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Poesía
1
2
La Biblioteca de Autores Quindianos
3
4
Gustavo Rubio Guerrero
Edición crítica
Juan Aurelio García Giraldo
5
Los Muros y la Rosa
© Gustavo Rubio Guerrero
ISBN 978-958-8593-07-4
6
Presentación
Algo así como trece años han pasado desde que este libro se
publicara por primera vez. De nuevo sale a la luz pública. No
en vano, claro. Se trata de un libro importante. Aquí entre nos:
nos dice en resumen, entrelíneas o no, que la poesía o lo poético
está hecho de tiempo, de historia, porque está contagiado de lo
humano, cosa que no sabíamos, mire usted, cosa que no sabíamos.
7
Los Muros y la Rosa es un conjunto de poemas fundamental si
lo que se pretende es mirar qué tienen que ver entre sí las ideas
y la poesía: este libro es como un ajuste de cuentas entre ambos.
No debería, por tanto, salir inocente del asunto su más urgente
lector: un artista cualquiera o el más honrado; el que todos
llevamos dentro, el que a diario engañamos, haciéndonos los
tontos. Conciencia e inocencia están citados aquí por la palabra
que reclama su libertad desde el hacinamiento que le decretara la
impostura. Por eso es auténtica esta voz que no habla, que tal vez
reclama los derechos del silencio.
8
Los Muros y la Rosa
9
10
El coronel Barrera Uribe llega
11
Los ciegos
12
Desnudos
13
Vuelta a Salento
14
Al velorio de tu amor
15
El poeta dice
16
Armenia
17
Quiénes somos
18
Miren esa puerta
19
Oscura razón del amor
20
Cicatera
21
Asambleísta ahora
Pentecostal primero
Ahora asambleísta no entiendo el juego
Afirmas un solo dios como el católico
Adán o la mentira
Crece la verdad absoluta como en tu mano
No otra cuestión que el libre albedrío del sexo
Por ti fuera llenarías de creyentes la tierra
Arrasarías con Alá y Buda
Cristiano impotente asambleísta ahora
Tú que de humano apenas tienes tu mentira
Si algo asumieras comprenderías otros cuentos
Meditarías en los niños de hambre de tu odio
Que en voz mía lanzas al infierno
Y tú ahí leyendo el libro de nadie
Comiendo limosna de pobres
Cristiano y no has visto los muros
Que cercan la ciudad de tus años
Cristiano qué cosa infame
22
Esta ciudad no crece
23
La muerte no sabe
24
Generación
25
Qué pasa conmigo
Yo marxista un tiempo
Qué pasa conmigo he vuelto
A creer en Dios y a amar lo permitido
Sirvo a sátrapas me disfrazo a tientas
Como cuento y fábula
Parece que soy feliz como nunca he sido
Me enamoro sin oficio como Dios manda
Le hago un favorcito al que ordena
Para que suba el sueldo y la espera
Ya olvidé el marxismo de aquellos días
En que agitar banderas valía la pena
Hoy no sé qué pasa
Me disfrazo de ninguno y camino
Con dos pesos y pocas dudas
La familia está conmigo poder tengo
Dios habla en cada esquina yo callo
Digo lo que convenga
No entiendo qué pasa conmigo
26
Dale la espalda al miedo
27
Ayer la libertad
28
La foto
29
1976
30
Soy colombiano
31
Vinieron a visitarme
32
Desaparecidos
33
K. de visita
34
Perdimos la infamia
35
1961
36
Cursi línea de aquellos días
37
Adolescentes y muros
38
Opresión
39
Días blancos
40
Esta arena este viento
41
La más bella
42
De jóvenes
43
1932
44
Mis amigos
45
Entre el amor y el desierto
46
Cacique
47
Había
48
El poeta calla
49
Noviembre 2017
Llueve en Armenia
Supongo podré salir dar una vuelta
No más amaine el viento
He previsto saludar dos o tres amigos
Beber un jugo de memoria unas cervezas
Eso pienso sin embargo llueve mucho
Escojo un libro escrito hace veinte años
Admiro cada poema no son ya mis poemas
He cambiado veinte años siento pena
Dejo el libro en su lugar miro
Desde la ventana cómo pasa el tiempo
Salgo camino erguido para no sentir los años
Aún es temprano doy una mirada
A los muros me interno en el desierto
Hablo dos o tres palabras con quienes vigilan
Disfrazado de arena saco el pañuelo
Hay sed que llega al corazón mismo del idioma
Doy vueltas al asunto se va la tarde
Los amigos llegan de la puta cicatera
De literatura de algún poema hablamos
Noviembre mi silencio también mi suerte
50
El hueco donde cabes tú
51
Desaparecida
52
Diario apócrifo
Felisberto el honrado
53
Alguien franquea los muros
54
Mechi de la eterna
55
Vengo de la mirada al odio
56
Voten señores
57
¿Qué música es ésa?
