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Instrucción Operativa.

Tiro 1

Índice

DISPOSITIVOS DE CONTROL DEL TERRITORIO


Apostaderos ....................................................................................................................... 3
Batidas .............................................................................................................................. 6
Cercos ............................................................................................................................... 9
Limpieza de itinerarios ......................................................................................................... 13
Protección de vías de comunicación e itinerarios ...................................................................... 16

IDENTIFICACIÓN Y RECONOCIMIENTO DE PERSONAS Y VEHÍCULOS


Identificación y cacheos ....................................................................................................... 21
Abordaje a vehículo parado en binomio .................................................................................. 30

TEORÍA ELEMENTAL DE TIRO ................................................................................................ 31


Nociones generales.............................................................................................................. 31
Manipulaciones ................................................................................................................... 35
Alineación de miras. Gatillazo. Errores. Agudeza visual ............................................................. 37
Algunos conocimientos sobre balística y cartuchería ................................................................. 39
Percepción y designación de objetivos. Apreciación de distancias................................................ 42
Desviación de impactos. Impactos erróneos ............................................................................ 45
Apuntar. Corrección de tiro ................................................................................................... 49
Arma corta. Empuñamiento. Presiones ................................................................................... 51
Tiro de puntería con arma larga: En pie.................................................................................. 53
Tiro de puntería con arma larga: Rodilla en tierra .................................................................... 55
Tiro de puntería con arma larga: Tendido ............................................................................... 56
Posiciones de tiro policial...................................................................................................... 58
Tiro policial: La escopeta policial............................................................................................ 63
Tiro nocturno...................................................................................................................... 68
Normas de empleo de armas de fuego.................................................................................... 70
Accidentes con armas de fuego ............................................................................................. 81

BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................................... 84

XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales Curso 2007/2008


2 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Curso 2007/2008 XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales


Instrucción Operativa. Tiro 3

Dispositivos de control del territorio

Apostaderos
INTRODUCCIÓN
El “apostadero” se puede considerar un operativo policial de carácter excepcional, enmarcado dentro de
los “servicios especiales” atendiendo a la clasificación clásica de los servicios en el Cuerpo de la Guardia
Civil. Normalmente todo servicio “especial” podemos considerarlo también como “extraordinario”, si bien se
estiman como especiales, más concretamente, a aquellos que requieren particular reserva y desusadas me-
didas de precaución en su planificación, ejecución o en las detenciones y gestiones a efectuar, bien por la
categoría o bien por el número de las mismas.
La excepcionalidad vendrá determinada por dos causas principalmente:
‘ Excepcionalidad por cuestión de territorio.
‘ Excepcionalidad por cuestión de causas.
La excepcionalidad territorial, deriva de los servicios practicados por las Unidades en aquellos territorios
de especial peligrosidad por cuestiones de terrorismo, donde este operativo adquiere cierto carácter ordina-
rio cuando se aplica como una modalidad más del servicio de prevención-reacción.
Dentro de este carácter de ordinario, se enmarcan los “apostaderos” que se montan en vigilancia y reac-
ción contra posibles ataques mediante atentados a objetivos permanentes de una banda terrorista, tales
como acuartelamientos propios, subestaciones, elementos del tendido eléctrico y otras conducciones de
energía, paso clandestino de fronteras por parte de terroristas, etc.
La excepcionalidad causal, deriva de oleadas delictivas específicas a objetivos concretos, y se pueden
montar en todo el territorio nacional, como pueden ser persistentes ataques contra el patrimonio en estacio-
nes de servicio, oleadas de atracos a sucursales bancarias, escalada de robos en segundas viviendas, entre
otros que se podrían reseñar.
Hay zonas concretas con modalidades delictivas persistentes, como ocurre con el fenómeno del contra-
bando o la inmigración clandestina, para estas zonas muy definidas, esta modalidad del servicio adquiere
cierto carácter ordinario, al practicarse de una forma frecuente.
El presente trabajo estudia el servicio de apostaderos que realizan las Unidades reunidas tipo GAR o GRS,
entendiendo como tal el operativo especial consistente en distribuir al personal en equipos, que ocupan posi-
ciones ocultas a la vista, denominadas “postas”, desde donde se puede observar un objetivo o zona y reac-
cionar en caso necesario, que se utiliza con la finalidad de obtener información sobre un objetivo o lograr el
aborto de acciones criminales y detener a sus autores, o bien evitar la impunidad en las acciones terroristas
sobre objetivos clásicos, sin que se descarte que otras Unidades, excepcionalmente, también puedan utilizar
estos procedimientos en su ejecución. Pero en definitiva serán las condiciones fácticas y puntuales de cada
momento y la estructura del teatro operacional, lo que realmente valorará el mando responsable de planifi-
car y ejecutar el servicio con su Unidad, valorando todo el conjunto para tomar su decisión que plasmará en
la orden de servicios correspondiente.
También es de reseñar que la reiteración en el tiempo y espacio de la práctica de este operativo, fuera de
los casos de uso SYAP, dejará de ser eficaz, dado que el elemento delictivo se apercibirá tarde o temprano
de su existencia.

ESTUDIO PREVIO
Será tan amplio como sea necesario para asegurar el éxito en la ejecución.
En este fase hay que ser minucioso en el estudio de gabinete y tener cuidado en la labor de estudio de
campo, especialmente en las zonas próximas al objetivo, debiendo estar encubiertas con una “cobertura”
lógica y congruente al espacio y entorno. No se debe descartar la utilización de una célula de paisano para
realizar este trabajo, camuflados bajo cualquier apariencia que produzca una “cobertura” que no levante
sospechas.
Tampoco se olvidará realizar el estudio en condiciones de visibilidad diurna y nocturna, así como exten-
derlo, si es posible, a las condiciones de la zona en días laborales y días festivos o vacacionales.
Si no se toman en cuenta estas variantes, pudiera darse el caso que, a la hora de ejecutar el operativo,
se encuentren condiciones no previstas que pongan en riesgo al personal actuante y la efectividad del opera-
tivo.

Estudio del objetivo


Es difícil marcar unas pautas concretas con relación al estudio del objetivo, dado que la variedad de dife-
rentes tipos y naturalezas, marcarán unos elementos esenciales de información a obtener atendiendo a su
naturaleza y peculiaridades.
Lo que no cabe ningún tipo de duda es la necesidad de estudiar el objetivo sea cual fuere; estudio que se
realizará con todos los detalles que sean posibles, llevándolo al extremo de la minuciosidad y dejando los
elementos adquiridos plasmados en un documento para uso en la planificación del operativo presente y
constancia futura. Entre otros son objetivos susceptibles de estudio para este tipo de servicios:
‘ cualquier tipo de edificación.
‘ repetidores de medios de comunicación.
‘ subestaciones y otros elementos de conducción eléctrica u otra energía.
‘ zonas de paso de mugas en frontera.

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‘ sucursales bancarias, estaciones de servicio.


‘ complejos industriales.
‘ espacios y complejos lúdicos de todo tipo…
Siempre atendiendo al tipo y naturaleza del objetivo, se pueden considerar entre otros los siguientes ele-
mentos esenciales de información con respecto a:
‘ Personal de presencia habitual en el objetivo.
‘ Personal de presencia eventual en el objetivo y causas.
‘ Accesos: puertas, ventanas, entrada de vehículos...
‘ Dispositivos de seguridad, con que cuenta.
‘ Existencia de perros que puedan detectar nuestra presencia.
‘ Iluminación.
‘ En el caso de tratarse de un camino: estado, tipo de terreno, vegetación...
La materialización del estudio se plasmará en un documento apoyado por los croquis necesarios, comple-
tándose con un estudio fotográfico con detalles y panorámico y, a ser posible, con su grabación en vídeo.

Estudio de la zona de ubicación del objetivo


Sea cual fuere el objetivo, estará ubicado en una zona que será objeto de estudio para tener elementos
suficientes que definan todo aquello que nos perjudica o favorezca el desarrollo del operativo y que recogerá
a título de información sin que sea excluyente, lo siguiente:
‘ Zonas dominantes por la observación.
‘ Vías de comunicación que le dan acceso.
‘ Aparcamientos cercanos.
‘ Túneles o alcantarillado de fácil acceso.
‘ Campos de cultivo o extensiones de terreno con visión directa.
‘ Caminos circundantes.
‘ Zonas de vegetación u otras encubiertas que permitan la ocultación propia.
‘ Locales o servicios próximos: gasolineras, empresas...
‘ Iluminación.
Se utilizará como auxiliar el plano de la zona, escala 1:25000, en el que se corregirá aquellos elementos
que se encuentran desfasados desde su publicación (nuevas vías de comunicación, nuevas edificaciones…).
La materialización del estudio, como en el caso anterior, se plasmará en un documento apoyado por los cro-
quis necesarios, completándose con un estudio fotográfico de detalle y panorámico, sin descartar la graba-
ción en vídeo.

Estudio riesgos potenciales sobre el objetivo


En los “apostaderos” montados con la finalidad de detección y detención de elementos terroristas, se
plasmarán las zonas más idóneas en los alrededores del objetivo, pensando en la “agresión tipo”:
‘ disparo de francotirador.
‘ ametrallamiento.
‘ colocación de tubos lanzagranadas.
‘ colocación de coches bomba.
‘ colocación de “paquetes bomba”...
En algunos objetivos, como por ejemplo en los acuartelamientos del Cuerpo existe un plan de seguridad
que deberá ser tenido en cuenta para la confección de nuestro estudio.
En el caso de que haya sido objeto de anteriores acciones terroristas, se analizarán detalladamente para
tenerlas presentes y buscar una respuesta adecuada en el establecimiento del dispositivo. Tampoco convie-
ne obcecarse en acciones anteriores, dado que pueden atentar de cualquier otra forma utilizando medios
diferentes incluso con un “modus operandi” muy distinto.

Estudio de los itinerarios


Itinerarios de aproximación motorizada. Será necesario aproximarse a la zona utilizando vehículos,
por lo que se estudiarán todas las vías por las que se pueda acceder desde la base hasta las proximidades
del objetivo, haciendo mención a su viabilidad y realizando un croquis del itinerario si se trata de un camino
difícilmente identificable, estudio que se extenderá a días laborares, festivos o vacacionales.
En este punto también se estudiarán los mejores puntos para la dislocación de la Unidad así como para la
reunión posterior, viendo la conveniencia o no de utilizar el mismo punto o diferente para estas acciones. Si
todo el operativo esta basado en la reserva y ante la posibilidad de poder ser detectados por el paso de pun-
tos obligados, se estudiará la utilización de vehículos de colores comerciales.
Itinerarios de aproximación a pie. Debe comprender las rutas de aproximación a pie desde la zona de
dislocación o desembarco de los vehículos al punto donde se realizará el apostadero.
Se ponderará todos los factores, intentando buscar el itinerario idóneo, apartándose tanto de la comodi-
dad como de la complejidad, buscando la solución más correcta para entrar y salir del punto sin ser vistos,
incluso, si es necesario, se jalonará con elementos que pasen desapercibidos. Se evitarán en lo posible obs-
táculos de difícil franqueamiento, tales como cursos de agua, vallas, muros, alambradas, caseríos habitados,
perros y otros animales que detecten el movimiento, zonas iluminadas…

PLANIFICACIÓN
En la fase de panificación ya se dispondrán de todos los elementos resultantes del estudio previo, los
cuales se valorarán para tomar la decisión.

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Instrucción Operativa. Tiro 5

La planificación debe ser flexible, actualizándola, si es necesario, después de la primera ejecución, liman-
do aquellos aspectos que distorsionen del planteamiento primario, contribuyendo a esto la realización des-
pués de cada servicio de un juicio crítico. La planificación abarcará:
ƒ Movimientos de aproximación:
‘ En vehículo a la zona.
‘ Aproximación a pie.
ƒ Establecimiento del dispositivo.
ƒ Condiciones para la intervención.
ƒ Coordinación de la intervención.

Movimiento de aproximación en vehículo


Para la planificación del mismo se deben tener en cuenta los siguientes aspectos:
‘ Elección de itinerarios más seguros y discretos.
‘ Utilizar vehículos camuflados, variándolos para cada servicio.
‘ Si el desplazamiento se realiza con varios vehículos, se debe considerar:
Utilizar itinerarios distintos para cada vehículo o grupos de vehículos.
Diversificación en los itinerarios de ida y regreso.
Fraccionamiento en escalones en las salidas y regresos.

Movimiento de aproximación a pie


Para la planificación de la aproximación a pie a los puntos de apostaderos, se elegirán los itinerarios por
los que pueda ser realizada con las mayores garantías de no ser detectados.
Se ponderará todos los factores, intentando buscar el itinerario idóneo, apartándose tanto de la comodi-
dad para acceder como de la complejidad que lleve a errores o prolongue demasiado esta acción, buscando
la solución más correcta para entrar y salir del punto sin ser vistos, incluso, si es necesario, se jalonará con
elementos que pasen desapercibidos.
Por otro lado, se debe señalar que existe la posibilidad de que no se realice aproximación a pie ya que
puede ser necesario establecer la observación desde el mismo vehículo, especialmente en el medio urbano,
paro lo cual se utilizarán los vehículos adecuados.
En este último caso, habrá que estudiar la ubicación del vehículo, de tal forma que pueda pasar desaper-
cibido durante largo tiempo, además de poder observar el objetivo del apostadero con facilidad.

Establecimiento del dispositivo


El dispositivo a establecer, dependerá de la finalidad del mismo, y su complejidad o sencillez dependerán
de todos los factores que concurran, personal disponible, zona de actuación, vías de comunicación, crimina-
lidad, entre otros.
Los apostaderos básicos son:
‘ Información: obtención de información sobre un objetivo.
‘ Reacción: detección, neutralización y detención de delincuentes.
‘ Seguridad: autoprotección o protecciones de personas e instalaciones ajenas.

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Batidas
CONCEPTO
Consiste en recorrer, en uno o varios sentidos, con fuerzas lo suficientemente fuertes para poder alcanzar
el objetivo (que puede ser muy variado) y dispuestas de modo que los intervalos entre las diversas fraccio-
nes que las integran, sean lo más pequeño posible, una zona limitada o cercada para localizar, detener, ex-
pulsar o neutralizar determinadas personas u objetos.

GENERALIDADES
La delimitación de la zona a batir, puede estar supeditada a elementos orográficos o, a la ubicación de
observadores que controlen el perímetro. Lo ideal será disponer de fuerza suficiente para ejecutar el cometi-
do con la máxima eficacia pero, dado que generalmente ésta resulta insuficiente, se precisará clasificar las
zonas a batir por orden de prioridades.
Cuando exista la posibilidad de huida de los objetivos buscados, o de riesgo (artefactos explosivos), se
efectuará la batida dentro de una operación de cerco, previamente montada. En caso de no disponer de la
suficiente fuerza para el montaje del cerco, se dispondrán pequeños grupos móviles, en puntos claves, para
el cierre de vías de comunicación coincidentes con la zona. Estos grupos son los denominados de detención
y persecución. El cerco no será preciso en el caso de búsqueda de personas afines desaparecidas.
Las condiciones fundamentales para el éxito en la batida de una zona son:
‘ Secreto en la preparación.
‘ Suficiente número de efectivos.
‘ Rapidez y secreto en el desplazamiento.
‘ Coordinación entre los intervinientes.
‘ Escrupulosidad en la observación y reconocimiento.
En toda operación de batida es recomendable la cooperación de la Unidad de Helicópteros para:
‘ Observación.
‘ Puesto de mando.
‘ Transporte.
‘ Enlace.
‘ Evacuación.
‘ Abastecimiento.

CLASES
Las operaciones de batida pueden llevarse a cabo siguiendo dos procedimientos:
‘ En línea.
‘ Por columnas.

Batida en línea
La batida en línea se efectúa por un conjun-
to de fuerzas que, en su mayor parte, avanzan
linealmente para explorar con todo detalle la
zona a recorrer y sin que existan entre los
componentes, por tanto, intervalos que no
puedan ser vistos y batidos por el fuego, en su
caso.
Esta modalidad no ofrece garantías de efi-
cacia cuando se trate de extensas áreas o de
terrenos muy cubiertos o accidentados, ya que
se precisaría un gran número de efectivos, a la
vez que resulta difícil mantener la alineación
para conseguir el control total de los interva-
los, siendo fundamental en estos casos el es-
tablecimiento de las suficientes líneas de coor-
dinación. Es preciso la ubicación de los grupos
de detención y persecución con anterioridad al inicio de la batida, así como de los observatorios, que contri-
buyen al control de la zona.
Se recomienda la utilización de esta modalidad en aquellos casos de búsqueda de objetos o personas
desaparecidas accidentalmente, dado que podemos aprovechar la colaboración ciudadana para conseguir un
mayor número de efectivos en la zona a batir.

Batidas por columnas


Se llevará a cabo por un conjunto de fuerzas que, en su mayor parte, se dispondrá y avanzará en varias
columnas, siguiendo itinerarios previamente fijados, y que pueden ser:
‘ Más o menos paralelos.
‘ Convergentes.
‘ Cruzados.
La batida por columnas paralelas permite una exploración más detallada del terreno, pero −en su ca-
so− la fuga es más fácil si no hay obstáculos que lo impidan, o si no se instalan grupos de detención y per-

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secución. La progresión podrá efectuarse con todas las columnas alineadas o, con las columnas de los flan-
cos adelantadas en relación con las otras, para evitar la huida por dichos flancos.

En la batida por columnas convergentes o cruzadas, las zonas de terreno no exploradas serán nor-
malmente mayores, pero la fuga −en su caso− se verá dificultada por la irregularidad de los itinerarios,
siendo probable la detención bajo la acción de una columna al intentar escapar de la otra. En cualquiera de
estas dos modalidades, la progresión de las columnas puede ser simultánea o sucesiva.
La articulación de las Unidades en la batida por columnas es igual a la de la batida en línea.
Normalmente, se marcarán líneas sucesivas a alcanzar en los casos de la batida en línea o por columnas
paralelas. Cuando se trate de columnas convergentes, pueden marcarse también líneas sucesivas a alcan-
zar, las cuales serán, generalmente, concéntricas, o bien puntos sucesivos para cada Unidad. En el caso de
una batida por columnas cruzadas, se utilizará, normalmente, este último sistema de marcar puntos
sucesivos.

PREPARACIÓN DE LA BATIDA
Toda operación de batida precisa del cumplimiento de las siguientes premisas:
‘ Análisis de la Información.
‘ Plan de acción.
‘ Explicación.
‘ Ejecución.

Análisis de la información
El estudio de las variables que exponemos conllevará poder determinar la modalidad de batida a utilizar,
desarrollándose seguidamente el plan de acción. Así, en base a la información que se tiene se estudiará:
‘ La naturaleza del terreno.
q Dimensiones.
q Orografía y tipo de vegetación.
q Obstáculos naturales o artificiales.
q Ubicación puntos de observación.
q Lugares naturales que permitan la ocultación.
‘ Tiempo disponible.
‘ Disponibilidad de personal, preparación, medios y equipos.
‘ Itinerarios para llegar.
‘ Ambiente social de la zona y entorno.
‘ Idiosincrasia y naturaleza del objetivo.
q Hipótesis probable.
q Hipótesis peligrosa.
q Actuación en ambas.
‘ Condiciones de visibilidad: día o noche, niebla, lluvia, etc.

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Plan de acción
Abarcará los siguientes extremos:
‘ Acopio de Unidades y medios.
‘ Articulación de la fuerza en:
q Mando.
q Unidades de batida.
q Observatorios y puntos de vigilancia.
q Grupos de detención y persecución.
q Reserva y elementos de apoyo.
‘ Distribución de misiones.
‘ Distribución de medios.
‘ Selección de itinerarios.
‘ Establecimiento de horarios.
‘ Líneas de coordinación.
‘ Enlace.
‘ Coordinación con grupos ajenos al Cuerpo.
‘ Conductas en casos particulares.

Explicación
Necesaria para una perfecta puesta en práctica del plan de acción y que abarcará una primera reunión,
entre el mando de la operación y los mandos de las distintas Unidades intervinientes, y una segunda, de
éstos con el personal que de ellos dependen, en la que se concretaran la distribución de medios y misiones.
Se explicarán con todo detalle, al objeto de que todos los que intervienen queden enterados y dejando per-
fectamente claro:
‘ Fines.
‘ Misión principal y particular.
‘ Itinerarios de aproximación.
‘ Ubicación del puesto de mando.
‘ Medios de coordinación en tiempo y espacio.
‘ Enlace y señales.
‘ Desarrollo previsto y posibles incidencias.
‘ Evacuación.
Se recomienda llevar a la práctica un tiempo de ruegos y preguntas, a fin de cerciorarse de que todo el
personal queda enterado.

Ejecución
Comprenderá:
‘ Establecimiento de los observatorios.
‘ Establecimiento de los grupos de detención y persecución.
‘ Traslado a la línea de partida.
‘ Acción en la zona.
‘ Evacuación.
‘ Informe.
La puesta en práctica de la batida −cuando sea necesario− deberá estar presidida por el secreto y la ra-
pidez, tanto en el desplazamiento como en el montaje de los distintos puntos. El secreto deberá conseguirse
tanto en la preparación, como en la puesta en práctica, cuidando asimismo la meticulosidad en la utilización
de las transmisiones. Cuidar el excesivo número de fuerza y movimientos dentro de los acuartelamientos,
así como la mala utilización de las transmisiones, es presagio de alguna operación. La rapidez se conseguirá
con la utilización de vehículos, helicópteros y especialmente con una pronta decisión en el plan de acción.

OTRAS CONSIDERACIONES
Toda operación de batida deberá realizarse metódicamente y sin prisas, explorando minuciosa y espe-
cialmente las zonas difíciles. Si la batida viene motivada por la búsqueda de personas, se debe tener presen-
te que éstas, posiblemente, localicen a los intervinientes antes de ser descubiertas.
Los jefes de las Unidades deberán tener presente el relevo del personal cansado y tratar de evitar la
acumulación de fuerza en zonas que no lo precisen. Se recomienda no abandonar inmediatamente la zona
de batida, es aconsejable dejar patrullas de vigilancia.
Es interesante tener un buen enlace radiotelefónico en toda la zona de batida, para lo cual se deberá pre-
ver la utilización de un vehículo de transmisiones que dé cobertura a la misma, así como el uso de un canal
de servicio distinto al resto de las Unidades que trabajan fuera de la operación.

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Cercos
CONCEPTO
Esta operación consiste en envolver la zona indicada, con fuerzas dispuestas de tal modo que los elemen-
tos u objetivos se mantengan dentro zona o no puedan escapar ni recibir ayuda del exterior en situaciones
hostiles. Una operación de cerco, generalmente consta de dos acciones distintas:
‘ El cerco de la zona a limpiar.
‘ La actuación en el interior de la zona cercada.

FINALIDADES
Todo cerco se monta con el fin de:
‘ Aislar y dar seguridad a la zona cercada.
‘ Evitar la salida y/o entrada de determinas personas en una zona.
‘ Actuar dentro de la zona cercada para localizar al objetivo.

TIPOS DE CERCOS
‘ En función del tiempo disponible para su ejecución:
q Previsto.
q Inmediato o imprevisto.
‘ Atendiendo a las características de la zona:
q Cerco en zona rural.
q Cerco en zona urbana.
q Mixto.
‘ Según el despliegue a adoptar:
q Sencillos o dobles.
q Continuos o discontinuos.
q Lineales o en profundidad.
El montaje de todo cerco conllevará la puesta en práctica de las tres subclasificaciones, dado que la re-
cepción de la orden, entre otras especificaciones, indicará el tiempo de ejecución y zona de responsabilidad
y, en atención a ambas, se adoptará un despliegue.

Cerco previsto
En base a una información previa y tras un minucioso estudio, se ejecuta basado principalmente en la
sorpresa y extremando las medidas de coordinación.
La sorpresa se consigue con:
‘ Secreto en la preparación.
‘ Perfecto enmascaramiento, en la ejecución.
‘ Disciplina en las transmisiones.
‘ Cumplimiento preciso de las normas de coordinación.
El estudio deberá estructurarse en un análisis de la información, un plan de acción, una explicación y una
ejecución:
‘ Análisis de la información. Donde se tendrá presente:
q Tiempo disponible.
q Vías de comunicación para trasladar la fuerza a la zona
q Idiosincrasia y naturaleza del objetivo (hipótesis probable, hipótesis peligrosa, actuación en ambas).
q Naturaleza de la zona (dimensiones, características orográficas, tipo de vegetación, obstáculos natura-
les o artificiales que dificulten o favorezcan la operación, puntos de observación y vigilancia sobre la
zona, dentro y fuera de ella, itinerarios y grado de viabilidad, dentro de la zona, características socia-
les de la zona y entorno, condiciones de enlace de transmisiones y puntos de instalación de repetido-
res, Unidades reunidas −GAR, GRS, SIR−, Tráfico, Unidades rurales, TEDAX, Helicópteros, Motos T/T,
Servicio Cinológico).
q Armamento a utilizar.
q Material necesario (transmisiones −de forma que se garantice el enlace entre todo el cerco−, ilumina-
ción, cartografía abundante, clara y actual, teléfono móvil, detector de metales, visores nocturnos,
prismáticos, equipos de control, vehículos).
q Necesidades de autorizaciones judiciales para entradas y registros.
‘ Plan de acción. Debe ser sencillo, pero al mismo tiempo detallado y con la flexibilidad suficiente de po-
der introducir modificaciones en su ejecución. El plan contendrá:
q Acopio de Unidades y medios.
q Articulación de la fuerza (mando, cerco propiamente dicho, observatorios y puntos de vigilancia, fuer-
za en el interior del cerco, fuerza de detención y persecución, reserva y elementos de apoyo).
q Distribución de misiones teniendo en cuenta las características de las Unidades que intervienen (Heli-
cópteros: puesto de mando, transporte, montar observatorios fijos, observatorios móviles, reserva, y
para asegurar el enlace por radio. Motos T/T: montar observatorios, apoyo a la batida y reserva. Ser-
vicio Cinológico: apoyo a la batida. Personal de Unidades reunidas: montar observatorios, batida y re-
serva. Unidades de Tráfico: montaje de controles de carretera. Unidades rurales: montaje del cerco y
controles. TEDAX).
q Distribución de medios.

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qSelección de itinerarios.
qNo entrar en la zona hasta que esté cercada.
qLíneas de coordinación.
qEstablecer un lenguaje convenido.
qCoordinación con otras fuerzas de seguridad.
qConductas a seguir en casos particulares.
qPlan de controles a establecer fuera de la zona del cerco.
Lo ideal sería realizar cercos dobles, continuos y en profundidad, complementados con una batida en
línea dentro de la zona, si bien la conjugación de factores tales como: personal, orografía, medios y
tiempo, en perfecta sincronización y con arreglo a las necesidades, hacen casi inviable su puesta en prác-
tica.
‘ Explicación. Una vez organizado el cerco y desarrollado el plan de acción, el Jefe del operativo manten-
drá las reuniones pertinentes a fin de que por los distintos mandos de las unidades intervinientes sean
conocidos los fines que se persiguen, misiones asignadas y forma de llevar a cabo la operación. Los man-
dos de las Unidades intervinientes efectuarán una segunda reunión, con sus subordinados, donde igual-
mente indicarán cometidos, zonas y fines que se persiguen, distribuyendo medios y misiones.
En ambas reuniones se recomienda el establecimiento de un tiempo de ruegos y preguntas con el fin
de cerciorarse que todo el personal quede enterado. En las explicaciones deben quedar perfectamente
aclarados:
q Misión principal y particular.
q Fines que se persiguen.
q Itinerarios de aproximación.
q Ubicación del Puesto de Mando.
q Medidas de coordinación en tiempo y espacio.
q Enlace y señales.
q Desarrollo previsto, posibles incidencias y actuación ante las mismas.
q Evacuación.
‘ Ejecución. El mando de la operación debe estar solamente empeñado en esa función, no debe intervenir
en otros cometidos que le distraigan de la operación. Si se prevé una solución inmediata del problema,
debe estar en la zona de actuación, de producirse un alargamiento del conflicto podrá ubicarse en un
acuartelamiento próximo a la zona.
Antes de iniciar el cerco es importante el establecimiento de los observatorios que se estimen idóneos,
tanto interiores como exteriores, dado que contribuyen a favorecer y agilizar la eficacia de la operación,
cuidando, especialmente, que el montaje de los mismos no alerte a los objetivos, por lo que sería conve-
niente tener un primer cerco lejano, en vías de comunicación, para subsanar un posible error.
La puesta en práctica del operativo comprenderá:
q Establecimiento de los observatorios dentro y fuera de la zona.
q Traslado a la zona por itinerarios idóneos.
q Establecimiento del cerco.
q Ubicación de la reserva, vehículos de detención y especialistas.
q Posible persecución.
q Evacuación.
q Informe.

Cerco inmediato
Se llevará a efecto tras una alerta producida por un encuentro imprevisto de las Fuerzas de Seguridad
con el objetivo o, como respuesta a una actuación de éste. Los principios en los que se fundamenta la efica-
cia en la ejecución son la rapidez y la iniciativa.
Planteamiento. El mando que reciba la alerta efectuará un rápido estudio de la situación a través de la
información recibida e, inmediatamente organizará las reacciones de las distintas Unidades.
Ejecución. Si el cerco viene motivado por un encuentro, la fuerza que lo ha sufrido intentará:
‘ No perder el contacto con el objetivo.
‘ Informar de: situación, dirección de huida, número de personas, medios utilizados, señas particu-
lares y cuantos datos contribuyan a una más rápida interceptación.
Las fuerzas alertadas actuaran inmediatamente:
‘ Las más próximas a la zona a cercar: montando controles en las vías de comunicación donde se
encuentren, para cortar las direcciones de fuga.
‘ Las Unidades que cuenten con vehículo y estén en condiciones de desplazarse inmediatamente, lo
harán para montar controles en las vías de posible fuga.
‘ El resto de las Unidades concentrarán fuerzas y vehículos para si fuera preciso, ir reforzando el
cerco, en primer lugar sobre las vías de comunicación y posteriormente sobre el campo, cerrando
intervalos y dando profundidad al cerco.
Muy importante es el uso de las transmisiones, notificándose el establecimiento de los servicios para faci-
litar el control y coordinación de la operación, por el mando. Todas las Unidades intervinientes montarán
observatorios fijos y móviles para control de la zona de responsabilidad.

Cerco en zona rural


Es fundamental en esta clase de cerco el perfecto conocimiento del terreno, así como del entorno, al ob-
jeto de planificar y llevar a efecto el mismo con mayor seguridad y eficacia. En ocasiones intervendrán en el

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establecimiento del cerco, distintas Unidades e incluso distintas fuerzas de seguridad, siendo importantísimo,
tanto en un caso como en otro, establecer un mando único.
El cerco se puede establecer de día o de noche, pero la acción dentro del mismo se efectuará, a ser posi-
ble, de día. Así como en el cerco en zona urbana es prioritario el montaje de los observatorios antes de efec-
tuarlo, en zona rural, ya que la posible vulneración presenta mayores dificultades, pueden ser establecidos
antes, al mismo tiempo, o después, si bien en ambos medios cuidarán, especialmente, no ser detectados,
previéndose con un primer cerco extenso que, posteriormente se estrechará.
Tanto en zona rural como urbana es importante el acercamiento por itinerarios idóneos, aptos para sor-
prender a los sitiados una vez establecido el cerco.

Cerco en zona urbana


Dada las características de la ciudad el establecimiento de un cerco en este medio presenta dificultades
tales como:
‘ Localización e identificación de personas.
‘ Aglomeraciones de personas y vehículos.
‘ Precisar un número considerable de fuerza.
‘ Falta de datos urbanísticos y de modificaciones de viviendas.
Así como en zona rural se recomienda no efectuar acciones dentro del mismo durante las horas noctur-
nas; en este tipo de medio podemos aprovechar dichas horas, dado que disminuye la presión social y el
número de vehículos en movimiento, a la vez que podemos aprovechar la iluminación urbana que permite
ver como de día.
Se debe tener previsto un número considerable de fuerza y medios, para identificaciones y aglomeracio-
nes de personas durante un tiempo, sobre todo si el cerco es diurno.
La movilidad de las motos les da un gran valor para las persecuciones. Tanto en zona rural como en zona
urbana es interesante la participación de helicópteros para aprovechar, en un primer lugar, el factor psicoló-
gico.
Los reconocimientos dentro de la zona cercada se efectuarán por manzanas y evitando la mezcla de indi-
viduos de una zona reconocida a otra pendiente de reconocer y viceversa. El éxito de la actuación dentro de
la zona cercada depende en gran medida de una información precisa, dado que la prolongación de la opera-
ción en este medio nos llevará a un cúmulo de inconvenientes, que en algunos casos harían inviables el
montaje con un grado aceptable de eficacia.
En resumen el cerco en zona urbana solo es posible si se efectúa en zonas reducidas y muy concretas.

Cerco en zona mixta


Tendrá lugar cuando el medio donde se desarrolle contenga zona rural y urbana, efectuándose el mismo
con arreglo a lo indicado en los dos apartados anteriores.

Cerco sencillo o doble


El cerco es sencillo cuando comprende un único anillo de fuerzas
y es doble cuando está constituido por dos anillos; uno interior, lla-
mado de detención, que tiene por finalidad evitar la salida y otro
exterior, llamado de cobertura, al objeto de evitar la entrada o apo-
yo a los elementos cercados.
El cerco doble sólo está justificado cuando sea probable la inter- ZONA A
vención de fuerzas exteriores, en apoyo de las sitiadas, y sólo será CERCAR
posible cuando la zona a cercar sea pequeña, puesto que exige
grandes efectivos. Es recomendable el cerco doble cuando la zona
sea de pequeña extensión, dado que precisa la intervención de gran
número de efectivos, e igualmente está justificado cuando sea pro-
bable la entrada de elementos exteriores, en apoyo de los sitiados.

Cerco continúo o discontinúo

El cerco es continuo cuando las fuerzas que lo establecen, se ins-


talan de forma que entre sus diversas fracciones no haya intervalos
que no sean vistos y batidos por el fuego, y en el que la fuga sólo será
posible, por tanto, rompiendo el cerco mediante el empleo de la fuer-
za. Se entenderá como discontinuo cuando se aseguran solamente
ciertos sectores de la periferia de la zona a limpiar, por los que se
ZONA A
considera más probable los intentos de fuga. La discontinuidad puede
CERCAR
ser compensada con el establecimiento de patrullas, existencia de
obstáculos difíciles de franquear, etc. El cerco discontinuo no permite
garantizar que el enemigo escape antes de ser descubierto en el inter-
ior del cerco y de que se actúe contra el mismo, poniendo, por tanto,
en peligro el logro de la finalidad que con el mismo se pretende.

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12 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Cerco lineal o en profundidad


El cerco lineal está constituido por un simple cordón de pe-
queñas fracciones de tropas dispuestas en línea y; por tanto, sin
capacidad de resistencia. El cerco lineal es muy vulnerable, no
sólo por su facilidad de ruptura, sino por la imposibilidad de per-
secución, por tanto, sólo se adoptará esta solución ante un ene-
migo débil, siendo preferible, cuando esto no ocurra, el recurrir ZONA A
al cerco discontinuo si es que no se dispone de efectivos sufi- CERCAR
cientes para una solución más ventajosa. El cerco se realizará en
profundidad cuando la mayor parte de las Unidades que lo
establezcan dispongan de un volumen apreciable, en un segundo
escalón, y por tanto, con capacidad de reacción.

Curso 2007/2008 XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales


Instrucción Operativa. Tiro 13

Limpieza de itinerarios
OBJETIVO DEL SERVICIO
La limpieza de un itinerario forma parte del servicio de protección de vías de comunicación. Ésta limpieza
de itinerario consiste básicamente en dar una batida a ambos lados de una vía de comunicación. Tiene las
siguientes finalidades:
‘ Prevenir la comisión de atentados en las vías o itinerarios más utilizados por parte del personal de
la Guardia Civil en el transcurso cotidiano del servicio.
‘ Dificultar la acción terrorista evitando la colocación de artefactos explosivos en dichas vías.
‘ Crear psicosis en elementos terroristas, por lo esporádico e inesperado de este tipo de servicios.
Al realizar la limpieza se puede combinar con cierre de salidas/entradas del itinerario, montaje de obser-
vatorios para detectar movimientos extraños ante la actuación de la fuerza, de esta forma la limpieza y pro-
tección del itinerario será más eficaz ya que aseguramos la vía una vez reconocida.

FASES DE LA LIMPIEZA
En su desarrollo se distinguen tres fases:
1. Estudio del itinerario.
2. Limpieza del mismo (normalmente con una antelación de 2 a 3 horas antes de su posible utilización
por parte de alguna alta personalidad o por parte de fuerzas del Cuerpo).
3. Protección propiamente dicha (sin solución de continuidad con la limpieza).

PROFUNDIDAD DE LA LIMPIEZA
La zona para limpiar a ambos lados de la vía será variable e irá en función de:
‘ Tipo de terreno: si es llano, si encontramos taludes, si es sinuoso, si hay mucha vegetación.
‘ Existencia de itinerarios paralelos y adyacentes a la vía que tenemos que limpiar.
‘ Densidad de edificios y propiedades privadas.
‘ Personal disponible para la realización del servicio.
Salvo en los casos en que alguno de los puntos anteriores aconseje u obligue a marcar otra distancia, la
profundidad de la limpieza será aproximadamente de unos 25 metros a ambos lados de la vía. Antes de
comenzar la limpieza cerraremos los extremos, sus salidas y entradas y estableceremos observatorios.

DISTRIBUCIÓN DEL PERSONAL


‘ Mando.
‘ Reserva.
‘ Fuerza de limpieza.
‘ Observatorios.
‘ Equipos de cierre.

COMPOSICIÓN DE LA PATRULLA
La Unidad más pequeña en una limpieza será la patrulla, que estará compuesta por un vehículo blindado;
dentro de él irán:
‘ El conductor, que ejerce en todo momento su función específica.
‘ Jefe de patrulla, que avanza en la retaguardia de los hombres de limpieza, proporciona protección ge-
neral, supervisa la ejecución de la limpieza y llevará las transmisiones, para estar en todo momento
enlazado con el mando y con el resto de la Unidad.
‘ Hombres de limpieza. Repartidos a cada lado de la vía, su misión es la de localizar cualquier objeto
que pueda portar explosivos e identificar cualquier alteración que se haya podido realizar en el terre-
no.

MÉTODOS DE LIMPIEZA
En función de la longitud del itinerario, puede interesar dividirlo en tramos y realizar sucesivamente la
limpieza de cada tramo, como si de un solo tramo se tratara. Para limpiar estos tramos o itinerarios se pue-
den utilizar diversas formas o sistemas:
Limpieza simultánea.
Limpieza sucesiva.

Limpieza simultánea
Se divide el itinerario en tantos tramos como patrullas de reconocimiento haya, cada patrulla se dirigirá
al tramo asignado para iniciar la limpieza o batida.
Los tramos estarán perfectamente delimitados, se tomarán como referencia, hitos, puentes, cruces, etc.
Al llegar cada vehículo al principio del tramo asignado, éste se detendrá, bajándose el personal y desple-
gándose a ambos lados de la vía, iniciando el reconocimiento.
El conductor estacionará el vehículo en un lugar donde no entorpezca la circulación, ni ponga en peligro a
los demás usuarios de dicha vía, permanecerá en las proximidades, pendiente de la seguridad y de las
transmisiones.
Cuando el conductor pierda el contacto visual de los componentes de la patrulla, se adelantará con el ve-
hículo para restablecer otra vez el contacto visual, ésta secuencia se repetirá hasta finalizar el tramo asigna-
do, momento que recogerá al personal que realizaba la limpieza.

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14 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Inconvenientes:
• Se necesitan puntos definidos del terreno para delimitar los tramos del itinerario.
• Puede existir falta de coordinación entre las diferentes patrullas.
• Necesita preparación, el jefe de la Unidad deberá realizar un estudio previo y minucioso.
Ventajas:
• La rapidez de ejecución, una vez planificada.

Limpieza sucesiva (o en rueda)


Todos los vehículos llegan al punto inicial, todos tendrán un orden numérico, el cual se pierde una vez
empezada la primera secuencia de la limpieza, posteriormente según terminen las patrullas con su tramo
inicial, irán incorporándose a la cabeza e irán limpiando ese tramo nuevo, sin respetar para nada el orden
que llevaban, de ésta forma la secuencia de limpieza será más fluida.
El primer vehículo desembarcará a sus hombres, se dirigirá a una distancia de unos 300–500 metros, con
estas distancias la fuerza no sentirá a lo largo de la secuencia de tramos cansancio, con lo que se evitará
que su atención baje, se estacionará siempre en una zona donde no entorpezca la circulación, encenderá los
prioritarios para indicar al resto de patrullas que él es la cabeza, en el momento que otro vehículo llegue a
su altura, quitará los prioritarios, de esta forma indicará al resto de patrullas que hay vehículos por delante
de él y esperará hasta que lleguen los hombres de su patrulla una vez terminado el tramo a limpiar.
El conductor del vehículo reconocerá los alrededores donde estacione, estará fuera del coche pendiente
de la seguridad y de las transmisiones.
Los ocupantes reconocerán el itinerario a ambos lados de la vía, el jefe de patrulla irá retrasado para dar
protección al resto de los hombres de la patrulla, portará las transmisiones con las que estará enlazado con
el mando y con el resto de patrullas.
El segundo vehículo llegará a la altura del primero, descargará a sus ocupantes, se desplazará unos 300-
500 metros, para esperar a los hombres que están realizando la limpieza a pie y encenderán los prioritarios,
para indicar que ahora es el primero.
El primer vehículo, al ser rebasado, apaga los prioritarios, recoge a sus hombres al finalizar éstos la lim-
pieza de su tramo asignado y reemprenderá la marcha, hasta llegar a la altura del vehículo que lleva los
prioritarios encendidos.
Se repite el ciclo y, de esta forma, habrá patrullas que realicen la limpieza de dos tramos y otras la lim-
pieza de tres, pero al no esperar turno es mucho más rápida la limpieza.
Se superpondrán las zonas de limpieza entre dos vehículos, de esta forma la patrulla hace pie a tierra
donde se encuentre otro vehículo, limpiará los alrededores de éste y el conductor de ese coche estacionado,
también realizará la limpieza de esa zona. Una vez empezada la limpieza, no se respetará el orden inicial,
según se termine con el tramo que estén limpiando, buscarán la cabeza del convoy para iniciar otro tramo,
así sucesivamente hasta terminar toda la vía asignada para la limpieza.
Inconvenientes:
• Se necesita mayor preparación de lafuerza.
• Posibilidad de espacios sin reconocer.
Ventajas:
• Poca preparación en la planificación.
• Basta con un punto inicial y final.
• Coordinación entre las patrullas (tramos muy cortos, contacto entre ellas).
• Menor cansancio en la fuerza.

OTRAS CONSIDERACIONES
La limpieza, generalmente, deberá efectuarse con luz diurna. No obstante en el caso de efectuarse en
horas nocturnas deberemos extremar y aumentar las medidas de seguridad, así como disponer de buena
iluminación artificial.
Deberá evitarse que la finalización de los tramos coincida con un punto característico que, por su orogra-
fía o conflictividad, pueda servir de referencia para activar artefactos, o sean de laboriosa inspección.
La zona a reconocer por cada patrulla, viene marcada por las dos posiciones que ocupa el vehículo (des-
embarque y embarque) y por una franja de terreno, a ambos lados del itinerario, de unos 50 m. Debemos
tener presente que las distancias a reconocer son relativas, tanto en longitud, como en anchura.
Es fundamental la dispersión al circular por la zona a limpiar.
Si por los componentes de la limpieza, se observara algún punto elevado que pudiera servir de observa-
torio, se reconocerá incluso si se encontrara a mayor distancia. En dicho reconocimiento se buscarán hue-
llas, colillas o vestigios que indiquen la estancia de personas en dicho lugar en espera de algo. (Normalmen-
te la máxima distancia empleada para la activación de artefactos por radio-mando es de unos 300 m, no
obstante pueden alcanzarse mayores distancias, pero aumenta la ineficacia, dado que disminuye el poder de
observación del terrorista, sobre el punto de referencia).
En caso de alargarse el reconocimiento a pie, se comunicará su retraso y si fuera preciso salir del itinera-
rio en vehículo, para acceder por otro itinerario, a una zona dominante, se solicitará autorización para ello.
En éste último caso, normalmente se mandará la reserva, para no deshacer la rueda de coches de limpieza,
procurándose siempre que en ningún itinerario queden zonas peligrosas sin revisar.
Hay que tener presente:
‘ Evitar lugares pedregosos, es mejor pasar por la vegetación.
‘ Evitar las veredas, es mejor caminar fuera de ellas.
‘ Evitar las vaguadas, es mejor a media ladera.

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Instrucción Operativa. Tiro 15

En toda limpieza se deberá tener presente que el reconocimiento de la zona deberá efectuarse tanto en
horizontal, como en vertical. Si en los márgenes se hallaran casas habitadas, se solicitará información a sus
moradores, por si hubiesen visto algo que les llamara la atención.
Las personas que se fueran vistas por las inmediaciones serán identificadas, preguntándoles acerca de los
motivos por los que se encuentra en el lugar.
En los taludes se observará su estado, por si han sido manipulados, así como señales de movimiento de
tierra que posibilite la colocación de trampas. En las alcantarillas se observarán los objetos que en la misma
existan, tales como bidones, cables, etc.
Cuando se descubran cables que por su estado de conservación, podamos deducir su posible utilización
reciente, así como trozos de cinta aislante, pinzas, etc., se intentará razonar acerca de los mismos.
Se deberá desconfiar de los objetos dejados en la zona a limpiar, tales como munición, bolígrafos, linter-
nas, etc., ya que los mismos pueden ser objetos-trampa. En caso de encontrar posibles artefactos explosi-
vos, abstenerse de manipularlos, se imposibilitará la llegada de personas a sus inmediaciones, así como la
utilización del itinerario objeto de la limpieza.
De los vehículos sospechosos aparcados en las inmediaciones, se solicitará información al COS. Nunca
hay que acercarse y no hay que intentar abrir, ni manipular nada del mismo, aún en el caso de observar sus
puertas abiertas. En el caso de precisarse un acercamiento, lo efectuará un solo hombre, cuando sea orde-
nado y previo cerco lo más amplio posible.
Tanto con objetos, como con vehículos sospechosos de ser artefactos explosivos, hay que ampliar las dis-
tancias de seguridad entorno a ellos, buscando alguna persona con visión directa, capaz de activarlos. Una
vez observada la novedad, el jefe de vehículo confirmará, con distancia de seguridad, la incidencia y lo co-
municará al Jefe de la Unidad, quien a su vez valorará la situación y decidirá solicitar los Tedax,s, o las me-
didas a adoptar.
Si durante el traslado en vehículo tuviera que circular por las inmediaciones de un vehículo estacionado
en el margen, se tratará de aumentar la distancia de cruce, para así disminuir los efectos de una posible
explosión.

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16 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Protección de vías de comunicación e itinerarios1


OBJETO DEL SERVICIO DE PROTECCIÓN DE VÍAS DE COMUNICACIÓN
El servicio de protección de vías de comunicación tiene un doble objeto: garantizar la circulación y
garantizar el normal funcionamiento de las instalaciones de carreteras y ferrocarriles contra todo en-
torpecimiento por acciones de sabotaje, atentados o de cualquier índole.

IDEAS QUE PRESIDEN EL SERVICIO


‘ Establecer una zona de seguridad a ambos lados de la vía que impida toda acción a distancia de tiro
eficaz.
‘ Atender a su vigilancia en los puntos críticos, entendiendo por tales los túneles, puentes, cruces, tra-
vesías, etc.
‘ Constituir pequeños retenes para asistir a cualquier contingencia.

ORGANIZACIÓN
‘ Mando: Normalmente el Jefe de la Comandancia, pudiendo ejercerse por el Oficial en quien aquél dele-
gue.
‘ Medios: Se estimarán en armonía con la misión, peligrosidad y características del terreno.
q Cuando menos, una pareja por Puesto.
q Cuando más, una pareja por kilómetro.
‘ Distribución: Se hace a base de tres escalones, cuya misión respectiva es:
q Escalón de protección a distancia:
ƒ Misión: Evitar cualquier acción a distancia por fuego.
ƒ Situación: Dominará la vía por la vista y el fuego, para lo que normalmente se situará entre 100 y
300 metros. Distancias variables según las condiciones de seguridad y atmosféricas.
q Escalón de vigilancia inmediata:
ƒ Misión: Realizar la vigilancia inmediata y directa de los puntos críticos (túneles, cruces, travesías,
etc.).
ƒ Situación: Se situarán las parejas en desfiladeros, trincheras, curvas peligrosas, puertos, cambios
de rasante, terrenos cubiertos, puentes, obras de fábrica, cruces, travesías, etc.).
q Escalón de reserva:
ƒ Está constituido por retenes de 2 a 5 parejas, situadas en puntos estratégicos, dotados de vehícu-
los automóviles.
ƒ Tiene como misión:
ƒ Reforzar el servicio en puntos críticos.
ƒ Cubrir cualquier variación del servicio o itinerario.
ƒ Atender cualquier otra contingencia.
ƒ Situación: se situarán en puntos estratégicos dotados con medios de comunicación (teléfono o ra-
dio del Cuerpo) y distancia de unos 50 kilómetros.

EJECUCIÓN DEL SERVICIO


a) Órdenes. Las dará el mando con la antelación posible y deben contener: itinerarios a vigilar, misión,
distribución de medios, hora en que el servicio estará montado y modo de retirarlo, punto a donde se
transmitirán las novedades, medios de transmisión a emplear y prevenciones particulares que estime
conveniente.
b) Horario. Debe montarse, cuando menos, una hora antes de la prevista para el paso de autoridades.
c) Normas generales:
‘ La pareja recorrerá su zona para cerciorarse de que está en orden y reconocer túneles, alcantarillas,
trincheras, etc.
‘ Evitarán que nadie se estacione.
‘ La circulación no se cortará en cruces hasta el momento preciso.
‘ La fuerza no debe estar estática, sino recorriendo su zona y observando.
‘ Caso de sospecha, se identificarán los vehículos, haciéndolo el Jefe de Pareja y quedando el auxiliar a
distancia prudencial.
‘ En los pasos por pueblos, se dejará libre la travesía.
d) Honores y saludos. En ningún caso, los honores y saludos deben ir en detrimento de la vigilancia y
protección, que será aspecto más importante.

ENLACE
a) Puesto de mando. Estará dispuesto por el mando el lugar en que se establezca, según itinerarios.
b) Transmisiones. Como medios, se dispondrá del teléfono o la radio del Cuerpo, empleándose, según
noticia lenguaje convenido, código o cifrado ordinario.
c) Novedades. Cualquier novedad será transmitida al Puesto de mando.

1
Basado en la Instrucción General número 5, de 22 de julio de 1959.

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Instrucción Operativa. Tiro 17

OBSERVACIONES GENERALES
Los itinerarios deberán estar estudiados en cada Comandancia. Cuando se repitan los servicios no deben
elegirse los mismos puntos para el establecimiento de las parejas.

MISIONES DEL COMANDANTE DE PUESTO


‘ Atenerse a las órdenes recibidas de sus superiores por disponerse estos servicios de orden superior, se-
gún se dijo al principio.
‘ En todo caso, instruirá a las parejas en las anteriores normas.
‘ Fiscalizar que las parejas marchen al servicio en forma reglamentaria en cuanto a dotación, armamento y
uniformidad.
‘ Cuando tengan que ordenar por sí un servicio de esta naturaleza, previo estudio del itinerario adoptará,
en cuanto sea posible, una ordenación similar a la anterior.
‘ Todos los subordinados deben conocer el emplazamiento del Puesto de Mando inmediato superior.

PROTECCIÓN DE OTRAS VÍAS DE COMUNICACIÓN


Líneas telegráficas y telefónicas
Las comunicaciones telegráficas son un servicio del Estado y a la Guardia Civil, por mandato expreso del
artículo 22 del Reglamento para el Servicio del Cuerpo (segunda parte), le corresponde velar por la conser-
vación de sus instalaciones en el mejor estado.
a) Objeto. El servicio que se preste en relación con las líneas telegráficas tendrá por objeto:
q Atender a su seguridad y conservación.
q Evitar que se perpetren daños ocasionales.
q Denunciar cualquier otro acto o infracción que observen.
q Dar cuenta a los empleados del servicio para reparación de daños.
b) Importancia. Aunque normalmente el tendido telegráfico es vigilado e inspeccionado por los celadores
de telégrafos, la Guardia Civil debe dar a este servicio la importancia que realmente tiene como servicio
público que asegura la comunicación entre poblaciones. No puede olvidarse que cualquier daño intencio-
nado que motive la interrupción de las comunicaciones de este tipo, constituye delito del Código Penal.
c) Trámite legal. Se considera delito de desórdenes públicos (art. 249 del CP), el robo, hurto o destrucción
de material de estas instalaciones y cualquier otro hecho que no revista esta gravedad constituirá falta
penal.
Debe ejercerse una vigilancia, aún cuando no sea permanente y directa, sí combinada con otros servicios
(de correrías) denunciándose al Juzgado las infracciones que se observen. El Comandante de Puesto adverti-
rá a su fuerza para que, en toda ocasión que el servicio coincida, vigilen los tendidos telegráficos, dando
cuenta de cualquier novedad.

Tendidos eléctricos, oleoductos y conducciones de agua


Son instalaciones para el servicio público. Los atentados y daños en ellos producidos redundan en perjui-
cio del público en general y la Guardia Civil debe prestar, por mandato de su Reglamento y misión general,
especial atención a estos aspectos, siendo de aplicación aquí cuanto anteriormente se ha dicho para telégra-
fos teléfonos.

Vías férreas
Por RROO de 30.03.1860, de mayo de 1866 y de 12 de octubre de 1889 (art. 23 del Reglamento para el
Servicio), se encomendó al Cuerpo la vigilancia de las vías férreas. Trata de esta materia el capítulo V del
Reglamento de Policía de Ferrocarriles de 23.11.1877 y 08.09.1879, respectivamente.
a) Objeto del servicio:
q Vigilar que no se ejecuten en las líneas férreas ni en sus obras accesorias acto alguno contra su segu-
ridad y conservación.
q Evitar que penetren en los taludes y desmontes personas extrañas ni ganados, desalojando a los que
lo efectúen.
q Vigilancia de los pasos a nivel y estaciones, para protección, auxilio y ayuda en caso necesario, a los
empleados.
b) Importancia. Las líneas férreas constituyen, con las carreteras, la más importante vía de comunicación
interior. Cualquier daño, ya ocasional, en sus instalaciones, puede originar grave perjuicio a las personas
y a la economía, de donde se deriva la importancia de este servicio.
c) Desarrollo del servicio. El servicio puede establecerse a base de parejas con el fin concreto de vigilan-
cia de la línea férrea en determinados tramos, o bien, combinándolo con cualquier otro servicio rural. En
todos los casos, dicho servicio presentará, como todos los demás, un doble aspecto:
q Acción directa de vigilancia mediante la observación, reconocimiento y recorrido del tramo.
q Labor informativa respecto de empleados, propietarios limítrofes y personas que transiten por ella o
sus inmediaciones.
q Con esta doble faceta no se cometerá un hecho que no sea descubierto, bien antes de que se produz-
can lamentables consecuencias, bien descubriendo a los autores para su ulterior sanción.
q La intensidad en el servicio vendrá dada en función de la situación más o menos subversiva que pueda
registrarse, por ser medios de comunicaciones muy vulnerables al sabotaje y atentado.
d) Trámite legal. Tanto el Código Penal (art. 249), como la Ley de Policía de Ferrocarriles de 23.02.1877 y
reglamento de Policía, son las disposiciones que rigen en esta materia, declarándose de la competencia

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18 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

de la jurisdicción ordinaria los daños y atentados que se practiquen en sus instalaciones. Cuando sean
con fines terroristas (sabotajes), se estará a lo que determine la vigente legislación en esa materia.
La misión del Comandante de Puesto será instruir a sus subordinados en estos aspectos legales para
que, en todo caso, la denuncia de los hechos se produzca dentro de los cauces legales.

Servicio en los caminos


Reglamento para el Servicio en el Cuerpo: Obligaciones y Facultades: art.63 (protección en los caminos),
Capítulo II de la 2.ª parte: arts.9 al 20, ambos inclusive (Servicio en los Caminos).

OBJETO DEL SERVICIO DE PROTECCIÓN DE ITINERARIOS


Proporcionar seguridad a objetivos que se desplacen por un itinerario, en previsión de entorpecimientos
de la vía, acciones de sabotaje, robos, secuestros, atentados, etc., en un momento dado, o durante un pe-
ríodo de tiempo limitado.
Las medidas de seguridad afectan no sólo al itinerario en cuestión, sino también a itinerarios paralelos o
adyacentes, al subsuelo y a las alturas circundantes.
El nivel de seguridad a establecer es proporcional a:
q La importancia del objetivo a proteger.
q El interés o importancia del itinerario.
q La facilidad o probabilidad de atentado en dicha vía.
q El grado de secreto respecto al desplazamiento.

FACTORES DE QUE DEPENDE EL GRADO DE PROTECCIÓN


El grado de seguridad de un determinado itinerario depende de:
q La limpieza previa realizada.
q El grado de instrucción de la fuerza que interviene y número de ellos.
q La duración del servicio.
q La longitud del itinerario.
q De los medios disponibles.
q Las condiciones meteorológicas y de luminosidad.
q La orografía y conflictividad del entorno.
q El tiempo disponible para preparar y establecer el servicio.
q La publicidad dada.
Independientemente según el grado de protección o de amenaza, los itinerarios se pueden clasificar en:
‘ Itinerario libre. Es aquel que por falta de actividad terrorista o por el control que sobre él se tiene, la
circulación se puede hacer sin riesgo y sin restricciones.
‘ Itinerario condicionado. Es aquel en el que existe cierto riesgo de atentado, pudiéndose llegar a
restringir por él la circulación, con unas condiciones previamente establecidas y divulgadas.
‘ Itinerario prohibido. Es aquel con grave riesgo de atentado y/o utilización frecuente. En él se puede
prohibir la circulación, excepto a vehículos debidamente autorizados y controlados. El cambio en la
conceptuación de los itinerarios viene supeditado a múltiples condicionantes, siendo los principales la
asiduidad en su utilización y amenaza.

ÓRDENES DE SERVICIO
Deben ser claras, concretas, a ser posible escritas e incluso acompañadas de planos, croquis, fotografías
o superponibles y dadas con antelación suficiente para evitar la improvisación. Han de incluir:
Misión.
Zona a proteger (Croquis adjunto).
Hora de inicio.
Medios a utilizar.
Formas de transmisión de novedades, enlaces y claves.
Forma de actuar en situaciones especiales.
Prevenciones particulares.
Finalización de servicio.

ORGANIZACIÓN DEL SERVICIO


Se establecerá un mando único que, basándose en unos informes previos, repartirá misiones, acoplará
los medios a las necesidades y coordinará los servicios.
Se estudiará el itinerario, si no se ha hecho, de acuerdo con lo indicado en los puntos anteriores y se
efectuará el reconocimiento de puntos peligrosos del itinerario siguiendo las indicaciones recogidas en lim-
pieza de itinerarios, si bien, el grupo u hombre que reconoce es el responsable de su protección.
La protección propiamente dicha se articula en:
Protección inmediata. La protección inmediata tiene por objeto la vigilancia sobre el propio itinerario.
Cuidará especialmente los puntos críticos (túneles, cruces, travesías, etc.). El despliegue vendrá condi-
cionado a las características de la vía, situándose en desfiladeros, curvas peligrosas, puertos, cambios de
rasante, puentes, cruces, etc.
Protección a distancia. La protección a distancia tiene por objeto evitar cualquier acción sobre el itine-
rario desde las proximidades, asegurando puntos dominantes y controlando otros itinerarios que faciliten
dichas acciones sobre él. Se establecen servicios que dominen la zona a proteger por la vista y el fuego,

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Instrucción Operativa. Tiro 19

para lo cual se situarán entre 100 y 300 metros, variando en función del nivel de seguridad requerido y
de las condiciones atmosféricas concurrentes.
Reserva. Tiene por objeto reforzar, cubrir y atender cualquier variación o contingencia que suceda. Pre-
ferentemente estará situada en lugares que faciliten sus desplazamientos y enlace. La reserva podrá ser
para todo el itinerario y/o para varios tramos. La primera podrá, en ocasiones, contar con un helicóptero
como medio de transporte y normalmente toda reserva será motorizada.

FORMAS DE PROTECCIÓN
En función de los medios materiales y humanos disponibles, para establecer la protección de un itinera-
rio, podemos utilizar los siguientes sistemas, aunque lo ideal sería emplear un sistema mixto que com-
prenda los cuatro que describen pero, normalmente, sólo será posible en ocasiones muy especiales y gene-
ralmente en razón directa del objetivo potencial que utilice la vía:
Puestos fijos. La eficacia de este sistema está basada, principalmente, en el número de hombres dispo-
nibles, por lo que para la adopción del mismo precisaríamos un gran número de ellos.
Generalmente estos puestos serán visibles, con el objeto de persuadir a posibles agresores, no des-
echándose la posibilidad de establecer determinados puestos ocultos, con el fin de intentar descubrir y
detener posibles agresores. La distribución de estos puestos se hará en profundidad, a ambos lados del
itinerario, con el fin de evitar posibles agresiones a distancia.
CARACTERÍSTICAS. Estos puestos deberán estar formados por un mínimo de dos personas separados
y enlazados por la vista. La zona de responsabilidad asignada a cada puesto, deberá ser previamente re-
conocida por la fuerza actuante, al objeto de familiarizarse con ella, conocer con detalle los puntos donde
remarcar su vigilancia y comprobar la no existencia de peligro alguno.
En itinerarios de frecuente establecimiento de servicios de protección, se procurará variar la situación
de los puestos, con lo que ganaremos en seguridad y en eficacia, dado que evitaremos probables accio-
nes sobre ellos y la posibilidad de burlarlos.
En los cruces, interesará a veces cortar la circulación, anulándose las señales y semáforos. Igualmente
se controlarán todas las incorporaciones o vías coincidentes con el itinerario a proteger. En autopistas y
autovías este cometido viene facilitado, dado que las incorporaciones o salidas de la misma, son menos
numerosas que en el resto de las vías de comunicación.
Se evitará que en el itinerario nadie se estacione indebidamente, con posibilidad de dificultar o hacer
peligroso el tránsito.
En ningún caso, los honores y saludos deben ir en detrimento de la vigilancia y protección.
Patrullas a pie. La eficacia de este sistema viene dada cuando sea adoptado como complemento del
anterior, dada la posibilidad de infiltraciones que éste permite.
Caso de no disponerse de suficiente número de fuerza para establecer, en todo un itinerario puestos
fijos, podremos utilizar las patrullas a pie, pese a las limitaciones que conlleva.
CARACTERÍSTICAS. Las patrullas estarán constituidas por un mínimo de dos personas, pudiéndose in-
cluir la ayuda de perros.
Las zonas asignadas a las patrullas deberán superponerse en los extremos, para así evitar zonas
muertas, estableciéndose puntos de contacto entre ellos.
Los movimientos de las patrullas deberán estar presididos por la variación, tanto en el recorrido, como
en los períodos de tiempo en que los efectúen.
Si la visibilidad lo permite podrán realizarse reconocimiento visual desde puntos dominantes.
En puntos característicos por su peligrosidad o conflictividad, podrán establecerse puestos con el único
cometido de vigilar y dar protección al mismo.
Patrullas motorizadas. Pueden utilizarse complementando a los anteriores, con la finalidad de poder
cubrir los espacios libres, que las patrullas puedan dejar en sus desplazamientos.
Este sistema permite dar gran profundidad al despliegue, así como movilidad y el consiguiente au-
mento en rapidez para el traslado desde un punto a otro.
Se establecerán zonas para cada patrulla, que deberán ocupar con anterioridad al paso del objetivo,
permaneciendo en ellas hasta su llegada y desplazándose inmediatamente después a ocupar otras.
CARACTERÍSTICAS. Como ocurre con el sistema anterior, éste por si sólo no impermeabiliza la zona a
proteger, dejando espacios aptos para infiltraciones.
Las patrullas pueden estar constituidas por un vehículo o por dos motos. Los medios a emplear serán
vehículos rápidos tipo turismo, o motos de carretera y vehículos TT o motos de iguales características. El
material de transmisiones colocado en las mismas, permite una mayor cobertura, que la correspondiente
a las patrullas a pie.
Las zonas de actuación de las patrullas, igualmente, deberán superponerse en sus extremos y los mo-
vimientos serán irregulares en tiempo y en itinerario a seguir. Podrán efectuar reconocimientos a pie de
puntos peligrosos, ocupar momentáneamente puntos dominantes, realizar identificaciones de personas y
vehículos, llegando incluso a montar esporádicos puntos de identificación de personas y/o vehículos en
vías paralelas o en accesos a la principal.
Helicóptero. Constituyen un arma psicológica y de apoyo a cualquiera de los sistemas adoptados. Son
efectivos para puesto de mando, facilitar el enlace, servir de observatorio, transporte, protección, facilitar
evacuaciones o agilizar la toma de puntos.

OTRAS CONSIDERACIONES
El servicio se iniciará con la antelación suficiente, de poder realizar la previa inspección de la zona de
responsabilidad, evitándose encontrarse efectuando la misma durante el paso del objetivo a proteger.

XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales Curso 2007/2008


20 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Los puestos fijos establecidos en alturas dedicarán su atención preferente a las zonas altas dominadas
por la vista, ayudando a los actuantes en suelo, cuando sea requerido por los mismos.
Toda fuerza que preste servicio de protección deberá observar preferentemente hacia afuera, adoptando
la posición de espalda al itinerario (puestos fijos).
Independientemente de la previa limpieza del itinerario a proteger, cada actuante realiza una segunda
inspección de su zona de responsabilidad.
Todo dossier contendrá los volúmenes correspondientes a itinerarios comprendidos entre el punto de sa-
lida y el de término.

Curso 2007/2008 XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales


Instrucción Operativa. Tiro 21

Identificación y reconocimientos personas y vehículos

Identificación y cacheos
IDENTIFICACIÓN
Generalidades
Al proceder a identificar a una persona, sin olvidar la corrección que, en todo momento, debemos em-
plear, actuaremos siempre con decisión y con la convicción de que estamos cumpliendo con nuestra obliga-
ción, así como que la persona a identificar la tiene igualmente de hacerlo y facilitarnos los datos que le ata-
ñen y que podamos necesitar sobre algún asunto relacionado con el servicio. Nunca debemos estar nervio-
sos o tímidos o, al menos, nunca parecerlo.
Por lo tanto, no debemos titubear ni acomplejarnos por los modales que emplee la persona a identificar,
ya sea utilizando ésta tono de persona importante “Usted no sabe con quien está hablando” o bien sea in-
tentando atribularnos con gestos y ademanes descompuestos, que muchas veces son empleados por los
delincuentes para intentar escapar ante la menor indecisión de la fuerza.
Especial atención hay que dedicar a las mujeres de estos delincuentes, en especial a las de quinquis y gi-
tanos, que suelen interponerse entre los Agentes y sus familiares, lanzando gritos y frases injuriosas, o bien
de lástima, con la misma intención de turbar la fuerza o de llamar la atención pública con dicho objeto, y
siempre con la finalidad de provocar la huida del delincuente en esos momentos de indecisión.
También es conveniente reseñar la estratagema utilizada habitualmente por los delincuentes, consistente
en, al ir la fuerza a proceder a su identificación y antes de dejar que aquélla diga una palabra, preguntarle
por una calle, centro asistencial, taller mecánico o cualquier otro lugar, añadiendo que no son de allí, con lo
que los delincuentes intentan explotar en su beneficio nuestro espíritu Benemérito y conseguir que la mis-
ma, con su buena voluntad, se limite a explicarles lo interrogado con anterioridad sin proceder ya a su iden-
tificación.
Es de suma importancia el decir que cuando requiramos a una persona para que se identifique o nos
muestre cualquier tipo de documento, le especifiquemos claramente cual es el que deseamos comprobar y le
recojamos ese, y sólo ese, sin aceptar carteras, bolsos de mano, etc. Esto podría traer complicaciones si el
propietario del mismo denunciara falsamente después, y tras la devolución por nuestra parte, faltasen do-
cumentos, tarjetas o, en el peor de los casos, dinero.

Identificación de individuo a pie


Supongamos la actuación de una pareja identificando a
un individuo a pie. En caso de que sean más los individuos,
se les separará convenientemente y se evitará el contacto
entre ellos, actuando a continuación uno por uno como si
de una identificación individual se tratara. Antes de la ac-
tuación, los dos guardias habrán tenido que:
q Convenir las señales adecuadas para actuar e in-
formarse.
q Fijar el papel de cada uno (protección y enlace, in-
tervención).
q Recordar las medidas de seguridad. ¡NUNCA CON-
FIARSE¡
q Relajarse.
Durante la actuación hay que:
q Ajustarse a lo convenido. ¡No cambiar los papeles¡
q Se debe en todo momento dominar la situación.
q ¡Serenidad¡ Nosotros somos los AGENTES DE LA AUTORIDAD.

‘ PROTECCIÓN
q Se situará a una distancia de 2-4 metros del individuo a identificar y el ángulo respecto a la dirección
de marcha del mismo será de 70º-90º.
q Ha de poseer un buen campo de visión y tiro.
q Estará presto a reaccionar en todo momento, de acuerdo con la situación en que se encuentre (arma
montada, arma desenfundada, arma en la funda).
q Prestará una atención constante al entorno.
q Procurará que sus acciones sean difícilmente percibidas por el individuo a identificar.
‘ INTERVENCIÓN:
q Se situará a una distancia de 0,5-1 metro del individuo a identificar y en un ángulo respecto a la di-
rección del mismo de 45º. Por supuesto, se colocará en el lado contrario, respecto al eje de marcha
del individuo, en el lado contrario de su compañero.
q Ha de dar el alto al sujeto a identificar, anunciándole la intención de hacerlo y especificarle que docu-
mentos desea comprobar.
q Prestará especial atención a los movimientos del sujeto, sobre todo de los brazos, pudiendo, en caso
de tener cualquier tipo de sospechas, proceder a su cacheo antes de a su identificación.
q Comprobará los documentos del individuo.

XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales Curso 2007/2008


22 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

q Estará vigilante sobre cualquier pequeño detalle (temblor, sudor, palidez, etc.) que pueda denotar que
el individuo está nervioso o asustado. A veces, puede resultar sumamente útil el mantener una pe-
queña charla intranscendente con el individuo, de la que quizás podamos obtener algún dato, informa-
ción o detalle de interés.
q Nunca confiarse y estar presto a intervenir, sin introducirse en el campo de fuego del compañero.
q Se desenvolverá con amabilidad pero con firmeza, sin establecer diálogos inútiles.

Identificación de individuos en vehículo


La detención del vehículo sospechoso se realizará a ser
posible mediante barreamientos previamente señalizados
(controles) y siempre precedido de señales de la fuerza, las
cuales serán nítidas y claras, de tal forma que los indivi-
duos a identificar no tengan dudas de que es su vehículo el
que se quiere controlar.
Cuando la identificación de los ocupantes de un vehículo
la vayan a realizar agentes que ocupan otro vehículo, éstos
se valdrán de las señales acústicas y luminosas necesarias,
además de las realizadas por ellos mismos (como norma
evitaremos cruzar nuestro propio vehículo por delante del
vehículo a identificar, evitando de esta forma daños mate-
riales y/o personales. Dejaremos esta técnica para perse-
cuciones de criminales de probada peligrosidad). Una vez
detenido el vehículo a identificar, la fuerza detendrá el suyo inmediatamente detrás, dejando una distancia
de seguridad, permaneciendo siempre atentos a cuantos movimientos realicen los ocupantes del vehículo.
Las misiones de los componentes de la fuerza interviniente son las siguientes:
‘ PROTECCIÓN:
q Realizará misiones de protección y enlace.
q Se situará en la parte derecha del vehículo, controlando desde una posición retrasada a unos 1-1,5
metros las reacciones de los ocupantes del mismo, quedando a un ángulo de unos 45º respecto al
sentido de marcha de éste (atención a las condiciones de la circulación).
q Estará siempre alerta, prevenido para reaccionar ante cualquier agresión, debiendo resguardarse, en
especial, de la posibilidad de ser atropellado por el vehículo si intenta huir.
q Debe estar perfectamente compenetrado con su compañero para repeler una agresión.
q Poseerá un buen campo de visión.
‘ • INTERVENCIÓN:
q Hará la señal de alto, en su caso, al vehículo a identificar.
q Se situará a una distancia de 1,5-2 metros de la puerta lateral trasera del vehículo (a ser posible,
siempre la izquierda), observando las actitudes y características de los ocupantes del mismo. Esta dis-
tancia se guardará para evitar un golpe si abren violentamente la puerta. El lado de actuación del ve-
hículo será el opuesto que en el que se halle situado el de protección.
q Ordenará al conductor del vehículo que baje su ventanilla, pare el motor del mismo, saque las llaves
por la ventanilla y las coloque sobre el techo del vehículo (sí es de noche, indicará que encienda la luz
del habitáculo interior del vehículo).
q Según la situación y la actuación, pedirá con firmeza, pero cortésmente, la documentación que consi-
dere necesaria a los ocupantes o bien les hará bajar individualmente, siguiendo este orden:
ƒ Conductor.
ƒ Pasajero de la parte posterior izquierda.
ƒ El del asiento delantero derecho.
ƒ El de la parte posterior derecha.
q Procediendo acto seguido a su identificación. Según la situación de peligrosidad de la actuación se
puede hacer bajar a los ocupantes, todos por el mismo lado del vehículo, es decir, los que vayan de-
lante, por la puerta delantera izquierda, y los que vayan detrás por la puerta trasera izquierda.
‘ Si se les hace bajar del vehículo, se les ira colocando en la cuneta o bien en el lateral izquierdo del vehí-
culo, sin permitir que pasen por detrás unos de otros, y evitando interponerse, el de intervención, entre
ellos y el de protección, pues entraría en el campo de tiro del compañero.
‘ Procederá a su cacheo, antes o después de la identificación, si por cualquier circunstancia tiene alguna
sospecha o duda.
‘ Estará SIEMPRE ALERTA contra una posible agresión de los ocupantes del vehículo, adoptando las posi-
ciones desde las cuales no estorbaría a su compañero en el caso de que éste tuviera que hacer fuego.

CACHEOS
Generalidades
Consisten en asegurarnos que el sospechoso no es portador de ninguna arma
de fuego o blanca que pueda poner en peligro nuestra integridad física, así como
despojar al cacheado de toda clase de objetos, documentos, etc. que nos puedan
servir de prueba de algún hecho delictivo. El cacheo debe ser TOTAL, CUIDADO-
SO, METÓDICO Y MINUCIOSO.
El cacheo debe hacerse de manera precavida, presionando ligeramente con el
fin de detectar objetos y/o sustancias prohibidas, pero tomando precauciones

Curso 2007/2008 XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales


Instrucción Operativa. Tiro 23

para evitar accidentes; por ejemplo, clavarnos agujas de jeringuillas que pudieran transmitir alguna enfer-
medad infectocontagiosa. Se deben utilizar guantes de goma de un solo uso.
Por regla general, los cacheos los efectuarán como mínimo dos guardias, siendo uno el que en la práctica
cacheará, mientras su compañero le presta protección. Dicho compañero se encontrara a una distancia pru-
dencial del individuo a cachear (4-6 metros), en el lado opuesto al que se encuentre el guardia que efectua-
rá el cacheo, con el arma dispuesta para ser usada y teniendo siempre presente que, en los desplazamientos
de la pareja durante el cacheo, aquél tendrá que pasar siempre por detrás de él, para no cruzar su campo
de tiro.
En el caso excepcional de que sea el único guardia el que efectúa toda la operación de cacheo, deberá
realizarla por la espalda del individuo (nunca frente a él); deberá llevar el arma presta para hacer fuego y
empuñada con la mano contraria a aquella con la que esté realizando el palpado; bien pegada a su cuerpo, a
la altura de la cintura, y sin apoyar nunca la pistola en el cuerpo del individuo a cachear. Es decir, empuñará
el arma en la mano derecha cuando cachee el lado izquierdo del sospechoso y viceversa.
Especial atención, por su conflictividad, merece el suceso que se dan cuando es una mujer la sospechosa.
En caso de tratarse de una situación de normalidad (falta de indicios), se le mirarían prendas de abrigo,
bolsos, etc. únicamente, pero, a la menor sospecha, solicitaríamos la ayuda de otra mujer (matrona, guar-
dia, policía municipal, etc.) al objeto de que ella cacheara a la sospechosa. En caso de existir evidencias
claras o indicios suficientemente racionales de peligrosidad de la sospechosa y, si nos vemos en la imposibi-
lidad inmediata de contar con la ayuda de una mujer para realizarle el cacheo, nosotros mismos podremos
efectuarlo (STC, en donde dice que “los españoles” podrían ser cacheados).
De día se intentará no llevar a cabo los cacheos en lugares de numerosa concurrencia, como paradas de
autobús o entradas de cine, al objeto, evidente, de no montar ningún “espectáculo” que atraiga curiosos que
dificulten nuestras acciones o, si existe gran agresividad del público hacia nosotros o los sospechosos, evitar
que este público tome parte activa con agresiones, lanzamientos de objetos, etc. De noche, y al objeto de
facilitar nuestra labor, se procurará llevar a cabo los cacheos en lugares iluminados.
Como norma general, y antes de iniciar un cacheo, obligaremos al sospechoso a que se despoje de todas
aquellas prendas superfluas que vista (abrigos, chaquetones, gorras, etc.), las cuales examinaremos una vez
acabado el registro del individuo.

Posiciones
1. Un solo sospechoso
a) De pie
MODALIDAD A.
 Se indicará al sospechoso que se coloque a un
metro de un obstáculo con altura y consistencia
suficiente (pared, coche) y siendo éste lo más
liso posible.
 Se obligará al sospechoso a apoyar las palmas
o primeras falanges de los dedos en la pared,
por encima de su cabeza y formando un ángulo
con sus brazos de unos 90º.
 Las piernas las pondrá bien abiertas, bien sepa-
radas del obstáculo y con los pies paralelos al
mismo.
 Esta posición cuanto más exagerada, más efectiva y segura es, por su incomodidad y por el
desequilibrio en que se halla el cacheado.
 Si al individuo, por su peligrosidad, se le ha esposado ya, le obligaremos a que se apoye con la
frente en la pared, siendo el resto de la posición igual a lo visto anteriormente.
MODALIDAD B.
 Una manera de efectuar el cacheo, cuando no
disponemos de apoyo, es obligar al individuo a
cruzar las manos sobre su cabeza. Nos colo-
camos por detrás y a su izquierda, sujetando
con la mano derecha sus dos manos y algo de
pelo, a ser posible, haciendo fuerza hacia
atrás y lo desequilibramos, pudiendo entonces
realizar el cacheo.
b) Decúbito prono
 Se indicará al sospechoso que se tienda en el
suelo boca abajo, separadas las piernas y con
los brazos en cruz.
 Se obligará al individuo a flexionar los brazos
hacia arriba, tras haberlos recogido un poco
con lo cual subirá todo su cuerpo, apoyando en el suelo únicamente las palmas de las manos y
las punteras de los pies. Se le ordenará que se mantenga en alto hasta que finalice el cacheo.
 Según la fortaleza del individuo, se le podría indicar que levante y ponga a su espalda el brazo
contrario al costado que estamos cacheando, aumentando así el desequilibrio en que se halla.

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24 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

2. Varios sospechosos
 Cuando se trate de cachear a varios individuos
a la vez, se les alineará contra un obstáculo
válido o tumbados en el suelo boca abajo, uno
al costado del otro, adoptando posteriormente
todos, las posturas explicadas anteriormente.
La distancia entre los distintos sospechosos ha
de ser de 2-3 metros, siendo primordial el evi-
tar que hablen entre ellos.
 El cacheo se iniciará con la persona de la iz-
quierda, examinándole totalmente, de tal mo-
do que, cuando se ha terminado con el prime-
ro, se les desplaza al ultimo lugar, siguiendo
con el segundo y así sucesivamente hasta
terminar con todos.

Forma de ejecución
 El guardia que va a efectuar el cacheo se colocará en
perpendicular al sospechoso y en el costado del mismo
que se va a empezar a cachear, a una distancia de entre
0,5-1 metro. Preferiblemente empezaremos por el costa-
do izquierdo y se obligará al sospechoso a mirar al lado
contrario del cacheo.
 Introducirá su pie izquierdo (costado izquierdo) o derecho
(costado derecho) entre el del mismo lado del delincuente
y del obstáculo. A la menos sospecha de ataque, el guar-
dia barrerá con el pie hacia fuera y el delincuente caerá al
suelo. En el caso de que el sospechoso se encuentre en la
posición de flexión decúbito prono, el guardia colocará su
pie (el mismo que el costado que se esta cacheando del
sospechoso) cerca de la mano o pie del sospechoso, para,
que en caso de que sea necesario, barrer hacia fuera uno de esos dos miembros, con lo que el sospecho-
so caería al suelo.
 Si el sospechoso está de pié, se empezará el cacheo en las palmas de las manos y se acabará por los
pies, mientras que se realizará al revés si el sospechoso se encuentra en flexión decúbito prono.
 El registro debe comenzarse por un costado, hasta tanto no se haya reconocido minuciosamente todo él,
no se pasa el otro costado. Con ello, evitamos el que al querer registrar alguna zona del otro costado
tengamos que estirar los brazos más de lo normal y como consecuencia perdamos el equilibrio, quedando
a merced del sospechoso.
 La vista ha de mantenerse fija en la parte superior del cuerpo del sospechoso, sobre todo nuca y hom-
bros, por ser la parte del cuerpo en que se manifiesta con más claridad y anticipación cualquier tipo de
movimiento. Al registrar sus partes inferiores (piernas,
pies) no debemos torsionar nuestro tronco sino flexio-
nar nuestras piernas al objeto de evitar nuestro des-
equilibrio.
 El cacheo se realizará con la mano derecha o izquierda
dependiendo del lado del sospechoso que estamos re-
gistrando (derecha-derecho, izquierda-izquierdo). Con
nuestra mano iremos rozando, y no pellizcando ni gol-
peando, el cuerpo del individuo con la suficiente presión
como para detectar la existencia de armas u otros obje-
tos. El hecho de rozar da más continuidad al acto del
cacheo, no quedando espacios del cuerpo sin tocar, lo
que podría suceder entre dos pellizcos o palmadas con-
secutivas.
 Se irá rozando y registrando:
1. La mano (incluida la palma) y el brazo.
2. El hombro (incluida axila)
3. La cabeza. Especial atención a la prenda de cabeza, si el sospechoso la usa, y al cabello si el individuo
lo lleva largo o ensortijado. Hay que procurar mantener la mano lejos de la boca del sospechoso para
evitar cualquier mordisco que nos haría perder, por unos instantes, el dominio de la situación.
4. Tórax. Atención a bolsillos y pliegues de la ropa.
5. Costado.
6. Espalda.
7. Cintura. Es aconsejable meter el dedo pulgar dentro del pantalón y el cinturón. Así reconoceremos el
perímetro correspondiente a ese costado, por si el sospechoso llevara algún instrumento o arma alo-
jada en la cintura. También conviene revisar minuciosamente la hebilla del cinturón.
8. Entrepierna (genitales y ano). En esta zona se debe hacer especial hincapié por tenerse, por lo gene-
ral, cierto reparo en tocarla, siendo precisamente por esta razón aprovechada por los delincuentes pa-

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Instrucción Operativa. Tiro 25

ra esconder en ella los objetos o armas más insospechados. Debemos, pues, liberarnos de este tipo de
prejuicios o pudores y registrar minuciosamente toda esa zona.
9. Piernas. Importante el registro del calcetín y bajos de la pernera del pantalón.
10. Pie. Se debe registrar también el zapato y la planta del pie.
11. Si en el cacheo se encuentra alguna arma u objeto sospechoso, se colocarán estos a conveniente
distancia, sin examinarlos de momento, y se continuará con el registro.
 Se apartarán momentáneamente bolígrafos, mecheros, objetos duros y alargados y todo lo que sea sus-
ceptible de contener un arma disimulada.

Postulados fundamentales
Podemos, pues, resumir todo lo dicho sobre el registro o cacheo de un sospechoso en los siguientes pun-
tos:
1. Una DESCONFIANZA TOTAL debe presidir todo acto de cacheo.
2. Hay que mantenerse a distancia del sospechoso hasta tanto se le tenga en posición de registro, pues con
ello evitamos el que nos sorprenda y desarme. No poniendo nunca la pistola en contacto con el cuerpo
del sospechoso, a fin de imposibilitarle el conocimiento exacto de dónde tenemos en cada momento
nuestra arma.
3. El detenido nunca podrá permanecer en perfecto equilibrio, es decir, en una postura que le permita rea-
lizar fácilmente movimientos bruscos. Debe mantenérsele en una postura lo más INCÓMODA posible.
4. Quien registra debe, por el contrario, permanecer en perfecto equilibrio, de modo que siempre domine la
situación y no pueda sorprenderle el detenido.
5. El registro o cacheo debe efectuarse con una sola mano, para que la otra quede libre para sostener el
arma, si se encuentra un guardia solo, o bien para controlar cualquier movimiento imprevisto del deteni-
do, si se dispone de un compañero que le cubre con su arma.
6. Si se efectúa solo el registro, debe mantener alejada el arma del alcance del detenido y, cuando cambie
de costado, debe cambiar el arma de mano.
7. Debe mantener una vigilancia constante sobre el sospechoso, en evitación de cualquier movimiento que
le pueda sorprender. Por la misma razón, no debe dársele nunca la espalda.
8. Hay que hablar lo menos posible con el detenido y, cuando se haga, se haga, se darán órdenes claras y
concretas, para que puedan ser obedecidas rápidamente. Se ha de actuar con firmeza, pero con correc-
ción, no demostrando timidez ni apocamiento y evitando, por supuesto, mostrarnos nerviosos.
9. En caso de que haya dos guardias, nunca debe interponerse quien efectúa el registro en la trayectoria
del arma del que efectúa la cobertura, para evitar ángulos muertos que faciliten la fuga del detenido.
10. Hay que efectuar el cacheo de la ropa de forma muy minuciosa con el fin de poder localizar cuanto lleve
encima el sospechoso.
11. Nunca debe registrarse a un sospechoso estando frente a él, hay que hacerlo por detrás y por el costa-
do.
12. Si hay varios detenidos, se les coloca en fila, quedando entre ellos como mínimo 2-3 metros de distan-
cia. Se empieza a registrar un costado del primero, una vez reconocido se le desplaza al otro extremo de
la hilera de sospechosos, así se sigue con los demás, hasta terminar con ese costado, de forma que
quien registra nunca se interpondrá entre los detenidos.
13. Por último, hay que tener mucha precaución al realizar el cacheo, porque siempre hemos de estar pre-
venidos de la posibilidad de poder sufrir una agresión, sin fiarnos DE NADA NI DE NADIE.

MEDIOS DE SUJECIÓN Y CONTROL


En este tema, se estudiarán los diversos procedimientos para inmovilizar o restringir los movimientos de
los detenidos, empezando por el más general, el esposamiento, hasta acabar con los diversos procedimien-
tos de amordazamiento, pasando por las ligaduras y los numerosos medios circunstanciales.

Esposamiento
Las esposas o grilletes son un utensilio sin el que muchos guardias salen al servicio, con grave olvido de
su propia seguridad y de su importancia para el éxito del cumplimiento del servicio encomendado o de las
diversas incidencias que se pueden ocasionar durante el transcurso del mismo.
La decisión de colocar los grilletes es una decisión totalmente personal, pues no hay nada legislado sobre
su uso. No nos debemos dejar llevar nunca por sensiblerías de edad y sexo. Su uso nos vendrá aconsejado
por imperativos del tipo de delito cometido por el detenido, grado de peligrosidad del mismo, resistencia que
pueda oponer, etc. Aunque aquí, más que nunca, es válida la regla de oro de que debemos alejar toda CON-
FIANZA. De todas formas, se recomienda su colocación siempre que haya una detención, ya que el detenido
es responsabilidad nuestra.
Normalmente, los grilletes se colocarán después del cacheo o registro, aunque pueden ponerse antes si el
individuo es peligroso o violento. También es conveniente colocarlos cuanto antes en el caso de que la ac-
tuación la lleve a cabo un solo guardia aislado.
Actualmente existen en el mercado muy diversos modelos de esposas, que se adaptan a diferentes cir-
cunstancias y necesidades (climas húmedos, transferencias de alto riesgo, dimensiones superiores, piernas
etc.). A continuación se reflejan algunos de los muchos modelos que se comercializan.

Reglas generales
 El esposamiento se realizará siempre con las manos a la espalda, y los dorsos de las mismas tocándose
(palmas hacia fuera).

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26 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

En caso de que el detenido lleve cinturón, se pueden pasar los grilletes por debajo del mismo, quedando
al final la cadena que une los grilletes bajo el cinturón.
No fijaremos mediante grilletes a un detenido a partes u objetos fijos, sobre todo en vehículos.
Un momento peligroso será el de aflojar o apretar los grilletes, sobre todo cuando se haga a raíz de una
petición del detenido.
NO NOS ESPOSAREMOS CON UN DETENIDO NUNCA o de lo contrario pudiera ocurrirnos lo que se ve en
la foto.

Nunca conduciremos a un detenido sujetándole por la cadena que une los dos grilletes, porque pudiera
ocurrirnos lo que se observa en la foto.

No se deben dejar los grilletes tan flojos que permitan fáciles giros de las manos esposadas, ni tan fuer-
tes que produzcan lesiones (hematomas, rozaduras, etc.) al detenido. Especial atención merece las AU-
TOLESIONES que los detenidos se pueden originar con los grilletes, si estos están mal colocados, para
después presentar denuncias por malos tratos, por lo cual nuestra vigilancia ha de ser constante.
NUNCA dejaremos que un detenido se espose a sí
mismo.
En el acto de la colocación de los grilletes, siempre se
ha de tener en cuenta que hay que ser OPORTUNO-
SEGURO-RÁPIDO-ENÉRGICO.

Formas de colocar los grilletes


a) Detenido de pie.
q Una vez verificado el cacheo, el guardia que lo ha
realizado cogerá los grilletes con la mano izquier-
da.
q Siempre se sujetará por el centro, ya que de esta
forma, además de colocarlo en la muñeca corres-
pondiente, se puede acercar una mano a la otra

Curso 2007/2008 XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales


Instrucción Operativa. Tiro 27

mediante el giro del grillete sobre la muñeca (produciendo dolor), y también se puede golpear si se
produce una reacción violenta hacia el agente.
q Con su mano derecha cogerá la mano izquierda del detenido y la llevará a su espalda. El detenido se
encontrará en una postura de desequilibrio, apoyando acto seguido la cabeza contra el obstáculo so-
bre el que le hayamos realizado el cacheo.
q Con el fin de controlar cualquier movimiento del tren
inferior y evitar una agresión con las piernas, se pue-
de pisar el pie del que va a ser esposado, no con el
tacón, sino con la parte delantera.
q Se apoyará uno de los grilletes en la muñeca izquier-
da del detenido, presionándolo hasta que se cierre
sobre ella.
q En ningún momento se soltarán los grilletes durante
el esposamiento, siendo imprescindible el empleo de
nuestra mano izquierda para posibilitar el paso de la
muñeca que va a ser engrilletada a la espalda, a la
vez que empujamos al sospechoso contra la pared y
lo controlamos con nuestra rodilla.
q Introducirá, si es el caso, el otro grillete aún libre entre el pantalón y el cinturón del detenido, con su
mano derecha.

q El guardia actuante cogerá con su mano derecha del detenido, hasta entonces aún apoyada sobre el
obstáculo y la llevará a la espalda, a buscar la otra mano ya esposada, cerrando el grillete libre sobre
aquella, de tal modo que los dorsos de las manos se toquen, es decir, que las palmas queden hacia
fuera, para evitar dentro de lo que cabe que el detenido pueda manipular las cerraduras.
b) Detenido en el suelo. Después de haberle realizado el cacheo, o de haberle derribado e inmovilizado si
hubiera habido resistencia, el detenido adoptará la posición decúbito prono (boca abajo). Para colocarle
los grilletes tenemos, básicamente, tres variantes.

q 1.ª Variante.
• Haremos que el detenido ponga los brazos en cruz, con las palmas hacia arriba. Colocándonos
nosotros en sentido opuesto a él, pisaremos con nuestro pie izquierdo su codo izquierdo, po-
niéndole un grillete en la muñeca de su brazo izquierdo.

• A continuación, le llevaremos el brazo izquierdo a la espalda, apoyando nuestra rodilla izquierda


en su hombro izquierdo y metiendo su brazo flexionado entre nuestras dos piernas. Un giro
hacia adentro de nuestra rodilla derecha provocará una inmediata luxación de codo. Acto segui-
do, cogemos su brazo derecho, lo llevamos a la espalda y, tras pasar el otro grillete bajo el cin-
turón, lo cerramos en su muñeca derecha.

XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales Curso 2007/2008


28 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

q 2.ª Variante.
• Flexionamos lateralmente la pierna derecha del detenido de tal forma que, al hacerle que flexio-
ne su pierna izquierda, aquélla queda presionada por la parte posterior de la rodilla izquierda.
• Apoyamos nuestro pecho sobre la pierna izquierda del detenido, echando nuestro cuerpo hacia
delante como si hubiera alguna resistencia.
• Cogemos el brazo izquierdo del detenido, lo llevamos a su espalda y, tras poner el grillete, pa-
samos el otro por debajo del cinturón, cerrándolo sobre la muñeca derecha, de tal modo que las
palmas de las dos manos miren hacia fuera.

q 3.ª Variante.
• Colocamos la rodilla izquierda sobre el brazo izquierdo del sospechoso, luxando de esta manera
el hombro.
• A la vez luxamos su muñeca izquierda.
• Se le obliga, indicándoselo y ejerciendo presión si fuera necesario, a llevar su muñeca derecha a
la espalda.

• Esposamos su muñeca derecha y se la luxamos llevándola hacia su hombro.


• Se lleva la mano izquierda a la espalda y se le coloca el segundo grillete.

q 4.ª Variante.
• Esta variante es la menos aconsejable de todas, pues, en caso de revolverse el sospechoso, re-
sulta difícil su control pudiendo zafarse de la inmovilización y obligándonos a acudir al empleo de
las armas de fuego.

• Nos colocamos a la espalda del detenido e introducimos nuestra pierna derecha flexionada entre
la pierna izquierda del mismo. Inclinando nuestro cuerpo hacia delante conseguiremos una luxa-
ción en los ligamentos posteriores de la rodilla del detenido, acompañada de un intenso dolor.

Curso 2007/2008 XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales


Instrucción Operativa. Tiro 29

• El problema con esta posición es que un movimiento brusco del sospechoso, girando hacia su iz-
quierda, puede desestabilizarnos y hacernos perder el equilibrio.
• En los tres casos, y para incorporar al individuo, una vez finalizado el esposamiento, haremos
que se gire para sentarse, haciendo que flexione las piernas para que cuando le empujemos por
el cuello pueda levantarse. En caso de que sea una persona gruesa a la que hay que levantar, el
agente colocará una de sus pies para que tenga un punto de apoyo a la hora de levantarse.

c) Esposamiento en vehículo. Siempre hemos de procurar que el sospechoso abandone el vehículo para
efectuar el esposamiento (sí procede). Pero si se niega a salir incluso se agarra al volante, se abrirá la
puerta del conductor con la mano derecha y con los grilletes en la mano izquierda, (si es un vehículo con
el volante a la izquierda, si fuese con el volante a la derecha se realizará al revés), se engrilletará la mu-
ñeca izquierda del conductor, luego se realiza la extracción del sospechoso pasando el grillete bajo su
axila, y colocándole en el vértice que forma la puerta del vehículo con el habitáculo, procediendo a conti-
nuación a engrilletar la otra muñeca. Se puede también proceder a esposar en el suelo una vez que se ha
engrilletado la muñeca izquierda, tirando esta vez hacia el suelo en vez de llevar el vértice anterior.

En cuanto a la posibilidad de que el sospechoso lleve el cinturón de seguridad puesto, una vez que se
le ha colocado el primer grillete se puede proceder de dos formas distintas:
q Hacer que el propio sospechoso se quite el cinturón de seguridad con la mano que le queda libre, tra-
tando posteriormente de quitárselo realizando un cambio de manos de los grilletes.

q La segunda de las formas de quitar el cinturón es cortarlo. Utilizando lo que se denomina navaja poli-
cial. Este útil policial, muy de moda últimamente en muchas policías europeas y americanas, es una
herramienta que se abre y se cierra con una sola mano, llevando un filo láser (de los que no hace falta
afilarse), y cuyo manejo debe ser una práctica habitual en la formación integral de cualquier profesio-
nal de la seguridad.

XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales Curso 2007/2008


30 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Abordaje a vehículo parado en binomio

Figura 1

Figura 2

Figura 3

Figura 4

Figura 5

Figura 6

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Instrucción Operativa. Tiro 31

Teoría elemental de tiro

Nociones generales
INTRODUCCIÓN
El arma de fuego es uno de los elementos de que el guardia civil dispone en el desempeño de su misión.
Pocas veces se saca de su funda y en raras ocasiones es necesario dispararla en cumplimiento del deber. Su
simple visión cumple una función disuasoria del posible ataque físico al agente. Por ello, éste debe conocer
cumplidamente las normas establecidas tanto sobre su uso jurídico como su empleo técnico.
La LOFFCCS, reitera como misión de la Guardia Civil «la garantía del libre ejercicio de los derechos y li-
bertades reconocidos por la Constitución y la protección de la seguridad ciudadana». Los principios básicos
de actuación –de su artículo 5.º 2.d)–, determinan que «solamente deberán utilizar las armas en las situa-
ciones en que exista un riesgo racionalmente grave para su vida, su integridad física o las de terceras per-
sonas, o en aquellas circunstancias que puedan suponer un grave riesgo para la seguridad ciudadana y de
conformidad con los principios de congruencia, oportunidad y proporcionalidad en su utilización».

PREPARACIÓN FÍSICA Y PSICOLÓGICA


El dominio de las armas de fuego debe adquirirse a través de una permanente preparación práctica, en
cuya base está el ejercicio físico adecuado dirigido a fortalecer los músculos y desarrollar los reflejos necesa-
rios para los diferentes ejercicios de tiro, con el objeto de conseguir:
Potencia muscular, porque hay que manejar un determinado peso.
Resistencia a la fatiga, por lo prolongado de las sesiones.
Elasticidad y flexibilidad, por lo difícil de la postura y sus incomodidades.
Este ejercicio físico debe complementarse con la preparación psicológica, a la que llegaremos a través de
una crítica constructiva de todas las situaciones cotidianas de servicio, analizando los errores y los aciertos
de la actuación, y resolviendo situaciones ficticias.
Con este ejercicio mental se conseguirá que las situaciones que se presenten en el servicio no sorprendan
y tengan una respuesta automática prevista y no improvisada.

NORMAS BÁSICAS DE SEGURIDAD EN EL MANEJO DE LAS ARMAS


En la actualidad se viene registrando un incremento alarmante en el número de accidentes ocasionados
por armas de fuego. Ello se debe normalmente a la vulneración de algunas de las reglas fundamentales que
es preciso observar en el manejo de cualquier tipo de arma. Tal circunstancia denota unas veces desconoci-
miento de estas normas y otras, falta de atención suficiente o irresponsabilidad en la manipulación de aque-
llas, deficiencias todas ellas imputables al usuario.
Si dichas medidas de seguridad han de extremarse en todo momento, con mayor razón se intensificarán
en la realización de los ejercicios de tiro, por el incremento de riesgo que supone, por lo que se tendrán en
cuenta las medidas de seguridad siguientes.

NORMAS GENERALES CON LAS ARMAS

NORMAS GENERALES DE SEGURIDAD


El origen de los accidentes con armas de fuego esta en la causalidad y no en la casualidad, y las causas
de estos accidentes se producen:
• Durante el servicio.
• Durante la realización de los ejercicios de tiro.
• En los actos de revista de armas.
• Durante la limpieza de las armas.
• Por curiosidad hacia un arma que no conocemos.
• Por tenerla en nuestro domicilio, dejándola al alcance de familiares (no olvidemos que los menores sien-
ten una atracción y curiosidad enorme por las armas).
Los accidentes obedecen siempre a un fallo, bien sea mecánico o humano (generalmente éste último),
siendo los más corrientes:
- Manipular el arma con el cargador puesto.
- Manipular el arma con cartucho en recámara.
- La confianza (con las armas) exagerada en si mismo.
- Desconocimiento del funcionamiento y posibilidades del arma que manipulamos.
La actitud que debemos tomar con las armas que tenemos adjudicadas o que se encuentran a nuestro
alcance, de cualquier otra persona o compañero, deberá ser la siguiente:
• Siempre que se maneje o manipule un arma debemos ser conscientes de la trayectoria de un posible
disparo; esté o no el arma montada. con o sin los seguros, con cargador o sin él. El eje del cañón del ar-
ma (línea de tiro), jamás debe de apuntar a ninguna persona (incluidos nosotros mismos), salvo que se
corra riesgo de agresión por parte de las mismas.
• Verificaremos el arma (seguro, munición en cargador, cartucho en recámara, etc.), siempre que la coja-
mos para cualquier manipulación. No suponga ni crea nada, piense que las armas están siempre carga-
das.

XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales Curso 2007/2008


32 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

• Debemos de intensificar nuestro conocimiento sobre las armas que tenemos de dotación, tanto para pro-
ceder a su manipulación como a su uso y custodia.
• Debemos evitar la curiosidad por las armas ajenas, y especialmente si nos son desconocidas.
• Las armas debemos guardarlas en lugar seguro y fuera del alcance de otras personas (especialmente los
niños).
• Jamás juguemos con las armas. El entrenamiento no es un juego.
• El dedo sobre el disparador no lo colocaremos hasta que tengamos el arma perfectamente empuñada y
apuntando hacia el blanco que deseamos.
• Si estás aburrido, no manipules el arma para distraerte.
• Guardar el cargador separadamente del arma en evitación de accidentes a terceros.
Debemos extremar estas precauciones cuando alguno de los familiares se encuentren bajo tratamien-
to psiquiátrico, por leve que sea. En estos casos debemos dejar el arma depositada en la «Sala de Armas»
del acuartelamiento o en un lugar adecuado dentro de la base de nuestra unidad.
• No limpies nunca el arma si estas viendo la televisión, en compañía del cónyuge o delante de los niños. Si
has de realizar la limpieza hazlo en una habitación donde te encuentres solo.
• No confíes en tus reflejos y destreza con las armas. Recuerda el dicho de que «la confianza mata».
• Los accidentes con las armas son siempre consecuencia de negligencias que cometemos. ¡No echemos la
culpa al diablo!.
• Porta siempre el arma en una funda adecuada al momento en que la llevas y colocada de forma que no
te impida el moverte libremente.
• Nunca arrojes el arma al suelo, mesa, cama, etc.
• Nunca manipules el arma en el interior del vehículo, excepto lo imprescindible para sacarla de la funda y
apuntar hacia el exterior (siempre ante una necesidad inminente).
• Durante la realización de cualquier servicio debes estar pendiente de las misiones que tienes encomen-
dadas en el mismo no lo aproveches para conocer tu arma.
• Prohibición de portar el arma con cartucho en recámara. En caso de emergencia el desenfundar y montar
es más efectivo y conlleva menos riesgos.
• Debemos motivar al personal que presta servicios rutinarios o estáticos (centinela, protección edificios,
prisiones, etc.) en los que el tedio y la monotonía pueden inducir al manejo innecesario e incluso al juego
con las armas.
• Debemos intensificar la instrucción en cuanto a manipulación, uso y custodia de las armas; para ello al
menos todas las semanas debemos entrenar el armado y desarme de las que tengamos adjudicadas,
empuñamiento, posturas y tiro en seco.
Nunca debemos extraerla por simple curiosidad o para mostrarla a otros compañeros.
• El arma que utilizamos para el servicio debe estar en las mismas condiciones que cuando sale de fábrica.
La manipulación de determinadas piezas para conseguir efectos distintos de los homologados en el banco
de pruebas es una grave negligencia que puede dar lugar a accidentes.
No debemos por tanto manipular el mecanismo de disparo para conseguir un menor esfuerzo en la li-
beración del martillo, ni debilitar el muelle recuperador para que sea más fácil la acción de montar el ar-
ma.
Con independencia de las responsabilidades por negligencia en el manejo de las armas a las que
hubiera lugar en caso de accidente, existe una responsabilidad administrativa por el deterioro de un ma-
terial que es propiedad del Estado.

