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SUMARIO: 1.- El derecho intermedio. 2.- El contexto histórico jurídico. 2.1.- Influencia francesa. 2.2.-
La influencia alemana en el derecho peruano. 2.3.- El antiguo derecho romano. 2.4.- El derecho de los
graduados. 3.- Antecedentes del Código civil de 1852. 3.1.- El Proyecto de Código civil de Vidaurre. 3.2.-
El Código civil de Santa Cruz. 3.3.- El Proyecto de Código civil de 1847. 4.- El Primer Código civil
peruano. 4.1.- Título preliminar. 4.2.- De las personas. 5.- Ecos de la reforma. 6.- Instituciones del
derecho civil peruano. 6.1.- Propiedad y circulación de los bienes. 6.2.- El matrimonio. 6.3.- La
paternidad y filiación extramatrimonial. 6.4.- El concebido en el derecho peruano. 6.5.- El abuso del
derecho. 7.- Reflexión final.
1. EL DERECHO INTERMEDIO
Jorge Basadre apunta que se comenzó a operar un cambio en el derecho privado con la
promulgación de constituciones, leyes o decretos, de cuya vigencia es elocuente señalar su
temporal efecto, por cuanto conviene decir que algunas de ellas fueron dictadas al mosto de la
independencia, o en el fragor enervante de la revolución.
Así cuando por decreto de San Martín, el 12 de agosto de 1821, se declara que todos los
hijos de esclavos que hubieran nacido o nacieren en el territorio del Perú desde el 28 de julio de
1821 son libres, queda modificado el régimen de las personas naturales.
El Congreso de 1822 suprimió los títulos de nobleza en el Perú con el fin de dar golpe a la
ilusión monárquica de San Martín, y esta disposición repercute también en el derecho privado
en el sentido de que no se podía hacer la división de las personas en nobles y plebeyos. En
diversos artículos constitucionales se reconoce la igualdad ante la ley, la abolición de los
empleos y privilegios hereditarios, la supresión de las vinculaciones laicales, etc.
Pese a todo ello, siguió vigente el derecho español, por lo menos hasta la primera mitad
del siglo XIX.
1
Abogado por la Universidad Nacional de San Agustín. Ha publicado los libros "Andrés Meneses.
Decano fundador del Colegio de Abogados de Arequipa" (edición del Colegio de Abogados de
Arequipa, 2003) y "Libro homenaje a José Luis Bustamante y Rivero" (Fondo Editorial del Colegio de
Abogados de Arequipa, 2005). Profesor de Derecho Romano en la Universidad Católica San Pablo.
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De aquí que Jorge Basadre, en su “Historia del derecho peruano”, dijera: “La historia del
derecho peruano, es por todo ello, la historia de la formación paulatina de un derecho genuino o
nacional, a través de las diversas influencias recibidas, todas ellas susceptibles de considerarse
extranjeras en el momento de su aparición, hasta que, al enraizarse o no en la costumbre y al
sufrir la acción del medio, pasan o no por un proceso de nacionalización”.
De igual parecer es Carlos Ramos Núñez. Dice así, refiriéndose al Código napoleónico y
a su recepción en América Latina: “sus postulados fueron atenuados adaptándolos a los
intereses y valoraciones de la clase dirigente (…)”.
Vemos, pues, que para Ramos Núñez la recepción del Código napoleónico en los países
iberoamericanos no consistió en un fenómeno de recepción mecánica e integral. Se trataba
básicamente de una recepción selectiva.
“Hubo -expresa- una diligente aduana cultural que, por ejemplo, no consentía el
matrimonio civil y el divorcio, instituciones típicamente extranjeras”.
Siguiendo la misma idea, afirma Fernando de Trazegnies que los ilustrados peruanos del
siglo XIX estaban dispuestos a abrir sus puertas a la economía capitalista y a las ideas e
instituciones modernas, pero difícilmente consentirían la intromisión de valores liberales en las
habitaciones privadas, en la organización de la familia.
En ese contexto se explica fácilmente por qué el primer Código civil peruano no fue una
importación mecánica del Código francés.
Las postrimerías del siglo XVIII señalan, al lado del enfoque universitario del derecho
patrio, la boga de los estudios de los derechos natural y de gentes.
Una reforma fundamental se había obrado desde Lima, en los estudios jurídicos, a partir
de 1785. Rector ese año del Convictorio Carolino fue Toribio Rodríguez de Mendoza, quien
implantó la obra del jurista germano Heinecio. A través de él, venían compendiados Puffendorf,
Grocio y Wolf. La enseñanza del derecho natural y de gentes hizo posible la divulgación de los
principios del Contrato Social y los conceptos sobre los que se basaba la autoridad. Además, es
preciso señalar que, como anota Estuardo Núñez, "por primera vez aquí el derecho natural y el
de gentes adquirían validez científica y contextura universitaria frente a la hegemonía anterior
del derecho canónico y del romano". Con intermitencias, perduró esta organización de estudios
hasta los primeros años republicanos.
la sociedad, poniendo en ciernes la racionalidad del derecho y mistificándola con la moral. Así
es como se justifica la esclavitud durante la primera mitad del siglo XIX.
Ninguna otra afirmación podría ser más adecuada para una sociedad que quería realizar
ciertos cambios, importar ciertas ideas, pero no alterar las bases mismas. Es así como Ahrens
fue aceptado tanto por los conservadores como por los liberales peruanos: Bartolomé Herrera
(conservador) en el Convictorio de San Carlos, a base de traducciones propias, y Pedro Gálvez
(liberal) en el Colegio de Guadalupe.
A diferencia de Pedro Gálvez, el cura Herrera siguió al alemán Ahrens sin reconvenir su
doctrina. Ella sostuvo que el derecho debía ser resultado de armonizar la historia con el
racionalismo que intenta realizar ciertos cambios, esto es, que la modernización podía
realizarse, pero sin conmocionar el orden existente, o sea, procurando observar los valores y
costumbres de la sociedad.
"Mientras la prédica de Herrera hacía surgir en San Carlos este 'krausismo' modificado
(afirma Estuardo Núñez), en el Colegio de Guadalupe se exponía la doctrina neta".
Para el primer Código civil peruano el concebido no es sujeto de derecho. Hay que
reputar al concebido como nacido para atribuirle derechos.
El carácter patriarcal del Código tiene sus orígenes en el antiguo derecho romano, del
cual es legatario. En Roma, la condición de la mujer es la de alieni iuris, es decir, que está
sometida a la patria potestad del esposo.
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Las tesis de grado son otra fuente importante para conocer la influencia que sobre los
abogados ejerció el derecho de la época. En el siglo XIX, por ejemplo, fue predominante la
influencia del derecho natural; especialmente en Arequipa muchas tesis estudiantiles fueron
redactadas bajo esa orientación. Es el caso, por ejemplo, de la disertación para el grado de
derecho trabajada por Luciano Almenara. Su proposición fue la siguiente: "Todos los hombres
son iguales ante la ley natural". Leída el 29 de agosto de 1840, evidencia considerable influencia
del iusnaturalismo. En cierta forma, recogió las ideas de Grocio y de Hobbes. Este jurista
alemán, desarrolló la teoría del inicial estado de naturaleza en el cual todos los hombres fueron
libres e iguales, si bien, palpando sus inconvenientes, se sometieron luego al Estado.
Entre otras tesis, merece citarse la sustentada por José María Rivero para optar el grado
de licenciado en derecho. En su proposición "El suicidio es reprobado por ley natural" Rivero
hace alusión a la escuela filosófica iusnaturalista.
Federico Zúñiga, en contraste con los otros dos, preparó su disertación para el grado de
doctor sobre la proposición siguiente: "De la propiedad nace el dominio; esto es, la facultad de
disponer de una cosa a su arbitrio, a no ser que lo impida la ley". A esta tesis hay que agregar, al
lado de la influencia castellana, la del Código de Napoleón.
En 1861 apareció otra tesis que sostuvo la siguiente proposición: "El gobierno como uno
de los medios para llenar su misión debe procurar la uniformidad en la religión del Estado".
Se observa que Velarde está fuertemente atado al derecho canónico y al derecho español.
Así, cuando trata el matrimonio éste emerge como única expresión de la Iglesia católica. En ese
sentido, el matrimonio para ser contraído tenía que seguir la liturgia ordenada por el Concilio de
Trento. No es extraño, si tenemos en cuenta que constitucionalmente el Perú reconoció a la
religión católica como la única permitida, y se comprometió a protegerla. Esta confesionalidad
explica que el Código civil de 1852 no incorpore en sus normas el matrimonio civil.
"(...) aun cuando consideremos que las obligaciones que se originan de los contratos
(según un principio de derecho) pueden disolverse, por mutua retractación de las partes
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contratantes, en atención a estar formado todo convenio en ciertas condiciones esenciales, de tal
modo que si uno de los contratantes falta a las obligaciones esenciales del contrato la otra queda
en plena libertad para resindirlo; y que bajo este principio el matrimonio sería disoluble; las
funestas consecuencias que trae consigo tal disolución y el perjuicio y desastre que
experimentarán los hijos que la sociedad misma, me obligan desde luego a abogar por la
indisolubilidad de la institución llamada matrimonio".
En Arequipa la influencia del derecho canónico, así como la del derecho natural pueden
considerarse como las expresiones más tangibles del derecho de los graduados en la primera
mitad del siglo XIX.
Este proyecto fue publicado entre 1834 y 1836, pero sin recibir sanción legislativa.
En el año 1836 se produjo una invasión boliviana y se erigió la Confederación del Perú y
Bolivia. El protector de la Confederación, Andrés de Santa Cruz, había dado Códigos a su
patria. Basadre afirma que eran el resultado de un proceso de "recepción mecánica" del Código
civil francés. Dirá que fueron impuestos en el Perú como una "concesión expansiva" del Estado
vencedor. Pero, en realidad, el trabajo codificador fue mucho más sutil que lo sugerido por
Basadre. Así, para Carlos Ramos Núñez, no cabe duda que el Código civil boliviano de 1831 y
sus trasvases peruanos se presentaron como una suerte de aduana cultural, que cede el paso a
ciertas instituciones legales y niega el ingreso a otras.
En octubre de 1845 se dio una ley por el Congreso que autorizó al Poder Ejecutivo para
nombrar, a propuesta del Consejo de Estado, siete miembros que integren la comisión redactora
de códigos. Entre ellos figuró Francisco Javier Mariátegui, de tendencia radical. Así pues,
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El Código civil tuvo 2301 artículos dividido, además del título preliminar, en tres libros.
• Libro Segundo: De las cosas; Del modo de adquirirlas; y de los derechos que las
personas tienen sobre ellas.
El plan sistemático del texto civil peruano de 1852 estaba en la división del jurista
romano Gayo, expuesto en sus clásicas Institutas, las mismas que fueron adaptadas por
Justiniano, es decir personas, cosas y acciones.
El Código peruano supera al francés en un punto esencial de la teoría del derecho, pues
mientras el Código civil francés en el art. 4º se limita a expresar que "el juez que se rehusara a
juzgar, bajo pretexto de silencio, oscuridad o de insuficiencia de la ley, podrá ser perseguido
como culpable de denegación de justicia", sin mencionar los medios a los que debe recurrir el
juzgador, el Código peruano, con gran acierto, ofrece ciertas pautas:
Entre nosotros, los diferentes estados se reducen a dos grandes clases: natural y civil,
según que provengan o de solo la naturaleza o de la determinación legal.
Según el estado natural, son los hombres: 1° nacidos o por nacer: 2° varones o mujeres:
3° mayores o menores de edad: 4° capaces o incapaces.
