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Desde catastróficas reacciones en cadena podrían llevarnos hacia un cambio climático peligroso,
hasta efectos de enfriamiento que equilibran el calentamiento global, las retroalimentaciones
climáticas son un área importante de investigación para los científicos.
Esto sucede cuando un cambio en nuestro clima causa un impacto que lo modifica aún más: un
efecto en cadena que retroalimenta nuestro clima. Puede haber retroalimentaciones negativas y
positivas:
Hay algunas retroalimentaciones positivas potencialmente muy serias que podrían aumentar
significativamente el calentamiento de la superficie, empujando a la Tierra hacia un cambio
climático peligroso. Sin embargo, no se conoce lo suficiente sobre todos los tipos de
retroalimentaciones, es por eso que los científicos del clima están trabajando arduamente para
entender cómo funcionan y cuáles podrían ser sus implicaciones.
Cuanto más entendemos sobre ello, más confianza podemos tener en las proyecciones climáticas
para el futuro. Mientras mejores sean éstas, mejor podremos entender el alcance del cambio
climático y prepararnos para él.
A medida que el aire se calienta, aumenta la cantidad de humedad. Nuestra atmósfera se está
calentando debido al incremento de los GEI y, como resultado, contiene más vapor de agua. Este es
un potente gas de efecto invernadero: cuando está en la atmósfera, el vapor de agua ayuda a la
Tierra a conservar más energía proveniente de la superficie de la Tierra, después de ser calentada
por el Sol. Por lo tanto, un clima más cálido significa más vapor de agua, lo que a su vez calienta
aún más la superficie, un proceso de retroalimentación positiva clásico.
El albedo es la cantidad de luz reflejada por una superficie, esto es muy importante en la ciencia del
clima. Una superficie con un alto albedo, como la nieve o la arena, reflejarán más luz solar hacia el
espacio. Cuanto menor es el albedo, más energía y calor se absorben.
Por cada tonelada de dióxido de carbono (CO2) emitida a la atmósfera, en un año, aproximadamente
la mitad será absorbida por el océano y la tierra (e.g. A través de árboles y plantas).
Este importante proceso ayuda a enmascarar el verdadero alcance de nuestras emisiones de CO2,
pero podría verse afectado por el cambio climático. Cualquier cambio podría tener un gran impacto
en el futuro de nuestro clima si continuamos emitiendo grandes cantidades de CO2.
1. Océanos
A medida que el océano absorbe CO2, se vuelve más ácido, reduciendo la cantidad de CO2
que puede continuar absorbiendo.
A medida que la temperatura del océano aumenta esto reduce su capacidad de absorber
CO2.
2. Superficie terrestre
Retroalimentación negativa del clima a medida que la temperatura aumenta, las áreas en las
que los árboles pueden crecer se extenderán hacia el norte a latitudes más altas. Los árboles
nuevos absorberán CO2 y disminuirá su concentración en la atmósfera.
Retroalimentación positiva alrededor de las zonas tropicales. A medida que la temperaturas
aumenta, los suelos, las plantas y los árboles en estas áreas se estresarán más, liberando
potencialmente enormes cantidades de carbono que almacenan e incluso amenazando el
futuro de áreas importantes como la selva amazónica.
En general, estos cambios podrían reducir drásticamente la retroalimentación negativa del ciclo del
carbono, potencialmente retirando el beneficio actual que nos ofrece. Estos procesos se han
introducido en modelos climáticos durante la última década. A medida que entendemos más sobre
cómo funcionan, su importancia está llegando a la vanguardia de cómo vemos el cambio climático.
Las retroalimentaciones del ciclo del carbono terrestre se incluyeron en las proyecciones para el
clima del Reino Unido en el UKCP09 y los modelos que incluyen los procesos se usarán
ampliamente en la próxima evaluación climática internacional del IPCC.
La forma en que el cambio climático afecta las nubes puede generar una retroalimentación positiva
o negativa. La gran pregunta científica, que se ha estado investigando durante más de una década,
es ¿cómo responden las nubes a un cambio en la cantidad de CO2 atmosférico?
Ahora hay cierto consenso sobre la reducción de las nubes estratocúmulos en un clima cálido, lo
que lleva a una retroalimentación positiva neta.
También estamos viendo el efecto sobre las nubes altas, como cirrus. Estas tienen un pequeño
efecto global de calentamiento en el clima. Reflejan la luz solar de la misma manera que los
estratocúmulos, pero tienen un efecto más poderoso, como una manta, lo que ayuda a regresar una
mayor cantidad de la energía que irradia desde la superficie de la Tierra. Como tal, los aumentos en
los cirros aumentan la temperatura, mientras que las disminuciones lo enfriarán, lo contrario de los
estratocúmulos.
Hay mucha investigación en esta área y los avances en su comprensión nos permitirán mejorar
nuestra confianza en las proyecciones climáticas.
Estos son potencialmente un gran problema que podría cambiar toda nuestra comprensión del
cambio climático, pero es muy incierto. Hay grandes almacenes de metano encerrados en las
profundidades del océano. Sabemos que la estabilidad de estas reservas depende de la temperatura.
A medida que los océanos se calientan, es posible que este equilibrio se altere y liberando así estos
depósitos, lo que sería muy grave. El metano es más de 20 veces más potente (desde la perspectiva
de su potencial de calentamiento) que el CO2 como un gas de efecto invernadero.
Hay alguna evidencia que sugiere que se remonta a un período histórico muy largo (millones de
años), la liberación de estos depósitos de metano puede haber jugado un papel importante en
cambios abruptos y severos en el clima pasado. Cuán cerca estamos de ese posible umbral es una
pregunta abierta.
Metano permafrost (retroalimentación positiva)
Este es un gran signo de interrogación pero también potencialmente un gran problema. Hay suelos
muy ricos en materia orgánica en ciertas partes del mundo. A latitudes más altas, estos están
congelados por el permafrost, y esos gases de efecto invernadero están efectivamente encerrados.
Cuando el suelo se derrite debido al aumento de la temperatura, estos gases podrían liberarse como
CO2 o metano a la atmósfera. Por el momento, no sabemos qué cantidad de CO2 se almacena o en
qué medida se liberaría cuando el suelo se descongele.
Estas son dos preguntas clave, y tenemos que encontrar cómo resolverlas a escala global en un
modelo climático antes de que este efecto pueda incluirse en nuestras proyecciones. En los
próximos cinco años esperamos saber lo suficiente sobre este proceso para comenzar a incluir sus
efectos.
Sin embargo, a medida que nos alejamos del clima actual, nos exponemos a más riesgos sobre estas
incógnitas. Incluso solo teniendo en cuenta las retroalimentaciones climáticas de las que somos
conscientes ahora, representan un gran incentivo para que reduzcamos rápidamente nuestras
emisiones de gases de efecto invernadero a fin de mantener el aumento de la temperatura global al
mínimo.