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AGRICULTURA FAMILIAR EN REGIONES MINERAS DEL

PERU
SISTEMATIZACION DE EXPERIENCIAS EN
Cajamarca, Junín, Apurímac, Ayacucho y Pasco

Por. Juan Edwin Alejandro

Lima, 2018
INDICE

1. INTRODUCCION

2. MARCO GENERAL
2.1 Marco internacional y nacional de las políticas para la agricultura familiar.
2.2 La agricultura familiar en el Perú.
2.3 Importancia y potencialidades de la agricultura familiar.
2.4 Impactos de la minería en la agricultura familiar.

3. SISTEMATIZACION DE EXPERIENCIAS DE TRABAJO DE AGRICULTURA FAMILIAR


3.1 Cajamarca
3.2 Apurímac
3.3 3.3.Junín
3.4 Ayacucho
3.5 Pasco

4. CONCLUSIONES

5. PROPUESTAS DE POLITICA

6. BIBLIOGRAFIA

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1. INTRODUCCION
La importancia de la agricultura familiar en relación a la alimentación, el empleo, el combate a la
pobreza y la protección de la biodiversidad ha venido siendo crecientemente reconocida a nivel
internacional, habiendo declarado la 72° Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidad el
“Decenio para la Agricultura Familiar 2019-2028” (NNUU, 2017).

La agricultura familiar en nuestro país sustenta a 2,156,833 familias y su producción provee el


70% de los alimentos que consume la población (MINAGRI, 2017) y representa el 48% de la
superficie agropecuaria del país, medida en hectáreas estandarizadas. Paradójicamente, esta
actividad no ha tenido mayor atención por parte de los diferentes gobiernos, lo que se expresa,
por ejemplo en que el 87% de las familias corresponden al tipo de agricultura familiar de
subsistencia (Eguren, 2015) y apenas el 6.3% de todas las unidades de agricultura familiar reciben
asistencia técnica (MINAGRI, 2017).

Se presenta así un contraste en la importancia y potencialidades de la agricultura familiar y la


situación real del pequeño productor y su familia, la mayoría de los cuales se encuentra en
situación de pobreza y pobreza extrema.

No cabe duda que la falta de apoyo a la agricultura familiar, y en general al sector agropecuario
no exportador, es resultado del modelo neoliberal extractivista predominante en nuestro país, el
cual prioriza sectores, como la minería, el petróleo y también la gran explotación agrícola, que
extraen intensivamente los recursos naturales para exportarlos sin mayor valor agregado, a costa
de fuertes impactos sobre el ambiente y los recursos naturales.

En particular la minería afecta la disponibilidad y calidad de la tierra y el agua para las actividades
agropecuarias, en especial de la agricultura familiar cuya vulnerabilidad es mayor. La propia salud
de las poblaciones es afectada y los frágiles ecosistemas donde se concentra la producción
familiar, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y las alternativas al desarrollo, alternativas
agroecológicas y de producción diversificada.

Asimismo, hay que tener en cuenta que debido al cambio climático, la agricultura familiar
presenta una gran vulnerabilidad, por la severidad de sus efectos sobre la disponibilidad de agua,
la variabilidad de las lluvias y la temperatura, y los cada vez más frecuentes desastres por
fenómenos naturales. Situación que demanda otorgar a la agricultura familiar una clara prioridad
de atención por parte del Estado, que debe expresarse en presupuesto y programas adecuados.

Es importante señalar que el fortalecimiento de una agricultura familiar puede contribuir a la


construcción de un modelo alternativo al desarrollo, basado en actividades productivas que
aprovechen recursos naturales renovables y que contribuyan al “buen vivir” de las poblaciones,
para lo cual es importante que la agricultura familiar sea una agricultura ecológica, respetuosa de
la biodiversidad y que afirme la cultura, la organización y los proyectos propios de las poblaciones
y pueblos indígenas, edificando economías cuyo eje sea el bien común.

Teniendo en cuenta los aspectos señalados, la Red Muqui ha considerado importante elaborar y
difundir el presente documento, con el propósito de visibilizar las implicancias que tiene la
minería respecto a la agricultura familiar y dar a conocer importantes experiencias para su
desarrollo realizadas por instituciones socias de la Red. Ofreciendo además un conjunto de
propuestas orientadas al fortalecimiento de la agricultura familiar con políticas tanto en el campo
agropecuario, minero, ambiental y de mejor gestión a nivel local y regional. En ese sentido, el
presente documento comprende los siguientes capítulos, además de la presente introducción.

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El segundo capítulo “Marco General: Agricultura Familiar y Minería en el Perú” presenta las
principales características y problemas agricultura familiar en nuestro país en el marco de la
prioridad que se viene otorgando a los sectores extractivos; se define este tipo de agricultura, se
identifican su importancia y potencialidades en relación al empleo, el valor de la producción
agrícola, el combate a la pobreza, la seguridad alimentaria, la conservación de la biodiversidad y
los aspectos de género. Asimismo, en este capítulo se repasan los principales impactos de la
minería sobre la agricultura familiar y la población dedicada a esta actividad, en especial en
relación a los conflictos entre la minería y la agricultura por los recursos de tierra y agua, los
problemas de contaminación de suelos y aguas, los desplazamientos poblacionales y los peligros y
los efectos para la salud de la población y los ecosistemas frágiles y la seguridad alimentaria.

En el tercer capítulo se presenta cinco casos de intervención de instituciones vinculadas a la Red


Muqui para promover la agricultura familiar en zonas mineras. Estas valiosas experiencias dan
cuenta del aporte de la agricultura familiar al buen vivir para de las comunidades y poblaciones
rurales. Los casos que se presentan se refieren a los conocimientos tradicionales y
potencialidades de la Jalca en Cajamarca (Grupo de Formación e Intervención–GRUFIDES), la
promoción de la agricultura familiar en Pataypampa Apurímac (CEPRODER) y en el Valle del
Mantaro en Junín (Pastoral Social del Arzobispado de Huancayo – PASSDIH ), el manejo del agua y
adaptación al Cambio Climático en la región Ayacucho (Centro de Desarrollo Agropecuario CEDAP
– AYACUCHO) y la promoción de agricultura familiar en la Quebrada del Chaupihuaranga en
Pasco (Grupo Para la Promoción del Desarrollo de los Andes).

Como lo muestran estos casos, la agricultura familiar produce la mayor parte de los alimentos
para el consumo interno y contribuye a la diversificación productiva hacia actividades renovables,
y garantiza la sostenibilidad del medio ambiente, la conservación de la biodiversidad, el territorio
y el agua. Empero, tienen que enfrentar los severos efectos del cambio climático y los riesgos
ambientales, económicos y sociales que genera la actividad minera sobre las actividades rurales
locales y regionales.

En un cuarto capítulo, se presentan las principales conclusiones del documento y se concluye en


un quinto capítulo con un conjunto de propuestas orientadas, en primer lugar a que el acceso de
la agricultura familiar a la tierra y el agua no sean afectadas por la actividad minera y a prevenir
los impactos ambientales negativos de ésta.

Finalmente en un quinto capítulo se presentan las propuestas específicas de la Red Muqui para la
agricultura familiar, enmarcadas en especial en los siguientes puntos de la Agenda de la Red
2018-2021 (Red Muqui, 2018):

- Territorio y recursos naturales y bienes comunes, especialmente en lo que se refiere a las


concesiones mineras, limitando su expansión en base a un ordenamiento territorial que
respete los derechos territoriales de las comunidades y priorice las actividades sostenibles
y la protección de los ecosistemas vulnerables.

- Diversificación económica y alternativas al desarrollo, referido a la necesidad de


diversificar la producción en las zonas mineras y promover desde la agricultura familiar, la
agroindustria y otras actividades sostenibles una alternativa comunitaria distinta al
desarrollo que propone el extractivismo.

- Consulta previa y participación ciudadana, enfocado en especial la necesidad qie sea


consulta antes del otorgamiento de las concesiones, las mismas que una vez otorgadas
limitan los derechos territoriales de las comunidades.

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- Agua, minería y cambio climático, referido a garantizar el acceso al agua y la protección
de su calidad para su uso por las poblaciones y la agricultura familiar, y en particular a
porteger las cabeceras de cuenca.

La elaboración del presente documento ha estado a cargo del Ing. Edwin Alejandro Berrospi de la
Red Muqui con la colaboración del Econ. Carlos Portugal en el segundo capítulo, y con la
participación de las instituciones socias de la Red que han preparado la sistematización de los
casos que se incluyen en el tercer capítulo.

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2. MARCO GENERAL: LA AGRICULTURA FAMILIAR Y LA MINERIA EN EL
PERÚ

2.1 Marco internacional y nacional de las políticas sobre agricultura


familiar.

Marco Internacional

Aun cuando el concepto de pequeña agricultura o agricultura campesina es muy antiguo y fue
utilizado ampliamente en las décadas de los sesenta y setenta en América Latina, durante los años
ochenta y noventa del siglo XX pasó a un segundo plano por las políticas agrarias enfocadas en la
participación en la globalización y la modernización de la agricultura en base a la actividad
empresarial. Estas políticas excluyeron a los agricultores familiares cuya pobreza y situación de
sus sistemas productivos parecían no poder hacer ningún aporte al desarrollo por lo cual se
justificaba el recorte de programas públicos a su favor en un contexto en que política neoliberal
reducía la intervención del Estado (Salomón, S. et alt., 2014).

El resultado de estas políticas no hizo sino agravar en América Latina la migración rural-urbana, la
competencia por la tierra y el agua y la reconcentración de tierras, aumentando la desigualdad
entre la agricultura familiar y la agricultura empresarial.

