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BALANCE ECONÓMICO 2019: PERSPECTIVAS DEL

CRECIMIENTO ECONÓMICO EN EL PERÚ

Según la Cámara de Comercio de Lima indica que la proyección del crecimiento


económico es de 3,7 %.
A finales del 2018, el ministro de Economía, Carlos Oliva, señalaba que Perú
lideraría el crecimiento económico de la región con un 4,2 % por encima de
países como Brasil, México o Chile. Ello se debe al impulso de la demanda
interna y la inversión privada.
Sin embargo, este año, el Banco Mundial bajó las estimaciones debido a diversos
factores, como el crecimiento débil o negativo en economías principales como
Argentina y Brasil o bien por el colapso de Venezuela. Por ello, la proyección
económica para este 2019, de acuerdo con la entidad, bordea el 3,8 %.
Lo cual el especialista resalta su preocupación por el ruido político y la ausencia
de acciones y planes para lograr nuevas inversiones y reformas importantes.
"Brindar seguridad a los inversionistas en temas institucionales y
prevalecer el rol del Estado podrían ser acciones que impacten de manera
positiva en la economía", argumenta Chávez-Bedoya.

De hecho, el último informe de la (CCL) ajustó a la baja la proyección de


crecimiento del PBI a 3,7 %, cifra similar a la del Banco Mundial. Estas
instituciones también señalan a la volatilidad de mercados grandes como China
y EE.UU. como factor influyente en nuestro crecimiento. Además, también
suman a los factores internos el ingreso de nuevas autoridades locales y
regionales, lo que disminuye la inversión pública.

Pese a esto, el Perú registraría el tercer mejor resultado en toda América Latina,
lo cual es un panorama alentador para las empresas y expertos en el rubro. Las
organizaciones deben ajustar sus estrategias, planes, presupuestos e
inversiones siguiendo esta y otras tendencias nacionales y a nivel global.
EL BANCO MUNDIAL EN PERÚ

Las acertadas políticas macroeconómicas y estructurales del Perú, combinadas


con condiciones externas propicias, han generado un crecimiento importante. El
país creció a un ritmo cercano al 6% durante la última década y, entre 2004 y
2015, 9 millones de peruanos salieron de la pobreza.

En lo que va del siglo XXI, la economía peruana ha presentado dos fases


diferenciadas de crecimiento económico. Entre 2002 y 2013, el Perú se distinguió
como uno de los países de mayor dinamismo en América Latina, con una tasa
de crecimiento promedio del PBI de 6,1% anual. La adopción de políticas
macroeconómicas prudentes y reformas estructurales de amplio alcance, en un
entorno externo favorable, crearon un escenario de alto crecimiento y baja
inflación. El firme crecimiento del empleo y los ingresos redujo
considerablemente las tasas de pobreza.
Entre 2014 y 2017, la expansión de la economía se desaceleró a un promedio
de 3,0% anual, sobre todo como consecuencia de la caída del precio
internacional de las materias primas, entre ellas el cobre, principal producto de
exportación peruano. Esto generó una contracción de la inversión privada,
menores ingresos fiscales y una reducción del consumo.
Sin embargo, dos factores atenuaron el efecto de este choque externo sobre el
producto, permitiendo que, aunque más lentamente, el PBI siguiera aumentando.
 la prudencia con la que se habían manejado en años previos tanto
la política fiscal como la monetaria y cambiaria. Esto posibilitó, por un
lado, sobrellevar la caída de los ingresos fiscales sin ajustes drásticos en
el gasto, y por el otro, contar con las reservas internacionales para facilitar
una gestión ordenada del tipo de cambio.

 el aumento de la producción minera, debido a la maduración de los


proyectos gestados durante los años de auge, lo que impulsó las
exportaciones y contrarrestó la desaceleración de la demanda interna. En
este contexto, el déficit por cuenta corriente disminuyó rápidamente de
4,8% del PBI en 2015 a 1,1% en 2017. Las reservas internacionales netas
se mantuvieron en un nivel estable y, hacia agosto de 2018, ascendieron
a 27% del PBI. La inflación promedio se situó en 2,8% en 2017, dentro
del rango meta del Banco Central.
Como parte del ajuste, en los últimos años el déficit fiscal se ha venido
incrementando y cerró en 3,1% del PBI en 2017. Este mayor déficit fue resultado
de una disminución en los ingresos debido a los menores precios de exportación
y la desaceleración económica, y un incremento en los gastos recurrentes
durante años recientes, especialmente en el caso de bienes y servicios y
salarios. A pesar de ello, con 23,7 % del PBI, la deuda pública bruta (neta) del
Perú sigue siendo una de las más bajas de la región.

En 2018 se espera un repunte en el crecimiento del PBI a una tasa de alrededor


del 4%, impulsada por una recuperación en la demanda interna
. Un importante aumento de los ingresos fiscales permitió que el déficit fiscal se
reduzca a 2.5% del PIB. Por su parte, el déficit en cuenta corriente aumentó
ligeramente a 1.5% del PIB. Las reservas internacionales netas se mantuvieron
en un nivel estable y, hacia marzo de 2019, ascendieron a 29% del PBI. La
inflación promedio se situó en 1,3% en 2018, cerca del límite inferior del rango
meta del Banco Central. Además, con 25,7% (11.4%) del PBI, la deuda pública
bruta (neta) del Perú sigue siendo una de las más bajas de la región.

En el mediano plazo, se espera que el crecimiento se mantenga cercano al 4%


anual, sostenido por la fortaleza que viene mostrando la demanda interna y por
un paulatino aumento de las exportaciones. Asimismo, el proceso de
consolidación fiscal permitiría una convergencia del déficit público hacia un nivel
de 1% del PBI en el 2021.

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