Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Introducción
La quemadura es el resultado del contacto de los tejidos del organismo con el calor. Suele ser de
origen accidental, doméstico o laboral, y las causas principales son el fuego, los líquidos hirviendo o
en llamas, los sólidos incandescentes, los productos químicos, las radiaciones y la electricidad.
El cuerpo humano tolera temperaturas de hasta 40ºC; por encima se produce una desnaturalización
de las proteínas y se altera la capacidad de reparación celular. De hecho, la piel se daña por un lado
por la acción directa del agente causal y por otro por una isquemia cutánea secundaria.
La piel es el órgano más extenso de nuestro organismo. Es una estructura especializada, compuesta
esencialmente por dos capas: la epidermis (la más externa) y la dermis. La epidermis a su vez está
compuesta por varias capas, siendo la más superficial la capa córnea cuya función es esencialmente
protectora, impidiendo la pérdida de agua y la penetración de ciertos microorganismos. La dermis,
que es unas 20-30 veces más gruesa que la epidermis alberga en su seno los vasos sanguíneos y
linfáticos y ciertas estructuras nerviosas. Los folículos pilosos, las glándulas sudoríparas y sebáceas
se encuentran también a ese nivel. La destrucción del estrato más profundo de la dermis conlleva la
pérdida de la capacidad de regeneración de la misma, necesitándose de un injerto para cicatrizar la
zona.
Una rápida y acertada actuación frente a un quemado puede disminuir el tiempo de curación, prevenir
las complicaciones o secuelas que puedan derivarse y, en casos extremos, incluso salvarle la vida.
Sistema Tegumentario
La piel es una membrana, se clasifica como órgano, es delgada y está compuesta por dos capas;
una exterior y fina llamada epidermis y una interna y gruesa denominada dermis. La primera se
distribuye en capas con distintos tipos de células, contiene una proteína dura y fibrosa llamada
queratina, y melanocitos, que filtran la luz ultravioleta y le dan el color a la piel.
La dermis es mucho más gruesa, desempeña una función protectora frente a una lesión, además de
almacenar agua y electrolitos, posee terminaciones nerviosas que procesan el dolor, la presión, el
tacto y la temperatura. Bajo la dermis se encuentra una capa subcutánea, rica en grasa, también
llamada hipodermis.
La piel tiene diversas funciones; protege frente a microorganismos, tiene un rol importante en
mantener la temperatura corporal y controlar hemorragias (hemostasia), sintetiza vitamina D y
hormonas, excreta (elimina) agua, desechos y sales. Además absorbe vitaminas liposolubles,
estrógenos y ciertas sustancias químicas (Caccicedo et al., 2011).
Las quemaduras son lesiones en el tejido producidas por una variación de calor,
comprometen la piel y otros tejidos dependiendo de la profundidad. Pueden ser provocadas
por diversos agentes; fuego, líquidos o sólidos calientes, electricidad, radiaciones, químicos
y rayos solares.
Según la profundidad
Es importante resaltar que la evaluación inicial de la profundidad de las quemaduras es con
frecuencia un ejercicio difícil debido al carácter dinámico que presentan durante las primeras 48-72
horas, por lo que se debe valorar de nuevo a los 2 ó 3 días
Es importante destacar que la valoración de las quemaduras de tercer grado en niños pequeños y
ancianos difiere de forma notable con respecto de la de los adultos, presentando una serie de
características que nos pueden inducir a error a la hora de clasificar la profundidad de sus lesiones.
En primer lugar, las quemaduras en este tipo de pacientes pueden presentar un color rojo intenso
(rojo frambuesa) por lo que podrían parecer de segundo grado; sólo en raras ocasiones se aprecian
las típicas lesiones blancas o en pergamino 9. Ensegundo lugar, se puede ver al trasluz los vasos
trombosados en la zona quemada.
Estas características son más intensas cuanta menos edad tiene el niño, o mayor edad el anciano.
