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Las desigualdades entre hombres y mujeres han existido durante mucho tiempo en la mayor parte
de las sociedades alrededor del mundo. Las características biológicas de los individuos, como el
sexo, se han utilizado como base para atribuirles ciertos comportamientos, actitudes, roles,
capacidades y posiciones en la sociedad. Es decir, se han construido géneros, masculino y
femenino, que implican formas diferenciadas de vivir para los hombres y las mujeres. Estas
atribuciones y formas diferenciadas de vivir se han llegado a justificar como “naturales” aunque en
realidad no lo son. Esto ha originado que muchas sociedades se construyan de manera jerárquica y
basadas en las creencias sobre la superioridad de un sexo y la inferioridad del otro, sociedades en
donde las relaciones de poder son sumamente desiguales entre hombres y mujeres y donde los
hombres la mayor parte de las veces han ocupado una posición dominante. Estas desigualdades
han propiciado que las mujeres ocupen un papel de subordinación, desvalorización y opresión.
Por tal motivo vuelven a abrir interrogantes en torno a los reales avances que la región ha
alcanzado en equidad de género. Igualdad de género, ¿todavía un largo camino por recorrer? A mi
criterio el camino será largo, a pesar de los diversos avances realizados tanto a nivel global como
nacional en la última década, por la existencia de estereotipos y por conductas machistas y de
violencia.
Por otro lado esta desigualdad genera un problema estructural, puesto que exige de la
intervención de políticas públicas, con medidas de corto, mediano y largo plazo para que la
desigualdad sea efectivamente erradicada de la región. Ante ello la región todavía carece de
políticas públicas bien estructuradas y con una perspectiva estratégica en relación al trabajo,
donde se incluya la generación de empleos de calidad y la no discriminación en todas sus
dimensiones. Para avanzar hacia la autonomía económica y la igualdad de género, los cinco
organismos internacionales (La Organización Internacional del Trabajo (OIT), ONU Mujeres, el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Comisión Económica para América
Latina y El Caribe (CEPAL) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) ) proponen un conjunto de recomendaciones para el desarrollo de políticas, que
buscan apoyar a los gobiernos, organizaciones de trabajadores y de empleadores, además de los
movimientos de mujeres en la construcción de políticas para mejorar el acceso y la calidad del
empleo en sus países.
La educación es muy importante en este punto, porque es a través de esta que las personas
comprenderán el significado de igualdad, pero no solo eso, la falta de educación es un fuerte
indicador de los embarazos infantiles, violaciones y desempleo. Estos grandes problemas sociales,
clasifican a la mujer como una persona con capacidades inferiores. Es importante que se comience
por potenciar a la mujer y mostrarle que sus capacidades son iguales a las de los hombres.
Pero no solo las familias y el Estado son responsables de esta desigualdad… Las empresas son un
factor importante para lograr el objetivo de erradicar la desigualdad. El ránking de equidad de
género en las empresas premia precisamente estas acciones entre las firmas en el Perú. Este año
participaron 54 empresas –32 más que el año pasado– y Marriott Perú, Banco Falabella Perú y
PwC fueron las que ocuparon los tres primeros puestos.
Es importante que las empresas implementen acciones que permitan reducir estas brechas, pero
que a la larga sean acciones automáticas para todos los trabajadores. Lograrlo, permitiría una
mejora en el ambiente laboral y una mayor productividad. Por otra parte cada uno de nosotros,
aunque todos los agentes sociales son importantes para alcanzar la igualdad de género, desde
nuestro ámbito particular podemos hacer esfuerzos diarios para contribuir a los cambios
necesarios para que esa igualdad sea real, tales como; educar en base al valor de la igualdad,
utilizar un lenguaje no sexista, fomentar la igualdad en el trabajo y apoyar la asunción de
responsabilidades por igual.
Está claro que para eliminar por completo la desigualdad de género es importante establecer una
igual de derechos, deberes y beneficios… La sociedad y el estado son parte importante para
lograrlo, la primera debe eliminar prejuicios e entender el sentido de equidad y el segundo tiene la
obligación de brindar las herramientas, como son la educación, saludad, seguridad de forma
equitativa para ambos géneros. La clave para lograr la desigualdad es la educación, la enseñanza
de valores y sobre todo de respeto. Mientras esto no sea parte de la sociedad no solo seguirán
existiendo desigualdad de género, sino también existirá las diferencias sociales.
Referencias: