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Roger Boisjoly contaba ya con 25 años de experiencia en la industria aeroespacial cuando en 1985
se vio envuelto en un proyecto para mejorar las juntas tóricas ( o - rings ) que unían las secciones
de los motores de propulsión sólida fabricadas por la empresa Morton Thiokol. Estos motores
eran utilizados por la NASA para poner en órbita al transbordador espacial.
Como ingeniero, Boisjoly dedicó gran parte de su carrera a un proceso de toma de decisiones
basado en la convicción sobre los derechos y responsabilidades que tenía como ingeniero. Por la
honestidad e integridad que demostró durante y después del accidente del transbordador
Challenger, Roger Boisjoly recibió el Premio a la Libertad y Responsabilidad Científica, por parte
de la Asociación Americana para el avance de la Ciencia. El ingeniero Boisjoly ha ofrecido
conferencias y pláticas.
El 28 de enero de 1986, bajo la presión de tener que probar que el transbordador servía para
lanzamientos sucesivos, las administraciones de la NASA y de sus contratistas prefirieron ignorar
las advertencias de los ingenieros. El transbordador despegaba rumbo al espacio utilizando una
combinación de cohetes; los motores de oxígeno e hidrógeno líquidos en la cola del orbitador y
los dos cohetes aceleradores de combustible sólido, adosados a ambos lados del enorme de-
pósito exterior que contenía el combustible líquido. La temperatura era de 2.2°C y a pesar de las
advertencias sobre la posible falla de las juntas tóricas a estas temperaturas se decidió seguir
adelante con el lanzamiento. El resultado fue que una fuga de gases incandescentes a través de
una de estas juntas hizo estallar el transbordador con siete astronautas a bordo.
ACTIVIDAD:
Resolver: