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2006
Graciela Vélez Bautista
GÉNERO Y CIUDADANÍA. LAS MUJERES EN EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN
DE LA CIUDADANÍA
Espacios Públicos, febrero, año/vol. 9, número 017
Universidad Autónoma del Estado de México
Toluca, México
pp. 376-390
Género y ciudadanía. *
Las mujeres en el proceso de construcción de la
ciudadanía
Fecha de recepción: 23 de septiembre de 2005. Fecha de aprobación: 26 de
octubre de 2005.
RESUMEN
El estudio presenta la relación entre género, ciudadanía y algunos pro-
cesos identitarios que impactan la subjetividad y retardan la construc-
ción de la ciudadanía de las mujeres; en razón de que aun cuando ellas
ya son ciudadanas en las democracias liberales, la ciudadanía ha sido
ganada dentro de una estructura de poder patriarcal, donde las tareas
y las cualidades de las mujeres no son valoradas de manera suficiente.
El argumento principal con el que coincide este estudio, es que debe
construirse un nuevo concepto de ciudadanía que básicamente implica:
la crítica al esencialismo y una alternativa democrática que articule
diversos movimientos ligados a diferentes formas de opresión. En aten-
ción a ello, se alude a la re-construcción de lo femenino, haciendo hin-
capié en el concepto de relaciones sociales en las que existen situacio-
nes de dominación para ponerlas en tela de juicio bajo los principios de
igualdad y libertad.
*
Este documento es un avance de investigación del proyecto: Procesos de ciudadanización del sujeto
político femenino, registrtado en la SIy EV de la UAEM con la clave: 2059/2005.
**
Investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública y Corresponsable del
Programa Universitario de Estudios de Género de la UAEM. Maestra en Administración y Políticas Públicas.
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Por otra parte, reflexionar la ciudadanía creencias, saberes y sentires que han im-
desde el género significa redimensionar las pedido a las mujeres constituirse en suje-
libertades de las mujeres, cuya existencia tos sociales y políticos con las mismas
pasa por diversos procesos de restricción. oportunidades que los hombres.
Para ellas, la elección autónoma ha signi-
La subjetividad se refiere a la historia del
ficado, luchas, protestas y subversión tan-
sujeto como sujeto social. Para Lagarde es:
to en lo académico como en lo político.
la particular concepción del mundo y de la
Realizarse como personas a través de su
vida del sujeto; constituida por el conjunto
autonomía, participar con equidad en polí-
de normas, valores, creencias, lenguajes y
tica y ser dueñas de su cuerpo es aún una
formas de aprehender el mundo, conscien-
meta por alcanzar, puesto que, el ámbito
tes e inconscientes, físicas, intelectuales,
de elección es todavía limitado, si se pien-
afectivas y eróticas (Lagarde, 1997b: 302).
sa en el derecho negado a interrumpir un
embarazo. Para el caso, como afirma Hie- La concepción del mundo de cada sujeto
rro: Si la mujer no es dueña de su cuerpo, depende del contexto cultural3 en que se
¿de qué es dueña? (Hierro, 2000: 69). desenvuelve. De manera central, la subje-
tividad se conforma por los elementos do-
En este tenor, la construcción de la ciuda-
minantes en su entorno socio-cultural, se
danía plena en las mujeres se encuentra
edifica en función de referentes que indi-
íntimamente vinculada a la perspectiva de
can la pertenencia a grupos definidos por
género, a la condición y situación de las
su oposición, exclusión o diferencia respec-
mujeres en la sociedad, a sus diferencias, y
to de otros colectivos, en este caso, símbo-
a la construcción de un sujeto femenino
los como nación, raza, etnia, religión o gé-
que exprese su ciudadanía con postura de-
nero, operan como referentes de
mocrática en el espacio de la política con
pertenencia de los diferentes colectivos.
propuestas, concepciones y creaciones. Es
decir, se apunta hacia una ciudadanía acti- La subjetividad se construye a través de un
va2 como lo expresa Bárcena (1997), que proceso basado en la interacción con otros
no se restrinja sólo al reconocimiento de y con el mundo, se halla determinada por
los derechos, sino que atraiga la atención la experiencia vivida de cada sujeto. De
hacia las responsabilidades implicadas en Lauretis explica:
los derechos y en la participación demo- De este modo la subjetividad es producto no
crática. de las ideas, valores o condiciones materia-
les, sino del compromiso individual con las
prácticas, los discursos y las instituciones que
SUBJETIVIDAD E IDENTIDAD dan significado a los sucesos del mundo. To-
dos tenemos experiencias y éstas están an-
Uno de los enfoques para abordar la ciuda-
cladas en el curso de la historia social, en la
danía de las mujeres es establecer la rela- que la propia biografía, es interpretada o re-
ción entre subjetividad, identidad y ciuda- construida por cada uno en el horizonte de
danía, con el objeto de deconstruir valores, significados y conocimientos disponibles en
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resulta muy oscuro hablar de identidad o de la casa, cuidar enfermos; tareas vitales
de identidades como concepto neutro apli- pero desvalorizadas porque se considera que
cable por igual a los hombres y las muje- son actividades que por naturaleza las
res; puesto que la participación social y mujeres deben realizar.
política es sustancialmente diferente si se
trata de unos o de otras, independientemen-
te de que ambos compartan referentes de HACIA UNA IDENTIDAD SEXUADA
identidad, étnicos, nacionales, de clase, etc., Es importante dejar claro que el género sólo
a nivel social el referente de género mar- es uno de los componentes de la identidad
cado por las relaciones de poder crea la de por sí ya complejo, pero necesario, pues
desvalorización de lo femenino frente a lo en todo sujeto anida un deseo de identidad,
masculino. en el sentido de auto-identificación, de per-
Por ello es que partimos del supuesto: la manencia y coherencia a través del tiempo
construcción social de la identidad feme- y el espacio. La identidad No es más que
nina tiene lugar en un contexto marcado el relato que nos hacemos de nosotros mis-
por relaciones de poder; quién construye mos (Bonder, 2003: 11). Aseveración re-
la identidad y para qué, determina en un ferida a la identidad personal como mar-
alto nivel su contenido simbólico y su sen- cas positivas o soportes de la identidad y
tido para quienes se identifican o excluyen la combinación única de los ítems de la his-
de ella. toria vital, adherida al individuo por me-
dio de esos soportes de su identidad
Toda identidad se construye dentro de un (Goffman, 1998: 73).
sistema social y los sistemas jerarquizados
por sexo y género como el patriarcado que La identidad constituida por elementos
más allá de una ideología, es una pano- como nacionalidad, familia, biografía,
plia de relaciones sociales entre los hom- apellido, nombre, profesión y posesiones,
bres, que tiene una base material y que, no significa lo mismo cuando se aplica a
aunque jerárquico, establece o crea inter- los hombres y a las mujeres, en razón de
dependencia y solidaridad entre los hom- que se ha definido teóricamente como
bres, que les permite dominar a las muje- neutra, aplicable a ambos sexos; porque
res (Hartman, 1981: 14, en Haraway, esta neutralidad se sexúa al instante; en
1991). tanto que la identidad masculina, ha po-
seído y posee, todas estas cosas; la feme-
En estas circunstancias la mayoría de ellas nina sólo el estupor de su orfandad
sólo tienen acceso a una identidad impuesta (Rodríguez, 1999: 113).
y por tanto, ajena; solamente como un caso,
tal situación puede mostrarse en la división A través de la historia el sitio de lo femeni-
sexual del trabajo, incluidas las categorías no ha sido lo privado, lo que se oculta, lo
de trabajo excluidas y no historizadas como que pertenece a alguien y cuya representa-
tener y criar hijos, cocinar, hacer las labores ción pública corresponde a otro.
