Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Depuesta por un
Golpe de Estado.
María Estela Martínez de
1-7-1974 24-3-1976 Proceso de
Perón
Reorganización
Nacional
11-10- 29-10-
Hernán Aldabe
1974 1974
Alfredo Gómez Morales 21.10.1974 02.06.1975
29-10-
Ricardo A. Cairoli 17-7-1975
Celestino Rodrigo 02.06.1975 22.07.1975 1974
Pedro J. Bonanni 22.07.1975 14.08.1975
Emilio Mondelli 1-8-1975 3-2-1976
Antonio F. Cafiero 14.08.1975 03.02.1976
Emilio Mondelli 03.02.1976 24.03.1976 Eduardo A. Zalduendo 4-2-1976 24-3-1976
1) Introducción:
Las dificultades que entraña conciliar un crecimiento rápido con el equilibrio interno
y externo están ampliamente demostradas por la experiencia de las economías avanzadas;
pero, además de ello, otras dos clases de limitaciones complican la conducción de la
política macroeconómica en los países menos desarrollados y, muy especialmente en el
caso argentino durante los primeros, años de la década del '70.
Como podemos apreciar, de las tres variables que afectan en mayor medida al
balance de pagos, dos (los términos del intercambio y el nivel de demanda externa) estaban
fuera del control de quienes fijaban la política económica argentina. Los términos del
intercambio internos eran la única variable que en cierta medida se podía determinar, por
lo que en vistas de una situación de balance de pagos tan desfavorable, la única opción era
una devaluación sustancia.
Las elecciones que llevaron al poder al tercer gobierno justicialista fueron ganadas por
una coalición encabezada por el peronismo, la cual alcanzó el 50 % de los votos. En
nueve de los veinticuatro distritos electorales sus candidatos superaron el 50 %. En los
distritos donde fue necesario recurrir al ballotage, éste fue ganado por el
justicialismo a excepción de dos, en los que los candidatos oficiales fueron vencidos por los
candidatos de facciones escindidas del peronismo.
La base social del vota peronista contaba con dos vertientes principales. En los centros
urbanos prevalecía el electorado obrero carente de una jefatura personalizada, donde
la dirigencia sindical conformaba una columna vertebral. En cambio, en las provincias
menos urbanizadas, donde el poder sindical tenía menos peso, prevalecía la jefatura
personalizada del caudillo local, de manera similar a lo que había sucedido con
anterioridad durante los gobiernos conservadores.
El gobierno encabezado por Cámpora impulsó una plataforma política casi idéntica a
las que había sostenido el justicialismo en el pasado, pero favoreció el acceso a puestos
claves del estado a dirigentes progresistas provenientes de la Juventud Peronista, tal es el
caso de los gobernadores de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y
Santa Cruz, los ministros de Educación e interior y el rector de la Universidad de Buenos
Aires. Esto agudizó el conflicto existente entre este sector y el grupo sindical, que
tradicionalmente había sido el principal apoyo y beneficiario de los gobiernos
justicialistas. Este enfrentamiento alcanzó su punto culminante luego de los tiroteos de
Ezeiza, con motivo del regreso definitivo de Perón al país. Veinte días después, tanto
Cámpora como Solano Lima presentaban sus renuncias, las que fueron aceptadas,
quedando la presidencia interinamente a cargo del presidente de la Cámara de Diputados Raúl
Lastiri.
En las nuevas elecciones llevadas a cabo en septiembre de 1973, la fórmula Perón-Perón
obtuvo más del 50 % en todos los distritos, exceptuando a la ciudad de Buenos Aires, y
superó el 65 % a nivel nacional. Esta vez Perón se presentó como un firme defensor del
sistema y destituyo a los-gobernadores de la Tendencia, como así también a los miembros de
su gabinete sospechosos de simpatizar con ese sector.
Sin embargo, los enfrentamientos armados arreciaban, dado que el ERP nunca
abandonó la lucha armada y que los grupos revolucionarios peronistas abandonaron la
tregua poco después de la masacre de Ezeiza.
Las más efectivas de las reformas fueron las ampliaciones en las funciones de
la Junta Nacional de Carnes y de la Junta Nacional de Granos, en lo que fue una
versión suavizada del IAPI. El gobierno pensaba que los oligopolios comerciales
privados que operaban en el país reducían el precio pagado a los productores y además
no elevaban al máximo los precios de exportación. Por eso se concedió a dos
monopolios del estado el derecho a comprar y vender la totalidad de las exportaciones
agropecuarias, cuyo valor oscilaba entre los 2.000 y 3.000 millones de U$S anuales y
constituía más o menos la mitad de las exportaciones totales pero debido a los graves
problemas administrativos y financieros que sufrieron las juntas, se debió recurrir a
los antiguos exportadores, los que siguieron ejecutando gran parte de sus anteriores
funciones por cuenta de las Juntas.
