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EL DIFICIL ARTE DE MATERIALIZAR IDEAS

Siete características de las personas que materializan ideas


El otro día estaba contándole a una amiga un proyecto que había ideado
unos días antes.
Al llegar al final de la explicación, me dijo: “Está muy bien, pero para
eso hará falta mucho dinero, y además tendrías que hacerte un nombre
antes de que la gente sepa de tu existencia”…
En ese momento percibí la diferencia que existe entre las personas que
materializan ideas (por muy locas que puedan parecer) y las que,
simplemente, las abandonan antes de que puedan haber tomado forma.
Ésa es la primera actitud de la lista de características que identifican a los
atrevidos, a los soñadores y a los que arriesgan.

Siete características de las personas que materializan ideas

1.- No anticipan dificultades, y por tanto no se rinden ante lo que sólo

son imaginaciones
Es evidente que las dificultades a la hora de desarrollar una idea
llegarán tarde o temprano (igual que aparecen en cualquier ámbito de
nuestra vida); no obstante, dejarnos amilanar por ellas en una primera
fase del proyecto no sirve más que para cortarnos las alas y
desmotivarnos en la creación de algo nuevo.
En un primer momento es saludable adoptar la actitud del “ya
llegará”; también con los problemas y las dificultades.
Si no, corremos el riesgo de obsesionarnos con aquello que todavía no
ha pasado y amedrentarnos sin ni siquiera habernos aventurado.
Además, los problemas suelen ser mayores cuando los imaginamos que
cuando nos metemos de lleno con ellos, pues es entonces cuando
ponemos en marcha una actitud resolutiva que no aparecía en la
anticipación de la dificultad.
2.- No censuran ideas nada más tenerlas, sino que dejan salir su parte

soñadora para desarrollarlas al máximo.


En general, estamos tan acostumbrados a atrincherarnos tras el “eso
sería demasiado difícil / costoso” que nuestra mente ha aprendido a
desechar las ideas creativas antes, incluso, de considerarlas
someramente.
Las personas que materializan ideas han roto ese bucle de auto-
desaprobación siendo conscientes, en algún momento, de que estaban
teniendo una idea creativa, y alimentándola.
En lugar de ver las dificultades en el primer momento, las personas que
desarrollan proyectos han dado rienda suelta a su parte soñadora para
que añadiera color, matices y adornos a la idea primigenia, logrando de
este modo enriquecerla y hacerla única.
Y es precisamente esa personalización de la idea lo que hace que estas
personas se entusiasmen con la misma, queriéndola un poco más cada
día que pasa y llegando a verla como a una especie de hijo propio.
Este amor hacia la propia idea imposibilita que sea abandonada ante las
dificultades (reales o imaginarias).

3.- Ante las dificultades reales perseveran, flexibilizan y buscan

soluciones creativas.
Como acabamos de decir, los malos momentos son inevitables en
cualquier empresa vital. Lo más cómodo ante ellos es, claro, rendirnos
y dejar que el tiempo u otras personas decidan en nuestro lugar.
No obstante, si verdaderamente creemos en nuestro objetivo y nos
apasiona lo suficiente, generaremos soluciones que considerábamos
inimaginables.
Las personas que materializan ideas han aprovechado los baches del
camino para fortalecerse y poner en marcha recursos y valores que
quizá tenían dormidos.
De este modo, las resoluciones de los problemas siempre les abren
nuevas vías de acción y les muestran posibilidades hasta entonces
desconocidas.
4.- En lugar de dejarse intimidar por las críticas, las aprovechan para

mejorar sus ideas.


Si no nos posicionamos lo suficiente y no defendemos nuestra visión, es
fácil que ante la mínima crítica decidamos abandonar.
Está claro que nunca podremos agradar a todo el mundo y que habrá
mucha gente que no apruebe nuestra idea, e incluso que lanzarán
comentarios malintencionados contra nuestra diana.
Por otra parte, aparecerán aquellos que quieran lo mejor para nosotros e
intenten hacernos ver, con críticas constructivas, dónde se sitúan los
puntos flacos de nuestro proyecto.
Las personas que materializan ideas aprovechan cualquier tipo de
crítica (mal o bienintencionada) para repensar su realidad y reflexionar
acerca de aspectos que podrían habérseles escapado, o que quizá no
habían analizado desde un prisma diferente.
Toda crítica puede ser siempre transformada en un punto a nuestro
favor.

