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Historia de la Orden Rosacruz AMORC.

El Origen tradicional de la Orden


Rosacruz AMORC se remonta a las
Escuelas de Misterios del Antiguo Egipto.
En aquella época, los candidatos a la iniciación tenían que
prestar juramento frente a la Esfinge.

Ávidos de saber y de conocimiento, estos místicos aspiraban a una mejor


comprensión de las leyes naturales, universales y espirituales. En este
sentido, la palabra "misterio" en la Antigüedad, es decir, en la época de las
antiguas civilizaciones egipcia, griega y romana, no tenía el mismo significado
que hoy en día. En otras palabras, no era sinónimo de "inusual" o "extraño".
Más bien designaba una gnosis, una sabiduría secreta, conocida sólo por los
Iniciados.

En el antiguo Egipto, una de las primeras escuelas de misterios fue la Escuela


Osiriana. Sus enseñanzas trataban de la vida, la muerte y la resurrección del dios
Osiris. Se presentaban en forma de piezas teatrales, o más exactamente, de
dramas rituales. Solamente podían asistir las personas que habían dado prueba
de su sincero deseo de conocimiento. En el transcurso de los siglos, las Escuelas
de Misterios añadieron una dimensión todavía más iniciática al conocimiento
que transmitían. Sus trabajos místicos tomaron entonces un carácter más
cerrado y se mantuvieron exclusivamente en los templos construidos con ese
fin. Según las enseñanzas rosacruces, los más sagrados a ojos de los Iniciados
eran las grandes pirámides de Gizeh. Así, contrariamente a lo que afirman la
mayor parte de historiadores, estas pirámides, no fueron construidas para servir
de tumba a ningún faraón. Eran al principio lugares de estudio y de iniciaciones
místicas.

Las iniciaciones a los Misterios egipcios incluían una fase última en la que el
candidato experimentaba una muerte simbólica. Tumbado en un sarcófago y
mantenido por procedimientos místicos en un estado de consciencia intermedio,
le era dado experimentar una separación momentánea entre su cuerpo y su alma.
Esta separación tenía como objetivo mostrarle que era un ser doble. Al haberlo
experimentado, ya no podía dudar de que el hombre posee una naturaleza
espiritual que está destinada a reintegrarse en el Reino Divino. Una vez
hecha la promesa de no revelar nada de esta iniciación y de haberse
comprometido a seguir el sendero del misticismo, era gradualmente instruido
en las enseñanzas más esotéricas que ningún mortal pueda recibir.
Los Iniciados del antiguo Egipto resumieron una parte de su sabiduría en los
muros de sus templos y en numerosos papiros. Otra parte no menos importante,
fue secretamente transmitida de boca en boca. El célebre egiptólogo E.A. Wallis
Budge, en una de sus obras, cita con respeto estas Escuelas de Misterios. Dice
así: "Un desarrollo progresivo debió tener lugar en las Escuelas de Misterios,
y parece ser que algunas de ellas eran totalmente desconocidas en el antiguo
reino. No hay duda de que esos "Misterios" formaban parte de los ritos
egipcios. Por lo tanto se puede afirmar que la noble Orden de los Kheri-Hebs,
poseía un conocimiento esotérico y secreto que los Maestros guardaban
celosamente. Cada uno de ellos, si interpreto bien la evidencia, poseía una
gnosis, un conocimiento superior que nunca fue transcrito, con lo que así
podían incrementar o disminuir su campo de acción según las circunstancias.
Por consiguiente, es absurdo esperar encontrar en los papiros egipcios
la descripción de los secretos que constituían los conocimientos esotéricos de
los Kheri-Hebs”.
Los Faraones Místicos

La Tradición rosacruz relata que el faraón Thutmosis III (1504-1447 antes de


J.C.), considerado por los historiadores como uno de los más grandes de la
XVIII dinastía, formaba parte de los Iniciados que frecuentaban las Escuelas de
Misterios de Egipto. En su época, funcionaban de manera totalmente
independiente y poseían sus propios reglamentos. Después de haber sido
designado por los Kheri-Hebs para suceder a su padre en el trono, Tutmosis III
decidió agrupar todas estas Escuelas en una sola Orden regida por las mismas
reglas, a fin de constituir una Fraternidad única. Debido a su inteligencia y
sabiduría, fue elegido para ser el Gran Maestro y llevó a cabo esta función hasta
su muerte. Precisemos que fue el primer soberano en llevar el título
de “Faraón”, algo muy significativo desde el punto de vista místico.

Cerca de setenta años después, el faraón Amenhotep IV nacía en el palacio real


de Tebas. Admitido muy tempranamente en la Orden fundada por Tutmosis III,
llegó a ser Gran Maestro y se dedicó a reestructurar las enseñanzas y los rituales.
Paralelamente, instauró oficialmente el monoteísmo, en una época en la que el
politeísmo estaba muy extendido en toda la superficie de la Tierra. Entonces
cambió su nombre y se hizo llamar “Akhenaton”, que significa “Devoto de
Atón”.
Por otra parte, promovió una revolución en el campo del arte y de la cultura.
Profundamente humanista, dedicó toda su existencia a luchar contra las tinieblas
de la ignorancia y a promover los ideales más elevados. Poco tiempo después
de su muerte, que tuvo lugar en 1.350 antes de nuestra era, el poderoso clero de
Tebas reinstauró el culto a Amón, pero su obra ya formaba parte de la historia..
.

La expansión de la Orden en Occidente


Desde Egipto, la Orden Rosacruz se propagó a Grecia especialmente por
intermedio de Pitágoras (572-492 a.J.C.), luego a la Roma antigua, bajo el
impulso de Plotino (203-270). En la época de Carlomagno (742-814), gracias al
filósofo Arnaud, se introdujo en Francia y después en Alemania, Inglaterra y en
los Países Bajos. Durante los siglos siguientes, los alquimistas y los Templarios
contribuyeron a su extensión en Occidente y en Oriente. La frecuente falta de
libertad de conciencia, hizo que la Orden tuviera que ocultarse adoptando
diversos nombres, y llevando a cabo sus actividades bajo secreto. Sin embargo,
nunca cesó sus actividades, perpetuando sus ideales y sus enseñanzas,
participando directa o indirectamente en el progreso de las artes, las ciencias y
de la civilización en general, proclamando siempre la igualdad de sexos así
como una verdadera fraternidad entre los hombres.

Resurgimiento cíclico
En ciertas tesis relativas a la historia rosacruz, se habla de un personaje de
nombre "Christian Rosenkreutz" (1378-1484), mostrándolo como el fundador
de la Fraternidad de los Rosacruces. Esto es un error. En realidad, la Orden
Rosacruz existía ya desde hacía siglos, pero funcionaba por medio de ciclos de
actividad de 108 años, seguidos cada vez por un período equivalente de silencio.
Cuando llegaba el momento de iniciar en un país el resurgimiento de la Orden,
se tomaban las disposiciones necesarias para anunciar la apertura de
una "tumba" en la que se encontraba el "cuerpo" de un "Gran Maestro CRC",
con joyas raras y manuscritos que facultaban a los autores del descubrimiento a
proceder a su despertar para un nuevo ciclo de actividad. Este anuncio era
alegórico y las iniciales "CRC" no designaban a una persona que hubiera
existido. A la luz de estas explicaciones queda clara la leyenda de Christian
Rosenkreutz y su historia.

En el siglo XVII es cuando la Orden Rosacruz sale de su anonimato a partir de


la publicación de tres Manifiestos impresos en Alemania y en Francia. Se trata
de la “Fama Fraternitatis”, de la “Confesio Fraternitatis” y de las “Bodas
químicas de Christian Rosenkreutz”, que están fechados respectivamente en
1614, 1615 y 1616. Estos tres Manifiestos, que mezclan relatos a la vez
históricos y alegóricos, fueron redactados por un Colegio de Rosacruces
eminentes: “el círculo de Tübingen”, entre los que se encontraba Johann
Valentín Andrea (1586-1654). Unos años más tarde, en 1623, un cartel
procedente del “Colegio principal de la Rosa-Cruz” fue pegado en las calles
de París. Este cartel marcó el comienzo de un nuevo ciclo de actividad de la
Orden, que se dio a conocer públicamente bajo el nombre de “Orden de la
Rosa-Cruz”.

