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Este artículo postula como tesis la función del ahormante de la colonialidad. Constituye
una función discursiva propia del género crónicas históricas y de Indias en el contexto del
Renacimiento español, cuyo marco de significación es la difusión de la ideología imperial
española desde mediados del siglo XV hasta finales del siglo XVI. Es decir, desde que los
Reyes Católicos emprenden la conquista de Granada (1482-1492) hasta el periodo en
que el imperio, según convención histórica, alcanza su máxima expansión, 1580-1640.
Se examinará su funcionamiento en la narrativa histórica sobre la Rebelión de las
Alpujarras. Este conflicto tuvo lugar en España entre los años 1568 y 1571 bajo el reinado
de Felipe II. El casus belli fue la resistencia morisca a la Pragmática Sanción de 1567 que
imponía su aculturación fundamentada en el discurso dogmático del integrismo católico
de la época que funcionaba en clave política para afianzar la cohesión social del reino.
Conflicto calificado por henry Kamen como la guerra más salvaje del siglo.
Se analizará su funcionamiento en: “Historia de la Rebelión y Castigo de los Moriscos
del Reino de Granada” de Luis del Mármol Caravajal, esto es, la focalización discursiva de
los moriscos en el texto mediante el análisis de discurso operado desde una hermenéutica
decolonial. Como consecuencia del procedimiento anterior se establecerá la ideología que
subyace a todo el texto.
La metodología empleada es el análisis de discurso y la hermenéutica decolonial.
Palabras clave: rebelión, Granada, narrativas historiográficas, alteridad,moriscos,
ideología, guerra santa.
This article postulates as a thesis the function of the colonial saver. It constitutes a
discursive function of the historical and Indian chronicles genre in the context of the
Spanish Renaissance, whose framework of significance is the diffusion of the Spanish
imperial ideology from the mid-fifteenth century to the late sixteenth century. That is, since
the Catholic Monarchs began the conquest of Granada (1482-1492) until the period when
the empire, according to historical convention, reaches its maximum expansion, 1580-
1640. Its operation will be examined in the historical narrative about the Alpujarras
Rebellion. This conflict took place in Spain between 1568 and 1571 under the reign of
Philip II. The casus belli was the Moorish resistance to the Pragmatic Sanction of 1567
that imposed its acculturation based on the dogmatic discourse of Catholic
fundamentalism of the time that functioned in a political key to strengthen the social
cohesion of the kingdom. Conflict qualified by Henry Kamen as the wildest war of the
century.
Its operation will be analyzed in: “History of the Rebellion and Punishment of the
Moriscos of the Kingdom of Granada” by Luis del Mármol Caravajal, that is, the discursive
focus of the Moriscos in the text through the analysis of discourse operated from a
decolonial hermeneutic. As a consequence of the previous procedure, the ideology that
underlies the entire text will be established.
The methodology used is discourse analysis and decolonial hermeneutics.
Keywords: rebellion, Granada, historiographic narratives, alterity, Moors, ideology, holy
war.
“(…) y dueños de Roma y la espada de César, nos declaramos los dueños del mundo.
Sin embargo, nuestra conquista no ha acabado aún, está todavía en su etapa inicial, falta
mucho para verla concluida: la tierra ha de sufrir aún durante mucho tiempo”. Fiodor
Dostoiesvki “El gran Inquisidor”.
Morisco equivale a moruno, y no a moro. Nació como adjetivo: ropa morisca, costumbre morisca; es
decir, propia de moros; de esos moros que había aquí antes y ahora están ahí enfrente. La distinción no es
baladí, sino que expresa a la perfección el modo en que España tomó por sustantivo un adjetivo. Y, al
expulsar a los moriscos, creyó desustantivarse al extirparse un adjetivo. ¿Por qué lo hizo -renegar de Al
Ándalus?. Probablemente, por mero desconocimiento de la realidad continuista de la historia. También
porque podía hacerlo; porque podía permitirse renegar. Como el licenciado que reniega d ellos estudios que
lo convirtieron en tal. De nuevo: ¿por qué lo hizo -expulsar a los moriscos, y a los judíos?. Quienes saben
más, plantean sesudas razones de Estado homogéneo, (...) . (González Ferrín, 2007: 518).
