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Terminología de propiedades y efectos terapéuticos de las plantas medicinales

Las plantas medicinales tienen diversos efectos terapéuticos, dentro y fuera del organismo. Desde
el punto de vista de la medicina integral, es fundamental conocer la acción de las plantas y la
manera en que se pueden combinar para conseguir un efecto deseado.

Es necesario ver este efecto como una propiedad de la planta y los conocimientos que se tengan
de su composición química se deben considerar como un apoyo al uso que le daremos.

La mayoría de las plantas medicinales tienen un espectro de acción muy amplio; es decir tienen
diferentes propiedades como por el ejemplo el ajo, que actúa sobre diversos sistemas del
organismo, como el respiratorio (expectorante,) circulatorio (hipotensor y purificador),
inmunológico (antiséptico) y el dérmico (fungicida) por lo tanto, puede cubrir aspectos de distintas
enfermedades y con él se pueden tratar tanto los síntomas como el origen de estas.

Adaptógeno: ayuda al cuerpo a afrontar el estrés y restablecer un equilibrio biológico. Ejemplo


ginseng.

Afrodisiaco: estimula el deseo sexual.

Alopécico: contribuyen al crecimiento del cabello y retardar la calvicie.

Analgésico: alivia el dolor.

Anafrodisiaco: disminuye el deseo sexual excesivo.

Antihistamínico: calma irritaciones alérgicas a la piel.

Anestésico: priva momentáneamente de la sensibilidad.

Anti bilioso: contribuye a eliminar el exceso de bilis, como en el caso de la ictericia.

Antilitiasico: previene y ayuda a eliminar las piedras o cálculos al hígado o riñón.

Antinflamatorio: disminuye y cura procesos inflamatorios internos y externos.

Antiséptico: inhibe el desarrollo de bacteria e impide la infección.

Astringente: causa sed, contrae los tejidos.

Antiespasmódico: previene espasmos (calambres, cólicos)

Antimicótico: previene formación de hongos.

Antiviral: previene contagio de virus aumentando el sistema inmunológico.

Béquico: suaviza la tos

Carminativo: provoca expulsión de gases.

Cefálico: combate trastornos de la cabeza y estimula la mente.


Cicatrizante: cierra o sana heridas.

Citofilactico: estimula la generación de celular.

Cordial: estimula el corazón.

Colagogo: activa la salida de la bilis de la vesícula biliar hacia el intestino.

Colerético: aumenta la secreción de bilis en el hígado.

Depurativo: purifica el organismo.

Diaforético o sudorífico: provoca sudor o traspiración abundante.

Digestivo: facilita la digestión.

Diurético: activa la producción y eliminación de orina

Demulcente: que suaviza y protege la mucosas y tejidos internos irritados o inflamados. Esta
acción se debe al contenido de mucilago de las plantas.

Emético: provocador de vómitos.

Emenagogo: regula el flujo menstrual. Tónico del sistema reproductor femenino.

Emoliente: ablando y suaviza tejidos externos.

Expectorante: favorece la eliminación de las mucosidades o flemas de las vías respiratorias.

Estimulante: da energía y promueve funciones orgánicas.

Febrífugo o antipirético: contribuye a bajar la fiebre.

Forticante: restablece las fuerzas abatidas.

Fungicida: combate las infecciones producidas por hongos.

Galactogeno: estimula la secreción de leche materna.

Antihemorrágico: detiene las hemorragias, coagulante.

Hepático o Hepatoprotector: favorece la función del hígado.

Hipoglucemiante: reduce el nivel de azúcar en la sangre.

Hipotensor: baja presión arterial.

Hipertensor: sube la presión arterial.

Insecticida: ahuyenta los insectos.

Laxante: facilita la evacuación suave de deposiciones.

Madurativo o resolutivo: hace madurar los abscesos, tumores o erupciones de la piel.

Narcótico: sustancia que produce un sueño artificial profundo.


Odontológico: calma el dolor de dientes y muelas.

Oftálmico: previene o cura enfermedades de los ojos.

Purgante: provoca evacuaciones intestinales fuertes.

Pediculicida: agente que destruye los piojos.

Refrescante o refrigerante: regulariza la temperatura del cuerpo o de las partes inflamadas.

Relajante: afloja tensiones musculares.

Remineralizante: aporta sales minerales al organismo o favorecen su retención.

Rubefaciente: irrita levemente la piel, enrojeciéndola y favoreciendo así la circulación periférica de


la sangre para evitar la congestión.

Sedante: ejerce su acción específica en el sistema nervioso.

Sialagogos: estimula la secreción de saliva.

Tenífugo: expulsa la lombriz solitaria.

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