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Bajo la perspectiva de Rodríguez, si nos nía) puesto que: la asunción de la identi-
enfocamos hacia la historia del pensamien- dad, tiene su principal efecto en el ámbito
to filosófico, encontramos que la identidad público, el del reconocimiento. Por lo tan-
personal, se presenta amplificada para el to, la categoría de individuo es una catego-
caso masculino; en atención a que por ge- ría política; genealógicamente legitimada,
nérico se entendía lo propio del género hu- el individuo es el sujeto de derechos y de-
mano, lo propio del varón, quedando lo fe- beres, interlocutor válido en un permanen-
menino como lo particular y contingente, o te contrato social del que las mujeres fue-
privado de universalidad. Si por el contra- ron excluidas (Rodríguez, 1999: 115).
rio, o a la vez se pretendía resaltar en el
Con este argumento coincide Amorós
varón su calidad de individuo, lo femenino
(2001), quien indica que a partir de lo pú-
quedaba como lo genérico y abstracto, pri-
blico, donde aparece el individuo como
vado de cualidades individualizadoras
categoría ontológica y política, las perso-
(Rodríguez, 1999).
nas se autoinstituyen como sujetos. En el
Esta autora especifica que para algunos espacio público los sujetos del contrato
connotados filósofos como Hegel, la mu- social se encuentran como iguales, las mu-
jer se igualaba a la naturaleza, así sus ras- jeres, relegadas al espacio privado, quedan
gos individuales carecían de importancia. excluidas.
Para Kierkegaard la mujer es una criatu-
En la conceptualización que Amorós hace
ra infinita y en consecuencia un ser colec-
sobre la identidad femenina se distingue:
tivo: la mujer encierra en sí a todas las mu-
el espacio de los iguales del espacio de las
jeres. En Aristóteles la mujer es
idénticas. Explica estas categorías a través
naturaleza; materia, potencia. El hombre es
del pensamiento de Leibniz, para quien dos
razón, acto, forma (Rodríguez, 1999: 113).
seres indiscernibles son idénticos y como
Para ellos y otros prominentes filósofos la
tales deben ser tratados; intercambiar uno
mujer no tenía la categoría de individuo,
por otro daría lo mismo. Esto es precisa-
sino más bien la de ser indiscernible, pues
mente lo que ha pasado con las mujeres;
cuando piensa su identidad lo hace en un
puesto que es común la idea de que son
marco conceptual heredado y ajeno. Las
intercambiables, ya que son indiscernibles
mujeres han sido socializadas como ser
(Leibniz, en Amorós, 2001).
para los otros y en ese sentido su identidad
queda enajenada, fuera del principio lógi- En el sistema patriarcal el espacio de los
co de identidad todo objeto es idéntico a iguales es el espacio del poder reconocido,
sí mismo, carece así de mismisidad y per- el espacio público, en el que los hombres
manece en el lado de la otredad. La mujer se reconocen como iguales, representantes
es ese no pertenecerse a sí misma. legitimados del genérico universal La no
razón suficiente para la individuación en
Debido a esta condición, las mujeres difí-
el caso del genérico-mujer es clara: no hay
cilmente tienen acceso al principio de in-
que repartir, ni distribuir ningún patrimo-
dividuación (pre-requisito de la ciudada-
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nio (valores, poder, reconocimiento, pres- ésta a su vez implica el esclarecimiento del
tigio ontológico) en un genérico que se ca- principio de la igualdad y el derecho a la
racteriza por la desposesión del mismo diferencia, Sin embargo, El derecho no
(Amorós, 2001: 49). Conceptualizadas y logra resolver el significado de la igualdad
relegadas al espacio privado, en las muje- para aquellos a quienes la sociedad define
res no hay nada que reconocer ni compren- como diferentes (Minow, 1990: 9). Aun-
der, por lo tanto, su espacio es el de las idén- que hay distintas formas de abordar el tema
ticas e indiscernibles. de la diferencia, ésta se vuelve significati-
va cuando se la identifica con la inferiori-
Desde ese análisis ¿Qué sucede con la iden-
dad: las personas diferentes no pueden en-
tidad femenina? Si las condiciones en que
tonces ser portadoras de derechos y son
se da son por demás establecidas por el otro
vistas como dependientes y no ciudadanas
género en un sistema patriarcal, valga la re-
(Jelin, 1996: 193).