Con el objetivo de llevar a cabo una correcta evaluación de la profundidad de las quemaduras en
estos pacientes, es necesario esperar un plazo aproximado de 48 horas para determinarla con mayor
certeza.
Es fundamental valorar e incluir junto con el estado general y actual de salud unos datos específi
cos:
• Hora cero: hora aproximada en la que se produce la lesión, es crucial para iniciar la reposición del
volumen.
• Agente de la lesión y tiempo de contacto: necesario para el tratamiento inicial y orientativo de la
profundidad de la lesión.
• Recinto cerrado o abierto: permite sospechar daños en las vías aéreas y riesgo de lesiones
inhalatorias.
• Mecanismo del accidente: permite sospechar lesiones asociadas; por ejemplo caída desde una
altura, accidente de tráfi co, explosión, etc. 8
Valoración de la quemadura
Para realizar la valoración de la quemadura es necesario:
> Determinar la extensión (% de superfi cie corporal quemada).
Utilizar la regla del 1 ó regla de la palma de la mano para superfi cies poco extensas. En grandes
superfi cies quemadas utilizar la regla de los 9 de Wallace y las cartas de Lund-Browder para la edad
pediatrica.
> Determinar el grado de profundidad
Utilizaremos la clasifi cación de las quemaduras, primer grado, segundo grado superfi cial y profundo
y tercer grado.
> Localización
Las quemaduras conllevan mayor gravedad en zonas de riesgo, como son: cara, cuello, manos, pies,
genitales, zona perianal, y todas las zonas de fl exión. Cualquier posible lesión sobre éstas, implica
un mayor riesgo de secuelas estéticas y funcionales 11,18. Además las quemaduras que afecten a
manos, pies, genitales, y zona perianal, tienen mayor riesgo de infectarse debido a la colonización
bacteriana existente en la zona.
Tras la realización de una valoración focalizada, el/la enfermero/a referente, junto al paciente y su
familia, establecerá los diagnósticos (NANDA)19, los criterios de resultados
(NOC)20, y las intervenciones a realizar con sus actividades (NIC)21, posteriormente valorará los
resultados.
Llama al 911 o busca atención médica inmediata para las quemaduras importantes que tienen
las siguientes características:
Son profundas
Hacen que la piel esté seca y áspera
Pueden parecer carbonizadas o tener manchas blancas, marrones o negras
Tienen más de 3 pulgadas (aproximadamente 8 centímetros) de diámetro o cubren las manos,
los pies, el rostro, la ingle, las nalgas o una articulación importante
Una quemadura leve que no requiere atención de urgencia puede consistir en lo siguiente:
Protege a la persona que sufrió una quemadura de otros daños. Si puedes hacerlo de
manera segura, verifica que la persona a quien estás ayudando no esté en contacto con lo que
le provocó la quemadura. En el caso de las quemaduras eléctricas, asegúrate de que la fuente
de alimentación esté desconectada antes de acercarte a la persona quemada.
Asegúrate de que la persona quemada esté respirando. De ser necesario y si sabes cómo
hacerlo, comienza la respiración de rescate.
Quita alhajas, cinturones y otros elementos restrictivos, en especial, de alrededor de las
zonas quemadas y del cuello. Las zonas que tienen quemaduras se inflaman rápidamente.
Protege la zona de la quemadura. Usa una venda fresca y húmeda o un paño limpio.
No sumerjas una quemadura grave y extensa en agua. Esto podría causar una pérdida
grave de calor corporal (hipotermia).
Eleva la zona que presenta quemaduras. En lo posible, eleva la herida por encima del nivel
del corazón.
Presta atención a los signos de choque. Los signos y síntomas comprenden desmayos,
palidez o respiración poco profunda muy evidente.
Enfría la quemadura. Coloca la zona afectada por la quemadura bajo agua corriente fresca
(no fría) o aplica una compresa húmeda y fresca hasta que se alivie el dolor.
Quítate los anillos u otros artículos ajustados de la zona afectada por la quemadura.
Intenta hacerlo de manera rápida y cuidadosa, antes de que la zona se hinche.
No explotes las ampollas. Las ampollas llenas de líquido brindan protección contra las
infecciones. Si se revienta una ampolla, limpia la zona con agua (el uso de un jabón suave es
opcional). Aplica un ungüento antibiótico. Pero si aparece un sarpullido, suspende el uso del
ungüento.
Aplica loción. Una vez que la quemadura se haya enfriado por completo, aplica una loción,
como una que contenga aloe vera o un humectante. Esto ayuda a prevenir la sequedad y
brinda alivio.
Coloca una venda sobre la quemadura. Cubre la quemadura con una venda de gasa estéril
(no uses algodón). Envuélvela de manera holgada para evitar ejercer presión sobre la piel
quemada. El vendaje evita que la zona entre en contacto con el aire, lo que reduce el dolor y
protege la piel ampollada.
Si es necesario, toma un analgésico de venta libre, como ibuprofeno (Advil, Motrin IB u
otros), naproxeno sódico (Aleve) o paracetamol/acetaminofeno (Tylenol u otros).
- Extensión de la quemadura.
- Causa de la quemadura.
- Profundidad de la quemadura.
- Localización de la quemadura.
Ante una quemadura, los criterios de derivación médica son los siguientes:
- Quemaduras solares que afecten a los ojos o a más del 10% de la superficie corporal en niños.
- Quemaduras de segundo grado muy extensas o localizadas en zonas críticas: cráneo, cara, cuello,
axila, manos, genitales, pliegues de flexión-extensión.
- Quemaduras leves en un principio, las cuales no hayan cicatrizado al cabo de una semana o
muestren signos de infección.
- Cualquier quemadura que plantee dudas acerca de su gravedad, tratamiento o evolución.
Ambulatoriamente sólo podrán tratarse quemaduras de primer grado o de segundo grado superficial,
que afecten a adultos sanos.
Especial mención merecen las complicaciones de las quemaduras, ya que tras una lesión grave,
todos los órganos importantes se ven afectados, produciéndose alteraciones cardíacas, hepáticas,
gastrointestinales, renales, infecciones y fallo inmunológico. La presencia de trastorno circulatorio en
fase de reanimación y en fase de sepsis se considera una catástrofe mayúscula que condiciona toda
la fisiología del paciente.
Al considerar la farmacoterapia aplicable a una quemadura deben tenerse en cuenta las siguientes
opciones terapéuticas:
- Tratamiento reepitelizante.
- Rehidratación oral.
La tabla II refleja las principales características de los antisépticos tópicos. Respecto a las pautas de
actuación ante una quemadura, son las siguientes:
- Seguidamente, enfriar la quemadura, para disminuir la hinchazón al absorber calor de la piel; para
ello, se su-merge la superficie quemada en agua fría, durante 10-15 min. No se usará hielo.
- No se emplearán remedios populares o caseros como pasta de dientes, aceite, mantequilla u otros
similares. En cambio, ante una quemadura leve sí pueden usarse lociones o extractos de aloe vera,
caléndula, aceite de rosa mosque-ta o hammamelis, plantas todas ellas con acción antiinflamatoria,
antiséptica, hidratante, cicatrizante, etc.
- Siempre habrán de extremarse las medidas de higiene en torno a la quemadura, dado el elevado
riesgo de infección que acompaña a estas lesiones; la zona quemada habrá de protegerse de la
radiación solar como mínimo durante seis meses.
No podemos olvidarnos, de las quemaduras solares o eritema solar, consecuencia de una exposición
excesiva sin protección a la radiación solar. Es conveniente insistir a todos los usuarios en la
necesidad de tomar el sol con mucha precaución, siempre con el fotoprotector correcto (contra
radiación UVA, UVB e infrarrojo, con el factor de protección adecuado a su fototipo cutáneo .