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Planificación jueves 5 y viernes 6:

1) Hablar sobre la clase pasada, establecer ciertos límites, decir que tuve qué poner
orales, que hay que trabajar bastante estas clases, preguntar, delimitar y describir
normas de comportamiento, avisarles que estas son mis últimas dos clases, y que
para la clase del viernes todos van a tener qué traer algo que estén leyendo o
encuentre, un poema, una canción, un fragmento de serie o película para compartir
pero hablando sobre eso, comentandolo y expresando qué les genera y de qué
habla eso qué traen.
2) Continuar análisis de Delmira Agustini
3) Ejercicio de escritura en base ideas qué surjan de “si tuvieran qué describir el poema
en una palabra”, una breve narración con un paralelismo psicocósmico.
4) Descripción y comentarios sobre la “generación del 900”
5) Compartida de lo que traen los estudiantes.
6) Entregar corregidas y a manera de portfolio con unas palabras los trabajos que me
han entregado y comentarles un poco.

Tema y título del poema:

Refiere a un alma particular, original, desea diferenciarse del mundo en que vive, dice ser
"indiferente" a ese mundo, y “elige” marginarse de él, automarginarse. Desprecia ese mundo
por ser superficial, por no tener "alma" y valerse sólo de apariencias, en una palabra:
condena hipocresía de la sociedad de su época. Rechaza su rol y aquello que el mundo
dice que ella debe ser.

Este rechazo tiene sus particularidades. Cuando Delmira escribe este poema, está cansada
del mundo, no rechaza con la vehemencia de la juventud, sino con el descreimiento de
quien ya no le interesa luchar. Este abatimiento de la autora se refleja claramente en la voz
del yo lírico y en el sentir del poema. Esa automarginación le provoca soledad, tristeza y
cansancio por no tener un espacio y estar condenada, también socialmente, a no
pertenecer a este mundo.

Ella dice ser indiferente al mundo superficial, lo que nos hace pensar en esta elección de
aislarse. Pero ella mira a ese mundo, lo describe, por lo tanto no es tan indiferente a él. Ella
desprecia y como consecuencia es depreciada. Salirse de la norma es algo que la sociedad
del '900 no permite.

Por lo tanto, se podría decir que el tema del poema es la automarginación como
consecuencia de la marginación del entorno.
El título habla de un alma, no de una persona ni de un cuerpo, porque el concepto de alma
implica la trascendencia de lo material. Se considera al alma como la esencia de la vida, y
por lo tanto se desprecia todo lo demás por superficial.
Este aliento, suspiro, motor de la vida que representa el alma, parece ser la herramienta con
la que el yo lírico dice su verdad.
Análisis:

La primera estrofa del poema habla de la ubicación espacial y anímica del yo lírico. Toda
ella debe ser vista como una unidad. Comienza dando una ubicación espacial, luego
mostrándose en una imagen, y por último diciendo qué es lo que hace. Es decir comienza
por lo general para terminar en lo personal. Va de lo exterior a su interior.

El único verbo que hay en esta estrofa es "miro", un verbo pasivo que habla de la pasividad
de este yo lírico frente al mundo, solo lo contempla y lo desprecia, pero se encuentra
derrotada. Lo único que le queda es mirar y describir lo que ve. En esa descripción, como
veremos más adelante, se trasluce el desprecio que ella siente por este mundo. Ella está
quieta y sin movimiento, ésta es la verdadera condena, la soledad que le imponen y que se
impone ella misma.

“Bajo los grandes cielos


afelpados de sombras o dorados de soles,”

Comienza el poema con un adverbio de lugar ("bajo") que ubica al yo lírico. Esta ubicación
está hiperbolizada por el plural de la palabra "cielo". No existen muchos cielos sino uno, por
lo tanto, pluralizarla realza la idea de inmensidad que también está reforzada por el adjetivo
pluralizado "grandes". Este yo lírico se ubica amparada por lo natural.
Estos "cielos" están caracterizados por dos imágenes contrapuestas: "afelpados de
sombras o dorados de soles". Una imagen cargada de luz y la otra de sombra. El nexo "o",
que implica la posibilidad de alguna de ellas, parece funcionar en el verso como el centro de
una balanza que equilibra los días, a veces inclinándola para un lado y a veces para otro,
pero la vida de este yo lírico maneja esa dualidad sin que por ello cambie nada en ella y en
su forma de sentir.

La primera imagen que cita tiene que ver con las sombras y lo hace a través de una
sinestesia (Sinestesia: cuando se junta en una imagen dos palabras que parten de sentidos
diferentes). El adjetivo "afelpados", para hablar de los cielos, es a su vez una catacresis
(Catacresis: cuando se adjetiva impropiamente a un sustantivo). La palabra "sombra" parte
del sentido de la vista, mientras que la palabra "afelpados" parte del sentido del tacto.

Sea que los cielos inciten a la tristeza (sombras) o a la alegría (soles) a través de esta
antítesis (imágenes contrapuestas), estos no pueden cambiar el sentir del yo lírico que es
uno solo: la melancolía. La forma en que estos cielos se pongan no altera ese hecho.

“arropada en el manto
pálido y torrencial de mi melancolía,”

El participio pasivo "arropada" nos da la pauta de que la voz que enuncia este poema, o sea
el yo lírico, es femenino. La acción de arroparse implica también protección cariñosa y
pasividad absoluta. La expresión "manto de melancolía" es un zeugma. El zeugma es
cuando se coordinan dos elementos que no se encuentran en el mismo plano semántico, o
dos elementos que poseen semas opuestos, por ejemplo: abstracto/concreto. Hay entre ese
"manto de melancolía" y ella, una relación de afecto. Su melancolía, su tristeza difusa y
permanente, no le permite moverse y ella la sostiene también con afecto porque con él se
siente protegida de ese mundo que ve hostil por ser tan diferente a ella y ser intolerante
frente a lo diferente. Ella siente, profundamente, que jamás podrá ser parte de este mundo y
ya no le interesa serlo.

Al sustantivo "manto" se le agregan dos adjetivos, uno propio y otro impropio. El primero,
"pálido", falto de color, nos habla de la falta de vitalidad que provoca esta melancolía, que
está corporeizada en el manto. A su vez, el adjetivo "torrencial" nos muestra lo constante y
opresivo que puede ser este manto, y por lo tanto esta melancolía. Si bien hay una relación
de afecto entre la melancolía y ella, hay también un precio que pagar por ese afecto, y esto
es la inmovilidad, la opresión constante y la falta de vitalidad. Pero a este yo lírico no le
importa pagar este precio porque se siente protegida y porque el mundo exterior tampoco
tiene ningún interés para ella. Convengamos que existe una diferencia entre hablar de
vitalidad y vida. La palabra vitalidad se relaciona con la acción más bien exterior, mientras
que la vida de este yo lírico pasa por su interior, ella está quieta, tiene vida, pero no vitalidad
a causa de ese manto (sentimiento) que la oprime. Esto se verá claramente cuando
comience a criticar al mundo exterior.

“con una astral indiferencia miro


pasar las intemperies…”

