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ANTROPOLÓGICA
2008, 109: 27-67
La etnocartografía y el
Sistema de Información
Geográfico Ecológico Cultural
del pueblo Pemón (SIGEC-
Pemón). Alcances y
posibilidades
Pedro Rivas y
Miguel A. Perera
Recibido: 25/09/2008. Aceptado: 11/12/2008
Introducción
la antropología gracias a los nexos iniciales que tuvo esta ciencia con la
geografía, y ha cobrado mayor valor a lo largo de los últimos cincuenta años,
a medida que las minorías han logrado mayor espacio para discutir y lograr
-siquiera parcialmente- el reconocimiento de reivindicaciones territoriales
frente a las sociedades mayoritarias o dominantes. En el presente trabajo se
exponen los resultados -alcances y limitaciones- de un proyecto que implica
el trasvase del conocimiento geográfico/ambiental propio del pueblo
indígena Pemón a soportes de la ciencia occidental, o “Tecnologías de
Información y Comunicación”, aprovechando las experiencias nacionales e
internacionales acumuladas en cuanto a la comunicación entre ambas
ciencias. Se espera con ello conformar instrumentos que faciliten la
centralización y síntesis de conocimientos útiles para la autogestión de este
colectivo étnico.
El puente entre ambas ciencias comenzó a finales del siglo XIX, dando
continuidad a iniciativas más antiguas que entroncan con la tradición de los
mapas corográficos europeos medievales, y con las más recientes
representaciones cartográficas sobre la distribución de “naciones indias”
americanas (a veces con iconografía ilustrativa de su etnografía), plasmadas
desde finales del siglo XVI, y los atlas etnográficos y lingüísticos,
popularizados a partir de la segunda mitad del siglo XIX, que influenciaron
la obra de cartógrafos como Agustín Codazzi (1841 [1940 II: 14]). En 1841,
Codazzi publicó el Atlas Físico y Político de la República de Venezuela
(Codazzi 1841), que muestra la distribución de los colectivos étnicos
venezolanos en las distintas unidades regionales político-administrativas de
ese tiempo, los c a n t o n e s, incluyendo allí grupos ya desaparecidos o
desplazados más recientemente a otros territorios; varios subgrupos pemón
figuran en este documento. Esta preocupación decimonónica no sólo
respondía a un natural deseo de discernimiento filosófico sino a la necesidad
de controlar y administrar los territorios de los nacientes Estado-nación
americanos prolongando, en América, una estrategia iniciada con la
expansión colonizadora europea: concebir al documento cartográfico como
un “…sistema complejo de signos al mismo tiempo icónicos, lingüísticos,
numéricos y espaciales, evaluados y usados en forma persuasiva o retórica
por grupos de poder” (Cuesta-Vélez 2005: 3). El uso político-administrativo
de la cartografía se mantenía hacia el interior de las nacientes repúblicas
americanas, como sucedía aún en distintos puntos del orbe dominados por
las potencias coloniales del momento que, además fomentaron el nacimiento
de la antropología, instrumento para el conocimiento y mejor control de la
diversidad cultural.
Durante el siglo XX, el mapeo de etnias o rasgos culturales específicos
se hizo cada vez más común como documento de referencia fundamental de
monografías y artículos antropológicos, casi siempre restringiéndose a ser
un mero soporte a la información o a los planteamientos emitidos por los
i n v e s t i g a d o res, aunque ya era incipiente el interés por plasmar las
p e c u l i a res interpretaciones que sobre su territorio tenían los grupos
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indígenas, bien sea para evaluar el grado de conocimiento que tenían acerca
de su entorno, o para constatar cuán distintas eran las expresiones
cartográficas de éstos frente a las de los investigadores. Así, en la obra de
exploradores como Koch-Grünberg (1911-1913 [1979-1982 II: 292, 310; III
desplegable anexo]) coexiste un mapa etnográfico producido bajo la óptica
europea, más algunos croquis dibujados por indígenas Pemón y Ye’ kuana
contactados por él, que representan los documentos de este tipo más
antiguos producidos en territorio venezolano, representaciones que fueron
contrastadas, además, entre sí de etnia a etnia:
1
Versión online, http://globetrotter.berkeley.edu/EnvirPol/ColloqPapers/Chapin2006.pdf
30 La etnocartografía y el Sistema de Información Geográfico
hacia 1992 por gestiones de los Ye’ kwana y Sanema, organizados bajo la
asociación Kuyujani de la cuenca del río Caura, con apoyo técnico o