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Art. 3º. "Al que está por nacer se le reputa nacido para todo lo que le favorece".
Esta norma nos introduce, de este modo, en otro tema de importancia e interés como es el
del status jurídico del concebido durante el siglo XIX.
De acuerdo al texto de dicho artículo, era necesario reputar al concebido como nacido
para atribuirle derechos.
Varones y mujeres
Sin embargo, la mujer casada se hallaba bajo la patria potestad del marido. Estaba
también obligada a habitar con el marido e, incluso, "a seguirlo donde él tenga por conveniente
residir". Bajo una típica forma patriarcal, "el marido debe proteger a la mujer, y la mujer
obedecer al marido". Una clara disparidad entre varones y mujeres fluía, así mismo, en una
causal de divorcio polémica: el adulterio que podía ser invocado por el marido de ser cometido
por la mujer -aunque fuera una sola vez. Por el contrario, la mujer no podía demandar al marido
sino por concubinato con otra, o por incontinencia pública.
Mayores y menores
En el Código está señalada la edad de 21 años para todos los derechos civiles.
Capaces e incapaces
Hay una incapacidad determinada que desaparece con la mayoría de edad; y la indefinida,
esto es, la locura, la fatuidad y la prodigalidad.
Dependientes e independientes
La esposa depende del marido; los hijos menores han de depender de sus padres; los
esclavos de sus amos; los huérfanos, locos y pródigos, de sus respectivos guardadores. Las
demás personas son independientes.
menos separarlo de su cónyuge y de sus hijos, ni tampoco venderlo a precio menor que el más
bajo de las ventas anteriores. El esclavo tiene además capacidad para adquirir bienes; y puede
cambiar de amo, ya por causa de sevicia o trato cruel. Se libertaba al esclavo por el matrimonio
con una persona libre.
Los hijos de esclava nacidos después de jurada la independencia son ya libertos, como
igualmente los que han dejado de ser esclavos por oblación de su precio, o declaración judicial,
o gracia de los amos, o haberse inutilizado en su servicio.
Hay una notable diferencia entre liberto y esclavo, y otra de muy grave trascendencia, a
saber, la esclava hace liberto a su hijo, mientras que la liberta le hace ingenuo. Y esta no es una
novedad de nuestra legislación, puesto que aun en el derecho romano bastaba que la madre
hubiese vivido un día libre para que no naciera esclavo su hijo.
Casados y solteros
5. ECOS DE LA REFORMA
tiempo la declaración de los derechos en favor del que con justicia los reclamara". Empero, con
frase lapidaria dice: "poco hemos avanzado a este respecto, con los Códigos que nos rigen".
En 1870, al Ministro de Justicia José Araníbar tampoco le pasa inadvertido el raudal del
proceso social y exige que se emprenda la reforma de la legislación en alguna de sus partes:
"reforma cuya exigencia se hace cada día sentir más, a medida que, creciendo los ramos de
industria e instituciones mercantiles que en estos dos últimos años han tenido gran desarrollo,
van aumentándose, igualmente, las cuestiones contenciosas, presentándose casos nuevos y
dejándose ver los funestos efectos de las lentitudes del procedimiento, los vacíos que ya
presentan nuestros Códigos, en el transcurso de diez y ocho años de existencia y lo dañosas que
ya son algunas de sus disposiciones".
El segundo tomo del Proyecto de Código civil encierra una larga y persistente crítica a la
propiedad vinculada y la amortización.
En principio, para Vidaurre, existe igualdad natural entre las personas. Su posición, sin
embargo, queda necesariamente destruida por el hecho de que cada uno se apropia de cosas;
pero esto no es censurable ya que la apropiación revela una mayor diligencia. De manera que el
derecho tiene siempre como uno de sus fines fundamentales la protección de propiedades
desiguales.
El Código civil no reguló la situación del indio de modo directo. Pero sí reguló la
propiedad inmobiliaria y, junto con la legislación precedente, estableció mecanismos para su
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libre comercio. Conforme al pensamiento liberal, la igualdad jurídica entre los hombres era
entendida también como la libertad para comprar y vender. En este contexto la comunidad
indígena no fue comprendida como una realidad económica y jurídica, sino como una forma
colectiva de propiedad, que era necesario abolir junto con las demás vinculaciones,
precisamente para promover la adjudicación y disposición individual de las parcelas.
José Silva Santisteban, profesor del Colegio de Piura, se alza en rigor como el primer
comentarista del Código civil de 1852. Sostiene este autor que "las cosas no se consideran en
derecho sino en cuanto pueden aplicarse a satisfacer las necesidades del hombre". Añade que "la
facultad que uno tiene de gozarlas exclusivamente constituye lo que se llama dominio". Aunque
el dominio está garantizado por la Constitución, sin embargo, "sólo en caso de utilidad pública
puede obligarse al individuo a vender su propiedad".
Toribio Pacheco, uno de los grandes estudiosos del derecho peruano, estima que "la
propiedad está fundada en la naturaleza del hombre".
Francisco García Calderón se adscribe al iusnaturalismo cuando sostiene que: "el derecho
de propiedad ni la propiedad misma nacen de las leyes civiles: el primero emana de la
naturaleza, y la segunda es por lo común un hecho conforme al derecho natural". En esa
dirección, asume una defensa de la propiedad privada y de su transmisión. Es evidente su
rechazo a una corriente ideológica entonces en proceso de emergencia, el comunismo.
La esclavitud fue finalmente abolida dos años después de la vigencia del Código,
mediante decreto del 3 de diciembre de 1854.
análisis de este aspecto revela una vez más las contradicciones y tensiones entre las opciones
tradicionales y modernas. El codificador (ha escrito César Luna Victoria León) mantendrá lo
tradicional cuando los intereses en juego se lo exijan".
6.2 El matrimonio
Ahora bien, lo que determinó la permanencia del matrimonio religioso durante la segunda
mitad del siglo XIX y hasta 1930, fue el carácter conservador de la sociedad peruana,
mayoritariamente católica. Al punto que todas las Constituciones políticas del Perú del siglo
XIX reconocen a la religión católica, apostólica y romana como la única creencia oficial del
Estado, y prohíben todas ellas el ejercicio público de otra. Asimismo, cuando menos dos
revoluciones que se llevaron a cabo en el siglo XIX fueron básicamente antiliberales, ya que
buscaron deshacer las Constituciones anticlericales de 1856 y 1867.
Sólo años después, el paradigma del matrimonio religioso comenzará a ser combatido
abiertamente. Ya en 1874, J. C. Bendezú, al sustentar su grado doctoral en San Marcos, se
pronunciaría abiertamente por el matrimonio civil, cuestionando la legitimidad de la Iglesia en
detentar el reconocimiento legal a su sacramento. Fue uno de los primeros indicios de la
cambiante sociedad peruana del último cuarto del siglo XIX.
La muralla que impedía el cambio de paradigma legal había sido sacudida por una serie
de medidas, que van desde el matrimonio de los no católicos, a fin de resolver los problemas
casuísticos que se presentaban, hasta la abolición de la intolerancia de cultos. ¿La razón? El
proceso de modernización del Perú, que debía producir la entrada masiva de inmigrantes
europeos, con preferencia ingleses y alemanes. Pero también la consolidación del capital
extranjero, sobre todo norteamericano, con el propósito de asegurar el llamado “desarrollo hacia
afuera”. Sobre esta base, no es extraño que en 1897 se haya dado la ley del matrimonio civil
para los no católicos.
El Perú durante el siglo XIX no es una sociedad estática, sino que atraviesa un proceso de
modernización que arrastra elementos tradicionales.
Todo esto ilustra la posición final del matrimonio como sacramento. Este tipo de
relaciones provienen del derecho colonial, aunque la influencia más directa corresponda al
derecho canónico.
utilizados por la clase dirigente peruana para imponer su propio proyecto político-económico y
sus propios valores culturales, a los cuales no renuncia ni aun ante los valores, intereses y
formas de vida capitalistas; a lo sumo, pretende conjugar ambas. El matrimonio civil para los no
católicos es en ese sentido una expresión legislativa de modernismo tradicionalista.
El ideal de progreso estuvo asociado, desde mediados del siglo XIX, a los proyectos
inmigracionistas. Entonces se dijo que la modernización del país pasaba por fomentar la
inmigración europea, con preferencia ingleses y alemanes, y que la intolerancia de cultos era la
causa que impedía el desarrollo social. Esta visión fue defendida por Francisco de Paula
González Vigil y Francisco Javier Mariátegui. Lo contrario pasó con quienes, refiriéndose a la
inmigración, sostuvieron que no implicaba dar la tolerancia de cultos. Es el caso del periódico
“El progreso”, órgano del Club Progresista, que auspició la primera candidatura civil en el
proceso electoral de 1850-51. Así su prédica lo que proponía era la modernización
tradicionalista. Como lo ha señalado Fernando de Trazegnies, citado por Juan Luis Orrego
Penagos, no pretendían tanto sustituir lo antiguo por lo nuevo, sino la incorporación de lo nuevo
a lo antiguo.
Lo anterior se evidenció también entre los escritores de “La Revista de Lima”. En ese
sentido compartieron con los radicales su común preocupación por la sensación de atraso que
sentían. Sin embargo, nunca llegaron a una propuesta de tolerancia de cultos y de otras leyes
secularizadoras para la atracción de inmigrantes y el progreso.
Sólo en 1915 se llevó a cabo la reforma del art. 4º de la Constitución de 1860, entonces
vigente, y por la cual se suprimió la parte que decía: el Estado “no permite el ejercicio público
de otra (religión) alguna”, estableciéndose así la libertad de cultos.
Historia y Derecho 363
6.2.6 Felix Cipriano Coronel Zegarra y la condición jurídica de los extranjeros en el Perú
Este autor en su libro “La condición jurídica de los extranjeros en el Perú” considera un
contrasentido llamar al extranjero, colmarle de beneficios y negarle, sin embargo, la posibilidad
de casarse.
“El extranjero que deseaba casarse -dice- encontraba un poderoso obstáculo en las
creencias nacionales. Las más veces, el extranjero se acogía a una pretendida conversión para
lograr sus deseos, y esto bastaba para tranquilizar todos los escrúpulos y allanar toda oposición”.
Aun cuando el proyecto de Código civil de 1890 no recibió sanción legislativa, la reforma
del Código civil fue considerada como un asunto pendiente.
6.2.8 El matrimonio civil para los no católicos: un punto de inflexión en el paradigma del
matrimonio religioso
La aprobación definitiva de la ley del matrimonio civil para los no católicos y su entrada
en vigor debió esperar hasta fines de 1897.
No era la aceptación a rajatabla del matrimonio civil, pero era el reconocimiento de una
situación que se venía presentando hacía mucho tiempo y había que solucionar. Pero esta
circunstancia estaba vinculada con la larguísima polémica sobre la libertad de cultos, que
tendría fin en 1915, con el decreto respectivo que modificaba la Constitución.
Son hijos legítimos los que nacen de matrimonio "y aun diez meses después de disuelto,
porque es el término a que ordinariamente se alarga la gestación" (Silva Santisteban, José).
Historia y Derecho 365
Los hijos ilegítimos quedaron divididos en dos clases: los naturales, aquellos cuyos
padres no tuvieron impedimento de casarse al tiempo de la concepción, y los espúreos. Esta
última denominación corresponde al hijo adulterino, concebido por mujer casada.
De la declaración de paternidad
De la filiación legítima
El art. 299º del Código civil, establece que "El hijo nacido durante el matrimonio, o
dentro de los trescientos días siguientes a su disolución, tiene por padre al marido".
De la filiación ilegítima
De otro lado, se considera que "Son hijos ilegítimos los nacidos fuera de matrimonio"
(art. 348º del Código civil).
De la legitimación
El art. 366º del Código civil señala las presunciones que permiten declarar judicialmente
la paternidad ilegítima: 1. cuando exista escrito indubitado del padre en que la reconozca; 2.
cuando el hijo se halle en la posesión constante del estado de hijo ilegítimo del padre, justificada
por actos directos éste o de su familia; 3. en los casos de violación, estupro o rapto, cuando la
época del delito coincida con la de la concepción; 4. cuando el presunto padre hubiera vivido en
concubinato con la madre durante la época de la concepción; 5. en el caso de seducción de la
madre, cumplida con abuso de autoridad o con promesa de matrimonio, en época
contemporánea de la concepción, y siempre que para el segundo supuesto exista principio de
prueba escrita.
Sumilla: "La filiación del hijo natural sólo puede declararse por el reconocimiento
explícito y directo del padre aun en el caso de que la abuela lo haya reconocido como hijo de su
hijo".
Sumilla: "Para declarar la filiación, son insuficientes las declaraciones testimoniales que
afirman la posesión constante de hijo, sin referencia a hechos directos del padre que envolvían
el reconocimiento del hijo".
366 Derecho – Revista de la Facultad de Derecho
El art. 402º del Código civil de 1984, enumera los casos de presunción de paternidad
extramatrimonial.
Para el Código de 1852 "el hombre, según su estado, es nacido o por nacer", y "al que
está por nacer se le reputa nacido para todo lo que le favorece".
De acuerdo al texto de dicho artículo, era necesario reputar al concebido como nacido
para atribuirle derechos.
Esta consideración del concebido como hombre es propia del derecho romano, como
puede colegirse revisando el Digesto.
En torno al tema, el proyecto de 1890 permaneció casi inalterado. En efecto, el art. 149º
establecía que "el hombre, según su estado natural, es concebido o nacido". Añadía que "al
concebido se le reputa nacido para todo lo que le favorece". Es claro que la inclusión del
término "concebido" marca una pequeña variación con respecto al Código de 1852.
Uno de los temas de mayor controversia estuvo referido a las personas naturales y a la
manera de determinar su existencia, pues se dudaba en qué momento podía considerarse que se
iniciaba la vida.
El Código utiliza un texto que hace aún más evidente la intención, el propósito de recurrir
a la ficción: "El nacimiento determina la personalidad. Al que está por nacer se le reputa nacido
para todo lo que favorece, a condición de que nazca vivo".
Entre los más notorios comentaristas del Código civil de 1936 cabe citar, entre otros, a
Angel Gustavo Cornejo y José León Barandiarán.
taquigráfica las lecciones que preparaba el maestro. La obra fue publicada un año después de
promulgado el Código, en 1937.
Para este notable jurista peruano, "los supuestos de la existencia de un sujeto de derecho,
son una voluntad, un organismo y un interés humano que sea objeto de la protección". En
consecuencia, "el feto, el cadáver, la bestia no se consideran sujetos de derecho por falta de
voluntad". Cornejo entonces está convencido de la relevancia que, para el derecho, tiene el
nacimiento y no el acto de la concepción "que sólo es tenido en cuenta a condición de que la
gestación llegue al término y el concebido nazca vivo".
Una de las innovaciones más importantes y revolucionarias del Código civil peruano de
1984 es, sin duda, aquella por la que se reconoce al concebido como "sujeto de derecho". Carlos
Fernández Sessarego, uno de los principales impulsores de la preparación y dación del Código
del 84, y ponente del libro de Personas del mismo, indica que dicha afirmación de León
Barandiarán revela una "admirable intuición" y reconoce en ella uno de los fundamentos de
origen del segundo párrafo del art. 1° del Código del 84, que a la letra dice: "La vida humana
comienza con la concepción. El concebido es sujeto de derecho para todo cuanto le favorece. La
atribución de derechos patrimoniales está condicionada a que nazca vivo".
