Inicios e ideales del mercado común centroamericano.
INDICADOR DE LOGRO: Argumento de validez y actualidad de
los ideales del mercado común C.A, refiriendo sus inicios contexto histórico e ideales que lo sustentaron. En la postguerra después segunda guerra mundial 1930-1945 (1945-1970) la economía Centroamérica experimento dos novedades. La primera ocurrió en el contexto agroexportador tradicional, cuyo valor pasó de 257 millones de dólares en 1950 a más de mil millones de dólares en 1970. Ahora bien, el incremento se debe al aumento del volumen de las exportaciones y no a los precios. El volumen de las exportaciones creció por la recuperación del café y del banano y porque se añadieron tres productos a la lista: el algodón, el azúcar y la carne. Pese a estos cambios el café siguió siendo el cultivo principal. La segunda novedad vino dada por la conformación del mercado común centroamericano MCCA organización económica que agrupan varios estados de CA para eliminar los aranceles (tarifa que fija los derechos que han de pagar la aduana, ferrocarriles etc.)Y otras restricciones a los intercambios, el cual pudo haber transformado de forma impredecible la región sino hubiese sido interrumpido por la guerra entre el salvador y honduras, en 1969 guerra del futbol en la década siguiente, el proceso experimento una desaceleración y finalmente se paralizo en la de 1980.
El mercado común centroamericano. En la década de 1960 fundada, el desarrollo industrial
siguió el modelo de la sustitución de las importaciones, esto era producir los bienes necesarios en el país o en la región en lugar de importarlos introducir productos No obstante sus limitaciones, esta actividad productiva imprimió un dinamismo fuerte a la economía, multiplico el número de las empresas manufactureras y creo fuentes de trabajo y de mayor productividad agrícola. Sin embargo, la inversión se canalizo hacia las llamadas industrias tradicionales, porque en ellas el capital y la tecnología eran más accesibles. El impacto de esta novedad industrial se sintió en la década de los 70, cuando las importaciones disminuyeron y las exportaciones venta de mercancía a un país extranjero en Centroamérica aumentaron significativamente. El desarrollo Industrial XIX – XVIII regional tuvo que superar dificultades serias: el tamaño reducido del mercado, la poca disponibilidad de materia prima, l falta de una infraestructura adecuada y el bajo nivel educativo de la población. Las comunicaciones no eran buenas y exceptuando Costa Rica, la disponibilidad de energía eléctrica era deficiente No obstante estas dificultades, el desarrollo industrial se convirtió en la meta central de la política económica. La decisión clave fue integrar las economías. El mercado común partió de acuerdos bilaterales (dos partes de una misma vía o tema) El proceso lo inicio El Salvador al suscribir tratados comerciales con Guatemala y Nicaragua, en 1951; con Costa Rica firmo un tercero dos años más tarde y con Hondura en 1957. Guatemala suscribió dos protocolos del tratado bilateral con El Salvador en 1955, y dos convenios similares, uno con Costa Rica y otro con Honduras en 1956. Estos instrumentos firmados entre El Salvador y Nicaragua se llamaron tratados de Libre Comercio e Integración Económica. Sin embargo, el tratado entre el Salvador y Nicaragua fue el que sirvió como modelo para negociar los convenios de integración centroamericana. Los tratados bilaterales otorgaban libre comercio a ciertos productos originarios, incluidos en una lista especial, comprometían a equipar los respectivos aranceles y a incorporar nuevos productos en las listas, establecían disposiciones sobre trato discriminatorio en una materia tributaria y en la coordinación de políticas comerciales, con terceros países. Además de lo anterior cabe destacar las normas para garantizar la libre convertibilidad de las monedas prohibiendo las restricciones cambiarias y el trato discriminatorio en la transferencia de fondos finalmente, estos acuerdos eran de corta duración, de uno a cuatro años y cada parte se reservaba el derecho de retirar de la lista de libre comercio aquellos que consideraban convenientes a sus intereses. Estas disposiciones ayudaron a crear un clima de confianza. Otro elemento importante de este proceso de integración e industrialización fue el establecimiento del arancel regional por medio del cual las industrias de bienes no duraderos (alimentos, bebida, calzado y prendas de vestir) fueron las más protegidas las materias primas recibieron una protección moderada y la maquinaria y el equipo, casi ninguna. El tercer factor clave fueron los incentivos fiscales que exoneraron de impuestos la importación de bienes de capital y de materias primas así como la renta. El propósito de estas medidas eran reducir el costo para adquirir maquinaria y equipo, destinados a la producción y facilitar la recuperación de inversión. El convenio de incentivos fiscales para el desarrollo industrial se firmó