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PERIODISTICA

Premio CIESPAL
de Crónica· 2014
Temas ecológicos, policiales, crisis sociales, personajes,
costumbres, lugares de ensueño, entre otros, son parte de
los 20 mejores trabajos del primer concurso de crónica en
Ecuador, organizado por el CIESPAL

CIESPAL -------
poique ia r;ornunicaclón es un derecho
Índice

Presentación
¡Gracias, cronistas! 11
Carlos I ván Yánez
Premio CIESPAL de Crónica 2014
Carlos Iván Yánez (editor) Crónica y [semi]modernidad 15
en América Latina
Primera Edición Fernando Checa Montúfar

300 ejemplares - Marzo 2014 El periodismo como memoria 71


Alberto Salcedo Ramos
ISBN: 978-9978-55-113-4
Código de barras: 978-9978-55-113-4
Registro derecho autora!: 04332 Entre la realidad y el lector, 77
Depósito legal: 005061 el periodismo narrativo
Samuel Blixen
Diagramación
Diego Acevedo
De la crónica y el contagio: 85
Impresión cuerpos, escenarios, miradas.
Editorial "Quipus", CIESPAL Esta antología
Quito-Ecuador Alicia Ortega Caicedo

Los textos que se publican son de exclusiva responsabilidad de sus autores.


De la crónica y el contagio:

cuerpos, escenarios,
miradas.
Í
Esta antología
Alicia Ortega Caicedo 52

1.- Aproximaciones
La crónica es un género híbrido y fronterizo: participa del re-
portaje periodístico, el testimonio, el diario de viajes, el ensayo,
la ficción literaria. El clásico estudio de Susana Rotker, Funda-
ción de una escritura. Las crónicas de José Martí, supo desta-
car las características de la crónica como género mixto y como
lugar de encuentro del discurso literario y del periodístico. Su
anclaje en el periodismo pone de relieve su sentido de referen-
cialidad y actualidad, así como una noción de funcionalidad que
a menudo dota a la crónica de una cierta vocación pedagógica
en el esfuerzo por comunicar una verdad. El aquí y el ahora
del lugar de enunciación se expresan en la formulación de un
"yo" narrativo que habla, por lo general, en primera persona.
52 Ecuador, Jurado internacional

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Alicia Ortega Caicedo
De la crónica y el contagio: cuerpos. escenarios, miradas.

No hay que olvidar que usualmente las crónicas, a menudo,


Susana Rotker señala en el estudio referido que "el dato es cen-
son publicadas primero en revistas y periódicos, para luego ser tral para la definición del género" .55 La centralidad del "dato"
recogidas en formato de libros y antologías. Su vinculación con cobra especial resonancia si consideramos lapropuesta del co-
la literatura la convierte en una escritura flexible, con capa- lombiano Alberto Salcedo Ramos: "Que.rer saber más siempre.
cidad narrativa, sensible a descripciones y detalles, cargada Los buenos reporteros siempre encue~ttan nuevas razones
de la subjetividad y los afectos del cronista. En este sentido, para alimentar la curiosidad. Un dato genera nuevas pregun-
el cronista está preocupado en hallar un tono narrativo pro- tas, nuevas búsquedas". 56 Salcedo Ramos llama la atención so-
pio desde una clara voluntad d~ .estilo. Así, y para acercarnos bre la importancia de buscar y descubrir lo sorprendente, lo
al escenario contemporáneo, señala Darío Jaramillo Agudelo asombroso. La importancia del dato apunta a la exigencia de
lo siguiente: "los cronistas latinoamericanos de hoy encontra- exactitud que, sin embargo, no exime a la crónica de una pro-
ron la manera de hacer arte sin necesidad de inventar nada, yección simbólica. Es decir, que más allá de su puntual refe-
simplemente contando en primera persona las realidades en rencialidad, ella tiene una resonancia amplificadora a partir
las que se sumergen sin la urgencia de producir noticias" .53 En de la cual interpela e interesa a lectores de diferentes proce-
esta misma línea de reflexión acerca del género latinoamerica- dencias. En _palabras de Darío Jaramillo, "¿Qué hay más a:llá
no, vale tener presente la creativa definición que propone Juan de los hechos"? En suma, la crónica es un apasionante género
Villoro: que se mueve entre la ficción y la noticia, que participa de la
La crónica reclama un símbolo más complejo: el ornito- historia y la literatura, con capacidad de informar, conmover,
rrinco de la prosa. De la novela extrae la condición subje- entretener y fabular. Me interesa cerrar este primer acápite
tiva, la capacidad de narrar desde el mundo de los perso- con palabras de la periodista argentina Leila Guerriero, a pro-
najes y crear una ilusión de vida para situar al lector en pósito del oficio en los tiempos actuales: "Como periodista uno
el centro de los hechos; del reportaje, los datos inmodifi-
debe recordar siempre que uno no es lo que importa, que lo que
cables; del cuento, el sentido dramático en espacio corto
importa es la historia". 57
y la sugerencia de que la realidad ocurre para contar un
relato deliberado, con un final que lo justifica; de la entre- 2.- Poner el cuerpo
vista, los diálogos; y del teatro moderno, la forma de mon-
tarlos; del teatro grecolatino, la polifonía de testigos, los
Toda crónica porta un saber testimonial: es la mirada del cro-
parlamentos entendidos como debates [... ]; del ensayo, la
posibilidad de argumentar y conectar saberes dispersos; nista la que recorta un fragmento del mundo para ser relatado,
de la autobiografia, el tono memorioso y la reelaboración la que descubre el acontecimiento extraordinario o banal que
en primer apersona. [... ] Usado en exceso, cualquiera de
estos recursos resulta letal. 54 55 Susana Rotker, Fundación de una escritura. Las crónicas de José Martí. La Habana: Casa de las
Américas, 1992, p. 133.

53 Dario Jaramillo Agudelo, "Collage sobre la crónica latinoamericana del siglo XXI'', en Diego Jara- 56 Alberto Salcedo Ramos, en <http://www.clasesdeperiodismo.com/20!3/05/27t1os-secretos-del-cro-
nista-alberto-salcedo-ramos-en-un-ebook-gratuito/>.
millo Agudelo, editor. Antología de crónica latinoamericana actual. Madrid: Alfaguara, 2012, p. 11.
54 Juan Villoro citado por Diego Jaramillo Agudelo, enlbld., p. 15. 57 Leila Guerriero, entrevista disponible en< http://www.cadenaser.com/cultura/articulotleila-guerrie-
ro-nuevo-periodismo-viejo-hambre/csrcsrpor/20131102csrcsrcul_2/Tes>.

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Alicia Ortega Caicedo De la crónica y el contagio: cuerpos, escenarios, miradas.

va a ser contado. Para el cronista, observa Martín Caparrós, cuerpo: evidencia una experiencia sensorial y cognitiva, unas
"mirar con toda-la fuerza posible es decisivo. Es decisivo adop- trayectorias, un descubrimiento, lecturas, apuestas. De esta·
tar la actitud del cazador". 58 Desde esa mirada la vida entra manera, la crónica hilvana, en su cercanía con el testimonio,
en la crónica como relato. La vida capturada en situaciones cuerpo, memoria, afectos.
mínimas y gestos casi imperceptibles de la vida cotidiana, o
3.- Espacios
aquella que resuena en los grandes acontecimientos que supo-
nen momentos de quiebre en la historia. Por tanto, la vida na- La ciudad ha sido escenario y objeto privilegiado de la cróni-
rrada en las crónicas se expresa siempre de manera corporal: ca: la ciudad, sus rituales, las trayectorias de quienes la ha-
en fisonomías urbanas o escenarios geográficos, en rostros y bitan y hacen de ella un lugar vivido. La· ciudad se deja leer
oficios de personajes anónimos, o en el protagonismo de quie- no solamente en sus calles y edificaciones, sino en los rostros
nes intervienen con fuerza de ruptura en el escenario público. e interacciones de quienes la caminan y se apropian de sus
La selección de espacios, cuerpos, hechos u objetos, implica una espacios. Así, en la crónica "En el Guasmo suena Mozart'' en-
carga afectiva por parte del cronista. Quien escribe ha sido to-
tra Guayaquil, el barrio del Guasmo Central -barrio popular y
cado afectivamente por aquello que seduce su mirada para ser
marginal ubicado al sur de la ciudad-, pero desde una mirada
convertido en crónica. Por tanto, la crónica, en tanto trabajo de
que resignifica la tradicional imagen de violencia: la práctica
escritura, está cargada con la subjetividad de quien la produce.
y enseñanza musical provee espacios de calidez y seguridad,
La crónica, afirma Caparrós, "es el periodismo que sí dice yo".
aún-én situaciones de extrema pobreza y vulnerabilidad. La
' '
En su anclaje periodístico, toda crónica exige un trabajo de in- ciudad es siempre una totalidad compleja y múltiple. Es una
vestigación: indagación en archivos, trabajo de cámpo, búsque- y muchas al mismo tiempo, puesto que se estructura sobre la
da de fuentes fidedignas, entrevistas y reporteo, desplazamien- base de diferencias genéricas, sociales, étnicas, generaciona-
tos, experiencia del propio cuerpo testimoniante o en cercanía les. Son estas diferencias las que determinan el sentido que le
de otros cuerpos. La crónica supone, por tanto, una inmersión/ damos a los espacios, así como el modo en que nos apropiamos
intervención en y sobre la realidad, en la medida en que exige de ellos. No es lo mismo caminar la ciudad en el día o en la
un recorte de ella: la selección de 1:1n fragmento del mundo para noche, vivirla desde la pobreza o la riqueza, percibirla desde la
convertirlo en objeto de reflexión y escritura. Dicha selección cotidianidad familiar o la extrañeza del turista, habitarla asu-
es, ante todo, resultado de una pasión, de una memoria afec- miendo una identidad de género u otra, nacer en ella o llegar
tiva, de un andaje territorial, de una búsqueda, de una con- como migrante. Cada e:Xperiencia define un modo de mirarla,
vicción política. La crónica evidencia una lectura hecha con el de. convertirla en memoria, de narrarla, amarla o resentirla.
cuerpo -puesto que algo impacta, cautiva, indigna, conmueve, "Farrear en kichwa en plena Mariscal" propone una trayecto-
apela al cronista. Así mismo, ella está escrita con y desde el ria alternativa para gozar la capital, en el trazado de un mapa
que acerca el bullicio típico de la zona a sabores y sonoridades
58 Martín Caparrós, "Por la crónica", en Miguel Silva y Rafael Molano, editores, Las mejores crónicas
de Gatopardo. Bogotá: Random House Mondadori, 2006, p. 9. de diversas matrices étnicas. La ciudad que porta las marcas

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De la crónica y el contagio: cuerpos. escenarios, miradas.

de la migración reinventa los caminos al interior del espacio


establecido. tos, así como las estaciones de su ruta de viaje. Es el caso de
varias de las crónicas seleccionadas para esta antología: "Li-
La ciudad latinoamericana concentra diferentes tiempos de mones del huerto de Elisabeth" (Paraguay/Alemania), "¿Qué ·
manera simultánea, puesto que en ella la modernidad convive no ves que estamos en crisis?" (España), "SAPE: la sociedad de
con expresiones propias de la tradición y del pasado -"El ocaso juerguistas elegantes" (París/República del Congo), "La meta
de las cajoneras" es un buen ejempló. El contrapunto urbano es el camino" (Camino de Santiago).
se expresa de múltiples formas, puesto que las horas del día
y la noche propician diferentes prácticas en un mismo lugar, Pero la crónica se desplaza también fuera de los límites urba-
así como los espacios visibles muchas veces camuflan submun- nos al interior de las fronteras nacionales: pequeñas ciudades,
dos marginales y prohibidos para los no iniciados. La ciudad se pueblos y comunidades enclavadas en la montaña o en la sel-
configura a partir de implacables mecanismos de inclusión y va, testimonian prácticas desconocidas u olvidadas, guardan
exclusión, que buscan fracturar cualquier posibilidad de proxi- antiguos saberes y oficios, visibilizan rostros de un pasado que
midad entre sus zonas de riqueza y de pobreza; Pero, muy a guarda curiosos canales de contacto con el presente. "Se los
pesar de la lógica institucional, no siempre hay que alejarse llevó el tren" focaliza un pueblo de apenas setenta personas,
demasiado para encontrarse con los rostros de la marginación, "Estación Carchi", que vivió la época de bonanza mientras el
la escasez y la desdicha:. La crónica tiene cierta inclinación ha- tren lo visitó. Desde una perspectiva parecida, leemos "Una co-
cia el submundo urbano, un submundo que a menudo está en munidad que se desarrolla en el páramo": Simiatug, un pueblo
el corazón mismo de la ciudad -"El miedo es un muro que me indígena ubicado junto al Chimborazo, que ha encontrado for-
impide conocerte Oa vida en las colectivas)" da cuenta de una mas alternativas para vivir de manera autónoma. "Uno de los
marginalidad instalada en el corazón de la ciudad. últimos fortines de las enseñanzas de Leonidas Proaño", apun-
No necesariamente el cronista narra su propia ciudad. El cro- ta su autor. Se trata de crónicas que dialogan con el dato his-
nista de una u otra forma está siempre de viaje, en camino, en tórico, la información etnográfica, las voces de quienes confor-
constante desplazamiento. Julio Ramos, en su lectura de Mar- man los colectivos que habitan la geografía descrita, la riqueza
tí, habló de la crónica modernista como una suerte de "vitrina" patrimonial y el conocimiento local: se abren a una reflexión en
de la modernidad. 59 En su filiación con respecto a la tradición torno a la relación entre espacio, cultura, identidad. "El Cajas:
latinoamericana, la crónica actual no ha perdido del todo esa espejo partido" así como "El rey pasa penurias. Jaguares en
función: mostrar el interior d.e los escenarios metropolitanos, Yasuní" centran su atención en la importancia del lugar para
sus conquistas y paradojas. Una voluntad pedagógica o política la cultura, la naturaleza, la economía. Trabajan desde una
suele articular los sentidos de la crónica. El cronista acerca el cuidadosa intersección entre ambiente y desarrollo -tal es el
mundo a su comarca, comparte sus asombros y descubrimien- caso de "Los vestigios de Texaco aún están en la mente y la
naturaleza amazónica", que expresa el lado oscuro de una mo-
59 Julio Ramos, Desencuentros de la modernidad en América Latina: literatura y política en el siglo
XIX. México: Tierra Firme, 1989.
dernidad que rompe con los modelos culturales de naturaleza
basados en el lugar.

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Alicia Ortega Caicedo

En suma, son crónicas que enfatizan la dimensión cultural muy cerca, o escondidos por su extrañeza en los "bajos mun-
de la naturaleza y el paisaje, en tanto escenarios de luchas y dos", o se trata de aquello que solo se habla en voz baja o, por
negociaciones -en defensa no solo de la biodiversidad, sino de el contrario, circula abiertamente y viéndonos las caras en el
la riqueza simbólica de los lugares. El impacto de la tecnolo- "maldito feisbu'', según la feliz expresión de Rita Indiana. A
gía, el turismo, el mercado, complejizan la representación de partir de la focalización de un personaje, la crónica avanza
mundos locales no ajenos a las dinámicas de la globalización, en el esfuerzo por articular una reflexión de largo aliento -el
el internet, los movimientos sociales. La pregunta, en diálogo "tecno-folklore-andino", por ejemplo, como punto de partida
con el antropólogo Arturo Escobar, es cómo relatar o construir desde donde el cronista de "Prohibido prohibir lo Kitschpe"
una "defensa del lugar" sin naturalizarlo, feminizarlo o hacerlo desmonta los mecanismos de racismo y odio, que se articulan
esencial. En estas líneas de reflexión, sobresale "Vilcabamba: en nombre de la cultura y el así llamado "buen gusto" - o una
psicodelia y agua milagrosa". Una crónica dinámica y diverti- denuncia, como en el caso de "Adiós a los lobos/El cronista
da, que atrapa la atención del lector en el relato de un pueblo es un mirón, un fisgón, que no deja nunca de observar y entro-
que aúna toda una "tribu multicolor y multiétnica": allí inte- meterse, escudriñar y denunciar, escuchar y anotar, para po~
ractúan célebres longevos, extranjeros en busca de la eterna ner al descubierto aquello que ha sido escasamente atendido,
juventud, shamanes y ex comunistas, saberes espirituales y que ha pasado desapercibido o sobre lo cual se ha impuesto el
científicos, preocupaciones ecológicas, hippies de todas las eda- silencio. Para quien. callejea, lo más profundo está en la piel,
des. Se trata de una narración que opaca la pregunta por lo au- puesto que superficies, rostros y exter_iores son plenos lugares
téntico y lo original, puesto que ceremonias y ritos procedentes de sentido. En función de ello, el cronista es hijo del fianeur:
de los mil focos de la cultura se encuentran y mezclan ante los siempre en pos del lado inquietante o sorpresivo de la vida
ojos del cronista. urbana. Más importante todavía, contar algo conocido desde
j,
j1 4.- Personajes, prácticas, desplazamientos la oportunidad que ofrece un dato inesperado, el encuentro
con voces y lecturas que colocan personajes o fragmentos de
Imposible pensar lugares y espacios sin los rostros, los cuer- historias pasadas bajo una nueva iluminación-"Los limones
pos, los hábitos y predilecciones de quienes los habitan. Son del huerto de Elisabeth". Es en ese momento cuando aparece
precisamente cuerpos, voces, profesiones poco comunes -"El la crónica, no para dar respuestas, sino para colar preguntas
maquillador de los muertos"-, personajes extraños que cauti- en el acto mismo de poner en narración un acontecimiento.
van por lo insólito y la desmesura de sus actos -"El justicie- Como señala Leila Guerriero: "Si hay algo que el ejercicio de
ro"-, personalidades que hacen historia -"El primer ecuato- la profesión me ha enseñado es que un periodista debe cuidar-
riano en el espacio"- o héroes de la mitología y el santuario se muy bien de buscar una respuesta única y tranquilizadora
popular -"Prohibido prohibir lo Kitschpe" -, lo que llama la a la pregunta del por qué". 6º
,,
1
.c
atención del cronista: es justamente lo asombroso, por insos-
p pechado o extravagante, aquello que apasiona y seduce la mi- 60 Leila Guerriero citada por Diego Jaramillo Agudelo, en Antología de crónica latinoamericana ac-
j•
1 rada del cronista~ A veces se tyta de sucesos que están allí tual, p. 29. ·
;.
r::
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5.- De la inocencia mina la saliva de quienes hablan a través de la crónica. Conta-


