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Artrosis de rodilla

La artrosis es una enfermedad degenerativa e inflamatoria que afecta a las


articulaciones y no tiene cura. Supone la destrucción completa de todo el grosor de
la capa de cartílago en áreas extensas de la articulación, pero además
comprende alteraciones en el hueso (esclerosis, formación de quistes y
crecimiento óseo en los márgenes de la articulación -osteofitos-), en los ligamentos
(retracciones y elongaciones), en la membrana sinovial (sinovitis) y en los meniscos
(rotura y extrusión de los meniscos). Es, por lo tanto, una enfermedad que afecta a
todos los tejidos que forman la articulación, y no un simple desgaste del
cartílago (fig. 1).
Existen distintas clasificaciones de la artrosis, las más importantes de ellas en
función de los cambios radiológicos que se van produciendo en la articulación
(clasificación de Kellgren y Lawrence, fig. 2). No obstante, la artrosis se caracteriza
por presentar disociación clínico-radiológica, es decir, que podemos encontrarnos
pacientes en fases avanzadas de la enfermedad que apenas sienten dolor, y
pacientes muy afectados a pesar de encontrarse en las fases iniciales. Esto es muy
importante, porque explica que la decisión de intervenir o no a un paciente con
artrosis se basa en cómo afecta la enfermedad a la calidad de vida del paciente, y no
en los hallazgos radiológicos (éstos sí que sirven, sin embargo, para decidir cual es la
intervención a practicar).

Fig. 2: Clasificación de Kellgren y Lawrence


Mucho más importante que graduar la artrosis es determinar qué zonas de la
rodilla están afectadas. La articulación de la rodilla se divide en tres zonas o
"compartimentos": el tibiofemoral interno (entre fémur y tibia, en la cara medial de
la rodilla), el femorotibial externo (en la cara externa de la rodilla) y el femoropatelar
(entre fémur y rótula, en la zona anterior de la rodilla). Con mucha frecuencia la
artrosis afecta a los tres compartimentos (artrosis tricompartimental), aunque en
ocasiones afecta sólo a uno o a dos de ellos (artrosis unicompartimental y
bicompartimental)
En la artrosis tricompartimental el daño del cartílago suele ser más acusado
en alguno de los compartimentos, habitualmente el femorotibial interno, y cuando
el cartílago está muy afectado en esta zona se produce una desviación del eje
del miembro en varo (la pierna se tuerce hacia dentro). Cuando es el compartimento
femorotibial externo el que está muy dañado se produce la desviación opuesta,
produciendo una rodilla valga (la pierna se desvía hacia fuera, fig. 3). Por ultimo, la
artrosis del compartimento femoropatelar no suele provocar alteraciones en el eje
del miembro.
Entre los síntomas que provoca la artrosis están el dolor, la impotencia funcional
(dificultad para caminar), la pérdida de movilidad, la deformidad de la extremidad,
inflamación local, falta de seguridad al caminar y derrames de repetición. La
expresividad clínica de la enfermedad es muy variable, y como ya se ha explicado,
no guarda una relación directa con el grado de deterioro de la articulación.

Fig. 1: Lesiones de la rodilla artrósica


Fig. 3: Desaxaciones: genu varo y genu valgo

El diagnóstico de la artrosis de rodilla es sencillo, ya que sólo requiere de una


buena historia clínica, una exploración física que documente fielmente el
grado de movilidad de la rodilla, su deformidad y las zonas dolorosas,
y radiografías simples. La Resonancia Magnética, sin embargo, no juega ningún
papel en el diagnóstico ni seguimiento de la artrosis de rodilla.
El hallux abductus valgus (hallux valgus), comúnmente conocido
como juanete o bunio, es una compleja deformidad que afecta al primer
segmento metatarsodigital del pie, viéndose afectados por tanto el primer
metatarsiano junto con sus dos sesamoideos, el primer dedo y
la articulación que los une, la 1ª articulación metatarsofalángica o 1ª AMF. Pese
a que vulgarmente se denomina a esta deformidad "juanete", el juanete
realmente es la manifestación clínica más frecuente y visible del hallux valgus y
se corresponde con la proliferación ósea o exóstosis, generalmente localizada
a nivel medial de la articulación.
En el hallux valgus se combina la desviación del primer dedo (hallux) alejándose
de la línea media del cuerpo (abductus ó abducto) con cierta rotación del mismo
en el plano frontal (valgus ó valgo). Por otra parte, el primer metatarsiano se
desvía aproximándose a la línea media del cuerpo (adductus ó aducto) y rota
en varo (metatarsus varus). Esto provoca una incongruencia articular que da
como resultado una luxación de la 1ª articulación metatarsofalángica, viéndose
afectadas el resto de estructuras anatómicas localizadas a este nivel, incluyendo
la cápsula articular, los ligamentos colaterales, los sesamoideos y todos
los músculos, tanto intrínsecos (que se originan e insertan en el pie) como
extrínsecos (que se originan en la pierna y se insertan en el pie) que estabilizan
o facilitan el movimiento de la articulación.
Se trata de una deformidad de origen multifactorial, aunque en la mayoría de
los casos existe como denominador común un déficit patomecánico de base.
Dicho de otro modo, la forma en que el pie funciona durante la marcha es
anómala y favorece que los diferentes segmentos óseos se vayan deformando
como consecuencia de la carga y la función mecánica a la que está sometido.
No obstante, la deformidad afecta mayoritariamente al género femenino y los
distintos factores que justifican este hecho, como pueden ser el uso de
un calzado poco adecuado o el aumento de laxitud articular de las mujeres de
forma general y durante determinadas etapas de su vida
(embarazo, menopausia...) son algunas de las líneas de investigación en auge
actualmente.
El Hallux rigidus es el segundo padecimiento que con mayor frecuencia afecta
el primer dedo del pie.

Consiste en una artrosis primaria de la articulación metatar-sofalángica del


dedo grueso que se caracteriza por dolor y pérdi-da progresiva del movimiento,
en la que pueden formarse osteófitos dorsales prominentes en la base de la
falange y sobre la cabeza del metatarsiano. Se puede decir que es un proceso
doble, ya que involucra también a las articulacio- nes metatarsosesamoideas
con formación de osteófitos y tendencia a la anqui- losis, ya que afecta los tres
planos de la articulación, su cápsula e inclusive los tegumentos que la recubren.
Se ha considerado como una lesión primitiva, al principio sin desviación angular.
Se estima que se presenta en 2.5% de la pobla- ción adulta, pero
paradójicamente se observa en poblaciones más jóvenes a los que padecen
otro tipo de artritis.

Fue descrita por primera vez por Davies-Colley en 1887,13 quien la denominó
como hallux flexus, y posteriormente Coterill acuñ ó el término Hallux rigidus
que es el término más utilizado en la actualidad. Sin embargo, también se
conoce como hallux limitus, metatarsus primus elevatus, juanete dorsal, hallux
equinus, hallux dolorosus y metatarsus non extensus.

Se ha descrito principalmente en dos grupos de pacientes: adolescentes o


juveniles y adultos. El grupo de adolescentes es el menos frecuente y se carac-
teriza por lesiones osteocondrales en el carti ́lago articular de la cabeza metatar-
siana. Es más común en el adulto, donde se presentan cambios artrósicos dege-
nerativos generalizados que aumentan con la edad. Las lesiones condrales y
osteocondrales pueden observarse también en adultos después de haber sufri-
do un traumatismo agudo.

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