DURANTE EL SERVICIO
Hemos de concienciar al personal del Cuerpo, que el servicio es la manifestación del cumplimiento del
deber que tenemos hacia la sociedad, por tanto durante la realización del mismo, no debemos entretenernos
con otros elementos ajenos al mismo.
• El arma que llevamos adjudicada es un elemento más para el cumplimiento de nuestras obligaciones y
por tanto un instrumento que debe estar en condiciones de uso. Así pues, la realización del servicio no es
el momento más adecuado para conocer o limpiar el arma de que disponemos.
• Debemos motivar al personal que presta servicios estáticos o monótonos, que el tedio y el aburrimiento
son circunstancias que pueden inducir a buscar una distracción con aquello que tenemos más a mano, en
este caso, las armas que llevamos en ese momento, y que, por la falta de concentración en lo que hace-
mos, es una ocasión de riesgo para que se produzca un accidente.
• Cuando nos encontremos en movimiento (subida o bajada de los vehículos, registro de una casa, perse-
cución de un delincuente, etc.) debemos cuidar el modo en que llevamos muestras armas para evitar
golpearlas contra objetos o evitar que se enganche en cualquier saliente, lo que podía ocasionar algún ti-
po de accidente.
• Aunque ya lo hemos expuesto con anterioridad, insistir en el detalle de que dentro de un vehículo no
debemos manejar las armas sin una causa justificada, y las únicas manipulaciones que debemos hacer
son extraer y montar el arma cuando la ocasión lo exija y poner el seguro una vez pasado el peligro.
Cuando el vehículo se detenga y nos encontremos fuera de él, volveremos el arma a la situación de nor-
malidad.

DURANTE LA LIMPIEZA DE LAS ARMAS


Para evitar accidentes durante la limpieza de las armas, además de tener siempre presentes las normas
de seguridad anteriores, tendremos en cuenta las siguientes:
• No realizarla en grupo (compañeros, familiares u otras personas).

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Instrucción Operativa. Tiro 33

• No realizarla cuando nos encontremos fatigados (física o psíquicamente), preocupados, aburridos o ha-
yamos ingerido alcohol. La limpieza de un arma es una operación obligatoria, pero que puede esperar, en
la mayoría de las circunstancias, un día o varios. Cuando vayamos a realizarla debemos estar en perfec-
tas condiciones de hacerlo.
• No realizar la limpieza nunca delante de menores.
• Realizar la limpieza en lugares lo más aislados posible, donde no existan elementos que distraigan nues-
tra atención.
• Si hemos de realizar la limpieza en grupo, que este sea lo más reducido posible, y siempre bajo la direc-
ción de un responsable de la limpieza. Esta persona responsable no debe limpiar su armamento de forma
simultánea al resto, sino que su labor será la de inspección de la limpieza.
• Las operaciones obligatorias para realizar la limpieza del armamento son las siguientes:
1. Quitar el cargador y guardarlo.
2. Verificar la recámara del arma.
3. Desarmado del arma y limpieza. Hemos de tener en cuenta, que el desarmado que los usuarios
podemos hacer de las armas es un desarmado parcial. No debemos desarmar mecanismos del ar-
mamento que no estemos autorizados para hacerlo.
4. Una vez finalizada la limpieza se realizarán siempre las operaciones inversas, teniendo especial
precaución en montar y, si es posible, disparar el arma en vacío, antes de introducir el cargador.
• Si por cualquier circunstancia, tenemos que estar acompañando a una persona que se encuentra limpian-
do un arma o instruyéndola en dicho cometido, nos situaremos al costado derecho de aquella, si para
disparar empuña con la mano derecha; y al costado izquierdo, si para disparar empuña con la mano iz-
quierda.

EN LA CUSTODIA DE LAS ARMAS


Entendemos como custodia de las armas, todas aquellas situaciones en las que somos responsables de
las mismas, pero no las portamos en ese momento.
Los lugares más usuales para el depósito de las armas son el acuartelamiento de la Unidad y el propio
domicilio, con las precauciones que a continuación expondremos. El lugar que es totalmente inadecuado
para el depósito de las armas es el vehículo particular.
• Como norma general, antes de dejar un arma cerciorarse siempre que el arma está descargada, y cuan-
do volvamos a cogerla, repetir la misma operación, puesto que no sabremos si ha existido alguna mani-
pulación.
• La sala de armas del acuartelamiento es el lugar más seguro para el depósito del armamento, lo cual no
quiere decir que sea el más idóneo para el servicio o para nuestra seguridad personal.
• Cuando guardemos las armas en nuestro domicilio hemos de tener en cuenta que el lugar de depósito
debe estar fuera del alcance de los demás componentes de la familia, sobre todo de los niños.
• Hemos de buscar, en este caso, un lugar que no sea fácilmente visible (visitas de amigos de lo ajeno) y
debemos guardar de forma independiente el cargador y el arma.
Los niños tienen una curiosidad innata hacia las armas. Debemos procurar que no las vean y si ello no es
posible, quitar importancia al hecho de llevarlas, y por supuesto no vanagloriarse por su posesión.

RESUMEN DE LAS NORMAS DE SEGURIDAD


CON LAS ARMAS DE FUEGO

A modo de conclusión final, expondremos cinco puntos que pueden resumir to-
do lo expuesto con anterioridad y que son preceptos a tener en cuenta en el mane-
jo de las armas de fuego.
A efectos de seguridad TODAS LAS ARMAS DE FUEGO ESTÁN SIEMPRE
CARGADAS.
El cañón de nuestra arma NUNCA DEBE DIRIGIRSE A NADA O NADIE que
usted no esté dispuesto a batir.
Mantenga su DEDO FUERA DEL DISPARADOR hasta que las miras estén
sobre el blanco y usted esté dispuesto a disparar.
ESTÉ SEGURO DE SU BLANCO. Nunca dispare sobre una sospecha, ruido o
sombra, dispare donde exista una CERTEZA.
Cuanto mayor CONOCIMIENTO Y CONFIANZA tengamos con las armas,
MAYOR CUIDADO hemos de tener en cumplir las normas de seguridad.

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34 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

EXTRACTO DE LAS NORMAS COMPLEMENTARIAS


SOBRE INSTRUCCIÓN EN EL USO DE ARMAS DE FUEGO
EN LOS CENTROS DOCENTES DE FORMACIÓN
GUETKVQ"FG"NC"UWDFKTGEEKłP"IGPGTCN"FG"RGTUQPCN"
FG"HGEJC"46"FG"GPGTQ"FG"4229"

La reiteración de las normas de seguridad y la exigencia en su más estricto cumplimiento es


una obligación de cuantos tienen la responsabilidad en la instrucción de los alumnos de los centros
de enseñanza, máxime cuando para muchos de ellos supone el primer contacto con un arma de
fuego.
Los centros en los que se adjudique cualquier tipo de arma larga a los alumnos dispondrán de
armeros constituidos para su guarda y custodia. En el desarrollo las actividades se prohíbe la te-
nencia de munición por parte del alumno.
Las armas de fuego sólo podrán ser utilizadas o manipuladas durante los tiempos dedicados a
la instrucción y en el campo o galería de tiro, siempre bajo la vigilancia e inspección del profesor o
instructor correspondiente.
Para impartir las clases teóricas, los profesores e instructores de tiro sólo podrán emplear ar-
mas de dotación del centro previamente inutilizadas para la producción del disparo. Estas armas
serán marcadas con un color que permita claramente su identificación y distinción de las armas de
fuego reales.
Con el objeto de evitar confusiones y accidentes, en el uso de las armas del párrafo anterior,
se observarán las medidas de seguridad establecidas para las armas de fuego, en especial «ocpg/
lctnc"eqoq"uk"guvwxkgtcp"ecticfcu», «fktkikt"gn"ctoc"c"|qpc"pgwvtc», y «pq"crwpvct"c"pcfkg». De la
misma forma, queda terminantemente prohibido efectuar ejercicios de «vktq"gp"ugeq» o prácticas de
extracción rápida del arma en el interior del aula o en cualquier otra dependencia distinta del campo
o galería de tiro.
La fase teórica, de obligado cumplimiento con anterioridad a la realización de los ejercicios de
tiro con fuego real, no se desarrollará en el interior del aula. Dicha fase solamente será llevada a
cabo en el campo o galería de tiro.
Para los ejercicios de tiro con fuego real sólo se utilizarán las armas reglamentarias del centro
docente. Los encargados de los depósitos de armamento de los centros entregarán, previamente a
haber pasado la revista individual a cada una de ellas, las armas a los profesores e instructores, los
cuales procederán a pasarla nuevamente antes del comienzo de los ejercicios de tiro. Los alumnos
recibirán de estos las armas sin alimentar y la munición por separado. Vqfcu"ncu"qrgtcekqpgu"swg"
ugcp"pgeguctkcu"rctc"nc"glgewekôp"fgn"glgtekekq"ug"tgcnk|ctâp"c"nc"qtfgp"fgn"rtqhguqt"q"kpuvtwevqt, el
cual es el responsable del mismo.
Terminado el ejercicio, el profesor o instructor pasará revista de armas, comprobando que nin-
gún cartucho quede ni en el arma ni en el cargador, y la entregará, junto con la munición sobrante y
la percutida fallida, al encargado del depósito que pasará de nuevo revista al hacerse cargo de la
misma. Queda terminantemente prohibido apropiarse de cartuchos que hayan quedado sin percutir.
En la fase teórica previa del ejercicio de tiro, en la que los profesores e instructores han de
prestar especial atención, se seguirá exhaustivamente lo dispuesto en el artículo 3 de la Orden Ge-
neral núm. 9, de 10 de julio de 1995, que textualmente, en la parte que interesa, dice:
Nc"hcug"«vgôtkec"rtgxkc»"ktâ"gpecokpcfc"c"korctvkt"eqpqekokgpvqu"fgn"ctoc."ogfkfcu"fg"ugiwtk/
fcf"{"c"ghgevwct"glgtekekqu"fg"«vktq"gp"ugeq»."cn"qdlgvq"fg"hcoknkctk|ct"x"fct"eqphkcp|c"cn"vktcfqt"eqp"
gn"ctoc."cuî"eqoq"cfswktkt"nqu"tghnglqu"pgeguctkqu"swg"vgpftâ"swg"cevkxct"gp"ncu"rtâevkecu"fg"«hwgiq"
tgcn»0""
Gu" wpc" hcug" c" nc" swg" nqu" ocpfqu" fktgevqu." rtqhguqtgu" g" kpuvtwevqtgu" jcp" fg" rtguvct" gurgekcn"
cvgpekôp."rwgu"fg"gnnc"ug"fgtkxc."ewcpfq"ug"glgewvc"eqttgevcogpvg."gn"dwgp"crtqxgejcokgpvq"fg"nqu"
glgtekekqu"eqp"hwgiq"tgcn"{"wp"oc{qt"pkxgn"fg"ugiwtkfcf"gp"gn"ocpglq"fg"ncu"ctocu0""
Ncu"rtâevkecu"fg"«vktq"gp"ugeq»"rqt"ecfc"ctoc."fgdgp"guvct"gp"eqpuqpcpekc"eqp"ncu"oqfcnkfc/
fgu"swg"rquvgtkqtogpvg"ug"tgcnkegp"eqp"hwgiq"tgcn0""
Guvc"hcug"guvctâ"ukgortg"fktkikfc"rqt"wp"kpuvtwevqt"gp"ecfc"itwrq"fg"fkg|"vktcfqtgu"eqoq"oâzk/
oq."{"ugtâ"fg"qdnkicfq"ewornkokgpvq"rtgxkq"c"nc"tgcnk|cekôp"fg"nqu"glgtekekqu"eqp"hwgiq"tgcn."ukp"rgt/
lwkekq"fg"swg"gp"qvtcu"qecukqpgu"*tgwpkqpgu"rctc"vtcvct"vgocu"fgn"ugtxkekq."cecfgokcu."gve0+"{"eqp"gn"
hkp"fg"ocpvgpgt"wp"oîpkoq"pkxgn"fg"eqpqekokgpvqu"gp"gn"ocpglq"fg"ncu"ctocu."ug"rtcevkswgp"qrqt/
vwpcogpvg0""
Curgevq"ow{"korqtvcpvg"c"vgpgt"gp"ewgpvc"rqt"rctvg"fg"nqu"Vkvwncfqu"fg"Vktq."gu"gn"fg"ogpvcnk/
|ct"c"nqu"vktcfqtgu"fg"swg"gn"wuq"fg"ncu"ctocu"fg"hwgiq"uônq"fgdg"jcegtug"gp"ukvwcekqpgu"gzvtgocu"
{"eqp"ncu"nkokvcekqpgu"swg"octec"gn"qtfgpcokgpvq"ngicn."vgpkgpfq"gp"ewgpvc"swg."gp"ecuq"fg"uw"go/
rngq" eqpvtc" rgtuqpcu." ug" rtqewtctâ" ecwuctngu" ncu" ogpqtgu" ngukqpgu" rqukdngu0" Gu" pgeguctkq" cequ/
vwodtctug"c"ghgevwct"nqu"fkurctqu"kortguekpfkdngu"swg."korcevcpfq"gp"|qpcu"fgn"ewgtrq"pq"ngvcngu."
rwgfcp"eqpfwekt"c"wpc"fgvgpekôp"kpogfkcvc0""

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Instrucción Operativa. Tiro 35

Manipulaciones
INTERRUPCIONES EN EL TIRO
Lo primero: esperar 15 segundos antes de manipular el arma, quitar el cargador, levantar la mano y
cuando algún instructor esté a su lado cada uno arregla su interrupción.

Dos interrupciones muy frecuentes


1. Recámara sin cerrar. Suele ocurrir por acompañar la corredera.
Norma: No acompañar nunca la corredera.
2. Al introducir los cargadores, parece que han entrado perfectamente en su alojamiento, pero no es así.
Norma: golpear fuerte con la mano al introducir el cargador en las armas de forma que quede encaja-
do perfectamente y comprobar que efectivamente lo está.
Verificar el arma siempre que la cojamos (posición de los seguros, aletas, cartucho en recámara, cuán-
ta munición lleva, etc.).

OJOS
Una vez comprobada el arma, no mirar las operaciones que realicemos (introducir munición en el carga-
dor, enfundar, desenfundar, etc.). Es fundamental ir acostumbrándonos a mirar siempre lo que en una reali-
dad será nuestro oponente.

Necesidad de disparar con los dos ojos abiertos


9 ¿Alguien alguna vez ha dicho que cerremos un ojo?
9 ¿Por qué perder el 40 por 100 de visión?
9 Si alguien se nos mueve en ese espacio no visto, ¿cómo vamos a reaccionar contra él?

MUNICIÓN
Necesidad de contar los disparos.
9 Saber siempre las disponibilidades de munición.
9 ¿Me interesa cambiar el cargador?
9 Saber cuándo tengo un cartucho en recámara y el resto del cargador vacío; momento que debo tener
en cuenta, ya que es el mejor para, en una «acción rápida», cambiar el cargador.
9 Forma de contar: los que llevo disparados, o bien los que me quedan.

¿Por qué no llevar cartucho en recámara?


9 Porque así está ordenado, si bien ésta no es la razón fundamental.
9 Porque puedo llegar a montar y disparar prácticamente en el mismo tiempo que tardo en quitar el se-
guro.
9 Es muy fácil pensar que en un momento de acción voy a ser más rápido, pero ¿he pensado en la ten-
sión de ese momento? Si llevo el dedo en el disparador, ¿no hará esa tensión que yo dispare sin que-
rer?, ¿dónde irá ese disparo no querido?.
9 Efecto psicológico que se ejerce ante un oponente cuando éste oye el ruido de montar el arma.
9 Para el que va a disparar, la misma acción de montar el arma puede ser una acción relajante.
9 Los cargadores de los subfusiles, si se llevan unidos, no llevarlos nunca invertidos sino en paralelo,
porque:
ƒ Si nos tiramos al suelo y hay tierra, tenemos muchas posibilidades de interrupción.
ƒ Al tirarnos al suelo o si se golpea el cargador invertido, las orejetas sufren abollamientos que se tra-
ducirán en interrupciones.
Siempre hay que comprobar la munición que llevamos en el arma, de forma que no llevemos nunca un
cartucho defectuoso que nos va a producir una interrupción.

TIRO
Necesidad de estar relajados cuando vamos a realizar los ejercicios de tiro.

El arma siempre va a la vista, no la vista al arma.

Necesidad de reducir silueta


9 Hay que tener en cuenta que siempre que adoptemos una posición intentaremos reducir la silueta al
mínimo, pero pensando que debemos estar en forma que podamos pasar fácilmente a otra posición.

No disparar a la cabeza, sino al vientre; tendremos más facilidad de blanco

¿Por qué no debe efectuarse en la mayoría de los casos tiro ametrallador?:


9 Porque nos quedamos rápidamente sin munición.
9 Por la reelevación del arma.
9 Porque, si nos acostumbramos, es casi tan rápido apretar el disparador tiro a tiro, no teniendo que
tomar puntería a cada disparo, que disparar en ráfagas cortas y tener que volver a apuntar después
de cada ráfaga.
9 Porque tenemos muchas más posibilidades de impacto disparando tiro a tiro.

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36 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Necesidad de disparar con la mano débil por:


9 Si me escayolan la mano fuerte.
9 Si en una intervención recibo un disparo.
9 Si me tengo que asomar por un parapeto.

¿Montar la pistola con una sola mano?


9 Sí, contra el cinturón, muslo, calzado, etc.

PREPARACIÓN
9 Todos cometemos errores, pero todos nos creemos en posesión de la verdad.
9 Si no alcanzamos el récord o el nivel, se critica el sistema.
9 Examen de conciencia: no entrenamos, no conocemos la técnica, no la empleamos adecuadamente, no
hay continuidad.
9 Un tirador no llega a nada si solamente tira.
9 Necesidad de: estudiar técnica, preparación física y psíquica, no correr más de lo posible.
9 El tiro es como la escalera, hay que subir peldaño a peldaño y no querer quemar etapas.
9 El tirador no nace, se hace, a pesar de las disposiciones innatas.
9 Debemos mentalizarnos de que podemos tirar, pero que el tope es muy difícil.
9 Siempre hay algo que aprender y algo que mejorar.
9 La tensión nerviosa nos hace perder mucho en el resultado.
9 Procurar inhibirse del exterior.
9 Ejercicios de calentamiento: de todo tipo, sauna, piscina...
9 Respiración: Ni mucha ni poca, normal.
9 Actitud mental: debe estar preparado para la realización del ejercicio, si no es peor por el desánimo
que puede producir. Debe llegar a tomarse como «hobby» o como el momento agradable del día. Se
puede hacer muy agradable, una vez a nivel, a base de cambiar constantemente los ejercicios. Es
bueno «jugarse» algo, pero hay que cambiar el juego para que el ganador no sea siempre el mismo y
esto desanime.
9 Cumplimiento estricto de las normas de seguridad, pero no supervalorando éstas, ya que todos somos
profesionales.
9 No consentir más manipulaciones en las prácticas que las precisas.
9 Intentar sacar consecuencias positivas de los fallos.

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Instrucción Operativa. Tiro 37

Alineación de miras. Gatillazo. Errores. Agudeza visual

ALINEACIÓN DE MIRAS
Cuando empecemos el aprendizaje para disparar hay que procurar siempre realizar una perfecta alinea-
ción de miras, consistente en enrasar el alza y el punto de mira y dejar la misma luz por los costados de
éste (fig. 1).
En principio, y hasta que se haga un buen agrupamiento, hay que disparar con la alineación correcta,
pues de los contrario si en cada disparo cambiamos la alineación, nunca sabremos si el defecto es del arma
o nuestro. En resumen, que hasta que no agrupemos, no hay que corregir.

Figura 1
GATILLAZO
Cuando tenemos alineadas las miras, instintivamente pensamos en disparar y entonces el dedo da un «ti-
rón» fuerte del disparador.
También se produce cuando empezamos a apretar poco a poco el disparador y al no salir pronto el dispa-
ro parece que nos «cansamos», con lo que entonces damos mayor fuerza al disparador, produciéndonos el
gatillazo.
Por último, el dedo no debe perder nunca el contacto con el disparador, pues si no existe este con-
tacto tenemos mucha mayor posibilidad de dar gatillazo.

Formas de corregir el gatillazo


Haciendo mucho tiro en seco.
Poniendo una moneda encima del arma, al principio pegada al alza y luego al punto de mira, y disparan-
do en vacío procurando que la moneda no se caiga.
Dando al tirador la pistola montada, unas veces con cartucho en recámara y otras sin él y sin que el tira-
dor sepa si contiene o no cartucho. Las veces que el arma no esté cargada, si hay gatillazo el tirador se dará
perfecta cuenta del «golpeo» que sufre el arma.

ERRORES
Error angular
Es el más importante que se puede cometer en el tiro y el que debemos evitar a toda costa.
Consiste en que el eje del cañón en vez de estar completamente perpendicular al blanco y en dirección al
punto de impacto que yo quiero, está formando un ángulo a izquierda, derecha, arriba o abajo, lo que se
traduce en que a medida que el proyectil se aleja del arma también se aleja cada vez más del punto de im-
pacto que deseábamos, llegando incluso a no entrar siquiera en la silueta que tenemos como blanco
(Fig.2a).

Error paralelo
Si en vez de formar un ángulo, como decíamos antes, el eje del arma se desvía paralelamente al eje ideal
de tiro, el error cometido entonces será en impacto exactamente igual al desplazamiento paralelo que
hemos realizado (Fig. 2b).
Por lo tanto, este error en el tipo de tiro que nosotros intentamos, en el que hemos dicho que sólo los
blancos cuentan, no tiene demasiada importancia.

AGUDEZA VISUAL
Ojo dominante o maestro
Normalmente los dos ojos no tienen la misma agudeza visual o lo que es igual, un ojo domina la visión
sobre el otro. A este ojo es al que llamaremos «dominante» o «maestro» y es con el que debemos realizar la
puntería.
Para saber cuál es nuestro ojo dominante basta apuntar, con el dedo índice y el brazo estirado, a un ob-
jeto cualquiera, con los dos ojos abiertos. Si guiñamos un ojo y el objeto al que apuntábamos no se nos
desplaza, el ojo que tenemos destapado es el maestro. Por el contrario, si el objeto se nos desplaza, el ojo
abierto es nuestro ojo débil.

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38 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Ojo director
Es aquel con el que hacemos la puntería. Aunque ésta se debe hacer con el ojo dominante, hay veces
que las circunstancias (por ejemplo, asomarse al costado de un parapeto intentando ofrecer la menor silue-
ta) nos hacen apuntar con uno u otro ojo, ojo al que llamaremos director.

Figura 2 a)

Figura 2 b)

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Instrucción Operativa. Tiro 39

Algunos conocimientos sobre balística y cartuchería


BALÍSTICA
La balística2 es el estudio del comportamiento de los proyectiles desde su salida del cartucho hasta llegar
al punto de arribada.
Al efectuar un disparo, el proyectil impulsado por los gases de la combustión de la pólvora recorre el in-
terior del cañón del arma y, animado de una velocidad inicial, se proyecta hacia adelante, recorriendo una
trayectoria, la cual se ve afectada por dos elementos fundamentales:
a) La fuerza de la gravedad, que le atrae hacia el centro de la Tierra, frenando por esta acción el recorrido
del proyectil.
b) La acción de rozamiento contra el aire de la atmósfera, que consume igualmente poco a poco la energía
cinética que anima al proyectil.
De la suma de estos dos factores, primordialmente, la velocidad inicial del proyectil se va agotando y éste
va cayendo hacia el suelo. Todo este recorrido recibe el nombre de trayectoria.

PARTES DE UN CARTUCHO (fig. 3)


A Vaina:
- Con yunque.
- Sin yunque.
* Clasificación:
- Geométrica (cónica, cónica golleteada, cilíndrica, etc.).
- Percusión anular (carga alrededor de la pestaña y en su interior).
- Percusión central (llevan la carga iniciadora en el centro del culote).
- De aguja (percusión lateral, sistema Lefaucheux).
B Bala o proyectil: Es el elemento activo del cartucho, en orden a producir los efectos buscados por el
disparo.
C Carga de proyección y fulminante
* Culote

Figura 3a

2
Balística forense es una disciplina compleja que abarca materias diversas cuyo estudio requiere el conocimiento de
variadas técnicas y métodos científicos cuyo fin último es la resolución de hechos delictivos en los que han intervenido
armas de fuego.
Balística funcional o mecánica. Trata de determinar las características y el estado de funcionamiento de las armas de
fuego.
Balística externa. Abarca todos los fenómenos que ocurren desde que el proyectil o proyectiles abandonan el ánima del
arma hasta que impacta en el blanco.
Balística de efectos. Trata sobre las consecuencias que los proyectiles ocasionan en el lugar de impacto en virtud de su
poder de penetración y de detención.
Balística identificativa. Se ocupa de establecer una relación de identidad entre los casquillos y/o proyectiles recupera-
dos con ocasión de un hecho delictivo y aquellos otros indubitadamente disparados por el arma sospechosa de haberlo
cometido.

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40 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Figura 3b Figura 3c

Figura 3d

Ejemplos de algunos tipos de munición


El cartucho de 9 milímetros NATO parabellum, que actualmente usamos en nuestras armas reglamenta-
rias, tiene una bala blindada ojival roma cubierta por una envuelta de latón con un poder de penetración de
10 cm sobre tablón de pino a 50 m de distancia.
La KTW (americana, no es de venta al público) pretende la perforación de chalecos y chapas (poder de
penetración muy alto, está hecha con tungsteno; dicho proyectil es de color verde).
La ARCANE (europea) tiene núcleo muy duro y capacidad de penetración muy fuerte; su núcleo es de co-
bre puro.

LA MUNICIÓN DEBE MANTENERSE EN


PERFECTO ESTADO
DE LIMPIEZA Y CONSERVACIÓN:
SÓLO ASÍ SE CONSEGUIRÁ GARANTIZAR SU
EFICACIA CUANDO SEA UTILIZADA.
NUNCA SE USARÁ MUNICIÓN CON MÁS
DE 10 AÑOS DE ANTIGÜEDAD.

TRAYECTORIA
Se denomina trayectoria (fig. 4, página siguiente) a la «línea imaginaria descrita por el centro de grave-
dad de un proyectil durante su recorrido por el aire».
El proyectil en el aire se encuentra sometido a tres fuerzas antagónicas:
* La fuerza de proyección que le comunican los gases y que le impulsa adelante.
* La resistencia del aire, que se opone a la fuerza anterior.
* La fuerza de la gravedad, que atrae el proyectil hacia el suelo.
Como consecuencia de la interacción de esas tres fuerzas, el camino que sigue el proyectil desde que
abandona la «boca de fuego» del arma (origen de la trayectoria –1–) hasta que encuentra al blanco (punto
de llegada –3–) es una curva con dos ramas, una ascendente (más larga, mientras la velocidad del proyectil
es dominante) y otra descendente (más corta, cuando predomina la fuerza de la gravedad). El punto donde
la rama ascendente alcanza la altura máxima se denomina vértice de la trayectoria –2–.
Otros conceptos importantes son:
* Línea de situación: es la recta que une el origen de la trayectoria con el objetivo a batir –4–.
* Horizonte del arma: es el plano horizontal que pasa por el origen de la trayectoria –5–.
* Punto de caída: aquél en que la rama descendente de la trayectoria cruza el horizonte del arma –6–.
* Línea horizontal: es la recta que une el origen de la trayectoria con el punto de caída –7–.
* Línea de mira (fig. 5, a): es la línea o visual que une el ojo del tirador con los puntos correspondientes a
los elementos de puntería (alza y punto de mira) y el objetivo que se desea batir.
* Línea de tiro (fig. 5, b): es la prolongación del eje del arma dispuesta para el disparo.
* Línea de proyección (fig. 5, c): es la tangente a la trayectoria en su origen.

DISPERSIÓN Y AGRUPAMIENTO
Disparando varias veces un arma totalmente inmovilizada (por ejemplo, colocada en un potro) y sin alte-
rar los elementos de tiro, utilizando el mismo tipo de proyectiles y manteniendo análogas condiciones at-
mosféricas, se comprueba que los proyectiles no inciden en el mismo punto del blanco, como teóricamente
debería ocurrir.

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Instrucción Operativa. Tiro 41

Este fenómeno, que ocurre siempre, cualquiera que sea el arma empleada, es
lo que se conoce como dispersión del tiro.
Cuando el número de disparos es suficientemente elevado, se comprueba que
los impactos se distribuyen con cierta regularidad, formando una figura (fig. 6)
que llamamos agrupamiento, y cuyo centro geométrico es el centro de impactos.
Los agrupamientos reúnen una serie de características que podemos resumir
así:
* Son siempre alargados, en forma de elipse con el eje vertical mayor que el
horizontal (la dispersión en altura es siempre mayor que la lateral).
* Los impactos se distribuyen simétricamente respecto de los ejes de la elipse,
concentrándose alrededor de su centro y disminuyendo progresivamente a
medida que se alejan de él (siguiendo las leyes de lo que en estadística se
denomina una «distribución normal»).
* La dimensión total de un agrupamiento es mayor cuanto mayor es la distan-
cia de tiro.
Figura 6

* El orden en que se van a producir los impactos es totalmente impredecible (está sujeto a las leyes del
azar que sólo permiten predicciones con una cierta probabilidad y a partir de un número muy elevado de
casos).
De acuerdo con lo expuesto, un arma es tanto más precisa cuanto menor sea el agrupamiento que
produce a determinada distancia, en un tiro realizado en idénticas condiciones. Cuando el arma es sufi-
cientemente precisa (y todas las de dotación del Cuerpo lo son), la exactitud del tiro depende de dos fac-
tores esenciales:
* El conocimiento que tengamos sobre las propias características y posibilidades del arma en relación con
el tipo de blanco a batir.
* Las condiciones personales del tirador, fundamentalmente su agudeza visual, preparación física y grado
de instrucción de tiro que posea.

Figura 4

Figura 5

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42 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Percepción y designación de objetivos. Apreciación de distancias

Figura 7

PERCEPCIÓN Y DESIGNACIÓN DE OBJETIVOS EN EL TIRO DE COMBATE


La primera circunstancia indispensable, en cualquier clase de terrenos y condiciones, es que el tirador se-
pa sin ningún género de dudas cuál es el blanco que se desea batir.
En situaciones reales de combate, la designación de los objetivos suele corresponder al que manda la
fuerza. Pero es necesario que cada tirador llegue a percibirlos inequívocamente, lo que obliga a que, con
anterioridad, se haya habituado a los métodos más corrientes que se usan en la designación de objetivos,
tales como:
* El método de características peculiares. Cuando el objetivo es fácilmente visible y perfectamente
identificable por sus propias características, basta con designarlo de manera inequívoca. Ejemplo: «la ca-
sa situada sobre la colina, en la línea del horizonte» (fig. 7.1).
* El método de designaciones sucesivas. Cuando el objetivo es visible, pero poco definido, se toma
como referencia un elemento del terreno fácilmente identificable y, a partir de él, se llega hasta el objeti-
vo en cuestión. Ejemplo: «el matorral que hay a la derecha del cuarto poste del tendido eléctrico, con-
tando desde la casa de la colina» (fig. 7.2).
* Finalmente, se empleará el método de campos angulares cuando el objetivo sea muy impreciso y sin
fáciles referencias sucesivas. Se denomina campo angular el terreno comprendido entre dos planos verti-
cales, próximos y bien definidos, como, por ejemplo, los planos que pasan por los postes cuarto y quinto
del tendido eléctrico de la figura 7.3.
Una vez definido el campo angular, se señala, dentro de él, un elemento bien identificable, que servirá
como punto de partida o referencia (por ejemplo, el cuarto poste). A partir de este punto, si el objetivo está
a su derecha o izquierda, se extiende un brazo al frente, colocando la mano vertical con los dedos extendi-
dos, unidos y hacia arriba y las uñas dando frente a la cara, haciendo coincidir el punto de partida con el
borde exterior del dedo índice (o meñique), y se contará el número de dedos que separan dicho punto de
partida del objetivo. Si la separación entre el punto de partida y el objetivo es vertical, delante o detrás, se
coloca la mano horizontalmente, con la palma hacia la cara y los dedos hacia la derecha o izquierda, proce-
diendo de modo análogo al anterior (fig. 8). Si la separación es lateral y vertical, se emplearán ambos pro-
cedimientos sucesivamente. Ejemplo: «tres dedos a la derecha y dos dedos detrás (o por encima) del cuarto
poste del tendido eléctrico contando a partir de la casa de la colina» (fig. 7.3).
Hay que tener en cuenta que, como la apreciación en este método está influida por la posición relativa
del que la hace, es imprescindible que quien hace la designación y quien debe percibir el objetivo se hallen
muy próximos entre sí.

