Sunteți pe pagina 1din 27

Revista de Literatura Hispanoamericana

No. 59, Julio-Diciembre, 2009: 65 - 91


ISSN 0252-9017 ~ Dep. legal pp 197102ZU50

Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia


ficción: aportaciones teóricas para su estudio

Fernando Ángel Moreno


Universidad Complutense de Madrid
E-mail: famoreno@filol.ucm.es

Resumen
La literatura de ciencia ficción es uno de los géneros narrativos
menos estudiados en lengua española, a pesar del considerable recono-
cimiento de que goza en otras lenguas. Entre todas las razones que han
provocado esta situación, la más significativa es su falta de adecuación
a los métodos de análisis tradicionales. Las teorías de Harshaw y Aus-
tin resuelven esta situación. El presente estudio ofrece algunas precisio-
nes teóricas necesarias para el estudio de la ciencia ficción como géne-
ro literario. Partiendo de la revisión de la noción de mimesis, así como
de los aportes de la teoría de los actos de habla y la noción de campos
de referencias, se propone la noción de “catarsis cognitiva” como he-
rramienta crítica que permite entender la relación del mundo ficcional
propuesto en la obra literaria de ciencia ficción con el horizonte de ex-
pectativas del lector.
Palabras clave: Ciencia, ficción, mimesis, signo.

Recibido: 30-09-09 • Aceptado: 02-11-09


Fernando Ángel Moreno
66 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 59, 2009

On the fictional nature of science fiction:


theoretical contributions to the study

Abstract
The literature of science fiction is one of the least studied narrati-
ve genres in Spanish language, despite the considerable recognition en-
joyed by expanding it. Among all the reasons that led to this situation,
the most significant is its lack of relevance to the traditional analysis
methods. Harshaw theories and Austin resolve this situation. This study
provides some theoretical explanations for the examination of science
fiction as a genre. Based on the review of the concept of mimesis, as
well as the contributions of the theory of speech acts and the notion of
fields of reference, proposes the notion of “cognitive catharsis” as a cri-
tical tool that allows to understand the relationship among the fiction
world proposed in the fictional literary works of science fiction with
the reader’s horizon of expectations.
Key words: Science, fiction, mimesis, sign.

1. Introducción otros se ponen fuera de sí. Lo fantástico


exige un ajuste adicional debido a lo ex-
Todo el mundo sabe que una obra de arte traño de su método o de su tema: es
es una entidad, etc., etc.; puesto que po- como una de esas exposiciones en las
see sus propias leyes —que no son las de que hay una exhibición especial por la
la vida diaria—, todo lo que encaja en que se pagan seis peniques más por el
ella es cierto y no hay por qué plantear la precio de entrada. Algunos lectores pa-
cuestión del ángel, etc., sino con referen- gan encantados: fueron a la exposición
cia a su adecuación al libro. ¿Más por sólo por la exhibición secundaria; es a
qué situar a un ángel en distinto plano ellos únicamente a quienes me dirijo aho-
que a un agente de bolsa? Una vez que ra. Otros se niegan indignados, y también
estamos en reino de lo ficticio, ¿qué dife- éstos cuentan con nuestra más sincera es-
rencia hay entre una aparición y una hi- tima, porque el sentir aversión por lo fan-
poteca? […] La tónica general de las no- tástico en literatura no equivale a sentir
velas es tan literal, que cuando surge lo aversión por la literatura. Ni siquiera im-
fantástico se produce un efecto curioso: plica falta de imaginación, sino simple-
mientras que unos lectores se emocionan, mente una cierta renuencia a responder a
Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia ficción: aportaciones teóricas
para su estudio 67

las exigencias que a ella le imponemos no ha ayudado a su inmerecida eti-


(Forster, 1927: 112-113). queta como «literatura de evasión».
No será este trabajo el espacio
La ciencia ficción es un recurso
para realizar una simple apología de
ficcional, no realista, basado en fe-
la ciencia ficción; he escrito otros
nómenos no sobrenaturales.
donde ya he planteado sus posibili-
Parece tan tautológico recordar
dades y separado las inconsistentes
que la ciencia ficción es ficción
novelillas de invasiones alienígenas,
como recordar que la literatura de
con héroes sobrevitaminados y cien-
ciencia ficción es literatura. No obs-
tíficos locos, de las verdaderas obras
tante, a menudo se olvida, sobre
maestras del género, como La inven-
todo en el mundo académico. Por
ción de Morel, Crash, Muero por
consiguiente, resulta muy común
dentro, o La mano izquierda de la
encontrar a todo tipo de lectores que
oscuridad, así que remito a ellas
contemplan el género como un mero
(Moreno, 2008 y 2009). Por otro
juego para especular sobre la tecno-
lado, aunque todavía son escasos, ya
logía que emplearemos en el futuro.
empiezan a aparecer algunos traba-
No obstante, la especulación tecno-
jos en castellano que pretenden di-
lógica no es ficción literaria ni la
fundir las cualidades del género en
buena literatura de ciencia ficción se
el mundo académico (Pulido Tirado,
limita, evidentemente, a la mera es-
2004a y 2004b; López Pellisa y Mo-
peculación tecnológica.
reno, 2009).
Sin embargo, a pesar de que este
Esta deficiencia de estudios teóri-
debería ser quizás el principio de aná-
cos en nuestra lengua representa, en
lisis para enfrentar el género, los estu-
mi opinión, una de las principales
dios de ciencia ficción en castellano
causas de su desconocimiento, a pe-
—escasos y difíciles de encontrar—
sar de que en otras culturas como la
se han centrado casi siempre en un
estadounidense, la francesa o la ru-
positivismo poco clarificador1, lo cual

1 Los más interesantes son, sin duda alguna, los de Capanna (1992), Ferreras (1972) y
Scholes & Rabkin (el más completo, que oscila entre lo enciclopédico y lo teórico con
excelentes resultados, 1977), entre otros. Para una reflexión divulgativa sobre todos
estos estudios, aunque precisa actualización remito al artículo de Julián Díez (1997)
sobre el tema. Mención aparte merece el trabajo de Suvin, que incluye la propuesta del
término: «nóvum», ya aceptado por mucha crítica del género (Novell, 2008: 201-206)
y que emplearé a lo largo de este trabajo. «Nóvum» puede definirse como: motivo que
constituye la base de desarrollo estético y narrativo de cualquier obra de ciencia fic-
ción y que deberá ser especulativo, pero no sobrenatural.
Fernando Ángel Moreno
68 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 59, 2009

mana ya existen numerosos estu- cómo nos concebimos en unas coor-


dios. Al fin y al cabo, en los límites denadas diferentes. A partir de esta
ficcionales del género se encuentran entelequia podrán desarrollarse mu-
sus dificultades y su interés. chas de las variantes retóricas en las
Para ello, tengamos siempre en cuales se basa el género: anticipa-
cuenta que se trata de un género de ciones sociales, viaje en el tiempo,
enorme vinculación con su tiempo. extraterrestre, robot, ucronía, utopía,
Sin adentrarme demasiado en vanos anti-utopía, superordenador... Así
desarrollos historicistas, sí convie- enumerados parecen elementos de
ne recordar que sólo a partir de fi- un cómic de superhéroes, mas al
nales del siglo XIX y principios del acercarnos a las novelas en cuestión,
XX se han dado las condiciones ne- cualquier lector profano se sorpren-
cesarias para la aparición de este derá de sus posibilidades y de sus
tipo de narrativa. logros. Por todo ello, parecería que
Existe, a partir de los repentinos no sólo tenemos aquí la idea de pro-
cambios socio-culturales, un súbito greso desde una perspectiva tempo-
y diferente miedo hacia lo descono- ral, sino también existencial.
cido de las nuevas sociedades huma- Confundiendo la verdadera natu-
nas (los ejemplos de ciertos existen- raleza de la ciencia ficción, la ina-
cialistas como Kafka o Baroja resul- propiada, la muy equivocada pre-
tarían incluso demasiado obvios). gunta que podría derivarse a partir
Plantear el problema del Futuro de estas consideraciones sería: ¿qué
—en mayúsculas, como entelequia, nuevas cuestiones tecnológicas nos
como construcción intelectual, una esperan con los hallazgos e inventos
entelequia mucho más plausible y que van apareciendo? Sin embargo,
real que lo que se había planteado ésa no es la pregunta del autor de
siglos antes—, el problema del Fu- ciencia ficción, sino: ¿qué uso pue-
turo, decía, representa, quizás, uno do dar a los hallazgos e inventos que
de los más claros principios en que van apareciendo para hablar sobre
se apoya la propuesta de la ciencia los temores y obsesiones de nuestra
ficción y uno de los más reveladores sociedad y de sus individuos, y so-
síntomas de la vinculación del géne- bre los cambios que se van produ-
ro con la Postmodernidad (Ferreras, ciendo y sobre su realidad inmedia-
1972: 61-110). Según esta perspecti- ta, usando «el Futuro como motivo
va, el Futuro es una construcción so- literario»? Todas estas innovaciones
bre la que proyectamos todos nues- tecnológicas representan los drásti-
tros miedos actuales, reflexionando cos cambios de la Humanidad, viven
sobre quiénes somos a partir de en connivencia con los cambios so-
Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia ficción: aportaciones teóricas
para su estudio 69

