha con el tiempo 105
e-:
~ La Agencia de la Unión Soviética para Derechos de Autor con
11. La lucha
12. El problema
con el espacio
del actor de cine
111
117 --¡
sede en Moscú
13. El cine, un arte sintético . 131
y para la edición cas tellana
Editorial Gustavo Gili, S. A., Barcelona, 1979 14. Los problemas de la semiótica y las vías del cine
Printed in S pain.
contemporáneo. 135
ISBN: 84 - 252 - 0923 - 4 Conclusión 147
Depósito Legal : B. 26769 - 1979
Notas 14
Gráficas Diamante, Zarnora 83, Barcelona-IS
- ¡
Introducción
- - - - - -'
sí se requiere conocer el código de la circulación. Para leer el
ró~ulo de una tienda hay que saber el idioma en que está es-
críto, mas, por un zapato colgado a la entrada del establecí-
manchas multicoloresrque
-
tura impresionista europea es una combinación arbitraria de
no reproduce nada; debido al dis-•
tanciamiento cultural; 'en un dibujo prehistórico fue «reconoci-.
~
mient.o y los artículos expuestos en el escaparate (que en este do» un hombre con escafandra de astronauta y en una imagen
caso Interpr.etan el. papel de signos), es fácil saber qué se ven- ritual azteca el corte longitudinal de un cohete espacial. Si.
de en esa tienda SIn recurrir a ningún código. llegara a producirse un encuentro dialéctico con representantes.
de civilizaciones ultraterrestres, los intentos para comunicarse.
Un mensaje compuesto por signos convencionales es por medio del dibujo serían tan inútiles como el de comuni-
un mensa~e e? código. Para comprenderlo se requiere una clave carse con palabras. La única forma de establecer contactos.
que per~Ita mterpretarlo, mientras que los signos icónicos se sería quizás a través de las matemáticas. Un ser ultraterrestre
nos antojan «naturales» y «comprensibles». Por eso cuando no hallaría ninguna diferencia entre el dibujo «comprensible»"
queremo.s .hacemos comprender por alguien que no conoce y la palabra «incomprensible», ya que la diferencia entre amo.
nuest~o idioma recurrrrnos a los dibujos, a los signos icónicos. bos signos también pertenece por completo a la civilización.
~~penmental.ment~ ?~ quedado demostrado que la interpreta-
CIO~~e un SIgno ICOlllCOrequiere menos tiempo; la diferencia
es ínfima, pero lo suficientemente grande para preferir su em-
pl~o en las señales de trá~ico y .en los paneles de control que
terrestre.
exigen del operador reacciones Instantáneas. siderados «en menor grado signos». Por eso, como algo que r
no se presta para engañar, suele oponerse a la palabra que ••
Debemos señalar, pues nos hará falta en lo sucesivo puede ser un medio para engañar. Dice un proverbio oriental .
que el ~igno icónico pa;rece .«natural» e inteligible comparado que «más vale verlo una vez que oírlo ciento». La palabra puede.
C?? la Imagen ~onvencIOnahzada, pero, indudablemente, tarn- ser verdadera o falsa; al dibujo se le concede mayor autenti- ••
bI~~ es c?nVencIOnal. La. sustitución del objeto estereoscópico, cidad, igual que una fotografía se considera más auténtica que ••
tndIme~sIOn~l, por una Imagen plana, bidirnensional, ya es un el dibujo. ••
convencIO.~ahsmo: entre el objeto que se representa y su re-
•••
presentación se establecen reglas de equivalencia convenciona-
l~s, como son, por ejemplo, las reglas de la proyección. En la
figura 1, para. ;reco?ocer la imagen se necesita saber las reglas
••••
de la proyeccion directa, del perfilado. Por otra parte, la loco- Entre los signos figurativos y los signos convenciona- ••
n:otora es muy esquemática, carece de muchos detalles exte- les hay otra diferencia, para nosotros sustancial: el signo con-
nores; para ver que se trata de un signo convencional basta vencional forma fácilmente cadenas sintagmáticas. El carácter'"
compararla .con la fotografía de una locomotora; si la acepta- formal de su plan de expresión facilita la separación de los.
mos ~omo Icono es por antítesis con las tres rayas paralelas. elementos gramaticales, cuya función es asegurar la combina-
Ademas se produce un convencionalismo de tipo metonímico: ción correcta de las palabras en la frase. Sería muy difícil"
con la. «locomotora» no se pretende representar una locomo- construir una frase con los. objetos expuestos en el escaparate •••
tora, SInO un ferrocarril, el cual no aparece en el dibujo. Así, de una tienda (cada objeto es en este caso el signo icónico de
p~es, e~ .este caso tan sencillo nos encontramos conque la sí mismo), definir la naturaleza de la concatenación de sus.-
«figuratividad» es u?a propiedad relativa, no absoluta. El dibujo elementos y de sus límites. Pero, reemplacemos esos objetos..,
y l~ palabra se sugieren mutuamente: uno sin el otro son irn- por las palabras que los designan y la frase se constituirá por.
posibles. sí misma. Los signos convencionales están adaptados para for-
mar el relato, el texto narrativo, mientras que los íconos se.-
Muestra de esa convencionalidad del signo icónico es limitan a denominar. Es muy significativo que en la escritura.
que su lectura sólo es fácil dentro de una misma área cul- jeroglífica egipcia, que puede considerarse como una tentativa
tural: más allá de esa área, en el espacio y en el tiempo ese de crear un texto narrativo a partir de una base icónica, pron."
Icono se hace incomprensible. Para el espectador chino la' pin- to fue elaborado un sistema de determinativos sernánticos, de ea
12 13"
L~s fo"rhifIes afi1po c¿:r?venciona'l para transmitir los signi-
ficados gramaticales.
~ónirilu'de sa~?atría y?e verd~ ·(<<AI~ncipi;1ue el ~rbo»,-·:"ji movimiento hizo que el crédito que se concedía affilm córño
dice el Evangelio), y como sinónimo de trampa y de mentira testimonio fuese superior al de la fotografía. Los datos de la
(<<P~labras:palabras, palabras» de Hamlet, o, según Gogol: «El psicología confirman que el paso de la fotografía fija al cine
-"
~ern~l~ re~~o de la~ palabras que sustituyen a los hechos»). La animado fue recibido como la introducción del volumen en la
identificación del SIgno y de la mentira y la lucha contra ellas imagen. Se creyó que la exactitud de la reproducción de la
(la r~nuncia al dinero, a los símbolos sociales, la negación de la realidad había llegado al límite.
ciencia, de las artes y de la palabra misma) surgen constante-
~ente er: la Antigüedad, en el Medievo y en distintas civiliza- La reacción del público no se debía tanto a la fidelidad
ciones orientales, En la época moderna ésta es una de las líneas con que se reproducía el objeto como a la fe emocional de ese
maestras de la democracia europea, de Rousseau a Tolstoi. Pa- público, a su convencimiento de que en la pantalla veía lo que
ralel~mente tiene lugar la apología de la cultura de signos. El pasaba en la realidad. Sabemos que las fotos pueden falsear ~a
conflicto entre estas dos tendencias es una de las contradiccio- realidad. Cuanto más conocida nos es una persona, tanto mas
nes dialécticas más constantes de la civilización. vemos la diferencia entre ella y sus fotografías. Un buen re-
trato dibujado logra un parecido mayor. Sin embargo, entre la
Un aspecto parcial "de esa muy arraigada contradicción fotografía y el retrato al. óleo de una persona que no conoce-
es la oposición del «texto que puede ser falso y del texto que mos, siempre concederemos mayor credibilidad a la foto: tal
n.o.~uede "". ~also». También podía manifestarse como la opo- es la fuerza persuasora, «documental» de este género de texto.
SICIOn«mito-historia» (en la época anterior a la aparición de
los te~t?s históri.cos: el ,mito figuraba entre los textos cuya De todo esto podría sacarse la conclusión de que la
autenticidad era indiscutible) o la oposición «poesía-documen- documentalidad y veracidad del cine, debidas a las propiedades
to», etc. A fines del XVII aumenta la demanda de verdad en el técnicas de este arte, desde un principio le hacían más realista
~rte, y el prestigio del documento crece rápidamente. Pushkin que las demás artes. En rigor no fue así: el cine ac~edió al
introduce de forma orgánica en la novela corta Dubrovsk:v do- rango de arte muy lenta y trabajosamente, y sus propIedades,
cumentos judiciales de la época .. En la segunda mitad d~l si- señaladas más arriba, unas veces fueron sus aliadas y otras
glo XIX surge el reportaje periodístico como antítesis de la fic- rémoras.
ción romántica creada por los poetas. Por eso, en busca de la
verdad, recurrieron al reportaje los novelistas Dostoievsky y En el aspecto ideológico la «autenticidad» convertía al
Zola y los poetas Nekrasov y Blok. cine en un arte informativo por excelencia y le aseguraba un
auditorio masivo. Mas por otra parte, esa misma sensación de
En el siglo XIX, con el rápido desarrollo de la civili- espectáculo verídico despertaba en los primeros espectadores
zación burguesa en Europa, el reportaje periodístico alcanza su emociones de bajo nivel, semejantes a las del espectador pa-
apogeo como elemento cultural y, muy pronto, su ocaso. La sivo de una catástrofe callejera o de los asistentes a las carre-
expresión de «miente ~ás que la. gaceta» es muestra de que ras de automóviles, que eran, sin duda, las pasiones que ani-
las creaciones de ese genero, consideradas documentos induda- maban a los públicos del circo romano. Esta sensación del
blemente legítimos, pasan a ser todo lo contrario. En su susti- espectador de que la sangre que ve es legítima y de que las
tución vino la fotografía con todas las características de lo catástrofes son verdaderas, es explotada con fines comerciales
indudablemente documental y veraz, como algo que se aceptaba por la televisión de Occidente, que transmite reportajes desde
como la vida real misma, como· algo opuesto a la cultura a la . los campos de batalla o muestra los dramas sangrientos de
ideología, a la poesía, a todo lo que fuera creación. La' foto- la vida.
grafía era más documental y más verídica que el artículo re-
~orteril; así. que.dó reconocido en la práctica por los crimina- Hasta transformar su autenticidad en un instrumento
listas, los his toriadores y los periodistas. de cognición, el cine recorrió un largo y difícil camino.
El cine, en tanto que invento técnico, antes de ser arte No menores fueron los problemas para transformar esa
fue una fotografía en movimiento. Su posibilidad de captar el autenticidad del cine en un hecho estético. Por muy extraño que
18 19
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••
;1 nada mas conocer la primera letra conoceremos toda la hilera
del objeto, la noticia de que «Ia tierra estaba abajo y el cielo
tj (<<~o~pletamente re?undante»). La noticia de que el Guadal-
¡
arriba» (visto desde la tierra y no desde un avión), es una tri-
qUIVIr pa?a por. Sevilla -?? aporta ~inguna información al que
I¡ vialidad y no contiene ninguna información, pues no tiene una
ya. lo ~~bIa. La información es la eliminación de cierta indeter-
1
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1
1-
cion . por el ~?nocimiento. Donde no hay desconocimiento no
hay mformaclOn: «El G~adalquivir pasa por Sevilla», «Las pie-
?ras caer: ,de arnba abajo», estas dos afirmaciones no contienen
vitch Chukhrai, La balada del soldado (1959), cuando el tanque
fascista persigue al protagonista y éste -corre jadeante, sin fuer-
zas, en la pantalla se invierte la imagen y el tanque marcha ••
l
¡
I~for~aclOn, porque son las únicas posibles, pues nuestras expe-
rrencias y n~estro sentido común no nos permiten presentar
una
. d alternativa
. . a esa afirmación. (Según Niels Bohr , un enun-
por la parte superior de la pantalla con las orugas hacia arriba
y su torreta apunta hacia el cielo, que está abajo. Cuando el
cuadro recobra su posición normal, la tierra otra vez aJ?arece ••
i
CIa o no. trivial ~s aquel en que la afirmación contraria a él
no es evidente disparate.) Pero supongamos una cadena:
abajo y el cielo encima; pero ese mensaje ya no es trivial (el
espectador siente un gran alivio): ahora sabemos que la posi-
cíón normal del cielo y de la tierra no se deben a la repro-
••
t:
B /' e
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ducción automática de la toma, sino es el resultado de la libre
elección del realizador. Por eso el mensaje: «El cielo está arriba
y la tierra abajo», que en un contexto no artístico no signifi-
••
Ii en la que ~l. aco~tecimiento B pudiera sucederle e D (con
ó
A ---+
B
ó
B
---+
---+
e
D»
siguientes, con el tanque ardiendo, resulta lógico.