Debemos reservar el nombre de significación para una tercera dimensión de la proposición: se trata esta
vez de la relación de las palabras con conceptos universales o generales y de las relaciones sintácticas con
implicaciones en ese concepto. Desde el punto de vista de la significación, consideraremos siempre los
elementos de la proposiciones como “significando” implicaciones de conceptos que pueden remitir a otras
proposiciones, capaces de servir de premisas de las primeras. La significación se define por este orden de
implicación conceptual en el que la proposición considerada no interviene sino como elemento de una
“demostración”, en el sentido más general del término, sea como premisa, sea como conclusión.”
Las narrativas históricas sobre las minorías musulmanas focalizan tres episodios: en
primer término, la guerra de Granada, (1568-1570), la guerra más cruel del siglo, según
el historiador Henry Kamen, la conversión forzosa de los granadinos (1500-1501), y por
último, la expulsión de los moriscos de la península (1609-1610). Caro Baroja valora la
labor historiográfica de Hurtado de Mendoza por encima de la de Mármol Caravajal:
Frente a su obra, la de Luis del Mármol Caravajal (150?-1600?), publicada en 1600 y escrita antes,
resulta humilde de porte. Algunos han defendido la tesis de que este escritor y soldado la escribió como
encargo, para deshacer el efecto que producía la lectura, en copias manuscritas y casi clandestinas, de la
obra de Don Diego, que no salió impresa hasta 1627. No hay pruebas de ello. Lo que es evidente es que
Mármol no pudo observar las cosas desde el ángulo superior que las veía aquel, aunque dice esto es es
bien significativo con relación a las disposiciones que ocasionaron el levantamiento: “Verdaderamente fue
cosa determinada de arriba para desarraigar de aquella tierra la nación morisca”. (Baroja, Julio Caro,
1976: 260-261).
La cita de Baroja expresa una de las causas que generaron la rebelión y no es
inverosímil pensar en la veracidad de la afirmación de Mármol dada su posición
preeminente en las instituciones del reino. Sin embargo, considerar la rebelión morisca
como artificial y exclusivamente producida desde el estamento cortesano es otro modo de
subestimación de una población que había sufrido una presión y vigilancia constantes.
Pero además de consignar el casus belli, la obra de Mármol Caravajal expresa la tensión
permanente que representaba la comunidad morisca para la élite gubernamental; y el
modo en que sus intelectuales orgánicos formulan dicha tensión. Para A. Domínguez Ortiz
y B. Vicent en su “Historia de los moriscos. Vida y tragedia de una minoría marginada”
constituye el historiador más relevante de la Guerra granadina por su minuciosidad
descriptiva de los múltiples aspectos abordados. Sin embargo, su escrupulosidad
historiográfica expresa la versión oficial de los hechos; la defensa de la actuación de
Felipe II y la consideración despectiva de los moriscos como “moros” que no se han
integrado en la religión católica y que han perdido la lealtad debida al rey. En este
aspecto, su discurso es el discurso de la corona. Para Mármol, los mudéjares insurrectos
en 1501 ya habían elegido el camino de la confrontación con el poder real y con la iglesia
debido a la fidelidad a sus costumbres: esto es principalmente a su religión y su lengua.
Por tanto, para la perspectiva sesgada de Mármol, la integración fue imposible. En línea
con lo anterior, el historiador construye su narración como una apología de la política de
los Austrias, enmarcado en un sentido providencialista del estado y de la sociedad en el
que se une la política real con los designios divinos. En contraposición, los moriscos
rebeldes son herejes, infieles, impiadosos, falsarios desde la perspectiva ahormativa del
narrador quien apoyará cada decisión real de represión cultural y física.
(…) y desta manera, habiendo sido la mudanza de aquel reino el quicio sobre el que toda España dió la
vuelta, y héchose la guerra por la religión y por la fe, el premio de los trabajos y de tanta sangre cristiana
como en ella se derramó, fue desterrar la nación morisca que había quedado en él.
