En una ciudad llamada Pensilvania vivía Charmin, era hijo único y su familia tenía mucho

dinero. Pronto seria su cumpleaños y sus padres le tenían organizada una fiesta sorpresa

espectacular como nunca antes se había hecho una así en toda la ciudad.
Charmin estaba muy triste porque su papá estaba de viaje y no estaría para su
cumpleaños, su niñera Elva quien todo el día lo cuidaba y mimaba le decía,
- No estés triste Charmin sabes que tus papás te adoran y siempre te dan lo mejor,
y esta vez no será la excepción.
Charmin triste le contestó: ¿Qué no entiendes? yo no quiero regalos quiero que mi papá
este en mi cumpleaños.
Pasaron los días y llegó el día de la fiesta, ese día Charmin decidió no asistir a la escuela
y quedarse en su cuarto encerrado. Mientras él estaba en su cuarto, en el jardín de su
casa se preparaban todos para la fiesta sorpresa, con engaños hicieron que Charmin
bajara al jardín, entre berrinches y llanto estaba parado a la mitad del jardín y sin
esperarlo de repente vio entrar a su papá, lleno de alegría corrió a encontrarlo y se
dio cuenta que traía un gran regalo de inmediato comenzó a destaparlo con gran
emoción.
Aquel regalo era diferente a todos, pues este parecía que tenía vida cada que Charmin

trataba de quitar la cinta de aquella envoltura, algo brincaba dentro de aquella

enorme caja, al abrirla de un brinco salió de aquella caja un hermoso perro color blanco

y con unos enormes ojos azules, Charmin muy contento lo abrazo y comenzó a jugar

con él.
Con el paso de los días Charmin y su perro se volvieron inseparables, ya que jugaban
todos los días en el parque, a todos lados iban juntos. Un día por la mañana Charmin
notó que su perro no se levantó y que tenía triste su mirada, Charmin corrió rápido a
contarle a sus papás, ellos acudieron a verlo y de inmediato lo llevaron al veterinario.
Al llegar al veterinario y después de hacerle un chequeo el medico dijo que estaba
enfermo que necesitaba medicamento y que lo alimentaran correctamente. Charmin y
sus papás salieron de regreso a casa.
Pasaron los días y el cachorro no tenía signos de que estuviera mejorando, lo llevaron

de nuevo al veterinario y después de una revisión les comentó que el cachorro había

empeorado por que el medicamento no le estaba funcionando, Charmin corrió hacia el

veterinario y le dijo que por favor hiciera todo lo posible para que su perrito no

muriera, el doctor le dijo que era muy difícil salvarlo que haría un último intento, pero

sería muy difícil.

Le aplicaría una inyección la cual podría tener dos efectos en él, el primero sería

devolverle la salud por completo y la segunda causarle un sufrimiento muy grande,

esto dependería de como reaccionara su cuerpo al medicamento.

Los papás de Charmin platicaron con él y le dijeron que el cachorro estaba muy
enfermo que era mejor que lo dejara ya descansar y que no le pusieran la inyección
porque tal vez podría sufrir más y eso no estaba bien. A lo que Charmin respondió que
no, que él quería a su perro siempre a su lado, el doctor les aconsejo que el perro pasará
la noche en la clínica y que al día siguiente le aplicaría la inyección. Se regresaron a
casa a descansar, Charmin se pasó toda la noche pensando lo que le habían dicho sus
papás.
Al dia siguiente al llegar al veterinario con lágrimas en los ojos Charmin le dijo al

doctor que quería mucho a su perro y no quería verlo sufrir más, que a pesar de que lo

quería a su lado siempre, prefería no verlo sufrir, aunque perderlo le causaría mucha

tristeza, pero era lo mejor para su pequeño perrito.

El veterinario muy asombrado le pregunto cómo es que había tomado esa decisión, a
lo que Charmin le dijo: fue muy difícil pues mi corazoncito me decía que hiciera todo
para que mi pequeño cachorro siguiera a mi lado, pero en mi cabeza yo sabía que no
debía hacerlo sufrir más por el amor que le tengo.
 Autores:
• Miriam Erandi Moreno
Benítez
• Gabriela López Montaño
• Karent Contreras Oviedo
Grado: 3 Grupo: “C”

Lugar de edición:
Colegio Anáhuac
Morelia, Mich
10 de Junio de 2019