26 27
blanco y negro y no en color, respondió que él pretendía que
el film tuviera más verosimilitud». y Montagu hace este cu-
rioso comentario: «Extraña respuesta, pero más extraño aún
fue que nadie se extrañara de ella». Como vemos, esto no es
extraño, sino algo completamente normal."
30
tido. El arte de la verdad desnuda, que pugna por liberarse
de cualquier convencionalismo artístico, exige, para ser com-
prendido, una vasta cultura. Democrático por sus ideas, este
arte es demasiado intelectual por su lenguaje. El espectador
no preparado termina por aburrirse, Para evitarlo, el realiza-
dor restituye sus derechos al lenguaje artístico conscientemente
primitivo, tradicional, pero próximo al espectador. En Italia, la
commedia dell'arte y la ópera son artes, cuyo sistema tradicio-
nal de convencionalismos es comprensible para el espectador
masivo, Por eso el cinematógrafo, que alcanzó los límites de lo
natural, recurrió a la simplicidad primitiva y convencional de
los lenguajes artísticos que el espectador conoce desde la in-
fancia.
35
34
El mundo del cine, fraccionado en planos, permite ais- Pero, por grande que sea la importancia del mon!aj~
lar cualquier detalle. El plano adquiere la libertad de la pala- (de él hablaremos especialmente), sería exal?;erado ,ver l,os .lImI-
bra: se hace posible subrayarlo, combinarlo con otros planos, tes del plano sólo en el empalme de montaje. Sena mas Justo
de acuerdo a las leyes de la proximidad semántica, no natural, decir que la evolución del montaje hizo más nítido el con-
emplearlo en un sentido figurado, metafórico y metonímico. cepto de plano, hizo evidente lo que se hallaba oculto en todo
film de ficción.
El plano como unidad discreta tiene un sentido doble:
introduce la discontinuidad, la segmentación y la medida en Si comparamos el movimiento de los aconteci~i~~tos
el espacio y en el tiempo cinematográficos. Pero como ambos en la realidad y en la pantalla, veremos que, pese a la similitud
conceptos, el espacio y el tiempo, se miden en el film con una evidente y manifiesta, existe una difer~nc~a: en la re~lidad, .tos
misma unidad (el plano), resultan mutuamente intercambiables. acontecimientos se suceden en un flUJO ininterrumpido, rruen-
Un cuadro, que tiene en la realidad una dimensión espacial, en tras que en la pantalla, aun cuando no exista el :nontaj~, la
el cine se puede fraccionar en planos que, dispuestos sucesiva- acción formará una especie de espesuras con cavidades ínte-
mente, forman una cadena temporal. De todas las artes que se riores que se llenan con las acciones.-ligantes. ~a a este nivel
sirven de imágenes visuales, sólo el cine es capaz de construir la «vida cinematográfica», a diferencia de la VIda real, repre-
una figura humana como una frase distribuida en el tiempo. senta una cadena de «trozos adyacentes» (Eisenstein). Pero la
La psicología de la percepción de la pintura y de la escultura segmentación no termi?a aquí: s?,bre lo q~e vemos superp.o-
muestra que la mirada se desliza por el texto como si realizara nemos la rejilla de la interpretación. Conscientes de que as~s-
una «lectura» ordenada. Pero la distribución en planos intro- timos a una narración artística, es decir, a una cadena de SIg-
duce en el proceso una cosa básicamente nueva. En primer nos, segmentamos inevitablemente el flujo de impresiones vi-
lugar, se crea una sintaxis y a la lectura se le impone un orden suales en elementos significantes.
riguroso. En segundo lugar, este orden no obedece a las leyes
de un mecanismo psicofisiológico, sino al proyecto artístico, Permítasenos una cornpa racrori: tomemos una frase,
a las leyes del lenguaje del arte en cuestión. grabémosla en cinta magnetofónica y ~scribámosla en el papel.
La grabación estará formada por variantes de fon,e~as. Pode-
Una de las definiciones fundamentales del concepto mos aislar perfectamente cada Ionerna, pero ~os límites en.tre
de «plano» es la de frontera del espacio artístico. Así, pues, ellos serán imperceptibles, borrosos (el es tudio de los oscilo-
antes de definir ese concepto de plano podemos destacar lo gramas de la palabra muestra que a este ni~el es práctic~mente
más sustancial de él: para reproducir una imagen visual y imposible establecer una demarcación precisa entre el final .de
móvil de la vida, el cine la divide en fragmentos. Esta fragmen- ••un íonema y el comienzo del siguiente). Con la frase escnta
tación ofrece múltiples aspec tos: para el que realiza el film es , pasa una cosa bien distinta: aquí los lími~es entre cada, I~tra
una fragmentación en planos, que durante la proyección se son clarísimos e indiscutibles. Sobre esa «cinta magneto[~l1lc~»
unen, de igual forma que al recitar un verso los pies se unen de la imagen que corre por la pan talla nues tra coricrencra
en palabras (el pie, la unidad métrica del verso, tampoco es superpone la rejilla de la interpretación ~en.tal. De esta fr~g-
percibido por un lector no advertido). Para un espectador es mentación interna del film se tomó conSClenCla cuando gracias
la sucesión de trozos de la imagen que, pese a los cambios que a los trabajos de los prácticos y de los te?ricos :lel cin~, ~ue
se producen dentro del plano, se perciben como un todo único. comprendida toda la importancia del montaje. El cine soviético
Se considera el límite de un plano la línea en que el de los años veinte desempeñó en ello un gran papel.
realizador empalma un episodio filmado con otro. Eso decía
el joven S. M. Eisenstein cuando escribía: «El plano es la La natural fragmentación del relato cinematográfico en
célula del montaje».6 Y más adelante: «Puestos a comparar el segmentos puede ser comparada a la fragme~t~ción del texto en
montaje con algo, compararíamos los planos con una serie de un espectáculo teatral. El texto teatral se divide en. segmentos
explosiones de un motor de combustión interna que, multipli- (los actos) separados entre sí por los entreactos y por las ba-
cándose en una dinámica del montaje, son los "empujones" jadas del telón. Es una se~mentació~ e.vidente, ~xpresacla me-
que hacen que el automóvil o el tractor avance»'? diante interrupciones del tiempo arttstico. El cine contempo-
'JL
,1 ~ r:J:I ~. ---:j :~"l . --¡ -¡ ,.--¡ -'l - ¡
ráneo, desde que se liberó del lenguaje teatral y adquirió len- fica». También' se puede establecer que, para que un plano no
l.' guaje propio, no conoce tal segmentación (con la sola excepción pase a otro plano, la dinámica de sus elementos internos .n?
de la división de las series; aunque una serie se proyecte debe rebasar un cierto límite. Se puede intentar una definí-
ininterrumpidamente, los títulos que aparecen cada vez que ción de las relaciones tolerables entre lo alterable y lo inalte-
comienza un nuevo episodio introducen una pausa. en el relato, rable dentro de un plano. Cada una de estas definiciones reve-
equivalente a un entreacto). Pero el texto de una obra teatral lará un aspecto del plano, pero no lo agotará. Al mismo tiempo,
no sólo se divide en actos: también está fragmentado en esce- a cada uno se le pueden formular objeciones fundamentales.
nas. El paso de una escena a otra no se produce en forma de
salto, sino de manera continuada, conserva la semejanza apa- Estas dos afirmaciones: «El plano es uno de los .con-
rente con el transcurrir de los hechos en la vida. Pero cada ceptos .básicos del lenguaje fílmico» y «Es bastante difícil una
nueva escena ofrece una condensación de la acción, es un todo definición exacta del plano», colocadas juntas, una al lado de
organizado, con límites estructurales precisos. Si en el esce- la otra, desconciertan. Pero recordemos que una ciencia tan
nario estos límites son expresados mediante una relajación de desarrollada hoy como la lingüística se halla en una situación
la acción, con el paso a otro' acto, etc. (es decir, se expresa en análoga, que confirmaría la justeza de nuestras afirmaciones
categorías del contenido), en el texto impreso de la obra tea- si sustituyéramos el término «plano» por el término «palabra».
tral (que con respecto a la obra escénica es una especie de Esta coincidencia no es fortuita: los elementos estructurales
meta texto, la descripción verbal de una acción no verbal) las fundamentales revelan su naturaleza no en la descripción de
escenas se separan gráficamente por la tipografía (con los es- su materialidad estática, sino en correlación funcional con el
pacios, los títulos, etc.). todo. Revelando la función del plano, obtendremos su defini-
ción más acabada. Una de las funciones básicas del plano es
En este caso la analogía directa con la fragmentación que tiene una significación. De la misma forma que en el len-
de la narración cinematográfica es clara. La vida interpretada guaje hay significaciones propias de los fonemas (significacio-
'(en el aspecto que nos ocupa) se diferencia de la vida real por nes fonológicas), significaciones propias de los morfemas (sig-
su segmentación rítmica. Esta segmentación rítmica es la base nificaciones gramaticales), significaciones propias de las pala-
de la división del texto cinematográfico en planos. Al mismo bras (significaciones Iexicales), el plano no es el único portador
tiempo, esta segmentación tiene un carácter latente, espontá- de la significación cinematográfica. También tienen significa-
neo. Sólo a partir del momento en que el cine colocó el mon- ción unidades más pequeñas, como son los detalles del plano, y
taje en la base de su lenguaje artístico, la fragmentación en unidades más grandes, las secuencias. Pero en esta jerarquía
planos se transformó en un elemento consciente, sin el cual el plano (aquí también cabe la analogía con la palabra) es el
los hacedores del film no pueden construir su mensaje, ni el portador principal de las significaciones del lenguaje cinemato-
.público percibirlo. Pero el montaje es tan decisivo para «el gráfico. Aquí es donde la relación semántica (la relación entre
lenguaje cinematográfico», que de él cabe hablar aparte. el signo y el objeto que designa) está más marcada.