Ciertamente, no hay crítica ni escritura inocente, puesto que mina el mal denunciado y los secretos susurrados. Contaminan
interpelamos al mundo desde una biblioteca que nos antecede, los humores del propio cronista y los sudores de su cuerpo en
desde un "círculo de resonancia". Sin embargo, importa cuidar e
acción. Escribimos indagamos expuestos al contagio de ideas.
el sentimiento de asombro ante el deslumbramiento de aque- El mundo, en cierto sentido, se articula bajo la metáfora del
contagio y el imperio de los miedos. No solo los cuerpos conta-
llo que nos impacta como una primera vez: el sentimiento del
gian enfermedades, sino que máquinas, tarjetas y documen-
asombro lúdico que la inocencia infantil.bien conoce, y desde
tos se ven de forma permanente expuestos al contagio de virus
donde aprende a explorar y conocer el mundo. El mexicano Al-
destructivos. El aire, el agua, los alimentos que ingerimos pa-
fonso Reyes, en "Aristarco o anatomía de la crítica", recuerda
recen estar cada vez más contaminados. Ante tal imperio, solo
que todo ejercicio crítico supone tres momentos: la impresión,
caben respuestas radicales: el encapsulamiento reticular para
la exégesis y el juicio. Aunque Reyes considera el juicio como
huir de la peste, o la exposición radical a la epidermis del mun-
la "corona de la crítica", destaca la impresión como condición
do. La crónica siempre opta por esta segunda opción.
indispensable en toda producción de conocimiento: "Sin ella no
hay crítica posible, ni exégesis, ni juicio; ni conocimiento, ni
j)e_ \~.
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(:O-·,\ <J ("<', . "J<\~~~~º/"l
amor". Pienso que en el proceso de escritura de una crónica,
r)/v,'5">' .r'"'
y en el tiempo de investigación que le antecede, vale cuidar al \ \ e. ''· () _Q
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"aficionado" antes que al especialista. Es. decir, importa, ante ¡-'
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todo, situarse en calidad de amante ante aquello que captu- .. v
r•
ra la mirada. Resulta, entonces, un imperativo sacar a luz en \

la escritura al impresionista que todos llevamos dentro, para


.desde allí trazar las rutas de la observación, el diálogo y la
investigación.
6.- Del contagio
Se ha dicho infinitas veces que la crónica es un género no solo
híbrido, sino contaminado, precisamente porque se constru-
ye en el cruce de varios modelos discursivos. La crónica se ve
contaminada por la subjetividad del cronista, que no esconde
sus filiaciones y sus afectos. Contaminada por los cuerpos y los
mundos a los que da cabida. Contaminada por el smog de la
ciudad o por el barro de los caminos que hay que trasegar en
pos de esas historias que se perciben dignas de ser contadas.
Contaminada por el polvo de tanto archivo consultado. Conta-

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