financiero del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), de
la organización no gubernamental Otro Futuro, de los entes canadienses
Assembly of First Nations, Local Earth Observation (LEO) Project, y
Canadian Internacional Development Agency (CIDA), un importante proceso
que marca un hito en la historia de los ensayos venezolanos por la
autodemarcación de territorios aborígenes, y en el marco del cual estos
indígenas recibieron asesoría directa de investigadores experimentados en
dicha línea de acción, como fue el caso de Keith Conn o de Peter Poole
(Jiménez Turón & Perozo 1994; Arvelo-Jiménez & Coon 1995; Arvelo-
Jiménez 2000; Poole 2005). Poole es autor de uno de los principales
manuales sobre ese enfoque y metodología, editado con apoyo del World
Wildlife Fund, The Nature Conservation (TNC), y el Biodiversity Support-
Peoples and Forest Program de la USAID (Poole, 1995). Entre 2003 y 2005
la organización no gubernamental Forest Peoples Programme respaldó otras
iniciativas locales similares, emulando acciones parecidas que asesoraba en
países tan distantes como Tailandia (entre las etnias Hmong y Karen) o
Camerún (entre los Baka y los Bagyéli), Surinam (Lokono), o en el vecino
Territorio Esequibo (entre los Wapishana y el subgrupo pemón Makushí),
fomentando además la incorporación de nuevas tecnologías de información
y comunicación (TIC’s), como son los sistemas de información geográficos o
SIG (Forest Peoples Programme 2005; Colchester et al. 2006). Pronto, esta
tecnología se extendió a casos como los Jotï (Zent, Zent & Marius 2004), los
Ye’ kuana2 o los Pemón (Sletto, 2004)3. Sin duda la experiencia con los Jotï
es un precedente histórico y metodológico importante, pues se comenzó a
experimentar en el manejo de estas tecnologías incluso entre colectivos con
menor exposición a la sociedad mayoritaria, prácticamente monolingües,
restándole valor a un prejuicio aún extendido: afirmar que los grupos
indígenas tradicionales son incapaces o especialmente renuentes a adoptar
este tipo de recursos.
Se podría decir que el término etnocartografía es una denominación
engañosa que puede agrupar distintos tipos de documentos, los cuales,
considerados en conjunto, remiten todos a la posibilidad de producir
materiales cartográficos con representaciones visuales que muestran la
expresión espacial y geográfica, de información antropológica sobre
colectivos étnicos específicos. Dentro de ese conjunto documental se
incluyen al menos tres modalidades: la cartografía emic o propia de un
2
A juzgar por un mapa impreso fechado en el año 2004 mostrado por el líder ye’kuana
Ramón Tomedes, el equipo de trabajo del Proyecto Kuyujani también parece haber trasvasado los
datos recopilados a un SIG. Desafortunadamente al momento de elaborar el presente ensayo no
disponíamos de información detallada al respecto.
3
Véase bibliografía; versión online:
http://soa.utexas.edu/people/docs/sletto/Informe_Final_Sector5.pdf
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4
Aunque parezca excesivo este intento de distinción, se justifica dadas las críticas y dudas
que sobre la espontaneidad o autenticidad de la visión local de los estudios o documentos de
trabajo producidos bajo el enfoque emic, y en general sobre la etnometodología, han sido
expresadas por comentaristas anglosajones o latinoamericanos como Marvin Harris o Carlos
Reinoso.
32 La etnocartografía y el Sistema de Información Geográfico
los produjo (Idler 1985; Valencia & Sujo Volsky 1988: 378, referencia 44;
Valencia 1988: 33-67; Sujo Volsky 1975).
Otros precedentes venezolanos podrían ser los dibujos de manufactura
indígena sobre soportes materiales o con técnicas convencionales (papel,
cartón, lápiz, creyones, tinta) elaborados por sugerencia de algunos
antropólogos ya a principios del siglo XX, como en los ya aludidos ejemplos
pemón o ye’ kuana de Koch-Grünberg (1911-1913 [1979-1982 II: 152, 160,
310]), entre los cuales se incluyen representaciones del territorio, de los
poblados, de la diversidad étnica local, de los accidentes geográficos
dominantes, o de los recursos asociados a las comunidades, aunque en este
caso habría que determinar cuán espontáneas fueron tales experiencias, y
hasta qué punto el investigador orientó o brindó algunas pautas acerca de
los diseños y figuras utilizadas, su distribución, etc. (como parece ser el
caso, por ejemplo, de algunos bocetos colectados por Wilbert 1962).