Así, pues, un plano está separado en el tiempo del pre- El plano no sólo tiene límites temporales. El plano tiene
cedente y del posterior y su empalme forma un efecto espe- t ambién límites espaciales: los bordes de la película (para los
cial, característico del cine, llamado efecto de montaje. Pero un autores) y los bordes de la pantalla (para los espectadores).
plano no es un concepto estático, no es una imagen inmóvil Todo lo que se halla más allá de esos límites se puede consi-
pegada a otra imagen inmóvil. El plano es un fenómeno diná- derar inexistente. El espacio del plano posee toda una serie
mico que dentro de sus límites admite movimientos, a veces de propiedades misteriosas. Sólo nuestra costumbre de ver cine
considerables. hace que no percibamos cómo el mundo que vemos habitual-
mente se transforma, de modo que su infinitud sin límites
Podemos dar al plano diferentes definiciones: <da uni- queda reducida a la superficie plana y rectangular de la pan-
dad mínima del montaje», <da unidad básica de la composición talla. Cuando vemos en la pantalla un gran plano de unas ma-
de la narración cinematográfica», «el conjunto de los elementos nos que la ocupan toda, nunca decimos: «Qué manos tan enor-
internos del plano», la «unidad de significación cinernatográ- mes, son las manos de un gigante». En este caso el tamaño no
38 39
- Iiiil
,.:"1
liiiJ liiiiJ liii1 liifJ Iiiil
dn 111
·! '-PatJ.talla:sé' parece=tanto al objeto Jmismo, es torarfnente iogíco
J I dicular a la superficie de la pantalla}. El,.teóricoch~~o Ja~ ~.
suponer que la imagen .visual del objeto tiene la significación. Mukarovsky ya en los años treinta confena una función analo-
del propio objeto. En este 'caso un gran plano de una mano ga al sonido. Un sonido desplazado con re~p~cto a la fuente
en la pantalla, sólo puede significar que es una mano real- que lo emite, produce un efecto estereofomco. Mukarovsky
mente cercenada. De esto se desprende una conclusión esen- proponía mostrar en la pantalla un carro rodando sobre el
cial: cuando el espacio infinito se transforma en plano, las espectador y la banda sonora reproduciendo el golpe te o de lo~
imágenes devienen signos y pueden designar no sólo aquello cascos del caballo que no estuviera presente en la pantalla; ast
de lo que son reflujo visual. Más adelante hablaremos del signi- se sentiría bien que el espacio artístico había abandonado l~
ficado de los grandes planos y de los planos de conjunto. Lo superficie de la pantalla y había adquirido una tercera di-
que ahora nos interesa es su capacidad para transformarse en mensión.
signos convencionales, para pasar del estado de simples impre-
siones de la realidad a palabras del lenguaje cinematográfico. Así, el lenguaje cinematográfico establece el concepto
de plano y al mismo tiempo lo rebate, creando nuevas formas
La convencionalidadde la imagen cinematográfica (lo de expresividad artística.
umco que permite saturar de sentido la imagen) no sólo está
determinada por los límites rectangulares de la pantalla. El
mundo representado es un mundo tridimensional, mientras que
la pantalla, hoy por hoy, no tiene más que dos dimensiones.
Esa bidimensionalidad de la pantalla es otra de sus limita-
. ciones.
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rr:I ¡_LlJ :::-;-~ _!'~~'J _u_J C! __ -.J u _J ,"__-1 __'--'
r objetos aparezcan en la pantalla tal ;yc~~o.ac?stum~r~mos T-!'
Si las primeras significaciones están presentes en un verlos en el mundo real que él conoce), o su conocimiento de
plano aislado, para las complementarias se requiere una cadena, otras artes que utilizan signos icónicos anteriores al c~ne, co~o
una continuidad de planos. Sólo mediante la sucesión de planos la pintura o el teatro. Para este espectador convencional ~olo
se revela el mecanismo de las diferencias y de las combinacio- serán significativos los elementos de la colum?a der~ch~, ~~en-
:mes, gracias a las cuales se destacan ciertas unidades semánti- tras que para el espectador formado en el cme sera significa-
cas secundarias. tiva la propia oposición binaria de ambas columnas.
50 51
La «carta», en tanto ue ..
en unidades discretas en si q P texto, .se divide claramente verbal. La palabra, en efecto, no es un criterio facultativo, su-
.., . ,Ignos. or medio de me' Ii plementario de la narración" cinematográfica, sino que es un
gUIStICOSespeciales los signos carnsmos In-
se unen en m' d . elemento obligatorio de ella (la existencia de films sin subtítu-
tagmas de diferentes niveles El t icroca enas, en SIn-
e~tructura atemporal, a niv~l del e~:~ ~:. construye c~mo una los o de sonoros sin diálogo, como La isla desnuda [1961] de
nivel de discurso. Una ima en ( g . Je .Y. en el tiempo a Kaneto Shindo, no hacen más que confirmarlo: en ellos el es-
no como hecho artístico . g par~ sImplIfIcar lo tomamos pectador siente continuamente la ausencia del texto hablado;
, SIno como Imagen' , . , .
ea: un cartel publicitario' Icol:11~a,no artIstI- la palabra aparece, pero con signo negativo, como un «proce-
des discretas El ' t s por ejemplo) no se dIvIde en unida- dimiento-rnenos»).
. carac er sermotíco . ,
reglas de proyección del ob ieto sob proviene aqUl. de ciertas
aumentar el volumen de infoJ " r~ un plano. SI queremos La síntesis de los signos verbales y figurativos, como
caso (la carta) agregamos n~~a~;o~ el mensaje, en el primer veremos, en el cinematógrafo da lugar a dos tipos paralelos de
aumentando así la cantidad de t t gn~s o grupos de signos, narración. Mas en este caso lo que nos importa es la interpe-
cartel) dibujaremos algo más eX o .. n el segundo caso (el netración de dos sistemas semióticos básicamente distintos. Las
< en aI mIsma supe fí . palabras comienzan a comportarse como imágenes. Así, en los
cual complicaremos o transformare r icie, con lo
aumentaremos cuantitativamente. mas el texto, pero no lo textos explicativos del cine mudo el tipo de letra adquiere
categoría de significante estilística. El aumento del tamaño de
las letras se percibe como el signo icónico del aumento de la
Así, pues, aunque nos halla '. >
ramente semiótica las lac¡ mas ante una situación cla- intensidad de la voz.
, re aclOnes entre
fundamentales como Son el si no 1 unos .conceptos tan
primer caso el si no .g y e texto son diferentes. En el El texto verbal gráfico no desaparece al surgir el so-
texto. El te;to se ~onst~~u~;I~1an?, algo que existía antes del nido. Como mínimo los film s sonoros casi nunca prescinden
primario el texto. El signo e e sl~nos. En el segundo caso, es del título del film ni de los nombres de los protagonistas. Ac-
con el texto o bien se destac n es e caso, o bien se identifica tualmente se considera que existe cierta equivalencia entre los
operación, por analogía con<e~ ~~~o .res.ult~~o. de una segunda subtítulos (la palabra gráfica) y la voz en off y otras palabras
cierto sentido un sistema sern¡ 't' saJ~ lIngUIstICa. ASÍ, pues, en no pronunciadas por el personaje (como son los monólogos
. . e 10 lCO SIn sig (
magnitudes de orden superior 1 nos que opera con interiores). Así, los epígrafes y textos de introducción, que apa-
doja sino una realidad uno d COt os textos) no e.s una para- recían tradicionalmente escritos en la pantalla, desde hace al-
miosis. ,e os dos tIpOS posibles de se- gún tiempo se presentan como voz en off. Por otra parte, en
algunos casos el monólogo interior aparece en subtítulos, como
Pero si en la comunicació ' . si se tratara de un film extranjero. Tal es el caso de Una mujer
discretos y no discretos a_n no artística los mensajes casada (1964) de Jean-Luc Godard, obra cuyos valores artísticos
d . e par ecen enfren tado d han sido muy discutidos, pero cuya riqueza semiótica es indis-
encías polares de la transmisión del e • s como os ten-
lugar una compleja intera ., mensaje, en el arte tiene cutible; en una de las escenas la protagonista, sentada en un
poesía, por ejemplo el teC~IOn estructural. e.r:tre ellos: en la café, escucha el parloteo de otras dos clientes jóvenes en la
signos-palabra comie~za a ~ o verb~l constItuI?O de distintos mesa vecina (esta mesa se halla -en primer plano). La conver-
co indivisible; por su parte 0~1porlar se ~omo signo-texto icóni- sación de las muchachas es transmitida por medio del sonido,
tendencia a la narratividad 'ats artes fIguratIva~ revelan una mientras que los pensamientos de la protagonista aparecen en
, go que no les es mherente. la pantalla escritos en subtítulos.
Esta tendencia es clara sobre todo en el cinematógrafo. Con este mismo film podemos ilustrar una tendencia
mucho más importante: en Una mujer casada se citan extensa-
Antes dimos por válida la d fi . " .
fa como narración por medio d . ,e InIClOn del cInematógra- mente obras literarias, libros, revistas. que constituyen una es-
cer una precisión: el cine e lmage~es; ahora debemos ha- pecie de clave para comprender su contenido. La protagonista
. , por su esencia es la ' t . d tiene en sus manos una novela: aquí es significativo no sólo
ten d encias narrativas' la f . . r SIn eSlS e dos
. iguratívn (<<pll1tura animada») y la que la autora del libro es EIsa Triolet (se supone que el es-
52
- "~tfe querñár los libros, tTene' uríó' én -:'sít:'despach'o; tarribién. ~e
permiten los comics y la televisión, en la que se ve a la polI~Ia
rapar a jóvenes «melenudos» que protestan contra una SOCIe-
dad obtusa). A lo largo del film la quema de libros es constante;
los libros son objetos, objetos ardiendo en la pantalla. Pero
en las pastas de los libros hay palabras y en la pantalla arden
las palabras. Hogueras de palabras. El título, ~el libro, la. pa-
labra se convierte aquí en signo verbal y gráfico. En la cmta
de Andrzej Wajda, Cenizas y diamantes, el propio título pro-
viene de un verso de Norwid. El texto del poema aparece en
el -film en forma oral (el personaje lo recuerda: es como si
recordara al mismo tiempo a Norwid y a la lejana adolescen-
cia de la anteguerra) y también como epitafio casi borroso. en
una piedra; es otro objeto del mundo de la cultura, otro objeto
«hecho de palabras».
54 55
I
[J
-
conoce mal nuestra lengua), se recurre a elementos del arte
teatral. El monólogo interpretado es un caso de invasión del
lenguaje por los signos icónicos. He tenido ocasión de observar
en la intimidad cómo un conocido actor, que primero expre-
saba su pensamiento con palabras y después, involuntariamente
(le parecía que estaba diciendo la misma cosa por segunda
vez), reproducía esa idea por medio de gestos. Es un típico
ejemplo de bilingüismo, cuando un mismo mensaje es trans-
mitido en un lenguaje oral y en un lenguaje figurativo. Pero
si el lenguaje hablado es sincrético por naturaleza, ello no in-
valida el hecho de que su estructura es verbal, cuyo carácter
dominante se revela al nivel más abstracto del lenguaje escrito.
En la parte dedicada al . h
ción de ese principio básico <d mlont~Je ablaren;os de la reía-
rrativa. e a cmematografIa con la na-
59
dora; no obstante, cuando la «tachanka- aparece en la pantalla,
la aceptamos como algo 'nuevo. Una calesa, un carruaje suma-
mente «pacífico» y, sobre él, una ametralladora. Un objeto que
tomamos como signo de la guerra y un objeto que a los que
pasearon en calesa por las pacíficas calles de San Petersburgo
y de Moscú sugiere recuerdos totalmente distintos, se funden
en una imagen única e internamente contradictoria, convertida
en signo cinematográfico de una guerra de características es-
peciales, en la que la retaguardia pasa rápidamente a ser frente
y viceversa, con sargentos semianalfabetos mandando divisio-
nes, enfrentados a los generales. Precisamente el montaje de las
imágenes en conflicto interno, que juntas forman un signo
icónico de una tercera noción que no se desintegra en sus com-
ponentes, convierte automáticamente esta imagen en portadora
de información [ilmica. La significación [ilmica se expresa con
medios del lenguaje cinematográfico y es imposible fuera de él.
La significación cinematográfica es el resultado de una conca-
tenación de elementos semióticos, que es exclusiva del cine.
-:l!.
.---,-. .l:." ,_~ -_......::. .)
7. El montaje
- - ,- I'•...
~:·
-- -, .•.•.
67
I .