en 1966, pero entro en vigencia tres años más tarde pues los países se tomaron ese lapso para traer la inversión extranjera. Pero el oligopolio mercado por pequeño número de vendedores apareció muy pronto y elimino la eficacia de los incentivos fiscales. La inversión extranjera tuvo un impacto importante en el desarrollo industrial regional, particularmente en el establecimiento de nuevas industrias. Los estados estimularon esta inversión, dándole tratamiento nacional. En muchos casos la inversión aporto tecnología nueva aunque no necesariamente avanzada en otros estableció mezcladoras con muy poca inversión y transferencia tecnología. En una década, la industria de cada país adquirió su propio perfil. Guatemala se caracterizó por las industrias farmacéuticas los medicamentos, las llantas, el jabón, los detergentes, los productos de vidrio, las frutas y legumbres en conservas, el papel, etc. El Salvador se especializo en abonos suministros eléctricos, productos textiles calzado de cuero y caja de cartón. Nicaragua se volvió el exportador principal de aceites vegetales soda caustica insecticidas y resinas sintéticas. Costa Rica Exportaba mucho de los productos anteriores pero en menor volumen honduras tardo en incorporarse a la nueva dinámica productiva en 1958, en Tegucigalpa, los estados Centroamericanos suscribieron “El Tratado Multilateral de Libre Comercio e Integración económica”, estableciendo el libre comercio de aquellos productos incluidos en las listas anexadas, tal como se había hecho antes en los tratados bilaterales. Al mismo tiempo los estados firmaron el “Convenio sobre el régimen de industrias centroamericanas de integración”, que busca estimular el establecimiento o la ampliación de industrias regionales orientadas a abastecer el mercado regional. La uniformidad de los aranceles se formalizo con la suscripción de protocolos sucesivos. En 1960, el proceso de integración se aceleró. El Tratado tripartito o “Tratado de asociación económica firmado en Guatemala permitía la libre movilidad de productos, personas y capitales. Este acuerdo no fue del agrado de costa rica y Nicaragua en la práctica, solo se permitió el libre tránsito de productos. A finales de 1960, Guatemala el Salvador, Honduras y Nicaragua “Tratado General de Integración Económica Centroamericana”. Costa rica Se adhirió dos años más tarde. El Tratado General creaba una zona de libre comercio en cinco años y un arancel externo común. Además de la Unión Aduanera, conseguida casi a la perfección, los estados pensaron en algo más interesantes, un plan para integrar las industrias de tal manera que sus beneficiosos se distribuyeran entre todos los países de la región. Por lo tanto, el plan sería ejecutado por los estados y no por las fuerzas del mercado si tenían éxito, reducirían la dependencia regional, disminuirían el desempleo e introducirían capital y tecnología procedentes de los países industrializados. La integración dio origen a un sistema institucional centroamericano confirmado por organicismos regionales especializados, numerosas comisiones y comités con competencia sectorial. A medida que la integración avanzo, las funciones del sistemas aumentaron, exigencia una creciente asignación de recursos financieros. Pero como estos no fueron suficientes para cubrir las necesidades de aquellas, el sistema institucional experimento dificultades para cubrir sus funciones. De todas maneras el sistema unión a Centroamérica de una forma desconocida hasta entonces. Estados Unidos fue un factor clave en el desarrollo del mercado común Centroaméricano. Los funcionarios estadounidenses se mantuvieron al margen de la planificación del proyecto en la década de 1950, pero no por falta de interés, sino porque temían que tuvieran éxito. La constitución de bloque regionales no era del agrado Washington, pues los consideraban una amenaza discriminatoria para los comerciantes estadounidenses sin embrago, al constar el antimperialismo latinoamericano en 1958 y ante la recesión y el triunfo de Castro en cuba, Washington cambio su política. No obstante el apoyo del mercado común centroamericano no fue total hasta que el gobierno Kennedy comprendió que encajaban perfectamente en los objetivos de la alianza para el progreso. En la década de 1960 Washington presento al banco centroamericano de integración económica más de 180 millones de dólares y le dio casi otros 20 millones de dólares para financiar los otros proyectos del mercado común. Pero a mediado de la década el gobierno de Johnson insistió más en la participación privada que en la estatal. Para Washington, los mercados comunes eran un campo ideal para las multinacionales y lo bancos internacionales que buscaban nuevas frontera. De esta forma, el Mercado Común comenzó con gran fuerza. El comercio entre los cinco países salto de 32 a 160 millones de dólares entre 1960 y 1965. En 1969 eran de 260 millones de dólares. La sustitución de las importaciones estimulo las economías centroamericanas. Sin embargo en 1965, este comienzo brillante comenzó a disminuir su ritmo de crecimiento hasta apagarse completamente a finales de la década las sustitución de las importaciones perdió fuerza por que la inmensa mayoría de los centroamericanos carecían de dinero para comprar los bienes producidos. Por otro lado el mercado interregional no se comportó equitativamente, sino que enriqueció notablemente Guatemala y el Salvador, cuyas clases dominantes habían adquirido con anterioridad la experiencia y el capital necesario para beneficiarse de las ventajas del mercado común y extrajo grandes cantidades de dinero de Honduras y Costa rica. Los hondureños en particular resintieron proporcionar un mercado e incluso subsidios para expandir la industria Salvadoreña. Ahora bien, según el plan del mercado común a esta altura debía introducirse las industrias integradas, las cuales, por su naturaleza, eliminarían el desequilibrio industrial. Pero el plan no siguió adelante. En el momento crítico Washington y las clases dominantes centroamericanas impidieron la intervención estatal en la economía y, en su lugar permitieron que esta se vinculara más estrechamente al capital estadounidense. Entre 1661 y 1965 se invirtió en la región 200 millones de dólares aproximadamente, adquiriendo las industrias y los bancos existentes, pero sin crear infraestructura ni redistribuir la riqueza- aunque, ciertamente la incremento. En 1965 la presencia extranjera, y en especial estadunidense era tan grande que los cinco ministros de económica emitieron una declaración, advirtiendo que el capital extranjero debía integrarse al centroamericano en empresas conjuntas. La declaración estaba motivada por una mezcla rara de nacionalismo e izquierdismo y de intereses empresariales regionales, atemorizados por la competencia estadounidense. La preocupación principal de los ministros era que la banca centroamericana estaba pasando a manos de los bancos de new york y california. La declaración contradecía los intereses de Washington, que opto por dejar que el mercado, y no los estados, decidiera quienes ganarían y quienes perderían. Estados unidos uso su poder en el Banco Interamericano de Desarrollo y su influencia en la concesión de fondos para ayuda externa para impedir el financiamiento de las industrias integradas. De esta manera, Washington se encontró frente al siguiente dilema: si promovía el principio de la libertad del mercado, ofendería a los funcionarios de mercado común, quienes estaban convencidos de la necesidad de la intervención estatal, pero si apoyaban el plan de las industrias integradas, las multinacionales estadounidenses se opondrían vigorosamente e incluso podrían perder interés en el mercado común centroamericano. La perdida de interés de la sustitución de las importaciones, el comportamiento desigual del mercado interregional y la oposición de la industrias integradas, que nunca llegaron a operar, pusieron en peligro al mercado común mucho antes que la guerra entre el Salvador y Honduras estallaran. El conflicto armado de 1969 fue resultado, no causa de los problemas enconados, existentes entre ambas naciones desde hace mucho tiempo las clases dominantes Hondureñas habían estado buscando una salida a su situación desfavorable en el mercado común, usaron el conflicto para desahogar su frustración en los salvadoreños quienes, según la propaganda hondureña, eran sus explotadores insensibles, Honduras abandona el mercado común en 1971. En suma, el mercado común tuvo éxito mientras favoreció el incremento del comercio regional sin causar problemas a las clases dominantes centroamericanas y mientras Estados Unidos se mantuvo al margen. A partir de 1965 los desequilibrio las contradicciones regionales y el poder del capital extranjero cuestionaron el proyecto la pregunta clave eran a quienes favorecían la integración regional. Los campesinos no se beneficiaron del proyecto los trabajadores urbanos obtuvieron pocos beneficios, pues, de hecho, la integración disminuyó el empleo. Al final, la integración aumento la dependencia de la región de estados Unidos y consolido el poder de las clases dominantes centroamericanos. Durante la década de 1970, la agroexportación experimentó breves recuperaciones seguidas de recaídas. Algunos de estos productos perdieron relevancia a finales de la década. A principios de 1970, la eliminación de las cuotas de café y azúcar en el mercado internacional estimulo su producción. Entre 1970 y 1979, el incremento de la producción de ambos productos en Honduras y Nicaragua es notable y en El Salvador muy significativo. Las exportaciones de azúcar aumentaron con rapidez desde 1970 hasta 1974, cuando alcanzaron su pico más alto. El algodón también experimentó un incremento como respuesta a la recuperación del precio internacional hasta 1974, cuando volvió a declinar. En 1977 experimento otra recuperación y la producción alcanzo sus niveles más altos. A partir de entonces se desplomo.