Figura 8

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Instrucción Operativa. Tiro 43

APRECIACIÓN DE DISTANCIAS
Cuando se está haciendo fuego con armas largas, la apreciación de la distancia entre el puesto del tirador
y el objetivo a batir es necesaria para poder elegir la posición adecuada del alza.
Conviene señalar que, salvo en el caso de tiradores selectos dotados de dispositivos de alza telescópica,
generalmente se recomienda que el tiro individual no se efectúe a distancias superiores a los 200 metros, en
el caso de objetivos aislados, distancias que se amplían hasta los 400 metros cuando los objetivos sean gru-
pos o formaciones.
La apreciación de la distancia podremos efectuarla más fácilmente, si nos entrenamos previamente habi-
tuándonos a fijar en nuestra mente la visibilidad que ofrecen hombres aislados y en grupo, de pie, sentados
o tendidos, en terrenos variados y en diversas condiciones de luz y atmosféricas, a las distancias que nos
interesan.
Como datos de referencia, en condiciones de visibilidad «normales» se puede señalar que a un individuo:
™ a 100 metros de distancia se le ven los ojos,
™ a 200 metros se le distingue la cara,
™ a 300 metros se ven los movimientos de brazos y piernas, y
™ a 400 metros apenas se distinguen algunos detalles.
En todo caso, la apreciación directa de las distancias puede verse alterada por diversos factores. Ejem-
plo:
* Un objetivo nos parecerá más próximo a nosotros de lo que realmente está, si recibe la luz de frente, si
destaca sobre el horizonte o tiene como fondo una zona de colores vivos (como el blanco de la nieve), si
se halla en una posición que hace que el observador lo mire hacia arriba (porque el objetivo esté más al-
to o porque el observador se encuentre tendido), o si está separado del observador por un terreno muy
accidentado.
* Por el contrario, tenderemos a considerar que un blanco se encuentra más lejos de nosotros de lo que en
realidad lo está, si recibe la luz de espaldas, si está situado más bajo que el observador, o si nos encon-
tramos en condiciones generales de poca luz ambiental (días de niebla, horas del atardecer, etc.).
Existen varias maneras de entrenarse hasta conseguir la precisión suficiente en la apreciación directa de
distancias. De entre ellas, vamos a explicar el que podríamos llamar procedimiento de las milésimas.
Se llama milésima al valor del ángulo con que se ve un metro a un kilómetro de distancia. Esta unidad de
medida angular nos permite calcular la distancia que nos separa de un objeto si conocemos la altura
aproximada del objeto y el número de milésimas que contiene el ángulo con que lo vemos (fig. 9).
Si 1 milésima corresponde a 1 metro de altura a 1000 metros de distancia, N milésimas corresponderán a
H metros de altura a D metros de distancia.

Figura 9
O, lo que es lo mismo:
H (altura en m) x 1000
D (distancia en metros) =
N (ángulo en milésimas)
Ya sólo nos queda ver la forma en que podemos medir las milésimas del ángulo con que vemos el objeti-
vo. Y, para ello, el procedimiento más común es colocar uno de nuestros brazos extendido hacia adelante a
la altura de nuestros ojos, con la palma de la mano vuelta hacia nosotros (las uñas de los dedos hacia afue-
ra). En esta posición el número de milésimas que cada dedo intercepta, al nivel de la articulación entre la
primera y segunda falanges, es el siguiente (fig. 10):

Figura 10

Nos encontramos ya en condiciones de poder resolver un problema del tipo del siguiente: calcular a qué
distancia se encuentra un hombre cuya estatura suponemos alrededor de 1'75 metros, y cuya silueta se
corresponde perfectamente con el grosor del dedo anular (30 milésimas).
Distancia = (1'75 x 1000) / 30 = 58'3 metros

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44 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

EL TERRENO
Durante el fuego es imprescindible servirse del terreno como apoyo para protegerse de las vistas y cu-
brirse del fuego enemigo, facilitar el avance, ver bien al enemigo, dar estabilidad al arma para hacer fuego...
Hay accidentes u obstáculos del terreno que sólo ocultan al tirador de las vistas del adversario, en tanto
que otros protegen y resguardan de las vistas y del fuego enemigo. En función de las posibilidades que el
terreno ofrece a quienes se desplazan por él, podemos distinguir entre:
* Espacios de terreno por los que no puede marchar un blanco potencial sin ser tocado por el proyectil:
zona rasada.
* Lugares en los que el blanco está a cubierto de los proyectiles: zona desenfilada.
* Espacio donde se abaten todos los proyectiles de un agrupamiento: terreno batido.
* La suma del terreno batido por un agrupamiento y de la zona rasada por la trayectoria inferior o más
corta de ese agrupamiento, recibe la denominación de terreno peligroso.

INSTRUCCIÓN PREPARATORIA DEL TIRADOR


La acción de disparar un arma exige la ejecución previa de diversas acciones:
* Alimentarla: un arma está alimentada cuando su depósito (cargador), colocado en su alojamiento, con-
tiene algún cartucho –desde uno a estar completo–. La munición, en armas individuales, deberá encon-
trarse en el mecanismo de alimentación (cargador o similar); en armas colectivas, cuando dicha munición
está en su inmediata proximidad.
* Cargarla: consiste en introducir un cartucho en la recámara, y poner todos sus mecanismos en disposi-
ción de hacer fuego con sólo oprimir el disparador. Debe diferenciarse esta posición con la de arma mon-
tada: cuando los mecanismos de disparo y percusión se encuentran en disposición de hacer fuego, sin
que sea necesario que el cargador esté alojado en la embocadura del arma.
* Encararla (o empuñarla, en el caso de arma corta): es colocarla orientada sensiblemente en la dirección
del blanco, en disposición de apuntarla.
* Apuntarla es tomar la línea de mira y llevarla al blanco.
A partir de ese momento, estamos en condiciones de efectuar el disparo, para lo cual habremos de tener
presentes cuantas instrucciones y recomendaciones se efectúan en las sesiones siguientes.
Por último, conviene saber también que un arma está asegurada cuando el selector de disparo (aleta de
seguro o similar), está en la posición de “asegurado”, independientemente de que el arma esté alimentada,
montada o cargada. Una vez quitado, quedará en una de las posiciones anteriores.

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Instrucción Operativa. Tiro 45

Desviación de impactos. Impactos erróneos


DESVIACIÓN DE IMPACTOS: CAUSAS
El movimiento del arma es de dos tipos, lo que determina las dos clases de errores ya vistos: el angular y
el paralelo. A estos errores hay que añadir la falta de inmovilidad corporal y problemas de visión.
Estos errores se pueden subsanar y para ello lo primero que tenemos que saber es "PARAR", es decir, lo-
grar la inmovilización en la posición de tiro.
Si el arma no está parada, no se realiza un buen tiro.
Lo fundamental en puntería es el riguroso centrado.
Las oscilaciones de tono muscular nos producen un movimiento vertical que se puede corregir haciendo
ejercicio con un muelle, apretándolo en el puño con el brazo en posición de tiro.

ZONA DE BAILE
Viene determinada por los sucesivos centros de impactos que se producen como consecuencia de los dis-
tintos enfoques de la "parada".
Rosa de tiro sería el reflejo de los sucesivos impactos debido a la zona de baile.
La no perfección del enfoque de las miras produce los errores antes descritos.

ERRORES IMPERCEPTIBLES DE MIRAS


El ojo humano no puede mirar tres cosas a la vez (alza, punto de mira, blanco), por lo que debe mante-
ner su atención en lo más próximo. Incluso así existirá una imperfección de alineación. Este error al que nos
referimos es muy pequeño, pero existe y produce como consecuencia un error angular.

¿Qué influye en la puntería?:


a) Pupila.
b) Guiño de ojo.
c) Parpadeo.
d) Imperfecciones del ojo.
e) Enfoque central.
f) Desviación de la vista.
g) Resistencia a la luz.

• Pupila
Un cambio brusco en la intensidad de la luz afecta el grado de sensibilidad del ojo: la pupila tarda cinco
segundos en contraerse, sin embargo, para dilatarse necesita tres minutos.

• Guiño del ojo


Cuando se cierra el ojo hay variación de presión sobre el globo del ojo abierto, que trata de compensar la
falta del anterior, produciéndose efectos que afectan a la refracción y a la nitidez de las imágenes.

• Parpadeo
Por el parpadeo se consigue que el líquido producido por el lagrimal se extienda y limpie la córnea hume-
deciendo y protegiendo el ojo. A mayor parpadeo, más nitidez.

• Imperfecciones del ojo


1) Aberración esférica:
Se produce cuando los rayos de luz, al incidir en el cristalino, son refractados y lo que vemos es un
círculo de luz difuso. Va en relación directa con la abertura de la pupila, esto es, a mayor abertura de pu-
pila, menor nitidez y viceversa.
2) Difracción:
Cuando los rayos de luz pasan por aberturas muy pequeñas, producen en la retina una imagen rodea-
da de una serie de anillos de luz de intensidad diferente. Sólo se ven cuando la pupila es muy pequeña
(deslumbramiento).
3) Difusión de la luz en el interior del ojo:
Al mirar el blanco se ve como una mancha gris con los bordes muy difusos y las miras no se ven níti-
das. Estos fenómenos no se producen cuando la abertura de la pupila es la apropiada.

• Enfoque central
La parte del ojo que permite ver con nitidez una imagen es la "mácula" o "fóvea", situada en la parte
posterior central de la retina y de dimensión no mayor que la cabeza de un alfiler. Fuera de esa zona, la
imagen es difusa.

• Desviación de la vista
La fijación constante en un punto para que éste vaya a la "mácula" produce un cansancio. Para descansar
es preciso desviar la vista de este punto, siendo preferible hacerlo hacia un lugar de color verde, no brillante
y que esté en la sombra.

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46 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

• Resistencia a la luz
La luz del sol estimula y relaja el ojo, pero su abuso puede causarle graves destrozos. Con entrenamiento
se consigue una tolerancia mayor: con los ojos cerrados miro al sol, después los abro y miro a los alrededo-
res del sol (cada operación dura no más de cuatro o cinco segundos).
Con esto acostumbraremos el ojo al deslumbramiento.

TIRO PERFECTO (fig. 11)


Buena alineación de alza y punto de mira.
Posición cómoda.
Buen empuñamiento.
Presión correcta del dedo sobre el disparador.

Figura 11
IMPACTOS ERRÓNEOS: CAUSAS QUE MOTIVAN LAS DISTINTAS DESVIACIONES
Impacto a la derecha (fig. 12)
Mala alineación de miras: más luz a la izquierda.
Mucho dedo en el disparador.
Gatillazo.

Figura 12

Impacto a la izquierda (fig. 13)


Mala alineación: más luz a la derecha.
Poco dedo en el disparador.
Gatillazo.
Vacilación.
Variar la presión del empuñamiento en el momento de presionar el disparador.

Figura 13

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Instrucción Operativa. Tiro 47

Impacto bajo (fig. 14)


Mala alineación: punto de mira más bajo.
Fatiga del tirador.
Cañón muy pesado.
Gatillazo.

Figura 14

Impacto alto (fig. 15)


Mala alineación: punto de mira muy alto.
Vista deficiente: se intenta ver el punto de mira.
Elevación de la mano al partir el disparo.
El arma no ha sido llevada a la altura de la vista.

Figura 15

Impacto alto y a la izquierda (fig. 16)


Mala alineación: punto de mira muy alto y más luz a la derecha.
Poco dedo en el disparador.
Gatillazo.
Vacilación.
Vista deficiente.

Figura 16

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48 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Impacto alto y a la derecha (fig. 17)


Mala alineación: punto de mira alto y más luz a la izquierda.
Mucho dedo en el disparador.
Gatillazo.
Empuñamiento muy fuerte.

Figura 17

Impacto bajo y a la derecha (fig. 18)


Mala alineación: punto de mira bajo y más luz a la izquierda.
Mucho dedo en el disparador.
Aceleración en la última parte de la presión del dedo.
Empuñamiento demasiado fuerte.

Figura 18
Impacto bajo a la izquierda
Mala alineación: punto de mira bajo y más luz a la derecha.
Arma inclinada a la izquierda (desnivelada).
Posición demasiado lateral.
Dedo muy poco metido en el disparador.
Espalda encorvada, cabeza agachada.
Gatillazo.
Movimiento de la mano por la muñeca al salir el proyectil.

Figura 19

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Instrucción Operativa. Tiro 49

Apuntar. Corrección de tiro


APUNTAR UN ARMA
Es poner en línea cuatro elementos de forma que ojo, alza, punto de mira y blanco estén alineados per-
fectamente, haciendo que, si no se varía la alineación hasta que el proyectil abandone el arma, el impacto se
produzca en el lugar deseado.
El momento fundamental del apunte de un arma es el perfecto encuadre del punto de mira dentro de la
ranura del alza en el instante último del disparo.
Nadie puede mantener inmóvil el brazo durante un tiempo; por ello, el tirador debe estudiar sus movi-
mientos para que se verifique el disparo en el mejor momento, centrado y nivelado el alza y el punto de
mira.
El tirador debe saber que si dentro de ciertos límites consigue mantener la alineación de esos cuatro ele-
mentos, hasta que la bala salga del cañón del arma, el resultado será perfecto.

DIFERENCIA ENTRE PUNTERÍA A «PUNTO EN BLANCO» Y A «PIE DE DIANA»


Dado que, generalmente, en una diana la zona del 10 es negra, los tiradores de precisión en vez de tener
sus armas apuntadas perfectamente a esta zona (fig. 20), las tienen hacia una zona de la parte blanca de la
diana, normalmente a la raya entre el 5 y el 6 (fig. 21), ya que la precisión para el apuntamiento es mayor
por el contraste entre lo negro de los elementos de puntería y lo blanco de la diana.
En el primer caso (armas apuntadas al 10), se diría que las armas están apuntadas a punto en blanco y
en el caso segundo (armas apuntadas al 6), a pie de diana.
Nuestras armas siempre deben ir apuntadas a punto en blanco, es decir, tengo que apuntar al lugar
exacto a donde quiero hacer el impacto.

Figura 20 Figura 21

CORRECCIÓN DE TIRO
Como norma FUNDAMENTAL hemos de tener en cuenta que NUNCA CORREGIREMOS SOBRE LOS IMPAC-
TOS, es decir, si nosotros vemos donde ha ido el impacto, nunca apuntaremos al punto que se encuentra en
la diagonal para dar en el punto deseado.
Otra cuestión también fundamental es disparar siempre con las miras perfectamente alineadas hasta que
lleguemos a hacer una buena concentración, momento en el cual, si la misma no está en la zona a la que
nosotros tiramos, tendremos que corregir de las siguientes formas:

1. Sin variar los elementos de puntería


* Si los impactos son altos, habrá que bajar el cañón del arma o lo que es lo mismo, tomar menos pun-
to de mira (fig. 22 a).
* Si los impactos son bajos, habrá que tomar más punto de mira (fig. 22 b).
* Si los impactos van a la derecha, habrá que llevar el eje del cañón a la izquierda o lo que es igual
habrá que dejar más luz a la derecha que a la izquierda (fig. 22 c).
* Si los impactos van a la izquierda, habrá que dejar más luz a la izquierda (fig. 22 d).
Conjugando estos cuatro casos tendremos todas las formas posibles de corregir el tiro sin variar los ele-
mentos de puntería.

2. Variando el alza (en armas oficiales solo por el Servicio de Armamento)


Cuando el alza es móvil, para cambiar el tiro y que se vaya a la derecha, he de desplazar el alza a la de-
recha y para llevar el tiro a la izquierda, desplazaré el alza hacia ese lado (fig. 23).
Si el alza es fija y no se puede desplazar:
* Para desplazar el tiro a la derecha, limar la parte interior de la derecha (fig. 24 a).
* Para desplazar el tiro a la izquierda, limar la parte interior de la izquierda (fig. 24 b).
* Para bajar el tiro, limar la parte superior (fig. 24 c).

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50 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Figura 23

Figura 22

Figura 24

3. Variando el punto de mira (en armas oficiales solo por el Servicio de Armamento)
Si el tiro se va bajo, hay que limar el punto de mira (fig. 25).

Figura 25

4. Empuñando el arma con la mano débil


Para comprobar si, empuñando el arma con esta mano, los impactos van al mismo lugar que cuando la
empuñamos con la mano fuerte, o si varían.

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Instrucción Operativa. Tiro 51

Arma corta. Empuñamiento. Presiones

EMPUÑAMIENTO DEL ARMA


1º Brazo: No debe estar doblado por el codo.
Debe estar estirado pero no rígido, de forma tal que no nos tiemble el mismo; el brazo no debe estar
nunca en tensión.
2º Muñeca: Debe estar en prolongación del brazo.
3º Arma: El eje de la misma debe estar en prolongación del eje del brazo para tiro de precisión. Para tiro de
puntería con dos manos, la correcta sería la postura número 3 de la fig. 26.
4º Empuñamiento: Un buen empuñamiento es aquel que reúne los requisitos para:
* Sostenimiento del arma en línea con el blanco en el instante de ejercer la presión sobre el disparador.
* Control del retroceso de manera que permita una rápida recuperación.
* Un ajuste perfecto a la mano del tirador.
* Ha de ser lo más alto posible.

Figura 26
PRESIÓN DE LA EMPUÑADURA
¿Cuánta? Ni mucha ni poca. El ejemplo típico es el del pájaro entre las manos: si le apretamos mucho lo
ahogamos y si le dejamos demasiado suelto se nos escapa. Nunca hacer tanta presión que nos tiemble el
arma.
¿De qué forma? De forma constante si es que se quieren tener las miras alineadas; de forma que las pre-
siones ejercidas sobre el arma sigan la dirección del eje de la misma. Hay que tener cuidado con las "pun-
tas" de los dedos, pues sin querer ejercemos presión con ellas.
¿Con qué dedos? Con el medio, anular y meñique, siendo prácticamente los dos primeros los que hacen
todo el trabajo. El dedo índice NO EMPUÑA: debe quedar independizado para ejercer la acción de disparar.
Todos los disparos han de hacerse con la misma presión en la culata, pues si no los tiros saldrán despa-
rramados.

PRESIÓN EN EL DISPARADOR
Hay que ejercerla directamente hacia atrás, es decir siguiendo la línea eje del cañón del arma.
La presión ha de ser siempre "uniforme creciente", sin sacudidas ni paradas que favorezcan los movi-
mientos bruscos o "gatillazos".
Tener en cuenta no apretar el empuñamiento a medida que se aprieta el disparador.
Figura 27: El lugar que ocupa la flecha es el lugar por el que normalmente ha de presionar el dedo sobre
el disparador.
Tanto si introducimos mucho dedo como si disparamos prácticamente con la punta del mismo, se nos
producen desvíos laterales que nos suponen una desviación del proyectil.
Para entrenar esta presión es conveniente, una vez empuñada el arma con una mano y colocado el dedo
índice en el disparador, colocar la otra mano en forma de cazoleta bajo la empuñadura del arma y con los
dedos índice y medio en forma de horquilla, presionar sobre la primera falange del índice que acciona el
disparador, para evitar que dicho dedo se desvíe a izquierda o derecha. También se puede practicar reali-
zando sucesivas presiones sobre un palo redondo o cuadrado (6 ó 7 centímetros de largo por uno de grosor)
colocado entre la yema del dedo índice y el arco palmar formado por este dedo y el pulgar.

Figura 27

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52 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

PRÁCTICAS DE TIRO EN SECO


Un sistema aconsejado para llevar a cabo las prácticas de tiro en seco sería el siguiente:
Distribución de los tiradores en equipos con su instructor.
Sacar las armas, comprobarlas y trabajar con cargador vacío.
Practicar el empuñamiento y corregir defectos.
Practicar la visión con los ojos abiertos
Practicar la presión en el disparador.
Tras lo anterior, colocar una moneda encima de la corredera y presionar el disparador sin tirar la mo-
neda.
Corregir la posición del apoyo del dedo en el disparador.
Volver a repetir las prácticas con las correcciones correspondientes.

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Instrucción Operativa. Tiro 53

Tiro de puntería con arma larga: En pie


POSTURA Y EMPUÑAMIENTO
Tiene un área de sustentación muy reducida: El centro de gravedad (CDG) del cuerpo está muy separado
del CDG del arma, no sólo en altura, sino en plano perpendicular.
El CDG tirador-arma queda fuera del cuerpo, produciendo un equilibrio inestable, para lo que habrá que
adoptar una postura que lo evite. Para ello, tendremos en cuenta:
La abertura de pies será igual o ligeramente inferior a la anchura de hombros.
Los talones de los pies están paralelos a la línea de blanco, y los dedos de los pies estarán estirados.
El CDG arma-cuerpo debe coincidir en la segunda vértebra sacra. Para ello, giramos el tronco hacia la de-
recha y lo inclinamos hacia atrás, metiendo el CDG del cuerpo por encima de la pelvis.
Para inmovilizar el arma, debe girar el torso en sentido contrario a las agujas del reloj, dejando inmóviles
la cadera y piernas.
Los músculos abdominales se contraen, fijando piernas y tronco.
Se debe conseguir firmeza en las piernas, pero no rigidez de rodillas.
Se produce en esta postura una gran curvatura de la columna vertebral, a la vez que tiene una gran in-
clinación.
Los brazos deben colocarse de forma que el brazo contrario a la mano que empuña apoye su codo enci-
ma de la cadera; el antebrazo debe formar una cuña con el arma.

POSICIÓN
Pies
* Pie correspondiente a la pierna de la mano contraria a la que empuña, adelantado y totalmente paralelo
al frente del blanco, para conseguir mayor comodidad el tirador y evitar el giro de la cadera.
* Pie correspondiente a la pierna de la mano que empuña, retrasado y apoyado por su planta; también
oblicuo respecto al frente del blanco, para mantener la pierna retrasada y que sustente al cuerpo del tira-
dor como si fuese un bípode.

Piernas
* Pierna correspondiente a la mano contraria a la que empuña el arma, adelantada y completamente esti-
rada, soportando todo el peso del cuerpo sobre ella, de forma que la vertical del cuerpo esté en prolon-
gación del eje de esa pierna.
* Pierna correspondiente a la mano que empuña, atrasada y ligeramente estirada, haciendo el bípode para
mantener el cuerpo en equilibrio.

Cadera
* Estará totalmente adelantada, exagerando esta posición, para cargar todo el peso sobre la pierna adelan-
tada y servir de apoyo al brazo de la mano contraria a la que empuña.

Tronco
* Estará ligeramente echado hacia atrás, para compensar el adelanto de la cadera, pero manteniéndolo en
la vertical de la pierna; su posición será ligeramente oblicua respecto al frente, para facilitar el encara-
miento del arma en dirección perpendicular al frente del blanco.

Brazos y manos
* El brazo correspondiente a la mano que empuña, flexionado por el codo y ligeramente separado del cuer-
po, para acondicionar la cuna del hombro a la culata del arma.
* La mano correspondiente a este brazo, apoyada naturalmente en torno a la empuñadura del arma, con el
dedo índice sobre el disparador.
* El brazo correspondiente a la mano contraria a la que empuña, flexionado por el codo y apoyando éste en
la cadera saliente, para conseguir una buena estabilidad del arma.
* La mano correspondiente a este brazo, si tiramos con Z-70, en forma de cazo, servirá de apoyo a la em-
puñadura del arma por su parte inferior, y si lo hacemos con CETME, estará con la palma abierta y suje-
tará la parte inferior del cargador, no agarrándola sino sirviendo sólo de apoyo.

Cabeza
* Descansará, apoyada por la mejilla, sobre la culata del arma, enfrentando el ojo del mismo lado que la
mano que empuña, al alza del arma.

DEFECTOS MÁS CORRIENTES


* Colocación del pie adelantado en dirección perpendicular al frente, posición difícil, incómoda, que implica
cansancio y precipitación en la ejecución del disparo, imprecisión y dispersión.
* Pierna adelantada flexionada, soportando el peso del cuerpo, produciendo desequilibrio, temblores de
piernas y dispersión de impactos; asimismo no se saca cadera, con lo que no hay apoyo del brazo contra-
rio al que empuña, quedando el arma sostenida a pulso, mala sujeción del arma, dispersión.
* Tronco adelantado, con lo que el tirador deja el pie retrasado casi en el aire, inestabilidad e incomodidad,
dispersión. Saca poca cadera y el brazo que no empuña queda en el aire, inestabilidad del arma, impreci-
sión.

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54 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

* Descomposición de la situación del CDG, lo que crea falta de equilibrio, incomodidad, prisas, imprecisión
y dispersión.
* Tronco excesivamente inclinado hacia atrás: el tirador se apoya en el pie atrasado, con las consecuencias
anteriores dichas.
9 El tirador desplaza la situación del CDG con las consecuencias ya indicadas.
9 Forzamiento del cuello, cansancio, prisas y dispersión.
* Colocación del cuerpo paralelo al frente, no ligeramente oblicuo, con lo que la pierna correspondiente a la
mano que empuña no se coloca detrás, se descompone la figura, hay inestabilidad, dispersión, etcétera.

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Instrucción Operativa. Tiro 55

Tiro de puntería con arma larga: Rodilla en tierra


POSTURA Y EMPUÑAMIENTO
El área de sustentación son tres puntos: la planta del pie izquierdo, la rodilla derecha y la punta o el em-
peine del pie derecho.
El arma está sostenida con el brazo izquierdo, apoyado en la rodilla (codo fuera de la misma).
Esta postura es inestable porque uno de los puntos de apoyo (el tobillo derecho) es móvil.
Es fundamental la inmovilidad de los tres puntos.
Debe colocarse la cabeza de forma que permita una buena visión.
Debe mantenerse firme la posición del cuerpo; nos sentaremos sobre el pie derecho, cargando el peso
sobre este pie.
Sobre la rodilla derecha debe haber el menor peso posible.
La pierna izquierda debe colocarse de forma que tibia y peroné estén perpendiculares al suelo.
El torso debe estar erguido: al estar apoyado sobre el pie derecho, el poco peso que queda se cargará
sobre la rodilla izquierda.
Los hombros formarán con el brazo izquierdo un ángulo de 90 grados, o sea, con respecto al blanco se
estará ladeado.
La correa debe sujetar, pero sin presionar.
El brazo derecho relajado en toda su extensión. Fundamental que no haya crispación del hombro derecho
al efectuar el disparo, como reacción al culatazo. La mano derecha no hace presión en la garganta.
Las miras irán al ojo y no al revés. Si las miras no van al blanco, corregiré moviendo toda la postura, no
la cintura.
El pie no estará apuntando al blanco, sino a la derecha, porque el cuerpo no está de frente al blanco.

POSICIÓN

Piernas y pies
* Apoyaremos en el suelo la rodilla correspondiente a la mano que empuña el arma, con la puntera del pie
doblada.
* La planta del pie contrario estará totalmente apoyada en el suelo.
* La pierna debe quedar perpendicular al suelo.
* La planta del pie, la rodilla apoyada en el suelo y la puntera doblada, deben formar un triángulo casi
equilátero.

Tronco
* Nos sentaremos sobre el tacón del pie de la mano que empuña.
* Lo inclinaremos ligeramente hacia adelante.

Brazos
* El brazo contrario a la mano que empuña lo apoyaremos en la rodilla del mismo lado.
* Brazo de la mano que empuña, en su posición natural sin forzar, ligeramente separado del cuerpo.

Manos
* Mano que empuña el pistolete, sin agarrarlo violentamente.
* Mano contraria:
9 Si tiramos con Z-70, haciendo de cazoleta, sirve de apoyo al pistolete y completa el empuñamiento.
Caso de no estar cómodo en esa posición, esta mano se puede poner por delante del arco guarda-
monte o coger el arma por delante del alojamiento del cargador.
9 Si tiramos con CETME, coger el arma por el guardamanos.

Cabeza
* Caída un poco, buscando una buena visión.

DEFECTOS MÁS CORRIENTES


* Planta del pie, rodilla y puntera, mal colocadas:
9 Planta del pie no apoya totalmente en el suelo, lo cual producirá inestabilidad.
9 Planta del pie y rodilla muy juntos, producirán inestabilidad e incomodidad.
* Cuerpo muy erguido, lo que hará que apoye más el codo en la rodilla, dando inestabilidad al arma.
* Agarrar el cargador, produciendo interrupciones.
* No encajar perfectamente el culatín en el hombro, dando lugar a inestabilidad en el arma.
* Acercar demasiado la vista al alza, lo que nos dificultará tomar bien la línea de mira.
* No sentarse en el talón del pie, inestabilidad.

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56 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Tiro de puntería con arma larga: Tendido


POSTURA Y EMPUÑAMIENTO
Debido al gran contacto con el suelo, permite gran fijeza del cuerpo y será necesario poco esfuerzo mus-
cular y, por tanto, el cambio de tono muscular será poco; no obstante, la fijeza del arma no es buena, a no
ser que haya muy buen entrenamiento, ya que los músculos del hombro, al no estar en una posición normal,
se reducen y hacen moverse el arma.
Este es el primer movimiento que hay que evitar, lo que se consigue semiflexionando la rodilla derecha.
La correa en torno del brazo, si no se coloca bien, lo que produce es una contracción que dificulta la cir-
culación. El brazo izquierdo está solo para sujetar el arma y debe hacerse por la acción ligamentosa. El bra-
zo derecho sólo es el portador de la yema del dedo índice, que es el que dispara.
El ángulo entre la espina dorsal y la línea de tiro debe estar comprendido entre 15 y 30 grados. La línea
de tiro pasará por punta del pie y rodilla semiflexionada.
La pierna izquierda recta y pie hacia abajo; la separación de piernas, cómoda.
La mano izquierda sujeta el arma entre pulgar e índice.
La mano derecha debe obtener poca resistencia al disparo, para lo que el arma se preparará al pelo3.
La distancia entre el arma y el ojo debe ser siempre la misma, entre 7 y 10 centímetros.
La cabeza se apoya sobre la culata y la presión sobre la mejilla debe ser siempre la misma.
Esta postura produce el fenómeno de la DESCONCENTRACIÓN (se puede hacer una gran tirada sin nece-
sidad de hacer cambio de posición).

POSICIÓN

Brazos y manos
Doblados por los codos y apoyados en éstos, haciendo de bípode, sujetan el arma de la siguiente forma:
9 La mano que no empuña agarra por el alojamiento del cargador en su parte anterior y la parte inme-
diata a éste del armazón del arma: esto para evitar coger el cargador, con lo que variaríamos la incli-
nación de la parte superior de éste, dificultando el acceso de los cartuchos a la recámara del arma.
9 La mano que no empuña descansa sobre el pistolete, sin aferrarse a él, dejando el dedo índice inde-
pendiente para hacer la presión en el disparador, evitando crear tensiones en el brazo.

Cabeza
9 Naturalmente apoyada por la mejilla en la culata del arma, colocando el ojo correspondiente a la ma-
no que empuña frente al alza y a una distancia de unos 10 centímetros de la misma.

Tronco
9 Situado oblicuamente respecto al eje del arma, apoyado en los brazos y sobre la parte lateral interna
correspondiente a la mano contraria a la que empuña, dejando libre el abdomen y pectorales para fa-
cilitar la respiración y compensar la tendencia a la inclinación del arma hacia el lado que empuña.

Piernas
9 La correspondiente a la mano que empuña estará semiflexionada y apoyada en el suelo por su cara in-
terna, con la pantorrilla recogida sin sobresalir con respecto al frente más de lo que lo hace la rodilla,
a fin de facilitar la elevación del tronco en esa parte, facilitar la respiración y tener mayor comodidad.
9 La correspondiente a la mano que no empuña estará estirada de forma natural en prolongación del
cuerpo.

Pies
9 El correspondiente a la mano que empuña estará en posición natural con respecto a la posición de la
pierna, apoyando la cara interna del mismo en el suelo, sin sobresalir más que la rodilla.
9 El correspondiente a la mano contraria de la que empuña, naturalmente caído con relación a la posi-
ción de esa pierna, con la puntera metida hacia adentro y apoyado en la cara externa de la parte late-
ral de la puntera.

DEFECTOS MÁS CORRIENTES


9 Codos paralelos.
9 Codos muy separados, lo que provoca un gran esfuerzo de pectorales para evitar que se abran; pro-
duce incomodidad, inestabilidad y dispersión de tiro.
9 Codos muy juntos, por lo que la base de sustentación es pequeña; se produce inestabilidad del arma,
incomodidad y dispersión de tiro.
9 La mano que empuña se crispa en la empuñadura del arma, lo que crea mucha tensión en el brazo;
produce cansancio y prisas que provocan dispersión de tiro.
9 La mano que no empuña agarra el cargador, lo que puede producir interrupciones en el arma.
9 El tirador pretende hacer puntería con el ojo contrario a la mano que empuña, cruzando la cabeza y
forzando el cuello, creando cansancio, incomodidad, prisa y dispersión de tiro.
9 Pies y piernas abiertos, con lo que el tirador no levanta la pelvis, hay dificultad en la respiración, in-
comodidad, prisa y dispersión de tiro. Asimismo suele darse una inclinación del arma hacia el lado que
empuña, con dispersión hacia ese lado.

3
Ajustes realizados en el arma al objeto de que el disparador de ésta ofrezca la menor resistencia posible.

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Instrucción Operativa. Tiro 57

Repaso general

TIRO CORRECTO
SEGURIDAD
™ Adoptar adecuadamente la postura que se
CON LAS ARMAS
ordene.
™ Manejarlas como si estuvieran cargadas.
™ Reducir silueta.
™ No dejarlas al alcance de nadie.
™ Alinear miras.
™ Verificarlas siempre.
™ Apuntar con los dos ojos abiertos.
™ No dirigirlas contra alguien a quien no se
™ El tiro debe sorprender (evitar gatillazo).
desea disparar.
™ No colocar el dedo en el disparador.
™ No jugar con ellas.
AL FINALIZAR UN EJERCICIO
EN EJERCICIOS DE TIRO
™ Cargador fuera.
™ NO REALIZAR MÁS ACCIONES QUE
™ Recámara abierta
LAS QUE SE ORDENEN.
™ Armas al suelo

INTERRUPCIONES
ESENCIAL EN ACCIÓN REAL
PARA EVITARLAS
™ El tiro inseguro resulta inútil.
™ La rapidez es fundamental.
™ Limpiar el arma frecuentemente.
™ Es absurdo presentar gran blanco.
™ Introducir perfectamente el cargador en su
alojamiento.
™ No acompañar nunca la corredera o la pa-
lanca de montar.
IMPORTANCIA DE LOS EJERCICIOS
CUANDO SE PRODUZCAN
™ Realizar muchas prácticas de tiro en seco.
™ Esperar 15 segundos antes de manipular
™ Sacar consecuencias positivas de los fa-
el arma.
llos.
™ Quitar el cargador y levantar la mano.
™ Recuerda: EL TIRADOR NO NACE, SE
™ Esperar la llegada de algún instructor.
HACE.
™ Subsanar cada uno su avería.

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58 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Posiciones de tiro policial


POSICIONES DE TIRO CON ARMA CORTA
Tiro de puntería
Llamamos así al tiro que se realiza utilizando los elementos de puntería del arma. Esto no quiere decir
que busquemos un tiro de precisión como el que realizan los tiradores en una competición de tiro olímpico,
sino que vamos a utilizar el concepto de tiro al área.
Este tipo de tiro no va a ser de un uso común en la práctica habitual del servicio de un agente policial,
pues lo normal será un uso defensivo del arma y empleando un tiro instintivo.
Visto esto cabe preguntarse sobre el valor de este tipo de tiro en el entrenamiento de los miembros de
las Fuerzas de Seguridad. Podríamos olvidarnos de este tiro y pasar directamente al tiro instintivo, pero
existen al menos dos razones para practicar y dar mucha importancia al tiro de puntería: La primera es que,
aunque en escasas ocasiones, al agente se le puede presentar la oportunidad de realizar un tiro con posibili-
dades de utilizar los elementos de puntería, y si es así, debe hacerlo, puesto que ganará en seguridad y
precisión en el tiro. La segunda razón es que el tiro de puntería sirve de base y es donde se aprenden los
conceptos fundamentales que luego se aplicarán en el tiro instintivo.
Vamos a ver una serie de posturas de tiro que puede pecar de excesiva en su número, no obstante,
siempre es preferible tener muchas y escoger que no poder realizar un tiro porque no se sabe la postura
adecuada.

POSICIONES DE TIRO DE PIE


Vamos a ver en este apartado tres posiciones de tiro:
WEAVER
CROUCH O POLICÍA AGACHADO
CALIFORNIANA.

POSICIÓN WEAVER
Esta posición de tiro fue ideada por un scheriff californiano Jack Weaver y se ha desarrollado y utilizado
con posterioridad en todas las partes del mundo. Es una posición ideada para utilizar partiendo de arma
montada en la funda, y asegurada en caso de que no fuera un arma de doble acción. Debido a la prohibición
de llevar cartucho en recámara de modo permanente, en armas que no sean de doble acción, se utilizará un
procedimiento para montar el arma después de desenfundar.
Está considerada como una de las mejores posiciones de tiro y podemos asegurar sin miedo a equivocar-
nos que es la posición de tiro mas utilizada entre las fuerzas de seguridad de los países adelantados en este
tema.

DESCRIPCIÓN DE LA POSICIÓN WEAVER


Pies.- Deben tener una separación no superior a la anchura de los hombros. El pié de la mano que empuña
está ligeramente retrasado con respecto al otro, pero de tal forma que la puntera no quede mas retrasada
que el talón del otro pie. Este pie debe estar ligeramente girado respecto a la línea que lo une con el blanco
para ganar estabilidad. El pie de la mano que no empuña está dirigido hacia el blanco y al igual que el ante-
rior, totalmente apoyado en el suelo.

Piernas.- Estiradas pero no rígidas. El peso del cuerpo debe repartirse por igual entre ambas extremidades.
Se permite que la pierna de la mano que no empuña esté ligeramente flexionada, pero sin llegar al extremo
de que el peso del cuerpo quede sobre la pierna atrasada ni que carguemos el peso del cuerpo sobre la pier-
na adelantada quedando en una posición de caza.

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Instrucción Operativa. Tiro 59

Tronco.- Erecto y girado hacia la mano que empuña, siendo paralelas las líneas de cadera y hombros.

Hombros.- El hombro de la mano que empuña retrasado respecto al otro.

Brazos.- El brazo que empuña debe estar estirado pero no rígido. Una ligera flexión en el codo puede dar-
nos una posición que nos permita aprovechar su potencia y darnos flexibilidad. Este brazo empuja el arma
hacia delante, quedando el mismo en igual altura que el hombro.
El brazo que no empuña está flexionado por el codo para realizar fuerza sobre el arma y llevarla hacia
atrás. El codo no está a la misma altura que el otro brazo, sino que se encuentra por debajo de él y lo mas
pegado al cuerpo posible. La fuerza que se realiza con este brazo debe contrarrestar el empuje hacia delante
que realiza el brazo que empuña, dando así estabilidad al arma y contrarrestando el retroceso que se produ-
ce al realizar un disparo.

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60 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Cabeza.- Ligeramente inclinado hacia el arma, de tal forma que el arma sea prolongación del brazo sin
flexionar la muñeca y sea el ojo el que busque los elementos de puntería.

ERRORES MÁS FRECUENTES EN ESTA POSICIÓN


El pie de la mano que empuña tiende colocarse detrás del otro pie.- La consecuencia es que se reduce la
zona de sustentación y por tanto la estabilidad. Además se está forzando el cuerpo a girar más de lo debido,
así el resultado es que los disparos tienden a irse hacia el lado de la mano que empuña.
Rodilla de la mano que acompaña el empuñamiento excesivamente flexionada.- Estamos forzando al
cuerpo a ir hacia delante. El equilibrio será inestable y el tiro tiene tendencia a ir bajo.
Hombros paralelos a la línea de blancos.- En esta posición no podremos flexionar el brazo que acompaña
y al tirar de la pistola hacia atrás tendremos tendencia a llevarla al centro del cuerpo.
Cabeza no busca los elementos de puntería.- Si la cabeza permanece en su posición natural, para reali-
zar el apuntamiento, el arma tendrá que llevarse delante del ojo director, con lo cual introduciremos un án-
gulo entre el arma y el brazo y esta no será la prolongación del segundo.

POSICIÓN CROUCH O POLICÍA AGACHADO


Esta posición ha sido y es una de las mas utilizadas en tiro defensivo, la reducción de silueta hacia el
oponente y la simetría del cuerpo permiten grandes facilidades para realizar tiro instintivo de defensa.
La posición que vamos a estudiar ahora es la posición de puntería. Esta posición no es muy buena para
realizar tiro utilizando elementos de puntería pero el aprendizaje de esta técnica, en cuanto a la adopción
rápida de la postura, es el paso previo para realizar tiro instintivo en esta posición.

DESCRIPCIÓN DE LA POSICIÓN
Pies.- La separación de los pies debe ser la equivalente a la anchura de los hombros. Una abertura menor
provocará poca estabilidad y una mayor, influye negativamente en la flexibilidad del tirador.
Los pies deben estar paralelos y dirigidos al blanco y totalmente apoyados en el suelo, con ello consegui-
remos buena sustentación y mantener el plano de simetría corporal dirigido al blanco sobre el que hemos de
disparar.

Piernas.- Se flexionan ligeramente por las rodillas para dar flexibilidad al tirador y reducir la silueta del
mismo. El grado de flexión de las piernas ha de estar en consonancia con la estructura física del tirador. A
mayor flexión de piernas mayor reducción de silueta, pero perderemos en flexibilidad.
Las rodillas deben tener la misma separación que los pies, no deben por tanto abrirse ni cerrarse.

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Instrucción Operativa. Tiro 61

Tronco.- Ligeramente inclinado hacia delante. Esta inclinación, mas el desequilibrio producido por tener un
peso adicional en el extremo de los brazos (pistola), se debe compensar con un desplazamiento de los glú-
teos hacia atrás.
El tronco no debe sufrir ningún giro lateral y el plano de simetría que pase por el tronco debe dirigirse al
blanco.
Hombros.- Al igual que el tronco, la línea de los hombros debe ser paralela a la línea de blancos.

Brazos.- Los brazos deben estar perfectamente estirados. Con esto conseguiremos una medida de longitud
constante y colocaremos de forma automática el arma en el plano de simetría del cuerpo.
Para conseguir esta medida constante de los brazos debemos girar los codos hacia dentro, de la forma
que se observa en las fotografías siguientes.
En esta posición vemos que al tener que llevar la pistola delante de la vista, hemos de introducir un lige-
ro giro de muñeca en la mano que empuña, con lo que el arma ya no está en prolongación del brazo. Esto
es compensado por la potente acción de bípode que realiza el apoyo del brazo que acompaña.

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62 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Cabeza.- La cabeza va en su posición natural. No debe por tanto buscar los elementos de puntería del ar-
ma, sino que serán los brazos los que lleven el arma delante del ojo director.

ERRORES MÁS FRECUENTES EN ESTA POSICIÓN

Brazos estirados violentamente.- Al cabo de un tiempo se produce temblor y cansancio muscular.


Brazos encogidos.- La medida de los brazos no es constante, con lo cual va a variar la zona de puntería o
tendremos que modificar la postura para apuntar al mismo sitio. el resultado es una rosa de tiro irregular.

Muñeca no bloqueada.- Una vez realizado el empuñamiento debemos bloquear la muñeca para que bra-
zos, manos y arma sean un conjunto. Si después de cada tiro bajamos los brazos y desbloqueamos la mu-
ñeca, cuando volvamos a adoptar la posición (sobre todo en tiradores noveles) no la colocaremos igual que
la teníamos, con lo que tendremos dispersión en los impactos.

Cabeza busca los elementos de puntería.- da lugar a cansancio en los músculos del cuello y se forzará la
vista.

Cuerpo excesivamente inclinado hacia delante.- Se produce inestabilidad en el tirador con tendencia a
caerse hacia delante. A raíz de esto, el tirador tiende a “apoyarse” en la pistola y el tiro tiene tendencia a ir
bajo.

Cuerpo recto o ligeramente inclinado hacia atrás.- La inestabilidad en esta caso lleva al cuerpo a caer
hacia atrás, con lo que se produce el colgamiento de la pistola. El tiro suele ir alto.

Pies excesivamente abiertos.- Se consigue mucha estabilidad, pero poca flexibilidad y cansancio.

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Instrucción Operativa. Tiro 63

Tiro policial: La escopeta policial


GENERALIDADES
La escopetas, al margen de las ventajas que ofrecen las armas de fuego de inspiración netamente militar
(pistola, subfusil, carabina y rifle), está adquiriendo una estima y un protagonismo cada vez mayores entre
las Fuerzas de orden público. Por sus características y versatilidad son muchos los expertos que la conside-
ran como el mejor arma defensiva y de apoyo dentro del arsenal policial.
La escopeta se suele portar, principalmente, en aquellas misiones de alto riesgo en que los miembros de los
Cuerpos de Seguridad han de enfrentarse con delincuentes peligrosos y, posiblemente armados. Cuando los
agentes participan en acciones en las que existe gran probabilidad de que se produzca un encuentro armado, la
escopeta incrementa sensiblemente su sentimiento de confianza, debido principalmente a la intimidación que
produce tanto su aspecto, con una boca de fuego de 18,4 mm, y al sonido que produce su montaje.
Si bien la escopeta puede considerarse como un arma muy versátil y eficaz, también suele ser el elemento de
dotación más desatendido. La inexistencia de una doctrina de empleo universalmente admitida y la escasa o nula
instrucción suministrada a los llamados a utilizarla, por la creencia de que cualquiera es capaz de acertar en el
blanco, contribuyen también a su mal uso e inadecuado mantenimiento. Tal creencia es a todas luces errónea;
cuando un agente de orden público se ve obligado a afrontar una situación en la que peligra su integridad física,
la confianza en sí mismo y el dominio del arma son determinantes de cara al resultado de la confrontación.
No obstante, el papel de la escopeta gana puestos merced a la redefinición de su empleo entre las Fuerzas de
Seguridad. De ser un arma de propósitos generales, ha pasado a ser un arma utilizable en situaciones muy defi-
nidas, tanto por la munición que puede usar (postas, bala, munición lacrimógena, etc.), como por los accesorios
que se le pueden acoplar (adaptadores de bocachas que permiten el lanzamiento de pelotas de goma, ATL y
ATF).
Las preferencias se dividen entre los que prefieren escopetas de «pumping» (corredera) y las semiautomáti-
cas. Y, si bien es verdad que las segundas disparan más rápido que las primeras, también es cierto que sufren
más averías provocando pérdidas de tiempo. Otro problema es que algún tipo de munición «no letal» funciona
mal con la semiautomática.
La Guardia Civil ha optado por el modelo «pumping», debido al movimiento que se realiza al montarla. Es de
calibre 12, provista de pistolete en fibra de vidrio, culata plegable y prolongador (en vez de la clásica culata de
madera), que permite alargar la longitud de cañón y tubo depósito, así como los tiempos entre recargas y facilita
su transporte en vehículos.

Calibres y municiones
La escopeta es un arma de ánima lisa que puede disparar diferentes tipos de cartuchos, desde la bala ca-
libre 12 con núcleo en acero al cartucho de plomos con más de 2400 diminutos perdigones.
Son los tres tipos de munición más frecuentemente utilizados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad los
siguientes:
a) Cartucho de bala.
b) Cartucho de postas de plomo:
Del número 00
Del número 4
Cuando se emplea la bala, la escopeta se transforma en un arma de alcance medio. La bala de 30 g de
peso, se comporta como la de un rifle y es muy precisa a distancia de hasta 100 metros. Pero, a diferencia
del proyectil del rifle, tiene la base hueca y pierde la mayor parte de su energía en el impacto con lo que la
probabilidad de que se produzca un rebote es prácticamente nula. No obstante, puede atravesar sin ninguna
dificultad la puerta de un coche y aún conserva energía suficiente para herir mortalmente a una persona
sentada en el interior.
El cartucho de postas del 00 contiene 9 postas del calibre 33 (12 postas en el cartucho Magnum).
Cuando este tipo de cartucho se dispara contra una persona situada 50 metros de distancia, el patrón de
agrupamiento es tal que puede asegurarse que al menos una de las postas impactará sobre ella. Disparado
a distancias cortas este cartucho puede volar fácilmente la cabeza de un animal como el cerdo.
El cartucho del número 4 contiene 27 postas (34 postas en el cartucho Magnum) del calibre 24. Los re-
sultados balísticos obtenidos con esta munición revelan que a 20 metros las 27 postas impactan, normal-
mente, en una superficie de 60 por 75 cm.

TRANSPORTE
La forma de llevar un arma determina el grado de control que se ejerce sobre la misma, por lo que du-
rante el servicio se buscará la forma que proporcione mayor equilibrio entre seguridad y disponibilidad.
La mejor forma de transportar la escopeta en el vehículo durante el servicio es en un soporte especial
dispuesto en la parte delantera del mismo, de forma que el arma descanse verticalmente con la boca de
fuego mirando hacia el techo. En ningún caso deberá ir en el maletero ya que está más expuesta a los efec-
tos de la humedad derivada de lluvia o condensación y se dificulta su accesibilidad. El tubo depósito estará
al completo de cartuchos y la recámara vacía.
Nunca debe llevarse un cartucho en la recámara ni portar el arma con el seguro puesto. Llevar un cartu-
cho en la recámara aumenta el riesgo de que se dispare accidentalmente y si alguien se apodera de ella, se
dispone de menos tiempo para reaccionar.

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64 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Por otra parte, no debe olvidarse el factor psicológico disuasivo que supone el ruido del arma al montarla
y que, ante situaciones de estrés, es muy fácil olvidarse de quitar el seguro cuando llega el momento de
hacer fuego.
Se tendrá mucho cuidado al salir del vehículo por el riesgo de accidente por culpa de engan-
ches accidentales.
Al salir del vehículo, se ejerce un mayor control sobre la situación si la escopeta sale del coche antes que
el usuario. Para ello, se debe inclinar ligeramente el arma hacia el exterior, apoyando la cantonera sobre el
asiento, entre ambas piernas, girar éstas hacia el exterior y el arma quedará fuera del coche, apuntando
hacia arriba y libre de obstáculos antes de descender.
Como con cualquier arma larga, se debe evitar que la boca de fuego golpee contra el techo, o apunte en
dirección a los ocupantes del vehículo.
Una vez fuera del vehículo, se desplegará la culata retráctil (si no se hizo previamente) y se adoptará la
posición de «en guardia» (arma hacia arriba y hacia fuera), en ángulo de 45 grados, con la culata apoyada
en la cadera. Esta es una posición que permite advertir a cualquiera que se porta escopeta y resulta muy
apropiada en controles de carretera y traslado de detenidos.
También puede utilizarse la posición de prevengan, donde se cruza el arma delante del pecho, con la ma-
no fuerte empuñando el pistolete y la débil en la corredera, en un ángulo de 45 grados. Esta es la posición
más práctica de portar el arma cuando hay que correr y la mejor para aproximarse a un sospechoso, ya que
con oscilar el arma, bien puede hacerse fuego, o bien se puede dirigir la culata al frente, usándola a modo
de defensa.

POSICIONES DE DISPARO
Con una escopeta, al igual que con una pistola o revólver, también pueden utilizarse tanto técnicas de ti-
ro de puntería como instintivo. Existen varias opciones:

Tiro desde el hombro


Postura tradicional, el cuerpo permanece recto con los pies separados, el pie correspondiente a la mano
débil algo adelantado y las rodillas ligeramente dobladas. La cantonera apoyada en el hombro fuerte y la
mejilla próxima a la parte anterior de la culata (próxima y no pegada ya que la culata plegable al ser metáli-
ca y poseer aristas, presenta un riesgo de cortes por efecto del retroceso). La mano fuerte empuña el pisto-
lete, mientras que la mano débil sostiene el arma por el guardamanos o la corredera y el brazo débil flexio-
nado por el codo.
El arma se mantiene ligeramente por debajo del nivel de los ojos. El cañón se orienta haciendo uso de la
visión periférica mientras que la visión primaria se mantiene fija sobre el objetivo.
Desde un punto de vista psicológico esta postura tiene un gran poder intimidatorio en especial si va
acompañado de la acción de montar el arma. Así mismo, es una posición en la que hacer blanco resulta bas-
tante fácil.

Tiro desde posición inferior


Cuando no hay tiempo para elevar el arma hasta la altura del hombro, se pueden adoptar varias posturas
de tiro en las que el arma se coloca en una posición inferior.
Al tirar con escopeta desde posición inferior existe tendencia a disparar alto si no se aferra debidamente
el pistolete o se doblan los brazos en el momento de apretar el disparador, lo que provoca la elevación de la
boca de fuego. Además de con la práctica, ello puede compensarse apuntando al área abdominal en vez de
hacerlo al centro del torso cuando se trata de distancias medias.

Tiro desde la cadera


Es la posición más baja. El lateral de la culata se oprime firmemente entre la cadera y el antebrazo. El ti-
rador se inclina ligeramente hacia delante para reducir silueta, mientras empuña la corredera con su mano
débil y mantiene rígido el brazo correspondiente (si se doblara, el retroceso provocaría la elevación del ca-
ñón y la pérdida de precisión).
Aunque esta postura pueda suponer un menor impacto psicológico, presenta la ventaja de una gran rapi-
dez de respuesta. Resulta recomendable en el tiro de material antidisturbios, ya que resulta muy fácil variar
los ángulos de disparo sin forzar la postura.

Tiro desde debajo del brazo


En esta posición, el brazo comprime firmemente la culata de la escopeta contra la caja torácica, a media
distancia entre la cadera y la axila. Esta postura tiene la ventaja de no plantear problemas cuando el tirador
va provisto de arma corta.
Una vez empuñada la escopeta, se extiende el dedo índice correspondiente a la mano débil a lo largo de
la corredera, lo que nos ayudará a dirigir el arma hacia el objetivo.
Esta posición es muy recomendable para situaciones que exigen controlar zonas a derecha e izquierda
(penetraciones, entradas o paso de calle), ya que permite girar rápidamente la cabeza y apuntar con el resto
del cuerpo.

Tiro desde detrás de obstáculos


Basado en el principio de la supervivencia, ante cualquier actuación se buscará elementos de protección o
cobertura. Estos elementos deben permitir, además de protección, observación, así como hacer uso del ar-
ma caso de ser preciso.

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Instrucción Operativa. Tiro 65

El principio básico será hacer fuego siempre desde el lateral, nunca desde encima, ya que se exponen
menos partes vitales.
Otro principio fundamental es que ninguna parte del arma debe tocar el parapeto. Si lo hiciera, rebotaría
al hacer fuego, los disparos perderían en precisión y emplearía más tiempo en volver a apuntar.

Rodilla en tierra con apoyo


Quizás la posición más usual para realizar tiro tras un parapeto. En ésta adoptaremos la misma posición
que con el resto de armas largas.

Rodilla en tierra sin apoyo


Utilizable cuando la configuración del cuerpo del tirador no se adapta a la anterior, el torso se mantiene
erguido, no se apoyan los glúteos sobre el talón y el codo del brazo correspondiente a la mano débil tampo-
co se apoya en la rodilla.

Puntería
Siempre se ha destacado la importancia de alinear debidamente los elementos de puntería cuando se
desea conseguir disparos precisos a grandes distancias. Pero en las confrontaciones policiales, en las que las
distancias son muy cortas, no se precisa gran precisión en el apuntamiento, pero sí gran rapidez, ya que
incluso sería un riesgo perder unos segundos al apuntar.
Este procedimiento es totalmente válido para el tiro nocturno o con poca luz, donde se perdería tiempo al
intentar localizar el punto de mira, incluso aplicando pinturas especiales a los elementos de puntería. El tiro
instintivo suele ser más fiable, ya que si podemos ver o señalar al adversario podemos alcanzarle. El secreto
es enfocar la vista a lo lejos para guiar el arma.
En el tiro con escopeta, no se pierde el tiempo alineando alza y punto de mira con el blanco. Con la esco-
peta ligeramente por debajo del nivel de los ojos, son los ojos los que funcionan como mira. El arma se
apunta como lo haría cuando señala un objeto con el dedo o dirige hacía él el haz de una linterna. Los ojos
deben concentrarse en el blanco, no sobre los elementos de puntería. En lugar de tratar de concentrase
sobre la silueta, debe mirarse fijamente al centro del torso.
Aunque estos principios son plenamente aplicables a todo el tiro instintivo, lo son aun más con la escope-
ta, debido a la dispersión de la munición que aumenta la seguridad de hacer blanco.

CARGA Y RECARGA
El método convencional se empleará cuando al cargar la escopeta haya otras personas en las proximi-
dades y lo más seguro sea apuntar al aire.
Empuñe la escopeta con su mano débil, con los dedos separados del disparador, y ponga el seguro de
mano en posición “S”. El codo correspondiente a dicha mano se mantendrá pegado al cuerpo, el arma para-
lela a éste y la boca de fuego por encima de la cabeza. El arma se cargará con la mano contraria.
Si se prevé un uso inmediato del arma, se introducirá el cartucho por la ventana de expulsión y se avan-
zará la corredera.
Los demás cartuchos se introducirán en el tubo depósito a través de la ventana de carga.
Método de combate. Para el servicio, la dotación mínima por escopeta debe ser de 14 cartuchos, inclui-
dos los del tubo depósito. La munición de reserva se llevará en una canana incorporada al cinturón (del lado
de la mano débil) siempre con los cartuchos boca abajo.
Deben contarse siempre los disparos realizados en cada momento, lo que permitirá anticiparse a la nece-
sidad de recargar la escopeta, aprovechando las pausas que se produzcan para recargarla, introduciendo los
nuevos cartuchos. Esta operación puede realizarse incluso en movimiento, con el arma en posición de pre-
vengan y utilizando su mano débil para introducirlos. De esta forma, la boca de fuego se mantendrá siempre
en dirección al objetivo.
La recarga se realizará por el tacto. Sin retirar la vista del adversario, se extraen los cartuchos de la ca-
nana con la mano débil. Dependiendo de sí se trata o no del último cartucho, deben seguirse las siguientes
instrucciones:
1. Si aún quedan cartuchos en el depósito. Se hará retroceder la corredera expulsando el cartucho recién
disparado. Se avanzará de nuevo la corredera para introducir un cartucho en la recámara. A continua-
ción, sostenga el cartucho sin usar entre los dedos, descansando su base en el pulgar. Se colocará bajo la
ventana de carga y se desliza presionando hacia arriba y hacia delante, asegurándose con el pulgar de
que ha quedado asentado. De igual modo se repondrán el resto de los cartuchos.
2. Si se ha disparado el último cartucho. Se hará retroceder la corredera para expulsar el cartucho ya usado
y se dejará abierta la ventana de expulsión. Trabajando también por el tacto, y manteniendo el arma en
dirección al blanco, se extraerá un cartucho sin usar con la mano débil y se introducirá por la ventana de
expulsión. Para ello se colocará el dedo pulgar sobre extremo anterior de la carcasa, entre dedos índice y
meñique. Se girará la mano depositando el cartucho a través de la ventana de expulsión. Después se
hará avanzar la corredera para introducir el cartucho en la recámara y dejar el arma en disposición de
hacer fuego. A continuación se continuará como se detalla en el apartado anterior.
Debe recordarse que no deben perderse la cuenta de los disparos realizados, ya que de ocurrir esto y
tras expulsar el último cartucho y deslizar la corredera con la recámara vacía, habrá que desbloquear el ca-
rro con la leva del seguro automático, para desplazar atrás la corredera, con la consiguiente pérdida de
tiempo.

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66 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

DESCARGA
Partiendo del arma montada con cartucho en la recámara, se coloca la escopeta en posición vertical y el
seguro de mano en posición “S”; se presiona la leva del seguro automático y se tira hacia atrás de la corre-
dera. El cartucho saldrá despedido por la ventana de expulsión.
Tras esta operación, el primer cartucho del tubo depósito de habrá situado sobre la teja elevadora. Mien-
tras con un dedo se empuja dicho cartucho hacia el interior del tubo depósito y con otro se presiona la teja
suavemente hacia arriba. Cuando el cartucho rebase el extremo anterior de la teja elevadora, ésta ascende-
rá, y el cartucho saldrá expulsado a través de la ventana de alimentación.
Dejando la teja en posición elevada, se extraen el resto de los cartuchos. A tal efecto, debe presionarse
la leva auxiliar que los retiene, con lo que los cartuchos irán saliendo de uno en uno al actuar sobre ellos el
muelle del tubo depósito.

INTERRUPCIONES
La interrupción más frecuente con la escopeta es que, al intentar llevar hacia atrás la corredera o guar-
damanos para expulsar un cartucho gastado o introducir uno nuevo en la recámara, ésta quede bloqueada a
mitad del camino.
Antes que nada, hay que tirar con fuerza del guardamanos hasta llevarlo a la posición más retrasada que
se pueda y, a continuación, llevarlo hacia adelante. Si esto no da resultado, se debe dejar el guardamanos
en la posición más retrasada, colocar la escopeta con la boca de fuego hacia arriba y sacudirla. Si el cartu-
cho vacío no cae, intentar extraerlo con el dedo. En ningún caso se colocará un dedo dentro del arco guar-
damonte, para evitar accidentes.
Si lo anterior no da resultado, debe guardarse la escopeta y entregarla al armero para revisión.

Problemas con la munición


Las interrupciones por fallos en la munición pueden ser porque el proyectil no abandona el ánima, por fa-
llo del fulminante o por demora en la inflamación del fulminante o pólvora.
Durante los ejercicios de tiro, cuando se presenta una situación de este tipo, se debe mantener el arma
apuntada al blanco durante un mínimo de 15 segundos. Con ello se evitan accidentes caso de produ-
cirse un disparo retardado.
A continuación, y antes de volver a hacer fuego, hay que descargar el arma y comprobar el cañón por si
estuviera obstruido, así como verificar el estado y antigüedad de la munición.
Sin embargo, si se tratara de una intervención real, o aceptamos el riesgo, recargando y disparando de
nuevo, o descargamos y usamos el arma corta.

MANTENIMIENTO Y LIMPIEZA
El mantenimiento preventivo de la escopeta es tarea muy sencilla y no debe considerarse innecesario.
Como cualquier otra arma, no basta con saber utilizarla, tiene que estar en condiciones de ser utili-
zada.
No existe ninguna duda de que la principal causa de las interrupciones de la escopeta es su mal mante-
nimiento. Con un arma sucia y abandonada es imposible saber lo que ocurrirá al apretar el disparador.
No hay forma de proteger una escopeta de la exposición a los elementos (lluvia, nieve, polvo, humedad,
condensación...), y de su desgaste en el servicio (sudoración, rozamientos, golpes, residuos de pólvora y
plomo...). Elementos que aislados o combinados pueden afectar seriamente a su rendimiento.
Para mantener el arma en buen estado, es necesario un mantenimiento diario. Al regresar de servicio,
sobre todo si se ha utilizado o expuesto a las inclemencias del tiempo, es conveniente frotar las superficies
exteriores con un paño de algodón tratado con silicona o ligeramente engrasado. Esto quitará la sal y elimi-
nará la humedad y otros residuos corrosivos, recubriendo las superficies con una película protectora. Tam-
bién debe secarse la munición si ha estado expuesta a la humedad.
Siempre que se dispare (o dos veces al mes aún cuando no haya disparado) la escopeta debe limpiarse
concienzudamente. Incluso si no parece estar sucia.
Nunca debe rociarse un arma cargada con aerosoles lubricantes o disolventes, ya que son muy penetran-
tes. Si lo hiciera, el líquido podría llegar al fulminante y, por capilaridad4, humedecer la pólvora del cartucho
inutilizándolo. El aceite y los disolventes afectan a la munición más que el agua.

COMPROBACIÓN DEL ESTADO


Con la boca de fuego apuntando hacia arriba, se extraen cuidadosamente todos los cartuchos, a ser posi-
ble, por la ventana inferior de carga. Una vez que el arma está totalmente descargada, se efectúan las com-
probaciones que se detallan.
1. Inspeccionar el cañón y comprobar si existen grietas, protuberancias, corrosión, resto de plomo o algún
otro tipo de obstrucción. Verificar que esté perfectamente encajado en su alojamiento. Si presenta alguna
protuberancia o grieta, debe entregarse inmediatamente la escopeta al Servicio de Armamento.
2. Montar el arma, colocar el seguro de mano en posición “S” y presionar suavemente el disparador. En esta
posición, no debe producirse el tiro en seco.

4
Capilaridad. Fenómeno por el cual un líquido asciende espontáneamente por conductos capilares; por ejemplo, por un
terrón de azúcar. Fenómeno de que la superficie de un líquido en contacto con un sólido, por ejemplo dentro de un tubo,
asciende o desciende por la línea de contacto, de modo que esa superficie resulta convexa o cóncava según el líquido
moje o no al sólido.

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Instrucción Operativa. Tiro 67

3. Montar el arma, colocar el seguro de mano en posición “F” y presionar el disparador para asegurarse de
que el mecanismo del grupo de disparo funciona correctamente.
4. Montar el arma, colocar el seguro de mano en posición “S” y extraer el cañón de la escopeta. Colocar un
cartón duro (o algo pequeño de similar dureza a la del fulminante del cartucho) sobre la cara anterior del
cerrojo frente al orificio del percutor y presionar con dos dedos: El percutor debe provocar una pequeña
mella sobre el soporte utilizado. No debe prodigarse esta prueba en exceso por la posibilidad de dañar el
percutor definitiva-mente en vez de intentar comprobar su eficacia.
5. Examinar el mecanismo de alimentación y comprobar su estado de limpieza y la acción de las levas.
6. Volver a montar el cañón introduciéndolo suavemente en su alojamiento de la carcasa y centrando el
anillo guía del cañón sobre el tubo depósito y roscar el prolongador al tubo depósito.
7. Recargar el arma, pero sin introducir un cartucho en la recámara.

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68 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Tiro nocturno
GENERALIDADES
El tiro nocturno puede considerarse un caso extremo de tiro instintivo, pues debido a las condiciones de
oscuridad resulta imposible tomar los elementos de puntería o cualquier otra referencia. Por ello resultan
plenamente aplicables los principios del tiro de combate.
Se fundamenta en la asimilación del tirador de una serie de posturas, de tal modo que éste las haya inte-
grado y pueda ejecutarlas de forma automática. Todo esto permitirá al tirador poder disparar en todo tipo de
situaciones, no sólo nocturnas, sino de penumbra, lugares cerrados, situaciones de estrés, etc., las cuales se
presentan en mayores ocasiones en el desempeño de la labor policial que otras en las que podemos hacer
uso de los elementos de puntería del arma.
La mejor forma de efectuar el tiro nocturno es empuñando el arma con las dos manos en la posición nor-
mal con los brazos estirados a la altura de los hombros, bien estirados y dirigidos al bulto que se quiera aba-
tir, mirando por encima del arma hacia el objetivo tratando de “pincharlo” con la misma. Nos olvidaremos de
los elementos de puntería, y se apuntará con el cuerpo.

TIPOLOGÍAS DEL TIRO NOCTURNO


Con linternas y empuñamiento, a una mano
Debe tenerse presente cuando vayamos a efectuar el disparo con una sola mano, que cualquier referen-
cia que se tome resulta de una gran ayuda, puesto que a las condiciones de mala visibilidad hay que sumar
el inconveniente de tener que realizar el empuñamiento con una sola mano.
En este sentido, es conveniente, sobre todo cuando se porta el arma desenfundada, utilizar el dedo índice
para apuntar al blanco (como si estuviera señalando), el dedo medio introducirlo en el disparador y comple-
tar el empuñamiento con los dedos anular y meñique. Esta forma de empuñamiento no resulta adecuada
cuando el arma está enfundada ya que supone extraer el arma sólo con tres dedos, lo cual implica en la
mayoría de los casos empuñamientos incorrectos y pérdidas de tiempo.
A la vez que empuñamos el arma con la mano fuerte, tomaremos la linterna con la mano débil, estirando
lateralmente el brazo de manera que la mano quede aproximadamente a la altura de los ojos. De esta ma-
nera no quedará delatada nuestra posición. Las piernas quedarán flexionadas.
El arma quedará localizada en el centro del cuerpo y a la altura del mentón del tirador, así mismo la vista
la tendremos por encima del arma, fija en el objetivo a abatir.
La linterna quedará en un plano superior al arma y adelantada respecto a los hombros, de forma que el
arma no quede iluminada por la linterna, para evitar reflejos.
En esta posición se encenderá la linterna el tiempo imprescindible para localizar el objetivo, para apagar-
la inmediatamente y efectuar el/los disparo/s. De esta manera se aprovechará el deslumbramiento y sorpre-
sa del adversario.
Una variante de esta posición consiste en sujetar el arma centrado con la linterna, con lo que se consigue
mayor homogeneización del haz de luz con el arma y una sujeción más firme de la misma. Sin embargo,
presenta el inconveniente de delatar el origen del fuego.
Para adoptarla se efectuará el empuñamiento normal a una mano, apoyándola en la muñeca de la mano
débil. La mano débil sujeta la linterna y se coloca en un plano horizontal dirigiéndola hacia el objetivo.

Con linternas
EMPUÑAMIENTO CON DOS MANOS: Se trata de encender la linterna y dejarla en el suelo, adoptando a
continuación la posición de tiro instintivo. Como en el caso anterior sólo debe encenderse la linterna unos
segundos, apagándola inmediatamente.
CON LINTERNA RODADA: Este tipo de tiro se utiliza principalmente para situaciones de entradas o pene-
traciones en viviendas.
Se trata de localizar a un posible oponente manteniéndose oculto y parapetado el tirador, a la vez que se
consigue distraer su atención hacia la linterna.
El procedimiento es sencillo: Una vez se llegue a la entrada de una habitación o recinto, el tirador se pa-
rapetará en la misma entrada y se agachará, haciendo rodar lateralmente la linterna (para esto es preciso
disponer de una linterna circular o cilíndrica), consiguiendo con este movimiento que la linterna realice un
giro en círculo (ayudada por la zona más ancha del foco), que permitirá observar toda la habitación y locali-
zar a un posible agresor, a la vez que permite mantenerse oculto y seguro para reaccionar si fuera preciso.

Con bengalas
Para realizar el tiro se esperará que las bengalas comiencen su caída para realizar el disparo, ya que si se
efectúa antes, ésta produce un movimiento de sombra en los blancos, impidiendo la fijación del tirador en la
silueta. Así mismo, debe destacarse que el tirador tendrá su cuerpo enfrentado a la silueta, favoreciendo de
esta forma un mejor encare del arma.