dundancia, falocrático y falogocéntrico, en
el que afirma Mckinnon, a la mujer se le La lucha social desde los actores diferen-
define como una figura imaginaria, el ob- tes (inferiores), para este caso, las muje-
jeto de deseo del otro hecho realidad res, ha presentado entre sus demandas de
(Mckinnon, 1995: 157). Así las mujeres han igualdad, el derecho a ocupar posiciones
aprendido que los hombres las ven y las tra- de alto nivel en la esfera pública-política,
tan desde su ángulo de visión y han apren- en los diversos ámbitos de mayor recono-
dido el contenido de esa visión. De manera cimiento social como el derecho de pro-
que su identidad se da en la alteridad, no en piedad, las finanzas, el mercado laboral
la identificación de sí misma. (igual salario a igual trabajo), así como la
participación en actividades sociales y de-
En tanto que el ejercicio del poder mascu- portivas antes sólo de dominio masculino.
lino sobre las mujeres es lo que define la
identidad de los hombres como hombres Estas demandas hacen énfasis en la aplica-
ante sí mismos y a las mujeres como muje- ción de la norma de igualdad, sin embar-
res ante sí mismas (McKinnon,1995). El go, esta misma puede ser insuficiente en
desafío femenino a este poder es amena- situaciones de diferencias específicas de las
zante para la identidad masculina, por ello mujeres, como señala Jelin: frente al em-
la redefinición de las mujeres hacia la dis- barazo y la maternidad de una trabajadora,
tribución equitativa del poder, provoca la ¿se requiere igualdad o sea negar la di-
violencia masculina hacia la integridad fí- ferencia entre hombres y mujeres o un
sica sexual o emocional de ellas. tratamiento especial? (Jelin, 1996: 194).
Sin vacilación, la diferencia existe, no se
puede ignorar ni negar y por otra parte, la
SUJETO POLÍTICO FEMENINO. diferencia se produce sola, la igualdad hay
¿IGUALDAD O DIFERENCIA? que construirla (Amorós, 2001: 14).
La reconstrucción de la mujer como sujeto En la construcción de la igualdad, se plan-
lleva implícita la igualdad de derechos y tea que si se ignora la diferencia, se cae en
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una neutralidad falsa, pero si se antepone a tos del discurso de derechos con una per-
todo, se enfatiza el estigma de la diferen- manente contextualización de los derechos
cia/inferioridad. Este dilema atañe a todos en los sistemas de relaciones sociales, es-
los grupos subordinados. Lo que se requiere pecialmente de género (Jelin, 1996: 195).
es otra forma de deliberar sobre la diferen- La factibilidad de esta propuesta sólo pue-
cia y la igualdad que no consista en elegir de darse en un contexto democrático, ético
una perspectiva renunciando a la otra, con- y plural.
siderando también la intersección de dife-
rencias y las relaciones de poder intrínse-
cas en las diferencias (Romany, 1990; El sujeto político femenino y la política
Minow, 1990, en Jelin, 1996: 195). democrática
Para el caso de las mujeres se requiere un Desde la postura de este estudio, la recons-
proceso de igualación entre los sexos, don- trucción del sujeto político femenino debe
de la diferencia sexual sea reconocida y al inspirarse en un proyecto ético-político,
mismo tiempo relativizada, por ello más democrático y plural, en el que es decisiva
que reivindicar la diferencia o la igualdad, una interpretación antiesencialista que no
se trata de buscar formas no esencialistas interfiera con la construcción de una alter-
de plantear la diferencia (Scott, 2001: nativa democrática, cuyo objetivo permita
223), es decir, plantear un genérico feme- la articulación de diversos movimientos li-
nino igual y diferente. gados a diferentes formas de opresión.
Es necesario aclarar que aunque el objeto Esta articulación tiene que ver con la
de este estudio es el sujeto femenino, no se crítica al estatus tradicional de sujeto
soslaya el hecho de que existe una enorme de carácter unitario, racional y
variedad de mujeres con experiencias y homogéneo y sus implicaciones para
visiones diferentes marcadas por la clase, el feminismo. Mouffe lo explica:
la raza o la nacionalidad; por lo tanto, la ...cada posición de sujeto se constituye den-
crítica al principio de igualdad universal tro de una estructura discursiva esencialmente
implica considerar las diversas perspecti- inestable, puesto que se somete a una varie-
vas de las y los diferentes, considerando dad de prácticas articulatorias que constante-
también la intersección de diferencias y las mente la subvierten y transforman. Por esto
relaciones de poder intrínsecas en las dife- no hay ninguna posición de sujeto cuyos vín-
rencias (Romany, 1990; Minow, 1990, en culos con otras estén asegurados de manera
definitiva y, por lo tanto, no hay identidad
Jelin, 1996: 195).
social que pueda ser completa y permanente-
Pero ¿cómo asumir la igualdad y no sosla- mente adquirida. Esto no significa, sin em-
yar la diferencia?, Jelin argumenta: tanto bargo, que no podamos retener nociones
desde una perspectiva teórica como desde como clase trabajadora, varones, muje-
consideraciones estratégicas, la salida pue- res, negros, u otros significantes que se
refieren a sujetos colectivos. No obstante, una
de estar en combinar la crítica a los supues-
vez que se ha descartado la existencia de una
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esencia común, su estatus debe ser concebi- ferentes movimientos: las mujeres, los tra-
do como parecidos familiares, y su unidad bajadores, los negros, los homosexuales,
debe ser vista como el resultado de una fija- los ecologistas, por mencionar los más co-
ción parcial de identidades mediante la crea- nocidos (Mouffe, 2001).
ción de puntos nodales. (Mouffe, 2001: 38).
El proyecto democrático y plural que pro-
Sin embargo, algunas políticas del femi-
pone Mouffe, aboga por la necesidad de
nismo parten de posturas esencialistas que
establecer una cadena de equivalencias
se apoyan en la premisa de concebir a las
entre las diferentes luchas democráticas con
mujeres como una identidad coherente y
el fin de crear una articulación equivalente
homogénea como base para unirlas y for-
entre las demandas de los diversos grupos
mular una política feminista. En oposición
excluidos o marginados.
a ello, Mouffe argumenta que la
deconstruccción de las identidades esencia- En esta visión democrática plural, el suje-
les permite establecer las bases para apli- to político femenino, se reconstruiría en
car los principios de libertad e igualdad en función de la ciudadanía que significa:
el marco de una democracia plural. Sólo una forma de identidad política que consis-
de este modo se puede concebir al agente te en la identificación con los principios
social como entidad constituida por un con- políticos de la democracia moderna
junto de posiciones de sujeto que no pue- pluralista, es decir, en la afirmación de la
den encajonarse en un sistema cerrado de libertad y la igualdad para todos. Tendría que
diferencias. Ello en atención a que la iden- ser una identidad política común entre per-
tidad no es fija, sino se enmarca en un sonas comprometidas en muy diversas em-
movimiento constante de presas y con diferentes concepciones del
bien, pero vinculadas las unas a las otras por
sobredeterminación y desplazamiento. La
su común identificación con una interpreta-
identidad es múltiple, diversa y contradic- ción dada de un conjunto de valores ético-
toria, sujeta a la intersección de las posi- políticos (Mouffe, 2001: 46).
ciones de sujeto. Por ello hablar del agente
social como una entidad unificada y homo- Mouffe no se refiere a una concepción ge-
génea es imposible. El objetivo es analizar nérica de ciudadanía y tampoco a una con-
la reconstrucción de lo femenino haciendo cepción neutral; puesto que reconoce que
hincapié en las numerosas relaciones so- la definición de un nosotros implica la
ciales en las que existen situaciones de do- designación de un ellos. El objetivo es
minación que deben ser puestas en tela de construir un nosotros como ciudadanos
juicio si se aplican los principios de liber- democráticos radicales, una identidad po-
tad e igualdad. Esto indica el reconocimien- lítica articulada mediante el principio de
to común por los diferentes grupos que lu- equivalencia democrática...tal relación de
chan por una extensión de la democracia, equivalencia no elimina las diferencias, lo
de que tienen una preocupación común, y contrario sería simple identidad (Mouffe,
llevará a una articulación común de las 2001: 47).
demandas democráticas que enarbolan di-
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Este proyecto democrático permitiría com- la crítica del principio de igualdad univer-
prender la diversidad de maneras en que se sal que implica considerar las diversas pers-
construyen las relaciones de poder, así pectivas de las y los diferentes así como la
como develar las formas de exclusión en intersección de las diferencias y las rela-
el pretendido universalismo. ciones de poder implicadas en ellas.
Al respecto, y como condición externa in-
REFLEXIÓN FINAL dispensable determinante para la reconsti-
tución de la subjetividad, se hace referen-
Por la complejidad que encierra el tema de cia a un proyecto político, democrático y
la ciudadanía, este ensayo se ha limitado a plural donde las demandas de las mujeres
presentar una perspectiva basada en la y su preparación para la ciudadanía plena
deconstrucción de la subjetividad e identi- encuentren eco a través de la articulación
dad femenina a través de la categoría de con los diversos movimientos de los dis-
género; para explicar los motivos que tintos grupos excluidos y marginados.
subyacen en la desigualdad de condicio-
nes y oportunidades que persisten entre El propósito fundamental es plantear un
hombres y mujeres ante el ejercicio de la nuevo concepto de ciudadanía no genéri-
ciudadanía. co, tampoco neutral, pero sí bajo el princi-
pio de equivalencia democrática.
En primer lugar, muestra cómo desde el
nacimiento de los individuos, existen pro-
cesos identitarios que clasifican lo feme- NOTAS
nino y masculino dentro de un orden so-
cial falocrático y falogocéntrico, donde lo 1
Ciudadanía plena es aquella que presenta la
femenino es desvalorizado en relación con dimensión activa, participativa y propositiva
lo masculino, sobre todo cuando estos gé- de las mujeres en la construcción de una
neros se vinculan al lugar que se les asigna democracia plural e incluyente en la que la
dentro de los espacios público y privado. voz de los excluidos, la particularidad de los
sujetos sea reconocida (Sánchez, 2002: 1).
En segundo lugar, explica la manera en que
las mujeres fueron excluidas del espacio 2
La ciudadanía activa no es sólo un estatus
público (espacio de los iguales), del con- legal, implica tomar una iniciativa, un co-
trato social, donde se adquiere la ciudada- mienzo en cuyo término acaban participan-
nía para ser relegadas al espacio privado do una pluralidad de sujetos. Esta plurali-
dad tiene el doble carácter de igualdad y
del no reconocimiento y de la
distinción. Por un lado los hombres somos
indiscernibilidad. iguales, pues de lo contrario estaríamos obli-
En tercer lugar, plantea la alternativa de re- gados a no entendernos. Por otra parte so-
construir al sujeto político femenino como mos distintos, ya que de lo contrario, no
diferente del masculino, pero no por ello necesitaríamos ni de acción ni de discurso
para entendernos (Bárcena: 1997:210).
desigual e inferior. En este sentido, alude a
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Contexto cultural: La parte del ambiente Castells, M. (2002), La era de la información.
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La construcción de un nuevo campo teórico
4
La sociología feminista es relativamente re- y político, México, UNAM/PUEG.
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la época de los más destacados de la profe-
Estudios críticos, problemas, conceptos y
sión (Spencer, Weber, Durkheim hasta
contextos en Carmen Ramos (comp.), Gé-
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