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Sacks, O. El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Muchnik Editores S.A.

Págs. 27-43.

Silvia Guáqueta

En este primer capítulo del libro El Hombre que confundió a su mujer con un sombrero,
Oliver Sacks presenta a manera de cuento las características de un hombre con una
patología que le impide procesar de forma concreta información visual, y luego compara
la condición de este hombre con la forma en la que disciplinas como la neurología
describen la mente humana.

El doctor P. era un músico virtuoso que de un momento a otro comenzó a tener problemas
para reconocer e identificar caras. A pesar de estar sufriendo esta incapacidad, se sentía
bien y el resto de sus habilidades seguían funcionando a la perfección. Después de tres
años, fue finalmente remitido a un neurólogo que comenzó a estudiar su comportamiento
y a analizar sus síntomas para entender lo que le ocurría. Después de examinarlo, el
neurólogo concluyó que no era un problema en la vista, pues esta era muy buena, sino
una dificultad para percibir los objetos como una totalidad y no como sus partes
individuales. Al seguir profundizando en sus síntomas, el neurólogo se dio cuenta de que
el Señor P. no solo tenía problemas para procesar información visual del exterior. Su
memoria visual y su imaginación también se veían afectadas por la patología, pues no
era capaz de recordar descripciones o narraciones visuales. Descubrió también que tenía
problemas con su lado izquierdo, tanto en reflejos como en su campo visual. Por último,
el neurólogo se dio cuenta de que el doctor P. sólo era capaz de realizar ciertas tareas
cuando cantaba una melodía específica, y si esta era interrumpida, el doctor quedaba
paralizado, sin saber dónde o qué estaba haciendo pues “la música había ocupado el
lugar de la imagen” y era lo que le daba un sentido de realidad.

En la siguiente parte del texto, el autor habla de cómo muchas veces la neurología clásica
define al cerebro como una máquina de procesos abstractos y mecánicos y deja de lado
los procesos personales, relacionados con los sentimientos y los juicios. Plantea que
estos últimos son la facultad más importante que tenemos y que por eso es absurdo que
disciplinas como la neurología o la psicología los ignoren completamente. Propone que
como el doctor P., una ciencia que no tiene en cuenta nada más allá de lo abstracto no
podrá tener un sentido completo de la realidad.

A lo largo de la lectura estuve pensando en cómo el enfoque de Gestalt1 describe nuestra


forma de percepción. Había leído sobre este enfoque antes y me pareció muy acertado
y fácil de entender, pues para mí era algo lógico y natural que nuestro cerebro percibiera
las cosas como un todo coherente. Sin embargo, después de leer este capítulo, me queda
claro que el entender el buen desarrollo y funcionalidad de procesos cognitivos como
este, por no decir que de todos, no se puede reducir a lo que vemos como lógico o natural
desde nuestra propia experiencia, pues son procesos muy complejos.

1 Leone, Guillermo (1998) Leyes de la Gestalt. Texto de internet.

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