Con vehículos
Cuando el tiro sea aprovechando la iluminación que nos proporcione un vehículo se tendrán en cuenta las
siguientes consideraciones:
CON PRIORITARIOS: Para realizar este tiro, el tirador deberá de enfrentarse a la silueta, apuntando con
el cuerpo. En el momento de conectar los prioritarios, se efectuará los disparos, teniendo presente que de-
bemos de aprovechar los destellos de luz para encarar el arma y realizar el ejercicio con rapidez ya que ten-
dremos un límite de tiempo.

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Instrucción Operativa. Tiro 69

CON FOCOS: Al igual que el anterior se realizará utilizando las ráfagas de luz de un vehículo, teniendo en
este caso mayor capacidad de visibilidad. Sin embargo, el vehículo nos proporciona seguridad, ya que po-
demos parapetarnos tras él. No obstante, se tendrán en cuenta las siguientes consideraciones:
a) El bloque motor es la parte que ofrece una protección más segura contra municiones convencionales de
armas de tiro tenso, cortas o incluso largas. La rueda de un vehículo también ofrece una protección segu-
ra contra armas cortas.
b) En la posición de tendido, la rueda de un vehículo y la poca silueta que se ofrece son una buena protec-
ción contra el fuego de un agresor.

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70 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Normas de empleo de armas de fuego


La estrecha correspondencia actual entre Derecho y Estado se ha manifestado en una categoría o princi-
pio cultural-histórico que viene ejerciendo un gran efecto sobre la ordenación de las sociedades de nuestros
días: es el Estado de Derecho.
Dos de los rasgos característicos del Estado de Derecho son la primacía o imperio de la Ley y la legalidad
de las actuaciones de la Administración. Ello implica que, cuando los ciudadanos no cumplen voluntariamen-
te sus deberes jurídicos y se desencadena por el Estado el mecanismo de la coercibilidad, deben respetarse
escrupulosamente por sus funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley los límites que para el uso de la
fuerza haya marcado el propio ordenamiento.
Y si en toda actuación policial deben ser inexcusablemente respetadas las fronteras de la legalidad, por
sus graves consecuencias lesivas para las personas y posibles responsabilidades derivadas del exceso en su
empleo, ha de extremarse este cuidado cuando se usen las armas que el Estado proporciona a sus funciona-
rios para el ejercicio de la coacción.
El objetivo de este tema es, pues, conocer las disposiciones que regulan el uso de las armas por el guar-
dia civil en acto de servicio o fuera de él.

LA COACCIÓN
El DRAE especifica dos acepciones del término coacción:
a) Fuerza o violencia que se hace a una persona para obligarla a que diga o haga alguna cosa.
b) Empleo habitual de fuerza legítima que acompaña al derecho para hacer exigibles sus obligaciones y efi-
caces sus preceptos.
Es, lógicamente, a la segunda acepción a la que aquí deseamos hacer referencia pues la primera sería, en
unos casos, totalmente incomprensible e ilegal y, en otros, necesitaría de un respaldo legal que se especifica
en la segunda acepción y que la hace –en nuestro ámbito– carente de sentido.
La doctrina recoge la coacción como un hecho habitual de la Policía en su devenir profesional, pero la
somete a su vez a innumerables obstáculos que intentan atajar su uso indiscriminado y arbitrario, sometién-
dola, básicamente, a los principios básicos de actuación policial y al control jurisdiccional. Y en esta tesitura
se encuentra el principal problema de abordar esta cuestión: no puede existir una legislación que prevea, de
forma específica, el uso de la coacción –especialmente cuando obliga al uso de armas de fuego– pero, a la
vez, ha de ser controlada sobremanera para garantizar el orden público, la seguridad ciudadana, sin el cual
difícilmente podrá garantizarse la libertad.
Con estos antecedentes, sería necesario analizar la cuestión en cuatro apartados que, sin solución de
continuidad, pueden aclararlo. A saber:
1. Premisas a la coacción.
2. Señales externas indicadoras.
3. Capacitación legal para intervenir.
4. Intervención propiamente dicha.

Premisas a la coacción
Es la prevención la mejor manera de intervenir para regular los derechos y libertades de las personas.
Cabrá la reacción sólo ante dos circunstancias coligadas:
1. Alteración de la seguridad ciudadana.
2. Respaldo jurídico para el restablecimiento.
Solamente así podrán las fuerzas del Cuerpo intervenir coactivamente para restablecer el orden público
alterado y, además, siempre en base a las limitaciones legales y principios fundamentales que inspiran su
actuación, a veces inmediata y sin posibilidad de analizar todos y cada uno de los elementos del hecho en
concreto.
La coacción se fundamenta en la necesidad o en la urgencia de la intervención. Necesidad, por circuns-
tancias perentorias que obligan a la intervención; urgencia, por la necesidad de intervenir ante algo que no
puede aguardar otra solución más acorde y pacífica.

Señales externas que indican la intervención coactiva


Para llevar a cabo cualquier intervención es necesario tener en cuenta una serie de indicios que, en un
primer momento, exijan una reacción por nuestra parte. Hemos de trabajar, en muchas ocasiones, al con-
trario que otras instancias de los poderes del Estado, sobre lo que se nos muestra como aparente y no sobre
hechos ya constatados de alguna forma.
Nuestra actuación, en este sentido, debe por tanto revestir una serie de características que, aun en el ca-
so extremo de que su resultado sea un error, tenga elementos suficientes, no quizás para dar un respaldo
jurídico al mismo, pero sí para que quede caracterizado con suficientes elementos que lo hagan consistente.
Y es a nosotros, y exclusivamente a nosotros, a quienes corresponde la apreciación de esa primera reali-
dad que se nos presenta y que va a exigir nuestra inmediata intervención en base a unos indicios que obli-
garán a intervenir en defensa de las libertades. Tras nuestra valoración y sus consecuencias efectivas, co-
rresponderá a los Jueces y Tribunales sopesar si nuestra suposición es ajustada, o no, a Derecho.
Así, entonces, la naturaleza del arma, la dirección del disparo, la proximidad con que éste se realiza
respecto de la víctima, la situación en que ésta se encuentra y la razón o causa motivadora (impulsos
anímicos al obrar) de la “conducta criminis”, constituyen los factores indiciarios que permiten después
sentar conclusiones no arbitrarias»(STS de 06.11.1992).

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Instrucción Operativa. Tiro 71

Capacitación legal para intervenir


En un Estado de Derecho no puede ejercerse coacción alguna sino en base a una norma legal –no regla-
mentaria o de rango inferior– que legitime la actuación de las FFCCS. Principio de legalidad que se refiere no
sólo a una actuación conforme a la Ley que fija el contenido y los límites, sino también, y exclusivamente,
dentro de la misma. Más adelante se referenciarán estas normas.
No debemos olvidar tampoco que el fundamento de la intervención policial es proteger los derechos y li-
bertades y garantizar la seguridad ciudadana; no pueden, por tanto, sacrificarse aquéllos para el manteni-
miento de esta última.

Intervención propiamente dicha


Con la base legal, previa y prevista, para ejercer la coacción sobre personas o cosas por parte de las
FFCCS, se justifican los actos policiales que deban llevarse a cabo para el reestablecimiento de la seguridad
ciudadana.
En algunos casos la norma nos deja patente las circunstancias de la intervención (v.gr., detención por
delito flagrante), en otros, supone una intervención indeterminada en la que al agente debe solucionar la
situación en base a los ya conocidos principios de congruencia, oportunidad y proporcionalidad.
«Es evidente… que difícilmente las reglas o normas de actuación profesional pueden aportar un contenido
exacto y reglado al cien por cien. Siempre el agente tendrá que valorar, sobre la marcha, el fin de su con-
ducta y sus límites dentro del contexto más amplio, pero también más preciso, de la proporcionalidad en
orden a los intereses en juego –posibilidades y alternativas, riesgos y peligros, perjuicios y daños, bien jurí-
dico protegido o vulnerado, etc.» (STS de 06.11.1992).

NORMATIVA HABILITANTE
CONSTITUCIÓN Y TEXTOS INTERNACIONALES

Constitución española de 1978


Hemos de repasar algunos artículos de nuestra Carta Magna antes de realizar un breve comentario sobre
la misma.
Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico
(art. 9.1 CE).
Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del indivi-
duo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificul-
ten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y
social (art. 9.2 CE).
La Constitución garantiza el principio de legalidad, jerarquía normativa, la publicidad de las normas, la
irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictiva de derechos individuales, la
seguridad jurídica, la responsabilidad y la interdicción de los poderes públicos (art. 9.3 CE).
Los derechos y libertades reconocidos en el capítulo segundo del presente título vinculan a todos los po-
deres públicos. Sólo por Ley, que en todo caso deberá respetar su contenido esencial, podrá regularse el
ejercicio de tales derechos y libertades que se tutelarán de acuerdo con lo previsto en el artículo 161.1.a) –
art. 53.1 CE.
Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser some-
tidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que
puedan disponer las leyes militares para tiempos de guerra (art. 15 CE)5.
Las Fuerzas y Cuerpos de seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como misión proteger el
libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana (art. 104.1 CE).
La Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales y actúa de acuerdo con los princi-
pios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación, con sometimiento pleno a la
Ley y al Derecho (art. 103.1 CE).
De esta lectura se desprende que, como FFCCS, hemos de conjugar el derecho a la vida con nuestro legí-
timo ejercicio profesional; no siendo, por tanto, contradictorio el uso de armas de fuego cuando éste se ade-
cue al ordenamiento legal.

5
El artículo 15 de la Constitución española proclama que todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral y
dispone la abolición de la pena de muerte salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempo de gue-
rra.
Tal excepción para determinados delitos cometidos en tiempo de guerra fue materializada por la Ley Orgánica
13/1985, de 9 de diciembre, del Código Penal Militar. No obstante, como tal excepción constitucional, no resulta obli-
gada e imperativa sino que el legislador dispone de plena libertad para abolirla.
Conforme a ello, a la propia pauta de las legislaciones de los Estados modernos en los últimos años y al espíritu y
propósito del segundo Protocolo facultativo al Pacto Internacional relativo a los derechos civiles y políticos, de la Reso-
lución 1044 y de la Recomendación 1246, adoptados por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, el 4 de oc-
tubre de 1994, la Ley Orgánica 11/1995, de 27 de noviembre, declaró abolida la pena de muerte en el Código Penal Mi-
litar, único texto legal que la contemplaba como pena alternativa a determinados delitos cometidos en tiempo de guerra,
y suprimió todas las referencias legales a la misma, haciéndola desaparecer de nuestro ordenamiento jurídico.

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72 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Textos internacionales vinculantes


La misma Constitución nos remite a normas internacionales sobre la materia en su artículo 10.2: «Las
normas relativas a los derechos fundamentales y las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán
de conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacio-
nales sobre las mismas materias ratificados por España».

Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales


Hecho en Roma el 4 de noviembre de 1950, enmendado por Protocolos adicionales de 06.05.63 y
20.01.66, fue firmado por España el 27.11.77 y ratificado a través de Instrumento de 26 de septiembre de
1979 (BOE 243, de 10.10.79), en su artículo 2 dispone:
1. El derecho a la vida de toda persona está protegido por la Ley. Nadie podrá ser privado de su vida inten-
cionadamente, salvo en ejecución de una condena que imponga pena capital dictada por el Tribunal al
reo de un delito para el que la Ley establece esa pena.
2. La muerte no se considerará infligida con infracción del presente artículo cuando se produzca como con-
secuencia de un recurso a la fuerza que sea absolutamente necesario:
a) En defensa de una persona contra una agresión ilegítima.
b) Para detener a una persona conforme a derecho o para impedir la evasión de un preso o detenido le-
galmente.
c) Para reprimir, de acuerdo con la Ley, una revuelta o insurrección.
No obstante lo anterior, ésta y otras normas similares, habrá que compatibilizarlas con otras normas na-
cionales y jurisprudenciales más garantistas.

Código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley


Carente de fuerza normativa vinculante –al igual que el siguiente que veremos– lo recoge nuestra Ley
Orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad como se desprende de su preámbulo, al hablar de los princi-
pios básicos de actuación, al referir que:
«Siguiendo las líneas marcadas por el Consejo de Europa, en su ‘Declaración’ sobre la Policía, y por la
Asamblea General de las Naciones Unidas, en el ‘Código de conducta para funcionarios encargados de hacer
cumplir la Ley’ se establecen los principios básicos de actuación como un auténtico ‘Código Deontológico’,
que vincula a los miembros de todos los colectivos policiales imponiendo el respeto de la Constitución, el
servicio permanente a la comunidad, la adecuación entre fines y medios, como criterio orientativo de su
actuación, el secreto profesional, el respeto al honor y dignidad de la persona, la subordinación a la autori-
dad y la responsabilidad en el ejercicio de la función.
Los principios básicos de actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad son los ejes fundamentales, en
torno a los cuales gira el desarrollo de las funciones policiales…
A través de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se ejerce el monopolio, por parte de las Administraciones
Públicas, del uso institucionalizado de la coacción jurídica, lo que hace imprescindible la utilización de armas
por parte de los funcionarios de Policía. Ello, por su indudable trascendencia sobre la vida y la integridad
física de las personas, exige el establecimiento de límites y la consagración de principios, sobre moderación
y excepcionalidad en dicha utilización, señalando los criterios y los supuestos claros que la legitiman, con
carácter excluyente».
En relación ya al Código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley (en adelante
Código), adoptado en la 10ª sesión plenaria de la ONU –Resolución 34/169, de 07.12.1979–, cabe hacer
mención a su artículo 3: «Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley podrán usar la fuerza sólo
cuando sea estrictamente necesario y en la medida que lo requiera el desempeño de sus tareas».
Además, el comentario al mismo recalca la moderación, la proporcionalidad y la excepcionalidad en la uti-
lización de las armas:
«a) En esta disposición se subraya que el uso de la fuerza por los funcionarios encargados de hacer cum-
plir la Ley debe ser excepcional; si bien implica que los funcionarios encargados de hacerla cumplir pueden
ser autorizados a usar la fuerza en la medida en que razonablemente sea necesaria, según las circunstan-
cias, para la prevención de un delito, para efectuar la detención legal de delincuentes o de presuntos delin-
cuentes o para ayudar a efectuarla, sin que pueda utilizarse la fuerza en la medida en que exceda estos
límites.
b) En ningún caso debe interpretarse que esta disposición autoriza el uso de un grado de fuerza despropor-
cionado al objetivo legítimo que se ha de lograr.
c) El uso de armas de fuego se considera una medida extrema. Deberá hacerse todo lo posible para excluir
el uso de armas, especialmente contra niños. En general no deberán emplearse armas de fuego excepto
cuando un presunto delincuente ofrezca resistencia armada o ponga en peligro, de algún modo, la vida
de otras personas y no pueda reducirse o detenerse al presunto delincuente aplicando medidas menos
extremas».
Sería de destacar también el anexo I del informe del Secretario General –ONU, Consejo Económico y So-
cial, Comité de Prevención del Delito y Lucha contra la Delincuencia –,de fecha 22 de abril de 1988, aproba-
do en el 10.º período de sesiones en agosto del mismo año, sobre progresos logrados con respecto a la apli-
cación del Código que, bajo el título de «Principios básicos sobre el empleo de la fuerza y de armas de fuego
por los funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley» nos dice, entre otras cosas:
«A. Disposiciones generales.
3. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley, en el desempeño de sus funciones, harán todo lo
posible por aplicar medidas alternativas antes de recurrir al empleo de la fuerza o de armas de fuego.

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Instrucción Operativa. Tiro 73

4. En circunstancias en las que el empleo legítimo de la fuerza o de armas de fuego sea justificable, los fun-
cionarios encargados de hacer cumplir la Ley las emplearán con moderación y proporcionalmente al obje-
tivo legítimo que se persiga.
5. Siempre que el empleo de la fuerza o de armas de fuego sea justificable, los funcionarios encargados de
hacer cumplir la Ley procurarán minimizar los daños y respetar y proteger la vida humana.
6. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley que recurran al empleo de la fuerza o de armas de
fuego procederán de modo que se preste lo antes posible asistencia y servicios médicos a las personas
heridas.
B. Disposiciones especiales.
9. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley no emplearán armas de fuego contra las personas
salvo en defensa propia o en defensa de otras personas en caso de peligro inminente de muerte o lesio-
nes graves, o con el propósito de evitar la comisión de un delito grave que entrañe un grave peligro para
las personas o la seguridad nacional, o con el objeto de arrestar a una persona sospechosa de ese tipo de
delitos en caso de que resulten insuficientes medidas menos extremas para lograr dichos objetivos.
10. Si surge la necesidad de emplear armas de fuego, los funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley,
en la medida en que lo permitan las circunstancias, se identificarán como tales y anunciarán su intención
de emplear armas de fuego con tiempo suficiente para que se tome en cuenta la advertencia.
11. Las normas y reglamentaciones sobre el empleo de armas de fuego por parte de los funcionarios encar-
gados de hacer cumplir la Ley deben contener directrices que:
a) Especifiquen las circunstancias en las que los funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley están
autorizados a portar y emplear armas de fuego, tanto en el servicio como fuera de éste, y los tipos
de armas de fuego o municiones distribuidos oficialmente por las autoridades competentes.
b) Aseguren que las armas de fuego sean apropiadas a la situación de modo de evitar en lo posible el
riesgo de daños al público.
c) Prohíban el empleo de armas de fuego y municiones que puedan provocar lesiones no deseadas o
signifiquen un riesgo injustificado para el público.
d) Reglamenten el control, almacenamiento y distribución de armas de fuego, así como los procedi-
mientos para asegurar que los funcionarios respondan por las armas de fuego o municiones que se
les hayan entregado.
12. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley que recurran al empleo de armas de fuego en el
desempeño de sus funciones lo comunicarán inmediatamente a sus superiores».

Declaración sobre la Policía


Aprobada el 8 de mayo de 1979 por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa mediante Resolu-
ción 690, en su anexo A (Ética), recoge:
«1. Corresponde a todos los funcionarios de policía cumplir los deberes que le impone la Ley protegiendo a
sus conciudadanos y a la colectividad contra la violencia, los actos depredatorios y otros actos perjudicia-
les definidos por la Ley.
12. En el ejercicio de sus funciones, el funcionario de policía debe actuar con toda la determinación necesa-
ria, sin jamás recurrir a la fuerza más que lo razonable para cumplir la misión exigida o autorizada por la
Ley.
13. Es necesario dar a los funcionarios de policía instrucciones claras y precisas sobre la manera y las cir-
cunstancias en las que deben hacer uso de sus armas».
En estos tres preceptos puede apreciarse una cierta inconcreción, pero sí que dejan ver unos principios
fundamentales para todo agente de las FFCCS: decisión, razonabilidad en las intervenciones y recomenda-
ción de una regulación concisa.

NORMATIVA HABILITANTE
DERECHO INTERNO

Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad


Ya en el preámbulo, esta Ley orgánica, reconoce la importancia de la coacción y los medios de llevarla a
cabo:
«A través de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se ejerce el monopolio, por parte de las Administracio-
nes Públicas, del uso institucionalizado de la coacción jurídica, lo que hace imprescindible la utilización de las
armas por parte de los funcionarios de Policía. Ello, por su indudable trascendencia sobre la vida e integridad
física de las personas, exige el establecimiento de límites y la consagración de principios, sobre moderación
y excepcionalidad en dicha utilización, señalando los criterios y los supuestos claros que la legitiman, con
carácter excluyente… Los funcionarios de Policía materializan el eje de un difícil equilibrio, de pesos y con-
trapesos, de facultades y obligaciones, ya que deben proteger la vida y la integridad de las personas, pero
vienen obligados a usar armas; deben tratar correcta y esperadamente a los miembro de la comunidad, pero
han de actuar con energía y decisión cuando las circunstancias lo requieran. Y la balanza capaz de lograr ese
equilibrio, entre tales fuerzas contrapuestas, no puede ser otra que la exigencia de una actividad de forma-
ción y perfeccionamiento permanentes –respecto a la cual se pone un énfasis especial–, sobre la base de
una adecuada selección que garantice el equilibrio psicológico de la persona».
Siguiendo con la LFFCCS, algo menos explícita ya, nos encontramos con el siguiente articulado que trata
sobre el tema, aunque no concreta claramente el régimen jurídico aplicable a la utilización de armas y, re-
dundamos en el tema, quizás lo sea por la enorme dificultad de tratar un tema tan sumamente delicado de
una forma puntual, lo que obliga a dictar una pauta muy general y remitir al estudio de casos uno a uno por
parte de las instancias, jurídicas o administrativas, según los casos. Así nos encontramos:

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74 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

«Solamente deberán utilizar las armas en las situaciones en que exista un riesgo racionalmente grave pa-
ra su vida, su integridad física o las de terceras personas, o en aquellas circunstancias que puedan suponer
un grave riesgo para la seguridad ciudadana y de conformidad con los principios a que se refiere el apartado
anterior» –congruencia, oportunidad y proporcionalidad– (art. 5.2).
Analicemos la norma. En un principio nos limita el uso (solamente), pero incluye un vocablo (deberán)
bajo el que quizás debiera entenderse “podrán”, pues habrá situaciones, como las que enumera, en que el
uso de las armas –hasta sus últimas consecuencias– no sea estrictamente necesario o, que simplemente la
exhibición o la intimidación mediante disparos, sea suficiente. Desglosamos el apartado en cinco puntos:
1. Riesgo racionalmente grave para la vida o la integridad física. Tanto propia como ajena, ha de ser
una realidad palpable y objetiva que suponga amenaza efectiva. El agente ha de estar capacitado para
afrontar situaciones límite sin necesidad de recurrir a la coacción más extrema (Barcelona Llop). Salvo
enfrentamientos con personas portadoras de otras armas de fuego de las que hagan uso, el resultado de
muerte por uso de armas de fuego no es muy aceptado por la Doctrina, que da por supuesto, además,
que el agente causante no buscaba ese resultado, sino que es consecuencia inintencional sobrevenida
eventualmente.
En conclusión, y especificando algún caso a modo de ejemplo sin pretenderlo generalizar, no se ajus-
taría a Derecho el uso efectivo del arma cuando el agresor abandona su actitud agresiva o huye sin mos-
trar tampoco agresividad con los medios armados de que dispone.
2. Grave riesgo para la seguridad ciudadana. Con el concepto de seguridad ciudadana se pretende es-
pecificar un campo bastante más amplio que el denostado por muchos autores de “orden público” o el de
“seguridad pública”. Sin intentar conceptuarlo, pues excedería del propósito de este tema, podríamos
concluir como que la seguridad ciudadana a que se refiere el art. 104.1 CE –y que no vuelve a aparecer
en nuestro ordenamiento jurídico hasta la LOPSC de 1992–, en palabras de Mª Piedad Lazuén, es «un
bien jurídico protegido constitucionalmente distinto e individualizado de otros (orden público y seguridad
pública) con los que a menudo se intenta integrar o asimilar y cuyo contenido no es otro que la protec-
ción de personas y bienes contra actos delictivos a través de la actividad prestacional encomendada por
la Constitución a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, quienes en el desarrollo de su misión, unas veces
preventiva o de vigilancia, y otras represiva y reparadora del daño causado, están legitimados por la
Constitución y por la Ley para imponer restricciones o limitaciones sobre los derechos e intereses legíti-
mos de los sujetos causantes de dicha perturbación, a fin de que el resto de los ciudadanos puedan eje-
cutar con libertad sus derechos y libertades y participar en la vida de la comunidad por los cauces esta-
blecidos», excluyendo así de la polémica las cuestiones que afectarían a la protección civil.
Retomando el tema, para hacer uso de armas de fuego en situaciones que afecten a la seguridad ciu-
dadana, aquéllas han de ser graves, es decir, que afecte objetiva y realmente a una parcela esencial de
la seguridad ciudadana. Cuestión ésta, y volvemos al mismo tema anterior, difícil de calibrar a priori y
que solamente se podrá valorar, caso a caso, tras su ocurrencia.
3. Oportunidad. El funcionario policial debe sopesar el cuándo y cómo intervenir efectivamente para facili-
tar las garantías constitucionales que tiene encomendadas. No siempre será preciso intervenir, aún más,
en algunas circunstancias será hasta contraproducente.
Las intervenciones deben ser necesarias y oportunas –convenientes–, llegando a extremos no desea-
dos sólo cuando no quepa otra alternativa para cumplir la función que la Ley otorga a las FFCCS.
4. Congruencia. Hacemos referencia aquí a la idoneidad de los medios –siempre legales– de que el Estado
nos dota para hacer frente a las distintas situaciones que se nos pueden presentar. Sin que la LOFCS re-
coja ningún desarrollo de la congruencia, entendemos que requiere apercibimiento previo (intimaciones a
que se refiere el art. 95 de la LRJAP-PAC) y dominio –pericia profesional– del medio en cuestión.
Algunos autores (Barcelona Llop), consideran que «una acción policial será congruente sin más, cuan-
do en la misma se observen, conjunta y estrictamente, la oportunidad y la proporcionalidad».
5. Proporcionalidad. Principio rector de todo el ordenamiento jurídico-público y de la potestad sancionado-
ra de la Administración (art. 131 LRJAP-PAC). Criterio decisivo de toda actuación policial y, en concreto,
quizás el más importante de la utilización de las armas de fuego.
Hemos de restablecer el orden quebrantado con el menor mal posible, es decir, no se puede inferir un
mal mayor que el que se pretende evitar. Por ejemplo, en infracciones no graves la proporcionalidad im-
pide el uso de la violencia, y más, aun siendo graves, no siempre será necesaria la violencia para atajar-
las.
La proporcionalidad es la exigencia de una adecuación entre los medios empleados y los fines perse-
guidos, por lo que dependerá de las circunstancias que concurran en cada supuesto, teniendo presente la
máxima de causar el menor daño posible.
Referido al uso de armas de fuego, viene directamente relacionada con el derecho a la vida, bien su-
premo e incuestionable de nuestro ordenamiento jurídico –y moral de toda la raza humana, añadiríamos–
que, salvo casos excepcionales, su utilización debe ir dirigida a neutralizar, nunca a matar.
Es necesario decir también que, en ningún momento, perece la obligación policial de poner a los pre-
suntos delincuentes a disposición judicial, ni siquiera en los casos de riesgo muy grave para la seguridad
ciudadana o para la persona del funcionario policial o de terceros.

Código Penal
Los principios que acabamos de ver de oportunidad, congruencia y proporcionalidad nos introducen nece-
sariamente en la legítima defensa y el obrar en cumplimiento de un deber que recoge nuestro Código Penal
como circunstancias que eximen de la responsabilidad criminal.
Antes de entrar en materia, podríamos proceder a la lectura de algunos artículos de la Ley Orgánica en
cuestión:

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Instrucción Operativa. Tiro 75

«El error invencible sobre un hecho constitutivo de la infracción penal excluye la responsabilidad criminal.
Si el error, atendidas las circunstancias del hecho y las personales del autor, fuera vencible, la infracción
será castigada, en su caso, como imprudente.
El error sobre un hecho que cualifique la infracción o sobre una circunstancia agravante, impedirá su
apreciación.
El error invencible sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la infracción penal excluye la responsabilidad
criminal. Si el error fuera vencible, se aplicará la pena inferior en uno o dos grados» (art. 14 CP).
«Están exentos de responsabilidad criminal: 4.º El que obre en defensa de la persona o derechos propios
o ajenos, siempre que concurran los requisitos siguientes:
Primero. Agresión ilegítima. En caso de defensa de los bienes se reputará agresión ilegítima el ataque a
los mismos que constituya delito o falta y los pongan en grave peligro de deterioro o pérdida inminentes. En
caso de defensa de la morada o sus dependencias, se reputará agresión ilegítima la entrada indebida en
aquélla o éstas.
Segundo. Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla.
Tercero. Falta de provocación suficiente por parte del defensor.
7.º El que obre cumpliendo de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo» (art. 20
CP).
Así, cuando se emplean las armas conforme a los criterios descritos siempre suele existir ausencia de an-
tijuricidad penal en la conducta del funcionario, pues, según Welzel, «a las normas prohibitivas se oponen en
ciertos supuestos disposiciones permisivas que evitan que la norma general se presente como deber jurídico
en casos concretos y que, por ello, hacen posible que la descripción típica se convierta en lícita».
Legítima defensa. Entendiendo como tal solamente la necesaria para repeler una agresión injusta co-
ntra bienes propios o ajenos.
La agresión ilegítima se producirá al existir un ataque físico, grave, real y efectivo, actual o al menos
inminente, e ilegítimo, que lesiona o pone en peligro a bienes jurídicamente protegidos.
Existe necesidad racional del medio empleado para impedir o repeler la agresión ilegítima cuando
nos encontramos ante una situación que de no mediar la adecuada intervención reactiva por parte del agre-
dido, la agresión alcanzaría sus propósitos (necesidad de defensa) y, cuando se usa, con respecto al medio,
una racionalidad (entiéndase «proporcionalidad») creencia conforme a la razón teniendo en cuenta la situa-
ción anímica del que se defiende, que en ocasiones no podrá determinar fría y racionalmente el medio de-
fensivo más adecuado en relación con los medios ofensivos de quien le ataca y que, no siempre será de apli-
cación en nuestro caso, simplemente por el hecho de estar obligados a ponderar las diversas situaciones por
razones profesionales.
Bajo la falta de provocación suficiente por parte del defensor, debemos entender la exigencia de
que el que se defiende no haya incitado anteriormente al agresor, despertando en él la agresividad latente
en todo ser humano.
La jurisprudencia del Tribunal Supremo determina por provocación suficiente la que produce, en la mayor
parte de las personas, una reacción agresiva semejante, considerándola así como bastante y adecuada para
originar la agresión y que, además, ha de ser inmediata.
Cumplimiento de un deber. Otra causa de exención de responsabilidad, es un enfrentamiento de debe-
res que sucede al realizar una conducta punible prevista en la Ley que, otra norma, exige que se haga.
Tenemos el deber jurídico de intervenir en defensa de la legalidad y de la seguridad ciudadana, previ-
niendo la comisión de hechos delictivos y en su caso poniendo a disposición judicial a los autores de los deli-
tos y en caso necesario utilizando las armas de fuego pero sin extralimitaciones ni excesos de celo o abusos.
Se nos pueden dar dos casos de abuso de la fuerza en los que esta eximente no operará:
a) Exceso extensivo. Falta de necesidad de aplicar algún tipo de fuerza. La eximente no se aplica.
b) Exceso intensivo. Cuando siendo necesario cierto grado de fuerza, no corresponda con la cantidad o clase
usada. Se aplicará la eximente incompleta.
El Tribunal Supremo viene exigiendo las siguientes conductas para apreciar esta eximente (STS
23.02.1988):
1. Que se trate necesariamente de autoridad o de sus agentes (el sujeto activo).
2. Que dicha autoridad o sus agentes se hallen en el ejercicio de la función pública a ellos encomendada, es
decir, cumpliendo unos deberes que su cargo les impone.
3. Que su comportamiento violento y el uso de la fuerza sean necesarios, entendiéndose la necesidad para
la acción, cuando sea racionalmente imprescindible, con la consiguiente limitación implícita de la menor
lesividad posible para conseguir el cumplimiento de la misión que le corresponde desempeñar, distin-
guiendo la doctrina entre la necesidad de la violencia en abstracto y en concreto, la cual equivale a la
idoneidad del medio, específicamente utilizado, de tal forma que si falta la necesidad abstracta del em-
pleo de la fuerza, no podrá operar ni como eximente completa, ni como incompleta, y si falta la necesi-
dad en concreto, podrá aplicarse como eximente incompleta.
4. Gravedad intrínseca del hecho, de tal forma que si la transgresión no era especialmente trascendente, no
se podrá calificar la actuación de la autoridad o sus agentes como ajustada a derecho, si bien no habien-
do la debida proporción entre el mal producido o asegurado y el medio empleado para prevenirlo, cabe la
aplicación de la eximente incompleta.
5. Que se produzca resistencia por parte de la víctima, por lo que en los casos del trasgresor que huye, si la
autoridad o sus agentes, tras previas intimidaciones, hacen uso de las armas de fuego, sólo cabe hablar
de legitimación, cuando concurre ausencia de otros medios y el delito cometido era de gravedad y capital
importancia.

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76 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

También es parecer del Tribunal Supremo que «la utilización imperita del arma con resultado letal hace
que la actuación quede situada fuera del campo protegido por la circunstancia eximente de obrar en el cum-
plimiento de un deber ya que al hacer uso del medio de fuerza elegido, ciertamente justo, infringió elemen-
tales normas de pericia y cuidado ya que patentiza una insólita pericia, o una actuación descuidada e irre-
flexiva con ofuscación y falta de serenidad, que mal se compagina con la profesionalidad exigible a un servi-
dor del orden y que atrae sobre su conducta una imputación culposa merecedora del adjetivo de temeraria».
No obstante, al obrar en el ejercicio de las funciones del cargo y ser necesario el uso de la violencia, me-
diando la creencia de encontrarse ante una situación grave de peligro inminente, puede dar lugar a la apre-
ciación de la eximente putativa de cumplimiento del deber, aunque exista exceso en la actuación del agente
de la autoridad en relación con la forma en que objetivamente ocurrieron los hechos que motivaron tal si-
tuación, por error invencible sobre los presupuestos de hecho de una causa de justificación.

Órdenes de servicio de las FFCCSE


CIRCULAR 1/1995 SOBRE PROCEDIMIENTO DE EJECUCIÓN DEL SERVICIO DE CONTROLES
La utilización de las armas de fuego caso de ser necesario, se ajustará en todo caso a lo dispuesto en el
artículo 5.2.º.c de la Ley Orgánica 2/1986.
Han de utilizar los medios a su alcance, en el ejercicio de sus funciones acomodándose a los principios de
CONGRUENCIA, OPORTUNIDAD Y PROPORCIONALIDAD.
Concretamente, y en relación con el uso de las armas de fuego:
SÓLO en situaciones en que exista un riesgo racionalmente grave para la propia vida o integridad física o
para la vida o integridad física de terceras personas.
En circunstancias en que amenace, de forma inminente, un grave riesgo para la seguridad ciudadana y
de conformidad con los principios antes mencionados, siempre que se trate de evitar un mal de igual o
mayor gravedad que aquel que se pueda producir.

