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El problema de la elección de un producto y el modelo de Stackelberg son dos ejemplos de cómo la empresa
que mueve primero puede establecer un hecho consumado que le da una ventaja frente a su competidora. En
este apartado, examinamos desde una perspectiva más amplia la ventaja que puede tener una empresa moviendo
primero y vemos también qué determina cuál es la empresa que mueve primero. Centramos la atención en la
siguiente pregunta: ¿qué medidas puede tomar una empresa para conseguir una ventaja en el mercado? Por
ejemplo, ¿cómo puede disuadir a las posibles competidoras de que entren o inducir a las que existen a subir los
precios, reducir el nivel de producción o abandonar el mercado? Recuérdese que en el modelo de Stackelberg,
la empresa que movía primero tenía una ventaja al comprometerse a producir una gran cantidad.
Comprometerse —limitar la futura conducta— es crucial. Para ver por qué, supongamos que la empresa
que mueve primero (la empresa 1) pudiera cambiar más tarde de opinión en respuesta a lo que haga la empresa
2. ¿Qué ocurriría? Es evidente que la empresa 2 produciría una gran cantidad. ¿Por qué? Porque sabe que la
empresa 1 responderá reduciendo el nivel de producción que anunció inicialmente. La única forma de que la
empresa 1 pueda aprovechar la ventaja de ser la primera en mover es comprometerse. En realidad, la empresa
1 limita la conducta de la empresa 2 limitando su propia conducta. Tal vez parezca paradójica la idea de limitar
nuestra propia conducta para conseguir una ventaja, pero pronto veremos que no es así. Examinemos unos
cuantos ejemplos. En primer lugar, volvamos una vez más al problema de la elección de un producto
que mostramos en el Cuadro 13.9.
La empresa que introduce primero su
nuevo cereal de desayuno obtiene los
mejores resultados. Pero, ¿cuál es la
primera en introducirlo? Aunque las
dos empresas necesiten la misma
cantidad de tiempo para preparar la
producción, ambas tienen un
incentivo para comprometerse a ser
la primera en introducir el cereal
dulce. La palabra clave es comprometerse. Si la empresa 1 se limita a anunciar que producirá el cereal dulce, la
2 tendrá pocas razones para creerla. Al fin y al cabo, la empresa 2, conociendo los incentivos, puede anunciar
lo mismo en un tono más alto y ruidoso. La empresa 1 debe limitar su propia conducta de tal manera que
convenza a la 2 de que la 1 no tiene más opción que la de producir el cereal dulce. La empresa 1 podría lanzar
una cara campaña publicitaria que describiera el nuevo cereal dulce mucho antes de introducirlo, poniendo así
en juego su reputación. También podría firmar un contrato para la entrega a futuro de una gran cantidad de
azúcar (y hacerlo público o, al menos, enviar una copia a la empresa 2). La idea es que la empresa 1 se
comprometa a producir el cereal dulce. El compromiso es un movimiento estratégico que inducirá
a la empresa 2 a tomar la decisión que la 1 quiere que tome: producir el cereal
crujiente. ¿Por qué no puede limitarse la empresa 1 a amenazar a la 2, jurando que producirá el cereal dulce
aunque la 2 haga lo mismo? Porque la 2 apenas tiene razones para creer la amenaza y puede hacer ella misma
otra idéntica. Una amenaza solo es útil si es creíble. El siguiente ejemplo debería ayudar a dejarlo claro.
Compromiso y credibilidad
Aveces las empresas pueden hacer que una
amenaza sea creíble. Para ver cómo,
consideremos el ejemplo siguiente. Race
Car Motors, Inc. produce automóviles y Far
Out Engines, Ltd. produce motores
especiales. La segunda vende la mayoría de
sus motores a Race Car Motors y algunos a
un reducido mercado exterior. No obstante, depende en gran medida de Race Car Motors y toma sus decisiones
de producción en respuesta a los planes de producción de Race Car Motors. Tenemos, pues, un juego
consecutivo en el que Race Car es la «líder». Decide el tipo de automóviles que va a fabricar y Far Out decide
entonces el tipo de motores que va a producir. La matriz de ganancias del Cuadro 13.12(a) muestra los
resultados posibles de este juego (los beneficios se expresan en millones de dólares). Obsérvese que Race Car
Motors obtendrá los mejores resultados posibles decidiendo producir automóviles pequeños. Sabe que en
respuesta a esta decisión, Far Out producirá motores pequeños, la mayoría de los cuales serán comprados
por Race Car. Como consecuencia, Far Out ganará 3 millones de dólares y Race Car ganará 6 millones. Sin
embargo, Far Out preferiría mucho más el resultado de la casilla inferior derecha de la matriz de ganancias. Si
pudiera producir motores grandes y Race Car produjera automóviles grandes y, por tanto, comprara los motores
grandes, ganaría 8 millones de dólares (sin embargo, Race Car solo ganaría 3 millones). ¿Puede inducir Far Out
a Race Car a producir automóviles grandes en lugar de pequeños? Supongamos que Far Out amenaza con
producir motores grandes independientemente de lo que haga Race Car; supongamos también que ningún otro
fabricantede motores puede satisfacer fácilmente las necesidades de Race Car. Si esta última empresa creyera
la amenaza de Far Out, produciría automóviles grandes: de lo contrario, tendría problemas para encontrar
motores para sus automóviles pequeños, por lo que solo ganaría 1 millón de dólares en lugar de 3. Pero la
amenaza no es creíble: una vez que Race Car respondiera anunciando su intención de producir automóviles
pequeños, Far Out no tendría incentivos para llevar a cabo su amenaza.