ciales y resultan idóneos para propo- tampoco su contraparte. Esta oposi-


ner un nuevo paradigma literario. Su ción sólo podía nacer de la Moderni-
existencia, movida por estos repenti- dad y su afán regulador y racionalis-
nos cambios en el mundo, conlleva ta (Roas, 2009).
una duda acerca de la realidad hu- Hoy, tras las propuestas de pensa-
mana tal que puede afectar a dimen- dores posmodernos como Feyera-
siones tanto sociales como económi- bend, Lyotard o Derrida, vivimos en
cas, políticas, artísticas, psicológicas la crisis de esta racionalidad. Ante la
e incluso antropológicas. brutal imposición de la racionalidad
Nos encontramos ante el empleo sobre el mundo, ya surgieron duran-
de la inquietud hacia lo desconocido te el siglo XIX la novela gótica, la
como herramienta literaria, aunque de terror y la fantástica. En todas
de un modo muy diferente a como ellas se indagaba, se resucitaba y se
lo realiza la literatura fantástica protegía la presencia de lo absurdo,
(Roas, 2001; Campra, 2008). Cuan- de lo inconcebible y del ensueño,
do se habla del Futuro (incierto e según el ser humano iba percibiendo
imposible) en la literatura de ciencia que la razón y la filosofía analítica
ficción, usado como motivo, sólo se no daban cuenta de una realidad que
habla del miedo al presente por ra- se les escapaba entre las palabras.
zones de alienación social e indivi- Estas nuevas formas literarias —y
dual (Ferreras, 1972: 61-68). de una manera muy especial la cien-
De esta polémica tratan las ver- cia ficción— surgen de la lucha en-
daderas novelas de ciencia ficción. tre nuestra necesidad de controlar el
Unas alcanzan mayores cotas de mundo, de estabilizar nuestras vidas,
expresividad; otras, menos. Con y la imposibilidad de hacerlo; y la
todo, ésa es la seña de identidad lucha contra la esclavitud que dicha
del género. Y es que, como ya va- obsesión por la estabilidad nos pro-
mos viendo, la ciencia ficción sólo voca (Ferreras, 1972: 61-110).
puede ser un género postmoderno. Por consiguiente, hablar de la
Para los premodernos no existía ciencia ficción no es sólo hablar del
una oposición tan definida entre pensamiento y hechos de su mo-
realidad y ficción o, al menos, no mento. También es hablar de cómo
se planteaba en los mismos térmi- la ciencia ficción es leída en su
nos. Muy por el contrario, el entre- tiempo y cómo debería ser leída en
cruzamiento entre ambas era posi- el futuro; no los receptores indivi-
ble debido a que no se daba una duales, sino la sociedad en su con-
aceptación de realidad única y, junto (García Teresa, 2007). Enten-
como consecuencia, no existía
Fernando Ángel Moreno
70 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 59, 2009

damos, por tanto, cómo se acerca el ra no trabajamos, como sabemos,


ser humano a la ciencia ficción. con Pasado, ni con Presente ni con
En todo este proceso de entendi- Futuro, sino con imitaciones entelé-
miento de la naturaleza ficcional del quicas de dichas entelequias. Y,
género, deberían establecerse los como entelequia de entelequias
principios ficcionales en que se basa (tiempos literarios) de entelequias
su relación enteléquica con el mun- (tiempos ¿reales?), la ciencia ficción
do empírico. La razón de esta preo- es poderosísima, pues construye fic-
cupación reside en la enorme distan- ciones desde la plausibilidad y eso
cia existente entre los principios implica una manera muy particular
verdaderos del género y otras for- de ficcionar, de imitar.
mas literarias. Esto se debe —como
ya he anunciado— al inusual em- 2. Mímesis y ciencia ficción
pleo del Futuro como motivo litera-
rio. Usar el Pasado o el Presente, El significado del término «mí-
aunque también se trate de meras mesis» depende mucho del contexto
entelequias —sobre todo una vez (personas, gestos, signos...) y de las
que han sido ficcionalizados—, no épocas. De la reflexión sobre la mí-
conlleva el mismo tipo de cambios mesis que tomemos, depende que
narrativos que produce el hecho de podamos aceptar la ciencia ficción
usar el Futuro. El Futuro no dispone (y cualquier tipo de literatura fantás-
de ningún principio histórico refe- tica) como un tipo de forma literaria
rencial, en apariencia. Por otra parte, u otro; también de ello depende la
incluso el funcionamiento del pacto manera de acercarnos a su funciona-
de ficción se revelará muy diferente miento y a su naturaleza. La manera
al necesario en los otros dos casos, en que se articula el pacto de ficción
con unas cláusulas bien diferentes. en una obra literaria también depen-
En definitiva, el Pasado y el Presen- de de qué entendamos por «míme-
te disponen de unas presunciones sis» y, como veremos, de ese tipo de
primeras, de unos horizontes de ex- pacto de ficción2 depende la expre-
pectativas imposibles en el motivo sividad, la posible poeticidad del
del Futuro. No obstante, en literatu- texto de ciencia ficción.

2 Existen diferentes maneras de crear cada pacto de ficción, según el género y según, por
consiguiente, de las cláusulas que texto y lector concierten para el mundo posible crea-
do por la obra.
Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia ficción: aportaciones teóricas
para su estudio 71

En esta línea, recomiendo como En la obra de Platón, en su céle-


un buen resumen del estado de la bre afirmación de que la literatura es
cuestión, el trabajo de Steven Ber- un «insulto a la sensatez de quienes
múdez, quien tras desarrollar un ri- la oyen», se encuentran ya la rela-
guroso repaso de las distintas acep- ción entre obra y receptor, la sus-
ciones del término a lo largo de la pensión de la credibilidad, el carác-
historia, concluye con unas claras ter de que la obra misma es «otra
perspectivas fundamentales (Bermú- cosa» diferente de la realidad, el
dez, 2006: 182-228). De todas ellas, cuestionamiento al efecto estético,
me interesa el tratamiento de la mí- el arte como modalizador de pensa-
mesis como identificación de una mientos y comportamientos.... Este
persona con otra. Cuando habla de interés del filósofo griego se basa en
identificación, pone mucho cuidado la única manera de aceptación que
en no confundir el término con hace de la ficción literaria: si se
«imitación». Es decir, emplea el tér- hace sobre entes sociales que sirvie-
mino «identificación» como confi- ran como modelos morales. Por con-
guración empática entre un indivi- siguiente, para él, el ser humano
duo observado y otro que asume su busca el recurso de la mímesis como
identidad como suya; no como una resultado de su incapacidad ontoló-
mera copia, sino mediante la asimi- gica para alcanzar el ser, por lo que
lación óntica de todo cuanto el este recurso le posibilita «cierta»
«Otro» es. manera de consuelo existencial. Pla-
Este primer concepto parte de las tón sólo busca que los seres huma-
premisas platónicas antimiméticas. nos sean mejores. Y en esa línea
Estas premisas asumen la identifica- acepta la mímesis estética.
ción como un fenómeno tanto físico Ésta será también, si bien desde
como cognitivo. Desde esta perspec- otro enfoque, la línea que tomará
tiva, la crítica de Platón no sólo re- Aristóteles. En la Poética, el estagi-
sulta pertinente, sino inevitable. Se rita deja claro que la función del ar-
trata de atacar la falacia de la corres- tista no es la reproducción o copia
pondencia absoluta entre objetos, de la realidad, sino la de promover
del Yo con el Otro. Debemos hablar, una síntesis creativa. Así afirma que
por tanto, de «imitación», no de el alma del drama es la historia de la
«identificación», pues no entender acción humana. Para ello, hay que
este pequeño matiz crea, al analizar tratar lo probable y lo necesario a
narrativa de ciencia ficción, muchí- través de la ficción literaria (García
simos problemas, tanto teóricos Berrio, 1994: 27). Dentro de esta
como epistemológicos. consideración aparece sin ningún
Fernando Ángel Moreno
72 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 59, 2009