Desde comienzos del siglo XX empiezan a producirse varios cambios. Se desató una
ofensiva de los trabajadores con las movilizaciones de los sindicatos. Se dieron las leyes labores
y se reguló el contrato de trabajo.
El Código civil alemán de 1896, que entró en vigencia en 1900, había recogido toda esa
preocupación por la socialización del derecho. Se reguló en ese Código también una materia
como la del intervencionismo legislativo en los contratos, y aún el intervencionismo de los
jueces en la ejecución contractual. El Código del 36 si bien recogió alguna de esa inspiración
del Código civil alemán, no pudo negar el carácter individualista y patrimonialista de su
contenido.
Una de las figuras más importantes que se incorporó al nuevo Código civil fue el abuso
del derecho, que fue tomada del Código civil suizo de 1907. El legislador peruano se limitó a
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decir que "la ley no ampara el abuso del derecho" (art. 2º del título preliminar), quedándole así
el camino abierto a la jurisprudencia para una amplia obra moralizadora y social.
6.5.3 El abuso del derecho en la obra jurídica de José Luis Bustamante y Rivero
Sostiene este autor que "existe abuso del derecho cuando el individuo, al ejercitar un acto
que está dentro de los límites objetivos de su facultad jurídica, lo ejercita sin motivos bastantes
para justificar su realización y con el inequitativo propósito de causar una molestia o lastimar un
interés ajeno; lo cual, dentro del concepto solidarista, es como lastimar un interés social".
En cuanto a las condiciones requeridas para caracterizar el abuso del derecho, Bustamante
señala que es "menester la concurrencia de esos dos elementos copulativamente: ausencia de
necesidad en el sujeto activo y trascendencia dañosa en el sujeto pasivo". Así, por ejemplo, "si
el propietario de un muro medianero se ve urgido a elevar la altura de aquél para adosar nuevos
edificios que le son necesarios, usa de su derecho de medianería, aunque esa mayor altura
menoscabe la comodidad del vecino, disminuyendo la luz y la ventilación de que gozaba su
propiedad. Pero si el propietario eleva el muro porque si, sin la intención de utilizarlo, y con
sólo la mente de restarle comodidad al colindante, abusa del derecho de medianería, no obstante
que su acto está expresamente reconocido como lícito por la ley positiva. No podría, en cambio
decirse que hay abuso cuando el dueño, aunque eleve sin necesidad a enorme altura su muro de
cerramento, no tiene un vecino a quien pueda incomodar esa elevación".
6.5.4 Los efectos del abuso del derecho en el Código civil de 1984
El art. 2º del título preliminar del Código civil vigente establece las consecuencias del
abuso del derecho, innovando positivamente frente al similar art. 2º del Código de 1936. Estas
son: "El interesado puede exigir la adopción de las medidas necesarias para evitar o suprimir el
abuso y, en su caso, la indemnización".
Este brillante jurista, que llegó a ser Ministro de Educación, estima que el abuso del
derecho "consistiría en un acto en principio lícito, pero que por una laguna específica del
derecho es tratado como no lícito al atentar contra la armonía de la vida social".
Luego formula una observación respecto al tema de las lagunas del derecho. Sobre el
particular, apunta: "Una laguna puede definirse como aquel suceso para el que no existe norma
jurídica aplicable, pero que se considera debiera estar regulado por el sistema jurídico y, por
tanto, tener una solución normativa".
7. REFLEXIÓN FINAL
puesto en vigor en 1936; y el tercero -que actualmente rige- promulgado en 1984. Esto revela
como más allá del Código civil, la sociedad tiene una dinámica que hace necesaria, por lo
menos, la revisión de los Códigos que se aplican y que proceden de diversas épocas.
BIBLIOGRAFÍA
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• SILVA SANTISTEBAN, José. Curso de derecho peruano. Parte civil. Piura, 1853.