(…) Harto más debes, Granada, a estos católicos príncipes que a los que edificaron tus primeros
fundamentos; que no han sido mayores los trabajos bélicos que has padecido que la paz cristiana de que al
presente gozas mediante felice gobierno del cristianísimo rey don Felipe, su biznieto, que extirpando la
herejía, que había quedado en los corazones de os nuevamente convertidos de moros en tu reino, te ha
dejado en nuestros tiempos al cristianísimo rey don Felipe, su hijo, libre y desembarazada de aquella
nación, para que mejor te goces con el pueblo cristiano. Dios, por su misericordia, que tanto bien y merced
te ha hecho guarde, ampare y defienda tan esclarecido príncipe, y tu noble y virtuosa república conserve”.
(2/Ibídem, 2004: 271).
noble y virtuosa república conserve”. La significación del fragmento se inicia con dos adjetivos;
más bien, dos “subjetivemas” en la terminología del análisis del discurso; puesto que
constituyen marcas de la subjetividad de la enunciación; la función ahormativa no solo
determina la selección del repertorio léxico posible, sino que determina además, como en
este ejemplo, su colocación en el contexto oracional; en este sentido, la anteposición de
los calificativos en posición absoluta pues abren el discurso, enfatiza su sentido no solo
respecto del sustantivo al que acompañan sino en relación con el desarrollo oracional
posterior. De modo que en este caso, el narrador vuelve a invertir los términos de la
realidad histórica en función del contenido que necesita comunicar: ya no son los
moriscos quienes habían perdido la libertad de su cultura, religión, lengua, vestimenta en
sucesivas pragmáticas, sino es la ciudad de Granada la que yacía esclavizada bajo su
dominio más imaginario que real; formulado, como se ve, en razón de un imperativo de
sentido en la construcción discursiva antes que atendiendo a la realidad constatable en
los cronistas coetáneos. Su colofón representa un poder bifronte encargado de la
preservación de la ciudad: atendiendo a la jerarquía: Dios y el rey: el primero ya ha
obrado dado que “(…) tanto bien y merced te ha hecho (...)” este sintagma coordinado
que desdobla para enfatizar la acción divina en “bien” y” merced” concordados con un
verbo en perfecto que refiere por supuesto a la derrota morisca; por lo que se reitera la
idea que antes que humana, la derrota de los moriscos es opera dei. Mientras que la
función del rey es la de ejecutor de ese poder divino: por este motivo el rey es
“esclarecido” en este contexto, el término no significa “ilustre” o “famoso” sino “iluminado”
en razón de su etimología latina. Con sentido metafórico, “iluminado” por la luz divina, es
decir, que ha entendido la función que Dios le ha concedido como protector de las
instituciones de la ciudad.
Por otra parte, la correlación en el empleo de las fórmulas verbales es consecuencia
del proceso de ahormación; en la primera parte, por su naturaleza narrativa, predominan
las formas de pasado; en tanto que la ideología del discurso reactualiza la formulación de
su temporalidad dado que en relación con la afirmación de la deuda de la ciudad, la
narración cesa y se articula el uso del presente como presente de estado, atemporal
focalizando la condición deudora de la ciudad. Así, en este contraste entre lo sucedido
ideologizado y el presente condicionado por la deuda; se resalta la obligación de la
ciudad, tornándose para el lector en un imperativo.
Cuando los Reyes Católicos hubieron ganado la ciudad de Granada y los lugares de aquel reino,
algunos prelados y otras personas religiosas les pidieron con mucha instancia que, pues nuestro Señor les
había hecho tan señaladas mercedes en darle una victoria como aquella, como celosos de su honra y gloria,
diesen orden en que se persiguiese con mucho calor en desterrar el nombre y seta de Mahoma de toda
España, mandando que los moros rendidos que quisiesen quedar se bautizasen, y los que no quisiesen
bautizarse vendiesen sus haciendas y se fuesen a Berbería. (…) Porque era cierto que jamás los naturales
del tenían paz y amor con los cristianos, ni perseverarían en lealtad con los reyes, mientras conservasen los
ritos y cerimonias de la seta de Mahoma, que les obligaba a ser crueles enemigos del nombre cristiano” . (3/
Ibídem, 2004: 59).
5. Conclusiones