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INTEGRANTE : Jesús Octavio Calderón Crizólogo

Nilber Vílchez Vargas


PRESENTACIÓN

Poco se reconoce la influencia de los pueblos amazónicos en la cultura andina. Los que vivimos
en este espacio altiplánico casi lo pasamos por desapercibido a pesar de las evidencias
iconográficas que observamos desde épocas muy tempranas como en Taraco (Puno, Perú) o en
rutas de tránsito como es el caso de Boca Cahquimayo y las pinturas rupestres de Carabaya.

Cambiar esta percepción es necesario pues Puno cuenta con territorio amazónico que de alguna
forma permanece excluído de nuestra comprensión regional que debe ser integral. Por eso, la
valiosa colaboración de Mario Cabrejos, al dar su aprobación para adaptar parte de su texto y
permitir su difusión, constituye un aporte, a manera de iniciación, para revisar los nexos que
históricamente existieron y que permiten comprender a nuestra región más integralmente.

CABREJOS BRAGA, Mario. RELACIÓN DE LA AMAZONÍA CON LOS ANDES EN ÉPOCAS


PRE-INCAS. Extractado de: Apuntes para una historia y geografía del departamento de Madre
de Dios. Rainforest expeditions, XIV Curso de intérpretes ambientales. Río Tambopata-Madre
de Dios, febrero-marzo 2007. 105pp
CAPITULO III

PROCESOS CULTURALES EN LA AMAZONIA PRE-HISTORICA Y SU INFLUENCIA EN EL


DESARROLLO DE LA CIVILIZACIÓN EN EL PERÚ
TEMA

PRINCIPALES RUTAS DE POBLAMIENTO DE LA AMAZONÍA PERUANA

Relación de la amazonía con los andes en épocas pre-incas. La evidencia presentada por
estudios arqueológicos y etno-históricos de los últimos treinta años, muestran al hombre
ocupando la Amazonía no solamente desde el inicio de la ocupación humana del continente
americano, sino, además, llevando a cabo una variedad de adaptaciones ambientales y sociales
mucho mayor que las que encontramos en los grupos humanos que la pueblan actualmente.

Esta nueva evidencia se opone a la antigua teoría sobre la historia cultural de la Amazonía, que
considera que fue ocupada como producto de “entradas” desde “Centros de civilización”, como
los Andes centrales y el actual territorio mexicano, y que en ella se desarrolló una “cultura del
bosque tropical” homogénea, de pequeños grupos subsistiendo gracias a una agricultura de roce
y quema, de la caza y de la pesca.

EL APORTE DEL ARQUEÓLOGO PERUANO DANIEL MORALES

El arqueólogo peruano Daniel Morales, autor del trabajo “Aportes Amazónicos al Formativo
Andino” postula la introducción de la cerámica de la cuenca amazónica a los Andes centrales,
recargada, además, con ideología de la región, la que se refleja en los iconos de las culturas del
Formativo. Esto habría sucedido cuando cambios paleo ambientales provocaron movimientos
migratorios hacia las cabeceras andinas, siguiendo las cuencas de los ríos amazónicos. En el
caso de los Andes Centrales la vía habría sido el río Marañón. Morales encontró figurinas
Chambira de arcilla cocida mostrando cráneos deformados de manera tabular erecta y también
bilobados, anteriores a Chavín “lo que nos indicaría que estas costumbres son muy propias y
más antiguas en la Amazonía, y que desde esta región llegaron como aportes a las culturas
formativas de los Andes Centrales”, afirma.

Morales plantea la revisión de los postulados “costeñistas” que se manejan actualmente sobre el
Formativo, llamando la atención hacia el lado amazónico del nororiente peruano.

LA TEORÍA DE “CLOVIS PRIMERO”

ENTRE 11,500 Y 10,000 AÑOS ATRÁS: CAZADORES-RECOLECTORES NÓMADAS

En realidad 11,500 años como límite más antiguo para la presencia del hombre en América es
el resultado de la feroz crítica que hacen a cualquier hallazgo anterior a esa fecha los
arqueólogos que sustentan la teoría de “Clovis primero”. La cultura Clovis, que se caracterizó por
una punta de proyectil acanalada para cazar mastodontes, apareció en Norteamérica hace
11,500 años. Sin embargo, sitios brasileños, cavernas con arte rupestre como la Caverna da
Pedra Furada, dan fechados de radio-carbono con fechas tan antiguas como 50,000 años.

La dispersión del material lítico encontrado, tanto en diversos tipos de hábitat amazónico —tierra
firme o inundable, bosque de neblina, sabanas, bosques de galería, o pantanos— como a lo
largo y ancho de la Amazonía —en el escudo cristalino de la Guyana, en el llano amazónico
propiamente dicho, y en el escudo cristalino del Mato Grosso— habla de una ocupación extensiva
de la Amazonía por una sucesión de bandas de cazadores-recolectores, que forrajeaban una
gran variedad de plantas y animales del bosque y del río.

Estas bandas crearon arte en la forma de pinturas rupestres: Se han encontrado en el estrato
más antiguo de cuevas pintadas importantes cantidades de pigmento rojo (óxido de hierro,
hematita), que no se encuentra en estratos superiores.

A lo largo de las zonas alta y media de los río Madre de Dios, Urubamba, Ucayali, Huallaga y
Marañón, en rocas, paredes y cavernas, se encuentran petroglifos y pinturas rupestres.
La velocidad de difusión de la técnica bifacial de hechura de puntas de flecha de piedra, técnica
que aparece casi en simultáneo en Norte y Sudamérica, es probablemente debida a un
continente prácticamente vacío, en el que los recién llegados no encuentran oposición de
ocupantes más antiguos. Pero cabe señalar que esta rapidez de difusión de objetos, ideas o
migrantes se volverá a encontrar a menudo a lo largo de la prehistoria de América.

Se percibe una disminución en el tamaño de las puntas de flechas de piedra hacia el final del
periodo, lo que sugiere que se deja de lado la caza trashumante de animales grandes, y se tiende
hacia una adaptación a sistemas de subsistencia más intensivos en una región determinada.

RELACIONES DE LOS AMAZÓNICOS CON OTROS ANDINOS

LA CULTURA TIAHUANACO Y LA SELVA

Los motivos zoomorfos de la decoración de Tiahuanaco, así como los huesos de animales y
restos de plantas encontrados en las tumbas: jaguares, serpientes, monos, loros, achiote,
chonta, etc., nos hablan del vigor de sus relaciones con el mundo amazónico, aunque no nos
permiten precisar el marco político ¿Fueron intercambios, se debieron a migraciones, o a
colonias? Torero sostiene que los Tiahuanaco habrían hablado el pukina, lo que favorecería, por
su parentesco con el arawak, la hipótesis de oleadas de pobladores amazónicos llegados en esa
época al altiplano. Los pukina tenían conocimiento de la botánica tropical y reputación de
shamanes.

EL IMPERIO WARI Y LA AMAZONÍA

La iconografía Wari habla de un intenso intercambio con la selva. Los Wari toman también
prestadas sus figuras simbólicas al bestiario selvático, como lo hizo Tiahuanaco: el jaguar es
omnipresente, el mono aparece regularmente. También nos habla de intercambio la abundancia
de tejidos mixtos, la lana altiplánica con el algodón selvático, o los bonetes Wari, con plumas de
aves de la selva.

Pieles, plumas, algodón, madera, granos, cascabeles suben a la sierra, y de ella baja, sobre
todo, el metal. Son numerosas las hachas de bronce excavadas en la región de Chanchamayo,
del bajo Pachitea, del Pichis. Al comparar lo que ha sido la introducción del hierro en la Amazonía
desde la llegada de los europeos, podemos imaginar las transformaciones que resultaron en el
interior del bosque con la entrada del bronce serrano.

También podemos deducir que, al aparecer un “imperio”, con centros urbanos, las relaciones
entre la sierra y el bosque se modificaron. Este nuevo tipo de organización de la sociedad andina
replanteó las formas de intercambio y alianza con los vecinos de las tierras bajas. Wari, una vez
consolidado, inició una fase de expansión militar, en la que quizás trataron de avasallar a los
selváticos, obligarlos a un tributo. Las sociedades de piedemonte tuvieron que contemplar varias
respuestas, inclusas en su idiosincrasia desde la prehistoria: alianza, sumisión, rapiña, guerra.
Tuvieron también que replantear su modo de residencia: aldeas importantes, codiciables, o
pequeñas aldeas. En suma, tuvieron que reorganizarse política y socialmente. Cuando los Incas
sucedan a los Wari, luego de un período de Señoríos Regionales, encontrarán al oriente un frente
de sociedades emparentadas y semejantes, sociedades constituidas por pequeñas comunidades
diseminadas en el bosque.

