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10 características de un líder digital y cómo permearlas en su empresa

Lluís Soldevila, consultor y formador en actitudes de alto rendimiento, y experto en


liderazgo digital, en una entrevista exclusiva le explica a Dinero qué es un líder
digital y cómo llevar una compañía a la transformación real desde el talento.

El liderazgo digital es lo necesario hoy en día para llevar a cabo con éxito
la transformación digital de las empresas.

El español Lluís Soldevila, ingeniero informático de profesión, empezó su carrera en


el año 95 trabajando en el Deutsche Bank en proyectos tecnológicos.

Con el tiempo entendió que para hacer funcionar los proyectos de


transformación digital hay que transformar primero a las personas, volverlas
líderes digitales. Ahora es consultor y formador, con un par de charlas en TED que
lo posicionan como uno de los grandes expertos en la materia.

“Hoy en día pienso que para transformar digitalmente una empresa, no solo
tenemos que quedarnos en hacer una muy buena gestión de la tecnología, sino que
tenemos que cuidar mucho a las personas”, comenta el experto.

Lea también: “Muchas compañías no tienen idea de lo que realmente está por
suceder”: Philip Evans

Su teoría es que si la empresa se enfoca unicamente en transformar los procesos y


se basa solo en transformar aptitudes, se quedará solo en un movimiento horizontal.
Pero si la empresa quiere un movimiento de altura, una transformación
potente, “la altitud llega con la actitud”.

Pero, ¿qué significa cuidar a las personas?

Significa que si las personas tienen herramientas tecnológicas pero no se les


enseña a hacer las cosas de una forma diferente, van a seguir haciendo lo
mismo, más rápido quizá, pero no van a cambiar, no van a innovar.

“Los de una cierta generación somos analógicos, pero hoy en día, tenemos
herramientas tecnológicas que nos permiten transformar los procesos”, admite
Soldevila.

Y explica que lo analógico no es “si la tecnología es analógica o digital”, sino el


mindset o la mentalidad. “La gente analógica sigue viviendo en su mundo, haciendo
las cosas como se han hecho siempre y utilizando lo digital para hacerlo más rápido
o más barato. Eso no es transformación digital”.

No se pierda: Habla la colombiana que manda en Google Latinoamérica


Por tanto, para poder hacer una transformación digital, hay que formar líderes
digitales, lo cual, aclara el experto, no significa tener directivos o managers
digitales. “Todos tenemos que ser líderes”.

Y entonces, ¿cómo transformar una persona que está pensando de forma


análoga en un líder digital?

Como todo en formación, “hay que convencer de las ventajas del contenido que
le quieres enseñar”, explica Soldevila.

“Yo estoy en el mundo de la motivación y vivo de convencer a la gente que la actitud


nos puede llevar a ser la mejor versión de nosotros mismos. Pero en motivación, o
quieres que te motiven o yo no te voy a motivar”, añade.

Lea también: Cinco libros para afianzar el liderazgo

En la formación, en ese sentido pasa lo mismo. “Me tengo que convecer de que
siendo digital mi vida va a ser mejor”.

Una vez convencido lo ideal es formar. ¿Cuándo se acaba la formación? Jamás.

Un reto generacional

Hoy en día, en las compañías conviven entre 3 y 4 generaciones: Z, Y, X y Baby


Boomers. Esto podría constituir un reto para la transformación digital de las
compañías pues unas generaciones tienen la experiencia pero no las
habilidades digitales y viceversa.

Soldevila considera que esto provoca miedo en las generaciones mayores. Por eso
es importante recalcar a los jóvenes que deben empatizar con ellos y enseñarles
que ellos tienen mucho que aportar.

“Hay que juntar los dos mundos y ahí está la riqueza. En la experiencia y en
la velocidad”. Pero juntar los dos mundos y hacer que los dos empaticen es un
proceso que depende de las dos partes.

En conclusión, las generaciones más jóvenes son muy rápidas pero se debe
empatizar con las mayores porque ellos conocen mejor el negocio, tienen más
experiencia y han fracasado más veces (lo cual es muy importante).

Por eso la gestión del talento es tan importante en este proceso, ya que las
generaciones que vienen ya están formadas, tecnológicamente hablando,
pero la capacidad de empatizar no tiene nada que ver con la tecnología.

Le recomendamos: La estrategia de desarrollo de talento: ¿en manos de los


directivos?
El experto reitera que “las aptitudes algunos las van a aprender con formación,
algunos las van a traer de casa, pero, ¿quién los va a juntar, quién va a hacer que
eso sea un equipo de alto rendimiento? Temas actitudinales y la gestión del talento
se debe basar en actitudes”.

Y sentencia que es más fácil, enseñar conocimientos a alguien con una buena
actitud, que enseñar actitud a alguien con muchos conocimientos.

Por último, estas son las 10 características y componentes de un líder digital,


según Lluís Soldevila (y solo la primera tiene que ver con tecnología):

1. Digibetización: Es una palabra inventada por el experto y es prima de la


alfabetización. Hace muchos años a nadie se le ocurría ser analfabeto,
teníamos que alfabetizarnos. ¿Alguien pensaba en sobrevivir siendo
analfabeto? Pues no, era obligatorio aprender a leer. Hoy en día lo necesario
es la alfabetización de lo digital, independientemente de la edad que se
tenga.

2. Visión: En un entorno cambiante, lo único que no cambia es la visión, es a


lo que se ciñe la empresa, son sus cimientos. En un mundo Vuca (por sus
siglas en inglés, es un término militar que nació con los atentados del 11 de
septiembre y significa volátil, incierto, complejo y ambiguo) la visión es lo
único que sirve de guiar.

3. Espíritu emprendedor: Dentro de la empresa se le llama


intraemprendeduría. Este término ya no es de arriba debajo de la compañía,
todos los miembros deben ser intraemprendedores y tener nuevas ideas. Es
un nuevo concepto liderazgo que ya no es autocrático, sino que debe
permear en toda la empresa.

4. Autoconocimiento: No todos pueden ser buenos en todo. Hay que


conocerse para ver en dónde realmente se puede ser bueno y ahí brillar.
Según Soldevila, hay gente que cuando se autoanaliza se dedica a mitigar
sus puntos flacos, pero esto no funciona, ni lleva a la mejor versión de sí
mismo. Esto se consigue cuando se hace un ejercicio de autoconocimiento y
la persona se focaliza en sus puntos fuertes o talentos.

5. Agilidad: Si todo cambia rápido hay que ser ágiles. Por ejemplo, decisiones
de impacto corto, inversiones pequeñas, interacción con el cliente o
prototipos deben estar a la orden del día.

6. Presencia: Es necesario entender y tener muy claro que las redes sociales
son necesarias como medio para formar y para informar.

7. Comunicación digital: La manera de comunicar es totalmente diferente en


el mundo digital, es más rápido, es más informal.
8. Formación constante: En este punto, el experto acude al término
norteamericano “Long Life Learning”, que implica que los líderes digitales no
deben parar de aprender.

9. Cuidar a la gente: Hay que educar y potenciar a la gente. Trabajar con la


gente. La gente es clave en los equipos, no la tecnología.

10. Trabajar en red: Ya no debe estar el concepto de organización vertical, sino


de red. Son organizaciones pequeñas, ágiles y en forma de red. Las
empresas ya no deberían tener una estructura gigante con todas las
capacidades, porque lo que se busca es agilidad. “Al final, si estamos
conectados, la inteligencia y el valor que aportamos no es el valor único, ni
la suma de valores, sino que es exponencial”, concluye Soldevila.

 Los 24 derechos de las personas que manejan mejor la asertividad

Esta será una de las 10 habilidades que más pesará al momento de postularse
para un mejor empleo, a la escasa vuelta de 2 años. Le contamos de qué se trata
y por qué es tan importante dominarla.

 5 reglas de oro de la comunicación que no se deben olvidar, por más tecnología


que haya
 Seis claves para usar la comunicación no verbal en el trabajo
 ¿Pueden trabajar juntas la Inteligencia Artificial y la Inteligencia Humana?

Con muchísima frecuencia nos cuesta encontrar el momento y la forma para


decirle a un jefe, al compañero sentimental al amigo o a un subordinado lo
que pensamos o lo que esperamos de ellos.

Lo anterior obedece a la falta de asertividad, una fuente principal de frustración en


las comunicaciones humanas. Cuando nos enfrentamos a situaciones en las que
es imprescindible manifestar nuestra posición, recurrimos a formas de
expresión excesivamente agresivas o sumisas que acaban por afectar
nuestra autoestima.

Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se diferencia y se sitúa en


un punto intermedio entre las dos conductas polares: la agresividad y la sumisa (o
no-asertividad). Suele definirse como un comportamiento comunicacional
maduro en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras
personas, sino que expresa sus convicciones y defiende sus derechos.

Le tenemos: 5 reglas de oro de la comunicación que no se deben olvidar, por más


tecnología que haya
Es una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada,
cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros
legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un
estado interior de auto confianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de
la ansiedad, la culpa o la ira.

La asertividad permite decir lo que uno piensa y actuar en consecuencia, haciendo


lo que se considera más apropiado para uno mismo, defendiendo los propios
derechos, intereses o necesidades sin agredir u ofender a nadie, ni permitir ser
agredido u ofendido y evitando situaciones que causen ansiedad.

Es una actitud intermedia entre una actitud pasiva o inhibida y otra actitud agresiva
frente a otras personas, que además de reflejarse en el lenguaje hablado se
manifiesta en el lenguaje no verbal, como en la postura corporal, en los ademanes
o gestos del cuerpo, en la expresión facial, y en la voz.

Una persona asertiva suele ser tolerante, acepta los errores, propone
soluciones factibles sin ira, se encuentra segura de sí misma y frena
pacíficamente a las personas que les atacan verbalmente. La asertividad impide
que seamos manipulados por los demás en cualquier aspecto y es un factor
decisivo en la conservación y el aumento de nuestra autoestima, además de
valorar y respetar a los demás recíprocamente.

Esta conducta asertiva nos permite insistir en nuestros deseos sin caer en trampas
verbales o artimañas manipuladoras del interlocutor y sin dejarnos desviar del
tema que nos importa, hasta lograr nuestro objetivo.

Le tenemos: Cinco personalidades que encaminan al éxito

La frase “Promueve lo que te encanta, en vez de atacar lo que no te gusta. Sé


asertivo”, resume lo que realmente se acerca a la asertividad. Además esta será
una de las 10 habilidades que más peso tendrá en unos dos años para conseguir
un nuevo empleo o escalar dentro de una compañía.

Siempre nos hemos enfocado en desarrollar habilidades técnicas y le hemos


dados más importancia a títulos profesionales a la hora de contratar a alguien que
analizar si una persona realmente tiene inteligencia emocional o se ha
interesado en desarrollar nuevas habilidades blandas.

Cómo mentor en formación recomiendo que nos esforcemos en estudiar y


desarrollar esta habilidad que ayuda no solo a reforzar el autoestima sino además
ayuda a solucionar matrimonios, amistades, negocios y relaciones familiares. La
asertividad parte de la idea de que todo ser humano tiene ciertos derechos aquí
mencionamos algunos, una recopilación de información de algunos autores y
textos:
 1. Derecho a ser tratado con respeto y dignidad.
 2. En ocasiones, derecho a ser el primero.
 3. Derecho a equivocarse y a hacerse responsable de sus propios errores.
 4. Derecho a tener sus propios valores, opiniones y creencias.
 5. Derecho a tener sus propias necesidades y que éstas sean tan
importantes como las de los demás.
 6. Derecho a experimentar y a expresar los propios sentimientos y
emociones, haciéndose responsable de ellos.
 7. Derecho a cambiar de opinión, idea o línea de acción.
 8. Derecho a protestar cuando se es tratado de una manera injusta.
 9. Derecho a cambiar lo que no nos es satisfactorio.
 10. Derecho a detenerse y pensar antes de actuar.
 11. Derecho a pedir lo que se quiere.
 12. Derecho a ser independiente.
 13. Derecho a superarse, aun superando a los demás. (Castanyer:
1996:48)
 14. Derecho a que se le reconozca un trabajo bien hecho.
 15. Derecho a decidir qué hacer con el propio cuerpo, tiempo y
propiedades.
 16. Derecho a hacer menos de lo que humanamente se es capaz de hacer.
 17. Derecho a ignorar los consejos de los demás.
 18. Derecho a rechazar peticiones sin sentirse culpable o egoísta.
 19. Derecho a estar solo aun cuando otras personas deseen nuestra
compañía.
 20. Derecho a no justificarse ante los demás.
 21. Derecho a decidir si uno quiere o no responsabilizarse de los problemas
de otros.
 22. Derecho a no anticiparse a las necesidades y deseos de los demás.
 23. Derecho a no estar pendiente de la buena voluntad de los demás.
 24. Derecho a elegir entre responder o no hacerlo.

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