Procesos de pensamiento

Para que el alumno logre construir sus esquemas de conocimiento,

fundamentales para alcanzar el aprendizaje significativo, es necesario que
conozca y controle sus procesos básicos de pensamiento. Una manera de lograr
esto es a través del método de procesos (Sánchez, 1991).

Si es cierto que existen varios autores que han trabajado con procesos
cognitivos y han escrito sobre ellos, Margarita Amestoy de Sánchez es una
autora venezolana que ha operacionalizado los procesos cognitivos, relatando
paso a paso lo que se debe hacer para llevar a cabo cada uno de ellos. En
efecto, el método de procesos propuesto por Sánchez (1991) sugiere dirigir la
atención sobre la actividad mental para así poder regular las reacciones
emocionales y racionales y lograr optimizarlas. Este método tiene como objetivo
“definir los esquemas de pensamiento mediante una cuidadosa revisión, usar los
esquemas de pensamiento en forma natural y espontánea mediante la práctica
consciente, sistemática y deliberada, y transferir los esquemas de pensamiento
en una diversidad de situaciones.” (Cázares, 1999, p. 33).

La base del pensamiento sigue una secuencia que comienza con el

procedimiento, pasando por el proceso cognitivo, llegando hasta el desarrollo de
la habilidad a través de la práctica. Así se ve cómo cada vez que se tiene un
pensamiento, se pasa por estos tres componentes del proceso cognitivo.
Cázares (1999), define al proceso como un operador del conocimiento que
actúa sobre los contenidos para generar nuevos conocimientos o para facilitar la
adquisición, uso y almacenamiento de la información. El procedimiento, en
cambio, es una serie de pasos que debemos seguir de manera sistemática para
permitir que el proceso se lleve a cabo. Así, se abre el espacio para la utilización
deliberada y controlada de los procesos cognitivos y se contribuye a desarrollar
habilidades de pensamiento.

Sánchez (1991) establece que los procesos de pensamiento se pueden

clasificar en procesos básicos, solución de problemas, pensamiento creativo y
toma de decisiones. Según Sánchez (1991) los tres últimos requieren para su
ejecución, la verificación de los procesos básicos. Se han seleccionado algunos
de ellos, con fines pedagógicos. Así, los procesos cognitivos que tienen como
propósito operar un plan, tomar un curso de acción o llevar a la práctica un
procedimiento específico son los que se denominan procesos básicos y son la
observación, comparación, relación, clasificación, clasificación jerárquica,
análisis, síntesis y evaluación (Sánchez, 1991; Cázares, 1999).

Observación
La observación es la habilidad del pensamiento más elemental, es la base
de todas las demás habilidades que tiene o puede desarrollar una persona. La
observación consiste en un proceso de identificación permanente que hace el

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individuo a través de sus sentidos y como producto de su interacción con su
ambiente. La identificación que se hace al observar puede llevarse a cabo a
nivel concreto, cuando se está en contacto con el objeto, y a nivel abstracto
cuando se toman las características del objeto y se transforman en una imagen
o representación mental (Sánchez, 1991).

Comparación y relación

Sánchez (1991), trata los procesos de comparación y relación juntos,

como una continuación uno del otro. La comparación consiste en establecer
semejanzas y diferencias entre las características de dos objetos o situaciones,
identificadas de manera independiente. En sí, la comparación busca identificar
variable por variable las características que hacen a los entes comparados,
semejantes o diferentes entre sí.

La relación, por otro lado, consiste en profundizar un poco más la

comparación, ya que en este proceso se toman pares de características de una
misma variable, tomados de la comparación, y se conectan estableciendo un
nexo entre ellas.

Por otro lado la clasificación, según Sánchez (1991), es el proceso mental

que permite agrupar conjuntos de objetos en categorías llamadas clases y
establecer categorías conceptuales. Cuando el individuo clasifica debe dividir el
conjunto de elementos en subconjuntos llamados clases, tomando en cuenta un
criterio que le permita separar estos elementos en dichas clases.

Ordenamiento

El ordenamiento, por su parte, es el proceso que consiste en organizar un

conjunto de objetos en secuencia, mediante una variable ordenable (Sánchez,
1991). Estos objetos pueden organizarse en una secuencia progresiva, creciente
o decreciente.

Clasificación jerárquica

La clasificación jerárquica, derivada de los procesos de clasificación y

ordenamiento, consiste en realizar una estructura de árbol organizada por
niveles y ramas. “En cada nivel se ubican las clases correspondientes a una
misma variable o criterio de clasificación y en cada rama se distribuyen los
elementos de la jerarquía, de lo general a lo particular o viceversa.” (Sánchez,
1991, p. 368). Este tipo de clasificación permite establecer relaciones entre las
clases de cada nivel y las clases y subclases de cada rama de la jerarquía.
Análisis y síntesis

El análisis, que es uno de los procesos cognitivos básicos más conocidos,

consiste en dividir, de manera sistemática y organizada, un todo o situaciones

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complejas en otras más simples, ya sean partes, cualidades, funciones, usos,
relaciones, operaciones o estructuras.

Unido al proceso de análisis, funciona el de síntesis, que consiste en

integrar elementos, relaciones, propiedades o partes para formar entidades o
totalidades nuevas y significativas. El proceso de síntesis, se da entonces
después del análisis, ya que necesita que el todo esté descompuesto en partes
para poder reintegrar estas partes y concretar un todo con significado nuevo.

Evaluación

La evaluación es el último y más complejo de los procesos cognitivos

básicos, consiste en emitir un juicio de valor sobre un criterio establecido y a su
vez se separa en dos procesos diferenciados: la evaluación interna y la
evaluación externa. La interna determina discrepancias entre una situación
deseada o un modelo ideal y una situación observada. La externa consiste en
comparar dos objetos o situaciones mediante criterios que surgen de las
expectativas de las personas interesadas o de los objetivos de la evaluación,
ambos criterios externos (Sánchez, 1991).

A medida que se va avanzando en la secuencia del los procesos

cognitivos básicos, éstos se van haciendo más complejos, llegando los
posteriores a incluir a los anteriores, ya que los procesos cognitivos tienen la
cualidad de ser procesos secuenciales en complejidad e inclusivos, dándose que
los más complejos abarcan a los más sencillos de realizar. Es decir, por ejemplo,
para llevar a cabo el proceso de análisis generalmente se necesita primero
observar, comparar, relacionar y clasificar la información para poder llegar a
analizarla.

Sánchez (1991) plantea que si la persona desarrolla los hábitos, a través

del uso consciente de los procesos, se puede lograr la automatización y la
aplicación espontánea de los mismos, es decir el desarrollo de la habilidad de
pensamiento en el individuo. No obstante es necesaria la realización intencional
de transferencia, es por ello que se incorporan dos aspectos importantes: la
metacognición, mecanismo interno de regulación de los procesos de
pensamiento, y el metacurriculum, que favorece el pensamiento propio de las
distintas áreas del saber y que influye en la cognición.

Rubí