En cuanto a lo que podría denominarse la etnocartografía etic, los
primeros intentos por representar cartográficamente la diversidad étnica
venezolana, así como la localización espacial de “usos y costumbres”
indígenas tienen que ver con esa ya mencionada larga tradición, que
entronca con la cartográfica europea, que comenzó a producir testimonios
gráficos del país y de sus habitantes autóctonos entre los siglos XVI y XVIII,
y continuó en el siglo XIX, con la nueva república, mejorando en precisión,
gracias a la utilización de nuevos métodos ópticos y de agrimensura. Toda
esta documentación, disponible en archivos, compilaciones, y colecciones
fotográficas5, es extraordinariamente útil para documentar la distribución y
desplazamientos de los diversos grupos étnicos y sus relaciones históricas
con el suelo y sus recursos.
A partir del año 1982, y por iniciativa de Roberto Lizarralde, promotor
del uso de este tipo de herramientas, la etnocartografía etic constituyó un
valioso material complementario en los resultados de los operativos censales
realizados entre los indígenas por la Oficina Central de Estadística e
Informática OCEI (véase figura 1; OCEI 1985, 1993). Pero, si bien en la
elaboración de este tipo de materiales se aprovechan observaciones
realizadas en las comunidades indígenas, el papel de los colectivos fue más
bien pasivo, limitándose a aportar datos a investigadores y encuestadores.
Aún así, a escalas detalladas, cubriendo algunas secciones específicas de
territorios nacionales, esa cartografía temática de formatos y criterios
occidentales resultó de gran utilidad y sirvió como vehículo en gestiones
adelantadas por indígenas canadienses y estadounidenses de Alaska desde
5
Junto a colecciones de fuentes primarias bajo resguardo en el Archivo General de Indias,
en la Universidad Católica Andrés Bello, o en el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional, entre
otros entes, hay excelentes reproducciones impresas en obras como la de Cortés y Arévalo (2000),
o archivos fotográficos al estilo del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales “Rodolfo
Quintero”, de la Universidad Central de Venezuela, conformado para documentar la etnohistoria
de la zona de Píritu, Estado Anzoátegui, y la Península de La Guajira, en la zona fronteriza norteña
colombo-venezolana.
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Figura 1
Ubicación de los Pemón en un mapa etnográfico publicado por Roberto Lizarralde (1988),
alimentado por los datos de los operativos censales en los cuales él participó; el área de
distribución de los asentamientos abarca el Sureste del Estado Bolívar, y algunas zonas
colindantes de Brasil y del Territorio Esequibo (Área en reclamación).
34 La etnocartografía y el Sistema de Información Geográfico
6
Sletto (2004: 6) comenta que tales actividades tendrían continuidad en un plan de cinco
años (2005-2010), para extenderse a los otros siete (7) sectores. Desconocemos las razones por las
cuales no se llevaron adelante dichas actividades. La escasa participación de representantes
indígenas del Sector 5 en los talleres relacionados con el presente trabajo, motivada tal vez por
cansancio o escepticismo por sumarse nuevamente a labores que ya habían realizado, generó una
evidente laguna de información en la cartografía digital resultante (véanse en las figuras 3 y 17 el
espacio de vacío o de menor densidad de áreas de cobertura en la zona extremo este).
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Simón Bolívar.
Así, se podría decir que el mapa se transforma en expresión, como dice
Mansutti Rodríguez (2006: 14), de la interculturalidad posible. La
racionalidad occidental se transforma por mediación de facilitadores
(antropólogos) y de un conocimiento particular (pueblos indígenas) en una
cierta coyuntura (expedientes para la demarcación territorial), en un
producto intercultural. Por extensión, los SIG conformados a partir de esa
etnocartografía mixta también lo podrían ser, sobre todo si se les otorga a los
propios indígenas la participación en su desarrollo y plena utilización.
7
En Pemón “Nuestro Hábitat” (Sletto, 2004: 6).
8
Desde el año 1993 The Nature Conservancy había venido acumulando experiencia en esta
materia, dada su cooperación con las iniciativas de los pueblos indígenas Mískito y Mayangna
(Sumo) en proteger las tierras y hábitats de la región de Bosawas, Nicaragua
(http://www.parksinperil.org/espanol/dondetrabajamos/centroamerica/nicaragua/areaprotegid
a/bosawas.html).
9
Según los procedimientos establecidos por el Estado, con respecto a los proyectos de
autodemarcación la cartografía digital indígena, la información de los SIG solo tiene valor jurídico
si es validada en el campo por funcionarios del Instituto Geográfico de Venezuela Simón Bolívar.
Como esto todavía no se ha hecho, se ha impulsado explorar su potencialidad para proyectos
indígenas de educación y conservación ambiental.