Recién en la primera década del presente siglo que el concepto de agricultura familiar se
recomenzó a utilizar de manera más generalizada en la región, al constatarse que seguía siendo
un sector importante del sector agropecuario en términos de producción de alimentos, empleo y
usos sostenible de los recursos, con valor especial para las nuevas políticas de inclusión, seguridad
alimentaria y biodiversidad. De esta manera en varios países de América Latina y el Caribe, la
agricultura familiar se ha convertido en motivo de políticas públicas orientadas específicamente a
su desarrollo (Schneider, 2012).

La declaración del 2014 como “Año internacional de la Agricultura Familiar” por las Naciones
Unidas, dio un considerable impulso a las políticas de fomento de la agricultura familiar en
América Latina. Lo cual se ha consolidado con el establecimiento por acuerdo de la 72° Sesión de
la Asamblea General de las Naciones Unidad del “Decenio para la Agricultura Familiar 2019-2028”
(NNUU, 2017).

Marco Nacional

La agricultura en el Perú ha sufrido importantes cambios desde la década de los cincuenta,


pasando con la Reforma Agraria de los años 60 y 70 de una situación de concentración en grandes
haciendas (latifundios) a una estructura de propiedad diversificada a favor de los trabajadores
agrícolas, yanaconas, pequeños agricultores y comunidades campesinas y nativas. A inicios de los
noventa, en el contexto del cambio hacia una economía de mercado sin subsidios, la privatización
de empresas públicas y la apertura incondicional al mercado mundial y los capitales
transnacionales, el campo con más de 2 millones de pequeños agricultores, fue objeto de la
expansión de la inversión de grandes capitales privados y se inicia con el de Fujimori, la búsqueda
sistemática por parte de los gobiernos, de un actor diferente al pequeño agricultor, estigmatizado
como precario, ineficiente y poco productivo (Remy M. y De los Rios C., 2011).

Desde 1920 las tierras comunales fueron consideradas por como inajenables, inembargables e
imprescriptibles. Con la nueva Constitución de 1993 aprobada en el régimen de Fujimori, se

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estableció que podían ser vendidas a terceros de acuerdo a procedimientos específicos. En este
marco en julio de 1995 se promulgó la Ley 26505 Ley de Tierras y se realizó en 1997 la subasta de
los primeros lotes de la irrigación Chavimochic, intensificándose con la Ley el mercado de tierras
de las comunidades campesinas y pueblos indígenas, afectando directamente a la agricultura
familiar, iniciándose una etapa de neo latifundismo (Eguren, 2018).

A partir de la década de los noventa se inició el “boom minero” que tuvo al oro como mineral
estrella, liderando la producción minera la empresa “Yanacocha” en Cajamarca. El boom permitió
un crecimiento sostenido del PBI de la minería metálica y en pocos años el Perú pasó a ocupar el
primer lugar en la producción de oro en América Latina y el cuarto en el ranking mundial. Esta
situación llevó a los gobiernos a priorizar su relación con la actividad minera, pasando a segundo
plano la actividad agrícola, a pesar de su importancia para la alimentación de la población y como
fuente para la actividad laboral del país (Red Muqui, 2014).

Con el gobierno de Alan García se afirma una política de explotación de los recursos naturales con
la aprobación de 99 Decretos Legislativos que en resumen señalaban que las comunidades de ser
un obstáculo para el desarrollo y modernización del Perú, comparándolas con el “perro del
hortelano”: “Hay millones de hectáreas que las comunidades y asociaciones no han cultivado ni
cultivarán (las) tierras ociosas porque el dueño no tiene formación ni recursos económicos por
tanto su propiedad es aparente. Esa misma tierra vendida en grandes lotes traería tecnología de
la que se beneficiaría también el comunero” (Garcia A., 2007).

Posteriormente, durante el gobierno de Humala, con los cinco paquetes de normas emitidas entre
el 2013 y el 2015 se realizó una campaña más agresiva para facilitar y atraer a la inversión privada,
flexibilizando el marco jurídico de protección de los derechos sociales, ambientales, territoriales y
de los pueblos indígenas.

Con la Ley Nº 30230 que establece medidas tributarias, simplificación de procedimientos y


permisos para la promoción y dinamización de la inversión en el país”, del 11 de julio de 2014,
se pone en grave riesgo el derecho al territorio de las comunidades campesinas e indígenas que
concentran la agricultura familiar, creando un procedimiento especial para el saneamiento físico y
legal de predios involucrados en proyectos de inversión pública y privada, sin considerar
salvaguardas para asegurar el derecho al territorio de los pueblos indígenas. De esta manera se
buscaba facilitar el acceso y ocupación de tierras por parte de empresas extractivas, pues como se
sabe un gran número de comunidades no cuenta con títulos sobre sus tierras ancestralmente
ocupadas.

El presupuesto público destinado a la pequeña agricultura ha sido siempre muy bajo,


representando en el año 2017 el 2.1% del presupuesto total del país, con unos 2,954 millones de
soles, bastante lejos del 2.9% y los 3,094 millones del 2013 (Baca E., 2017). En el período 2012-
2017, mientras el presupuesto público total tuvo una tasa de crecimiento media anual de 9%, la
de la pequeña agricultura fue de 1.5%.

Esta falta de apoyo a la agricultura familiar y en general al sector agropecuario no exportador, se


debe principalmente al modelo de desarrollo extractivista que prioriza sectores como la minería,
el petróleo y la agricultura a gran escala que extraen intensivamente los recursos naturales para
exportarlos sin mayor valor agregado.

Por ello, con gran rezago respecto a las políticas iniciadas por otros países latinoamericanos en
décadas pasadas, recién en el 2015 el Estado peruano inició una política específica para la
agricultura familiar, promulgando ese año la Ley 30355 “Ley de Promoción y Desarrollo de la

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Agricultura Familiar”, y aprobando mediante el D.S. 019-2015-MINAGRI la “Estrategia Nacional de
Agricultura Familiar” (MINAGRI, 2015).

La estrategia nacional tiene por objetivos:

 Promover el acceso oportuno, equitativo y de calidad de los agricultores y agricultoras


familiares a factores de producción, servicios y bienes públicos, así como el manejo
sostenible de los recursos.
 Fortalecer la gestión de conocimientos y capacidades a fin de que se garantice la
sostenibilidad de las oportunidades de desarrollo de los agricultores y agricultoras
familiares y se reconozca el rol de las mujeres en la Agricultura Familiar.
 Articular una institucionalidad nacional, regional y local a favor del logro de resultados de
la Agricultura Familiar”.

Siendo sus resultados esperados:

1. Incremento en el nivel de producción y productividad de los agricultores y agricultoras


familiares.
2. Incremento en los niveles de inclusión social y seguridad alimentaria de los agricultores y
agricultoras familiares.
3. Incremento en la eficiencia del manejo sostenible de los recursos agua, suelos, cobertura
vegetal (pastos, praderas y bosques), flora, fauna y de los sistemas agroalimentarios, así
como en la articulación institucional en torno a la mitigación, prevención y adaptación al
cambio climático, favorables al nivel de vida de los agricultores y agricultoras familiares

Estas normas, si bien reconocen la importancia de la agricultura familiar e incluyen objetivos y


lineamientos positivos, no escapan a la lógica neoliberal y extractivista al obviar las
contradicciones y amenazas que los sectores como la minería y la gran agricultura de exportación
representan para la agricultura familiar. Se requiere en ese sentido políticas claras para proteger
el acceso de la agricultura familiar al agua y la tierra y su calidad.

Asimismo, se requiere decisión política para incrementar sustantivamente los recursos destinados
a la agricultura familiar y en especial a la de subsistencia, introducir políticas y mecanismos que
favorezcan los precios de los productos de la agricultura familiar y se emprendan las inversiones
necesarias para incrementar su acceso al agua y la conectividad con los mercados.

Definición de la Agricultura Familiar

La “Estrategia Nacional de Agricultura Familiar 2015-2021” (MINAGRI, 2015) haciendo suya la


definición establecida por las Naciones Unidas con motivo del “Año Internacional de la Agricultura
Familiar” (2014), señala que la agricultura familiar es:

“El modo de vida y de producción que practican hombres y mujeres de un mismo núcleo familiar en un
territorio rural en el que están a cargo de sistemas productivos diversificados, desarrollados dentro de
la unidad productiva familiar, como son la producción agrícola, pecuaria, manejo forestal, industrial
rural, pesquera artesanal, acuícola y apícola, entre otros, siendo esta heterogénea debido a sus
características socioeconómicas, tecnológicas y por su ubicación territorial. La familia y la unidad
productiva familiar están vinculadas y combinan funciones económicas, ambientales, productivas,
sociales y culturales”

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De acuerdo a la estrategia nacional lo que caracteriza a la agricultura familiar es el predominio del
trabajo familiar, aunque no se excluye el contar con aporte de otros de manera temporal. La
unidad productiva y la familia misma son indesligables. Tiene acceso limitado a los recursos tierra,
agua y capital y la estrategia de supervivencia contempla ingresos múltiples siendo sus unidades
productivas muy heterogéneas y multiactivas, incluyendo actividades intra y extraprediales
(MINAGRI, 2015).

Asimismo, se señala que la agricultura familiar es también un vehículo de cultura y tecnología


ancestral, aportando a la conservación de la biodiversidad. Se interrelaciona con el entorno social,
económico, cultural y ambiental, formando parte de la comunidad local y, en su gran mayoría de
pueblos originarios a través de las comunidades campesinas y nativas.

Un rasgo importante de la agricultura familiar es la participación de la mujer, que cumple un


importante rol en actividades claves como la producción conservación de las semillas y la
transformación primaria de los productos agrícolas.

2.2 La Agricultura Familiar en el Perú.

De acuerdo al IV Censo Agropecuario (1972) en el Perú existen 2´260,973 unidades agropecuarias


que ocupan una superficie total de 38 millones 742 mil 464.5 hectáreas, esto es el 30.1% del
territorio nacional (INEI, 2012). La agricultura familiar, de acuerdo a la definición de la Estrategia
Nacional y tomando en consideración las variables de tamaño de la unidad agropecuaria y el
control tecnológico (acceso a riego y semillas certificadas), esta está conformado 2’156,833
unidades agropecuarias que representa el 97% de unidades agropecuarias, el 65% de estas se
encuentran ubicadas en la sierra, y la agricultura No familiar comprende 46,808 unidades
agropecuarias que representa el 3% de unidades agropecuarias, el 46% de las cuales se ubica en la
costa (MINAGRI,2015).

Las unidades de agricultura No familiar corresponden a productores que son personas jurídicas,
como empresas, comunidades campesinas y otros, así como aquellas unidades que cuentan con
mano de obra externa permanente.

Cuadro N° 1
Agricultura Familiar y No familiar: Unidades agropecuarias por región

Agricultura Familiar Agricultura No Familiar


N° U. A. % % del total N° U. A. % % del total
región región
Costa 324,363 15% 93% 26,137 46% 7%
Sierra 1,392,032 65% 99% 15,000 26% 1%
Selva 440,438 20% 97% 15,336 27% 3%
PERU 2,156,833 100% 97% 56,673 100% 3%
Fuente: IV Censo Agropecuario. MINAGRI, 2015.

En la agricultura familiar laboran más de 3 millones de trabajadores agrícolas, que representan el


83% del total nacional (3.8 millones). En seis departamentos los trabajadores agrícolas
representan más del 50% del total del empleo departamental y en otros siete, más del 30%
(MINAGRI, 2015). Asimismo, más de dos tercios de los alimentos de origen agrícola consumidos
en el país son producidos por la agricultura familiar a la cual pertenecen más del 70% de las
tierras con cultivos alimenticios transitorios (Eguren F., 2016).

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La importancia de la agricultura familiar se produce a pesar de los fenómenos naturales adversos
que la afectan, como son las sequías, heladas, la menor disponibilidad de recursos hídricos por el
agotamiento de las reservas de los glaciares y la reducción de las lluvias, por el cambio climático y
los conflictos por el uso del agua.

Además, la agricultura familiar es afectada por la débil institucionalidad del sector agrario, el bajo
nivel productivo y la débil articulación al mercado, la pobreza y el escaso acceso a los servicios,
situación que contrasta con la situación y el apoyo que recibe el sector minero.

En términos de la superficie agropecuaria, la agricultura familiar es importante aunque no


mayoritaria en el país, ocupando 1,928,316 hectáreas estandarizadas, que representan el 48% del
total de la superficie agropecuaria, mientras que la superficie de las unidades que No son de
agricultura familiar alcanza al 52%. Las hectáreas estandarizadas son medidas asignando
equivalencias entre hectáreas con diferente acceso al riego, uso agrícola o no agrícola, así como
diferencias regionales (Eguren F. Pintado M., 2015).

El peso de la agricultura familiar a nivel departamental presenta casos en los que representa
entre el 24% y el 27% de la superficie agropecuaria, como Lima, Ica y Apurímac, mientras que San
Martín, Tumbes y Amazonas las extensiones alcanzan el 75%, 73% y el 72% respectivamente
(Eguren F. Pintado M., 2015).

GRÁFICO N° 1
Agricultura Familiar: Unidades Agropecuarias y Superficie

Unidades Agropecuarias
AGRICULTURA FAMILIAR
97%
AGRICULTURA AGRICULTURA
FAMILIAR NO FAMILIAR

48% 52%

AGRICULTURA
NO FAMILIAR
3%

Fuente: MINAGRI, 2015 Unidades Agropecuarias; Eguren F. et al, 2015 Superficie estandarizada.

Distribución departamental de las unidades de agricultura familiar

Los departamentos que concentran la agricultura familiar en el país son: Cajamarca 15%, Puno
10% Ancash 8% y Piura 6%, que en conjunto reúnen el 39% de las unidades de agricultura a nivel
nacional.

Cajamarca y Puno tienen 99% de agricultura familiar sobre el total del número de unidades
agropecuarias de esos departamentos, mientras que Ancash tiene 98% y Piura 97%. Otros
departamentos con 99% son: Ayacucho, Cusco, Huancavelica y Loreto. Por otro lado, los
departamentos con menos porcentaje departamental son Lima y Tacna con 93%, Arequipa y
Tumbes 92% e Ica 91%.

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Cuadro N° 2
Agricultura Familiar: Unidades Agropecuarias por departamento

Agricultura Familiar
Departamento % del total de % de Unidades
N° de UA Unidades de Agropecuarias del
Agricultura Familiar departamento
Amazonas 67,444.00 3% 98%
Ancash 165,400.00 8% 98%
Apurimac 81,013.00 4% 99%
Arequipa 49,063.00 2% 92%
Ayacucho 110,068.00 5% 99%
Cajamarca 324,885.00 15% 99%
Cusco 176,743.00 8% 99%
Huancavelica 71,530.00 3% 99%
Huanuco 104,194.00 5% 98%
Ica 29,343.00 1% 91%
Junin 128,578.00 6% 97%
La Libertad 121,781.00 6% 97%
Lambayeque 54,365.00 3% 95%
Lima 74,313.00 3% 93%
Loreto 66,484.00 3% 99%
Madre de Dios 6,193.00 0% 93%
Moquegua 13,122.00 1% 98%
Pasco 29,173.00 1% 97%
Piura 135,313.00 6% 97%
Puno 210,623.00 10% 99%
San Martin 85,999.00 4% 95%
Tacna 19,805.00 1% 93%
Tumbes 7,020.00 0% 92%
Ucayali 24,381.00 1% 96%
Perú 2,156,833.00 100% 97%
Fuente: CENAGRO 2012. MINAGRI, 2015.

Tipología y características de la agricultura familiar

El Ministerio de Agricultura ha establecido en base a los resultados del Censo Agropecuario los
siguientes tipos de unidades de agricultura familiar (MINAGRI, 2015) (1).

a) Agricultura familiar de subsistencia. Es aquella con mayor orientación al autoconsumo,


con disponibilidad de tierras e ingresos de producción propia insuficientes para garantizar

(1) Una clasificación alternativa que combina escala, nivel tecnológico y orientación productiva, incluye 4
tipos de agricultura familiar, usando como patrón la hectárea de riego en costa (HRC). De esta manera
encuentra que el 28.9 se ubica en el nivel de Infrasubsistencia (Menos de 0.5 HRC), 45.8% Subsistencia (De
0.5 a menos de 2 HRC), 20.0% en Intermedia (De 2 a menos de 5 HRC) y 5.3% Excedentaria (De 5 a menos
de 10 HRC) (Maletta H., 2017).
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la reproducción familiar, lo que los induce a recurrir al trabajo asalariado fuera o al
interior de la agricultura.

b) Agricultura familiar intermedia. Es la que presenta una mayor dependencia de la


producción propia (venta y autoconsumo), accede a tierras de mejores recursos que el
grupo anterior, satisface con ello requerimientos de la reproducción familiar, pero tiene
dificultades para generar excedentes que le permitan la reproducción y desarrollo de la
unidad.

c) Agricultura familiar consolidada. Se distingue porque tiene sustento suficiente en la


producción propia, explota recursos de tierra con mayor potencial, tiene acceso a
mercados (tecnología, capital, productos) y genera excedentes para la capitalización de la
unidad productiva.

De acuerdo a Eguren (2016) estos tipos de agricultura familiar se distribuyen de la siguiente


manera:
Cuadro N° 3
Agricultura Familiar: Unidades Agropecuarias por tipo

% U.A. Característica
A.F de 87% Poseen menos de dos hectáreas estandarizadas; mayor orientación al
Subsistencia autoconsumo; generalmente sin riego y baja tecnología; incipiente
vinculación al mercado; su producción no permite el sostenimiento de
la familia. Una parte no desdeñable no accede ni a riego ni a semillas
certificadas (AF de subsistencia crítica), otra sí accede a al menos a
uno de ellos (AF de subsistencia no crítica).
A.F. Intermedia 10% Extensiones entre dos y cinco hectáreas (estandarizadas).
Características intermedias entre la AF de subsistencia y la
consolidada. También pueden distinguirse dos subtipos: uno que
accede a riego y a semillas certificadas (AF intermedia con mayor
potencial”) y otro que no tiene acceso a ellos (AF Intermedia con
menor potencial”).
A.F. Consolidada 3% Poseen más tierras (entre 5 y 10 hectáreas estandarizadas); mayor
acceso a tecnologías más productivas y a riego; totalmente vinculada
al mercado; la actividad agraria generalmente puede sostener a la
familia y dejar un excedente de capitalización. .

En el Cuadro adjunto presentamos algunas de las características más saltantes de la agricultura


familiar según el diagnóstico presentado en el documento de Estrategia Nacional (MINAGRI,
2015).
Cuadro N° 4
Agricultura Familiar: Características de los tipos Subsistencia, Intermedia y Consolidada

VARIABLE CATEGORÍA AGRICULTURA FAMILIAR


SUBSISTENCIA INTERMEDIA CONSOLIDADA
Sexo Hombre 68% 82% 81%
Mujer 32% 18% 19%
Tamaño del hogar Miembros 3.4 4 4
Edad Menor a 30 13% 6% 4%
De 30 a 44 30% 25% 20%
De 45 a 64 37% 46% 46%
65 a + 20% 23% 30%
Educación Primaria (max) 68% 63% 52%
12
Secundaria (min) 32% 37% 48%%
Lengua Castellano 59% 79% 88%
Lengua Nativa 41% 21% 12%
Asistencia Técnica Recibió 4% 11% 17%
Crédito o préstamo Accedió 6% 19% 29%
Ingresos suficientes Si 21% 35% 40%
Busca otros ingresos Si 41% 38% 36%
Actividad de otros Agropecuario 50% 53% 49%
ingresos Comercio 16% 17% 20%
Construcción 15% 10% 7%
Otros 18% 20% 24%
Asociatividad Pertenece 20% 37% 62%

Riego Si 41% 52% 93%


Contaminación de agua Si 42% 56% 60%
de riego
Semillas certificadas Si usa 9% 27% 57%
Abono orgánico Si usa 63% 50% 67%
Fertilizantes Si usa 42% 51% 78%
Insecticidas Químicos Si usa 35% 48% 74%
Insecticidas biológicos Si usa 4% 8% 17%
Energía animal Si usa 53% 42% 43%
Tractores Si usa 20% 34% 65%
Título de propiedad Al menos 1 33% 47% 56%
parcela
Ninguna parcela 67% 53% 44%
Destino del mayor Venta 42% 70% 79%
porcentaje de producción
Autoconsumo 44% 12% 5%
Otro destino 14% 19% 15%
Fuente: CENAGRO 2012. MINAGRI, 2015.

Heterogeneidad socioeconómica. Son saltantes las diferencias entre los diferentes tipos de
unidades de agricultura familiar, especialmente entre las Unidades de A.F. de Subsistencia con
respecto a las Unidades de A.F. Intermedia y Consolidada en aspectos como el predominio de las
productoras mujeres (32%), la menor edad (43% menor de 44 años) y la lengua nativa (41%).
Asimismo, mientras sólo el 21% de las Unidades de A.F de Subsistencia considera que cuenta con
ingresos suficientes, este porcentaje se eleva al 35% y 40% en el caso de los otros tipos de
agricultura familiar.

Limitado acceso a los servicios de asistencia técnica y crédito. Destaca la muy baja asistencia
técnica recibida por los tres tipos de unidades de agricultura familiar, en especial en la A.F de
Subsistencia (4%), y el bajo acceso al crédito que es 6%, 19% y 29% en la A.F. Subsistencia, A.F.
Intermedia y A.F. Consolidada, respectivamente.
Ingresos diversificados. En porcentajes que van del 41% al 36%, los productores y productoras de
la agricultura familiar buscan ingresos adicionales, trabajando principalmente en el mismo sector
agropecuario y en menor medida en los sectores comercio, construcción y otros.

Desigual acceso de las unidades al riego y elevada contaminación del agua. Como es de
esperarse el mayor acceso al riego corresponde a las unidades de A.F. Consolidada que en un 93%
tienen dicho acceso, mientras que las unidades de A.F. de Subsistencia e Intermedia alcanzan al
41% y 52% respectivamente. Sin embargo, es elevada la contaminación del agua para riego, por
13
“relaves mineros, desagües industriales o domésticos y otras sustancias”, siendo que en el 42%,
56% y 60% de las unidades de A.F de Subsistencia, Intermedia y Consolidada, respectivamente
padecen dicha contaminación.

Limitado acceso a semillas certificadas y tecnología productiva. Existe una brecha importante
entre las unidades de la A.F. consolidada y la A.F. Subsistencia en relación al empleo de semillas
certificadas, que en el primer caso alcanza al 57% de las unidades y en el segundo caso al 9%.
Diferencia similares se presentan en el uso de fertilizantes, insecticidas químicos y tractores, en
que su so es mayor en el caso de la A.F. Consolidada respecto a la A.F. de Subsistencia. Esta última
presenta un uso mayor de tracción animal (53%).

Informalidad de la propiedad de la tierra. La proporción de unidada agropecuarias que no posee


ninguna parcela con título de propiedad alcanza al 67%, 53% y 44% respectivamente en relación a
la A.F. de Subsistencia, Intermedia y Consolidada.

Importantes prácticas agroecológicas. El uso de abonos orgánicos es significativo en los tres tipos
de agricultura familiar, destacando el hecho que en la A.F. de Subsistencia el 63% de las unidades
lo empleen y que en la A.F. Consolidada más vinculada al mercado sea de 67%. El uso de
insecticidas biológicos es bajo en los tres tipos, aunque el nivel más alto se presenta n la A.F.
Consolidada (17%) y el más bajo en la A.F. de Subsistencia (4%).

Orientación al autoconsumo y el mercado. Aún en el caso de A.F. de Subsistencia encontramos


porcentajes de destino de la producción tanto para el autoconsumo (44%) como la venta (47%),
llegando al 70% y 79% en los tipos de A.F. Intermedia y Consolidada.

.Agricultura Familiar y Género

La participación de la mujer en la agricultura familiar es especialmente importante, tanto en su


número como parte de la PEA agropecuaria (38.7), como conductora de las unidades
agropecuarias (31%) y la superficie agrícola a su cargo (21% del total de hectáreas
estandarizadas).

Cuadro N° 5
Agricultura Familiar: PEA Agropecuaria AF, Productores/as y Superficie

PEA % Productores % Has %


Agropecuaria por género (*) Estandarizadas
Hombres 1,901,000 61.3% 1,499,212 69% 1,510,496 79%
Mujeres 1,198,000 38.7% 673,559 31% 401,524 21%
3,099,000 100% 2,172,771 100% 1,912,020 100%
Fuente: Eguren F., 2015. Nota: (*) Conductores de unidades agropecuarias.

Las mujeres rurales presentan brechas de género y brechas entre el campo y la ciudad. El 26,6 %
de las mujeres productoras agropecuarias (de agricultura familiar y agricultura No familiar) no
sabe leer ni escribir, porcentaje tres veces mayor que el de los hombres (8,9%), siendo promedio
de estudios aprobados por las mujeres rurales de 6 años mientras que las del área urbana de 10,7
años (INEI, 2014).

Es muy reducida la participación de las mujeres en los cargos directivos de las comunidades
campesinas y nativas, ocupando sólo el 3.7% y 1.9% de las respectivas presidencias. De igual
manera las alcaldías son ocupadas por mujeres solamente en el 2.8% de los casos y en el 29.1% en
el caso de las regidurías de los municipios distritales y provinciales (ILC, 2017).

14
En relación a la violencia contra la mujer el 67,5 % de las mujeres rurales han sufrido alguna vez
algún tipo de violencia por parte del esposo o compañero y el 28.9% violencia física (INEI, 2016).
Asimismo, el embarazo adolescente alcanzó al 22,7% de ese grupo de mujeres en el área rural, en
el área urbana fue de 9,8%.

Las mujeres tienen acceso limitado a los recursos para la producción agropecuaria. Las
productoras tienen en promedio 1,8 hectáreas de tierras agrícolas, mientras los hombres 3
hectáreas (INEI, 2014).

Es importante señalar la creciente participación de las mujeres en las actividades agropecuarias,


habiendo pasado el número de mujeres tienen a su cargo unidades agropecuarias familiares de
346 mil a 692 mil entre los censo agropecuarios de 1994 y el del 2012. Este aumento del 100% es
mayor que el 14.2% de aumento en el caso de los hombres (INEI, 2014). De esta manera, el 20.6%
de la superficie agrícola cultivada se encuentra ahora a cargo de mujeres (INEI, 2014).

El incremento de la participación productiva de las mujeres demanda a su vez mayor atención al


desarrollo de sus capacidades a fin de que puedan desplegar sus potencialidades en favor de ellas
mismas, sus familias, comunidades y el país en general. Esto requiere cambiar la situación actual
en la cual sólo el 5.7% de las mujeres dedicadas a las actividades agropecuarias ha recibiendo
capacitación en los últimos años y sólo el 3.2% algún tipo de asistencia técnica (INEI, 2014).En el
caso de los hombres, el 9,7% ha recibido capacitación y 5.7% asistencia técnica.

El 28.1% de las mujeres dedicadas a la actividad agropecuaria no tiene nivel educativo, el 45.9%
sólo cuenta con primaria, el 19.5% con secundaria y el 6.5% con alguna tipo de educación
superior. El 42% tiene como lengua materna el quechua, el aymara o una lengua amazónica.
Asimismo, en la estructura de edad, 12% de las mujeres tiene menos de 30 años, 37% tienen de
30 a 49 años, 19% de 50 a 59 años y 32% de 60 y más años (INEI, 2014).

La mujeres tienen una triple carga de trabajo, que restringe su tiempo para capacitarse y otras
actividades. Sin embargo, la experiencia con que cuentan las mujeres en cultivos con tecnología
andina y los conocimientos tradicionales de las comunidades, especialmente en relación a la
conservación de las semillas y prácticas agroecológicas, favorecen la producción sostenible y la
adaptación al cambio climático.

2.3 Importancia y potencialidades de la Agricultura familiar

Alta participación en la superficie agropecuaria

La agricultura familiar representa el 48% de la superficie agropecuaria del país, medida en


términos estandarizados (Eguren y Pintado), lo que permite comparar diferente tipos de tierras y
acceso al agua. Esta importancia es diferente de acuerdo a cada región; en la selva, 7 de cada 10
hectáreas son de agricultura familiar, 4.6 en la sierra y 3.9 en la costa. Si bien el total de la
superficie de la agricultura familiar se distribuye en proporción similar en las tres regiones, en la
agricultura No familiar, cuya superficie comprende el 52% del total, se presenta una mayor
concentración en la costa.

En el siguiente cuadro presentamos dicha información junto con la distribución de unidades


agropecuarias por región, información esta última que difiere ligeramente de la señalada en la
Estrategia para la Agricultura Familiar. Cabe remarcar que se trata de hectáreas estandarizadas,
que difieren de la dotación física real de tierras de las unidades agropecuarias.

15
Cuadro N° 6
Agricultura Familiar: Superficie (estandarizada) ocupada por región

Agricultura Famiiar Agricultura No Familiar Total


Has % (fila) Has % (fila) Has
Costa 628,001 39% 975,860 61% 1,603,861
Sierra 719,786 46% 856,259 54% 1,576,045
Selva 580,529 70% 251,716 30% 832,245
Perú 1,928,316 48% 2,083,835 52% 4,012,151
Fuente: Eguren F., 2015.

Alta participación en la PEA Agropecuaria y potencial de trabajo.

De acuerdo a Eguren F. y Pintado (2015) en el año 2012 el 24% de la PEA ocupada del país se
encontraba laborando en la actividad agropecuaria correspondiendo el 83% de ese porcentaje a la
hogares de agricultura familiar, el 14% a hogares no agropecuarios y 3% a hogares que No son
agricultura familiar. A nivel de las regiones la PEA agropecuaria correspondiente a la agricultura
familiar representa el 51% de la PEA total agropecuaria en la costa, el 92% en la sierra y el 83% en
la selva.

Estos datos muestran que los hogares de agricultura familiar representan el mayor porcentaje del
empleo agropecuario, constituyendo así una importante fuente de trabajo para la población rural.
Destaca también el hecho de que las mujeres representan el 38.7% del total de la PEA ocupada en
agricultura familiar.
Cuadro N° 7
Agricultura Familiar: Participación en la PEA

2012 % %
PEA Total 15,541,000 100%
PEA Agropecuaria 3,756,000 100% 24.17%
PEA Agricultura Familiar 3,099,000 83% 19.9%
Hombres 1,901,000 61.3%
Mujeres 1,198,000 38.7%
Fuente: Eguren F., 2015

El sector agropecuario comprende al 22% de la PEA, siendo el de sector de mayor importancia,


seguido del sector Comercio con 18% y en tercer lugar Otros Servicios con 10%. Lo que la hace la
principal fuente generadora de empleo en el país, representando la agricultura familiar el 19.9%
del total de la PEA ocupada del país. Un aumento de la producción de este sector crearía una gran
cantidad de empleos.

Importante contribución al Valor de la Producción Agrícola Nacional

En el año 2012 de los 12 mil 438 millones de soles del Valor de la Producción Agrícola VPA, 10 mil
753 millones de soles comprendió el valor producido por la en la agricultura familiar, esto es el
86% del VPA nacional. La agricultura no familiar por su parte sólo el 14%. Si bien estos cálculos
reflejan el aporte económico de los hogares, la estimación sobre el total del VPA incluyendo la
producción de las empresas y de los productores sin tierra, lleva a establecer que el aporte de la
agricultura familiar estaría entre un mínimo del 58% del VPA y un máximo del 86% del VPA
(Eguren F. Pintado, 2015).

16
Cuadro N°8
Agricultura Familiar: Participación en el Valor de la Producción Agrícola

%
Agricultura Familiar 58%
Empresas 33%
Agricultura No Familiar 9%
Hogares sin tierra 0.2
Total 100%
Valor Producción Agrícola Perú 18,474 millones de soles
Fuente: Eguren F. Pintado, 2015

Productos valiosos en base al aprovechamiento de la biodiversidad.

El Perú posee 84 de las 117 zonas de vida conocidas en el mundo y 11 eco-regiones naturales, lo
que permite contar con una gran biodiversidad que junto a la variedad de climas, favorecen el
desarrollo de diversos cultivos agrícolas propios interesantes para el mercado nacional e
internacional. El Perú es el primer exportador mundial de espárragos, café, cacao y banano
orgánico; produce además cereales como la quinua, la kiwicha, el tarwi y la cañihua, entre otros
altamente nutritivos. La mayor parte de estos productos son cultivados por la agricultura familiar.

Asimismo, existe un mercado potencial para legumbres como habas y maíces, y la papa con sus
tres mil variedades en su mayoría poco conocidas, las hierbas aromáticas y las plantas nativas de
uso medicinal o nutritivo de alto contenido nutricional. En su mayoría, estos productos provienen
pequeños agricultores de Andes y la Selva Amazónica, encontrando en esta última frutas exóticas
como la cocona, la guanábana, el aguaje y el camu-camu.

La mayor importancia económica de la agricultura familiar se encuentra en la producción orgánica


de alimentos como papa nativa, arroz, maíz amarillo, caña de azúcar, cebolla, etc. y de productos
de exportación como el café y cacao.

Sin embargo el mayor potencial productivo se encuentran en productos andinos de cultivo


ancestral, como son la quinua, kiwicha, cañihua y tarwi, teniendo como el principal grupo de
producción para autoconsumo el trigo, cebada, quinua, papa, olluco, haba, oca, hortalizas, etc.

Mucha de esta biodiversidad nativa se está perdiendo, por lo cual su conservación tendrá que
estar íntimamente relacionada al manejo agrícola y de los ecosistemas donde se inserta la
agricultura familiar. Cuando los sistemas agrícolas se simplifican, como ocurre con la agricultura
industrial, se reduce la biodiversidad y pierden servicios ambientales que son reemplazados con
insumos externos como plaguicidas y fertilizantes sintéticos. Peor aún, los transgénicos vienen
son una amenaza importante para la agrobiodiversidad y biodiversidad, en especial en los centros
de origen de importantes plantas alimenticias como el maíz y la papa (CAN, 2011).

La pequeña agricultura familiar es entonces fundamental para conservar la biodiversidad,


garantizar un amplio surtido de productos para una oferta nutricional de calidad y mantener la
variabilidad genética que nos caracteriza.

Importante aporte a la seguridad y soberanía alimentaria y conservación de recursos.

La inseguridad alimentaria y nutricional es un rasgo marcado en la población del país. El 28.8 de


los niños y niñas rurales sufren de desnutrición crónica, siendo el promedio nacional de 14.6%
17
(ENDES 2014). Hay 1.3 millones de pobres extremos que no alcanzan a cubrir la canasta básica de
alimentos (INEI, 2015). Aproximadamente la tercera parte de los hogares cuenta con al menos un
miembro que padece de déficit calórico. (Enaho 2015)

El rol de la agricultura familiar para lograr la seguridad alimentaria es importante al incluir al 97%
de las unidades agropecuarias y producir más de dos tercios de los alimentos de origen agrícola
que se consumen en el país, siendo que más del 70% de las tierras con cultivos alimenticios
transitorios pertenecen a agricultores familiares (Eguren, 2016).

Tenemos a más de 3 millones de personas que laboran en la agricultura familiar y que producen
buena parte de sus alimentos y que con apoyo podrían mejorar sustantivamente su alimentación.
Además, debido a las prácticas agroecológicas y sostenibles en la producción agropecuaria de
gran parte de los productores, la agricultura familiar mantiene y desarrolla la agrobiodiversidad.

Pero esto no es posible si no se practica la soberanía alimentaria, concepto, que en contraste con
la seguridad alimentaria, se centra en la disponibilidad de alimentos, incide también en la
importancia del modo de producción de los alimentos y su origen y la potestad de cada Estado
para determinarlo de manera autónoma. Se resalta así la relación que tiene la importación de
alimentos baratos con el debilitamiento de la producción y la población agraria nacional y local.

2.4 Limitaciones y amenazas para la agricultura familiar.


Poniendo en perspectiva histórica la situación de la pequeña agricultura en el Perú podemos
observar que entre los Censos Agropecuarios de 1994 y del 2012, el número de unidades
agropecuarias a nivel nacional pasó de 1,745,773 a 2,213,506, esto es un incremento del 26.8%.
Este aumento fue particularmente alto entre las unidades de menos de 1 hectarea (minifundio)
cuyo número se incrementó en un 96% mientras y en las unidades de 1.0 a 4.9 hectáreas que se
incrementó en un 14%. Las otras unidades de tamaño inferior a las 3,000 y más hectáreas
disminuyeron su número, salvó éstas cuyo número a su vez se incrementó en un 0.85%.

Si bien entre 1972 y 2012 se produjo una ampliación de la frontera agrícola, la revisión de la
variación de la superficie agropecuaria muestra que en el caso de las unidades menores a 1.0
hectárea la superficie se incrementó en sólo 60.2% y en las unidades de 1.0 a 4.9% en 4.4%. Con
lo cual se hace evidente que se ha producido un proceso de fragmentación de la tierra, en medio
de una situación ya difícil para la agricultura familiar por contar con tierras insuficientes.

Cuadro N° 9
Agricultura Familiar: Variación intercensal (1972-2012) de unidades y superficie,
por tamaño de unidad agropecuaria.

N° de Unidades Agropecuarias Superficie agropecuaria (Has.)


Incremento Incremento
1972 2012 1972 2012
intercensal intercensal
Menores a 1 Ha. 423132 831843 96.59% 190,137 304,633 60.2%
De 1.0 a 4.9 Ha. 805210 922572 14.58% 1,881,857 1,964,119 4.4%
De 5.0 a 99.0 491424 435636 -11.35% 7,542,326 6,632,431 -12.1%
De 100.0 a 499.9 19303 16923 -12.33% 3,677,722 3,266,468 -11.2%
De 500 a 999.99 2590 2500 -3.47% 1,755,784 1,680,420 -4.3%
De 1,000 a 2999.9 2225 2127 -4.40% 3,773,320 3,562,416 -5.6%
De 3,000 a más 1889 1905 0.85% 16,560,663 21,331,976 28.8%

18
26.79%
Total 1,745,773 2,213,506 35,381,809 38,742,463 9.5%
Fuente: INEI,1972; INEI, 2012.

Por otro lado, si bien las unidades agropecuarias con 3,000 y más hectáreas se ha prácticamente
mantenido, la superficie que ocupan se incrementó en 28.8% con lo cual se evidencia un proceso
de concentración de la tierra.