58
Íbamos de niños
59
La flor amarilla
60
Íbamos cuando pequeños
61
Parce amanecí
62
Diario de Julia
63
Poeta en la ciudad
64
Otro habla en mí cuando callo
65
Tu amor
66
Desplazados
67
Elecciones
68
Noche perpetua
69
Irma la triste
70
Diario de Juan
71
Aún soñamos
72
Esta ciudad que nos muere
73
Católico o presbiteriano
74
La vieja casa
75
Aún así lo escuchamos
76
Ciudad habita ciudad
77
Demiurgo desmemoriado
78
Extraña duda
79
Ventana
80
La veo
Pasos en la arena
De casa vengo temprano y duermo
Vengo a devolver insomnios
Vasta llanura donde crecen cactus
La veo distante curva de las horas
Ocupadas de adioses sin retorno
Ancho espacio existente por los muros
Gris construcción como de ciudad o milagro
Laberinto del solo y abandonado
Ciudad visible por la muerte
Ciudad de caciques y loros viejos
Amada de los ciegos
Monstruos de la ética y la calma sucia
Vuestra venda es mi risa
Cambio con ella a la rosa sus amores
Y mis dudas
81
Aquel extraño
82
Ciudad nueva
83
No es el poeta quien habla
84
Cómo es de rara la vida
85
Alguien sueña por mí
86
Nuevo habitante
87
Olores del desierto
88
El desierto crece
89
Calle hoy breve poema
90
No volvió al colegio el mancito
91
92
A manera de epílogo*
G. R. G.
93
94
Los Muros y la Rosa:
Análisis de una poética
contestataria
95
96
Los Muros y la Rosa:
Análisis de una poética contestataria1
1
Este estudio es producto de la tesis de postgrado del autor
(Especialización en Enseñanza de la Literatura, Universidad del
Quindío, 2000).
2
Al respecto, consultar la tesis Aproximación crítica a la Literatura del
Gran Caldas, de Carlos Fernando Gutiérrez. Armenia: Universidad del
Quindío, 1997.
97
los conquistadores las culturas precolombinas. Y fue esa actitud3
la que impidió la construcción de una literatura (y de una cultura)
que, con mayor arraigo en el hombre del común, pudiera mirar
con lente propia los valores, los conflictos, las situaciones, es
decir, los referentes que motivan el surgimiento de la palabra
auténtica, la palabra sustantiva que inaugura, que nombra.
Desde ese punto de vista puede decirse que con estos escritores,
de una manera oscura, difusa y, por lo mismo, nunca sistemática
pero no menos lúcida, empezó la crítica literaria entre nosotros,
cuya expresión estuvo implícita en la literatura misma que
nos legaron. Es decir, por primera vez, los poetas empezaron
a ser diferentes unos de otros; empezaron a territorializarse, a
manifestar sus singularidades, a escapar a ese género pertinaz de
crítica literaria (algunos le llaman impresionista), que no tiene
más que un ojo para considerar la vastedad, la diversidad de
voces, que a despecho de quienes ignoran la poesía y la cultura
del Quindío, de un modo certero nos expresan y nos abren
caminos, los múltiples caminos que configuran la identidad.
5
Consultar el estudio que efectúa sobre su obra en el libro Un camino
sin meta, publicado por la Gerencia de Cultura del Quindío en 1999.
6
Ver revista Pereira Cultural, No. 2, 1998.
7
Ver el estudio que sobre su obra efectúa en el libro de esta autora,
Señales de vida, publicado por la Gerencia de Cultura del Quindío en
1999.
102
Desde ángulos diversos, como la crítica textual, la pragmática
lingüística, la polifonía; desde corrientes literarias como el
formalismo, el estructuralismo, la deconstrucción y la herme-
néutica; desde la literatura marginal, la revisión del canon literario,
la narrativa, pasando por los modelos clásicos de escritura, las
expresiones de vanguardia y la literatura de carnaval; su trabajo
crítico logra detectar los hilos que urden la escritura de los
autores estudiados, para así tender otros con la cultura en la cual
se inscriben, de tal suerte que permite una tensión dinámica y
reveladora entre el significante y el significado, entre la obra, el
sistema de cultura y las corrientes literarias, o entre la obra y ella
misma (única interpretación posible cuando se trata por ejemplo
de la difícil escritura de Juan Restrepo).
104
De todas maneras, con estos autores el círculo continúa
cerrándose, quizá renovándose, pero lo único cierto es que ejercen
una actitud dialogante o, cuando menos, despojada de atavismos
para afirmar la palabra y las tradiciones propias y ajenas.
2. Un universo antagónico
8
Para la presente edición el libro fue revisado y corregido por completo.
Para lo que sigue, téngase en cuenta que el poeta decidió eliminar las
cesuras en los versos y modificar la disposición de los poemas.
106
otro sin respiro ni contemplación. Descuido o decisión del autor o
la editorial, lo cierto es que el libro mezcla de un modo incesante
variedad de temas que, de no ser porque hay vasos comunicantes
entre los textos, uno pensaría que fueron amontonados ahí como
desechos, de un modo indiferenciado.
108
2.2 El nivel formal
109
De igual manera esta estructura sirve para consumar los textos. A
menudo, a este respecto, es apreciable el intento por conciliar ese
antagonismo, aunque la tensión se mantiene en su formulación,
reiterando su identidad, su particular sintaxis. Casi al final de
«Esta ciudad que nos muere» (63) dice: “Dibujo otra ciudad
otras palabras / con Bataille sueño el alma santa copule / en la
orgía de quienes ponen los muertos”.
112
tono que le permite construir un universo autorreferencial que,
irónicamente, la conduce a adherirse a la tradición.
«Armenia» (7)
113
En «Oscura razón del amor» (10) el fenómeno es idéntico, esa
manera como la duda de la prosa o la prosa de la duda coloniza la
fluidez sentimental a la que el texto parece aspirar, instalando en
la textura del lenguaje términos que limitan y conviven al modo
como lo hacen el agua y el aceite: juntos pero no revueltos.
Pentecostal primero
Ahora asambleísta no entiendo el juego
Afirmas un solo dios como el católico
Adán o la mentira
Crece la verdad absoluta como en tu mano
No otra cuestión que el libre albedrío del sexo
Por ti fuera llenarías de creyentes la tierra
Arrasarías con Alá y Buda
Cristiano impotente asambleísta ahora
Tú que de humano apenas tienes tu mentira
Si algo asumieras comprenderías otros cuentos
Meditarías en los niños de hambre de tu odio
Que en voz mía lanzas al infierno
Y tú ahí leyendo el libro de nadie
114
Comiendo limosna de pobres
Cristiano y no has visto los muros
Que cercan la ciudad de tus años
Cristiano qué cosa infame
«Generación» (15)
116
Y aunque más mesurado, en contraste con esta crisis del género,
el poema insiste en escapar de su estrechez museográfica,
agrediéndose, pidiendo espacio al intentar en su evocación
(que sí es un factor dominante en la lírica tradicional) poner de
presente momentos caros a la voz que narra, en simultánea con
apuntes de índole histórica. Poema, relato, ya no se sabe qué es,
salvo el reclamo insufrible de una voz siempre enmarcada:
«1961» (26)
«Cacique» (37)
Tan excesiva llega a ser esta naturaleza límite del verso, que
no conforme con desbordarse hasta la denuncia y el panfleto,
también se atreve a parodiarlo, con el recurso de la ironía. Ni
poema ni panfleto: es ya sólo la ironía, acaso el carnaval, retazo
de novela, exaltación de lo grotesco:
Por más que muchos de los textos, no los analizados hasta aquí
—acaso una buena parte de los no citados— difieren en su estilo
y en su intención de romper los límites del texto y declarar su
carácter pragmático (panfleto, diario, denuncia, documento),
para atender a la lógica propia de la lírica tradicional (poemas
de amor, invocaciones, elegías, que los hay), logro encontrar
que el poema 36, «Entre el amor y el desierto», funda un mundo
propio con base en sus propias claves, pero con arreglo a la
prosodia tradicional, lo cual lo convierte en una pieza acabada,
muy extraña para ser de este libro, pero bien consecuente con
su espíritu. Es como si lograra consumar una propuesta de la
cual los restantes textos, tanto los que le anteceden como los que
le siguen, fueran su laboratorio, su largo, insufrible y costoso
experimento:
Me acerco lentamente
Al lado opuesto de mi rostro
La ventana cierro temeroso de mi suerte
Ojalá el desierto no mancille la rosa
Que sembré callado de invierno
Ojalá el tormento huya de tus muros
Ciudad alforja de mis sueños [...]
«Ventana» (70)
125
Y, en último término, pero principalmente, como opresión:
«Cacique» (37)
127
Su papel es decididamente protagónico e, inscrita en el mito,
preside y oficia los rituales en los que marca con su accionar los
ímpetus totalitarios de su poder:
«Opresión» (29)
«Cicatera» (11)
129
Esas calles vamos cruzando
El miedo arroja jardines de blasfemia [...]
Y se pregunta Gómez:
11
Ibíd. P. 101–102.
133
Las correspondencias son evidentes sin que necesariamente como
texto, entre éste y el que analizamos, se establezcan relaciones de
causalidad, pero se iluminan mutuamente. Sigamos. En relación
con lo que antecede, el poema citado dice al final : “De la vieja
depende mi suerte / Ojalá no hubiese nacido la verdad o el amor
/ Yo vivo en el exilio preguntando una ciudad”, contrasta con lo
que continúa diciendo don Ramón:
12
Para la presente edición, el poeta reestructuró por completo este
poema.
13
Ibíd. P. 102.
135
Que enseñarle gramática puntuación
Quitarle la hediondez ponerle corbata
Requiere concepción del mundo el modernismo
Los poemas de Silva y Carranza
Que entienda metro y mesura que las palabras
Propiedad son del estado
Dile al poeta que no pise mi soledad
Que asista a la universidad yo pagaré el costo
Por qué horada el desierto y palpa los muros
Un vano rumor crece en la ausencia
14
Ibíd. P. 107–108.
137
enero segaba trigo. Esto de hacer nacer berros en una
artesa era lo menos que ella hacía, ni el hacer ver en
un espejo, o en la uña de una criatura, los vivos o los
muertos que le pedían que mostrase; tuvo fama que
convertía a los hombres en animales y que se había
servido de un sacristán seis años en forma de asno real
y verdaderamente, lo que yo nunca he podido alcanzar
como se haga... si ya no es que esto se hace con aquella
ciencia que llaman tropelía, que hace parecer una cosa
por otra.
15
Ibíd. P. 104–105.
138
de una edad oscura que se niega a morir, para perpetuarse en
los meandros de su grotesca decrepitud, siempre amenazante.
