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Bullying físico
El bullying físico es menos frecuente que el psicológico. Está caracterizado por ejercer
golpes, empujones o, incluso, puñetazos o palizas, en los casos más extremos. A veces
incluso se graba para poder colgarlo en las redes sociales y suele ser más frecuente en
niños que en niñas.
Otra de las formas de bullying físico que existe es el acoso sexual, aunque este suele
ser poco frecuente en el entorno colegial.
Bullying psicológico
El bullying psicológico es la forma más usada de acoso escolar. Es sutil y difícil de ver al
principio porque el niño no presenta daños ni heridas visibles.
Este tipo de acoso, al contrario que el físico, se suele dar más entre las niñas. Atacan,
sobre todo, contra la dignidad del menor para aislarlo socialmente. Si en el físico se
usaban los golpes, las patadas o los puñetazos, en el bullying psicológico las formas
frecuentes en las que se presenta son las burlas, los desprecios, coacciones, se
ridiculiza al menor, etc. Esta forma de acoso se va haciendo más intensa con el tiempo
pudiendo derivar en bullying físico.
El ciberacoso
Una nueva modalidad de acoso escolar que ha surgido -y tiene un gran auge- debido a la
proliferación del uso de las tecnologías en niños, así como el aumento de la utilización de
las redes sociales.
Como hemos comentado anteriormente, si el bullying tiene lugar en el entorno de las redes
sociales lo llamamos ciberacoso. Este ha aumentado considerablemente, debido al auge
de las nuevas tecnologías.
Por otro lado, el acoso escolar es como un iceberg, donde solo vemos y nos damos cuenta
de algunos casos. Otros muchos no son detectados, por esta razón es complicado hablar
de cifras exactas de niños acosados.
En cuanto a los tramos de edad y tipos de acoso, también en cifras generales, es más
frecuente el bullying psicológico entre los once y los quince años y el físico a partir de
los quince.
Para ello, lo mejor es hablar con los niños a diario, saber su día a día en el colegio, pero
no solo sus resultados académicos, sino también con quién juega, a qué, etc. Es
importante favorecer la confianza de nuestros hijos en nosotros.
Si descubrimos que nuestro hijo sufre bullying, debemos ponernos en contacto con el
centro escolar, con discreción para que se tomen las medidas necesarias en el colegio.
Podemos contactar con un psicólogo para que vaya siguiendo la evolución del niño, así
como de un pediatra, para conocer su salud física.
En un caso muy grave, el niño probablemente tenga que ser atendido por un psiquiatra,
aunque serán los profesionales quienes decidan esto.
INTRODUCCIÓN
El acoso escolar se ha convertido en uno de los temas más polémicos de los últimos
tiempos. El hecho de que las aulas de clase sean cada vez menos seguras es algo que
preocupa no sólo a padres de familia y a docentes, sino a las autoridades en general, por
la razón de que el acoso ya no se está limitando a un territorio meramente escolar.
Objetivos GENERALES:
CONCLUSIÓN
Concluimos que el Bullying no ha tenido la suficiente importancia como problema social, es
necesario enfocarse en él tal como lo están haciendo otros países. Este es un problema
conjunto que no termina con el suicidio de la víctima ni mucho menos con la llegada de la
edad adulta.
Anteriormente relacionamos los problemas del Bullying con el alcoholismo, la drogadicción,
el ausentismo escolar a corto plazo y ausentismo laboral a largo, la inseguridad y la
autoestima baja.