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—Muy sencillamente, como un periodista comprometido con sus lectores y con los
cambios políticos, económicos y sociales.
—¿Cuáles fueron los valores que recibió en el seno de su hogar y para qué le han
servido?
—Mis primeras semanas de casado con Aída, incluidos nuestros días en La Puerta
(Trujillo) y Caracas.
—¿Por qué su edad siempre ha sido un misterio para nosotros los periodistas?
—Mis dos años y medio preso en el cuartel San Carlos, pese a la vivencia con
destacados políticos de izquierda de la época, y haber escrito dos libros: El beisbol
en Caracas y Noticias Censuradas. ¡Pero sin libertad!
—Debo haberla olvidado, pero viví un episodio excepcional la mañana en que Hugo
Chávez, paisano, fue a disfrutar un desayuno llanerísimo preparado por Aída, en mi
apartamento. Hablamos largo rato, lo percibí indefinido, entre atraído por una
nueva acción militar, o transitar el camino electoral, que finalmente decidió en
Valencia, en un pleno de chavistas.
—¿Le gusta el cine?
—Tengo escritos cuatro, algunos en espera para publicarse. ¿Quiere que te los
cite? Marx no rectifica, Historias del siglo XX, El Estado y el Deporte, y Periodismo,
Medios y Comunicación, que fue bautizado el pasado sábado, editado por 4
Mincultura y Monte Ávila.
—¿Qué diferencia podría haber entre la época en que usted fue director de la
escuela y la actualidad?
—Sin ninguna duda la del año 58, de la conspiración y lucha final contra l
—Se deduce de mi respuesta anterior. Aunque debo añadir el mal que le hacen a la
profesión quienes las toman como si fueran veraces fuentes informativas.
—Sí, por supuesto, pero requiere tiempo, paciencia y que se consoliden los cambios
en el país, porque, al final, los que deciden como son los medios son sus dueños,
no los periodistas, aunque muchos no lo creen.
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—¿Tuvo que mentir alguna vez en el periodismo?
—Sí, como todos los periodistas, pero la mayoría de las veces, sin saberlo,
creyendo que lo que había escrito era verdad.
—Esa que ya te comenté, porque no le saqué la noticia que buscaba, y quizás otra
al boxeador Sonny León, un gran campeón venezolano, con quien hablé largo rato,
y no por eludir las preguntas me contestó siempre con monosílabos.
—Lo mismo que debe pensar la inmensa mayoría de los venezolanos, de rechazo a
su conducta especulativa, incluso de los productos de primera necesidad. Se
supone que deben desaparecer el 20 de agosto.
—¿Cree que temas como estos hacen falta en el pénsum para formar un ciudadano
con más conciencia y amor por lo nuestro?
—Me parece que no hay armonía entre la cantidad, pues ha crecido como nunca la 8
cantidad de niños, adolescentes y jóvenes con acceso a la educación, en cambio,
son evidentes su fallas en la calidad, en todos los niveles. Lo ideal es alcanzar la
armonía entre cantidad y calidad. Y, por supuesto que estaría de acuerdo con la
incorporación de las cátedras sugeridas, contribuiría a formar mejores ciudadanos.
—Al Gobierno, revisar su palabra y sus compromisos, y cumplir las que pueda
cumplir, hablar con la verdad, y al pueblo, tener confianza en que sin su
participación no será posible salir de esta grave situación.
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Biografía mínima