En 1693, bajo la dirección del Gran Maestro Johannes Kelpius (1673-


1708), colonos Rosacruces venidos de diferentes países de Europa,
embarcaron hacia el Nuevo Mundo a bordo del "Sarah María". A principios
de 1694, desembarcaron en Filadelfia y se establecieron allí. Unos años más
tarde, algunos de ellos se dirigieron hacia el Oeste de Pensilvania y fundaron
una nueva colonia. Después de haber creado su propia imprenta, editaron ellos
mismos un gran número de obras maestras de la literatura esotérica e
introdujeron en América las enseñanzas Rosa-Cruces. Bajo el impulso de estos
Rosacruces europeos nacieron también numerosas instituciones americanas y el
mundo de las artes y de las ciencias conoció un progreso sin precedentes en los
Estados Unidos. Personajes eminentes como Benjamín Franklin (1706-1790) y
Thomas Jefferson (1743-1826) estuvieron en estrecho contacto con la obra
rosacruz de este país.

Johannes Kelpius

Precisemos que en el siglo XVIII existía una estrecha relación entre la


Masonería y los Rosacruces, especialmente en Europa. Así personajes como
Cagliostro (1743-1795), Jean-Baptiste Willermoz (1730-1824) y Martínez de
Pasqually (1727-1774), que tuvo como discípulo a Louis-Claude de Saint-
Martin (1743-1803), se relacionan generalmente con estas dos Fraternidades
esotéricas. Además, sus miembros llevaban a cabo regularmente trabajos de
forma conjunta durante algunos conventículos. Hoy en día, algunas obediencias
masónicas han conservado el grado de "Caballero Rosa-Cruz". Dicho esto, la
AMORC es totalmente independiente de la Masonería y perpetúa su legado con
un método propio, lo que no excluye naturalmente que haya Franco-Masones
que sean rosacruces.

El ciclo actual de la Orden Rosacruz


AMORC
En 1801, conforme a las reglas establecidas, la Orden entró en Estados Unidos
en un período de silencio. Sin embargo, seguía con una fuerte actividad en
Francia, Alemania, Inglaterra, Suiza, España, Rusia y en Oriente. En 1909,
Harvey Spencer Lewis (1883-1939), que había estudiado metafísica y
esoterismo durante muchos años y que se interesaba especialmente por la
filosofía rosacruz, se trasladó a Francia, con el fin de encontrar a los
responsables de la Orden. Una vez pasados numerosos exámenes y diversas
pruebas, fue iniciado en Toulouse y se le encargó oficialmente que preparara el
resurgimiento de la Orden Rosacruz en América, mientras que la Primera
Guerra Mundial acechaba sobre Europa.
Harvey Spencer Lewis

Cuando todo estuvo preparado para este resurgimiento, se publicó un


Manifiesto en los Estados Unidos para anunciar el nuevo ciclo de actividad de
la Orden, que entonces fue designada con el apelativo de "Antigua y Mística
Orden de la Rosa-Cruz" (AMORC). Una vez nombrado Imperator por el
Consejo Supremo de los Estados Unidos, Harvey Spencer Lewis desarrolló las
actividades de la Orden en América y empezó a transcribir las enseñanzas
rosacruces, utilizando para ello los archivos que le habían confiado los
Rosacruces de Francia. Después de la Segunda Guerra mundial, este método de
enseñanza se aplicó al mundo entero. Así es como la AMORC se convirtió en
la depositaria de la auténtica Tradición Rosa-Cruz en todos los países donde
podía ejercer libremente sus actividades. A su transición, en 1939, Ralph
Maxwell Lewis fue designado para asumir la función de Imperator.
Elegido por los miembros del Consejo Supremo para la función de Imperator,
actualmente es el francés Christian Bernard quien asume la más alta
responsabilidad de la Orden Rosacruz AMORC. Como tal, es el garante de las
actividades rosacruces para todos los países del mundo, asistido por los Grandes
Maestros de las diversas jurisdicciones. Debemos precisar que la
palabra "Imperator" no significa "Emperador", como se podría pensar. Esta
palabra, que ya se usaba en el siglo XVII para designar al responsable de los
rosacruces, proviene del término latino “Imperare sibi”, que significa "Maestro
de sí mismo".

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