5.- Tienen una visión y una misión muy bien definidas.


Las personas que materializan ideas poseen una imagen clara y
específica del mundo que quieren conseguir, o sea, tienen una visión
del entorno perfecto al que quieren contribuir.
¿Y cómo hacerlo? Mediante una misión, es decir, un gran
objetivo vital que guiará todos los pequeños y medianos objetivos que
se vayan marcando durante el camino.
Por ejemplo, la visión un profesor de instituto podría ser un mundo en
el que todas las personas se relacionaran desde el respeto, la aceptación
y la honestidad; por tanto, para llegar a esa imagen adoptará la misión
de mostrar a los demás, mediante su propio ejemplo y a través de la
enseñanza, que todos podemos poner en práctica esos valores y ser más
felices con ellos.
Las personas que materializan ideas saben adónde quieren llegar y qué
es lo que van a hacer para conseguirlo.
Al tener una brújula tan potente que guía sus pasos, es más sencillo
permanecer firmes en sus propósitos y no desfallecer a la primera de
cambio.
Un objetivo ambicioso (la misión) es la base para mantenernos
motivados y en constante inspiración.

6.- Mantienen el entusiasmo aunque las circunstancias, el entorno y

los mensajes que reciben de él no sean favorecedores.


Si miramos a nuestro alrededor nos daremos cuenta de que siempre
podemos encontrar una excusa para abandonar nuestros proyectos.
Por si fuera poco, en esta época de crisis los mensajes negativos que
provienen del entorno se multiplican, por lo que podemos sentirnos
muy tentados a tirar la toalla.
Las personas que materializan ideas aprenden a poner una señal de
“prohibido el paso” cada vez que uno de esos mensajes intenta colarse
en su antena parabólica.
Se dan cuenta de que, muchas veces, quienes lanzan esos mensajes son,
precisamente, quienes no se han atrevido a desarrollar sus propias ideas
e intentan, así, impedir que otros pisen por terrenos vírgenes y llenos de
promesas.
La filosofía que conquista la mente de las personas creativas es aquello
de “que otros no lo hayan conseguido no significa que yo no pueda
lograrlo”.
Mentiría si dijera que esta creencia es fácil de adoptar; la mayoría
estamos habituados a buscar la experiencia en el ejemplo de los demás,
aunque éste no nos favorezca.
Sin embargo, cada día que pasa sin haber sustituido nuestro desfasado
disco duro por uno que nos sea más útil es un día más que perdemos la
oportunidad de desplegar toda nuestra creatividad.

7.- No quieren hacer las cosas “bien” o “perfectas”; simplemente

quieren hacerlas.
Nos han enseñado que cometer errores es de torpes... así que hemos
aprendido a perseguir siempre la perfección.
"Para no hacerlo bien, no lo hago": ¿Cuántas veces nos habremos dicho
eso a lo largo de nuestra vida? ¿Cuántas ideas habrán muerto sin apenas
germinar en la mente de sus creadores debido a esta creencia?

No estamos obligados a hacer las cosas perfectas. Ni siquiera estamos


obligados a hacerlas "bien" (¿y qué significa "bien"?).
La única actitud que nos va a llevar a la creatividad y a sorprendernos a
nosotros mismos es, simplemente, querer hacer las cosas. Ni "bien" ni
perfectas. Sólo hacerlas.
Las personas que materializan ideas se toman el acto creativo como un
juego y se ponen en la piel de los niños que fueron para experimentar
cientos de mini-mundos rebosantes de riqueza.
Una gran maestra mía me dijo hace poco que las ideas, mientras están
en nuestra mente, no son peligrosas.
Por tanto, atrevámonos a desarrollar mentalmente nuestros proyectos
más descabellados y ambiciosos; a elevar sus posibilidades a la máxima
potencia; a enriquecerlos con detalles directamente llegados desde
nuestra parte soñadora…
Sólo así conseguiremos crear algo distinto y que nos entusiasme lo
suficiente como para madurarlo a pesar de las dificultades, de las críticas,
de los mensajes externos y de las circunstancias.
Empieza a adoptar la mentalidad de las personas que materializan ideas y
date cuenta de que entras en un bucle creativo en el que te verás
sorprendido por ideas magníficas sin parar.

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