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5.

¿Cómo es la capacidad de reconocimiento antigénico entre el TCR y


las Igs?

El punto clave del sistema inmune adaptativo es su capacidad de reconocimiento


específico de cualquier tipo de molécula o partícula extraña. Para ello, el sistema inmune
cuenta con las inmunoglobulinas (Ig) y con los receptores de los linfocitos T (TCR), los
cuales exhiben tres importantes propiedades:

- diversidad
- heterogeneidad
- procedencia a partir de reordenaciones de genes.

 Inmunoglobulinas

También conocidas como anticuerpos, son proteínas de estructura globular


sintetizadas por células del sistema inmune.

Funcionan como:

1. la parte específica del complejo de las células B, a nivel de membrana, que


reconoce al antígeno;
2. moléculas circulantes, es decir anticuerpos secretados por las células
plasmáticas procedentes de activación, proliferación y diferenciación de células
B.

Las inmunoglobulinas tienen la capacidad de reconocer o unirse a antígenos de


cualquier naturaleza química, tanto en su estado nativo, como desnaturalizados. Los
antígenos pueden encontrarse libres (solubles) o en las superficies de células y
partículas.

 TCR

El receptor de membrana de los linfocitos T está formado por dos cadenas que
tienen una región variable que será la que tendrá las regiones de
complementariedad para reconocer al antígeno y una región constante.

Los receptores de células T aparecen sólo como moléculas de membrana de los


linfocitos T. solo reconoce fragmentos peptídicos de los antígenos cuando se
encuentran asociados a las moléculas del complejo principal de histocompatibilidad
(CPH) en la superficie de otras células. Esto significa que el TCR no es capaz de
interaccionar eficazmente con formas solubles o libres del antígeno.

Suministran la base de la inmunidad celular específica (en el caso de los linfocitos


TC) y del mecanismo de los linfocitos T colaboradores (TH).
¿Qué reconoce el sistema inmune específico en los antígenos?

Los linfocitos T y B poseen receptores capaces de unirse en forma complementaria a


porciones relativamente pequeñas de un antígeno, denominadas originalmente
"determinantes antigénicos" o también, más recientemente, epitopos.

Los epitopos son regiones con actividad inmunológica de un antígeno que se unen a
receptores de membrana específicos en los linfocitos o a los anticuerpos secretados.

Las dimensiones de los epitopos pueden variar según una serie de factores complejos,
aún debatidos, pero una guía general considera de 6 a 12 aminoácidos (en las
proteínas) o monosacáridos (en los polisacáridos).

Interesantemente, los análisis estructurales de los epitopos reconocidos por los


linfocitos T y B en los antígenos han mostrado algunas diferencias importantes, y
sugieren algunas reglas generales sobre sus respectivas preferencias. A la vez, es claro
que aunque la totalidad de la extensión de una molécula de antígeno es potencialmente
inmunogénica, en la práctica un individuo solo reconoce algunos epitopos que dominan
en su respuesta inmune.

Conclusiones
 La presentación antigénica es importante puesto que las células T sólo reconocen
al antígeno así presentado, y la actividad de estas células es necesaria para que
se dé una respuesta efectiva y se establezca la memoria inmunológica.
 Los macrófagos, los linfocitos B y las células dendríticas son las células
encargadas de que se pueda llevar a cabo la presentación antigénica.
 Para que se dé la activación del linfocito, el antígeno debe estar unido a un MHC
(Complejo mayor de histocompatibilidad).
 La diversidad y heterogeneidad de los TCR y las Igs, son propiedades importantes
que permiten que se pueda dar eficazmente el reconocimiento antigénico.

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