En la montaña central, los ancestros de los Pano actuales, al instalarse en el Ucayali al fin de
sus migraciones, empujan hacia la ceja de selva a los antiguos ocupantes arawak. Estos o se
unen a otros grupos arawak más hacia occidente, o rechazaban a su vez más arriba a grupos
que tuvieron que instalarse finalmente en el piso quechua. Para esto atacan puestos coloniales
Wari. El repliegue, la destrucción, o la rebelión de los establecimientos periféricos atacados
hacen que el Imperio, ya minado del interior, acabe desquiciado del exterior.

LOS SEÑORÍOS REGIONALES ANDINOS POSTERIORES A WARI Y LA AMAZONÍA


En una época de violencia y de incesantes hostilidades entre señoríos locales, en los que aldeas
fortificadas sucedían a las ciudades Wari abandonadas, sólo algunos grupos selváticos
intercambiaban con la sierra, y en pequeña escala. Así los Chupacho de Huánuco y las gentes
del Huallaga medio; los Huanca y los “Campa”, vecinos desde Chanchamayo hasta el Mantaro.
Pero en otros casos, la interrelación parece haberse interrumpido, como entre los Chanca y sus
vecinos del Apurímac o entre al alto Paucar tambo y los Chuncho.

Los arawak que subieron a la ceja de selva, en lo sucesivo no podrán instalar comunidades
importantes. Los Pano, en el Ucayali, necesitarán algunos siglos para construir aldeas de miles
de habitantes, como las que recorrerá Salinas Loyola en la época de la conquista española. Ellos
restablecen por su cuenta antiguas redes que siguen el curso de los ríos. Serán finalmente
desalojados del bajo Ucayali por una migración Tupí.

Entre el Cuzco y el Chaco también se combatía, piedemonte contra tierras altas. Aquí también
llegan nuevos migrantes: pastores de lengua aymara, que empujan a los Uros hacia el Lago, y a
los de lengua pukina hacia los valles orientales de los Andes. Coexisten en los valles orientales
y occidentales andinos “colonias” dependientes de centros de altura, con grupos autóctonos.

JULIO C. TELLO

Julio C. Tello sostiene que la cultura peruana no es de origen Centroamericano, sino que, se
desarrolló en el Perú, a partir de la cultura Chavín. Tello sostuvo su teoría en las siguientes
afirmaciones:

Que, la teoría inmigracionista quedaba destruida con el descubrimiento de la cultura Chavín,


habiéndose comprobado su antigüedad anterior a la de los Mochicas y a la de los Paracas.

Que, la cultura Chavín descubierta por Tello, era la cultura matriz peruana.

Que, los antepasados de ella habían penetrado al Perú probablemente por la selva ubicándose
en su camino por la margen derecha del rio Marañón.

Que, vinieron en hordas errantes en su labor diaria de cazadores y recolectores, deteniéndose


en Huari, en donde por facilidades del ambiente conocieron la agricultura, construyendo
poblados, convirtiéndose en cultivadores de la quinua, papa y posteriormente siendo buriladores
y cinceladores de oro convirtiéndose en artífices.

Que, estos hombres, con los elementos obtenidos a través de sus experiencias, habían creado
su propia cultura que alcanzó máximo apogeo en Chavín de Huantar proyectando su influencia
en todo el territorio.

Que, con Chavín se inició el proceso cultural en el país llegando a influir en la costa, Chavín está
considerado además dentro del ciclo formativo peruano en general.

Las representaciones artísticas de serpientes, felinos y monos son exóticos en la costa y se


aproximan a las creencias religiosas de los primitivos selváticos.

Algunas plantas cultivadas en sierra y costa, como la yuca, los fréjoles, la papaya y el maíz, son
de origen amazónico.

Hoy esta tesis es modificada, porque se descubrió otro de los centros culturales Caral, que es
considerado como la cultura matriz del Perú.
INTERCAMBIO ANTERIOR A LA APARICIÓN DE LA CERÁMICA

El gran caracol Strombus, el pututo; y el bivalvo Spondylus, el mullu, extraídos por buzos
especializados, en Guayas, Ecuador, llegaban al Marañón. En Huayurco, cerca de la confluencia
del Chinchipe con el Tabaconas, se han excavado pututos y collares de mullu muy anteriores a
Chavín. Para esa época, Mac Neish encontró en Ayacucho granos de achiote (Bixa orellana). En
Caral se han encontrado productos del bosque tropical, y adornos de Spondylus. En Ancón
muñecas articuladas de chonta (Bactris gasipaes).

En excavaciones que estudiaban la Cultura Mito, que floreció en lo que hoy es Huánuco hace
4,000 años, se ha encontrado una mandíbula de piraña. La mandíbula sirve en la selva como
instrumento (cincel o buril) para realizar grabados finos en madera y hueso. Artesanos Kotosh
practicaban una técnica de trabajo en madera típica del Bosque Tropical, e importaban sus
instrumentos y la materia prima de la selva.

LA YUCA AMARGA Y LA TRAZA DEL INTERCAMBIO EN EL CERÁMICO

La única justificación para la laboriosa preparación del pan y la harina de yuca amarga (Manihot
utilissima) es la de proveer un producto comestible almacenable, no perecible, en excedente a
lo que es consumido inmediatamente por la unidad familiar productora. Un producto
intercambiable. Se pueden trazar, en tiempo y espacio, la dinámica de las redes de intercambio
posteriores a la aparición de la cerámica en los Andes, siguiendo el rastro a los ralladores y a la
sartén plana, esenciales en la producción de pan y harina de yuca.

Ciertas formas de recipientes de cerámica Tutishcainyo temprano (4,200 - 3,700 años atrás), en
la laguna de Yarinacocha, Ucayali, con edades alrededor de 4,200 años, sugieren a Lathrap que
fueron utilizadas para beber el masato, y que, por lo tanto, fueron fabricados por horticultores.
Lumbreras constata por su lado que la cerámica y la yuca amarga aparecen al mismo tiempo en
los Andes centrales.

El cerámico confirma la existencia de una red de relaciones transversales entre la costa, sierra y
selva centrales: el Tutishcainyo temprano (Selva del Ucayali), la fase Waira-jirca de Kotosh
(Sierra), y la fase Chira, al norte de la costa central, están íntimamente interrelacionados.

Más adelante, el Tutishcainyo tardío (3,300 - 3,000 años atrás) se muestra envuelto en
intercambios a una distancia mucho mayor con la cultura Machalilla, en el Ecuador. Una parte
de la cerámica encontrada en sitios Tutishcainyo tardíos es importada, según Lathrap, “desde
una distancia considerable”. Es cerámica hecha con material de origen volcánico distinto a la de
la zona.
Dentro del circuito de intercambio regional, Lathrap encontró que la fase Shakimu temprana de
Yarinacocha (Ucayali central), es gente de la tradición cultural Tutishcainyo fuertemente
influenciada por técnicas e iconografía Chavín. Los recipientes de piedra del sitio de Huayurco,
en el Marañon, tienen decoración semejante a la de la cerámica Shakimu

LA RUTA DEL MARAÑÓN

LA RUTA DEL MARAÑÓN: Durante el paleolítico y el mesolítico amazónico la utilización de


esta ruta data de hace más de 5,000 años; estas tempranas migraciones fueron ocasionadas por
los desastres naturales causados -primero- por el descongelamiento de los glaciales andinos de
la cordillera y posteriormente por el mejoramiento de las condiciones climáticas.
Las migraciones en esta zona pudieron ser favorecidas por la baja altitud de la cordillera
peruana en esa región de los andes, lo cual permitió el tránsito de pueblos semi-nómades del
mesolítico amazónico; produciéndose migraciones de la selva norte a la sierra. Estos grupos
humanos probablemente poseían una cultura primitiva y dedicada fundamentalmente a la caza,
pesca y recolección.
Posteriormente, hace unos 3000 años, según la teoría de Julio C. Tello, debido al proceso de
resecamiento de la Amazonía, otros migrantes pudieron llegar hacia la selva alta norte y la sierra
norte, quienes ya tenían ciertos conocimientos agrícolas, con lo cual se inicia el neolítico andino.

Esta segunda oleada migratoria, estaría asociada a la civilización de los Tutishcainyo, cuya
cerámica influenció claramente a la cerámica Chavín - que se desarrolla con posterioridad- lo
cual probaría cómo se expandió la cerámica y la revolución agrícola desde la Amazonía hacia la
sierra, estableciéndose poblaciones sedentarias que darían origen posteriormente a las grandes
civilizaciones de la sierra norte como Chavín o Sechín.