38 La etnocartografía y el Sistema de Información Geográfico
Figura 2
Arriba Mapa Mental N° 46, Sector Kuyuní, que muestra el trazado de grillas o retículas
cuadangulares. Abajo, habitante de Urimán preparando un pequeño croquis a escala de la red
hídrica local, medida en cartografía oficial.
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Figura 3
A la izquierda, comparación del área de sombra generada por la activación de las distintas
variables etnográficas contenidas en el SIGEC-Pemón, a partir de datos vaciados espontáneamente
por las comunidades que elaboraron los 84 croquis etnocartográficos. A la derecha, la sección
pemón del mapa etnográfico publicado por Roberto Lizarralde (1988).
Figura 4
Arriba, Mapa Mental N° 38, con distribución radial de elementos alrededor del Auyán Tepuy.
Abajo, Mapa Mental N° 17, disposición simétrica del paisaje dibujado, con efecto en espejo.
Figura 5
Mapa Mental N° 39 en el SIGEC. Los hitos para fijar la extensión del área rectangular MMN°39
son: A, río Caroní (al Oeste); B, cuenca completa del río Antabare (afluente del Caroní en su
margen derecha, Norte de Canaima); C, río Carrao (desde su boca en el Caroní hasta las primeras
elevaciones importantes, entre este y el río Cuana); D, río Cuana (pero no sus nacientes); E,
cuencas completas de los ríos Acanán y Acha; F, Macizo del Auyán Tepuy.
44 La etnocartografía y el Sistema de Información Geográfico
Figura 6
Comparación entre un mapa mental de la zona de Kamarata (izquierda) y el primer etnomapa
pemón conocido, recogido por Koch-Grünberg entre 1911 y 1914 (derecha); las figuras tabulares
son el Kukenán y el Roraima.
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10
Kamarata, Wonkén, La Paragua, Kuyuní, Santa Elena, Kavanayén, Urimán e Ikabarú.
46 La etnocartografía y el Sistema de Información Geográfico
consultarán o incluso se editarán los datos, se optó por preparar una versión
portátil de los “proyectos” y datos contenidos en el SIG, así como de
información complementaria, en DVD´s y CD contentivos de: programa del
SIG, manual de uso del SIG (en español) y guías de referencia rápida (en
pemón y en español), proyectos/programas ejecutables (en versión pemón y
española) con el catálogo general de los “mapas mentales” (su ubicación
relativa en relación al país y a los sectores político administrativos pemón),
proyectos programas ejecutables con la vista general -a gran escala- del país
indicando el área de estudio y un hipervínculo al Mapa Etnográfico del
Censo de Comunidades Indígenas del año 1992, 84 pares de
proyectos/programas ejecutables (versiones pemón y española) individuales
de los “mapas mentales” procesados, con hipervínculos a documentos
anexos, y materiales anexos (individuales, en versión pemón y española)
tales como la ficha descriptiva individual, el índice toponímico individual, las
imágenes digitales (miniaturas) de todos los mapas mentales (en
formato.bmp), y el índice toponímico general, ejemplos de video y
presentación Power Point ejecutables desde el SIG.
El ArcGIS es una herramienta de manejo relativamente sencilla, lo que
facilita la pronta capacitación de personal local, sin descartarse -por
supuesto- su preparación en el manejo de las versiones más avanzadas y
recientes. Si bien la distribución del programa estaría resuelta por el
acuerdo de cooperación entre TNC y la FIEB, considerada su adquisición por
compra o donación por parte de la compañía, es posible además visualizar
los datos de los SIG creados gracias a un software de visualización gratuito
(ArcExplorer) que eventualmente podría ser obtenido por los Pemón en los
infocentros y centros educativos conectados a la Web. Más adelante se
podría plantear la posibilidad de producir software de gestión ambiental
utilizando el pemón como lengua natural base (figura 7), pues ya existen
Figura 7
Ejemplo de pantalla de la versión en idioma pemón del SIGEC, con visualización de ficha
descriptiva.
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11
Por esta razón la presente versión del SIG refleja la variante kamarakoto del idioma pemón.
48 La etnocartografía y el Sistema de Información Geográfico
Figura N° 8
Ejemplo de pantalla del SIGEC-Pemón en español, mostrando un documento gráfico anexo: la
fotografía digital del Mapa Mental N° 38, Sector, II, Kamarata.
sobre todo las palmeras, que en la iconografía pemón parecen ser de gran
diversidad.