f) Legislación laboral: Las relaciones laborales estuvieron signadas por dos leyes:
la ley de asociaciones profesionales y la ley de contrato de trabajo. La primera
estaba en vigor desde el primer gobierno de Perón, pero fue suspendida entre
1955 y 1958. La ley fue un elemento fundamental para preservar la unidad sindical
mediante la imposición del sindicato único por sector, a la vez que reforzó el poder
y la independencia de los sindicatos incluso ante el estado. Esta nueva ley
reforzaba las cláusulas favorables a los sindicatos y tornaba muy difícil crear
sindicatos en competencia con los existentes, así como también permitía a los
gremios participar en actividades políticas y apoyar pública mente a partidos y
candidatos. Pero quizás las modificaciones más importantes fueron la creación del
fueron sindical, en virtud del cual no se podía procesar a los dirigentes gremiales
a menos que la acusación fuera aprobada antes por el Ministerio de Trabajo; la
protección de los dirigentes sindicales contra el despido y el derecho a no trabajar
en la empresa mientras ejercieran funciones en los sindicatos.
La ley de contrato de trabajo fue básicamente una compilación de las normas
en vigencia, a las que se agregaron unas pocas mejoras para el sector obrero, entre
las cuales se encontraban la prolongación de las vacaciones pagas, la extensión de
la licencia por maternidad sin goce de sueldo y aumentar la indemnización en caso de
despido.
b) Enero - Septiembre de 1974: Para fines de 1973 empezó a tornarse claro que los precios
relativos en vigencia al momento del congelamiento estaban lejos de asegurar un
funcionamiento sin sobresaltos de la economía. Las políticas monetaria y fiscal no marchaban de
acuerdo, sobre todo desde el reanudamiento de las expectativas inflacionarias. Los precios de
las importaciones seguían subiendo, mientras la política oficial de precios imponía
que dichos aumentos fueran absorbidos por las ganancias. En muchos sectores esta
condición fue imposible de cumplir. Desde principios de 1974 se tornó evidente que
sería indispensable flexibilizar la política de precios. Por ello, el gobierno subsidió
la importación de materias primas a. través de una revaluación selectiva de la moneda, lo que
implicó un subsidio e las importaciones.
De todos modos, durante 1974, y especialmente a partir de septiembre, se tornó
imprescindible una "flexibilización". En el primer trimestre la inflación fue del 3 % y empezaron
a escasear algunos productos. Para marzo la presión de los sindicatos era muy
fuerte, ya que se había operado una leve baja en los salarios reales, aunque estos seguían
siendo aún muy superiores a los de 1972. Aunque el Pacto Social había especificado que
no se otorgarían nuevos aumentos de salarios, se estableció un aumento fijo de 240 $. Este
aumento, sumado a un paulatino calentamiento de la economía, elevó los precios en el
segundo trimestre en un 10,4 %. La tasa de desempleo disminuyó aún más, hasta alcanzar el
punto más bajo de la historia, que se repetiría años más tarde, del 2,3 % en abril de 1975.
En lo que hace al sector externo, la brusca inversión de los términos del intercambio se sumó
a la prohibición de las importaciones de carnes argentinas dispuesta por el MCE en julio de
1974. Los precios de las importaciones subieron más de un 35 %, por lo que el excedente de cuenta
corriente cayó de 700 millones de U$S en 1973 a 2.45 millones en 1974. Como el tipo de
cambio permaneció inalterado, esto significó una sobrevaluación gradual de moneda.
Durante este período, el gobierno acrecentó su papel como creador de dinero, con lo que la
tasa de inflación pasó del 8 % anual para el segundo semestre de 1973 a casi el 40 % para
1974. La inversión creció debido al aumento de la inversión pública, qua compensó con
creces la caída de la inversión privada. La tasa de crecimiento de la economía era alta:
c) Septiembre del '74 - Marzo del ´75: La muerte de Perón determinó una disminución
significativa de la capacidad de arbitraje del Poder Ejecutivo. Isabel Perón se identificó con
el ala derecha del partido, controlada por José López Rega quien procuró imponer una línea
ortodoxa que doblegara el poder de los sindicatos. Con este fin, designó en septiembre a
Alfredo Gómez Morales.
Las nuevas autoridades tenían un punto de vista intermedio en lo que respecta a la
flexibilización. Consideraban que en las circunstancias vigentes a ese momento, una
liberación irrestricta de los precios hubiera tenido por efecto un enorme salto inflacionario.
Por ello estimaron que la liberación debía ser parcial y acompañada de una política
de restricción financiera que redujese el déficit gubernamental y el crecimiento de la
masa de dinero. Se permitieron por ello muchos ajustes de precios, Incluso en algunos
servicios públicos. Los precios siguieron en ascenso: 12 % para el último trimestre
del '74 y 25 % para el primer trimestre de 1975.
Los salarios se aumentaron un 13 %. El tipo de cambio en el mercado negro
comenzó a superar al tipo oficial hasta duplicar su valor en febrero de 1975.
Finalmente el peso fue devaluado de 10 a 15 $ por dólar. Hasta ese momento, el
hecho de que el tipo de cambio no hubiera sido modificado redujo el nivel de
protección efectiva, lo que sumado a un nuevo deterioro de los términos de
intercambio de más de un 20 % hizo bajar el nivel de reservas de casi 2000
millones de U$S en el primer semestre de 1974 hasta poco más de. 1000 millones
en el primer trimestre de 1975. Para paliar esta situación, Gómez Morales estableció
contactos con inversionistas norteamericanos para que reanudaran el ritmo de
radicación de capitales e inició contactos con el FMI para el otorgamiento de un acuerdo
stand-by.
