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La prueba es el eje transversal del proceso. En realidad, si hay una razón por la cual
existe un proceso, es porque existe un derecho a la prueba. Siendo pues la prueba el
motor que permite el avance del proceso para la consecución de sus fines, y en el
entendido de que todo proceso debe respetar sus propios principios, surge la
necesidad de delimitar la validez en cuanto a la obtención de esos medios de
información que pretenden ser sometido a la cognición judicial. Al respecto, Carmelo
Borrego sostiene lo siguiente: “En teoría el proceso penal constituye una de las
garantías del Estado de Derecho para el establecimiento de la responsabilidad criminal
mediante la comprobación de un delito. Dentro de ese marco, la materia probatoria es
la columna vertebral del enjuiciamiento penal”.
La Prueba, según el jurista venezolano Roberto Delgado Salazar, es: “Lo que sirve
para producir en las partes y en el juez convencimiento sobre la veracidad o falsedad
de los hechos que son materia de un proceso y, por consiguiente, para sustentar las
decisiones judiciales”.
El proceso penal versa sobre hechos pasados, los cuales deben ser reconstruidos en
el marco de un juicio oral y público, dicha labor de infraestructura racional debe ser
realizada por el juez influenciado por una mínima actividad probatoria que desvirtué la
inocencia del acusado. Ahora, para la obtención de esos datos de información que se
denominan elementos de convicción y que serán a la postre el germen de la prueba,
debe existir limitaciones en su colección. Existe un gran dique de contención de
arbitrariedades, revestido de un conjunto de garantías procesales que impiden que se
vean afectados de forma injusta los derechos fundamentales de los sometidos a un
proceso penal.
Es así, como nuestro legislador ha previsto en el artículo 181 del Código Orgánico
Procesal Penal, lo siguiente: “Los elementos de convicción sólo tendrán valor si han
sido obtenidos por un medio lícito e incorporados al proceso conforme a las
disposiciones de este Código.
Es nula toda prueba que se haya obtenido de una forma ilícita, cercenando libertades y
derechos fundamentales, porque como ya se señaló anteriormente, si bien existe el
derecho de probar e incluso el fin del proceso penal es la búsqueda de la verdad, no
puede justificarse en un Estado de Derecho, la aplicación del popular refrán “El fin
justifica los medios”.
Se puede decir entonces que la tortura es el empleo de medios violentos para doblegar
la voluntad de una persona y sustraer sin su consentimiento cierta información. Es
totalmente inaceptable, que un elemento de convicción que se haya obtenido a través
de este medio tenga algún valor en el proceso penal, ya que vulnera derechos
fundamentales y humanos de todo individuo que sea objeto de ello.
Por otra parte, no importa que la tortura no se constituya en una agresión o violencia
física, por cuanto puede tratarse de medios violentos psicológicos dirigidos a doblegar,
constreñir o minimizar la voluntad del individuo, con el fin de sustraerle una
determinada información. Esto nos lleva a observar, que, por ejemplo, la utilización de
la hipnosis; el suministro de cualquier sustancia química que doblegue la voluntad del
individuo (Droga de la verdad), generaría de igual manera la nulidad de esa información
y por ende no estaría permitida su utilización en proceso alguno.
señala la licitud que deberá tener la prueba para que sea viable usarla en un proceso
penal, en donde la misma no deberá ser obtenida por medio de coacción, engaño,
maltrato ni amenazas y su obtención no debe atentar en lo absoluto los derechos
fundamentales inherentes en el ser humano.
Establece que a excepción de lo que expresamente señale como prohibido la ley, todos
los hechos y circunstancias se podrán probar siempre y cuando éstas sean de interés
para la solución justa y correcta del caso y que para que un medio de prueba sea
admitido, éste debe ser útil para el esclarecimiento de las interrogantes que aún existan
en el caso, del mismo modo el Tribunal de la causa puede prescindir de una prueba
cuando ésta solo acredite un hecho que ya de por si es notorio.
En caso de que ambas partes estén de acuerdo con algún hecho que se pretendiera
demostrar con pruebas, éstos pueden solicitar estipulaciones con respecto a dicha
prueba para que se evite su presentación en el juicio, dicha estipulación tiene que estar
presente en el auto de apertura, para que así las partes puedan usarlo sin necesidad
de incorporar el medio de prueba
Todas las diligencias probatorias que por razones de necesidad o urgencia y con el
objeto de asegurar sus resultas se practica su evacuación en cualquiera de las etapas
anteriores al Juicio Oral, se le denomina Prueba todas las diligencias probatorias que
por razones de necesidad o urgencia y con el objeto de asegurar sus resultas se
practica su evacuación en cualquiera de las etapas anteriores al Juicio Oral, se le
denomina Prueba Anticipada, por ende, el artículo es una especie de protección para
dicha prueba, puesto que esto ocurre cuando por obstáculos difíciles de superar
impiden que esta prueba sea presentada en el juicio oral pero que la misma debe ser
considerada como acto definitivo
Artículo 326 “NUEVAS PRUEBAS POSTERIORES A LA AUDIENCIA PRELIMINAR”
Este artículo se refiere a la promoción de pruebas en el debate oral y público, pero solo
aquellas que no fueron promovidas oportunamente por las partes, por desconocer su
existencia para el momento de la celebración de la audiencia preliminar
ACTIVIDAD PROBATORIA
Facilitador: Integrantes: