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La buena fe en la historia del Derecho Romano distingue dos etapas en las que
tiene significados diferentes, la etapa clásica y la post-clásica. En la primera la
buena fe se predica principalmente en las buenas acciones o juicios, y sirve
para distinguir entre estos con aquellos otros llamados de derecho estricto, de
suerte que la buena fe es fundamentalmente una cualidad que tienen ciertos
juicios y que comporta un determinado modo o método de juicio. En la
segunda, la buena fe se predica como una cualidad de los contratos o bien se
sustantiviza, convirtiéndose en un principio jurídico del cual derivan reglas o
prescripciones de carácter imperativo; el principio de buena fe comienza a
entenderse en esta etapa posclásica como un principio rector de la conducta.
Son dos concepciones diferentes del mismo principio de buena fe (entendido
como método de juicio, la otra como regla de conducta), no necesariamente
opuestas o contradictorias, si bien cada una tiene su propio contenido y sus
peculiares consecuencias.
Al celebrarse los doscientos años del Código Civil francés que sirvió de
fuente para nuestra legislación, en donde aparece adecuado hacer algunas
reflexiones sobre una de sus normas de principio, en el caso venezolano como
es la norma contenida en el artículo 1.160 del código civil de 1982, que obliga
a las partes de un contrato a cumplir de buena fe con las obligaciones
convenidas. Esta norma se erige hoy como un principio fundamental del
Derecho de los contratos, considerándose de orden público y por tanto
inderogable. Es preciso reconocer, no obstante, que el concepto buena fe es
más fácil de percibir, e intuir, que de explicar. Es por eso quizás por lo que
durante mucho tiempo no se le daba mucho contenido a este deber
considerado insoslayable. Es por ello fundamental, pero a la vez parecía
conceptualmente impenetrable y sin mucho contenido práctico. Pero una
cautelosa y lenta evolución de la doctrina y de la jurisprudencia de muchos
países seguidores y herederos de ese texto histórico, han venido llenando de
diverso colorido a la norma que se presentaba algo desviada.
TIPOS DE CONTRATOS
Dentro de la variedad de contratos mercantiles los más nombrados son los
siguientes;
Contratos de Compañía (mas comúnmente, “de Sociedad”)
Contrato de Compañía o sociedad Mercantil surge cuando una o más personas
(físicas o jurídicas) mediante un contrato se obligan a realizar aportes para
constituir el capital social, que luego serán los bienes con los que se realizará
la actividad comercial organizada, en la que sus socios aceptan participar tanto
en las ganancias, como en las pérdidas que derivan de dicha actividad.
Según el Código de Comercio:
“un contrato en que dos o más personas estipulan poner algo en común con la
mira de repartir entre sí los beneficios que de ello provengan“ o también
que "Es la unión de dos o más personas (físicas o morales) de acuerdo a la ley,
que aportan algo en común para un fin determinado, obligándose mutuamente
a rendirse cuentas".
Contrato de Agencia
una persona física o jurídica (el agente) asume de forma estable y permanente
el encargo, en nombre y por cuenta de otro y a cambio de una retribución, de
promover y concluir contratos como intermediario independiente, sin asumir
por ello, salvo pacto en contrario, el riesgo y ventura de dichas operaciones.
Contrato de transporte
Una de las partes se obliga para con la otra, a cambio de un precio, a conducir
de un lugar a otro, por determinado medio y en plazo fijado, personas o cosas
y a entregar éstas al destinatario. Se perfecciona por el acuerdo de las partes y
se prueba conforme a las reglas legales. Como ejemplo tenemos: Las empresas
de domicilios motorizadas. Copetrán y Avianca.
Tiene lugar entre el expeditor o remitente, que da la orden de transporte, el
empresario que se encarga de hacerlo efectuar en su nombre y por cuenta de
otro, o bien entre uno de ellos y el porteador que se encarga de efectuarlo.
Contrato de seguros
Es el acuerdo por el cual una de las partes, el asegurador, se obliga a resarcir
de un daño o a pagar una suma de dinero a la otra parte, tomador, al verificarse
la eventualidad prevista en el contrato, a cambio del pago de un precio,
denominado prima, por el tomador.
Afianzamiento mercantil
Consiste en que una persona se obliga a pagar o a cumplir por un tercero, en el
caso de que éste no lo haga, es decir aunque el fiador no sea comerciante, si
tiene por objeto asegurar el cumplimiento de una obligación mercantil.
Por otra parte, decir que el vendedor no está obligado a entregar la cosa si no
recibe el dinero, siempre que no se haya pactado un plazo para el pago del
precio.
Este derecho se configura como un derecho de retención de la mercancía y
está en el art. 1466 C.Civil.
En ambos casos, los gastos de depósito correrán por cuenta del comprador
salvo que el retraso o demora sean imputables al vendedor.
6.3. Arbitraje
Es un proceso en el cual se trata de resolver extrajudicialmente las diferencias
que surjan en las relaciones entre dos o más partes, quienes acuerden la
intervención de un tercero (arbitro o tribunal arbitral) para que los resuelva.
Convenio Arbitral
Es el acuerdo voluntario entre las partes para solucionar sus diferencias, que
surgen de una relación contractual o no contractual que sean o no, metería de
un proceso judicial, sujeta a requisitos generales establecidos en la legislación
civil para la validez de los contratos.
El objeto del convenio arbitral debe ser lícito y posible. La ley de arbitraje ha
regulado las materias susceptibles de someterse a arbitraje, como son las
materias determinadas o determinables sobre la que las partes tengan la libre
disposición; exceptuándose las cuestiones que versen sobre el estado o
capacidad civil de las personas, ni las relativas a bienes o derechos de los
incapaces, sin la previa autorización judicial. Aquellas sobre las que ha
recaído resolución judicial firme, salvo las consecuencias patrimoniales
provenientes de su ejecución.
En cuanto se refiere a las partes del proceso; las que interesan al orden
público, o que versen sobre delitos o faltas; sin embargo, cabe arbitrarse
respecto a la cuantía de la responsabilidad civil, cuando no ha sido fijada en
resolución judicial firme.
En una palabra no son competentes los árbitros en las que esté interesado el
orden público.
Cuando existe un convenio arbitral, ya no es competente el juez en lo
jurisdiccional, debiendo declinar su avocación. Si el convenio es anterior evita
el proceso judicial, que pueda promoverse y si fuera celebrado estando
pendiente un trámite judicial, produce el efecto de extinguirlo (Art. 1 ley
26572).
Por otro lado, el common law tradicional es muy reacio a incorporar reglas
generales en su ordenamiento jurídico, porque éste se estructura, a la inversa,
sobre la base de los casos concretos; y específicamente sobre la buena fe, un
fallo inglés de 1992, expresa lo siguiente: “El concepto de un deber de
negociar de buena fe es inherentemente repugnante a la posición de partes
adversarias-contrarias, envueltas en negociaciones.
Tomamos a los dos primeros porque los derechos nacionales regulan también
a los contratos internacionales cuando opera el mecanismo de elección de ley;
a la Convención de Viena, porque regula el principal de los contratos del
comercio internacional; y a los Principios de Unidroit porque constituyen una
verdadera codificación de prácticas y de convicciones doctrinarias relativas a
la contratación internacional.
PREPARADO POR:
C.I.Nº 8214631
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C.I.Nº