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EL IMPACTO DE LA NUTRICIÓN Y LA ACTIVIDAD EN LA FUNCIÓN COGNITIVA Y EL RENDIMIENTO
ACADÉMICO©
2016
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1. Introducción
El cerebro humano representa entre el 0.8% y 2% del peso corporal total. Sin embargo, su consumo
de energía, en forma de oxígeno y glucosa, en relación al resto del cuerpo equivale al 20%. El papel
cognitivo ha sido ampliamente documentado en la literatura científica, sobre todo, el efecto de los
déficits nutricionales. A medida que la dieta occidental y el sedentarismo se han instalado en todas
las sociedades, ha empezado a crecer el interés por conocer cómo el consumo de grasas saturadas
y azúcares refinados (Gómez-Pinilla 2008; Kanoski y Davidson 2011) y la inactividad física (Hillman,
Erickson et al. 2009; Gómez-Pinilla y Hillman 2013) interfieren en los procesos fisiológicos de los
La segunda sección de este documento analiza la evidencia más reciente sobre el impacto
aprendizaje. La sección tercera revisa la literatura que documenta el efecto de este tipo de dieta
sobre diversas medidas del rendimiento académico. La cuarta sección está dedicada a examinar el
impacto del ejercicio y el sedentarismo en la función cognitiva, seguido del efecto sobre medidas
de rendimiento académico (sección quinta). Como no podía ser de otro modo, cerramos el capítulo
sexta).
peor rendimiento cognitivo en todos los grupos de edad, incluidos niños y adolescentes. Estos
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macronutrientes debilitan la plasticidad sináptica y la neurogénesis en estructuras fundamentales
del cerebro, como el hipocampo y la corteza prefrontal medial, alterando los procesos de
aprendizaje y memoria. Además, la exposición a alimentos de alta densidad energética reduce los
niveles hipocampales de factor neurotrófico derivado del cerebro (FNDC), una proteína que
alteraciones de la función cerebral, por ejemplo, niveles anormalmente elevados de citoquinas pro-
inflamatorias (p.e. TNF-α, PCR, IL-6, IL-1β) y mayor exposición a estrés oxidativo. Se han
paso de nutrientes y péptidos específicos hacia las estructuras cerebrales relacionadas con la
También se han descrito efectos indirectos del consumo excesivo de azúcares simples y
por una ingesta excesiva de azúcares simples, reduce los niveles de FNDC hipocampal y atrofia las
terminaciones dendríticas (Stranahan, Norman et al. 2008). Mientras que niveles séricos
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Estudio Longitudinal Avondale de Padres e Hijos (ALSPAC por sus siglas en inglés) mostró que las
prácticas alimentarias no saludables en los primeros 24 meses de la vida tienen una asociación
Golley et al. 2013). Del mismo modo, en niños de Nueva Zelanda, Theodore, Thompson et al. (2009)
hallaron una relación positiva entre las capacidades cognitivas a los 7 años y los patrones dietarios
a los 3.5 años. Finalmente, en Australia el estudio de cohorte Raine mostró que los niños que
tuvieron una dieta acorde a las guías alimentarias durante los primeros tres años de vida obtuvieron
mejores resultados en pruebas que evaluaban habilidades verbales no verbales a los 10 años
Si la exposición permanente a grasas saturadas y azúcares simples tiene un efecto sostenido sobre
las funciones de memoria y aprendizaje, tarde o temprano esto interferirá en la capacidad de niños
adolescencia y adolescencia, lo que refuerza la idea de un efecto a largo plazo de la nutrición sobre
la capacidad cognitiva (Feinstein, Sabates et al. 2008). Sigfúsdóttir, Kristjánsson et al. (2007) y
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Noruega, Øverby, Lüdemann et al. (2013) documentaron que la ingesta excesiva de alimentos que
son parte de una dieta no saludable aumentó el riesgo de dificultades académicas en matemáticas
En Chile, hay estudios que muestran que los niños en edad escolar que consumen alimentos
comparación con los estudiantes que consumen colaciones saludables. Al margen del sexo, nivel
colación está muy extendido en los estudiantes chilenos. Hay una exposición permanente a un gran
número de alimentos no saludables, por lo que la colación representa una parte considerable de la
ingesta energética diaria. La mayoría suele comprar alimentos en el kiosco de su colegio todos los
chilenos de nivel socioeconómico medio-bajo y bajo, confirmaron que hay una relación positiva
entre la calidad de la dieta a los 16 años y la nota promedio al egresar de la enseñanza media, al
margen del estado nutricional, el sexo, y el nivel educativo de la madre. Lo mismo se pudo observar
(Correa, Burrows et al. 2016). En estos mismos adolescentes se observó, además, que la calidad
media y a rendir las pruebas de acceso a la universidad (Correa, Rodríguez et al. 2016).
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Otros estudios han examinado el impacto de la dieta sobre otras variables que inciden en
mostró que el consumo de dulces y chocolates de 4-6 veces por semana aumenta el riesgo a tener
problemas disciplinarios un 81% y el consumo de bebidas azucaradas de 1-3 veces por semana lo
aumenta un 73%. Mientras que el consumo pescado de 1-3 veces por semana y de frutas al menos
dos veces al día redujo dicho riesgo (Øverby y Høigaard 2012). Siempre en Escandinavia, otro
verduras al menos tres veces por semana se correlacionó a mejoras en la autoestima y a una mejor
conducta dentro del aula. En cambio, el consumo excesivo de alimentos como papas fritas,
aspectos (Lien, Lien, et al. 2006). En EEUU, la ingesta diaria de gaseosas azucaradas se asoció a un
Otros trabajos han abordado este tema analizando el efecto protector que tiene el
consumo de alimentos específicos sobre el rendimiento académico. Por ejemplo, la ingesta diaria
básica (MacLellan, Taylor et al. 2008). El consumo diario de frutas y bayas ricas en antioxidantes
(p.e. frutillas, moras y arándanos) se relacionó con mejores resultados académicos en adolescentes
noruegos, independiente del estado nutricional (Stea y Torstveit 2014). Lo mismo se observó en
estudiantes suecos que consumían pescados con elevado contenido de ácidos grasos omega-3 (p.e.
sardinas, salmón, atún y jurel), al menos dos veces por semana (Kim, Winkvist et al. 2010).
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4. Actividad física, aprendizaje y memoria
Las técnicas de neuroimagen (RNM, RNMf y TAC, entre otras) han permitido mostrar en humanos
lo que ya se ha había observado en estudios en animales en relación a los efectos del ejercicio sobre
la función cognitiva. El aumento de la actividad y aptitud física se han asociado con incrementos
del flujo sanguíneo y oxigenación cerebral, lo que se correlaciona con un mayor volumen del
largo plazo (PLP) (Chaddock, Erickson et al. 2010; Gomez-Pinilla y Hillman 2013), un proceso que
blanca en la corteza prefrontal (Chaddock, Pontifex et al. 2011), que se asocia a un mejor control
Hay al menos tres vías por las que el ejercicio contribuiría a mejorar la consolidación de la
exposición crónica al ejercicio, al margen de la edad (Chaddock, Erickson et al. 2010). Segundo, el
ejercicio crea un entorno favorable para la PLP, que se caracteriza por ser una forma de plasticidad
sináptica que implica el desarrollo de nuevas sinapsis y una mayor funcionalidad de las sinapsis ya
post-sinápticas en las neuronas del giro dentado y de las capas de interneuronas gabaérgicas CA1
y CA3 (Gomez-Pinilla y Hillman 2013). Diferentes métodos para medir las funciones de memoria y
las puntuaciones en estas tareas se correlacionan bien con un mejor rendimiento del hipocampo.
