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Edilicia romana 03 el agua en roma

Cualquier tipo de vida sobre nuestro planeta es inconcebible si no es en intima coexistencia con el
agua la relación que los hombres mantuvimos en nuestros orígenes con el agua fue muy sencillo.
Nuestros antepasados se acercaban diariamente a manantiales, ríos o lagos para proveerse de ella
acopiaban solo pequeñas cantidades para su subsistencia pues sabían que el líquido continuaría
fluyendo a la mañana siguiente.

En el neolítico el hombre se asienta de manera estable y explota del medio de forma sistemática
mediante la agricultura y la ganadería la población se incrementa, hay que regar los cultivos y dar
de beber al ganado, actividades todas ellas que necesitan importantes cantidades de agua, es de
este momento cuando la humanidad comienza a manipular conscientemente los recursos hídricos
de nuestro planeta, este control se remonta a las grandes civilizaciones agrícolas de Mesopotamia,
China y Egipto en todas estas regiones se desecan pantanos, se desvían ríos y se oraban miles de
kilómetros de canales de riego para atender las necesidades de una población cada vez más
concentrada y en continuo crecimiento.

Pero fueron los romanos los grandes maestros en la construcción hidráulica y en el manejo de las
riquezas hídricas tres eran los procesos que realizaban para su manipulación: la captación, la
distribución y la evacuación, en esta primera fase se incluían todos los procesos necesarios para
conducir el agua desde su origen a los puntos de distribución y a los núcleos urbanos, en lugar de
desplazarse en su búsqueda desde sus casas procuraban su suministro continuo en las ciudades.

El trazado debía ser planificado con sumo cuidado ya que tenía que ser mantenida una caída del
agua por gravedad para superar así todos los obstáculos naturales que encontrarse a su paso. Las
conducciones se realizaban de dos maneras: podían proyectarse bajo tierra o construirse elevadas
del suelo, en el primer paso era necesario abrir una zanja en el terreno que seguía itinerario
marcado de la canalización las paredes de este corte se reforzaban con troncos de madera para
evitar su derrumbe y dar consistencia así a toda la construcción, el suelo se pavimenta va ahí a
ambos lados se levantaban sendos muros para la canalización del agua esta estructura se cubría
con lajas de piedra y con tierra para su adecuada protección. Para elevar las conducciones sobre el
suelo se construían los acueductos estas obras se erigían situando robustos pilares a intervalos son
regulares reforzados con arcos.

Estas estructuras servían para sustentar un canal en su cuerpo superior por el que circulaba el
agua en muchas ocasiones la orografía obligaba blanquear valles y superar pendientes
ascendentes, para ello diseñaron los sifones la caída libre de agua por el brazo izquierdo producía
una presión suficiente en el tramo horizontal para provocar que el agua ascendiera por el brazo
derecho superando la pendiente.

Las inversiones de tiempo materiales y dinero empleadas en todas estas construcciones serian
inútiles y no se situasen a lo largo de las conducciones y a intervalos regulares pozos de
decantación con el fin de mantenerlas en un estado óptimo de uso. El propio peso de las partículas
en suspensión que contiene el agua hace que por decantación se acumulen en el fondo quedando
de esta forma retenidas, periódicamente estos registros eran revisados y limpiados todas estas
conducciones de agua ya fuesen elevadas o subterráneas confluían en una gran cisterna de
almacenamiento situada fuera del núcleo urbano denominada castellum estos depósitos estaban
divididos generalmente en tres naves paralelas la entrada del agua procedente de los acueductos
o de los canales se efectuaba por la nave central mientras que la segunda canalización era el canal
de salida hacia la ciudad.

¿Pero, Como se repartía el agua a la cuidad desde el castellum? Se conducía bajo tierra al interior
de la población allí fluía a través de las numerosas fuentes repartidas a lo largo de las calles, surtía
a los edificios públicos y también a algunas casas privadas el reparto del agua dentro de la cuidad
se realizaba a través de una compleja red de tuberías subterráneas, los tubos eran fabricados en
plomo o en cerámica, las piezas de plomo se fabricaban de una plancha rectangular de dicho
material sobre esta pieza se disponía un eje cilíndrico que servía para dar forma a la pieza a
tornear, las uniones se sellaban con soldaduras de plomo, los módulos de cerámica se elaboraban
en hornos especializados y poseían diámetros diferenciados en cada una de sus bocas para poder
ensamblados a través de estas tuberías se llevaba el agua hasta las fuentes públicas situadas en la
confluencia de las calles donde se abastecía la generalidad de la población.

Los edificios públicos qué poseían unas necesidades de agua destacan las termas pues en ellas el
romano diariamente cuidaba de su aseo personal. Eran raros los casos en los que las viviendas
poseían un suministro directo de agua, solo algunas familias acomodadas podían permitirse tal
lujo puesto que exigía la construcción de una canalización privada y el pago de elevadas tasa a la
cuidad, para salvar tales inconvenientes estas viviendas disponían de un aljibe en el que recoger y
almacenar el agua de la lluvia, la lluvia era conducida a través de los tejados de las viviendas a un
patio interior donde se acumulaba en grandes cisternas subterráneas.

Cuando el agua cumple su ciclo de uso en los núcleos urbanos ha de ser eliminada para ello se
dispone de toda una red subterránea de cloacas que permiten verter las aguas negras en algún rio
próximo.

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