LA RUTA DEL UCAYALI

LA RUTA DEL UCAYALI: Por esta ruta también transitaron grupos migrantes desde épocas
remotas, las cuales configuran las características culturales del paleolítico amazónico en esta
región, como lo prueban los restos de Michinal, que tienen una antigüedad probada de 5000 años
(3000 A.C.), las mismas que corresponde a comunidades que ya habían desarrollado la cerámica
y las de Cerezal, Ucayali y Chambira (Loreto) que corresponden a comunidades con
conocimientos agrícolas y que tiene una antigüedad de 4500 años (2500 A.C.)
aproximadamente.
Algunos ponen en duda la posibilidad del desarrollo de comunidades agrícolas tan antiguas en
la Amazonía, toda vez que se conoce que las condiciones para la agricultura no son aptas en
ese medio geográfico, sin embargo se sabe que 2000 A.C. aproximadamente, el territorio fue
ocupado por la cultura Chambira que se apropian de las sabanas áridas con lluvias suficientes
para la agricultura y en donde existían refugios de bosques para complementar la alimentación
de estas comunidades.
Este desarrollo cultural antiguo, que incluye el desarrollo de la agricultura y su adaptación a
condiciones climáticas específicas, sienta las bases para el surgimiento de la primera civilización
arcaica de la Amazonía: Los Tutishcainyo.
La civilización de Tutishcainyo se desarrolló en la varzea amazónica, tiene una antigüedad
probada de 2000 años A.C. aunque esta antigüedad podría ser mayor, es decir, pudo ser casi
tan antigua como la cultura Caral, sin embargo no pudo expandirse porque las condiciones
ambientales no eran propicias para el crecimiento demográfico, por lo cual se produjeron
movimientos migratorios que llevaron la influencia Tutiscainyo a otras otras zonas en donde se
desarrollaron culturas tan importantes como Kotosh (Huanuco), Cerro Central (Juanjui) y Chavin
(Ancash). La riqueza cultural del Ucayali parece asociada a los procesos culturales que se
desarrollan como producto de la confluencia de pueblos migrantes del norte de la amazonía
(Arawac), de la selva ecuatorial (Valdivia) y de los pueblos Tupi-guaraní.
Otros movimientos posteriores en esta área de la Amazonía generadas tanto por el comercio
como por desastres climáticos generaron conflictos interétnicos entre pueblos con diferente
grado de desarrollo cultural, como los conflictos entre la cultura Shakimu (evolución Tutishcainyo)
y Barrancoide, lo cual define los patrones propiamente amazónicos de las culturas de Ucayali
pre-hispánico.

Probablemente por esa ruta ingresaron las comunidades agrícolas amazónicas hacia las
regiones de Huánuco, San Martín, Ancash, y Junín, propiciando el desarrollo de la revolución
agrícola en la sierra que tanta importancia sociocultural dio posteriormente a estas zonas.

LA RUTA DEL HUALLAGA

LA RUTA DEL HUALLAGA: Esta ruta es muy importante porque permitió desde épocas remotas
el contacto y la migración entre los pueblos de la selva hacia la selva hacia la sierra y viceversa.
Aquí debemos distinguir dos etapas:
a. Desarrollo de las Culturas pre-históricas: correspondiente a las migraciones de grupos
humanos primitivos que habrían dado origen a procesos de migración transversal hacia la sierra
y que tendrían una antigüedad mayor a los 8000 años antes de Cristo. No es casual que los
restos más antiguos de la sierra estén ubicados en el flanco oriental de la cordillera, como los de
Lauricocha, que corresponden a poblaciones dedicadas a la caza pesca y recolección que
habitaron estos territorios hace 9,500 años y que probablemente migraban entre la sierra y la
ceja de selva.
b. Desarrollo de las primeras civilizaciones: Las rutas desarrolladas durante la pre-historia
amazónica debieron mantenerse con posterioridad, por eso se asocia esta ruta de conexión entre
la amazonia y la sierra al desarrollo temprano de importantes civilizaciones.

En el caso de Huánuco, la ciudadela de Kotosh es una muestra de este contacto durante el


arcaico andino, destacando en este complejo arqueológico el templo de las manos cruzadas
descubierto por Julio C. Tello en el año de 1935. La civilización de los Kotosh desarrollo una
importante textilería y cerámica, además de una influyente religiosidad. En la actualidad se sabe
que esta civilización arcaica de los andes amazónico recibió influencia de los Tutishcainyo, en
la etapa que se conoce como Kotosh-Mito, pero esta influencia pudo mantenerse hasta la etapa
de Kotosh Waira-jirca que le sucede y se asocia a la ocurrencia de la alfarería más antigua en
este sitio (1 830 y 1 850 a.C.). Los relieves de las manos cruzadas que se elaboran en este
periodo, representan la protección o el principio de dualidad y oposición complementaria tan
importante en el mundo andino pre-hispánico
Aunque la asociación con la arquitectura no es clara, el modelo de recintos con fogón central
continuó siendo el estilo dominante en esta fase, “Waira-jirca es similar a Shakimu Temprano y
Tutishcainyo del Ucayali, y a cueva de Las Lechuzas (cerca de Tingo María). Lathrap postula
que estos grupos tuvieron contactos con Valdivia (Ecuador)”30, lo cual evidencia el ingreso de
pueblos provenientes de la floresta tropical a los Andes. Otros restos importantes son los de
Cerro Central en Juanjui, también con influencia Tutishcainyo, cuya antigüedad sería de 1800
A.C. aproximadamente, lo cual también es evidencia de la influencia de las corrientes migratorias
provenientes de la zona del Huallaga.

LA RUTA DEL URUBAMBA

LA RUTA DEL URUBAMBA: Desde esta vertiente penetraron los pueblos amazónicos a la
región sur de los andes. Esta ruta fue utilizada profusamente durante toda la época prehispánica
para comunicar a los pueblos de la Amazonía con los del sur andino. Como lo prueba el arte
rupestre existente en la zona, cuyo registro iniciaron Luis Valcárcel y Luis Pardo. Labor que
posteriormente fue continuada por Ravines entre otros. Lo curioso del Arte rupestre en esta zona
es que el perteneciente al paleolítico y mesolítico es escaso, en cambio el arte rupestre andino
del intermedio Tardío y Horizonte tardío es abundante.
Los motivos del arte rupestre de la zona demuestran una gran actividad de intercambio cultural
y comercial, lo cual nos indicaría que esta relación entre el mundo amazónico y andino se
desarrolló desde épocas tempranas de nuestra historia pre-hispana.
Su importancia para el comercio andino-amazónico se refuerza con los hallazgos del Señor de
Wari, poderosa autoridad encontrada en el sitio arqueológico de Espíritu Pampa, distrito
cusqueño de Vilcabamba.
LA RUTA DEL RÍO MADRE DE DIOS

LA RUTA DEL RÍO MADRE DE DIOS: En la zona de Madre de Dios existen restos muy antiguos
que acreditan la presencia de grupos humanos desde épocas muy remotas, como los petroglifos
de Quiaca (departamento de Puno), son símbolos usados para señalar el camino o la vía
utilizada para llegar desde la selva a la sierra. En el caso de los glifos de Pusharo (departamento
de Madre de Dios), se trata, según sostienen los especialistas de símbolos antropomorfos y
zoomorfos, de imágenes que reflejan la concepción espiritual de estos grupos que transitaban
entre la Amazonía y la sierra. Estos restos arqueológicos pertenecen al Mesolítico Amazónico.
Estos grupos llegaron de los que hoy es la selva ecuatorial y lo que hoy es el Brasil y
posteriormente penetrado en lo que es actualmente el sur y el altiplano andino. En esta época la
selva amazónica no era tan espesa e intricada como lo es actualmente y los pueblos que vivían
allí podían moverse con menos dificultades que hoy en día.
Probablemente viajaron hacia la sierra recorriendo los valles del Alto Madre de Dios y del Río
Inabari (luego Huari y Quiaca), para intercambiar productos típicos de la selva (coca, oro, plumas
de aves, plantas alucinógenas y medicinales) por productos andinos (cereales como la quinua o
quiwicha, maca y camélidos como llamas, alpacas, guanacos y vicuñas). Incluso se sostiene que
el nombre Pusharo se transformó en el valle de Quiaca en Poquera, nombre del grupo social que
más adelante daría origen a la civilización andina Pukara (predecesora de Tiahuanaco), vocablo
que significa “fortaleza”, esto significaría que las etnias amazónicas que recorrieron los valles de
la selva a la sierra “exportó” este término.
Otro elemento que prueba esta antigua relación entre la Amazonía y el altiplano es que, según
algunos los lingüistas, los indígenas Uros que viven en el lago Titicaca, tienen un lejano origen
Arawak, por consiguiente, amazónico. ¿Son ellos los descendientes de la etnia Pusharo que
atravesó los valles del actual Madre de Dios en dirección a la sierra hace algunos milenios?
HACE 2,000 AÑOS: LOS REINOS AGRÍCOLAS AMAZÓNICOS Y LA
“TERRA PRETADO INDIO”