Far Out puede hacer que su amenaza resulte creíble reduciendo visible e irreversiblemente algunas de sus
propias ganancias de la matriz y limitando así sus opciones. En concreto, debe reducir los beneficios que obtiene
produciendo mo-tores pequeños (las ganancias de la fila superior de la matriz). Podría reducirlos cerrando o
destruyendo parte de su capacidad de producción de motores pequeños, lo que daría como resultado la matriz
de ganancias del Cuadro 13.12(b).
Ahora Race Car sabe que cualquiera que
sea el tipo de automóvil que produzca,
Far Out producirá motores grandes. Si
Race Car produce los automóviles
pequeños, Far Out venderá los motores
grandes a otros fabricantes de
automóviles al mejor precio posible
y solo ganará 1 millón de dólares, pero
esto es mejor que no obtener ningún beneficio produciendo motores pequeños. Como Race Car también tendrá
que buscar motores en otras empresas, sus beneficios también serán menores (1 millón de dólares). Ahora bien,
es evidente que a Race Car le interesa producir los automóviles grandes. Tomando una decisión que lo coloque
aparentemente en situación de desventaja, Far Out ha mejorado el resultado del juego. Aunque este tipo de
compromisos estratégicos puede ser eficaz, es arriesgado y depende en buena medida de que se conozca
exactamente la matriz de ganancias y la industria. Supongamos, por ejemplo, que Far Out se compromete a
producir motores grandes, pero le sorprende observar que otra empresa puede producir motores pequeños con
un bajo coste. En ese caso, el compromiso puede llevarla a la quiebra en lugar de obtener continuamente
elevados beneficios.
El papel de la reputación Conseguir el tipo correcto de reputación también puede dar una ventaja estratégica.
Consideremos, una vez más, el deseo de Far Out Engines de producir motores grandes para los automóviles
grandes de Race Car Motors. Supongamos que sus directivos se ganan la reputación de irracionales, quizá de
redomadamente locos. Amenazan con producir motores grandes independientemente de lo que haga Race Car
Motors (Cuadro 13.12a). Ahora la amenaza podría ser creíble sin ninguna otra medida; al fin y al cabo, no es
posible estar seguros de que los directivos irracionales tomarán siempre decisiones maximizadoras de los
beneficios. En los juegos, la parte que se sabe (o se piensa) que está algo loca puede tener una ventaja
significativa. Ganarse una reputación puede ser una estrategia especialmente importante en un juego repetido.
A una empresa podría resultarle ventajoso comportarse irracionalmente durante varias rondas del juego y
ganarse así una reputación que le permitiera aumentar significativamente sus beneficios a largo plazo.
La estrategia de negociación
Nuestro análisis del compromiso y la credibilidad también se aplica a los problemas de negociación. El resultado
de una situación de negociación puede depen-der de la capacidad de cualquiera de las dos partes para emprender
una acción que altere su posición negociadora relativa.
Consideremos, por ejemplo, el caso de dos empresas que planean introducir uno de dos productos que resulta
que son bienes complementarios.
Como muestra la matriz de
ganancias del Cuadro 13.13, la
empresa 1 tiene una ventaja de
costes en la producción de A. Por
tanto, si las dos empresas
producen A, la 1 podrá
mantener un precio más bajo y
obtener más beneficios.
Asimismo, la empresa 2 tiene una ventaja de costes en la producción de B. Si las dos empresas pudieran ponerse
de acuerdo sobre cuál de ellas producirá cada artículo, el resultado racional sería el de la casilla superior derecha:
la empresa 1 produce A, la 2 produce B y ambas obtienen unos beneficios de 50. De hecho, se alcanzaría este
resultado incluso sin cooperación, independientemente de que fuera la empresa 1 o la 2 la primera en mover o
ambas movieran simultáneamente. ¿Por qué? Porque producir B es una estrategia dominante para la empresa 2,
por lo que (A, B) es el único equilibrio de Nash.
La empresa 1 preferiría, por supuesto, el resultado de la casilla inferior izquierda de la matriz de ganancias.
Pero en el contexto de este reducido conjunto de decisiones, no puede lograr ese resultado. Supongamos, sin
embargo, que las empresas 1 y 2 también negocian una segunda cuestión: integrarse o no en un consorcio
de investigación que una tercera empresa está tratando de crear.
EJEMPLO
Entrada, salida y estrategia
El análisis hecho en capítulos anteriores de la entrada y la salida de mercados en competencia y
sin competencia dejaba poco espacio para consideraciones estratégicas. En éste, considerábamos
que una posible entrante sólo estaba interesada por la relación entre el precio de mercado que
prevalecía y sus propios costos (promedio o marginal). Supusimos que hacer esta comparación
no traía grandes problemas. Por otra parte, supusimos que las empresas abandonarán enseguida
un mercado cuando encuentran que no será rentable. Sin embargo, un análisis más detallado de
la cuestión de la entrada y la salida puede ser considerablemente más complejo. El problema
fundamental es que una empresa que quiera entrar o salir de un mercado se debe plantear
algunas
conjeturas sobre la forma en que su acción afectará el precio de mercado en periodos posteriores.
Para formular estas conjeturas, la empresa evidentemente tendrá que tomar en cuenta lo
que harán sus rivales. Por tanto, la decisión de comparar el precio y el costo, cosa aparentemente
muy sencilla, podría involucrar una serie de posibles planes estratégicos, especialmente si la
empresa cuenta con información imperfecta sobre sus rivales.