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Por último, la exposición crónica al ejercicio aumenta las concentraciones hipocampales de
factores neuroprotectores (FNDC) y otros factores de crecimiento (p.e. IGF-1, NFG y FGF-2) que
memoria, aunque más complejas, funcionan como el músculo esquelético. Es decir, para mejorar
la función (esto es, aumento de la memoria y el aprendizaje), los periodos de estimulación deben ir
grupos de edad, incluso, en funciones que son dominio de la corteza prefrontal. En adolescentes
españoles del estudio AVENA se ha documentado una asociación positiva entre las habilidades
trabajo y la flexibilidad cognitiva (Syväoja H, Tammelin et al. 2014). En preadolescentes del estado
La evidencia anterior ha llevado a varios autores a dar un paso adelante y examinar la asociación de
la actividad física con el rendimiento académico. Una de las principales conclusiones de estos
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estudios es que más horas de actividad física no pone en riesgo el rendimiento de los estudiantes y
pruebas SIMCE de Lenguaje, Matemáticas y Ciencias Naturales, comparado con estudiantes que
destinaban 1.5 horas semanales a este tipo de actividad física (Burrows, Correa et al. 2014; Correa,
Burrows et al. 2014). Bass, Brown et al. (2013) y Rauner, Walters et al. (2013) observaron que
adolescentes de EEUU con mejor condición cardiorespiratoria, evaluada a través del programa
intervención confirman el efecto positivo del ejercicio en los resultados académicos descritos por
Hay trabajos que se han interesado por estudiar la relación entre actividad física y otras
variables académicas que trascienden el ámbito estricto de las calificaciones. La mayoría se han
realizado en países con elevado nivel de desarrollo o que destinan importantes recursos a políticas
sociales a través de los llamados Estados del Bienestar. Un estudio en 7,000 adolescentes de
Finlandia de ambos sexos, con edades comprendidas entre los 15 y 16 años, encontró que los
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adolescentes físicamente más activos eran significativa y doblemente más propensos a tener
planes futuros incluyendo planes de acceso a la educación superior que los adolescentes inactivos
(Kantomaa , Tammelin et al. 2010). En Alemania, un estudio longitudinal con datos de la Encuesta
de actividades deportivas al menos tres veces por semana aumentaban al doble la probabilidad de
estudios superiores (Hawkins y Mulkey 2005). Otro trabajo en adolescentes de EEUU, de niveles
evaluada en 8° básico estaba asociada a una mejor percepción del colegio como un elemento
importante para el futuro, a mayores niveles de autoestima, y a una mayor capacidad para hacer
resiliencia tres años después cuando los participantes cursaban 3° medio (Fredricks y Eccles 2008).
estilos de vida inactivos. En Francia, un estudio transversal en adolescentes de 13 años observó que
el riesgo de manifestar intenciones de abandonar el sistema escolar a los 16 años (Chau y Baumann
de edad. Se observó que el 74% de los sujetos mostraron incrementos en el tiempo destinado a
este tipo de actividades de gasto mínimo y el 37% eran participantes que habían mostrado una
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6. Implicaciones para la promoción de estilos de vida saludables
relación entre estilos de vida saludable y rendimiento académico en la mejora de las estrategias de
promoción de salud, ya que por diversas razones el rendimiento académico genera un mayor
interés que la salud a largo plazo (Centers for Disease Control and Prevention 2009, 2013). El
rendimiento académico refleja las expectativas de los padres respecto al lugar donde quieren
insertar a sus hijos en la jerarquía social. Por lo tanto, es un concepto altamente valorado. El
Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) de 2012 mostró que los
adolescentes chilenos de 15 años rinden muy por debajo del promedio de la Organización para la
International Students Assessment 2014). Por otra parte, entre un tercio y la mitad de los
estudiantes chilenos está en la categoría de rendimiento inferior en estos contenidos, muy por
encima de las tasas promedio de la organización (20%). El mismo estudio muestra que una
proporción sustancial de los padres chilenos (80%) espera que sus hijos obtengan un título
universitario. Sin embargo, entre los estudiantes que no logran alcanzar el nivel básico de
En adolescentes chilenos, los hábitos de ingesta alimentaria y actividad física están muy
que si bien sólo el 7% de los adolescentes de 14-18 años tiene una dieta considerada poco saludable,
el 90% requiere cambios en la composición de la dieta. La misma encuesta informa que los
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refrescos azucarados y un menor consumo de frutas y verduras respecto a otros grupos de edad de
la población chilena. Por otro lado, la Encuesta Global de Salud Escolar 2013 muestra que el
porcentaje de alumnos que destina una hora al día a la práctica de ejercicio cada día de la semana
es inferior al 15% (Ministerio de Salud 2014). Estos datos coinciden con los que informa la prueba
SIMCE de Educación Física. La evaluación aplicada a estudiantes de 8° básico en 2012 reveló que
un 92% de los adolescentes presenta deficiencias en los aspectos estructurales de la condición física
datos sugieren que los niños y jóvenes chilenos podrían estar teniendo dificultades para expresar
Por último, lejos de estigmatizar ciertos alimentos, estos hallazgos debieran ser vistos
como una ventana de oportunidad para impulsar el desarrollo de productos alimentarios reducidos
en grasas saturadas y azúcares refinados y ricos en aquellos nutrientes que favorecen la función
que se produzca si hay una oferta amplia, atractiva y asequible de alimentos saludables, que
además puedan favorecer el bienestar de las personas incluso más allá de la nutrición.-
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