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El plástico es una amenaza

para la salud de los


humanos
Las micropartículas de plástico son perjudiciales para la
vida marina, incluido el pescado y el marisco que
comemos. ¿Son perjudiciales para el ser humano?
Elizabeth Royte
08 de junio de 2019, 10:27

PLANETA O PLÁSTICO

CONTAMINACIÓN

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Pulga de mar
Los microplásticos ingeridos por esta pulga de mar de tres milímetros
de largo son visibles por su brillo verdoso. En un laboratorio, las
pulgas fueron expuestas a esferas y fragmentos irregulares en
cantidades superiores a las presentes en la naturaleza. Los trozos
irregulares entrañan más peligro porque pueden atascarse en el
intestino.
Foto: Martin Ogonowski y Christoph Schür, Departamento de Ciencias
Medioambientales y Química Analítica (ACES) Universidad de
Estocolmo
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Ecosistema contaminado
Los peces capturados por los niños cerca de una piscifactoría de la
bahía de Manila, en Filipinas, viven en un ecosistema contaminado por
los residuos domésticos, plásticos y otras basuras. Se ignora si los
microplásticos ingeridos por los peces afectan a los humanos que los
consumen, pero los científicos buscan las respuestas.
Foto: Randy Olson

El plástico es una amenaza para la salud de los


humanos
En un laboratorio del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la
Universidad Columbia, en Palisades, Nueva York, Debra Lee Magadini
coloca un portaobjetos en el microscopio y enciende una lámpara
ultravioleta. Al escudriñar al milímetro el tracto digestivo
licuado de una gamba que ha adquirido en una lonja, exclama: «¡Esta
gamba es pura fibra!». En el interior del intestino brillan siete
filamentos de plástico, teñidos con rojo Nilo.

En todo el planeta, investigadores como Magadini se sientan ante el


microscopio y detectan partículas minúsculas de plástico –fibras,
fragmentos o microperlas– que han llegado al interior de especies de
agua dulce y salada, tanto salvajes como de acuicultura. Los
científicos han hallado microplásticos en 114 especies acuáticas,
y más de la mitad de ellas son habituales en nuestra dieta. Ahora
están intentando determinar si tiene alguna consecuencia para la
salud humana.
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ASÍ MATA EL PLÁSTICO A LOS ANIMALES
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Fotografías
Hasta la fecha no existen pruebas científicas de que los
microplásticos –fragmentos de menos de cinco milímetros– estén
afectando a la ictiofauna a nivel de poblaciones. Nuestra fuente de
alimento no parece correr peligro, al menos que sepamos. Pero lo que
sí ha quedado suficientemente demostrado es que el pescado y el
marisco que degustamos no es inmune a la omnipresencia del
plástico. Cada año entre cinco y 13 millones de toneladas de plástico
llegan a nuestros mares desde el litoral. El sol, el viento, el oleaje y el
calor descomponen ese material en pedazos más pequeños, que el
plancton, los bivalvos, los peces y hasta las ballenas confunden con
comida.

Los experimentos muestran que los microplásticos causan daños


a la fauna acuática, así como a tortugas y aves: causan
obstrucciones intestinales y merman sus ganas de comer, lo cual
recorta su crecimiento y rendimiento reproductivo. Con el estómago
lleno de plástico, algunas especies dejan de alimentarse y mueren.

A los efectos mecánicos de los microplásticos se suma su impacto


químico, porque los contaminantes que son arrastrados desde la tierra
al mar –como policlorobifenilos (PCB), hidrocarburos aromáticos
policíclicos (HAP) y metales pesados– tienden a adherirse a su
superficie.

Chelsea Rochman, profesora de ecología de la Universidad de


Toronto, sumergió polietileno pulverizado –material con el que se
fabrican algunas bolsas de plástico– durante tres meses en la bahía
de San Francisco. A continuación ofreció este plástico
contaminado, durante dos meses y junto con una dieta de
laboratorio, a unos medakas japoneses, unos pececillos
comúnmente utilizados en investigación.
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AHOGADOS EN UN MAR DE PLÁSTICO
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Fotografías
Los que ingirieron este plástico sufrieron un mayor daño hepático
que los que consumieron plástico sin contaminar. (A los peces
que tienen el funcionamiento del hígado comprometido les cuesta más
metabolizar fármacos, pesticidas y otros contaminantes del agua).
Otro experimento demostró que las ostras expuestas a
micropartículas de poliestireno –el material de los recipientes de
comida para llevar– producen menos huevos y un esperma
menos móvil. La lista de organismos de agua dulce y marina
perjudicados por los plásticos incluye a centenares de especies.
Un experimento demostró que las ostras expuestas
a micropartículas de poliestireno –el material de
los recipientes de comida para llevar– producen
menos huevos y un esperma menos móvil.
Es difícil determinar si como consumidores de pescado y marisco
nos afectan los microplásticos, porque este material está por
doquier: el aire que respiramos, el agua que bebemos –del grifo y
embotellada–, la comida que ingerimos y la ropa que vestimos.
Además, el plástico no es un material único: existe en muchas formas
y contiene una amplia gama de aditivos –pigmentos, estabilizadores
UV, factores hidrofugantes, ignifugantes, endurecedores como el
bisfenol A (BPA) y plastificantes como los ftalatos– que pueden
filtrarse al entorno.

Problemas hormonales
Algunas de estas sustancias se consideran disruptores
endocrinos, es decir, compuestos que interfieren en el sistema
hormonal. Los ignifugantes pueden interferir en el desarrollo cerebral
de fetos y niños; otros compuestos que se adhieren a los plásticos
pueden causar cáncer o malformaciones congénitas. Un principio
básico de la toxicología es que la toxicidad depende de la dosis,
pero muchas de estas sustancias parecen perjudicar a los animales de
laboratorio a niveles que algunos países consideran seguros para los
humanos.

Estudiar el impacto de los microplásticos marinos sobre la salud


humana es complicado, porque no puede pedirse a nadie que
ingiera plástico a modo de experimento, porque los plásticos y sus
aditivos actúan de forma distinta según las circunstancias físicas y
químicas, y porque sus características pueden variar conforme los
seres a lo largo de la cadena trófica los ingieren, metabolizan o
excretan. Apenas sabemos nada de lo que ocurre con la toxicidad
de los plásticos contenidos en los organismos acuáticos cuando
los cocinamos o procesamos, ni qué nivel de contaminación
podría dañarnos.

Apenas sabemos nada de lo que ocurre con la


toxicidad de los plásticos contenidos en los
organismos acuáticos cuando los cocinamos o
procesamos, ni qué nivel de contaminación podría
dañarnos.
La buena noticia es que parece que la mayoría de los
microplásticos se quedan en el intestino de los peces y no
migran al tejido muscular, que es lo que nosotros nos comemos. En
un informe sobre este asunto, la FAO concluye que los humanos
probablemente solo ingerimos cantidades ínfimas de
microplásticos, incluso quienes consumen gran cantidad de
mejillones y ostras. También nos recuerda que comer pescado es
beneficioso: reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares
y contiene altos niveles de nutrientes difíciles de encontrar en otros
alimentos.
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TIPOS DE PLÁSTICO SEGÚN SU FACILIDAD DE RECICLAJE
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Fotografías
Aun así, los científicos siguen preocupados por los posibles
efectos de los plásticos marinos sobre nuestra salud, porque,
como se ha dicho, son omnipresentes, y porque tarde o temprano
se degradan y fragmentan generando nanoplásticos que miden
menos de la cienmilmillonésima parte de un metro, es decir, son
invisibles. Lo alarmante es que estos plásticos microscópicos sí
pueden penetrar en las células y migrar a tejidos y órganos, pero
como los investigadores carecen de métodos analíticos para identificar
su presencia en los alimentos, no disponen de datos sobre su
absorción y aparición en el organismo humano.

«Nos consta que los plásticos tienen efectos sobre los animales
en casi todos los niveles de organización biológica –dice
Rochman–. Lo que sabemos basta para que actuemos y
reduzcamos la contaminación por plástico que llega a océanos,
lagos y ríos». Las autoridades pueden prohibir ciertos tipos de
plástico; los ingenieros químicos pueden formular polímeros
biodegradables; los consumidores pueden rechazar los plásticos de
usar y tirar, y el sector industrial y los Gobiernos pueden invertir en
infraestructuras que capten y reciclen estos materiales antes de que
lleguen al agua.

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