En un film sonoro el «rol» del montaje consiste prin-
cipalmente en la sincronización interior de la imagen y del punto de vista de una estructura invaria~te, o como !a realiza-
sonido».'? ción de los principios estructurales del Sls.te:n.a con CIertos me-
dios materiales. Ferdinand de Saussure iriicialrnente propuso
Sin embargo, el' «cine de montaje» tiene muchos de- distinguir en las lenguas naturales los principios del «lenguaje»
tractores. Entre los numerosos teóricos que no lo consideran (sistema de relaciones estructurales). y de la «p~labra». (l~, e~-
una fórmula universal del lenguaje cinematográfico, citaremos presión de estas relaciones por medIO. d~ rr:~tenales lingüísti-
a André Bazin, según el cual ya en la época muda del cine hubo cos), y posteriormente hizo de esta distinción la b~se de su
teoría general de la Semiótica. Desde ese pun~? de vista, cuan- (
dos tendencias opues tas: « Una de ellas representada por los
realizadores que creen en la imagen y otra por los que creen do descubrimos una «regularidad» en la sucesion de elementos,
es decir desde el momento en que a nivel del «lenguaje» esta
e
en la realidad-.» El sentido de esta división está en distinguir
entre el realizador que cuenta con «todo un arsenal de proce- regularidad se ajusta a cierta norma estructural, pierde su ca- t
dimientos para imponer al espectador su interpretación de los rácter de sorpresa y pasa a ser predecible .. A. m~dida que se
alarga, el texto se ve sometido a mayores hmIt~cIOnes estru~-
e
acontecimientos representados», un cine en el que «el sentido
no está en la imagen», sino «que es la sombra proyectada, por turales, por tanto se hace cada vez menor el num~ro .de POSI- e
el montaje, sobre el plano de consciencia del espectador», es bilidades para elegir el siguiente elemento .. Por con.slgu.Ie:-1te,en e
decir, el cine de interpretacinn en contraposición a un cine cualquier texto bien construido la carga mformat~va Ira de.c~-
que tiende a fijar y no a construir, en el que el objeto fotogra- yendo del comienzo hacia el final, y la redundanCl.a (la pOSIbI- t
fiado se impone a la interpretación y el actor al realizador. En lidad de predecir el elemento siguiente en la serie lineal del
este segundo tipo de cine el montaje no desempeña un papel mensaje) irá en aumento. También es necesario .subra?,ar otro ••f
destacado, y Bnzir¡ enumera a los grandes maes tros del cine aspecto. En la comunicación no é\rtísti;ZI.el dest';latano, antes
mudo que en su arte no concedieron gran importancia a la de recibir un mensaje, ya posee un código comun c?n el d~l e
poética del montaje. emisor. Si leo un libro en idioma estoniano y extraigo d~ el
f
Según Bazin, es ta segunda tendencia ha prevalecido
históricamente en el cine sonoro y ha determinado su progreso
en la segunda mitad del siglo xx:.
muchos datos es porque conozco dicho idioma (no me refI:ro
a una lectura para aprender el idioma, sino ~ una co~ul1lca-
ción normal). Dos compatriotas, locutor y auditor, dominan el
idioma materno por igual y a tal punto; que cuando conversan
•,
no prestan atención al lenguaje. El lenguaje se. hace ~ot~r. cuar:- f
Antes que nada intentaremos aclarar qué es el mon-
taje. Según la interpretación que el término recibe en las publi-
do se hace uso de él de una forma no cornent:, individuali-
zada: con brillantez, con arte o, por el contrano, se emplea
con muchas incorrecciones, con tartamudeos o mala pronun- t
•
••
caciones teóricas soviéticas (además de las obras apuntadas,
cabría señalar los artículos de B. M. Eikhenbaum, «Problemas ciación. El lenguaje normal es correcto y por e.llo pasa desaper-
de la estilística del cine», y de Yuri Tynianov, «Sobre los funda- cibido. El auditor presta atención El 10 que le dicen y no él como
mentos del cine», en la selección de artículos Poetika kino Mos- lo dicen; él extrae su información del mensaje;. él cono~~ todo
cú y Lcningrado, 1927 [véase n. 30J) el montaje no es más que sobre el lenguaje y no espera ni recibe nueva información so- f
bre la estructura de ese lenguaje.
un caso particular de unas leyes generales de la formación de
las significaciones artísticas, de la yuxtaposición' (contrapunteo
t
o integración) de elementos heterogéneos. Una serie artística, La secuencia artística se construye de manera distinta. t
es decir, la sucesión de elementos estructurales
artísticas.
en el arte, se
construye de una manera distinta a las series estructurales no !
i
i
La gran carga informativa del texto litera~io se debe a
que, gracias a sus mecanismos internos, com~I('J~s y no ~el
todo comprendidos, su lógica estnl~tural no ~Ismliluye su m-
•
f
Jl
1I
forrnatividad.!? La es truc tura literaria neutraliza la redundan- «
La secuencia tipo de los elementos estructurales no ar-
tísticos se construye de la forma siguiente: todo sistema de
comunicación puede ser estudiado en dos aspectos: desde el
1:
¡I
cia." Por otra parte, el individuo que participa en el acto de
comunicación artística recoge información no sólo de la comu-
nicación, sino del lenguaje utilizado por e:. arte. Es .co:-no la
••
68 11
persona que lee un libro para, al mIsmo, uernpo, asimilar el
•
ti;
)
=
idioma en el que está escrito y el contenido del mismo. Por
eso en el acto de comunicación artística el lenguaje nunca es
automático, predecible.
I~ - -- - -,-
sistemas diferentes. Algo semejante ocurre con las composi-
ciones «macarrónicas», en las que se mezclan palabras de dis-
tintas lenguas. En el arte eso ocurre con mucha frecuencia. Ape-
nas hemos descubierto ciertas regularidades estructurales del
Por tanto, 'cuando se produce la comunicación artísti- . texto y, dispuestos a predecir, nos sentimos capaces de poder
ca, el lenguaje del contacto estético y el texto en ese lenguaje predecir el siguiente elemento, el autor cambia el tipo de regu-
deben conservar la sorpresa en toda su longitud. Pero aquí laridad (pasa a otro «Ienguaje») y nos obliga a reconstruir de
surge otra dificultad: lo sorprendente quiere decir ilógico (lo nuevo los principios por los que se estructura el texto.
lógico no es sorprendente; no se puede decir que después del
5 de marzo inopinadamente vino el 6 de marzo, o que después El choque de los elementos relevantes de sistemas dife-
del invierno llegó inesperadamente la primavera: son secuen- rentes (opuestos y comparables, es decir, unidos a un nivel más
cias automáticas y su enunciación no aporta información), mas, abstracto) es la manera habitual de 'formar .significaciones ar-
por otra parte, lo ilógico, lo asistemático, no es transmisible, tísticas. Así se construyen los efectos semánticos, como la
queda fuera de los límites del intercambio semiótico. De este metáfora y otros efectos estilísticos.
modo, la comunicación artística, por sus ~ismas premisa s crea
una situación contradictoria. El texto debe ser al mismo tiem- Para que quede más claro el principio de yuxtaposi-
po lógico e ilógico, predecible e impredecible. En la práctica, CIOn de elementos heterogéneos, de su conflicto y de su unidad
todos lo sabemos, se produce esa extraña situación. Por ejem- a un nivel superior, que hace que cada elemento en el con-
plo, el lenguaje que utiliza la poesía está sometido a todas las texto del todo se vuelva al mismo tiempo inesperado y lógico,
reglas de la gramática, a las que se han agregado algunas reglas citaremos ejemplos de un brillante artículo escrito hace unos
complementarias: la rima, la métrica, el estilo, etc. Por consi- cuarenta años por el checo Jan Mukarosvky.
guiente, el texto poético está más limitado, es menos libre que
el no poético. Por consiguiente, debe de aportar menos infor- En su análisis de los film s de Charles Chaplin, Mu-
mación. Por consiguiente, para transmitir una información karovsky señala que en todos ellos la máscara de Charlot es
equivalente, un texto no literario requiere menos palabras que estable y esperada. El maquillaje invariable del actor, sus tra-
la poesía." En realidad, ocurre a la inversa: un texto literario jes, sus métodos interpretativos, las situaciones tipo de la tra-
de un volumen inferior contiene más información que un texto ma y la referencia a un tipo humano único crean un perso-
no literario. Esta paradoja es de una importancia fundamental, naje con una estructura artística que forma un todo.
porque se apoya en lo que los poetas denominan «el milagro
del arte», y lo que nosotros llamaríamos «imprescindibilidad Pero Mukarovsky señala que esa unidad del personaje
cultural del arte». . no suprime, sino implica, su dualidad. La indumentaria el
Charlot se desdobla: la parte superior la componen un el -
El texto literario resuelve esta contradicción inicial de gante sombrero hongo, el chaleco y el cuello de pajarita; la
dos formas. Primero, porque un mismo texto está relacionado inferior, el pantalón en acordeón y los zapatos monstruoso
con dos normas estructurales. Lo que en el texto es casual se- (esa distribución entre lo superior y lo inferior no es fortuita).
gún unas normas, es lógico según otras. Las redundancias en- La combinación en su atuendo, por una parte de la exquisita
contradas de dos sistemas distintos se superponen mutuamente elegancia (el personaje de Max Linder conservaba la elegancia
y se extinguen; así, el texto conserva su valor informativo en «monolítica» del dandy; Chaplin empezó a crear a su personaje
toda su extensión. Este texto puede compararse a un mensaje cuando el estereotipo cómico de Linder ya era familiar y p -;
que se descodificara en varios idiomas. Por ejemplo, Pushkin rada por el público) y por otra de los harapos de vagabund ,
puso como epígrafe a un capítulo del poema Eugenio Oneguin encuentra su prolongación en los gestos y en la mímica el
esta frase tomada de Horacio: «O rus!» (que significa: ¡Oh, Chaplin. El ademán distinguido con que Chaplin se quita I
campiñal) y le yuxtapuso en forma de juego de vocablos: bombín o se arregla la pajarita se combina con gestos de un
«¡O~,. ~us!» (es. decir: ¡Oh, Rusial). La otra forma es la yuxta- verdadero galopín. Diríamos que en Charlot hay dos hombr .
pOSICIOnde unidades heterogéneas, de unidades relevantes de Esto permite obtener el efecto de sorpresa. Tenemos, pues, UD::'
70 71
_.
- - ---
máscara fija, situaciones estereotipadas,
I __ ._J I
gestos convencionales.
Por consiguiente, ese texto debería ser más previsible que una
iiiiiLJiiiCJ
.~ liD r.¡.
t
,
serie no artística, «no interpretada» de fotos de la realidad no
artística. y sin embargo no es así. En Chaplin las distintas re-
gularidades del texto se entrecruzan y crean la sorpresa desea-
t
,
da. En las circunstancias más inoportunas, Charlot se compor-
ta como un caballero irreprochable.
manifiesta en la pantalla precisamente
El hombre mundano se
en situaciones en las
••
que lo lógico sería un comportamiento de golfo, de pícaro. Pero
cuando el contexto exige una conducta de gentleman, Chaplin
se transforma en el humilde vagabundo de traje ridículo.
••
(1925)
El argumento de la clásica cinta La quimera del oro
está compuesto de dos mitades. En una, Charlot es un
•••
pequeño vagabundo; en la segunda, un nuevo rico. Charlot-
vagabundo se comporta Con elegancia mundana (fig. 14). La
culminación es la escena en la que los buscadores de oro, aco-
-1
sados por el hambre en las montañas nevadas, cuecen una
bota. Chaplin maneja el cuchillo y el tenedor para comer el
horrible alimento, chupa los clavos, como si se tratara de hue-
sos, y engulle los cordones como si se tratara de spaghetti; los
modales de Charlot son muy distinguidos. Pero, transformado
en millonario, vestido Con abrigo de pieles y smoking, se rasca, Figs. 14 y 15. Suela de bota con sus clavos, plato apetitoso para un
eructa, hace ruido al comer, se comporta como un golfo. Charlot-vagabundo con ademanes aristocratícos. Al final, Charlot-
millonario debe disfrazarse clevagabundo para conquistar el amor
de Georgia Hale (La quimera del oro)
El sentido de este juego consiste en que en ambos
casos el personaje se nos aparece disfrazado. En el primer caso
es el hombre mundano disfrazado de vagabundo, en el otro el
vagabundo disfrazado de caballero. Cada disfraz dicta al per-
sonaje un comportamiento y al espectador un tipo de espera
determinado. La relación «personaje-indumen taria», origen de
situaciones cómicas, también puede crear otras significaciones.
Al final de La quimera del oro, Charlot millonario a bordo de
un barco encuentra a la muchacha que le había rechazado cuan-
do vivían en el poblado de los buscadores de oro; ahora la
muchacha viaja en tercera clase, junto con los pobres emigra-
dos. En el brillante pasajero no reconoce a su adorador de
otra ocasión. Charlot se pone sus viejos andrajos y la mu- ¡
chacha lo reconoce. Ahora el cambio de traje pertenece al ar- f
manes ingenuos y ridículos; así lo ve la protagonista y así le 1I Eg. 16. La joven florista ciega CYir-
ama. Pero el espectador no olvida que el personaje está disfra- 11 ginia Cherr ill) y el calavera millo-
zado (fig. 15). nario (Charlot) en Luces de la CLU-
dad
72
---, 111f1 COnríiIJ.~d del ~ispárate puede" lograrse en~lan-
do lo imposible de ensamblar, adhiriendo mecánicamente cosas
1-
I
I
I
- - - -"".'- _.
heterogéneas; el personaje íntegro y, con más razón, el trágico,
supone que unos elementos diferentes o antagónicos desde un
punto de vista, aparecen unidos desde otro punto de vista; el
hallazgo de este 'punto de vista constituye un descubrimiento
artístico. Mukarovsky señala el método con que Chaplin im-
pide que los espectadores pierdan el sentido de la unidad del
personaje. En Luces de la ciudad Chaplin coloca al lado del
protagonista a dos personajes, cada uno de los cuales «percibe»
una de las dos caras opuestas de Charlot. Una florista ciega y
un millonario borracho (fig. 16) captan las dos proyecciones
distintas de Chaplin. La florista le considera un príncipe de
leyenda, «ve» a un Charlctelegante, y cuando recobra la vista
no reconoce en el personaje real a Charlot. El millonario borra-
cho, hastiado de todo, busca la amistad de un «hombre sen-
cillo», de un vagabundo; cuando se le pasa la borrachera tam-
poco reconoce a Charlot. Un hombre trágicamente incompren-
dido, al que el 'amor y la amistad sólo le aceptan «fragmen-
tado», es recibido por el espectador como vivo, íntegro, único.
Así se crea una manera de conducirse que es una mez- Fig, 17, Marcello Mastro.ianni examina con atención su rostro triste
cla de dos tipos de comportamiento y a la vez un comporta- y fatigado (Ocho y medIO)
miento único, orgánico, porque se trata de la vida, del destino
de un hombre. Así se logra la alta capacidad de información del
arte, que más arriba señalábamos como una de sus paradojas. el surgimiento de la espera y s,: destr:ucción, qu~ es uno de l.os
momentos fundamentales para impedir' que decaiga la carga m-
Estas observaciones son válidas no sólo para lo cómi- forrnativa del texto.
co: se hallan en relación directa con las leyes más profundas
del arte. ASÍ, en la novela de Scott Fitzgerald Suave es la no- Las interpretaciones de Marcello Mastroianni nos dan
che, el protagonista explica a la actriz Rosemary las leyes de buenos ejemplos de este juego de. salir .Y entrar en el rol. En
la interpretación: ! el film Ocho y medio el protagomsta SIempre ~e proyecta de
forma distinta (fig. 17): en las escenas de la infancia, ~n la
«-Hay que hacer las cosas imprevistas. Si el público proyección de su persona sobre distintas .m:rjeres, a trave.s ?e
piensa que ella es una hija de corazón duro, ella se mostrará los sueños, del arte. Cada una de estas Imagenes. no es. idén-
enternecida. Si la cree tierna, ella se revelará dura. Usted debe tica a la otra (más bien, es contraria), pero al mismo tiempo
salirse del carácter del personaje, ¿me entiende? se identifica con las demás.
, -No mucho -reconoció Rosemary-. ¿Qué quiere de-
.'cir eso de "salirse del carácter del personaje"? Esta propiedad quedó muy bien _reflejada .en el. e~-
-Usted hace lo inesperado hasta que logre que el pectáculo que dedicó a Maiakovsky el realizador Yuri P. Liubi-
público concentre su atención en usted y sólo en usted. Des- mov en el Teatro Taganka de Moscú. El poeta se enfre~ta a
pués, .usted .vuelve a actuar en el caráter de su personaje». un personaje sobre el cual el espectador se ha fOIT?ado cIerto~
estereotipos de espera, en parte debidos a la propIa personali-
El diálogo precisa muy exactamente cómo se debe ex- dad de Maiakovsky y en parte por la suerte postuma de su
plotar la espera del auditorio, la constante pendulación entre
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demos decir que en el primer caso en la pantalla se produce o por la prosa no excluye la expresión en ambas formas litera-
un cambio de planos y en el segundo un movimiento de la rias de los conceptos id~o,lógicos más variados.
imagen en el interior del mismo plano. El efecto de montaje
s~ producirá en ambos casos. La formación de nuevas significa- Hasta llegar a adquirir conciencia de sí como arte, el
cienes y, en base al montaje, de dos distintas imágenes en la cine atravesó un período en el que recurrió a las formas más
pantalla, no es un mensaje estático, sino un texto narrativo manifiestamente convencionales, si bien la traducción a su len-
dinámico que, cuando se realiza por medio de imágenes, de guaje de los fenómenos de la realidad era ya considerada' como
signos icónicos visibles, constituye la esencia del cine. un descubrimiento estético. La exageración de lo convencional
era un rasgo inevitable del cine empeñado en distanciarse de
En este sentido la contraposición de André Bazin debe la fotografía. Si dividimos, como hace Bazin, el cine en «con-
recibir un sentido distinto: apunta hacia tendencias reales en vencional» y en «realista», y tomamos el montaje como línea
la historia del cine; una tiende a recrear la «vida misma» divisoria entre ambos, perderemos de vista otro aspecto: en el
la otra a construir concepciones artísticas; una al montaje de cine de los años veinte, los films evitaban el montaje brusco
trozos de película, otra a las grandes tomas, apoyándose en el y preferían los «grandes trozos», caracterizándose por una in-
arte interpretativo del actor. Pero suponer que la renuncia del terpretación de los actores marcadamente convencional. El cine
realizador a interferirse, además por medios tan simples, equi- de montaje, por el contrario, tendía a seleccionar al actor na-
vale a renunciar al montaje, es simplificar la cuestión; es lo tural, al tipo, se orientaba hacia el documental, y procuraba
mismo que considerar que liquidando los empalmes acabamos aproximar a la realidad el comportamiento del actor en la pan-
con el principio del montaje. talla. ASÍ, pues, cada uno de los tipos de cine, señalados por
Bazin, tenía su convencionalismo propio, y el cine de hoy no
El empalme de trozos de cinta y su integración en un es la prolongación mecánica de una de las tendencias, sino la
todo semán.tico superior es el tipo de montaje más claro y evi- síntesis compleja de ambas. El impacto que el cine causa en
dente. Preciaarnerrte por ello el montaje ha sido bien asimilado el espectador no se debe a la amputación de una de las dos
por la práctica y la teoría del cine. Sin embargo, las formas tendencias opuestas, sino a la contradicción dialéctica entre
ocultas del montaje, cuando cualquier imagen es confrontada ellas. Es significativo que después de la Segunda Guerra Mun-
con la siguiente en el tiempo, y de esta comparación nace un dial, cuando el montaje y la interpretación de ~<osactores adqui-
tercer sentido, son fenómenos no menos importantes para la rieron un alto grado de verosimilitud, surgiera la necesidad de
historia del cine. convencionalismos mucho más complejos y perfeccionados, que
en el fondo estaban relacionados con el realismo en el cine.
La o~servación de Bazin se refiere a un hecho real y
hasta su~tancIal en la historia del cine. Pero no debemos per- Una serie de films tiene una marcada tendencia a mos-
d.er de VIsta que lo que Bazin estima como dos tendencias, de trar en la pantalla la técnica del rodaje, un afán de presen-
SIempre separadas y opuestas radicalmente, en la construcción tarlo más veraz y más realista. Es algo más profundo que una
d~ ~n film, son e~ realidad dos resortes contrapuestos y anta- moda y que un simple afán de efectismo; así lo demuestran las
gOl1lCOSde un mismo mecanismo. Estos resortes sólo funcio- tendencias análogas en la pintura más realista. Tal es el caso
nan en pugna mutua y, por lo tanto, se necesitan. Si el triunfo de una de las obras maestras de Velázquez, Las Meninas.
de uno de ellos conllevara la destrucción del otro el vencedor
también desaparecería. La historia del cine, en la' que periódi- La parte central del cuadro, de un recio realismo, lo
camente se suceden las tendencias, ora de «construir» ora de forma un grupo de infantas, palaciegos, enanos (inicialmente
«fotografiar» la realidad, da buena muestra de ello. En la lucha el cuadro se tituló La familia del rey Felipe IV). En el ángulo
ideológica y estética que se desarrolla en torno al arte esta o izquierdo descubrimos a Velázquez pintando el lienzo que no-
aquella tendencia pueden ser identificadas con determinadas co- sotros vemos por el reverso. De esta forma el cuadro que vemos,
rrientes f.ilosó~i:as ?, ideol~gicas. Pe~o su naturaleza no se agota el cuadro de Velázquez, es el anverso del mismo que aparece
con esa Id~ntlfIcaclOn. ASI, en la lIteratura, la preferencia de en la esquina. El pintor dentro del cuadro y el cuadro dentro
una determinada concepción ideológica o artística por la poesía de la realidad que constituye el tema del cuadro, subrayan ese
84
85
1iiiiij carácter de i~agen, de convencionalismo, que encontramos tam- ll':iiii Ziiii , ¡;;¡¡¡j ~ ~ .~ ..no=J -=-'
bién en Ocho y medio o Todo está en venta: la combinación de 8. Estructura de la narrativa cinematográfica
una realidad y de una condicionalidad acentuada. En la pro-
fundidad del lienzo vemos una pared de la que cuelgan cua-
dros, con lo que al espacio real de la habitación se agrega el
espacio convencional, transmitidos ambos con medios pictóri-
cos. Finalmente, en la profundidad del cuadro el espejo refleja
la superficie del lienzo oculta a nuestra mirada. En este caso
lo importante para nosotros no es tanto la audacia con que
Velázquez quiere romper la planidad del cuadro, como su in-
tento de permutar el objeto y el sujeto, de crear un cuadro
sobre un cuadro."
86 87
iiii1
I
De esta forma surgen dos tipos de narración. Nuestra
manera de pensar,· nuestras concepciones habituales, muchas
de las cuales se nos antojan inherentes a la naturaleza del hom-
bre, son producto de una cultura verbal, en la que el lenguaje
humano desempeña el papel de sistema básico de comunicación.
Este lenguaje penetra agresivamente en todas las esferas de la
semiosis y las transforma a su imagen y semejanza. Es verbal
y está enfilado a la comunicación de un individuo con otro.
Los sistemas no verbales o los destinados a la comunicación
en circuito cerrado, están en una u otra medida neutralizados
por el tipo dominante de comunicación. Por eso al modelar un
«relato en imágenes», le aplicamos el esquema de la narración
verbal. En mayor medida aún mostramos tendencia a olvidar
que la narración ordinaria realizada por medio del lenguaje y
de las palabras es sólo uno de los tipos posibles de narración.