problema el género de la ciencia fic- tirnos por ese llamado, a otras latitu-
ción. Si partimos de este concepto des de simbolización (Bermúdez,
platónico de que la literatura no es 2006: 177). A partir de aquí, se de-
la realidad y de que corremos el pe- duce que la ficción como actividad
ligro de analizarla y entenderla a general, antes de ser manifestación
partir de esa identificación incorrec- histórica o texto social, es un pro-
ta entre el objeto ficcional y el obje- ducto socio-semiótico y una condi-
to empírico, observamos cómo la ción antropológica basada en la pa-
ciencia ficción plantea un mundo al- labra: una praxis humana con la cual
ternativo que sólo es tomado en estamos interactuando de modo
cuenta desde su relación moral o, al constante. Por ello, los relatos no re-
menos, abstracta con nuestro mundo presentan la historia, sino que la
empírico. A partir de aquí, y asu- cuentan... Enlazamos así con la críti-
miendo ya las claves propuestas por ca platónica y la respuesta aristotéli-
Aristóteles, el análisis del género ca. El problema del que ha partido
deberá cumplir unas reglas propias, esta confusión reside en que el escri-
en ocasiones muy alejadas de las le- tor edifica su universo ficcional con
yes que dominan los análisis tradi- el mismo material lingüístico con
cionales del resto de la literatura, que se comunica en situaciones or-
muy enfocados a menudo hacia teo- dinarias de interacción social (Ber-
rías miméticas irreales. Por otro, múdez, 2006: 209).
tendríamos la representación ficcio- La ciencia ficción —como todo
nal como conceptualización en un texto literario— se construye me-
nivel verbal a través de todos los diante el vehículo que más usamos
procesos que desembocan en el ha- en nuestro mundo empírico y cotidia-
bla. Las aplicaciones de este tipo de no: las palabras. Le pedimos, por
consideraciones pueden ser muy re- tanto, que guarde el mismo tipo de
veladoras. relación ingenua que creemos que
El debate estaría aquí en el texto desarrolla el lenguaje con la realidad:
como objeto lingüístico a través de la palabra mesa tendría como refe-
las relaciones de su carácter comu- rencia el objeto mesa. Sabemos hoy
nicativo. Dentro de su carácter co- por diferentes estudios (Austin,
municativo, deberemos estudiar su 1962: 179-194; y todos sus continua-
carácter semiótico. Al fin y al cabo, dores, como los de Ohmann, 1971 y
la palabra no puede ser sino ella 1972; Levin, 1976; Domínguez Ca-
misma, a pesar de que tenga el po- parrós, 1981; Ávila, 2003) que esta
der, como toda configuración se- relación ya es inexacta incluso en
miótica humana, de llenarse y remi- nuestra vida cotidiana, pero se torna
Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia ficción: aportaciones teóricas
para su estudio 73

mucho más huidiza al pretender que ben ser estudiados desde sus propias
un texto ficcional guarde el mismo naturaleza y praxis.
tipo de relación exacto e intocable
con la realidad. El texto ficcional 3. El funcionamiento de los actos
guarda una relación con la realidad de habla en la literatura de ciencia
muy diferente a la que guarda el len- ficción
guaje cotidiano con esa misma reali-
dad. El entendimiento de este pro- La verdadera fe poética consistiría en que
blema resulta fundamental para el nosotros percibiéramos, con el poeta, sus
entendimiento de muchas de las descripciones como literalmente verda-
complejidades del pacto de ficción. deras (Levin, 1976: 76).
Desde estas perspectivas, Van Dijk Comencemos con el funciona-
considera que todo texto literario es miento de este acto de habla –que en
un macroacto de habla y que además sí no es más que un sistema de sig-
está constituido por microactos de ha- nos–, tal y como lo presenta el
bla o enunciados (Van Dijk, 1980). Y filósofo francés. Propone Ricoeur de
así como los actos de habla de la vida una manera muy sencilla: «Defini-
cotidiana ya resultan de por sí com- ción del acto de hablar: la intención
plejos respecto a su relación con el de decir algo sobre algo a alguien»
mundo, este tipo peculiar de acto de (Ricoeur, 1988: 47).
habla de la ciencia ficción, que cons- La manera en que ese «sobre
truye un sistema referencial diferente, algo» llegue a ese «alguien» depende
devendrá mucho más complejo. Des- tanto del receptor como del emisor
de esta perspectiva es desde la cual como de ese «sobre algo». El otro
defiendo los géneros como contextos «algo», lo que se dice, lo dicho,
comunicativos particulares en los que siempre es un texto. Ese texto ha
se desarrollan macroactos de habla sido obtenido, por consiguiente, tras
particulares llamados «relatos de cien- la búsqueda de la manera de decirlo
cia ficción» —los cuales ya de por sí y tras el trabajo realizado con dicha
son particulares por cuanto que perte- manera en particular. Es decir, yo
necen a ese otro tipo de acto de habla quiero escribir o hablar acerca de la
que es la narrativa ficcional—. Son Primera y la Segunda Guerras Mun-
macroactos de habla unidos por unas diales y de algunas experiencias que
condiciones comunicativas exigidas viví cuando combatí en ellas, puedo,
por su contexto cultural, por su natu- entonces, optar por un acto de habla
raleza ficcional y por la naturaleza del o por otro. Tolkien, por ejemplo,
mensaje que pretenden transmitir. En optó por el acto de habla de la fanta-
definitiva, objetos semióticos que de- sía heroica (Carpenter, 1977: 97).
Fernando Ángel Moreno
74 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 59, 2009

Sven Hassel optó por ficciones lite- olvido de la literatura de ciencia fic-
rarias «realistas». A Churchill le pa- ción dentro de la crítica literaria tra-
reció más conveniente escribir unas dicional y de la incapacidad de mu-
memorias. Cada texto es el producto chos estudios tradicionales sobre el
consecuente de esa «intención de género. Muchos legos –y algún es-
decir algo sobre algo a alguien» y se pecialista– olvidan cuando se acer-
toma un tipo de acto de habla u otro can a un relato de ciencia ficción
según el autor lo estime conveniente. que se trata de palabras y que con-
Parece obvio, pero se debe recor- tienen historias que se validan por sí
dar que, tanto dicha búsqueda como mismas en un paso previo a la rela-
dicho trabajo, constituyen lo que ción con el mundo: son ficciones, y
denominamos «proceso retórico», tan ficciones como las novelas de
puesto que busca un efecto sobre el Dostoievski o los relatos de Chejov
receptor. En este sentido, la litera- o la serie de Proust.
tura de ciencia ficción es sencilla- Es el mismo principio por el cual
mente una posibilidad de proceso Van Dijk (1980) defiende a lo largo
retórico para decir un «algo» que de su trabajo que un acto de habla
tiene una forma muy determinada y pretende cambiar la opinión de un
sin la cual no se puede llegar a ha- oyente como resultado de la inter-
blar sobre cierto «algo»: un recurso pretación de un enunciado, chocan-
literario, en suma. do con la opinión de, por ejemplo,
Se trata, por tanto, de observar el Austin (1962: 68). El iniciador de
mecanismo literario de la ciencia las teorías de los actos de habla afir-
ficción como «mecanismo retórico» ma que la literatura no es en sí un
y este sólo como un mero «mecanis- acto de habla o, al menos, un acto de
mo de comunicación» con un fin habla ilocutivo, sino que la literatura
(movere), que utiliza las herramien- es un uso parásito del lenguaje o la
tas que considera convenientes para imitación de un acto de habla pues
realizar el correspondiente proceso fingimos que hablamos3.
comunicativo. No obstante, otros autores sí han
Esta aparente obviedad contiene considerado el hecho literario como
en sí el ya comentado problema del acto ilocutivo (Domínguez Caparrós,

3 Para un interesante análisis crítico: Henry, 1996: 14-17 y ss. Para un análisis desglosa-
do de la relación entre teorías de los actos de habla y teoría de la literatura: Ohmann,
1971, 21-34 y Domínguez Caparrós, 1981. Para una crítica certera: Levin, 1976:
68-76.
Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia ficción: aportaciones teóricas
para su estudio 75

1981: 99-103 y 106-109) y, más allá lacia descriptiva» (Austin, 1962: 4).
aún, como acto realizativo. Su plan- Al fin y al cabo, las relaciones entre
teamiento es que en sí mismo el tex- las palabras y los referentes nos han
to literario también busca cambiar hecho pensar eso. Como cuando de-
una opinión en cuanto a efecto per- cimos: «melocotón en almíbar» te-
locutivo; no desde el punto de vista nemos muy claro a qué objeto nos
ideológico, ni apologético, sino des- referimos, pensamos que el lenguaje
de el juego intelectivo con el lector. se basa en poner nombres a las co-
Desde este punto de vista, ¿es posi- sas, a los pensamientos, a las du-
ble la aparición de una emoción sin das… No obstante, cuando emplea-
un previo –por pequeño que sea– mos el lenguaje pretendemos mu-
cambio de opinión, desde la sorpre- chas más cosas: reflexión, influen-
sa en la información que se nos da? cia, queja… Un acto de habla no es
la mera acción de expulsar aire y
4. La literatura de ciencia ficción poner en funcionamiento principios
como acto realizativo normativos mediante la articulación
de labios, lengua, paladar… Hay
Todo escritor que construye un mundo muchísimas acciones más complejas
secundario desea en alguna medida ser implícitas en cada acto de habla.
un verdadero creador, o espera capturar Por tanto, no podemos limitar el
la realidad; espera que la cualidad pecu- lenguaje a las proposiciones descrip-
liar de ese mundo secundario (cuando no tivas, las que nos dan información
todos los detalles) deriven de la realidad, acerca del mundo y que son verdade-
o fluyan hacia ella (J.R.R. Tolkien citado ras o falsas. Por ejemplo, si digo:
por Carpenter, 1977: 213). «Esto es un pingüino» respecto a un
Para ello, conviene aplicar al pro- animal, existe la posibilidad de que
blema algunas clásicas ideas sobre sea verdadero o falso; es descriptivo,
el funcionamiento del lenguaje. En- como «Este pingüino es blanco, ne-
traría aquí la idea enunciada por gro y azul cielo» es una descripción
Austin, una vez más a favor de Pla- que puede ser verdadera o falsa.
tón, de que el lenguaje no siempre Pero podemos observar las pro-
es constatativo, por muchos matices posiciones realizativas, que no son
que pretendamos considerar (Austin, ni verdaderas ni falsas, sino adecua-
1962: 179-194), es decir, no se limi- das o no adecuadas a la acción que
ta a representar un objeto, no busca se busca y que en sí conllevan una
sólo ofrecer una representación acción. Por ejemplo, el mero hecho
exacta del referente; suponer lo con- de decir «juro» o «apuesto» impli-
trario implicaría la denominada «fa- can que se ejecutan las acciones co-
Fernando Ángel Moreno
76 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 59, 2009

rrespondientes (Austin, 1962: 46). de la acción que realiza, desde su


¿Podemos decir que un poema o una adecuación a lo que se busca.
novela son meramente descriptivos
La verdad o la falsedad de los enunciados
o podemos afirmar que son realizati-
resulta afectada por lo que ellos excluyan
vos? La ciencia ficción no describe,
o incluyan, por el hecho de que sean equí-
no intenta hacerse pasar por la reali-
vocos y por cosas semejantes. […] Tales
dad, no se «identifica» con ella, sino
palabras solo apuntan a una dimensión ge-
que la imita con fines estéticos y,
neral de la crítica que admite la posibili-
con ello, crea toda una realidad; rea-
dad de sostener que en circunstancias da-
liza una acción equivalente a «jurar»
das, en relación con un auditorio determi-
o «apostar». La ciencia ficción
nado, para ciertos fines y con ciertas in-
—como toda la literatura— nos in-
tenciones, lo que se ha dicho ha sido pro-
vita perlocutivamente a imaginar,
pio o correcto, como cosa opuesta a algo
que es lo mismo que la acción de
incorrecto. […] La verdad o falsedad de
«crear», de decir: «existe este Futu-
un enunciado no depende únicamente del
ro aquí y ahora». Pueda interesarnos
significado de las palabras, sino también
o no, jamás podremos, en puridad,
del tipo de actos que, al emitirlas, estamos
limitar este acto a las categorías:
realizando y de las circunstancias en que
«verdadero/falso».
los realizamos (Austin, 1962: 191-192).
Los textos de ciencia ficción impli-
can actos realizativos, pues en sí mis- Esta concepción de los enuncia-
mos crean un mundo que se ejecuta dos y de su relación con los actos de
en el acto de lectura (como demuestra habla encaja perfectamente con los
Levin, 1976: 72-75 en su exhaustiva principios del contrato de ficción de
crítica a Ohmann, 1971: 21-34): nuestro género, que presume que
«en circunstancias dadas [con cier-
No cabe preguntar si lo que dice el poeta
tos horizontes de expectativas], en
(personaje) es verdad; solo puede pre-
relación con un auditorio determina-
guntarse si el acto de habla es apropiado
do [que acepta este contrato de fic-
(Levin, 1976: 72).
ción], para ciertos fines y con ciertas
En este sentido, por todo lo que he- intenciones [estéticas], lo que se ha
mos visto en el epígrafe, es cierto que dicho ha sido propio o correcto».
lo interesante es el acto de habla de la Es cierto que la palabra es la pa-
literatura de ciencia ficción en sí mis- labra y hay que estudiarla primero
mo desde su propia entidad enunciati- por ella misma, por su funciona-
va, pues este construye sus propias re- miento interno, pero luego interac-
glas y tiene sentido por sí solo y des- ciona con el mundo empírico y con
el mundo cultural, ya como acto rea-
Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia ficción: aportaciones teóricas
para su estudio 77

lizativo (en cuanto implica una ac- de funcionamiento muy diferente al


ción) y perlocutivo (en el sentido de de otros textos ficcionales, como de-
que produce efectos en un receptor). fiende el escritor Stanislaw Lem:
Por todo ello, estudiar la palabra –la
Since empty games have no hidden mea-
literatura– como acto realizativo es
ning, since they represent nothing and
lo mismo que decir que estudiamos
predict nothing, they have no relationship
la palabra desde su funcionamiento
at all to the real world and can therefore
sígnico, desde la semiología. Es de-
please us only as logical puzzles, as para-
cir, no nos quedamos en un mero
doxes, as intellectual acrobatics. Their
análisis del significante, sino que
value is autonomous, for they lack all se-
iniciamos un estudio semiológico
mantic reference; therefore they are
completo donde se encuentran rela-
worthwhile or worthless only as games.
cionadas numerosas inquietudes,
But how do we evaluate empty games?
afinidades, protestas, sugerencias,
Simply by their formal qualities. They
sentimientos, sensaciones... implíci-
must contain a multitude of rules; they
tos en la acción de crear un «Marte
must be elegant, strict, witty, precise, and
del futuro» para provocar todas esas
original. They must therefore show at
respuestas en nuestro presente.
least a minimum of complexity and an
La teoría literaria ha abrazado el concep- inner coherence; that is, it must be for-
to de «realizativo», porque ayuda a ca- bidden to make during the play any chan-
racterizar el lenguaje literario. Los teóri- ge in the rules that would make the play
cos han afirmado constantemente que de- easier (Lem, 1973).
bemos prestar atención a lo que el len-
Desarrollar, por consiguiente, un
guaje literario «hace», no menos que a lo
análisis del género desde una óptica
que «dice»; y la noción de «realizativo»
«realista» –como se ha hecho tantas
proporciona una justificación lingüística
veces hasta hoy– entra de nuevo en
y literaria para esta idea (Culler, 1997:
directa contradicción con los princi-
117).
pios del texto literario, cuando no,
Desde este punto de vista, la lite- incluso, del lenguaje en sí mismo y
ratura de ciencia ficción, como tipo tiene que ver con la ya citada «fala-
de lenguaje literario que es, debe ser cia descriptiva». Pongo a continua-
estudiada desde sus propios presu- ción algunos ejemplos sobre este
puestos realizativos, sígnicos, ni planteamiento.
verdaderos ni falsos en relación con Consideremos cómo el psiquiatra
el mundo empírico o el mundo cul- Bernard Wolfe, en la novela de
tural, pues se trata de textos ficcio- ciencia ficción Limbo, emplea un
nales y, aun más, textos ficcionales mundo postapocalíptico para expre-
Fernando Ángel Moreno
78 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 59, 2009

sar la tendencia del ser humano a Los ejemplos de análisis «realis-


autoengañarse intelectualmente lle- ta» se fijan sólo, como he defendido,
gando a la automutilación como ex- en la relación superficial entre el
presión de la búsqueda patológica mundo creado y nuestra realidad.
de trascendencia. O, buscando la Los análisis «no realistas» van más
idea contraria, el uso que hace Ba- allá, profundizan en las implicacio-
llard, en la novela de ciencia ficción nes retóricas y culturales de las dos
Crash de la búsqueda patológica de novelas.
placer –por parte de unos personajes No obstante, este segundo tipo de
con mecanismos de pensamiento y análisis «no realista» es tan arriesga-
de placer diferentes a los nuestros do –sin un planteamiento realizativo
(nóvum de Crash)– como mecanis- detrás– como vincular el texto con
mo de entendimiento del sufrimien- lo real y determinar que lo que nos
to y de nuestras obsesiones cotidia- cuenta «es increíble y, por consi-
nas. En las dos descripciones que guiente, inaceptable», pues en algún
acabo de realizar de estos argumen- punto debo conectar con la realidad:
tos, he realizado un análisis cultural con lo denotativo y con las implica-
«no realista» de ciencia ficción, por- ciones connotativas.
que no me he planteado la vincula- Por ende, ¿qué debo estudiar an-
ción referencial entre las descripcio- tes? ¿La relación con el mundo em-
nes superficiales del mundo ficticio pírico? ¿O las leyes planteadas por
y el nuestro, sino la vinculación abs- el acto realizativo de crear una reali-
tracta entre ambos. Una explicación dad diferente, de ciencia ficción? En
«realista descriptiva» podría reali- mi opinión, sobre todo en lo que se
zarse de este modo: Bernard Wolfe, refiere a la literatura de ciencia fic-
en Limbo, presenta un mundo que ción, deben estudiarse al principio
no existe y, por consiguiente, ina- de cualquier análisis los símbolos
ceptable, pues jamás se ha dado una espaciales, las marcas temporales,
cultura en la Tierra que se automuti- las interconexiones entre personajes,
lara los brazos en masa. Por tanto, el empleo de la lengua, de las ins-
este argumento carece de sentido. O, tancias narrativas, de las funciones
en el caso de Crash, se nos presenta actanciales… antes de pasar a las re-
un mundo donde las actitudes pato- laciones con el mundo fáctico. To-
lógicas de los personajes impiden mando este punto de partida, el re-
cualquier tipo de entendimiento por torno posterior al mundo empírico
parte del lector, pues se toma como —obligatorio— es necesario y enri-
normal algo que resulta evidente- quecedor, mucho más que si nos
mente absurdo. quedamos en la relación «descripti-
Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia ficción: aportaciones teóricas
para su estudio 79

va, identificadora» que asume el Fu- posterior apropiación de un texto


turo de la ciencia ficción como el de por parte de un lector, la observa-
nuestro mundo empírico. ción de las condiciones de enuncia-
Rechazar estos objetos semióticos ción y, por consiguiente, no obviar
–Crash y Limbo– por su distancia la consideración de las figuras del
respecto a las reglas de nuestro mun- autor implícito (saber quién parece
do implica un automático error de ser la figura que nos está contando
asunción de la literatura como ma- esto) y del lector modelo (quién po-
croproposición descriptiva, en vez de see la competencia literaria apropia-
como macroproposición realizativa. da para extraer connotaciones de
Esto se debe a que un análisis des- esto) (Levin, 1976: 70-76), así como
criptivo considera la obra desde su desentrañar las posibles funciones
referencialidad inmediata en vez de sociales implícitas en dicho texto.
como relaciones semióticas y como Por todo esto, comparto comple-
actos de habla. Es como decir: tamente las ideas de Levin respecto
«Hamlet es una estupidez, porque to- a que el narrador de un mundo de
dos sabemos que los fantasmas pater- ciencia ficción jamás realiza aser-
nos no existen». Negar la literariedad ciones fingidas. No hace pasar una
de El señor de los anillos o de Harry realidad por la otra, no las identifica,
Potter porque hay magia en esas ni el autor «finge», por ejemplo, que
obras es exactamente lo mismo, des- los personajes dialogan. No finge,
de la postura expuesta, que el juicio sino que «ficciona», es decir, trans-
anterior sobre Hamlet. muta y traslada códigos, pero crea:
Analizar la literatura de ciencia los personajes, dentro de las reglas
ficción como acto de habla implica de este mundo posible de la ciencia
descubrir qué reglas lo rigen desde lo ficción, dialogan de verdad.
realizativo, pues entonces podremos
Yo me imagino a mí mismo en (en un
entender a dónde conducen todas las
mundo). La fuerza ilocutiva de este
cuestiones de choques de códigos
enunciado es la de la acción en la que el
que se producen en el texto, qué con-
poeta se transporta a sí mismo o se pro-
notaciones conllevan, a dónde nos
yecta a sí mismo hacia un mundo de su
conduce el texto de ciencia ficción
imaginación, un mundo al que no se pue-
(Eco, 1975: 367). Por consiguiente,
de llegar ni en barco ni en avión y, por lo
interactuar semióticamente con el
tanto, un mundo vedado para nosotros en
discurso literario implica el análisis
condiciones normales. Es un mundo que
realizativo –qué acciones, influen-
sólo puede conocer el poeta o una ima-
cias, sentimientos… convergen en el
gen transportada de sí mismo y que sólo
texto y qué se está «realizando»–, la
Fernando Ángel Moreno
80 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 59, 2009

podemos descubrir nosotros a partir de su transferidos, de forma directa, al


propia explicación (Levin, 1976: 75). mundo empírico. No obstante, im-
plican unos códigos que obligarán a
Todos los actos de habla litera-
los lectores a entrar en conflicto con
rios pueden cambiar nuestra forma
ellos.
de ver el mundo y son por tanto cog-
nitivamente válidos, incluidos los de
5. Los campos de referencia
la ciencia ficción; por eso son ilocu-
tivos y, si lo consiguen, perlocuti- Desde esta perspectiva, el teórico
vos. Todo autor busca con sus textos más convincente me parece
literarios la persuasión; si bien no de Harshaw (1984: 130), quien conti-
una información concreta, sino de núa en esta línea recordando que el
otra manera de contemplar la reali- discurso literario, como tal, no tiene
dad. De este modo, la mímesis pue- pretensiones de verdad (empírica)
de no estar en la reproducción exac- en el mundo real. Se trata de un dis-
ta de lo percibido sensorialmente, curso como tantos otros que trabaja-
sino en la plasmación de una serie mos los seres humanos según nues-
de inquietudes humanas, que son lo tras necesidades. Al fin y al cabo,
imitado en la obra. los seres humanos funcionamos en
La fábula consigue lo que ningún teore- diversos contextos comunicativos:
ma puede conseguir. Desde un punto de lugares, situaciones, épocas, libros,
vista superficial, es posible que no sea cine, examen, conferencia, informe
como la vida «real», pero coloca ante no- ante clientes... y para cada uno acu-
sotros una imagen de lo que la realidad dimos a un tipo de discurso. A estos
podría muy bien ser en cierta región más contextos, Harshaw (1984: 128-129)
esencial (Lewis, 1937-1965: 43). los denomina «marcos de referen-
cia», que vendrían a ser cualquier
Por todo ello, la adecuada vía de
continuo semántico –conjunto de
utilización de los actos de habla
significados interrelacionados– del
consiste en tratar los entes ficciona-
cual podamos hablar.
les –las novelas, los cuentos, los
A partir de aquí este teórico plan-
chistes, las canciones de cuna…–
tea que, en la ficción, cada marco de
como entidades con propósitos co-
referencia se constituye a partir de
municativos definidos dentro del
dos tipos de campos de referencia:
mundo en donde despliegan su acti-
1. «Campo de referencia interno»
vidad narrativa y que, por lo tanto y
(CRI; el construido por el propio
en principio, estos propósitos sólo
texto literario, el cual establece sus
tienen validez dentro de dicho mun-
propias reglas de un modo autorre-
do. Quedarían inhabilitados para ser
Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia ficción: aportaciones teóricas
para su estudio 81

ferencial; Harshaw, 1984: 135-141). fáctico, con «nuestra realidad», pero


Incluso en un ejemplo «realista», el CRI les proporciona unidad y per-
como Moby Dick, el mundo creado fila el modo de representación; es
tiene sus propias leyes temporales, decir, el CRI –el propio texto– lo es
por ejemplo: es un mundo posible todo; es principio de análisis, fin y
lento, pausado, paciente, duro… con sistema normativo. Moby Dick, des-
repentinos momentos acelerados, de un punto de vista ficcional, lo es-
tensos. Es el tiempo de su CRI. tudiamos desde la primera línea res-
2. «Campo de referencia externo» pecto a lo que ocurre en el texto de
(CRE; todo aquello que pertenece al Moby Dick y, aunque luego saque-
mundo empírico, como objetos físi- mos conclusiones de su lectura para
cos, otros textos, la psicología de los nuestra vida, corroboraremos al final
seres humanos, sociología, econo- que dichas conclusiones hayan parti-
mía, lugares, épocas...; Harshaw, do de Moby Dick. De lo contrario, si
1984: 147-157). En nuestro mundo quisiéramos realizar un estudio sobre
hay tiempos de lo más variado, se- la vida en los balleneros durante el
gún la persona, las situaciones… Y siglo XIX, podríamos tomar primero
en un barco ballenero puede ser libros de Historia, después leeríamos
como describe Melville o no; Mel- Moby Dick, y sacaríamos conclusio-
ville puede haberse dejado referen- nes sobre la vida en los balleneros en
cias del tempo vital que no le intere- el siglo XIX. Ese no es un análisis
saban, pero que sí estén en el mundo ficcional, ni siquiera es un análisis li-
real. Es el CRE. terario. Es un análisis socio-histórico
El CRE sólo es «usado» por el para el que se emplea como herra-
autor para construir su CRI y por el mienta una novela.
lector para disfrutar de dicho CRI, Desde este punto de vista, la úni-
pero apenas guardan entre sí unas ca manera de valorar el CRI es me-
mínimas obligatoriedades formales diante el sistema que él mismo crea;
y ninguna obligatoriedad óntica, de el CRE sólo se precisa para entender
necesidad existencial: son indepen- mejor el CRI y contrastar ambos en
dientes en las reglas que rigen su busca del objetivo estético, jamás
existencia. Es decir, da igual que las para validarlo. Como escribe Trías:
reglas funcionen de cierto modo en «El arte conduce a la verdad, no a la
el CRE. Si las reglas no tienen que realidad; y confronta esa verdad con
ver con las del CRI, no hay por qué la realidad» (Trías, 1982: 77).
tenerlas en consideración. La aplicación a la literatura de
Ahora bien, esos marcos de refe- ciencia ficción es evidente. Resulta
rencia tienen que ver con el mundo absurdo plantearse un estudio de
Fernando Ángel Moreno
82 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 59, 2009

Crónicas marcianas partiendo de la cando en el texto ficcional los mis-


base de que no existen los marcia- mos sistemas de reglas que dichos
nos. Sin embargo, el género sí man- lectores pretenden que gobiernan su
tiene una cierta relación importante mundo empírico. Recordemos cómo
con la realidad, pues juega con una Platón ya vio esto: es de nuevo el
necesidad de la literatura: el pacto problema de entender la mímesis
de ficción, que se presenta de un como identificación. Es decir, cuan-
modo diferente en este género. Vea- do un lector no entiende un texto li-
mos cómo. terario como un acto de habla reali-
Para que un lector pueda trasla- zativo (una vez más: ni verdadero ni
darse de su mundo empírico al CRI falso respecto al mundo empírico),
propuesto, necesita pasar por un sino como una referencia directa del
proceso, que suele ser instantáneo, mundo empírico, estos lectores son
de aceptación de las nuevas reglas incapaces de concebir CRI alguno
propuestas por el CRI. El lector fuera de ciertos patrones por los
debe asumir, por tanto, que existen cuales ellos conciben su mundo em-
los marcianos. Quiero decir que pírico. No se lo creen, no lo contem-
todo lector debe tener claro que en- plan como verosímil. No pagan los
tra en otro campo de referencia y seis peniques extras de la entrada.
debe aceptar sus reglas para entrar Ocurre lo contrario si el lector de li-
en el pacto de ficción y disfrutarlo. teratura de ciencia ficción entiende
Esto es lo que he denominado: el CRI desde la óptica explicada por
«contrato de ficción». Para sufrir Harshaw y lo valora en dicha línea,
con lo que pasa a un marciano hay como acto de habla realizativo.
que convencerse de que el marciano Por consiguiente, si tenemos una
existe. De modo que el lector de un serie de sistemas analíticos en litera-
CRI de literatura de ciencia ficción tura basados en cierto «realismo»,
necesita aceptar que exista un con- muchos de ellos deberían ser replan-
texto en el que las naves espaciales teados al menos a la hora de aden-
puedan viajar a mayor velocidad trarse en la poética de la literatura
que la de la luz o en el que podamos de ciencia ficción. Es decir, si valo-
viajar en el tiempo. ramos a Galdós por lo bien que re-
Sin embargo, no todos los lecto- trata la sociedad de su tiempo y por
res lo consiguen. Una de las razones la exactitud de sus descripciones
por las que muchos lectores no se respecto al mundo material del Ma-
plantean ese juego intelectual es drid de su época, debemos recono-
porque de base confunden el CRE cer que este sistema no sirve para la
con el CRI, como hemos visto, bus- literatura de ciencia ficción y que la
Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia ficción: aportaciones teóricas
para su estudio 83

literatura de ciencia ficción no debe Esto lleva de nuevo, quizás de un


ser invalidada porque no cumpla modo un tanto metafórico, a todo lo
con exactitud la relación entre mun- enunciado al principio de este epí-
do físico y texto ficcional: grafe: el acto de habla ficcional debe
ser analizado desde sí mismo como
El lector sólo es capaz de constituir el sen-
acto realizativo; la palabra no puede
tido de la narración si rectifica gradual-
ser sino ella misma; los relatos no
mente la perspectiva narrativa que pretende
representan la historia, la cuentan...
orientarle. Leer contracorriente puede re-
Lo que propongo es denominar a esa
sultarle aquí al lector particularmente difí-
red codificada que es el texto litera-
cil, porque los prejuicios del crítico –con-
rio: «campo de referencia interno de
cebir el sentido como mensaje o el signifi-
la ciencia ficción», aceptando la in-
cado como una filosofía de la vida– le son
vitación de Harshaw, con el fin de
tan habituales que han perdurado hasta
facilitar cuestiones ulteriores de aná-
nuestros días (Iser, 1976: 25).
lisis sobre esta literatura.
El análisis de la literatura de cien- El CRI de la ciencia ficción no es
cia ficción debe partir desde esta el acto de habla. El acto de habla es
concepción de CRI de la literatura un proceso; «CRI de la ciencia fic-
de ciencia ficción y no desde otros. ción» es el término que empleo para
Por consiguiente, algunos de los sis- designar el producto más importante
temas teóricos y críticos tradiciona- del acto de habla, su centro neurál-
les que se han empleado –es cierto gico, si se me permite la connota-
que ya ha venido cambiado esta ción metafórica. Y tiene que ver con
perspectiva, sobre todo fuera de su naturaleza ficcional, con su parti-
España–, algunos de esos sistemas, cular contrato de ficción.
decía, deben ser actualizados en al-
gunos casos y cambiados por com- 6. La catarsis cognitiva en la
pleto en otros, adaptándolos a las literatura de ciencia ficción
nuevas teorías literarias que han ido
apareciendo durante los últimos cua- Empleo aquí el término «catarsis
renta años4. cognitiva», acuñado por mí con el

4 No estoy exagerando. Por poner un ejemplo, mi experiencia docente me ha hecho co-


nocer muy bien las maneras de enfrentar la literatura existentes en los centros españo-
les de enseñanza secundaria y de bachillerato, absolutamente ignorantes de principios
planteados ya en los años sesenta y que hoy nadie pone en duda dentro de la Teoría de
la Literatura, como los conceptos de «obra abierta», «horizonte de expectativas», «de-
construcción» o por planteamientos como los de las teorías de la recepción, las de los
Fernando Ángel Moreno
84 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 59, 2009

sentido de choque intelectual entre acercamiento a esta poeticidad lo


dos ideas que despertará respuestas que en este momento me interesa
personales diferentes en cada lector. como fenómeno literario. La poeti-
En arte, sin catarsis cognitiva no hay cidad dependerá de la calidad comu-
respuesta emocional, y la catarsis nicativa, retórica, del acto de habla
cognitiva es en sí una disonancia, literario que es la obra.
una brecha en las opiniones, en lo La literatura de ciencia ficción ya
esperado: un choque entre códigos parte de este planteamiento en la
que ocurre de modo inesperado. Sin base de su naturaleza, mediante una
embargo, esto sólo ocurre cuando comunicación basada en una prime-
existe poeticidad en el texto (García ra catarsis cognitiva: el alejamiento
Berrio, 1994: 482-519). Por ello, del lector desde ciertas convencio-
unos relatos de ciencia ficción ten- nes establecidas a partir de sus pre-
drán mayores posibilidades de pro- sunciones sobre lo que es el mundo
ducir la catarsis y otros, menos poé- empírico. O, por decirlo con más
ticos, serán incluso incapaces de propiedad, sobre lo que lector consi-
conseguirlo sin una total invasión de dera –engañado– que debe ser el
las experiencias personales del re- mundo empírico, lo cual crea ese
ceptor. shock, esa catarsis cognitiva.
No obstante, es el mismo proceso
Esta relación [en este caso, entre literatu-
que se da en el resto de la literatura.
ra fantástica y mundo empírico] no se es-
Hay tantas malas obras de ciencia
tablece, al fin de cuentas, entre el texto y
ficción que no alcanzan aceptables
lo real (lo que entrañaría una relación in-
niveles de poeticidad como en el
mediata) sino entre una concepción de lo
resto de la literatura5. Es nuestro
real y una concepción de la literatura: lo

actos de habla o las de la más sencilla y directa semiótica. Esto se debe a la pésima
formación de los alumnos universitarios españoles de hispanismo –que luego serán los
profesores o los autores de los libros del texto– en cuanto a conocimientos esenciales
de Teoría de la Literatura. Nos encontramos en España con una sociedad del todo ig-
norante sobre el funcionamiento del proceso literario, con catastróficas consecuencias
en las aulas y en el acercamiento a la literatura de las nuevas generaciones. No estoy
exagerando. El enfoque del estudio de la literatura en España, en los primeros niveles,
se encuentra en un alarmante estado prehistórico. Lo peor es que los alumnos lo pre-
sienten y reaccionan en consecuencia. Luego, claro, se les culpa a ellos.
5 Es célebre en estos géneros la Ley Sturgeon: El 90 por 100 de la ciencia ficción es una
porquería, pero es que el 90 por 100 de todas las cosas es una porquería (Scholes y
Rabkin, 1977: 74).
Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia ficción: aportaciones teóricas
para su estudio 85