INSTRUCCIÓN DE 14.04.1983 (DSE)


SOBRE UTILIZACIÓN DE ARMAS DE FUEGO
POR MIEMBROS DE LOS CUERPOS Y FUERZAS
DE SEGURIDAD DEL ESTADO
La utilización de las armas de fuego reglamentarias por los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Segu-
ridad del Estado, viene suscitando diversas controversias, especialmente cuando su uso causa la muerte o
lesiones graves de personas. Por otra parte, el uso indebido de las armas, cuando se produce un resultado
lesivo para personas inocentes, genera la apertura de procedimiento criminal en el que el miembro de los
Cuerpos y Fuerzas de Seguridad puede ser condenado a penas graves, y, en este sentido, existe una sólida
doctrina jurisprudencial, que fija la responsabilidad penal del que usa indebidamente armas de fuego.
Como antecedentes normativos inmediatos de esta materia, figuran los Principios Básicos de Actuación
de los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, aprobados por Acuerdo del Consejo de
Ministros de 4 de septiembre de 1981 y publicado por Orden del Ministerio del Interior de 30 de septiembre
del mismo año, y las Instrucciones dictadas por el Director de la Seguridad del Estado sobre controles poli-
ciales en carreteras y vías urbanas.
Parece, por ello, oportuno y necesario concretar los casos y las circunstancias en las que dichos miem-
bros pueden y deben hacer uso de su arma reglamentaria, excepción hecha de los supuestos de legítima
defensa propia o ajena, en los que legalmente no es dudosa su utilización.
Se trata, en consecuencia, prioritariamente, de llenar el vacío normativo existente en la materia, conse-
guir las mayores cotas de seguridad para la colectividad y garantías suficientes para los propios miembros
de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, al propio tiempo que se da cumplimiento a lo dispuesto
en la Declaración sobre la Policía del Consejo de Europa, aprobada por su Asamblea Parlamentaria de 8 de
mayo de 1979, en cuyo apartado a) núm. 13, se expresa: «Es necesario dar a los funcionarios de Policía
instrucciones claras y precisas sobre la forma y las circunstancias en las que deben hacer uso de sus ar-
mas».
En su virtud, de acuerdo con lo dispuesto en la mencionada Declaración sobre la Policía del Consejo de
Europa, teniendo en cuenta el derecho a la vida y a la integridad física que consagra la Constitución Españo-
la y con objeto de que la Policía haga compatible el ejercicio de su función de proteger los derechos y liber-
tades, con la garantía de la seguridad ciudadana, los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del
Estado se atendrán en el uso de sus armas de fuego a las siguientes reglas:
1. Los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado pueden utilizar sus armas de fuego ante
una agresión ilegítima que se lleve a cabo contra el agente de la autoridad o terceras personas, siempre
que concurran las siguientes circunstancias:
1.1. Que la agresión sea de tal intensidad y violencia que ponga en peligro la vida o integridad corporal
de la persona o personas atacadas.
1.2. Que el agente de la autoridad considere necesario el uso de arma de fuego para impedir o repeler
la agresión, en cuanto racionalmente no puedan ser utilizados otros medios, es decir, debe haber la
debida adecuación y proporcionalidad entre el medio empleado por el agresor y el utilizado por la
defensa.
1.3. El uso del arma de fuego ha de ir precedido, si las circunstancias concurrentes lo permiten, de con-
minaciones dirigidas al agresor para que abandone su actitud y de la advertencia de que se halla
ante un agente de la autoridad, cuando este carácter fuera desconocido por el atacante.

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Instrucción Operativa. Tiro 77

1.4. Si el agresor continúa o incrementa su actitud atacante, a pesar de las conminaciones, se debe
efectuar por este orden, disparos al aire o al suelo, para que deponga su actitud.
1.5. En última instancia, ante el fracaso de los medios anteriores, o bien cuando por la rapidez, violen-
cia y riesgo que entrañe la agresión no haya sido posible su empleo, se debe disparar sobre partes
no vitales del cuerpo del agresor, atendiendo siempre al principio de que el uso del arma cause la
menor lesividad posible.
1.6. Sólo en supuestos de delito grave, los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Esta-
do, ante la fuga de un presunto delincuente que huye, deben utilizar su arma de fuego, en la forma
siguiente:
a) Disparando únicamente al aire, o al suelo, con objeto exclusivamente intimidatorio (previas las
conminaciones y advertencias de que se entregue a la Policía o Guardia Civil) para lograr la de-
tención, teniendo, previamente, la certeza de que con tales disparos, por el lugar en que se rea-
licen, no pueda lesionarse a otras personas y siempre que se entienda que la detención no pue-
de lograrse de otro modo.
b) Disparando, en última instancia, a partes no vitales del cuerpo del presunto delincuente, siem-
pre que concurran todas y cada una de las circunstancias anteriores, cuando le conste al agente
de la autoridad, además de aquellas, la extrema peligrosidad del que huye por hallarse provisto
de algún arma de fuego, explosivos, o arma blanca susceptible de causar grave daño, siempre
teniendo en cuenta el lema de la menor lesividad posible y el de que es preferible no detener a
un delincuente que lesionar a un inocente.

Si se duda de la gravedad del delito,


o no es clara la identidad
del delincuente,
no se debe disparar

Escrito de 19.10.1983 (DGGC, 3ª Sec. EM)


Dimanante de la Dirección de la Seguridad del Estado, insta a tener en cuenta lo siguiente:
Deberá vigilar exactamente y exigírselo a sus subordinados para que en todos los Puestos y Unidades se
instruya constantemente a los miembros del Cuerpo sobre el uso de las armas de fuego dentro de la
normativa marcada por la DSE y mis escritos de fechas 14 de abril, 13 de junio, 20 de septiembre y 10
de octubre del año actual.
Esta instrucción será a ser posible eminentemente práctica realizándose supuestos adecuados para la
mayor comprensión de los asistentes.
Al mismo tiempo se hará especial hincapié en que estas normas no dan lugar a indefensión de los miem-
bros del Cuerpo en mayor medida que el riesgo que siempre ha supuesto la pertenencia al Benemérito
Instituto del que todos formamos parte y que siempre debe estar dispuesto al sacrificio en aras de la se-
guridad de los demás ciudadanos.
Tampoco esta normativa debe motivar en ningún caso inhibición por parte de los miembros del Cuerpo
ante el temor por el resultado de sus actuaciones, que no debe producirse con un perfecto cumplimiento
de las instrucciones recibidas, por ello se castigará severamente caso de producirse.
Al mismo tiempo deberá prestar la máxima atención a la instrucción de tiro y conocimiento del armamen-
to para aumentar la seguridad en su manejo y disminuir los posibles errores por su desconocimiento o
impericia en el tiro.

CIRCULAR DE 10.10.1983 (DSE) SOBRE


FORMACIÓN E INSTRUCCIÓN DE LOS MIEMBROS DE LAS FFCCSE EN EL USO DEL ARMA
Es constante la preocupación que siente la Dirección de la Seguridad del Estado para que los miembros
de los Cuerpos y Fuerzas de ella dependientes realicen sus servicios con la debida profesionalidad, adecuan-
do los medios disponibles a la justa y necesaria proporcionalidad que exige el bien protegido o la importan-
cia de la agresión.
Esta preocupación es mucho más acusada cuando se trata del uso de las armas de fuego, no sólo por la
naturaleza irreversible de los hechos que pueden acaecer con sus acciones sino, también, por la pérdida de
imagen policial que conlleva, incluso cuando su empleo ha sido acertado y conforme a la normativa vigente.
Esta Dirección de la Seguridad ha remitido recientemente dos circulares relativas al tema expuesto; una,
sobre uso de armas de fuego y, otra, reincidiendo en el mismo concepto dentro de una instrucción más ge-
neral como eran las normas a tener en cuenta en la prestación de controles.
Conscientes de las dificultades que, en ocasiones, plantea la problemática analizada y de que no siempre
se cuenta con los medios adecuados para que la prestación del servicio resulte acertada y sin riesgo para las
partes implicadas, se considera que deben estimularse al máximo los esfuerzos en pro de conseguir la pre-
paración e instrucción necesaria del personal dependiente de esta Dirección de la Seguridad. En consecuen-
cia, al recibo de la presente dispondrá:
PRIMERO. Instruir al personal que presta servicio a sus órdenes mediante charlas, conferencias, acade-
mias, artículos en revistas profesionales, etc., sobre el empleo adecuado de las armas de fuego, presentan-
do supuestos prácticos en los que se haga hincapié tanto en las causas y circunstancias que se requieren
para su uso como sobre las limitaciones que para ello exige la observancia estricta de las normas legales.

XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales Curso 2007/2008


78 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

SEGUNDO. Instruir a los alumnos de todas las Academias de formación dependientes de esta Dirección
de Seguridad sobre los extremos anteriormente expuestos, poniendo en marcha programas en los que tanto
teórica como prácticamente se analicen supuestos que obliguen a decidir sobre el empleo del arma en con-
troles, manifestaciones, identificación de personas, registros, conducciones de presos o detenidos, fugas de
delincuentes u otros hechos similares que presente la práctica del servicio.
La instrucción policial de estos contenidos será un objetivo prioritario en la formación del alumno, dedi-
cando a tal fin cuanto tiempo sea necesario para que se tenga un elevado grado de seguridad de que se han
adquirido y asimilado los conocimientos necesarios.

CIRCULAR 1/1994, DE 28.02.1994


(DGGC, SUBDIRECCIÓN GRAL. OPERACIONES)
SOBRE UTILIZACIÓN DE ARMAS DE FUEGO
1. Todo hecho en el que se haga uso, se esgriman o exhiban armas de fuego, tanto en el transcurso de un
servicio como fuera de él, así como los supuestos en que se produzcan disparos fortuitos, será objeto de
una investigación realizada por un oficial del Cuerpo de nivel mando de Compañía, como mínimo.
2. La investigación estará dirigida, en todos los casos, al debido esclarecimiento de los hechos y además:
a) En los supuestos de disparos accidentales, a verificar el cumplimiento, por parte del inmediato supe-
rior del autor del disparo, de sus obligaciones de instrucción en ese campo, debiendo el instructor de-
ducir las responsabilidades del caso o proponer la sanción que corresponda.
b) En todos los supuestos en que aparezcan involucrados guardias eventuales o auxiliares6, además de
lo anterior, la investigación alcanzará a la conducta de los profesionales a cuyo cargo se encuentren
los implicados, tratando de establecer el cumplimiento o no de sus especiales obligaciones de tutela
en relación con estos miembros del Cuerpo.
A los efectos del párrafo anterior, se procederá, por los jefes de Comandancia y Unidades simila-
res, al nombramiento formal de un tutor de cada guardia eventual, cargo que recaerá sobre un subofi-
cial o cabo y, en defecto de ambos, en un guardia profesional con antigüedad superior a cinco años. El
tutor deberá anotar las observaciones que resulten del caso en el «libro de aptitudes del guardia even-
tual7»…
La falta, en los supuestos anteriores, del examen de conductas de los responsables indirectos
o su inadecuada valoración por quien instruya u ordene la investigación, sólo puede ser tenida
como evidente dejación de la función encomendada, deduciéndose, en cada caso, las consecuen-
cias que procedan.
3. En los supuestos de accidentes con armas de fuego, deberán examinarse las conductas que los motivan
desde la doble perspectiva de la eventual concurrencia de conductas imprudentes o negligentes con otras
que muestran meramente la impericia del autor. Debe tenerse en cuenta que las primeras vienen consti-
tuidas por cualquier infracción de normas en el manejo, custodia o utilización de armas de fuego dada
por órgano con competencia para ello; consecuentemente, generará una responsabilidad, en la mayor
parte de los casos, individual; mientras que, por el contrario, la impericia pone de manifiesto una defi-
ciente instrucción atribuible, además de al propio autor, al mando inmediato responsable de la misma.
4. La posibilidad de utilización legítima de armas de fuego durante el servicio se encuentra suficientemente
explicitada tanto en diferentes circulares de la Secretaría de Estado para la Seguridad como en distintos
escritos, circulares, etc., de este Centro Directivo, cuyo espíritu puede resumirse en la afirmación de que
tan sólo pueden utilizarse para evitar un mal de igual o mayor gravedad que aquél que se puede produ-
cir.
Desde la óptica anterior, son inadecuadas todas las actitudes que pretendan justificar disparos intimi-
datorios al aire, a partes no vitales del cuerpo, a ruedas de vehículos, etc., que finalizan con heridos o
muertos, cuando no concurra la premisa anterior y, sobre tales conductas de pretendida justificación o
exculpación, exigiré, de cualquier mando que las sostenga, la responsabilidad que proceda.
La adopción de medidas correctoras de estas conductas obliga a distinguir los supuestos en que estos
hechos son objeto de investigación judicial de aquellos otros en que esto no ocurre y, de ese modo, valo-
rada la conducta deducida de la investigación en el sentido de que concurre la única causa de justificación
ya citada, la disyuntiva tendrá como tratamiento:
a) Cuando los hechos no sean objeto de procedimiento judicial, el marco adecuado de investigación ad-
ministrativa es el expediente sancionador por falta grave que prevé nuestra norma disciplinaria en los
supuestos de utilización de armas de fuego con infracción de las normas que regulan su empleo.
b) Cuando los hechos sean objeto de investigación judicial, el carácter ejemplificador de las normas san-
cionadoras debe conservarse, haciendo para ello uso de las posibilidades que las normas ofrecen.
c) En estos últimos supuestos aparece como conveniente utilizar, una vez instaurado el correspondiente
expediente sancionador por falta grave, la suspensión cautelar de funciones que prevé la Ley discipli-
naria.
En ambos supuestos anteriores, cuando los implicados en los hechos sean guardias eventuales o
auxiliares se valorará la trascendencia y gravedad de los hechos en orden a proponer su baja en el
Cuerpo.
5. La utilización de armas de fuego fuera del servicio tan sólo es legítima cuando junto a las circunstancias
de que se trate de evitar un daño igual o superior del que puede producirse, concurre, además, la de que

6
Entiéndase guardias civiles durante su período de prácticas.
7
En la actualidad, el protocolo de seguimiento de guardias en prácticas.

Curso 2007/2008 XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales


Instrucción Operativa. Tiro 79

se trate de una situación de las que la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y los principios de deonto-
logía profesional obligan a intervención del miembro del Cuerpo.
Bajo esta perspectiva, caben idénticas disyuntivas y medidas que las planteadas para el supuesto de
utilización de armas durante el servicio, con la diferencia de que el juicio valorativo en cuanto al estable-
cimiento y exigencias de las oportunas responsabilidades debe ser, si cabe, aún más riguroso que en los
supuestos anteriores.
6. Las normas anteriores, circulares al respecto de la Secretaría de Estado y escritos de la Dirección General
serán objeto de comentario y explicación pormenorizada una vez cada quince días en las Academias Dia-
rias que, en ese caso, serán impartidas por los Capitanes de Compañía o por un oficial en el caso de Uni-
dades reunidas.
7. La necesidad de que esta Subdirección tenga información adecuada en la que sustentar sus valoraciones
sobre el grado de cumplimiento y eficacia de la norma que se establece, así como el hecho de que bas-
tantes de las iniciativas se encuentran atribuidas competencialmente a los Generales de Zona, hacen ne-
cesario establecer el siguiente procedimiento:
Las noticias puntuales y urgentes sobre hechos que se produzcan en este ámbito serán dirigidas a la
Secretaría Técnica de la Subdirección General (Sección de Recursos Humanos –SRH) y a las Secciones de
Personal de las Zonas. Se incluirán en ellas las medidas inicialmente adoptadas.
Las investigaciones que se ordenen, una vez practicadas, serán enviadas a la SRH de esta Subdirec-
ción General, a través de las Secciones de Personal de las Zonas, donde quedará copia. Se elaborará un
solo expediente por cada hecho, aun cuando en el mismo participen varias personas. Se incluirá en cada
expediente la valoración realizada por el General Jefe de la Zona y, en su caso, la resolución adoptada.
Las resoluciones disciplinarias que se adopten como consecuencia de las anteriores investigaciones
seguirán idénticos destinos que estas últimas.
El expediente se considerará completo en el momento en que al mismo se aporte la resolución disci-
plinaria firme sobre el asunto.
También se remitirá copia de las resoluciones judiciales que recaigan sobre estos hechos, teniendo en
cuenta que, en general, no ponen fin al expediente que tratamos ya que en sí mismas pueden ser gene-
radoras de responsabilidades disciplinarias.
Estas normas se cumplirán con independencia de los trámites a seguir en el procedimiento disciplina-
rio derivados de la Ley Orgánica de Régimen Disciplinario de la Guardia Civil, o impuestos o que lleguen a
imponerse por la Subdirección General de Personal.

LEY ORGÁNICA DEL RÉGIMEN DISCIPLINARIO


DE LA GUARDIA CIVIL
Aunque no encaja aquí totalmente como propia del tema que estamos tratando, sí conviene recordar que,
en los artículos 7 y 8 –faltas leves y graves respectivamente– se recoge lo siguiente:
«Negligencia en la conservación y uso de los locales, material y demás elementos del servicio».
«Usar las armas en acto de servicio o fuera de él con infracción de las normas que regulan su uso».
«Negligencia en la conservación y uso de los locales, material y demás elementos del servicio, causando grave daño al
mismo».

TRIBUNAL SUPREMO: JURISPRUDENCIA SOBRE USO DE ARMAS POR PARTE DE LAS FFCCS. OTRAS
SENTENCIAS
Del análisis de la Jurisprudencia pueden reseñarse los siguientes aspectos relacionados con la utilización
de las armas de fuego por parte de los funcionarios policiales:
1. Consideración de experto en armas del funcionario policial.
2. Apreciación serena de las circunstancias para llevar a cabo el uso de armas de fuego.
3. Consideraciones sobre «personas que huyen» y situaciones de fuga.
4. Obligación de causar la menor lesividad posible.

Consideración de experto en armas del funcionario policial


«De los hechos que la sentencia impugnada declara como probados, se deduce claramente que el incul-
pado obró sin el más mínimo de los cuidados exigibles cuando, a sabiendas de que el arma estaba cargada
con los adecuados proyectiles, no tuvo la precaución de echar o poner el seguro en la misma, y, además, la
situó en posición que, de dispararse (como así sucedió), podía hacer impacto en uno de los ocupantes del
vehículo, omisiones que por sí solas, y dado el fatal resultado, no pueden considerarse procedentes de un
hecho fortuito, máxime cuando se trata de un profesional al que se supone (y se exige) necesariamente
conocedor del mecanismo y peligrosidad de las armas que se le entregan para el correcto cumplimiento de
su obligación» (STS de 16.05.1992).
«Es precisamente la condición de Policía uno de los datos relevantes que han servido, sin duda, para con-
figurar la imprudencia, porque el concepto del deber de cuidado, en el reverso de aquélla, se construye, en
los supuestos como el que ahora nos ocupa, sobre la base del peligro que ofrecen las armas de fuego y, por
ello, la especial atención que ha de prestarse a su manejo, especialmente a quienes por su profesión han de
estar preparados psicológica y técnicamente para ello...» (STS de 19.12.1992).

Apreciación serena de las circunstancias para llevar a cabo el uso de armas de fuego
«Los componentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado deben desarrollar un especial cui-
dado en la utilización de las armas de fuego al hacer frente a las muy diversas situaciones ante las que pue-
den encontrarse en el desempeño de sus funciones. Esta atención y cuidado debe ser especialmente ponde-

XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales Curso 2007/2008


80 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

rado cuando el uso de armas se realiza en la vía pública por el riesgo añadido que entraña para los ocasio-
nales viandantes. La utilización de las armas de fuego para detener a una persona sospechosa de haber
cometido un hecho delictivo debe hacerse ajustándose a parámetros de adecuación y proporcionalidad, pon-
derando todas las circunstancias concurrentes en cada caso. Esta variedad de situaciones obliga a un análi-
sis pormenorizado del caso evitando generalizaciones indeseables» (STS 16.11.1994).

Consideraciones sobre «personas que huyen» y situaciones de fuga


«La conducta del condenado incurrió en una imprudencia temeraria, puesto que, siendo funcionario del
Cuerpo Nacional de Policía, dependiente del Ministerio del Interior, hizo uso de su arma reglamentaria para
obligar a entregarse a un delincuente que emprendió la huida tras su captura disparando por elevación co-
ntra él a modo de advertencia o conminación, lo que provocó, por no ser ducho en el manejo de la pistola,
ser mal tirador y encontrarse el arma en defectuosas condiciones, que el proyectil alcanzara a la víctima
produciéndole las gravísimas lesiones que determinaron su fallecimiento, cosa que era previsible dadas las
carencias profesionales del autor del desgraciado disparo y que desde luego no hubiera ocurrido si se hubie-
se determinado a utilizar otros sistemas para la reducción del fugitivo en vez de abrir fuego sabiendo como
sabía las dotes escasas que le adornaban» (STS de 02.07.1993).
«Se trataba, en el caso enjuiciado, de un detenido que pretendía escapar de la custodia y, ante su huida,
la acción policial debió quedar limitada, dentro de los principios aludidos de proporcionalidad y congruencia,
al seguimiento y búsqueda y a los disparos intimidatorios con el arma reglamentaria; ahora bien, la persecu-
ción arma en mano, cuando no era presumiblemente un sujeto peligroso dada la índole de los delitos impu-
tados (uso indebido de nombre y falsificación), y que corría con los grilletes o esposas puestas, fue una con-
ducta desproporcionada y creadora de un riesgo grave para el perseguido y terceros, siendo en este marco
de imprudencia en el que se produjo el encuentro y el disparo letal» (STS de 11.06.1992).
«En definitiva no parece que concurra el requisito de la proporcionalidad y de la necesidad “en concreto”
del medio utilizado por el guardia civil, en relación a la forma objetiva en que ocurrieron los hechos, apre-
ciándose también objetivamente exceso en la actuación del acusado como agente de la autoridad, ya que el
intento de huida de los ocupantes del vehículo sustraído no podía justiciar, por sí solo, que se disparase co-
ntra él, aunque lo fuera sin intención de alcanzar a ninguno de aquellos. Pero el uso “en abstracto” de la
violencia, sí estaría permitido en una situación de fuga, pues ante ella, el deber del policía es impedirla utili-
zando medios coercitivos si hubiese lugar a ellos, tales como la persecución, interceptación por medio de
cualquier mecanismo o dispositivo hábil para ello, incluso el disparo a los neumáticos, aunque únicamente
procedería este medio si se tiene la seguridad de que de esa manera no se va provocar una mayor lesión de
otros intereses jurídicos; se trata en definitiva de una adecuada ponderación de los intereses y bienes jurídi-
cos en conflicto, ponderación que en cualquier caso no puede olvidarse que a veces es de muy difícil o impo-
sible realización en situaciones límites o que sobreviene de forma súbita» (S. de 05.11.1999, Juzgado Ins-
trucción núm. 2. Ponferrada –León).

Obligación de causar la menor lesividad posible


«Del examen de las presentes actuaciones no se desprende delito alguno en la conducta del guardia civil,
por cuando realizó cuantas actuaciones necesarias le competen a un servidor del orden público para impedir
que un presunto delincuente –hoy ya condenado– se sustraiga de la acción de la Justicia y únicamente utili-
zó el arma cuando percibió un peligro para su vida estando en el suelo y viéndose agredido por el denun-
ciante con una botella de vidrio, haciéndolo con la debida proporcionalidad y disparando hacia partes del
cuerpo no vitales como son las piernas. Por todo ello su conducta encaja en las eximentes del art. 20.4 CP
de legítima defensa y art. 20.7 del mismo Código de cumplimiento de oficio, por lo que se debe decretar el
sobreseimiento libre de las actuaciones». (Auto 02.02.1998. Juzgado de Instrucción Coslada –Madrid).

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Instrucción Operativa. Tiro 81

Accidentes con armas de fuego


Está comprobado que el mayor número de accidentes en un porcentaje muy alto se producen entre la
gente joven, y que precisamente por esa juventud se relegan ciertas medidas de seguridad. Corresponde a
los Mandos directos el impulsar con su presencia y comprobar el grado de entrenamiento de todo el personal
de su Unidad en el manejo de las armas. Y esta medida se considera vital, por lo que deben mentalizarse
todos los Mandos en la importancia y prioridad que la situación requiere.
Pero no es menos importante que todos y cada uno de nosotros nos concienciemos del problema y que
seamos capaces, desde cualquier categoría o empleo, llamar la atención de la situación en toda circunstancia
y lugar y, así, poder prevenir esa media de 50 casos (conocidos) que suelen producirse cada año.
A continuación se expondrán algunas de las conclusiones de diferentes informes del Servicio de Psicología
y Psicotecnia del Cuerpo en relación a este tipo de conductas atípicas a las que viene llamándosele «disparos
fortuitos».

¿DISPAROS FORTUITOS?
El adjetivo «fortuito» no describe exactamente estas conductas. Fortuito (que sucede inopinada y ca-
sualmente) indica la intervención del azar y éste interviene en muy pocos casos de los que nos ocupan en
estas páginas. El arma se suele manipular de forma inapropiada con anterioridad a la producción del dispa-
ro: lúdicamente unas veces; sin atención, otras; también olvidando las normas más elementales de la segu-
ridad de las armas y, en general, por conductas que han adquirido el calificativo de «automáticas», por hábi-
tos mal adquiridos y no plenamente conscientes, por lo que el sujeto no prevé los resultados o contingencias
de su conducta.
Sin embargo se viene aceptando universalmente el concepto de «disparo fortuito» a lo que verdadera-
mente podríamos llamar accidente con arma de fuego.

NECESIDAD DE LA PREVENCIÓN
Reiterando lo anterior, en estas páginas se pretenden exponer algunos de los resultados de estudios ob-
tenidos a lo largo de una serie de años, relativamente recientes, que el Servicio de Psicología y Psicotecnia
de la Guardia Civil ha llevado a cabo sobre el tema.
No cabe repetir la importancia del asunto, en primer lugar por la desgraciada pérdida de vidas humanas
que conlleva, propias y ajenas, algunas veces de menores, así como por su influencia sobre la moral de los
integrantes de esta Institución y su trascendencia en la prensa y medios de comunicación, que daña la bue-
na imagen del Cuerpo en general.
A estos dos puntos principales habría que añadir además, la sensación de poca profesionalidad que deja
en el afectado y en su círculo próximo, tanto familiar como de servicio y las importantes consecuencias judi-
ciales y económicas que le puede ocasionar.
No se pretende exponer una serie de recetas a seguir sino al contrario, motivar y concienciar a los Guar-
dias Civiles en la resolución de este problema con su libre iniciativa y mejor conocimiento de las situaciones
reales en que estos accidentes se producen.

ANÁLISIS
Autoría
Suelen darse los accidentes con armas de fuego en el siguiente porcentaje aproximado, referido princi-
palmente a empleos:
Guardias civiles 87,33 %
Cabos 6,16 %
Suboficiales 4,45 %
Oficiales 1,37 %
Familiares 0,68 %
Otros 0,69 %

Edad
Quizás sea el dato más significativo. Aunque se producen accidentes en todas las edades, el 30,63% ha
sido causado por sujetos con edades comprendidas entre los 18 y 21 años y prácticamente el 50% del total
sucede entre los 18 y 25 años.
Existe, como en toda accidentabilidad en general, un ligero aumento del número de casos alrededor de
los 35 años, que disminuye nuevamente y se mantiene constante hasta la terminación de la vida profesio-
nal.

Antigüedad
Viene distribuida de forma similar a la de la edad, siendo la media de los años de servicio del grupo estu-
diado de 6,92. Es de destacar, no obstante, que el mayor número de casos (50,27%) se produce en los tres
primeros años de servicio.

Unidad de destino
Prácticamente se ha producido algún accidente en todas las Comandancias sin excepción así como en la
mayoría de las restantes Unidades. Suele ser mayor en aquellas Comandancias con una «mayor conflictivi-
dad», aunque los porcentajes de éstas parece que van descendiendo a la media general.

XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales Curso 2007/2008


82 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

Hora de ocurrencia
Existen dos períodos claramente definidos en los que se producen la mayoría de los accidentes. Corres-
ponden a las horas comprendidas entre las:
21,00 y 23,00 horas.
11,00 y 14,00 horas.

Día del mes


Los accidentes se reparten de forma totalmente aleatoria entre todos los días del mes, sin que se pueda
resaltar de forma clara un día ni conjunto de ellos.

Mes
La distribución de los accidentes por meses resulta también muy irregular, aparecen máximos en los de
noviembre, mayo y octubre, y mínimos en junio, julio y agosto. En conjunto, el mayor número de casos se
acumula en el 4.º trimestre (35%).
Parece por tanto existir una cierta tendencia entre la producción de accidentes en relación con la época
estacional, que podría derivarse de la influencia de la temperatura ambiente en facilitar o entorpecer el ma-
nejo de las armas. Sin embargo, dada la diversidad de climas dentro del territorio nacional, sería aventurado
afirmarlo de forma categórica.

Día de la semana
Aparece el lunes como día de mayor incidencia (23,57%), con un incremento notable a la mitad de la
semana (jueves). Distribución ésta que coincide plenamente con las de los estudios existentes sobre acci-
dentabilidad en general8.

Lugar del accidente


Lógicamente la mayoría de los accidentes con armas de fuego se producen en los acuartelamientos. No
obstante, es de destacar la incidencia de estos hechos en ámbitos diferentes:
Dormitorio solteros 11,56 %
Centinela 9,83 %
Vía urbana 9,83 %
Domicilio 8,67 %
Vivienda 7,51 %
Campo de tiro 7,51 %
Vehículos 6,67 %
Establecimientos públicos 4,62 %
Edificios públicos 3,47 %
Descampado 2,32 %

Clase de arma
Aproximadamente el 65% de los accidentes se ha producido con arma corta (tanto oficial como particu-
lar), existiendo una tendencia al aumento del resto de armas de dotación.

Servicio
El mayor número de accidentes (57%) tiene lugar en los momentos libres de servicio, que viene a con-
firmar lo expuesto en apartados anteriores (lugar, horas, causas, etc.).

CAUSAS
No resulta fácil determinar la causalidad que motiva estos accidentes. No obstante, se han podido clasifi-
car las siguientes situaciones:
Limpiando el arma 30,05 %
Comprobando su estado 14,45 %
Enfundando o desenfundando 10,98 %
Accionar el disparador de forma inconsciente 10,98 %
Efectuando movimiento extraños 9,25 %
Por caída del arma 9,25 %
Jugando o curioseando el arma 9,24 %
Al dejar o tomar el arma 3,47 %
Es de destacar que en el 30% de los casos aparece la limpieza de las armas, cifra que podría incluso
verse incrementada si se tiene en cuenta que entre las restantes situaciones hay varios conceptos (compro-
bar su estado, dejar o tomar el arma, efectuar movimientos extraños...) que pueden relacionarse con la
limpieza en sí, bien en su fase preparatoria o terminal, lo que supondría un total del 70% aproximadamente.
Mención aparte merecerían los accidentes producidos por conductas lúdicas.

8
La mayor incidencia de los lunes que se registra en todos los estudios sobre accidentalidad la explican algunos autores
por la reducción de la eficiencia de la coordinación neuromuscular durante el fin de semana, es decir, en los lunes se
produciría periódicamente una nueva fase de adaptación al trabajo de mayor intensidad que en los restantes días de la
semana.
La aparición de un segundo máximo a mitad de la semana, jueves o viernes, por la aparición de un estado de agita-
ción, o inquietud, al anticipar el placer del fin de semana y/o acumulación de la fatiga.

Curso 2007/2008 XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales


Instrucción Operativa. Tiro 83

Región anatómica lesionada


En los casos de muerte, lógicamente las lesiones reseñadas se concentran en puntos vitales, cabeza y tó-
rax.
Las lesiones a terceros se reparten en todo el cuerpo, si bien por la posición del arma cuando se produce
el disparo, se localizan en su mayoría en la mitad inferior.
Dentro de las autolesiones, el número de heridas en la mano, principalmente la izquierda, indica clara y
significativamente que el accidente ha sido causado por una manipulación incorrecta del arma. Destaca asi-
mismo el número de lesiones en muslos, piernas y pies ocasionadas fundamentalmente durante las opera-
ciones de limpieza y enfundar y desenfundar.

RESUMEN
Como consecuencia de lo expuesto, sin una pretensión de abarcar el conjunto de los casos ocurridos, si
se combinan los mayores tantos por ciento de las variables descritas se podría representar la siguiente si-
tuación tipo como causante de gran número de accidentes con armas de fuego: «con arma corta… por suje-
tos de 18 a 25 años… dentro de los tres primeros años de servicio… al limpiar el arma… en el lugar de des-
canso habitual… entre las 11,00 y 14,00 horas y 21,00 y 23,00… generalmente los lunes y… fuera de servi-
cio».

CONSIDERACIONES FINALES
En orden a conseguir una disminución de la tasa actual de accidentes, como medidas preventivas y sin
tener en cuenta otras muchas ya expresadas en páginas anteriores o comentadas a viva voz, se sugieren:

Medidas preventivas globales


Intensificar la instrucción en materia de manipulación, uso y custodia de las armas.

Medidas preventivas específicas


1. De carácter general.
Reiterar y hacer observar la prohibición de portar el arma con cartucho en la recámara En casos de
emergencia el desenfundar y montar es más efectivo y conlleva menos riesgos que llevarla permanen-
temente montada aún con los seguros posicionados
No utilizar como seguro en la pistola la posición intermedia del martillo.
Si se trata de un revólver, dejar un espacio vacío en el tambor. Será el que, al presionar el disparador,
se enfrente con el martillo para ser disparado el cartucho que pudiera contener.
Abstenerse de ingerir bebidas alcohólicas si se portan armas o no llevar estas si se prevé su consumo.
2. En su manipulación.
Evitar en general la manipulación de un arma ajena o desconocida.
Siempre que se maneje o manipule un arma estar atento a la trayectoria de un posible disparo, esté o
no el arma montada, con o sin los seguros posicionados o con el cargador introducido o libre de él.
Para prevenir rebotes dirigir la trayectoria de un posible disparo a superficies blandas.
No lucir o presumir del arma propia.
Evitar la curiosidad por las armas ajenas.
Al enfundar o desenfundar, no hacerlo con el dedo índice sobre el disparador ni el pulgar sobre el mar-
tillo.
De paisano, no portar el arma al descubierto en la espalda o cintura; usar fundas apropiadas.
No manipular las armas delante de menores, familiares o amigos.
3. En la limpieza.
Extremar las precauciones en las operaciones de limpieza de las armas, oficiales y particulares.
Siempre que sea posible, realizarla en locales idóneos en grupos reducidos y bajo la dirección de un
responsable.
No realizar las operaciones de limpieza en el dormitorio pabellón o domicilio, delante de menores, fa-
miliares y terceras personas.
4. En la custodia.
Guardar el cargador separadamente del arma en evitación de accidentes a terceros.
Guardar las armas fuera del alcance de familiares y amigos, especialmente de menores.
Extremar estas precauciones cuando alguno de los anteriores se encuentre en tratamiento médico
psiquiátrico por leve que éste sea.
5. Durante el servicio.
Motivar y concienciar al personal que preste servicios rutinarios o estáticos (centinelas, protección de
edificios, centros penitenciarios...) en los que el tedio y la monotonía pueden inducir al manejo inne-
cesario e incluso al juego con las armas.
Prestar la máxima atención a las armas al entrar y salir de vehículos.

XXIX Promoción de acceso a la Escala de Suboficiales Curso 2007/2008


84 INSTRUCCIÓN POLICIAL I

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