Algunos siglos antes de Cristo, la ocupación indígena de la Amazonía aumenta tanto en magnitud
como en intensidad. Los asentamientos crecen, tanto en número como en tamaño. Para el 1,000
después de Cristo, enormes basureros de tierra negra de varios metros de profundidad se
extienden a lo largo de las várzeas, y miles de kilómetros cuadrados de tierra son alterados para
construir túmulos, colinas artificiales. El Sitio de Os Camutins, en la isla de Marajó, por ejemplo,
contiene por lo menos 40 túmulos en un área de 10 Hectáreas; el asentamiento más grande de
la tradición Guarita en el Amazonas central cubre más de 80 hectáreas; el sitio que se encuentra
bajo la actual ciudad de Santarém es mayor que ella; en el Ucayali hay asentamientos de esa
época de más de 30 hectáreas, según Myers. El mismo Myers estima que el asentamiento “N-P-
1”, en el río Napo, podía haber albergado a unas 200,000 personas, siendo conservador en las
cifras.

No se trata del resultado de una ocupación discreta y esporádica a lo largo del tiempo: la
cronología cerámica de estos asentamientos muestra que tiempos relativamente cortos (de
cientos de años) están representados por depósitos de basura de más de un metro de
profundidad, henchidos de artefactos, restos de comida, estructuras, etc. Hay evidencia de la
continua reparación, mantenimiento y reemplazo de estructuras como fogones comunales de
barro cocido, y paredes y colinas artificiales de tierra. Hay también signos de una creciente
complejidad en la organización política y social, que se aprecia, entre otros detalles, en la
humanización de la iconografía, aparentemente relacionada con el uso del estilo artístico y el
ritual funerario para justificar el poder y las prerrogativas de las elites.

El español de Espinosa cuenta que, al llegar en 1629 al primer poblado del río Amazonas
después de la boca del Napo, “vinieron a recibirnos en el medio del río más de 300 canoas, y las
que menos cargaban llevaban diez, otras doce indios… y le dieron al gobernador, Pedro de Ursúa
un gran obsequio de más de veinte canoas de peces, maíz, maní y raíces … el poblado era muy
grande, con más de 8 mil indios … había en esta provincia alimento para las tropas suficiente
para más de seis meses, ya que a lo largo de los márgenes del río, más de cuatro leguas arriba
y abajo del poblado habían jardines de maíz y yuca dulce, siendo una tierra de excelente clima,
que el río nunca inundaba”

Este extraordinario desarrollo implicó una transformación en el modo de manejo de los recursos
de la Amazonía. Se pasó a depender del cultivo intensivo de cereales, siendo el más importante
el maíz. Este depender del cultivo de cereales tanto para la proteína como para las calorías, tiene
su paralelo en la prehistoria norteamericana, así como durante el Neolítico del Viejo Mundo. En
los niveles más recientes de detritos de estas “ciudades” se encuentra abundante maíz, semillas
de palmeras, algo de leguminosas, y batanes.

Evidencia de este cambio de dieta de raíces al maíz se encuentra también en los huesos de los
cuerpos encontrados. Al estudiar en el Sitio de Corozal en Parama, Orinoco medio, la relación
isótopos de carbono / isótopos de Nitrógeno en huesos de más de 2,800 años, se encuentra bajo
carbono y alto nitrógeno, lo que se espera de una dieta de yuca/pesca/caza. En esqueletos más
recientes, entre 1,500 y 400 años atrás la relación es alto carbono/ bajo nitrógeno, típica de los
que se alimentan principalmente con cereales. Lo mismo se constata en esqueletos recogidos
por Lathrap en el alto Ucayali, que datan del primer milenio anterior a la llegada de los europeos.

Este método también ha mostrado diferencias de dieta entre individuos de la misma sociedad.
En la colina artificial del río Goiapi en la isla central de Marajó se comprobó que la química de
los huesos variaba considerablemente entre un individuo y otro, lo que sugiere diferencias
sistemáticas en el acceso al alimento, lo que va paralelo a diferencias, también marcadas, en
tipo de habitación y ajuar funerario.

LAS REDES PREHISTÓRICAS DE INTERCAMBIO EN LA AMAZONÍA

La complejidad del mundo amazónico prehistórico no se detiene en las variadas formas en las
que los humanos se adaptaron a su entorno a lo largo del tiempo. En la América prehistórica se
mantuvieron, tanto entre regiones diversas de la misma Amazonía como entre la Amazonía y el
resto del continente americano, relaciones de intercambio a larga distancia. Este era un
intercambio de un vasto catálogo de objetos, consecuencia de un proceso que implicaba un
inventario general de los recursos del bosque y de los usos variados que podrían recibir cada
uno de ellos, así como un aprendizaje del procesamiento necesario para adaptarlos a un uso
determinado y una especialización en la producción.