I
I
Lo que en la cinta aparece como una secuencia discreta
de imágenes diferentes, al espectador se le antoja una transfor-
mación continua de una misma imagen. Fig. 25. Experiencia cronofotográfíca de Georges Demény
!
i
En el primer caso la narratividad surge debido a que
como un solo plano. Pero también hay elementos variables (ca-
los dibujos son utilizados como palabras, mientras que en el
paces de cambiar en los límites de un plano dado).
segundo caso se trata de una narratividad de tipo propiamente
figurativo. La capacidad del signo icónico para transformarse en
Para que los distintos cuadros formen una microcade,na
texto narrativo se debe a que cuenta con ciertos elementos mó-
con sentido, deben poseer a algún nivel un element~ c?mun.
viles. Así, en la figura de Demény los elementos constantes per-
Éste puede ser otro plano de la misma imagen, o do~ Imagen es
miten asegurar que toda la imagen es «Ia misma cara»; pro-
distintas con una modalidad común. Las concordancias pueden
yectados juntos, estos elementos nos hacen aceptar la imagen
ser semánticas (el silbato de un policía y el silbato de la loco-
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motora), Puede repetirse un detalle (los pies de Mark, que ea-
mman sobre los cristales rotos, y los pies de Boris sobre los 9. El argumento en el cine
charcos, en Cuando vuelan las cigüeñas (1957), de Mikhail Kons-
tantinovitch Kalatozov), puede subrayarse la unidad direccional
de la acción (al plano del disparo le sigue el plano de la caída
de un cuerpo), etc. Lo importante es: al urÍir planos distintos
se repite cierto elemento diferenciador, que al transformarse
el plano se convierte en la base para la diferenciación. En el
primer caso se manifiesta la tendencia a las bruscas aproxima-
ciones semánticas y en el segundo la tendencia al microanálisis
semántico, a la disociación.
Pero el argumento de la obra de arte se desarrolla en Cuando pasamos a una narración no artística todas
un ambiente con dos o más jerarquías de prohibiciones, de esas regularidades son modificadas. Ello se debe a que los pla-
una u otra forma correlacionadas (a veces antitéticas). Debido nos de expresión y de contenido en una narración no artística
,a ello, la estructura semántica es una especie de centelleo se- se construyen de tal modo que el primero es sometido a una
mántica: los mismos episodios no son iguales a sí mismos automatización límite: él no. es portador de información y
desde el punto de vista de la composición; unas veces se mani- cumple todas las regularidades conocidas de antemano. Se su-
fiestan como acontecimientos argumentales, con un significado pone que el que escucha una narración en lengua rusa obtiene
determinado, otras veces adquieren una semántica distinta, otras información sobre determinados sucesos y ninguna información
pierden la cualidad de acontecimiento. Por eso, si el argumen- sobre esa lengua. El lenguaje de la comunicación es dado a los
to no artístico es lineal y puede representarse gráficamente participantes de antemano. Por eso su utilización a tal punto
como la trayectoria de un punto en movimiento, el argumento está automatizada, que si la lengua se emplea correctamente,
artístico es un entrecruce de líneas, que adquieren sentido sólo no se nota en absoluto, se hace «transparente» para la infor-
en un contexto dinámico complejo. mación.
98 99
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Ya hemos dicho que todo argumento se basa en un es .la. vista. Naturalmente, t040 es al revés: la relación «palabra-
acontecimiento, en un hecho que contradice una de las reglas objeto» se percibe como convencional, porque se admite que
de clasificación del texto o de nuestra conciencia en general.
la palabra puede ser cierta o puede ser errónea. La relación
¡ !
La referencia de que «Juan anda por el suelo» en una situación «objeto-apariencia visible del objeto» (ya que una fotografía, a
habitual no es un argumento desplegado, pero sí lo es «Juan diferencia del dibujo, no se percibe como el signo icónico del
anda por la pared» o «Juan anda por el techo». Lo importante
objeto, sino como el objeto mismo, como su aspecto visible)
no es el concepto aislado y abstracto del acontecimiento, sino es naturalmente considerada como orgánica, de tal manera que
x,
su relación con las estructuras contextuales que le rodean: la no se puede suponer aquí deformación alguna. Así, pues, el es-
~, historia del funámbulo que no anda por la cuerda, en el as- pectador admite el relato cinematográfico como auténtico y no
1 pecto argumental es tan rica en contenido como la de que un concibe que pueda ser «inventado», Esto precisamente es lo que
hombre corriente anduvo por la cuerda. La historia del artista mantiene por el cine un interés más o menos parecido al inte-
de circo que se rompió una pierna y no puede actuar, es tan rés del público por los accidentes de circulación, es decir, por
argumental como el relato sobre una muchacha que una casua- los argumentos que ofrece la vida misma, por la inestabilidad
lidad la llevó a un plató y de pronto se convirtió en una estrella de las leyes de la propia realidad y no en su imagen artística.
de cine, aunque en un caso el acontecimiento consiste en que
una acción determinada no se realiza y en el segundo caso sí. Que el cine provoca en el espectador un sentimiento
de autenticidad que no logrará alcanzar ningún otro arte y sólo
El texto artístico evoluciona en un campo de doble comparable a las sensaciones provocadas por las impresiones
tensión: por una parte se proyecta sobre unas expectativas tipo de la vida es algo indudable. Es evidente que ello da a la impre-
de sucesiones de elemento en un texto y por otra parte sobre sión artística una intensidad especial. El otro aspecto de la
esas mismas expectativas n la realidad. El héroe de un cuento cuestión, los obstáculos que esas mismas propiedades levantan
fantástico por medio de la magia realiza una proeza imposible. en el camino del arte, preocupa menos.
Este acontecimiento coincide de lleno con nuestro concepto de
«argumento de un cuento de hadas», pero está totalmente fuera Limitándonos a los problemas del argumento es nece-
de lo que nosotros en tendemos por normas de la experiencia sario señalar su dependencia de la capacidad del narrador para
cotidiana. Un acontecimiento argumen tal que es «natural» en modificar a su antojo ciertos elementos de su relato. Precisa-
un contexto, resulta «extraño» en otro. Los personajes de los mente porque el suceso (que constituye el argumento) es una
dramas de Chejov no realizan actos «insólitos», y en el esce- transgresión del orden del mundo, puede producirse o puede
nario se comportan de manera corriente y cotidiana. Eso coin- no producirse (se supone que se produce raramente o una sola
cide plenamente con nuestro concepto de que «así es la vida», vez) y transcurrir de varias maneras. Si el suceso descrito se
pero se halla en profundo desacuerdo con nuestra concepción produce siempre o con bastante frecuencia, forma parte del
de las leyes del teatro. La concordancia con una serie de leyes orden del mundo y la narración pierde su cualidad de argu-
es artísticamente activa cuando se halla en divergencia con otra mento. No es casual que el argumento como tal surja en los
serie. Pero según pertenezca a una u otra serie, se logrará un géneros que proporcionan al protagonista una libertad. con res-
efecto estético distinto.
pecto a las circunstancias mucho mayor que en la VIda real:
en los relatos de aventuras, de ciencia-ficción, en la novela po-
El cine en tanto que arte tiene un concepto del proble- licíaca. La posibilidad del protagonista de desplazarse (en el
ma de la credibilidad totalmente distinto al de la literatura. Es espacio, con respecto a determinados lugares y paisajes; en
famosa la máxima de Kozma Prutkov: «Si en la jaula del ele- el mundo social, con respecto a estados anteriores de su propio
fante ves un letrero que dice "Búfalo", haz caso al let rero»." carácter, etc.) es condición sine qua non de todo argumento.
La comicidad del aforismo se basa en la absurda suposición de El personaje del cine, tal como aparece en el material de la
que la relación de la palabra con respecto al objeto que ella filmación y no como resultado de los esfuerzos del 'arte cine-
designa es más importante que la relación del objeto con res- matográfico, se distingue, aunque parezca extraño, por su in-
pecto a su apariencia visible. De ello se saca la conclusión de movilidad: queda fijado en el material por el automatismo de
que un letrero no puede ser erróneo: lo que no merece crédito las relaciones «objeto-film». La autenticidad de la imagen eli-
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mina el argumento como tal. Para que el cine adquiera carácter nado de esa forma: en un buen restaurante yo elijo un plato
de argumento, tenía que aprender a liberar al personaje de su entre decenas de platos; si debo responder a la pregunta «¿La
dependencia automática con respecto a la conducta del objeto vida o la muerte?», estaré eligiendo una de entre dos po-
fotografiado. Si el montaje y el desplazamiento de la cámara sibilidades. En el primer caso yo obtengo mucha mayor infor-
dieron origen al lenguaje cinematográfico, las fantasías de Mé- mación en magnitudes binarias, pero en el segundo la informa-
lÍ líes y el trucaje dieron origen al argumento cinematográfico. ción es mucho más valiosa.
'1 Ello permitió combinar la evidencia cinematográfica y la reali-
i
dad visible del plano con la liberación del automatismo de la El carácter específico del argumento en el cine hace
'1
¡ vida cotidiana. Esto permitió al cine colocar al protagonista en que este arte sea el más informativo y el más rico en compara-
"
situaciones imposibles para un objeto fotografiado, y convirtió ción con las demás artes.
la sucesión y la combinación de los episodios del argumento
ASÍ, pues, se revelan ciertas particularidades de la es-
en un acto artístico, sustrayéndolo al poder automático de los
medios técnicos. tructura narrativa del cine. Estos problemas recibirán una so-
lución más profunda cuando sea creada la teoría general de
Una vez que el montaje quedó incorporado en el cine, las estructuras narrativas, que englobe por igual las construccio-
dejó de ser obligatoria su utilización: la renuncia al montaje nes sintácticas en la Lingüística, la teoría de la narración en
también se convirtió en un medio de expresión artística. Cuan- el Cine y en la Música y las estructuras narrativas de la Pin-
do el cine adquirió la capacidad de mostrar cualquier fantasía tura (por ejemplo, el ornamento), y que al mismo tiempo sea
con la autenticidad de lo real, ya pudo renunciar a la fantasía: el mecanismo de la descripción de las estructuras narrativas de
desde ahora seguir «servilmente» los acontecimientos de la vida la Literatura.
se convirtió en cuestión de elección, es decir, se hizo portador
de información artística.
105
-q del espectáculo y comprender
gue transcurre a la vista deÍ esp~ctador. Es la
resurrección del tiempo junto con sus acontecimientos y sus
. {ria de los-acont~cimiento~.Jntentando~e~ordar
10 ocurrido en realidad, La pantalla repite las distintas versio- •
personajes, una resurrección en la que el espectador está obli- nes de los acontecimientos, pero la misma posibilidad de mos-
gado a olvidar que lo que está viendo es pasado. Es la creación trar en ella distintas versiones de un mismo episodio suprime
de una auténtica ilusión del presente, en la que el actor se la modalidad obligatoria de la realidad que parecía ins parable
funde con el personaje que encarna, de la misma forma que de la imagen visual. El manuscrito encontrado en Zaragoza
el tiempo representado en el teatro se funde con el tiempo del (1964), de Wojciech Jerzy Has, construye la narración en forma
espectador que se halla en la sala. Ese tiempo artístico no es de monólogo interior. En Divorcio a la italiana tenemos un
convencional, lo convencional es la propia accións.v Por tales excelente ejemplo de relato sobre el modo optativo: el epi o-
razones el tiempo de las artes visuales es pobre comparado con dio en que el personaje sueña con que convierte a su mujer
el de las artes verbales. Él excluye el pasado y el futuro. Se en jabón.
puede representar en un cuadro un tiempo futuro, pero es im-
posible pintar un cuadro en el futuro. Esto explica también la Es muy interesante el ejemplo de Cuando vuelan las
pobreza de otras categorías -del verbo en las artes figurativas. cigüeñas. En el momento en que Boris cae herido d muerte,
Una acción percibida visualmente sólo puede ser percibida de entre el momento en que es herido y la muerte se intercala,
un modo: del real. Todos los modos irreales (el optativo, el separado por la imagen de los árboles que giran, el epi odio d
condicional, el prohibitivo, el imperativo y otros), todas las for- su boda. Este episodio antes que nada perturba el transcur o
mas de estilo indirecto y el monólogo interior, la narración dia- del tiempo, que en el film es reproducido a un ritmo natural.
logal con su complejo entramado de puntos de vista, para las A una unidad de tiempo infinitamente pequeña en la realidad,
artes propiamente figurativas ofrecen dificultades. le corresponde en la pantalla un intervalo de tiempo angustiosa-
mente largo." Esto se puede comparar con el pasaje en 1 s
Sin un sistema ramificado de las categorías del verbo Cuentos de Sebastopol de Tolstoi, en el que entre el momento
es prácticamente imposible desarrollar un relato. Por eso el en que Praskujin ve la bomba girar a sus pies y la frase «Fue
cine inmediatamente se encontró ante la necesidad de abrir una muerto por un trozo de metralla que le dio en el pecho», trans-
brecha entre el tiempo presente obligatorio y la modalidad real curre un segundo de tiempo cronológico (e Transcurrió otro se-
de la acción en la pantalla. El hecho de que el espectador viva gundo, un segundo en el que todo un mundo de recuerdos cruzó
la acción en la pantalla como auténtica, también creaba difi- fugaz por su imaginación»): pero en la novela el episodio ocupa
cultades cuando se trataba de representar unos acontecimientos dos páginas de texto, un lapso de tiempo artístico que n otros
que suceden simultáneamente en varios lugares y que en la pasajes del relato de Tolstoi corresponde a horas, días o m s s
pantalla sólo pueden ofrecerse sucesivamente. El cine tiene del tiempo real. Esta capacidad del tiempo artístico para ser
prohibidas las expresiones utilizadas en la novela como «en irregular, para comprimirse o dilatarse arbitrariam nte, impo-
ese mismo instante ... » o «trasladémonos, querido lector, a ... », sible en el teatro, adquiere en el cine una significancia especial,
porque la capacidad de resistencia de la palabra es en este s n-
Desde su etapa inicial el cine trató de hallar los me- tido muy inferior a la de la fotografía móvil. La fuerza qu hac
dios que le permitieran transmitir un sueño, unos recuerdos, falta aplicar al film para que de registrador automático del
los monólogos interiores; para ello recurrió a la superposición ritmo de la vida se convierta en modelo artístico del tiempo s
de imágenes y a otros medios hoy desechados. En nuestros percibida por el espectador como una energía artística, e mo
días el cine cuenta con amplias posibilidades para transmitir una tensión y una fuerte densidad semántica.
los distintos tiempos del verbo por medio del presente y de
lo irreal por medio de lo real. El episodio de la boda de Boris en Cuando vuelan las
cigüeñas tiene además otro sentido: representa una acción
Así, en El año pasado en Marienbad de Alain Resnais, la irreal. El sentimiento de realidad que experimentamos cuando
accion en la pantalla no reproduce la realidad, sino el conte- vemos la escena en la pantalla y el que sepamos que en la r a-
nido de la conversación del personaje. Pero el que habla no lidad no existió tal boda, crea una contradicción que da una
relata, sino que está haciendo un doloroso repaso en su memo- nueva orientación a la tensión artística. Una incertidumbre su-
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p1anidad de la pantalla, que le confiere una dimensión comple-
ti mentaria. Un efecto análogo se obtiene situando el eje de la
¡.
acción perpendicularmente a la superficie de la pantalla. El
fenómeno del tren que rueda en dirección al espectador es tan
viejo como el cine artístico, pero conserva hasta hoy su efecto
precisamente porque percibimos orgánicamente la pantalla como
un plano. Un tanque avanzando desde el escenario sobre el pú-
blico en un teatro no lograría ningún efecto. El tren que «se
sale» de la pantalla produce efecto precisamente porque repre-
senta una lucha contra los fundamentos mismos del cine. Re-
cuerda el movimiento de la estatua del comendador, que con-
mociona al espectador (aunque éste lo sabe de antemano, está
en sobreaviso y lo espera durante todo el espectáculo) preci-
samente porque se sobreentiende que ante nosotros está una
{
estatua inmóvil, por la materia de que está hecha. Cuando el
padre de Hamlet asiente con la cabeza, nuestra impresión no (
es tan fuerte: es que consideramos que un fantasma tiene la
(
movilidad que negamos a la estatua.
{
Una acción orientada en profundidad (véase al respec-
to Cuando vuelan las cigiieñas¡ desempeña un papel semejante.
t
En este sentido la utilización de la profundidad de campo es 26. El tratamiento del espacio, y concretamente de profundidad
Fía.o
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de campo, ha sido siempre una de las peculiaridades creativas en la
uno de los logros más importantes del cine moderno. Combi- magistral obra de Orson Welles (CIudadano Kanei
nando el gran plano en el proscenio con un plano general en
f
profundidad, .se construye un mundo cinematográfico que rom- t
pe la superficie plana «natural» de la pantalla y crea un sistema por el realizador, convencional. Lo que tenemos ante nosotros 4
I
I
de isomorfismo mucho más sutil: el mundo tridimensional, in-
finito y multifactorial de la realidad aparece isomórfico con
respecto al mundo plano y limitado de la pantalla. Pero el
no es un lenguaje fílmico simplificado, sino aún más acabado,
hasta más refinado. La expresividad y la virtuosidad de ese
lenguaje es algo indiscutible, pero su simplicidad es dudosa.
•
t
I mundo cinematográfico, a su vez, únicamente cumple una fun-
ción de traductor, de intermediario; la imagen se construye
No es la realidad sorprendida automáticamente (primera etapa
del sistema «objeto-signo»), sino la tercera" etapa, es decir, la ••
Ii como multidimensional, a medio camino entre la pintura y el
teatro. Ejemplos brillantes de utilización de la profundidad de
campo son Ciudadano Kane (1940), de Orson Welles (fig. 26), y
imitación de un signo extremadamente parecido a la realidad
de un material extremadamente distante de ese parecido. ,
los films de Francois Truffaut.
114 115
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12. El .problema del actor de cine
117
_1 el hombre y los demás objetos fílmados. ~a signifi.ca~iónpuede = = ~Isemiótico un mensaje codificado a:tres niveles: 1) p,?r 1 r ali-
l
r,
dístribuírse por Igual entre todos los objetos, o incluso recaer
en los objetos y no en las personas. Por ejemplo, en la famosa
cinta La llegada de un tren a la estación de La Ciotat (1895),
de Louis Lumiere, el «protagonista principal» es, valga la expre-
zador; 2) por el comportamiento
pretación del actor.
cotidiano, y 3) por la inter-
118
En esa misma función los utiliza Romm en El fascismo ordi-
-~, -~. ••• J
120 121
[., l~
122 123
La tercera capa de significaciones semióticas es creada
por la interpretación del actor. Como hemos visto, pese a la
aparente afinidad, la interpretación del actor en el cine es sus-
tancialmente diferente a su comportamiento en el escenario.
124 125
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historiadores del cine francés) están relacionadas en primer Iu- I
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Las condiciones específicas en que se crea un film,
... ..
13. El cine, un arte sintético
cuando cada episodio no se rueda en el orden cronológico del
guión, en el orden de proyección de la película, de forma que
el actor no interpreta su papel «de seguido», las repeticiones
y su selección posterior por el realizador; la ausencia de. la
reacción del artista a la reacción de la sala, todo esto convierte
la interpretación en el cine en un arte muy especial. Una de
sus particularidades es la sucesión de un gran número de có-
digos dentro de un mismo papel. El personaje teatral es mu-
cho más monosémico.
Pero el arte no sólo transmite información; pone al Hemos examinado la compleja estructura de los sen-
alcance del espectador los medios para percibir esa informa- tidos que comporta «la narración hecha de imágenes en movi-
ción: crea su propio público. El hombre; cuya estructura en la miento». El cine contemporáneo utiliza además otros lengua-
pantalla es compleja, hace que se halle en la sala más rico en jes: incorpora mensajes verbales, mensajes musicales e inten-
el aspecto intelectual y emocional (por el contrario, una es- sifica las relaciones extratextuales, que añaden al film estruc-
tructura plana, primitiva, crea un espectador primitivo). En ello turas de sentidos muy variados. Todo estos estratos semióticos
reside la fuerza del arte cinematográfico y también su res- forman un montaje complejo, con lo que sus relaciones mutuas
ponsabilidad. también crean efectos de sentido. Esta capacidad del cine para
«absorber» tipos tan variados de semiosis y para integrarlos en
un sistema único, es lo que nos permite definir el cine como
un arte de carácter sintético o polifónico.?
130 131
hablar de los aspectos más esenciales del mundo moderno.
Pero enseñar a hablar al arte no lo es todo: también hay que
enseñar al público a escuchar y a comprender. La gran masa
de los espectadores carece de la formación más elemental en
cuestiones de cine, lo que se ha convertido en -una gran traba
para la evolución del cine como arte.
132 133
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134 135
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cafés haciendo fotos. Así, pues, ya de entrada existe una orien-
tación hacia lo fáctico, hacia el documento, en el que los auto-
res esperan hallar el auténtico rostro de la época. El motivo
de la fotografía al mismo tiempo hace mucho más compleja la
situación semiótica. La imagen proyectada sobre la pantalla
adquiere una función doble: por una parte significa una reali-
dad fotografiada por un artista. Con relación a esa realidad la
fotografía aparece como la reproducción, cierto que docurnen-
talmente exacta, de un texto. Por otra parte, se trata de un film
artístico (algo que no olvidamos ni podemos), un texto con
respecto al cual la fotografía inmóvil aparece como algo mu-
cho más auténtico e incuestionable, funcionalmente equivalente
a la realidad misma. Precisamente estos conceptos de autenti-
cidad, de evidencia, de h cho, de documento, son los que cons-
tituyen el objeto de la investigación artística de Antonioni.
Las fotos positivadas se proyectan en la pantalla. Nues- mo, que está encuadrada de una manera un tanto difer~nt~:
tra primera impresión es que se trata de planos ya vistos, que más allá de los límites de la fotografía ha quedado el paisaje
la pantalla nos devuelve al instante de la fotografía en el par- circundante para destacar sólo a dos figuras humanas. Estas
que, vemos a una mujer que se aparta bruscamente del hombre figuras, que antes hemos vist~ en movimiento, ahora aparecen
al que estaba abrazando. Cuando miramos más detenidamente quietas, en un escorzo expresivo.
vemos que la foto de la mujer aparece en un plano más próxí-
136 137
.-'.~ -yero no es eso 10 prmcrpar. Cuando virnósésta secuencüi= I ci6n de este nuevo contexto revela in~speraa.ame~te e~el per-
-
":.
~ !~¡;'
- la. 'pantalla en
.
su «desarrollo vivo» (para señalar que estos sonaje de la mujer unos sentidos que antes se nos escaparon.