Como señala Eguren (2018) la tendencia a la polarización se ve confirmada por la actual


estructura de distribución de la tierra, pues si bien era esperable que la suma de minifundios
(Menores de 1 Ha,) y pequeñas unidades agropecuarias tuviesen en conjunto más tierras por
haber aumentado su número, ocurre que salvo las unidades de (1 a 4.9 Has), todas las otras
categorías perdieron tierra, menos las de 3,000 y más hectáreas, que pasaron de poseer 16,6
millones de hectáreas a 21,3 millones. Cabe señalar que en esta categoría de unidades no se
incluyen empresas privadas, sino también comunidades y cooperativas con extensas áreas de
pastos naturales.

Las vías para esta reconcentración de la tierra han sido entre otras, la privatización de las
cooperativas azucareras, la adquisición de grandes extensiones de la irrigaciones que se han
puesto en marcha, beneficiadas además con el subsidio pagado por el Estado para su realización,
las plantaciones para biocombustible, las concesiones forestales y de actividad petrolera en la
amazonia y la minería especialmente en la región de la sierra (Eguren, 2018).

Predominio del minifundio y de la agricultura familiar de subsistencia. De acuerdo a lo señalado


encontramos que en la agricultura familiar el 37.6% de las unidades tiene menos de 1 hectárea,
imposibilitando producción e ingresos suficientes para la familia. Esto es consistente con el hecho
de que el 86% % sean unidades de agricultura familiar (Eguren, 2016) sea de subsistencia, en la
cual sólo el 21% de las familias considera que si cuenta con ingresos suficientes. Además, el 61%
de las unidades de agricultura familiar depende de las lluvias para producir (Ver Cuadro N° 4).
(Ver Cuadro N° 4).

Los productores familiares son pobres y pobres extremos. La pobreza monetaria alcanza al
44.4% de la población rural y la extrema pobreza al 12.8%, siendo los departamentos más
afectados Cajamarca, Amazonas, Apurímac, Ayacucho, Huancavelica, Huánuco, Loreto, Pasco,
Puno (INEI, 2018).

Edad y baja escolaridad de los productores y productoras.


Una limitación también es la edad de los productores, que en el caso del tipo de agricultura
familiar de subsistencia, el 70% es mayor de 30 años, porcentaje que llega al 94% y 98% en los
casos de la agricultura familiar intermedia y consolidada. Por otro lado el 68% de los productores
de la agricultura familiar de subsistencia manifiestan tener como máximo educación primaria (Ver
Cuadro N° 4).

Baja tecnología y acceso a servicios. Sólo el 4% de los productores de la agricultura familiar de


subsistencia han recibido asistencia técnica en el caso de la agricultura de subsistencia, 9%
emplea semilla certificada y sólo un 53% sigue empleando energía animal. Estos porcentajes no
son muy diferentes en el caso de la agricultura familiar intermedia (11%, 27% y 42%) aunque sólo
algo mejores en la agricultura familiar consolidada (17%, 57% y 43%) (Ver Cuadro N° 4).

Insuficiente apoyo del Estado. Como hemos señalado el presupuesto público destinado a la
pequeña agricultura ha sido siempre muy bajo, siendo el año 2017 el 2.1% del presupuesto total
del país, con unos 2,954 millones de soles (Baca E., 2017). En el período 2012-2017, mientras el
19
presupuesto público total tuvo una tasa de crecimiento media anual de 9%, el de la pequeña
agricultura fue de 1.5%.

Cambio climático, contaminación y competencia por el agua y la tierra. Una de las amenazas
más graves que enfrenta la agricultura familiar es el cambio climático global, que afecta
de especial manera a nuestro país por ser uno de los más vulnerables. El agua y la
biodiversidad son los recursos más afectados por el cambio climático, elementos
esenciales para el desarrollo agrario. La disponibilidad de agua se hace cada vez más
incierta, especialmente en la sierra, donde la proporción de días secos consecutivos están
en aumento (Propuesta ciudadana, 2011).

El 59% de la pequeña agricultura de subsistencia depende la lluvia para sus cultivos (Ver
Cuadro N° 4) lo que la hace muy vulnerable al cambio climático, pues se estima que en
América Latina para mediados del presente siglo, el porcentaje de tierras degradadas
sería del 31.3% del territorio y para fines de siglo de 62%.

Otra de las amenazas e impactos que afectan a la agricultura familiar es la contaminación.


En la agricultura familiar de subsistencia el 42% de las unidades están afectadas por la
contaminación que llega al 56% y el 60% en los casos de la agricultura familiar intermedia
y consolidada (Ver Cuadro N° 4). Parte de esta contaminación es generada por la actividad
minera, la cual también afecta la disponibilidad de tierras y agua para la agricultura
familiar. Estos temas serán tratados en el siguiente capítulo.

2.4 impactos de la minería en la agricultura familiar.

Concesiones mineras y agricultura familiar

La agricultura familiar y la actividad minera coinciden en parte importante del territorio nacional,
estando bajo concesiones mineras 18,123,241 hectáreas. Una aproximación a esta situación la
podemos ver en el mapa de sobreposición de las concesiones mineras con las tierras de las
comunidades campesinas y nativas elaborado (Cooperacción, 2017). Aunque este mapa no
incluye a la totalidad de las comunidades, nos indica que al menos el 38.26 % de la superficie
de los territorios de las comunidades se encuentra concesionado a la minería, el 37.87 %
en el caso de las comunidades campesinas y el 0.39 % en las comunidades nativas (2).

Otorgar concesiones mineras o de otro tipo en las comunidades afecta sus derechos de propiedad
o posesión y uso de sus tierras y territorios y el derecho a la consulta previa, como ha sido
reconocido por con sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Caso Awas
Tingni Vs. Nicaragua o Pueblo Saramaka Vs. Surinam) y recientemente por la sentencia de las 11
comunidades de Atuncolla en Puno que han ganado una acción de amparo suspendiendo las
concesiones mineras en su territorio hasta que sean consultados (Instituto del Bien Común, 2017).

En el siguiente cuadro se puede apreciar que los 14 departamentos más importantes en minería
(sin considerar Madre de Dios) que concentran el 90.60% del valor bruto de éste sector, tienen en
promedio un 29.22% de su superficie ocupada, con casos como Ancash, Apurimac, La Libertad,
Lima y Moquegua cuya superficie departamental se encuentra ocupada en más de un 40% por

(2) Debido a la falta información, se considera los territorios de menos de la mitad del número de
comunidades campesinas y nativas existentes, lo que se refleja en una subvaloración de la superficie de los
territorios comunales que actualmente se encuentran concesionados a la minería (Cooperacción, 2017).
20
concesiones mineras. Éstos departamentos concentran a su vez 1.543 millones de unidades
agropecuarias familiares esto es el 71.25% del total de unidades agropecuarias familiares del país.

CUADRO N° 10
Agricultura Familiar y Minería: Principales departamentos mineros, superficie ocupada por
concesiones y número de unidades agropecuarias familiares

Valor Agregado % superficie Agricultura.


Bruto Minero departamental Familiar
(a) ocupada por N°
concesiones mineras Unidades
(b) (c)
1 ANCASH 8723743 44.23% 168400
2 APURIMAC 3867222 45.99% 81013
3 AREQUIPA 10962201 35.97% 49063
4 CAJAMARCA 2254607 25.69% 324885
5 CUSCO 10746372 14.57% 176743
6 ICA 2406029 26.68% 29343
7 JUNIN 4177071 19.76% 128578
8 LA LIBERTAD 2256433 47.50% 121781
9 LIMA 3689181 44.30% 74313
10 MOQUEGUA 2518951 47.65% 13122
11 PASCO 3258026 18.45% 29173
12 TACNA 2461986 36.08% 19805
13 AYACUCHO 1205183 24.40% 110068
14 PUNO 908549 21.21% 210623
Total 59435554 29.22% 1536910
Total Nacional 65602582 2156833
% sobre Total Nacional 90.60% 71.25%
Fuentes: (a) Boletín del Ministerio de Energía y Minas. MEM, 2017; (b) Mapa de concesiones mineras.
Cooperacción, 2018; (c) Estrategia para la Agricultura Familiar. MINAGRI, 2015;

21
GRÁFICO N° 2
Perú: Superposición de concesiones mineras con comunidades (2017)

Competencia por la tierra y el agua.

La coincidencia territorial de la minería y la agricultura familiar presenta conflictos por la tierra y


el agua. Si bien la concesión minera implica derechos referidos al subsuelo, éstos generan
acuerdos de servidumbre de tierras con las comunidades que involucran parte importante de las
hectáreas concesionadas, restringiendo el derecho de propiedad o posesión de las comunidades
sobre sus tierras y territorios. El INGEMET ha señalado que las actuales operaciones mineras
metálicas, es decir sin incluir las áreas de exploración, alcanzan a las 908,000 hectáreas y que el
área disturbada o directamente afectada es de sólo 59,474 hectáreas (INGEMET, 2018), obviando
que no sólo se trata del área ocupada sino sobre todo por los impactos ambientales que la
minería genera en los ámbitos donde se ubican sus operaciones, de manera que por ejemplo, los
impactos en la calidad de agua de los ríos, abarcan varias veces la superficie disturbada
directamente.

Es más, el mismo informe de INGEMET refiere que de ponerse en marcha los proyectos mineros
en cartera en los próximos 30 años, la superficie disturbada alcanzaría las 376,000 hectáreas,
“ubicadas mayoritariamente encima de la cota 3000” (INGEMET, 2018).
22
Este es un aspecto clave en la relación de la minería y la agricultura, su efecto sobre la
disponibilidad y calidad del agua. Uno de los criterios de considerados por el ANA para identificar
las cabeceras de cuenca es la variable de altitud, ubicándose éstas en alturas superiores a los
3,000 metros sobre el nivel del mar. El análisis de las concesiones mineras en estos niveles
altitudinales indica que el 56.26 % de las concesiones mineras totales sobre la superficie del
territorio nacional se encuentran por encima de los 3 000 m.s.n.m., siendo el de mayor porcentaje
concesionado la franja entre los 4 000 y 5 000 m.s.n.m. con el 34.16 %, donde además de las
cuencas se encuentran ecosistemas de importancia hídrica y muy vulnerables como los páramos
andinos (Cooperacción, 2017).

CUADRO N° 11
Concesiones mineras por rango de altitud

Rango de altitud N° Hectáreas % del área total de


Concesiones concesiones
mineras
Más de 5,000 m.s.n.m. 796 179,902.22 0.99%
De 4,000 a 5,000 m.s.n.m. 17,931 6,190,412.55 34.16%
De 3,000 a 4,000 m.s.n.m. 14,652 3,826,334.71 21.11%
Subtotal 33,379 10,196,649.48 56.26%
Menos de 3,000 m.s.n.m. 22,511 7,926,320.19 43.74%
Total nacional 18,122,969.67 100.00%
Fuente: INGEMET, tomado de Cooperacción, 2017.

GRÁFICO N° 3
Perú: Mapa altitudinal y operaciones mineras (2017)

23
La minería usa grandes cantidades de agua para su producción y explotación, por ejemplo la
compañía minera canadiense Barrick Gold gasta más de 110 litros de agua por segundo en su
proyecto minero, lo que equivale a 9 millones y medio de litros por día (Strano, G. 2016).

De acuerdo a la investigación de Ojo Público (2018), basado en información alcanzada por la


Autoridad Nacional del Agua hasta el 2014, se han autorizado licencias de uso de agua por 24.094
millones de metros cúbicos en todo el país. Del total de licencias, el uso minero representa el
3,6% y el uso agrícola el 74%. Sin embargo, el desagregado regional y por cuencas permite
identificar, por ejemplo, que en las cuencas de Pampas-Apurímac los volúmenes de uso
autorizado para la minería representan el 28% y en el Río Mantaro el 19% (Ojo público, 2018).

Pasivos Ambientales y contaminación por la actividad minera.

Los pasivos ambientales mineros (PAMs) son las instalaciones, efluentes, emisiones, restos o
depósitos de residuos producidos por operaciones mineras, en la actualidad abandonadas o que
constituyen un riesgo permanente y potencial para la salud de la población, el ecosistema
circundante y la propiedad.

De acuerdo al inventario elaborado por el Ministerio de Energía y Minas, al 2016 existían 8,854
PAMs ubicados en las principales cuencas del país, en su mayoría en los ámbitos donde se ubica
también la agricultura familiar. En su mayoría estos pasivos requerían una atención prioritaria.

CUADRO N° 12
Pasivos Ambientales 2016, por prioridad.

Prioridad 3158 36%


Muy alta 2040 23%
Alta 1335 15%
Media 842 10%
Baja 505 6%
Insignificante 974 11%
Total 8854 100%
Fuente: MINEM, 2016

Los principales impactos de los PAMs son:

- Contaminación de aguas superficiales y subterráneas


- Degradación de la calidad de los suelos
- Contaminación del aire:
- Afectación a la salud humana por el uso de agua contaminada.
- Pérdida de bienes ambientales: bosques, biodiversidad, suelos o fuentes de agua.

24
GRÁFICO N°4
|Inventario de pasivos ambientales mineros (2016)

La contaminación de los recursos hídricos

Además de los pasivos ambientales, las propias operaciones mineras contaminan las fuentes de
agua. Según información de la Defensoría del Pueblo, entre 2011 y 2014 se registró 153 conflictos
por el agua entre poblaciones y empresas mineras. Carlos Monge (2016) señala que dichos
conflictos se deben a los graves problemas respecto a la asignación de derechos, permisos y
licencias de uso de agua para la minería.

Si bien de alguna forma una parte de las unidades agropecuarias de la agricultura familiar tienen
acceso al riego, la cantidad y calidad del agua para riego se ha visto afectada por la contaminación
de relaves mineros, desagües industriales o domésticos como en el caso del río Mantario en Junín
que contiene altos índices de metales pesados que pone en riesgo los alimentos provenientes del
Valle y con ello afectando a la agricultura familiar.

La Autoridad Nacional del Agua, ha alertado sobre la contaminación de 21 ríos pertenecientes a


12 departamentos del país (Preciado, 2016). La contaminación de 6 de estos ríos es producida por
actividades mineras, artesanales e ilegales; mientras que 5 ríos están contaminados por pasivos
mineros e industriales y la diferencia por pasivos poblacionales.

Según el informe del PNUD, se ha identificado las principales causas de la contaminación: el


Mantaro recibe descargas de 32 vertimentos mineros (pertenecientes a nueve empresas), así
como aguas residuales de 43 distritos. Además, en su zona de influencia hay 272 pasivos mineros
y botaderos pertenecientes a 34 centros poblados.

25
GRÁFICO N° 5
Los ríos más contaminados del Perú

Fuente: Autoridad Nacional del Agua, 2016

Los nuevos proyectos mineros

La inversión minera se ha reactivado en nuestro país, contándose con una cartera de 29 proyectos
mineros importantes, que iniciarían sus operaciones en los próximos 8 años. Unas 337,526
unidades de agricultura familiares se ubican en las provincias donde se ejecutarían dichos
proyectos y serán pasibles de sus impactos ambientales y la competencia con la minería por la
tierra y el agua y la calidad de ésta.

El departamento con el mayor número de unidades agropecuarias familiares involucradas por los
nuevos proyectos mineros es Cajamarca, con 130,966 unidades que representan el 39% de las
unidades involucradas; seguido por Apurimac (17%), Piura (12%) y Arequipa (8%). Gran parte de
los proyectos en cartera, se ubican en los niveles altitudinales de los 3,000 m.s.n.m.

CUADRO N° 13
Agricultura familiar: Unidades en las provincias donde se ubican los proyectos mineros

Unidades
Agropecuarias %
Familiares
Ancash 14,120 4%
Arequipa 25,737 8%
Apurimac 57,892 17%
Cajamarca 130,966 39%
Cusco 8,409 2%
Huancavelica 16,340 5%
Ica 2,493 1%
Junin 11,466 3%
Lambayeque 11,658 3%
Moquegua 7,027 2%
Piura 40,273 12%
26
Puno 9,720 3%
Tacna 1,425 0%
337,526 100%

GRAFICO N° 6
Mapa altitudinal y proyectos mineros en cartera

27
CUADRO N° 14
Proyectos mineros y agricultura familiar
Proyectos con más de 500 millones de dólares de inversión

DPTO PROVINCIA PROYECTO EMPRESA INICIO Millones UNIDADES


OPERACION US$D AGR. FAMILIAR
SIHUAS RACAYCOCHA SUR PEÑOLES Por definir 1000 7700
ANCASH
1 PALLASCA MAGISTRAL MILPO 2021 500 6,420
2 CARAVELI PAMPA DE PONGO JHINZAO MINING 2022 2,000 3,298
3 AREQUIPA ISLAY TIA MARIA SOUTHER PERU COOPER CORPORATION Por definir 1,036 3,395
4 AREQUIPA AREQUIPA JUNEIFIELD GROPU Por definir 600 13,400
5 CASTILLA ZAFRANAL CIA ZAFRANAL 2022 1,157 5,644
6 COTABAMBAS GRAU HAQUIRA ANTARES PERU 2022 2,800 6,261
7 AYMARAES LOS CHANCAS SOUTHER PERU COOPER CORPORATION 2022 2,800 7,054
8 APURIMAC TRAPICHE MOLLE VERDE 2020 1,000
ANTABAMBA 2,967
9 ANTILLA PANORO APURIMAC Por definir 603
10 COTABAMBAS COTABAMBAS PANORO APURIMAC 2025 1,530 9,791
11 ANDAHUAYLAS HIERRO APURIMAC APURIMAC FERRUM 2023 2,300 31,819
12 CAJAMARCA MICHIQUILLAY PROINVERSION Por definir 1,950 52,041
13 CONGA YANACOCHA Por definir 4,800
CAJAMARCA
14 CELENDIN GALENO LUMINA COPPER 2024 3,500 26,914
15 CHOTA LA GRANJA RIO TINTO 2026 1,000 52,011
16 QUECHUA CIA MINERA QUECHUA 2022 850
CUSCO ESPINAR 8,409
17 ANTAPACCAY EXPANSION CIA MINERA ANTAPACCAY Por definir 590
18 HUANCAVELICA HUANCAVELICA PUKAKA MILPO 2019 706 16,340
19 AMPLIACION MARCONA SHOUGANG HIERRO 2018 1,500
ICA NAZCA 2,493
20 MINAJUSTA MINSUR 2021 1,272
21 YAULI - LA OROYA AMPLIACION TOROMOCHO CHINALCO 2020 1,300 796
JUNIN
22 CONCEPCION MATARO PERU FOSFATOS MANTARO Por definir 850 10,670
23 LAMBAYEQUE FERREÑAFE CAÑARIACO CAÑARIACO COPPER 2023 1,600 11,658
24 MOQUEGUA MARISCAL NIETO QUELLAVECO ANGLOAMERICA 2022 4,880 7,027
25 LOS CALATOS MINERA HAMPTON 2022 918
26 HUANCABAMBA RIO BLANCO RIO BLANCO COPPER 2022 2,500 31,804
PIURA
27 SECHURA AMPLIACION BAYOVAR MISKI MAYO 2019 520 8,469
28 PUNO CARABAYA CORANI BEAR CREEK 2020 625 9,720
29 TACNA JORGE BASADRE AMPLIACION TOQUEPALA SOUTHER PERU COOPER CORPORATION 2018 550 1,425
47,237 337,526
Fuente: Boletín del Ministerio de Energía y Minas. MEM, 2017. El número de unidades de agricultura familiar corresponde a las provincias donde se ubican los proyectos
mineros y ha sido calculado en base a los resultados del IV Censo Agropecuario 2012.
28
Afectación de la Salud de los productores agropecuarios.

Diferentes estudios coinciden que la contaminación por metales pesados viene agravando la salud
humana de las poblaciones expuestas a dichos metales principalmente por plomo, cadmio,
arsénico, antimonio, mercurio entre otros. Los casos más graves son las poblaciones de La Oroya –
Concepción (área de influencia de las mineras Doe Run, Volcan y Chinalco) ubicadas en la
cabecera de cuenca del Valle del Mantaro; también la grave situación de salud en Cerro de Pasco
que tiene más del 70% de su población con plomo en sangre y los responsables son las empresas
mineras como Volcán, actualmente Glencore, que no ha cumplido su responsabilidad ambiental.

En los otros casos como en el Espinar, Apurímac, Cajamarca donde la minera se ha intensificado
con mayor fuerza en los últimos años viene agravando la situación de la salud de la población que
tiene altos niveles de plomo en sangre de los niños que superan los estándares de calidad de la
OMS (Pebe, G. 2005).
CUADRO N° 15
Impactos de la minería en la salud

REGIONES NIVELES DE PLOMO CADMIO ARSENICO Y MINERAS


ANTIMONIO RESPONSABLES
El estudio sobre la contaminación ambiental en Los estudios demuestran que la
hogares de La Oroya y Concepción en el Valle del poblaciones están expuesta a la Doe Run – EEUU
Mantaro, demuestran que los niveles de plomo contaminación minera vía aire, Volcan Cia - PERU.
superan 45ug/dL de sangre cuando lo agua, polvo y tierra. Los niveles Chinalco – CHINA
JUNIN recomendable por OMS es de 10ug/dL. Ubicandose de Cadmio son muy elevados
como emergencia médica según la en comparación a otras
CDC.(Universidad San Luis Missouri, 2005) ciudades.
Determinación de Plomo en Sangre en niños y El cadmio, arsénico y antimonio
mujeres gestantes en Cerro de Pasco, (MINSA Y son los elementos tóxicos Volcan Cia – PERU
CENSOPAS 2005) encontró de 15 a 19.9 ug/dl de presentes en la minería y la Buenaventura.
plomo en sangre y algunos como la niña Thais población está expuesta Milpo
PASCO Palma tenía más de 100 ug/dL. En promedio el directamente Aurex.
59.93% de los niños tienen plomo en Sangre
(Universidad de Pisa, 2009)
En 2013, Censopas hizo un estudio en pobladores El estudio de Censopas Minera Tintaya
de Alto Huancané y Huisa (provincia Espinar). Se encontró 95.0 microgramos de Antapaccay.
recogieron 180 muestras de orina en todas se plomo por decilitro de sangre y
detectaron excesos por lo menos en uno de los 129.97 microgramos de Minera Quechua
diecisiete metales analizados, y en 52 casos se arsénico por gramo de
CUSCO hallaron niveles por encima de los parámetros de creatinina en orina. En ambos
la OMS. Los minerales más recurrentes fueron casos, el mínimo permisible es
arsénico y plomo. 20.
Según estudio realizado por INS – 2010 sobre los Según el mismo estudio
niveles de exposición a metales en minera Las señalan que los valores de Minera Las
Bambas – 2010, se encontró cadmio y mercurio en cadmio también superaron los Bambas
APURIMAC orina que se incrementaron significativamente en límites permisibles.
la población del distrito de Chalhuahuacho (2,4 +
0,8 y 2,6 + 0,4), el Progreso (2,6 + 1,1 y 2,9 + 1,3) y
Haquira (3,2 + 1,2 y 2,6 + 0,9) (Astete, 2010)
El Estudio del Centro de Salud Ocupacional y Se analizaron metales pesados Minera
Protección del Medio Ambiente del Ministerio de pero no se informa sobre los Yanacocha
Salud - 2012 determinó la presencia de plomo en la resultados de otros metales.
CAJAMARCA sangre de los pobladores de la provincia
cajamarquina de Hualgayoc, a un nivel superior a
los límites máximos permisibles. El estudio fue
hecho con muestras de 309 personas, incluyendo
niños menores de cinco años, quienes resultaron
siendo los más afectados
Fuente: Elaboración propia en base a estudios.

29
Según la Organización Mundial de la Salud OMS cerca de 1,6 millones de personas en Perú
podrían estar expuestas a suelos contaminados de plomo al residir en zonas próximas a
explotaciones mineras.

Desplazamiento de Pueblos y Comunidades.

La explotación minera es una de las principales causas de desplazamientos de pueblos y familias


en el Perú como el caso de las familias ganaderas en Ancash, Morococha (Junín), Cerro de Pasco,
Fuerabamba (Apurímac) y otros que trabajan la agricultura familiar.

El desplazamiento del pueblo de Morococha y Fuerabamba son un claro ejemplo de cómo se


viene vulnerando los derechos de las personas en el Perú, muchas familias tienen que protegerse
ante el abuso de las mineras, como en el caso de Máxima de Chaupe (Cajamarca) que viene
sufriendo la violación de sus derechos fundamentales por la empresa minera Yanacocha. Bajo
esas condiciones es imposible la convivencia de la agricultura familiar con la minería porque no
solo se afecta la salud de las familias sino también su producción familiar que han sido destruidos
físicamente por trabajadores de la empresa minera Yanacocha.

CUADRO N° 16
Situación de pueblos desplazados por la minería

PUEBLO REGION DESCRIPCION PROYECTOS


DEZPLAZADO MINEROS
Distrito San ANCASH Plan acelerado de reubicación de Proyecto Minero
Marcos poblaciones ganaderas que implicó el Antamina.
desplazamiento de muchas familias para el
asentamiento de la minera Antamina - 1999
Morococha JUNIN Cerca de cinco mil pobladores del distrito de Proyecto minero
Morococha fueron reasentadas sin consulta Toromocho -
a la zona de Carhuacoto – 2010 - 2015 Chinalco
Fuerabamba APURIMAC 1800 pobladores de la comunidad Proyecto minero
campesina de Fuerabamba, distrito de Las Bambas – MMG
Challhuahuacho, provincia Cotabambas fue
desplazado para construir un tajo abierto.
Cerro de Pasco PASCO Más de 70 mil pobladores serian reubicados Unidad Paracsha -
por contaminación minera en Cerro de Volcan Cia minera
Pasco. Existe un Ley aprobada 29293.
Máxima Chaupe CAJAMARCA La minera Yanachocha quiere quitarle su Proyecto minero
terreno ubicado en Tragadero Grande en Conga – Minera
Cajamarca. Yanacocha.
Fuente: Elaboración propia en base a informes 2016

Pobreza y cambios sociales en las zonas mineras

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática (2018), la pobreza en nuestro país


pasó del 20.7% de la población el 2016 al 21.7% el 2017, porcentaje que también se incrementó
en el caso de la población rural de la sierra, donde se concentran la agricultura familiar, pasando
del 47.8 al 48.7, mientras que la extrema pobreza en la sierra rural se mantuvo en 14.9%.

La idea de que la minería contribuye a la reducción de la pobreza, ha sido bastante cuestionada a


la luz que departamentos y provincias característicamente mineros desde hace décadas aún
mantienen niveles altos de pobreza.

De acuerdo a la Red Muqui (2018) las promesas de las empresas mineras transnacionales que las
inversiones mineras van a generar una gran demanda de empleo en las regiones no se han

30
cumplido, pues durante los últimos diez años la minería emplea en promedio sólo alrededor del
1% de la mano de obra regional en forma directa. Igualmente, la esperanza que la actividad
minera iba a dinamizar el desarrollo rural tampoco se han cumplido, siendo altas las cifras de
pobreza especialmente de la población y las comunidades.

Es más algunos estudios sugieren que la presencia de la actividad minera sería un aspecto
negativo para los hogares en las zonas rurales. Como señala Pozo y Pucarmayta (2015), en base a
un estudio sobre una muestra de 18,041 hogares rurales, existe evidencia que la minería y la
agricultura serían actividades económicas excluyentes entre sí dentro de un mismo espacio
territorial en el Perú En ese sentido los hogares rurales más expuestos a la minería tienen en
promedio menores niveles de producción agrícola y de acumulación de animales mayores, que los
hogares de control que no se encuentran próximos a las actividades mineras, encontrando que
tanto el cambio en el uso de la tierra (menor disponibilidad de tierra para la agricultura en
distritos mineros) como una reducción en la oferta laboral agropecuaria serían mecanismos de
transmisión para explicar el impacto negativo de la minería en la agricultura.

La minería también tiene incidencia en la organización social local y comunal, presentando junto a
una mayor disponibilidad de recursos municipales casos de corrupción e incidiendo en la
generación de problemas sociales al interior de las comunidades y en sus conocimientos
ancestrales. Los pueblos indígenas han preservado por generaciones un rico patrimonio de
conocimientos, formas artísticas y tradiciones religiosas y culturales. Asimismo, los pueblos
indígenas han promovido la agricultura familiar por el mismo hecho de descender de poblaciones
que habitan un territorio, ellos también conservan sus propias instituciones sociales, económicas,
culturales y políticas lo que significa conocimientos tradicionales acumulados, tal como lo
reconocen los expertos.

Cambios culturales han ocurrido por la presencia de empresas mineras que se ubican en los
territorios de los pueblos originarios incidiendo directamente en la vida de las familias que viven
en áreas de influencia minera.

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