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Tercera Evaluación Electivo Criminología

y Justicia Criminal

Nombre: Javier Silva Villalobos


Fecha: 04/08/19
Asignatura: Criminología y Justicia Criminal
Control de lectura. Máximo de palabras 1500.

De acuerdo al texto de David Garland (Capitulo 4, Castigo y Sociedad Moderna)


explique la interpretación marxista del castigo de Rusche y Kirchheimer. Señale su
opinión crítica.

Garland (1999) nos explica primeramente que los estudios realizados por el marxismo
sobre el castigo se basan en la teoría de la estructura social y el cambio histórico que
propone la tradición marxista. En ese sentido, hay conceptos determinados, propios de la
tradición marxista que son usados para analizar el crimen. El modo de producción es uno
de ellos, el cual Garland lo explica como el determinante de la organización social el cual
moldea la vida social (Garland, 1999, 107), por lo tanto instituciones de la estructura social
como la política, la moral, la religión, etc. Se adaptan a las condiciones de vida económica
que impondría el modo de producción dominante. Lucha de clases es otro concepto
inherente a la teoría marxista; Garland lo explica como la fuerza decisiva que propicia el
cambio social y confiere una forma específica a las instituciones (1999, 108). Esto se
sustenta en una comprensión dialéctica de la historia en la cual las sociedades de clases,
las clases dominantes establecen su poder en toda la estructura social convirtiendo a la
población en meros reproductores de ese predominio de clase.

En cuanto a la teoría marxista y el castigo, este último Garland lo cataloga como un


fenómeno histórico que aparece según sistemas concretos de castigo y prácticas
criminales específicas (1999, 113). El modo de producción también sería el causante de
que existan métodos penales específicos para evitar el decaimiento de éste y su
reproducción. Se habla también que las cosas realmente importantes son invisibilizadas
por la ideología que impone el modo de producción, permitiendo en este caso del castigo,
esté escondido bajo la premisa de que beneficia a toda la sociedad cuando en verdad
apoya los intereses de una clase sobre la otra (1999, 115).

Según Rusche y Kirchheimer, la delincuencia puede presentarse como un posible medio


de sobrevivencia, particularmente cuando se trata de tiempos difíciles y existen pocas
oportunidades de otra índole (1999, 117). Por lo tanto el castigo siempre estaría dirigido a
quienes no han sido beneficiados por el sistema dominante.

Los autores en los que se basó Garland presentan una evolución histórica del castigo,
donde presentan inicialmente la Edad Media, donde el castigo es visto como una
compensación a la parte ofendida para convertirse en un método para enriquecer a los

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que imponían justicia (1999, 121). Posteriormente se analiza el castigo durante el
surgimiento del capitalismo con la introducción de nuevas formas de castigo, como la
esclavitud, el traslado y el trabajo forzado (1999, 122), siempre ateniéndose a su principal
pilar teórico, el modo de producción como acumulador de riquezas que deben ser
protegidas por una clase dominante. Finalmente nos conduce a tiempos posteriores al
capitalismo donde el encarcelamiento volvería a ser la forma de castigo por excelencia,
sin embargo, vinculado ya no al trabajo forzado con fines productivos, sino a formas de
tortura que implicaban la degradación del ser humano.

De acuerdo a esta estructura teórica se puede decir que Rusche y Kirchheimer


contemplaban de manera reduccionista el castigo. Creo que no se toman en cuenta
eventos históricos anteriores a la Edad Media, por ejemplo, la literatura griega, que ofrece
innumerables ejemplos de individuos que habrían sido castigados por faltas involuntarias
o por crímenes de sus ancestros (Palavecino, 2010) y no con fines económicos sino más
bien fundamentos religiosos. El imperio romano también es un ejemplo de formas de
castigo sumamente brutales y espantosas que se vinculaban principalmente a prisioneros
de guerra, a comportamientos punibles contra la población sometida o los problemas de la
deserción o transfuguismo, junto a la conspiración (Espejo, 1996). Entrando a sus
fundamentos teóricos, el modo de producción capitalista ha ido evolucionando con el
tiempo y adaptando sus formas de castigo conforme a la mejora de calidad de vida que el
mismo ha proporcionado a gran parte de la población y fundamentos de la libertad en los
que se basó. Si bien existiría un grado de certeza en que la población más castigada son
los sectores de menos recursos económicos, no implica que sea una forma de
dominación hegemónica por parte del sistema en contra de los trabajadores. Garland
(1999) hace énfasis en un punto muy interesante: la actitud popular hacia el castigo;
donde se nos dice que las políticas punitivas han tenido gran apoyo por parte de las
clases bajas y esa conducta frente a estos sucesos se puede presenciar hoy en día e
incluso replicando formas de violencia y hasta de tortura en las detenciones que realizan
los propios ciudadanos.

Anteriormente se hacía alusión a tipos de crímenes relacionados meramente a la


supervivencia de quienes se sienten oprimidos por el sistema dominante y tendrían algún
fundamento económico. Sin embargo, crímenes como el homicidio, la violación o abuso
sexual, no tendrían un fundamento económico en el cual sostenerse, sino más bien

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estaría relacionado a la salud mental u otras causas, las cuales deberían ser castigadas
por su evidente peligro para la sociedad.

De acuerdo a lo expuesto, el modo de producción ha permitido que autoridades y hoy en


día, medios de comunicación e internet, tengan un objetivo más claro para seguir y
castigar dentro de la sociedad, las clases bajas. Sin embargo, presentar a una clase
dominante, que se guía por un modo de producción específico para beneficiarse, como la
dictante de ciertos castigos para mantener su hegemonía es reduccionista y determinista.
Durante la historia, los castigos han sido principalmente por temas ideológicos, religiosos
y de guerra, donde la falta de tolerancia en cada época ha sido evidente por parte de la
clase política dominante quienes han tenido objetivos expansionistas. El reduccionismo
presentado por los autores presentados por Garland hablan de un resentimiento y una
forma de expresarse totalmente ideologizada hacia un modo de producción, sin tomar en
cuenta que la forma económica y política que ellos defendieron en algún momento
presentaba los mismos castigos a quienes no estaban de acuerdo con su sistema, por lo
tanto la crítica no debe ser totalizadora de un solo aspecto de la organización social, si no
abarcar distintos ámbitos de la misma.

Bibliografía

Espejo, C. (1996). Penas corporales y torturas en Roma. SEUG, 93-111.

Garland, D. (1999). La economía política del castigo: Rusche y Kirchheimer y la tradición


marxista. En D. Garland, Castigo y Sociedad (págs. 105-136). Madrid: Siglo
veintiuno.

Palavecino, C. (2010). Culpa y castigo en la antigua Grecia. Derecho y humanidades,


373-379.

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