En cuanto a las ricas sugestiones de que se reviste ese símbolo,
sopesemos este fresco gótico del mal referido a las fantasías
goyescas, en la pluma de Gómez de la Serna:
16
Octavio Paz. Los hijos del limo / Vuelta. Bogotá: Oveja Negra. 1985.
P. 70.
141
Desde el s. XVII España se encierra más y más en sí
misma y ese aislamiento se transforma paulatinamente
en petrificación. Ni la acción de una pequeña élite
de intelectuales nutridos por la cultura francesa del
siglo XVIII ni los sacudimientos revolucionarios del
XIX lograron transformarla. Al contrario, la invasión
napoleónica fortificó el absolutismo y el catolicismo
ultramontano.
17
Ibíd. P. 73.
142
Vistas así, las brujas de Goya bien podrían funcionar como la
postal o la metáfora atormentada de toda una época.
18
Enrique Heine. Los dioses en el destierro. Buenos Aires: Renovación.
1945. P. 126–127.
144
En la cúpula, en la cúpula.
Hay una rosa,
Roja como la sangre.
En la cúpula, en la cúpula, etc.
Por eso, más bien como huella, como una figura tomada del archivo
de la tradición cultural, parecerían más legítimas las relaciones
de necesidad que se plantean entre la naturaleza de este símbolo
y el contexto orgánico e interior de la obra, relaciones que son
contradictorias con los postulados éticos que se dejan entrever
en el ambiente textual que le da origen: parece un atavismo, una
fisura del cuerpo textual. Porque, si a eso fuéramos, en el marco
de la modernidad y la postmodernidad de las que —mal que
bien— ya somos permeables, en un intento por buscar en cuál
imagen descansaría más confortablemente, toda la densidad de
la opresión, con seguridad no sería —en nuestra sociedad— la
mujer una cifra de ella. Quizás tendríamos que ir hasta los griegos
y traer de allí la hidra o algo que considere la fragmentación y la
multipolaridad del ser y la sociedad mediatizados por el poder.
19
Baghwan Shree Rajnesh. Antología. Buenos Aires: Editorial
Mutación. 1993. P.92
145
que eran verdaderas sabias, particularmente en la escuela
alquimista, que es una de las ramas del misticismo.
La razón básica fue que eran mucho más sabias que los
curas cristianos y que tenían que ser eliminadas para que
no hubiera lugar a competición alguna.
146
La mujer fue condenada como símbolo de esta vida
terrenal. Oponerse a ella era como adorar a Dios; y a
causa del celibato el hombre fue tan temeroso y estuvo
tan obsesionado; el celibato no es más que la represión
del sexo. Condenaron a la mujer para proteger su celibato.
Todas las religiones han estado obsesionadas por esta
represión. En el fondo se sentían atraídos y ésta fue una
de las formas de luchar contra su propia atracción. Por lo
tanto es muy significativo que las feministas se molesten
tan sólo al oír la palabra “religión”.
149
El sonar de martillos en las paredes
Comentario
21
Jorge Fernández. “Lucien Goldmann: Creación literaria, visión del
mundo y vida social”. Argumentos, Sociología de la Literatura. Nos.
10–13. Bogotá, 1985. P. 143.
22
Octavio Paz. Op. Cit. P. 147–148.
156
creencias encontramos siempre el mismo esquema:
atribuir un propósito al universo y enseguida identificar
ese propósito con el bien, la libertad, la santidad, la
eternidad o cualquier otra idea del mismo género.
157
El tema mítico del tiempo original se convierte en el tema
revolucionario de la sociedad futura. Desde fines del siglo
XVIII y señaladamente desde la Revolución francesa, la
filosofía política revolucionaria confisca uno a uno los
conceptos, valores e imágenes que tradicionalmente
pertenecían a las religiones. Ese proceso de apropiación
se agudiza en el siglo XX, el siglo de las religiones
políticas como los siglos XVI y XVII lo fueron de las
guerras de religión. Desde hace doscientos años hemos
vivido, primero los europeos y después todos los
hombres, en espera de un acontecimiento que posee para
nosotros la gravedad y la fascinación terrible que tenía la
Segunda Vuelta de Cristo para los primeros cristianos: la
Revolución [...].
