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lección.
El niño con el pijama de rayas es una película ambientada en la Alemania Nazi
basada en el libro de John Boyne que se publicó en 2006. Se trata de la historia de
dos niños que se conocen en un escenario hostil. Uno de ellos es hijo de un soldado
Nazi (Bruno) de alto rango y el otro es un niño judío (Schmule). Ambos
fueron criados con valores e ideología distintas, pero el amor de amigo pudo más
que eso.
Psicológicamente cada personaje tiene una perspectiva diferente del mundo que los
rodea. Seguidamente conoceremos con profundidad el comportamiento de los
personajes, especialmente el de los pequeños.
Para el pequeño Schmule la vida era diferente. Su infancia fue perturbada desde
temprana edad viviendo con miedo cada segundo. Pero este sentimiento se
esfumaba en segundos cuando estrechaba lazos con Bruno, su amigo detrás de las
rejas. En su mente había un bloque general de todo lo que había pasado o lo que
podría ocurrir.
Este niño tenía traumas y cicatrices difíciles de sanar por sí solas. La amistad con
Bruno lo hacía sentirse valioso, fuera de peligro y con mucho coraje. Esta
combinación de sentimientos y valores generó en ambos una fuerza increíble que
los llevó a morir juntos. Eso sí, bajo el manto de una hermosa amistad que superó
cualquier tipo de obstáculos, hasta los del holocausto.
Las frases que me ayudaron con el propósito del director de esta película,
fue cuando empieza a describir al militar alemán y de su cambio de puesto en el
trabajo. También cuando la esposa de esta llora cuando se entera de lo que les
hacen a los judíos. Son descripciones que nos revelan como fue el holocausto.
La infancia de cada niño fue similar, su manera de actuar y comportarse nos explica
que sus vidas fueron marcadas por el odio, la confusión y el desespero. A pesar que
en Schmule, el niño judío, sus valores ya no tenían valor ni sentido. Para él, el miedo
y la confusión era lo que invadían su mente generando ese comportamiento. Para
Bruno, quien luchaba entre lo que su familia les decía y lo que veía, solo había
también confusión.
Aquí la honestidad prevaleció porque entendió lo que era bueno o que podía hacer
y qué no. Entendió que debe hacer lo que dice y no prometer algo que no podrá
cumplir. Enseñar este valor a los niños es fundamental y formará en ellos
conocimiento, habilidades, sentimientos y emociones. Todo esto los llevará a ser
honestos.
Los psicólogos y la bioética recomiendan que la infancia no debe ser perturbada por
ideologías que solo confunden y moldean a un niño a ser algo errado. Es
fundamental inculcar valores en ellos y dejarlos crecer para que decidan con mayor
firmeza que desean ser.