Ante este panorama, los dirigentes sindicales no luchaban ya por un aumento salarial,
sino por su supervivencia política. Pero uno de los peligros más graves a los que se
enfrentaba la presión sindical era que, como esta política contaba con el total respaldo de
la presidenta, la oposición de los sindicatos podía acarrear su caída. Pero por fin,
luego de negociaciones individuales, los sindicatos obtuvieron un aumento promedio del
130 % que fue anulado por decreto presidencial y reemplazado por uno del 50 %.
Este hecho hace que el 7 y 8 de julio por primera vez en la historia las 62
Organizaciones y la CGT, de manera conjunta, llamen a una huelga general contra un
gobierno peronista. La movilización es un éxito, se anula la anulación de las
paritarias y se produce una renovación en el gabinete, en la que López Rega y Rodrigo
son reemplazados.
El efecto inmediato de esta puja fue un aumento del costo de vida del 110 % anual
en junio y 177% en julio. La cantidad de dinero en circulación decreció en términos reales,
del 13,7 % del PBI en el primer trimestre de 1975 al 8,1 % en el tercero. De abril del '75
a abril del '76 la desocupación creció vertiginosamente del 2,3 al 4,8 %. No obstante los
aumentos tarifarios, la situación fiscal se deterioró, sobre todo por el efecto del rezago fiscal
y la evasión impositiva ( efecto Qlivera- Tanzi).
Las consecuencias de este ajuste fueron las siguientes: los salarios reales no
bajaron, el sistema fiscal se desorganizó, la actividad industrial se vio gravemente
afectada, el sector agropecuario siguió declinando y la economía oscilaba entre los
peligros de la hiperinflación y la recesión.
A Celestino Rodrigo los sucede Pedro Bonnani, quien determinó tres áreas críticas que
debían ser mejoradas: la balanza- de pagos negativa y la reserva de divisas insuficiente
para afrontar los compromisos contraídos, el agudo proceso inflacionario y el déficit fiscal
que sextuplicaba lo presupuestado. Pero Bonnani no logró implementar un plan que sirviera
para atacar la crisis, ya que fue removido a los 21 días de ser designado.
Había tres problemas de suma urgencia que resolver. El primero y más crítico era la
situación externa. El segundo era el deslizamiento de la economía hacia la recesión y el
tercero la inflación. Estos tres problemas exigían soluciones en cierta medida
contradictorias entre sí y cada uno de ellos sólo podía ser resuelto de forma incompleta.
Además el equipo económico estaba convencido de que ningún sector de la economía estaba
en condiciones de soportar más shocks, por lo que se inclinó hacia políticas gradualistas.
La inflación fue vista más como un producto de la puja por el ingreso entre los diversos
sectores que como una consecuencia del desorden monetario.
Se iniciaron también conversaciones con el FMI con el fin de paliar la crisis externa,
pero el Fondo no aceptó el plan presentado por el gobierno, ya que no incluía ninguna
reducción salarial drástica y mantenía como objetivo la ocupación plena, a la vez que sólo
apuntaba a reducir el déficit fiscal al 6 % del PBI. Pese a todo, el Fondo desembolsó un
préstamo de 250 millones de dólares, que se sumaron al apoyo brindado al gobierno por un
grupo de bancos privados. Este respiro fue acompañado por la decisión de mantener la tasa
de cambio devaluada a través de pequeñas devaluaciones periódicas. Al mismo tiempo se
dispuso de un sistema de tipos de cambios múltiples para aumentar el costo de algunas
importaciones. Debido a todas estas medidas, en el primer trimestre de 1976, apareció
por primera vez en cinco trimestres un excedente en cuenta corriente.
BIBLIOGRAFÍA
FERRER, Aldo, Crisis y alternativas de la política económica argentina, Buenos
Aires, Fondo de Cultura Económica, 1977.
FERRUCCI, Ricardo, Liberalismo y estructuralismo en la Argentina
Contemporánea, Buenos Aires, Tesis, 1984.
DI TELLA, Guido, Perón – Perón, Buenos Aires, Hyspamérica, 1985.
HOROWICZ, A., Los cuatro peronismos, Buenos Aires, Hyspamérica.
LEWIS, Paul, La Crisis del Capitalismo Argentino, Buenos Aires, Fondo de
Cultura Económica, 1993.
MORA Y ARAUJO, Manuel, y LLORENTE Ignacio, comp.. El voto peronista,
Buenos Aires, Sudamericana, 1980.
VITELLI, Guillermo, Cuarenta años de inflación en la Argentina: 1945-1985,
Buenos Aires, Hyspamérica.
BAC, Relevamiento estadístico de la economía Argentina 1900-1980. BAC Bs.
As.1980.
Fundación Norte y Sur; Pontifica UCA Dos Siglos de economía argentina.
Ateneo 2004.