Lo primero que aparece en estos dos versos es la forma y la actitud con la que mira: "con
una astral indiferencia". El sustantivo "astral" es lo que nos emparenta al yo lírico con un sol
(por ello anteriormente decíamos que ella estaba entre uno de esos soles) y al final del
poema dirá que mira "indiferente y fija como un astro". Ella se compara, se identifica con el
sol: brillante, imponente, poderoso, por encima de los demás, pero también lejos y solo.
Mira, como un sol distante, con desprecio ya que se entiende superior al mundo que la
rodea, y con "indiferencia" dice ella. Pensar en la indiferencia es pensar que a ella no le
importa el mundo que mira, pero lo mira, y esto no habla verdaderamente de indiferencia. Si
alguien es realmente indiferente a algo ni siquiera pierde su tiempo y energía en mirarlo,
ese "algo" no existe para el que es indiferente. Si ella mira al mundo exterior, este mundo
puede parecer no importarle, pero le importa. Si ella muestra su desprecio hacia el mundo
exterior, como lo hará en la siguiente estrofa, entonces no le es indiferente, no es que no
sienta nada por ese mundo, siente desprecio. Es de esta sutileza que podemos interpretar
que la automarginación que ella dice plantearse, es producto de una marginación anterior
del mundo que le ha provocado a ella dolor. Más allá de que ella pueda justificar su
aislamiento con razón y sostenerlo, el mundo la ha aislado, y eso le duele. Su actitud parece
casi revanchismo: "si el mundo es indiferente a mí, yo seré indiferente al mundo". Esta
actitud, además de ser extremadamente romántica, se entronca con la actitud de una parte
del modernismo, la esteticista que lideraba Rubén Darío y sostenía: "mi poesía es mía en
mí".
Mientras el yo lírico se encuentra en una pasividad absoluta, impuesta (por el manto de su
melancolía) y elegida (por su mirar indiferente), el mundo exterior se contrapone porque
está en movimiento. Ella está quieta mientras el mundo "pasa", gira alrededor de ella que se
siente el centro del mundo. El yo lírico, ella, nomina a las personas del mundo exterior como
"intemperies", es decir, desprotegidos. Si ella está protegida por lo natural y la naturaleza,
este mundo está desprotegido de estos elementos, y podrá estar al resguardo de un techo
(algo artificial), pero desamparados de lo natural, y esto es porque ellos no son naturales, ni
apasionados, sino artificiales, disciplinados por una sociedad que espera que todos se rijan
por sus normas.

Los tres puntos suspensivos finales nos indica que comenzará a hablar de este mundo que
pasa frente a sus ojos. A partir de ahora cambiará el lenguaje, éste se pondrá oscuro y
hermético, y cargado de imágenes fragmentadas que sugerirán aspectos y actitudes de las
personas que pasan…

La generación del 900… video, ¿Qué les parece? ¿Como se imaginan la vida en el 900?
busquen ahora mismo un poema de la generación del 900 en el celular, para leer, los qué
me gusten tienen nota…

Generación del 900 refiere a un grupo de escritores uruguayos nacidos entre 1868 y 1886
que tuvieron su apogeo literario alrededor del año 1900. Caracterizados por una tendencia
renovadora, sus producciones literarias se enmarcaron en el modernismo.

En el período que va de 1897 a 1904 se vivió en Uruguay el apogeo, la crisis y el ocaso del
caudillismo, dando comienzo al duro debate sobre el lugar de las minorías partidarias en la
escena civil que llevaron a levantamientos apenas entrado el siglo XX. La clase media
uruguaya alcanza altos grados de bienestar, equiparable a la situación europea. Es en esta
época que Uruguay es conocido como "la Suiza de América". Aparecen también el
liberalismo y el positivismo como filosofía de las élites cultas, el anarquismo como actitud
política y la excentricidad como estética.

No OBEDECE A UN CAPRICHO DE LA MODA LITERARIA la aplicación del concepto de


generaciones al grupo de escritores uruguayos del 900. Antes que la publicación sucesiva
de textos capitales actualizara el tema, se había referido la expresión -y sin sospechar sus
proyecciones metodológicas- a la literatura del período en el Proceso Intelectual del
Uruguay de Alberto Zum Felde. 1 Es cierto que allí no se desentrañaba (quizá ni se intuía)
la problemática del concepto. Pero no es menos cierto que se discernían empíricamente, y
de manera discontinua, algunas generaciones en la historia literaria del país, al tiempo que
se dibujaba el mundo histórico-cultural en que se desarrollaron.

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