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Para poder saber más acerca de este tema debemos partir de que es la

serendipidad, se dice que este vocablo aun no es aceptado por la academia de


lengua y según los expertos procede del inglés, dicho término se ha ido
expendiendo entre los investigadores.
Pasteur nos dice que el azar favorece solo a las mentes preparadas, dando
entender que el azar es una oportunidad, de la buena suerte,
La intuición, por el contrario, es un arma de lujo para llegar a ser un buen
investigador. Lo que nadie debe dudar es que una mente preparada (adiestrada) y
un espíritu libre (creativo) capacitan para detectar hechos de relevancia en donde
los demás colegas solo perciben basura.

La serendipia hace referencia a un descubriendo científico llevado a cabo por un


investigador o investigadores de ¨pura casualidad”. Estos sucesos ocurren de
manera muy frecuente en la ciencia, más de lo que nos imaginamos, sin en
cambio dentro de esto mismo existen ciertas incertidumbres, ya que puede
resultar una postura de dicha investigación de manera confusa contundente.

Por el contrario, al leer biografías de los grandes héroes de la ciencia y la filosofía,


no es extraño encontrar comentarios sobre qué tal o cual genial idea les vino a la
mente durmiendo, o mejor dicho, en esa frontera de ensoñación entre lo que
llamamos estar despierto y dormido. Claro está que Descartes consideró en una
ocasión que había venido a verle Dios y otros fueron más modestos. Tampoco ha
sido infrecuente que ciertos intelectuales españoles cambiaran no hace mucho su
manera de pensar tras aparecérseles la virgen.

Alexander Fleming descubrió la penicilina porque un acontecimiento casual le


llamó la atención. Otros muchos no nos hubiéramos percatado. Digamos de paso
que el descubrimiento de los antibióticos, en el lenguaje actual podría
considerarse como una bioprospección afortunada del suelo.
Tampoco debe extrañarse que en ciertas disciplinas exista más “probabilidades”
para la serendipia que en otras. Imaginémonos el caso de la Arqueología. Cuando
un experto en el campo decide promover una campaña de prospección, lo hace
porque tiene evidencias, de que allí puede encontrar un tesoro. No obstante, hasta
que no se trabaja en ese punto concreto se desconoce a “ciencia cierta” que se va
a encontrar.

Sin embargo, existen casos recientes. Como es el del investigador coreano Hwang
Woo-Suk., que estudiaba la clonación humana y que fue descubierto en un
fragante caso de fraude científico. Maniqueamente se la ha llegado a llamar el “Al
Capone de la Ciencia. No obstante, poco después, algunos de sus colegas
hablaban de “pionero por accidente”, aunque su descubrimiento no tuviera nada
que ver con la mentada clonación. Vamos pura serendipia. Maniqueamente por la
simple razón es que en la historia reciente de la investigación estadounidense
abundan demasiado “ejemplares” parecidos, por lo que no debiéramos pensar que
se trata, por desgracia, de algo excepcional.

Para Pablo Capanna, las serendipias son ocasiones irrepetibles, dependen de una
mente alerta, entrenada y con los conocimientos suficientes como para entender lo
que aparece de improviso, solo lo consigue quien es capaz de ver lo que la
mayoría deja pasar, eso que está delante de los ojos. A menudo parece un golpe
de suerte pero, más bien, es la conclusión de un razonamiento en segundo plano
según se está atento a otra cosa.

El folclore científico está lleno de historias de hallazgos accidentales, Algunos


experimentos sugieren que la serendipia se da a partir del networking y el
aprendizaje activo, especialmente cuando estamos explorando en busca de algo,
y donde la distracción y la sorpresa son también factores clave.

Las serendipias presentan tres elementos particulares: la curiosidad y percepción


libre, se plantea a la curiosidad como el elemento que permite que el investigador
se dé cuenta del suceso no esperado y lleve a observarlo y comprenderlo. Por otro
lado, la percepción libre refiere a la ausencia de limitaciones perceptivas y a la
posibilidad de captar la realidad en su totalidad. Como segundo elemento, se
plantea la supremacía de los hechos sobre las teorías, se afirma que ante una
serendipia el investigador ya presenta conocimientos previos para poder tratar de
entender el hecho. Sin embargo, él se encuentra en una actitud de no tratar de
cuadrar en su totalidad el hecho con sus postulados teóricos. Esto le permite
pensar fuera de sus ideas preconcebidas y desarrollar nuevos caminos.
Finalmente, se puede identificar la sagacidad para comprender lo desconocido,
que se relaciona con la capacidad del investigador de prestar atención y darle
importancia a hechos que no comprende.

Finalmente se discutió acerca de la posibilidad de producirse conocimiento


durante la serendipia. La postura de la posibilidad de conocimiento en la
serendipia, fue afirmar que hay producción de conocimiento.y resulta interesante
incluir en el presente trabajo algunos casos de serendipia a lo largo de la historia,
se puede sostener que sí se genera conocimiento ante la serendipia, debido a que
el interés y la sagacidad del investigador lo obligan a indagar más acerca del
fenómeno. A través de procesos inductivos el investigador comprende el
fenómeno y produce el conocimiento necesario para la repetición del
descubrimiento. La posibilidad de conocimiento accidental es una oportunidad
que se presenta para el desarrollo de las investigaciones sociales, ya que no limita
al investigador respecto a su campo acción. Esta espontaneidad del
descubrimiento le otorga la posibilidad de descubrir conocimiento puro y libre de
interés.

https://culturacientifica.com/2017/12/24/un-viaje-a-serendipia/

https://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id
_libro=630&id_articulo=13188

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