Finalmente, sumando ese universo de elementos identificados por los
Pemón, a los datos procesados previamente por los no indígenas y
contenidos en la cartografía oficial (INE, MARNR, MOP) o registrada
mediante cámaras fotográficas y de video, se elaboró una lista básica de
elementos u objetos visibles en pantalla (tabla 1).
Tabla 1
Elementos en pantalla identificados por el pueblo Pemón en sus “mapas mentales”.
2 Registro fotográfico
3 Video
4 Toponimia
6 Ficha descriptiva
Continuación.
secundarias
47 Secciones auto-demarcadas
48 Vegetación (5)
49 Venezuela en el mundo
1) Incluye a los kanau pata, o lugares de recolección de madera o corteza para balsa o
curiara.
2) Sumatoria de todos los croquis.
3) Todos, solapados individualmente.
4) Censo del año 2001.
5) Zonas de vida guayanesas: selvas, chureta, arbustales y matorrales, wontai, sabanas, itöi,
vegetación tepuyana, tüpü wanak, vegetación saxícola, tëk wanak.
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simbólica que otorgan los Pemón a elementos del paisaje, como cerros
tepuyanos (tüpö) o espejos de agua (iku’pö), y se aprecian al correlacionar las
variables “sitios sagrados” (imoröneik pata) con “hidrografía secundaria: ríos,
quebradas, lagunas” (tuna, dapö, iku’pö), y “alturas por encima de los 500
m.s.n.m.” (figura 9).
Figura 9
Distribución de sitios sagrados (señalados por puntos negros) en el SIGEC, en zonas aledañas a
las localidades de Kapaure y Urimán; se aprecia la asociación de este tipo de parajes a cursos de
agua específicos, y en las áreas elevadas del noreste.
Figura 10
Los asentamientos viejos (círculo con punto central) distribuidos en las áreas boscosas (fuera del
área con trama oscura, o de sabana) sugieren la recuperación de las areas selváticas después del
abandono de los antiguos poblados.
Figura 11
Los asteriscos señalan puntos de recolección de bachacos o de cacería de venado, y tienden a
yuxtaponerse al área de trama oscura (zona de vida de sabana).
56 La etnocartografía y el Sistema de Información Geográfico
cierto barbasco, materia vegetal para cordeles, madera usada como leña, o
madera para construir embarcaciones, que tienden a estar incluidos en
zonas de vida de chureta (selva), pues precisamente constituyen bejucos o
plantas leñosas propias de bosques tropicales (figura 12).
Otras posibilidades del SIGEC-Pemón que se potenciarán en el futuro,
a medida que los para-biólogos aporten mayor data al sistema respecto a los
contornos, extensión, volumen etc., de cada uno de los elementos
representados en los etnomapas, serán las de conformar buffers (áreas de
influencia o proximidad), de fusión o reagrupamiento de elementos
poligonales, de superposición de estratos, y de análisis de superficies, o
redes, todavía incipientes en esta etapa.
Figura 12
En este caso los asteriscos señalan puntos de recolección de bejucos, plantas de barbasco o
maderas para usos diversos; tienden a distribuirse en las zonas de vida con vegetación boscosa
(fuera del área de trama oscura).
Figura 13
Cobertura de los mapas mentales en el SIGEC-Pemón. Arriba, áreas de cobertura individual.
Abajo, contorno externo general.
12
Los resultados del proyecto, en versiones impresa (informes más anexos) y digital (archivos
de texto, de imágenes, y datos del SIG) fueron entregados a la Federación Indígena del Estado
Bolívar, organización que recibe asesoría en materia jurídica por parte de especialistas en derecho
de propiedad intelectual y derecho territorial indígena de la Universidad de Los Andes.
62 La etnocartografía y el Sistema de Información Geográfico
Estas son tan sólo algunas ideas dentro de un espectro que podría ser
mucho más amplio, una vez que este pueblo indígena se apropie plenamente
de esta novedosa tecnología de información y comunicación.
Agradecimientos: Los autores de esta “experiencia” iniciada a fines de 2005 y una más de
las que, según Mansutti (2006: 31), han proliferado en estos tiempos, quisieran expresar su
agradecimiento muy particular al antropólogo José Medina Bastidas coordinador regional de The
Nature Conservancy para el Parque nacional Kanaima por su invitación a participar en el proyecto
Conservación de la biodiversidad y utilización sostenible de los recursos naturales por los indígenas
en el marco del cual se realizó este trabajo en colaboración con el pueblo Pemón, sus capitanes
generales, y todos los hombres mujeres y niños de ese orgulloso pueblo cuya sapiencia y consejos
esperamos haber recogido.
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Instituto Caribe de Antropológica y Sociológia (ICAS)
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