Si bien la disponibilidad localizada de materia prima fue un factor a favor de la especialización


en el intercambio, el número de estas industrias especializadas y la rigidez con que se
mantuvieron presupone la entrada en juego de otros factores. La especialización, llevada a cabo
por pequeños grupos familiares, no necesitaba de una centralización social o física de los
productores, ya que la distribución de los recursos productivos era función, como hoy en día, del
tipo de producto que cada grupo producía. Así, los grupos eran a veces conocidos por su
especialidad. Los Panare eran “los comerciantes”, los Yumagaris eran “los mineros”, los Aruwaks
(Lokono) eran” los comercializadores de la harina de aru”, los Warao los “constructores de
canoas”, etc.

Se encuentra en la evidencia etno-histórica toda la gama de relaciones de intercambio, desde el


simple trueque, hasta enclaves coloniales y centros de intercambio, en los casos de relaciones
más elaboradas.

8,000 - 6,000 AÑOS ATRÁS: HORTICULTORES INCIPIENTES, LOS GRANDES CONCHALES


Y LA CERÁMICA MÁS ANTIGUA DE AMÉRICA

Al inicio del periodo climático moderno, el Holoceno, grupos especializados en la pesca y


recolección de moluscos se establecieron a lo largo del Amazonas y en las costas adyacentes a
la boca del Amazonas y del Orinoco. En los grandes conchales de esa época, de varias hectáreas
de superficie y de hasta 10 metros de alto, se ha encontrado cerámica decorada, la más antigua
hallada hasta ahora en América, más temprana que aquella de los Andes adyacentes. Entre los
objetos en piedra se encuentran moledores (batanes) y raspadores, indicios de un agricultura ya
establecida.

Entre los recursos acuáticos de los basureros de esta época se encuentran grandes animales,
como el manatí, las dos especies de delfines de la Amazonía, paiches y grandes silúridos, pero
en su mayoría son peces pequeños. Como estos son el grueso de la biomasa renovable de los
ríos, el haberlos consumido significa haber hecho un uso intensivo de los recursos y haber
optimizado el rendimiento del bosque. También significa que pudieron haber sido pescados en
forma comunal, siguiendo técnicas grupales que incluirían a mujeres y niños.
4,500 - 3,000 AÑOS ATRÁS: EL PERIODO
DE LAS ALDEAS DE
HORTICULTORES, ASENTAMIENTOS
PEQUEÑOS Y ESTABLES

Esta ocupación prehistórica es la que más


se asemeja a la ocupación de los grupos indígenas
que aún viven en forma “tradicional” en la
Amazonía. Los sitios son raros, pequeños —
menores a una o dos hectáreas— e
indiferenciados funcionalmente. La
cantidad considerable de restos acumulados en
ellos los tipifica como estables en el tiempo. En
ciertas áreas como en la cuenca del Ucayali
aparecen tostadoras de cerámica y ralladores,
asociados al consumo de Instrumental lítico de un conchal en la yuca, y evidencias de
consumo masivo de Santarem, Brasil pescado, en una
estrategia de subsistencia que adquiría proteínas de
la pesca y energía de la horticultura. El rico arte cerámico de estos asentamientos registra mitos
y cosmología.
BIBLIOGRAFÍA

MARIO CABREJOS BRAGA


El autor
Ingeniero zootecnista por la Universidad Nacional Agraria La Molina. Guía práctico de turismo.
Ha publicado Apuntes para una Historia y Geografía del departamento de Madre de Dios para el
XIV curso de intérpretes ambientales del Tambopata Research Center y Posada Amazonas.
Participó anualmente como profesor en el curso de capacitación de intérpretes ambientales de
la empresa Rainforest Expeditions (Tambopata, Madre de Dios, Perú).
Biblioteca de la casa de corregidor. Puno, Perú
CABREJOS BRAGA, Mario. RELACIÓN DE LA AMAZONÍA CON LOS ANDES EN ÉPOCAS
PRE-INCAS. Extractado de: Apuntes para una historia y geografía del departamento de Madre
de Dios. Rainforest expeditions, XIV Curso de intérpretes ambientales. Río Tambopata-Madre
de Dios, febrero-marzo 2007. 105pp.

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