158
En cuanto al contexto histórico y social de la obra, sólo hay que
decir que nace en una época signada por un gran vacío ideológico.
La década de los años 90 no fue propiamente lo que se llama un
hervidero de ideas. Todo lo contrario. Este libro conoce la luz
pública justo en la época en que ya habían muerto sus lectores
en esa Armenia que nombra. Digamos que si en alguna época
circularon activa y productivamente las ideas en esa ciudad, fue
en las décadas del 70 y el 80, cuando el activismo revolucionario
no se distinguía ya del activismo poético y el boom de la novela
latinoamericana se tomaba literalmente todos los escenarios de
la vida intelectual y académica. Además, el libro nace cuando la
cultura del libro empieza a declinar universalmente, al tiempo
que otras tecnologías de la información aparecen, desplazando
al libro en cuanto tal. Notemos además que ese mundo
romántico de la década de los años 60, 70 y algo de los 80, era
indisociable de la cultura del libro: cuando talvez la literatura
tuvo más esplendor universal como consumo masivo. Esta obra
es entonces, en medio del silencio, una señal callada de que el
olvido no es posible: sin bambalinas, o mejor, tras ellas, su autor
lo dio a la luz pública, sin estridencia, y quizá con la esperanza
latente de que no se cumpla un verso suyo que dice: “Aquí todo
lo que piensa es inútil”.
5. Conclusión
160
sociedad, su tiempo y la literatura misma como viva expresión de
la praxis social y del modus vivendi de este conglomerado.
161
Bibliografía
162
Anexo: El poeta habla
La rosa
Las voces
La vieja
163
como no podía poner rosa, ni decir “Los muros y la vieja”,
entonces tampoco, ¡pues imagínese cómo hubiera quedado eso!
Entonces, ella sale desde allá, y les pone un pañuelo, venda los
ojos de los que van llegando acá. Y los que van llegando son de
muchas partes. Hay un poema que dice de dónde viene la gente,
del proceso de cómo llegó la gente acá. Eso es. Y la vieja les
venda los ojos; es la opresión.
Armenia
El panfleto
La poética
Su apuesta poética
Sus poetas
165
166
Índice
Presentación 7
167
Cursi línea de aquellos días 37
Adolescentes y muros 38
Opresión 39
Días blancos 40
Esta arena este viento 41
La más bella 42
De jóvenes 43
1932 44
Mis amigos 45
Entre el amor y el desierto 46
Cacique 47
Había 48
El poeta calla 49
Noviembre 2017 50
El hueco donde cabes tú 51
Desaparecida 52
Diario apócrifo 53
Alguien franquea los muros 54
Mechi de la eterna 55
Vengo de la mirada al odio 56
Voten señores 57
¿Qué música es ésa? 58
Íbamos de niños 59
La flor amarilla 60
Íbamos cuando pequeños 61
Parce amanecí 62
Diario de Julia 63
Poeta en la ciudad 64
Otro habla en mí cuando callo 65
Tu amor 66
Desplazados 67
Elecciones 68
Noche perpetua 69
Irma la triste 70
Diario de Juan 71
168
Aún soñamos 72
Esta ciudad que nos muere 73
Católico o presbiteriano 74
La vieja casa 75
Aún así lo escuchamos 76
Ciudad habita ciudad 77
Demiurgo desmemoriado 78
Extraña duda 79
Ventana 80
La veo 81
Aquel extraño 82
Ciudad nueva 83
No es el poeta quien habla 84
Cómo es de rara la vida 85
Alguien sueña por mí 86
Nuevo habitante 87
Olores del desierto 88
El desierto crece 89
Calle hoy breve poema 90
No volvió al colegio el mancito 91
A manera de epílogo 93
169
Este libro se terminó de imprimir
en los talleres del Centro de Publicaciones
de la Universidad del Quindío
(Armenia, Colombia)
en el mes de abril de 2010.
170