que se compara son dos sistemas conven- veterano de Vietnam, quien conside-
cionales (Campra, 2008: 18). ró que una novela bélica hiperrealis-
ta no le servía para «decir algo sobre
Se establece un distanciamiento a
algo a alguien» y hubo de escribir
partir de la creencia de lo que es la
La guerra interminable. Ha optado
realidad, para descubrir aspectos
por un tipo particular de expresión
desconocidos de dicha realidad sin
de un acto de habla: la literatura de
negar las bases empíricas fundamen-
ciencia ficción. De este modo, la
tales: leyes de la naturaleza científi-
manera que tiene la literatura de
camente aceptadas, ante todo. La
ciencia ficción de enfrentar lo litera-
mera elección de un contexto comu-
rio pasa por esa catarsis cognitiva.
nicativo –llamémoslo «género» o
Es una catarsis cognitiva derivada
llamémoslo «horizonte de expectati-
de un «choque intelectual» en el ho-
vas» o llamémoslo «herramienta li-
rizonte de expectativas que al mis-
teraria», según los gustos teóricos–
mo tiempo se acepta y no se acepta
como el de la literatura de ciencia
tras la lectura de la obra. En el ejem-
ficción influye en el acto de habla.
plo propuesto, esperamos la guerra
Ese acto de habla es, en sí mismo,
de Vietnam, pero nos encontramos
un fenómeno literario particular ads-
una guerra espacial –no aceptable de
crito a dicho contexto comunicativo
momento como real respecto a nues-
del modo en que una determinada
tro horizonte de expectativas–, cuya
novela (fenómeno literario/acto de
similitud con el problema de Viet-
habla) puede estar adscrita a la lite-
nam y con el propio concepto de
ratura de ciencia ficción (contexto
«guerra» nos produce una catarsis
comunicativo/horizonte de expecta-
cognitiva. Esto que no es así resulta
tivas/herramienta retórica).
estremecedor, pero podría ser así
Supongamos ahora que yo quiero
–nada lo niega– y entendemos por
expresar algo mediante la provoca-
consiguiente cómo fue de absurda,
ción de una catarsis cognitiva en el
según la perspectiva del autor, la
lector. Para ello planteo un CRI
guerra de Vietnam.
donde, por ejemplo, las batallas es-
De nuevo partiendo de Van Dijk,
paciales ocurren a tantos millones
los actos generados en los textos de
kilómetros de distancia que los pro-
ciencia ficción –en toda comunica-
pios soldados no se dan cuenta de la
ción literaria, en realidad– se com-
inutilidad de la guerra e incluso de
portan análogos a las aserciones,
que acabó cientos de años antes,
esto es, sólo pretenderían un cambio
pero permanecen en sus puestos
en el conjunto de los conocimientos
(este sería el nóvum de la obra). Esta
(Van Dijk, 1980). A partir de estos
es la propuesta de Joe Haldeman,
Fernando Ángel Moreno
86 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 59, 2009

cambios aparecería la catarsis cogni- según se hace adulto, el talento de-


tiva. A partir de estas emociones saparece y debe reconfigurar su re-
–provocadas por dicha catarsis cog- lación con los demás. Es decir, tras
nitiva–, obtendríamos un nuevo ni- esta pérdida comienza a experimen-
vel en el cambio del conjunto de los tar paradójicamente tanto el horror
conocimientos. Desde este plantea- de nuestra imposibilidad de acerca-
miento de diferentes niveles de co- miento al Otro como el placer de la
municación entre texto y lector, im- incomunicación con el Otro. Los su-
pulsados ambos por el autor, debería cesivos cambios en la vida del pro-
ser estudiada la literatura de ciencia tagonista, en sus relaciones con los
ficción. demás, en su visión del mundo y del
En realidad, es más fácil enfren- ser humano, caminan parejos de la
tar el estudio del género desde este manera en que establecemos un dis-
punto de vista que otras formas lite- curso con otra persona, intentando
rarias, al tratarse la literatura de hacerle ver sus posturas y su rela-
ciencia ficción de una «literatura de ción con el mundo de otra manera.
ideas», como tantas veces ha sido El extrañamiento producido por esta
considerado. Todos los planteamien- unión entre el Yo y el Otro produce
tos de las grandes obras de la litera- en el lector una emoción que, al ser
tura de ciencia ficción parten de este reflexionada, crea ciertas ideas en
carácter ilocutivo característico de torno a nuestra naturaleza. Estas re-
sus planteamientos. Pongamos otro flexiones conllevan a su vez nuevas
ejemplo para ver cómo funciona de emociones... Los distintos niveles de
este modo la relación entre el Otro y la obra, creando cada uno a su vez
el Yo, y del Yo consigo mismo. A nuevos juegos de reflexiones y emo-
Silverberg le pareció que la literatu- ciones, sustentan la alta poeticidad
ra de ciencia ficción era una buena de esta novela. De nuevo, existe una
herramienta para enfrentar el proble- intención de «decir algo sobre algo a
ma, a partir de la pérdida de la tele- alguien» y el autor escoge para ello
patía por parte de un individuo alie- la literatura de ciencia ficción, antes
nado. Este es el «nóvum» de su no- que otros mecanismos literarios.
vela Muero por dentro. Nuestro pro- El «plus» expresivo de la obra li-
tagonista ha basado toda su vida so- teraria –productor de catarsis cogni-
cial, amorosa, familiar… en el cono- tiva– se configura en la literatura de
cimiento de las mentes de los de- ciencia ficción como su propio
más, pues es uno de los únicos indi- «plus» de extrañamiento –por un
viduos del mundo que posee el ta- lado– y de desautomatización –por
lento de la telepatía. Poco a poco, otro–, planteando una aproximación
Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia ficción: aportaciones teóricas
para su estudio 87

al problema desde una perspectiva tecnología y el extraterrestre no son


diferente. Este tipo de aproximación más que entelequias con las que el
en particular debe ser estudiado des- texto imita la realidad sin pretender
de sus peculiares características y, ninguna identificación con ella. Para
para ello, me adscribiré a la teoría ello, la premisa de «fenómenos no
de los mundos posibles igualando sobrenaturales (el nóvum)» permite
«manera de aproximación» con un tipo particular de contrato de fic-
«mundo posible». Pero eso deberá ción con unos fines estético que de-
ser en otro trabajo. Para la compren- ben ser estudiados desde su propio
sión del proceso, invito a seguir el CRI, pues se trata de un tipo particu-
siguiente esquema sobre el acto de lar de acto de habla realizativo.
habla de ciencia ficción6: Considero fundamental —para con-

Nóvum è CRI (producto è Choque è Catarsis è Respuesta


(fase de la fase con cognitiva del emocional
prefigu- realizativa- CRE lector modelo propia de cada
radora) configuradora) (inicio de fase individuo
ilocutiva - (imprevisible;
configuradora) fase
deconstructiva
o refiguradora)

7. Conclusión cluir— la síntesis que realiza Steven


Bermúdez de todos estos datos, al
La ciencia ficción es un tipo de considerar los actos de habla de la
ficción especulativa (no realista) ba- ficción de tres maneras (Bermúdez,
sada en el desarrollo de fenómenos 2006: 240), todas ellas interesantes
no sobrenaturales. para analizar estos géneros. En pri-
Por todo lo expuesto, resulta fun- mer lugar, como modelo cognitivo
damental ahondar aún más en la cla- para conectar el mundo fáctico sin la
rificación del funcionamiento de la exigencia de tenerlo presente (pues
ficción para analizar los géneros es- partimos del CRI), con menos carga
peculativos y, en particular, la cien- metafísica. De este modo, se poten-
cia ficción. El Futuro, el Pasado, la cia la plasticidad del ser humano y

6 Empleo la terminología de Ricoeur (1988) respecto a las fases del fenómeno literario:
prefiguración, configuración y refiguración, cuya relación con los niveles retóricos de
construcción del discurso son más que evidentes (Moreno, 2008).
Fernando Ángel Moreno
88 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 59, 2009

se evitan ciertos elementos que po- significante-mundo que configura el


drían distraer. Es lo que ocurre con texto. Esta perspectiva requeriría un
Crash y, en realidad, lo que supone análisis de obras concretas de cien-
la base de la ciencia ficción como gé- cia ficción, para después presentar
nero: separar un elemento de nuestra unas consideraciones generales.
realidad humana jugado con la liber- Las teorías de la ficción y de los
tad que el sentido de la maravilla actos de habla son muy valiosas, in-
permite, pero con un férreo control cluso imprescindibles, para cual-
racional. En este sentido, Ballard nos quier crítica enfocada hacia la cien-
introduce en el mundo de la extrañe- cia ficción. Como hemos visto, de-
za ante las pasiones sexuales y sus bemos plantear la falta de una refe-
tabúes y su peculiar funcionamiento, rencia real, lo cual implica la «no
así como en el mundo de nuestras re- verdad» —el acto realizativo— y
laciones enormemente dependientes crea el problema de que no existe
de las máquinas. De este modo, no verificación inmediata respecto al
cae en casuísticas intrascendentes texto ficcional. Sin embargo, esta
que podrían despistar al lector duran- verificación la produce por sí mis-
te la acción realizativa. mo el lector —mediante un proceso
También Bermúdez ve la ficción perlocutivo— una vez que se intro-
como la capacidad para producir y duce en este contexto autorregulado
disfrutar artefactos lúdicos compar- a través del contrato de ficción. Por
tidos y de este modo, la ciencia fic- consiguiente, en el texto de ciencia
ción conjugaría el horizonte de ex- ficción, hace falta encontrar ese
pectativas —compartido desde unas principio regulador al tiempo que
ciertas reglas comunes en todo el se considera el resto como sistema
género, analizable dentro del CRE autorregulado, sin necesidad de re-
de la ciencia ficción— con el carác- ferencia real.
ter de objeto en sí mismo: la novela La manera en que el lector se
de ciencia ficción, con todo lo que acerca al texto de ciencia ficción se-
esto conlleva, textual y paratextual- gún las épocas y según sus horizon-
mente. tes de expectativa afecta a todos los
Por último, ve la ficción como textos de ficción en general y a la
una modalidad que intercambiamos ciencia ficción en particular. Este
realizativamente en contextos de in- horizonte de expectativas propio del
mersión ficcional, dentro de los género y de este modo configurado
CRIs. Esto nos lleva a la cuestión de es en realidad la manifestación de
adentrarnos en la obra tomando una intención autorial particular me-
como base ese principio de relación diante la elección, producción y pre-
Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia ficción: aportaciones teóricas
para su estudio 89

sencia de diversos códigos discursi- El asunto primordial de la ficción ha


vo-culturales. Todo ello queda pen- sido, es y será siempre la emoción huma-
diente de análisis, pero debe estar na, las creencias y los valores de los se-
presente en un acercamiento crítico res humanos (Gardner, 2001: 35).
a una obra de ciencia ficción.

Bibliografía
AUSTIN, John Langshaw (1962). Cómo hacer cosas con palabras: Palabras y ac-
ciones. Barcelona, Paidós, 1982.
ÁVILA, Francisco Javier (2003). “Literatura y actos de habla: contar historias con
doble enunciación” en Estudios ofrecidos al profesor José Jesús de Bustos To-
var, Madrid, Editorial Complutense, pp. 1519-1532.
BERMÚDEZ, Steven (2006). Los mundos ficcionales en el cuento venezolano: mo-
delos y tendencias de un cuerpo narrativo [Tesis inédita], Madrid, Universidad
Complutense de Madrid.
CAMPRA, Rosalba (2008). Territorios de la ficción: Lo fantástico, Sevilla, Renaci-
miento.
CAPANNA, Pablo (1992). El mundo de la ciencia ficción: Sentido e historia, Bue-
nos Aires, Letra Buena.
CARPENTER, Humphrey (1990). J.R.R. Tolkien: una biografía, Barcelona, Mino-
tauro.
CULLER, Jonathan (2007). Sobre la deconstrucción, Madrid, Cátedra.
DÍEZ, Julián (1997). “Ensayos introductorios a la cf en castellano”. En Gigamesh, nº
11, pp. 5-22. Disponible en: http://www.cyberdark.net/portada.php?edi=6&cod
=449. Recuperado el día 9 de noviembre de 2008.
DOMÍNGUEZ CAPARRÓS, José (1981) “Literatura y actos de lenguaje” en Ma-
yoral, José Antonio (1987). Pragmática de la comunicación literaria, Madrid,
Arco/Libros, pp. 83-121.
ECO, Umberto (2000). Tratado de semiótica general, Barcelona, Lumen.
FERRERAS, Juan Ignacio (1972). La novela de ciencia ficción, Madrid, Siglo
XXI.
FORSTER, Edward Morgan (1993). Aspectos de la novela, Barcelona, Debate.
GARCÍA BERRIO, Antonio (1994). Teoría de la literatura: la construcción del
significado poético, Madrid, Cátedra.
GARCÍA-TERESA, Alberto (2007). “Las aventuras de Emmanuel Goldstein. Usos
ideológicos de la ciencia ficción” en García-Teresa, Alberto y Villarrubia, Ar-
turo (eds.) (2007). Jabberwock 2: anuario de ensayos fantásticos, Madrid, Bi-
bliópolis, pp. 7-35.
Fernando Ángel Moreno
90 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 59, 2009

GARDNER, John (2001). El arte de la ficción, Madrid, Ediciones y talleres de es-


critura creativa Fuentetaja.
HARSHAW, Benjamin (1984). “Ficcionalidad y campos de referencia” en Garrido
Domínguez, Antonio (1997). Teorías de la ficción literaria, Madrid, Arco/Li-
bros, pp. 123-157.
HENRY, Richard (1996). Pretending and Meaning: Toward a Pragmatic Theory of
Fictional Discourse, Wesport: Greenwood Press.
ISER, Wofgang (1990). “La ficcionalización: dimensión antropológica de las fic-
ciones literarias” en Garrido Domínguez, Antonio (ed.) (1997), Teorías de la
ficción literaria, Madrid, Arco/Libros, pp. 43-68.
LEM, Stanislaw (1973d). “On the Structural Analysis of Science Fiction” en Science
Fiction Studies, vol. 1, nº. Disponible en: http://www.depauw.edu/sfs/backissues/
1/lem1art.htm. Recuperado el día 7 de agosto de 2009.
LEVIN, Samuel R. (1976). “Consideraciones sobre qué tipo de acto de habla es un
poema” en Mayoral, José Antonio (comp.) (1999). Pragmática de la comuni-
cación literaria, Madrid: Arco/Libros, pp. 59-82.
LEWIS, C.S. (1937-1965).”Sobre la historia o fábula” en De este y otros mundos,
Barcelona, Alba, 2004, pp. 27-50.
LÓPEZ PELLISA, Teresa y MORENO, Fernando Ángel (eds.) (2009). Ensayos sobre
literatura fantástica y de ciencia ficción, Madrid, Asociación Cultural Xatafi.
MORENO, Fernando Ángel (2008). “Planteamientos retóricos de la novela de cien-
cia ficción” en Letras de Deusto, vol. 38, nº 120, julio-septiembre, pp. 95-105.
______________________________ (2009). “La ficción prospectiva: propuesta
para una delimitación del género de la ciencia ficción” en López Pellisa, Teresa
y Moreno, Fernando Ángel (eds.) (2009) Ensayos sobre literatura fantástica y
de ciencia ficción, Madrid, Asociación Cultural Xatafi (En prensa).
NOVELL MONROY, Noemí (2008). Literatura y cine de ciencia ficción: perspec-
tivas teóricas [Tesis doctoral], Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona.
OHMANN, Richard (1971). “Los actos de habla y la definición de literatura” en
Mayoral, José Antonio (1987) (ed.), Pragmática de la comunicación literaria,
Madrid: Arco/Libros, pp. 11-34.
PULIDO TIRADO, Genara (2004a). “La especulación científica en literatura. Para
una teoría de la narrativa de ciencia ficción” en Discurso: Revista internacio-
nal de semiótica y teoría literaria, nº 18, pp. 27-48.
_______________________ (2004b). “Mito, utopía y fantasía en la literatura de
ciencia ficción” en Salina: revista de lletres, nº 18, pp. 227-234.
RICOEUR, Paul (1999). Historia y narratividad, Barcelona, Paidós.
ROAS, David (2001) “La amenaza de lo fantástico” en Roas, David (ed.), Teorías
de lo fantástico, Madrid, Arco/Libros, pp. 7-44.
Sobre la naturaleza ficcional de la ciencia ficción: aportaciones teóricas
para su estudio 91

____________ (2009). “Lo fantástico como desestabilización de lo real: elementos


para una definición” en López Pellisa, Teresa y Moreno, Fernando Ángel (eds.)
(2009), Ensayos sobre literatura fantástica y de ciencia ficción, Madrid, Aso-
ciación Cultural Xatafi.
SCHOLES, Robert y RABKIN, Eric (1982). La ciencia ficción: Historia, ciencia
perspectiva, Madrid, Taurus.
SUVIN, Darko (1984). Metamorfosis de la ciencia ficción. Sobre la poética y la
historia de un género literario, México, Fondo de Cultura Económico.
TRÍAS, Eugenio (1988). Lo bello y lo siniestro, Barcelona, Ariel.
VAN DIJK, Teun (1980). “El procesamiento cognoscitivo del discurso literario” en
Acta Poética, nº 2, pp. 3-26.

S-ar putea să vă placă și