. .episodios pertenecen a la «realidad» y no son un «documento Antes, cuando veíamos la relación «mujer-fotógrafo» considerá-
sobre la realidad», todo está tomado en planos muy generales, bamos que él era el causante de la ira y la zozobra de la mujer.
la cámara se mantiene quieta, el realizador evita ostensible- Ahora.. ante nuestros ojos se forma un sistema «mujer-arbus-
mente interferir o interpretar la acción), teníamos ante nosotros tos». Esta relación es tan visible, que el espectador no se asom-
a tres personajes: a la pareja que se besaba y al hombre que bra cuando el fotógrafo comienza a ampliar y a combinar las
la fotografiaba. De esta forma la cólera y el sobresalto de la distintas partes de los matorrales, buscando de esta forma una
mujer se explican tan bien que no parece necesario buscar explicación a la emoción de la mujer. Tanto el fotógrafo como
otras versiones. los espectadores se olvidan en ese instante de lo que ellos ha-
bían visto con sus ojos en el parque, y la posterior aparición
Cuando el fotógrafo colgó en su estudio la foto am- de la mujer en el estudio da una explicación convincente que
pliada inmóvil y, ante todo, arrancada de su contexto: a) del excluye la necesidad de búsquedas complementarias. Precisa-
contexto temporal, ya que quedó cortado lo ocurrido unos se- mente porque hemos olvidado algo que sabíamos y porque re-
gundos antes de la foto: no vemos el beso, sino los ojos de la nunciamos a considerar auténtica nuestra primera impresión,
mujer que se ha apartado del hombre; b) del contexto casual: de pronto descubrimos junto con el fotógrafo entre los arbus-
la realidad tenía cierto relieve, las dos figuras en la profun- tos la cara y las manos de un hombre y el cañón de una pis-
didad y la del fotógrafo en primer plano formaban un triángu- tola que apunta a la espalda del acompañante de la mujer. Una
lo; además, lo que ocurre en primer plano se interpretaba como vez hemos renunciado a la convicción de que la mujer está
la causa de la cólera y del sobresalto en el segundo plano. La mirando al fotógrafo, descubrimos que está mirando al hombre
fotografía cortó el primer plano. Ahora, cuando la miramos, oculto entre los arbustos. La nueva combinación de los elemen-
vemos la expresión de sobresalto de la mujer, pero ignoramos tos proporcionó una versión totalmente nueva. Lo más impre-
las razones de ello. sionante es que nos ha sido dado ver esas dos versiones.
Así, el mensaje fue arrancado del contexto. ¿Se ha Aquí se interrumpe el episodio central. Convencido de
vuelto más pobre? Sin duda. No solamente más pobre, se que la foto reveló ya sus secretos, el fotógrafo telefonea a su
ha vuelto incomprensible. Es malo si junto con la claridad se amigo escritor y le anuncia que involuntariamente había impe-
perdió también la única forma de interpretar la fotografía. dido la consumación de un crimen. Después viene el episodio
Pero si la foto se presta a otras interpretaciones, al librarnos del comportamiento más que libre del fotógrafo con dos mu-
de la hipnosis de que habíamos comprendido el texto de la chachas que ofrecen sus servicios como modelos (el episodio
única forma posible, adquirimos la capacidad para mirarlo pertenece al entorno semiótica del núcleo del film). Las mu-
como una cosa incomprensible. Percibir un texto como incom- chachas se van; el pensamiento del fotógrafo retorna de nuevo
prensible es una etapa obligatoria en el paso hacia una com- al film. De pronto se le ocurre que para que el texto se revele
prensión nueva. La figura de la mujer arrancada del contexto hasta el final es necesario situarlo en un contexto temporal,
está ·llena de inquietud y las causas de esa inquietud no se comparándolo con la serie de fotos posteriores. Y construye
comprenden; ella se apartó del hombre: ¿a quién está miran- la serie: dos figuras abrazadas; dos figuras, una de ellas volvió
do? Nosotros, por nuestra parte, hemos visto el contexto que la cabeza hacia los arbustos; una figura que se aleja; nadie. En
parecía dar respuesta convincente a esa pregunta. El fotógrafo busca del segundo personaje, del desaparecido, el fotógrafo co-
ante nuestros ojos comienza a recuperar el entorno que rodeaba mienza a ampliar (lo vemos perfectamente) fragmentos de una
a la mujer: aumenta distintas partes del encuadre y las coloca foto que sólo ha recogido un trozo de paisaje sin figuras. De
en torno a la figura de la mujer. Así se crea, indudablemente, pronto, de una mancha blanca en la hierba, comenzamos a dis-
otro contexto. Podríamos decir que la operación que realiza el tinguir claramente el cuerpo tumbado del que hacía poco abra-
fotógrafo es incorrecta, ya que el procedimiento que utiliza zaba a la mujer. Con esto finaliza el episodio «central».
para crear el texto fotográfico le excluye a él, al fotógrafo,
que es otro de los protagonistas de la situación. Pero la crea- Examinemos el sentido de este episodio, que lo mismo
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Notas
149
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lenguas naturales, en la poes-ía, pero-no se ocupa del cine (Peeter
las piernas!"» (Ivor Montagu, op, cit.). Hartmann, Syntax und Bedeutung, Assen, 1964).
9. Ferdínand de Saussure, Curso de Lingüística general, 26. En este caso, y simplificando intencionadamente el
Editorial Losada, S. A., Buenos Aires, 1965. problema, partimos de que un plano aislado que puede ser some-
10. Ivor Montagu, op. cit. tido a .una interpretación semántica, no es aún objeto de análisis
11. Roman Jakobson, «Linguistics and Poetics», en Styl in sintáctico. La sintagmática y la sintáctica en el interior del plano
Language, ed. al cuidado de Th. A. Sebeok, Cambridge (Mass.), 1964, es otra cuestión, mucho más próxima a los aspectos análogos de
p. 353 (versión castellana: Estilo del lenguaje, Ediciones Cáte- los modelos figurativos fijos (cuadros, fotos) que a los géneros narra-
dra, S. A., Madrid, 1974). tivos. Aunque no lo examinemos en este libro, reconocemos su
. 12. I. Gazer, S. M. Eisensteirt y V. V. Maiakovsky, Quin- gran importancia para estudiar el problema general de la estruc-
quagenario, Tartu, 1972. tura artística del film.
13. Para comprender las posibilidades del cine se requie- 27. Comparando el esquema propuesto con los admitidos
ren unos conocimientos elementales de óptica y de psicología de en la lingüística, vemos claramente que los «morfernas» y las «pa-
la vista. Como aproximación al tema podría consultarse el libro labras» sometidas a un análisis sintagmático, no son niveles propia-
de J. Hogg et alt., Psicología y,.artes visuales, Editorial Gustavo mente dichos. A estas unidades pueden corresponderles varios ni-
Gili, S. A., Barcelona, 1975. veles.
14. Los estudiosos hace tiempo que analizan las relaciones 28. Véanse E. Paducheva, "Sobre la estructura del párrafo»
entre las leyes de la visión artística del mundo y la pintura. De las ("O strukture abratsa»), en Trudy po rruikovy m sisteman, vol. II,
muchas obras quisiera destacar las de P. A. Florenski (véase la Uchionye zapiski TGU, Vyp. 181, Tartu, 1965. 1. Sevbo, «Estudio de
bibliografía en Trudy po znakovym sistemam, t. V, Uchionye zapiski la estructura del texto ligado» ("Ob izucheny struktury sviaznogo
Tartusskogo gosudarstvennogo universiteta, Tartu, 1972) y el libro tekta»), en Lingvisticheskie issledovaniia po obschei i slavian skoi
de Wladislaw Strzemski, Teoría Widzenia, Cracovia, 1969. tipologuii, Nauka, Moscú, 1966.
15. Sobre el "punto de vista», véase B. A. Uspenski, Poética 29. El segmento del texto cinematográfico siguiente al pla-
de la composición (Poetika kom pozitsii), Iskusstvo, Moscú, 1970. no es la frase cinematográfica. Mientras los elementos de la frase
16. S. M. Eisenstein, op. cit., t. 2, p. 283. cinematográfica (los planos) mantienen entre sí variados vínculos
17. S. M. Eisenstein, ov. cit., pp. 331 Y 332. funcionales, el límite de la frase cinematográfica simplemente se
18. André Bazin expone sus teorías en su obra ¿Qué es el junta con la siguiente, dando lugar a una sensación de pausa. La
conexión de las frases cinematográficas forma la narración y su
ci-«, Ediciones Rialp, S. A., Madrid, 1966. organización funcional forma el argumento.
19. Véase I. Fonagy, «Inforrnationsgehalt von Wort und
30. Además de las bien conocidas obras de S. M. Eisen-
Laut in die Dichtung», en Poetics. Poetyka. Poetika, Varsovia, 1961.
stein, para estudiar este tema es de una importancia especial el
20. Sobre el tema, véase la tesis doctoral deV. A. Zaretsky, artículo dé Yuri Tynianov, "Sobre los fundamentos del cine», que
«La semántica y la estructura de la imagen artística verbal» (<<Se- contiene una definición clásica de las relaciones del montaje y de
mantika i strukt urá slovesnogo judozhestvennogo obraza»), 1965. la narración: "El montaje no es un empalme de planos, sino una
21. Véase la conocida tesis de la teoría de la información, sucesión diferenciada de los planos, por eso precisamente se pue-
según la cual cuanto más reducido es el alfabeto del sistema, mayor den suceder los planos que mantienen entre sí una cierta relación.
es el ruido en el canal de comunicación y tanto más extenso de- Esta relación puede deberse a la trama y también puede alcanzar
berá ser el texto que transmite una magnitud constante de in-. un grado mucho más elevado y ser de carácter estilístico» (La poé-
formación. tica del cine, Kinopechat, Moscú, 1927, p. 73).
22. Véase Michel Foucault, Las palabras y las cosas, Si- Véase el artículo de E. Paducheva : «Muchas veces las leyes
glo XXI de España Editores, S. A., Madrid, 19745. de la combinabilidad de las unidades en un texto pueden ser redu-
23. Para más detalles, véase Yuri M. Lotman, La Structure cidas a una necesidad de repetir determinadas partes componentes
du texte artistique, Gallimard, París, 1973. de esas unidades. Así, la estructura formal del verso se basa (en
24. Véase leonas antiguos de la Catedral del Manto de la particular) en una reiteración de sílabas consonantes; la concor-
1firgen, del rito de los viejos creyentes, en el cementerio Rogozhsky dancia del sustantivo con el adjetivo se funda en el idéntico valor de
de Moscú, Moscú, 1956, p. 53 (en ruso). los signos de género, de número y de caso. La conexión del texto en
, 25. Por eso estimamos que la narración cinematográfica el párrafo se basa en gran medida en la repetición de segrnen tos se'
es un texto ideal para la construcción de la teoría general de la mánticos iguales» (E. Paducheva, «O strukture abzatsa», cit., p. 285).
sintagmática. Por el contrario, P. Hartmann estudia la sintaxis en 31. Kozma Prutkov, Obras Escogidas iLzbrannue proizve-
la música, en el ornamento, en los lenguajes formalizados, en las deniiav, Sovetsky pisatel, Leningrado, 1951, p. 146.
150 151
~:
. 32. D. S. Lik~a~hov, Poética; de la literatura rusa antigua su vida como una gran obra, y esta interpretación reveló el autén-
(Poetika drevnerusskoi lzteratury), Nauka, Leningrado, 1967, p. 300. tico contenido de su personalidad.
33. En El eclipse, Antonioni emplea un procedimiento de 43. Por primera vez formuló esa tesis de forma exhausti-
un resultado semejante, 'aunque logrado con medios opuestos: el va 1. 1. Ioffe, en los libros Estudio sintético del arte y del cine so-
minuto de silencio en la Bolsa parece interminable para el espec- noro (Leningrado, 1938) y Música del cine soviético. Principios de
tador. - dramaturgia musical (Leningrado, 1938). Esa tesis se fundamenta (
34. En este aspecto la pintura del siglo xx se halla más con detalle en el libro de la polaca Z. Lissa, La estética de la música
próxima al cine. en el cine (versión rusa, Moscú, 1970). ~
35. Véanse las memorias de V. Goriunov sobre Eisenstein
en la revista Lskússtvo kino, n.' 1~ 1968, p. 144 (El actor encarnó a
Pirnen, el obispo de Novgorod, en La conjura de los boyar dos [1945],
44. En la filmación de esa escena se ha procurado subra-
yar la composición en profundidad y que la presencia del realizador
se notara lo menos posible.
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segunda parte de Iván el Terrible - N. de R.).
36. Dirigida por Serge Roullet en 1967.
37. Ferenc Papp, "El doblaje de los films y la semiótica»,
en Obzor radio i televideniia, edición especial para el VII Conzreso
45. Georg Klaus, Moderne Logik, Berlín, 1964, p. 82.
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de Sociología de Varna, Budapest, 1970, p. 166. f
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